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su aficion desmedida a la violacion

y el incesto. O el de Bernarda Alba,


que quería tano tanto a sus hijas
que las sometio aun confinamieDto
tal que lo del coronavirus al lado
parece una broma. «La familia es
un nido de perversiones», dijo Si
mone d¹ Beauvoir, y a muchos les
parecera que exagera, pero en Su
defensa diremos que ejemplos no
faltan.
En las diferentes mitologías los
hay a montones. Medea mato a sus
hijos para vngarse de Jason; Cro
nos se comio los suyos para que
no le hicieran competencia. En
cuanto al amor enre hermanos,
Caín mato aAbel, Romulo a Remo,
Seth a Osiris. Los çuentos y leyen
das populares estan llenos de his
torias similares: parricidios, matrici
dios, fratricidios o sus intentos. Ma
drastras malvadas, padres que
prueban a sus hijos y los ponen a
competir entre ellos, celos y envi
dias. Todo de lo mas edificante.
Suele decirse que no hay nada
mas feo que pegar a un padre, pero
tenerle miedo a ese padre (o a esa
madre, ese hijo, esa hija, etc.) tam
poco es que sea lo mas bonito. Sin
embargo, se nota menos. Es muy
difícil denunciar (iy ni siquiera ha
blar mal!) de aquellos que te traje
ron al mundo 0 de aquell0s a los
que trajiste. Complicadísimo si te
dan de comer o si, de vez en

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