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La llave misteriosa

Para Mauricio aquella tarde fue


inolvidable, eran cerca de las siete de la noche, estaba lloviendo y las
gotas golpeaban su ventana con ritmo y fuerza tales que acompañaban
la conversación que tenía con su mamá.

Eugenia, la mamá de Mauricio, le hablaba sobre algunas colecciones de


objetos que tenía desde que era niña, entre ellos algunos álbumes de
estampas, monedas, tarjetas de teléfono público y objetos diversos
como una llave de color dorado que se había encontrado en un baúl de
sus abuelos.

A Mauricio le ganó la curiosidad y pidió ver los objetos. Estaba


interesado en todos, pero más en la llave misteriosa. Eugenia fue hasta
su vestidor y sacó una caja de madera en donde junto con algunos
anillos, collares y otros artículos se encontraba la llave. Su mamá le
advirtió que esa llave no era útil para abrir ninguna puerta, que solo era
un objeto de la suerte. Eugenia se la regaló y le dijo que esperaba que le
acompañara siempre.

Mauricio se puso feliz y desatendiendo las recomendaciones de su


mamá, de inmediato trató de abrir el baúl de la abuela, la puerta del
armario de papá y la del cuarto de los cachivaches. Pero la llave no abrió
ningún lugar.

Fue cuando Mauricio recordó lo que su mamá le dijo y la puso en su


llavero como un objeto de la suerte que le acompañaría en la vida.
Cuando Mauricio terminó la secundaria con excelentes calificaciones
pensó que la llave le había ayudado con ese logro. Lo mismo ocurrió en
su graduación de Preparatoria y Universidad en la que obtuvo Mención
Honorífica y todo el jurado y público lo felicitaron.

En una ocasión, cuando Mauricio ya era todo un hombre, fue a un


balneario y dejó sus pertenencias en un gabinete como todos los demás.
Al regresar la puerta estaba abierta y sin candado, le habían robado sus
pertenencias, entre ellas su llavero y por supuesto la llave de la suerte.

Mauricio pensaba
que sin la llave dejaría de tener éxitos como en el pasado, sin embargo,
ocurrió todo lo contrario, siguió ampliando su círculo de amistades,
incrementó sus relaciones en el trabajo y continuó escalando puestos
hasta convertirse en el Director General de la empresa en la que trabaja.

De esta forma Mauricio se dio cuenta de que la llave tan solo era un
amuleto y que las razones de sus éxitos eran la disciplina, la constancia
y la perseverancia que había puesto a todo lo que hacía.

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