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TEORIA GENERAL DE LOS SISTEMAS: DE LA 'NOCION' DE SISTEMA AL 'CONCEPTO' DE SISTEMA.

Guido Demicheli M.1

Cortar la ecología,
es lo que uno hace cuando toma las partes de lo que se está observando
y decide que una de ellas controla a la otra y que un elemento causa al otro.

G. Bateson (1976).

La concepción holística de la realidad, en esencia, plantea que la naturaleza es un 'todo'


unificado y coherente; que los elementos orgánicos como inorgánicos del universo
coexisten en un proceso de cambio infinito y actividad coordinada. Cada uno de estos
elementos, en cualquier escala (un alga, una planta, un girasol, un niño, un continente),
es en sí un proceso integral coordinado, que a la vez forma parte y se halla inserto en un
'todo' mayor. Cada uno de nosotros, de hecho, es una microscópica parte de este
universo que a la vez, lo es del cosmos. En este sentido, 'ser humano' involucra
funcionamiento corporal emocional, afectos, motivos, pensamientos, expresiones
sociales, la cultura y su pertenencia a ella; todo esto dentro de un marco unificado, pues
todos estos aspectos descritos son parte de un mismo acontecimiento: el hombre. La
'mente' no hace que funcione el cuerpo, ni viceversa. No existe tal división entre lo
conductual y lo psíquico, sino una unidad fenoménica que engloba ambas
manifestaciones del comportamiento humano. La razón es simple en este caso: el todo
es mayor que la suma de sus partes, entendido 'mayor' como distinta calidad, del mismo
modo en que una novela es más que un cierto número de palabras y una mano, más que
un conjunto de cinco dedos. Desde esta misma perspectiva, la vida humana en su
conjunto es vista como el resultado de un proceso interactivo constante entre ambiente
e individuo, que éste último vive como una dinámica incesante de configuraciones de
'campos' continuamente en cambio.
El término Holismo designa la tendencia del universo de construir progresivamente
unidades estructurales de complejidad creciente pero formando cada una una totalidad.
La Teoría General de Sistemas, en su sentido más amplio, es el conjunto de
conceptos generales, principios, instrumentos, métodos y técnicas orientadas a la
explicación de las entidades llamadas sistemas. Aún cuando el significado varía,
generalmente alude a un grupo de componentes relacionados e interdependientes que
se constituyen como un todo.
Según el propio Bertalanffy, la noción de sistema es antigua. Desde Aristóteles y su
noción de que "el todo es mayor que la suma de las partes" (como definición del problema
básico de los sistemas) hasta Fechner (que anticipó la noción de ecosistemas), pasando
por Nicolás de Cusa, Leibnitz, Hegel y Marx, entre otros numerosos pensadores que han
tenido "concepciones sistémicas" y relación -de uno u otro modo- con lo que ha llegado
a ser la actual TGS.

1Guido Demicheli M. Psicólogo, Ph.D. (C) en Comunicación, State University of New York. Profesor Titular, Escuela de
Psicología, Universidad de Valparaíso. Avenida Brasil 2140 – Valparaíso. E-mail: guido.demicheli@uv.cl

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Sin embargo, el concepto de 'sistema' propiamente tal es más reciente; fue siendo
esbozado y afinado en forma gradual desde fines de los años 40 hasta llegar a formalizarse
juntamente con la teoría misma, a mediados de los cincuenta.
El 'Discurso del método' de Descartes ("fragmentar todo problema en tantos
elementos simples y separados como sea posible"), que Galileo formuló como 'método
resolutivo', constituyó el paradigma conceptual de la ciencia desde sus inicios hasta el
moderno trabajo de laboratorio.
Sin duda, resolver y reducir fenómenos complejos a partes y procesos elementales,
dio excelentes resultados en hechos observables y divisibles en cadenas causales aisladas,
por ejemplo, es decir, en relaciones entre dos o pocas variables, lo cual fue esencial para
la física y su tecnología derivada; al mismo tiempo quedó un amplio grupo de problemas
sin resolver, incluso problemas mecánicos y físicos de mayor complejidad (con
participación de más variables ) u otros como la organización de los seres vivos, la del
átomo o incluso la del más simple de los sistemas: el del protón-electrón en el hidrógeno.
Una vez que el método resolutivo pareció no ser efectivo para abordar ciertos
problemas, surgieron dos ideas rectoras para tratar el orden u organización: 1) análisis
comparativo con máquinas hechas por el hombre y, 2) el orden como producto del azar.
Ambas obtuvieron significativos logros.
A pesar del avance en la explicación de procesos vivos cada vez más numerosas
y refinadas, quedaban cuestiones básicas por resolver. La 'máquina animal' explicaba el
admirable orden de los procesos observados en los organismos vivos, pero según
Descartes la 'máquina' tenía a Dios como creador. Por otra parte, la idea de organización
por azar (supervivencia del más apto) parecía entrar en un argumento circular: se requiere
existencia de organismos que se auto-mantengan, lo cual es previo a la participación de
éstos en un proceso de selección donde predominará el más apto. La segunda ley de la
termodinámica señalaba incluso una tendencia contraria: sistemas ordenados en los que
ocurren procesos irreversibles tienden hacia los estados más probables: hacia la
destrucción del orden existente y en último término, de la decadencia.
La dinámica de organización de los sistemas vivos no lograba ser explicada por
ninguna de estas perspectivas, así como tampoco había explicación suficiente respecto
del modo en que los sistemas guiaban su acción haciéndose viables en el tiempo.
De allí en adelante, se comenzó a ver que ciertas propiedades de los sistemas no
dependen de su naturaleza específica, especial-mente si se sigue la clasificación
tradicional de las ciencias (físicas, biológicas, sociales), sino que son comunes a sistemas
de muy distinto tipo, orden o naturaleza,
Algunas de estas propiedades compartidas primero se consideraron como
semejanzas (cuando las variables eran de la misma naturaleza física y los valores de éstas
eran proporcionales para instantes correspondientes).
La 'relación de semejanza' es una relación de equivalencia (simétrica y transitiva)
que permite agrupar los sistemas de una disciplina particular en clases equivalentes), lo
cual hace posible que cada clase pueda ser representada por uno solo de sus sistemas
componentes. De este modo, los resultados del estudio de un sistema (utilizando reglas
de semejanza), pueden modificarse hasta hacerlos aplicables a cualquier otro miembro
de su misma clase (equivalente).
Posteriormente, el significado de 'semejanza' se amplió, incluyendo sistemas con
variables de distinta naturaleza física, con lo que se comenzó a hablar de analogías entre
sistemas; por ejemplo, ciertos circuitos eléctricos con otros acústicos, térmicos, etc. (si las
ecuaciones que los describen son equivalentes). El concepto de analogía también se
basó en una relación de equivalencia, pero permitiendo que los elementos de una misma
clase (equivalente) fuesen sistemas procedentes de distintas disciplinas científicas.

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La utilización de la idea de semejanzas entre sistemas y luego de analogías entre
sistemas constituyeron pasos previos importantes para la formulación posterior del
concepto de 'sistema general'.
Los resultados de la investigación en ciertos sistemas se volvieron transferibles a
otros, estableciendo el punto de partida para la noción de isomorfismo (igual forma),
término proveniente de la química que se refiere a sustancias que siendo distintas, actúan
de igual manera en su relación con otras.
La relevancia de este concepto queda clara en el Programa de la Sociedad para
la Investigación de los Sistemas Generales (fundada en 1954 por Berlanffy, Rapaport y
Gerard) donde se enuncia como primera función de mayor importancia: "investigar el
isomorfismo de conceptos, leyes y modelos en varios campos, promoviendo las
transferencias útiles de un campo a otro" (Klir, 1978).
Con la existencia de propiedades comunes o generales a los distintos sistemas, se
hacen distinguibles a la vez, los isomorfismos en distintos campos; hay correspondencias
entre los principios y la operatoria que se da en el comportamiento de entidades muy
distintas; por ejemplo, se puede aplicar una ley exponencial de crecimiento a células
bacterianas, a poblaciones de bacterias, a animales o humanos (Bertalanffy, 1976).
Similares sistemas de ecuaciones pueden ser aplicados e la física, la química o la
economía. Estas correspondencias se hacen más llamativas, cuando se atiende al hecho
que cada ciencia siguió un curso independiente basándose incluso en hechos y filosofías
contrapuestas.
En muchos casos hay leyes isomórficas válidas para determinadas clases o
subclases de sistemas sin importar su naturaleza; pareciera que existe leyes de sistemas
generales, aplicables a cualquier sujeto de determinado tipo, sin importar las propiedades
particulares de éste, ni de los elementos participantes (Bertalanffy, 1976).
Bertalanffy esbozó la 'teoría de los sistemas dinámicos' y formuló propiedades y
principios generales, tales como la totalidad, diferenciación, orden jerárquico,
equifinalidad, crecimiento, centralización y otras. Dicha teoría se ocupó de la variación
de los sistemas en el tiempo e hizó una descripción externa de los sistemas, es decir,
esencialmente estructural, orientada a describir la conducta de los sistemas en términos
de variables de estado y su interdependencia.
Una noción central en la teoría de los sistemas dinámicos es la estabilidad, esto es,
los procesos vinculados a las respuestas del sistema ante una perturbación. El concepto
de 'estabilidad' está relacionado con la existencia de estados de equilibrio. y tiene su
origen en la mecánica, vinculado al desplazamiento y retorno de un cuerpo a su lugar
después de un movimiento.
Hay una relación evidente entre la teoría de los sistemas dinámicos y la 'teoría del
control', en la cual un sistema puede hacerse estable mediante la incorporación de un
'controlador' que contrarresta sus desviaciones. A la vez, ambas teorías convergen con la
teoría de la retroalimentación de los sistemas en la descripción externa.
La descripción externa considera al sistema como una caja negra. Se basa en
'entradas', 'salidas' y funciones de transferencia que conectan dichos puntos del sistema.
Estas funciones se suponen lineales y se las representa mediante un conjunto discreto de
valores (decisiones tipo sí-no en la teoría de la información), utilizando el lenguaje de la
tecnología del control. La descripción externa es funcional, esto es, describe la conducta
del sistema en términos de su interacción con el medio ambiente y se expresa
característicamente de dos formas: 1) en términos de comunicación: intercambio de
información dentro del sistema, así como entre éste y el medio ambiente y, 2) en términos
de la actividad misma del sistema con respecto al medio ambiente, 'retroalimentación',
empleando el término cibernético de Wiener.

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En mucho mayor grado que en cualquier otra disciplina, la psicología es auto-
reflexiva, es decir, sujeto y objeto son idénticos; la mente se estudia a sí misma y todo
supuesto tiende inevitablemente a la auto-validación.
Esta dificultad de observación llevó durante la década del sesenta a
conceptualizar la mente como una 'caja negra', es decir, a considerar que resulta más
conveniente saltarse la estructura interna de un aparato y concentrarse en el estudio de
las relaciones específicas entre entradas y salidas. Si bien dichas relaciones permiten a
veces deducciones respecto a lo que 'realmente' sucede en el interior de la caja, ese
conocimiento no resulta esencial para estudiar la función del aparato dentro del sistema
más amplio del que forma parte,
En los problemas psicológicos este concepto tiene la ventaja de hacer innecesario
recurrir a ninguna hipótesis intrapsíquica -en última instancia imposible de verificar- y sólo
requiere focalizarse en las relaciones observables entre las 'entradas' y las salidas': es decir,
en la comunicación.

Noción de 'función' y 'relación'.

En 1591, Francois Vieta, un matemático francés, introdujo en la matemática la posibilidad


de reemplazar los números por letras, dando lugar a un cambio decisivo: los números
concebidos como magnitudes, pasaron a un segundo plano y surgió el poderoso
concepto de 'variable'.
En contraste con los números, que representan una magnitud perceptible, las
variables no tienen significado propio, sino sólo en su relación mutua. Esta relación entre
variables constituye el concepto de 'función'.
Según Oswald Spengler, un filósofo alemán con intereses matemáticos, las
funciones de ninguna manera son números en el sentido clásico, sino signos que
representan una conexión, una infinidad de posiciones posibles de carácter similar, un
conjunto unificado que carece de todos los rasgos típicos de la magnitud, forma y
significado único.
El punto radica en que la matemática no pretende afirmar nada acerca de la
existencia, la realidad o la eficacia de las cosas, sólo requiere simbolizarlas y simbolizar las
relaciones que pueden establecerse entre ellas. Sus entidades no son datos, sino
conceptos. Las construcciones matemáticas de este tipo son símbolos y sólo tienen
significado en términos de relaciones, no de sustancia.
Por otra parte, desde Aristóteles la mente fue concebida como un conjunto de
propiedades o características que el individuo poseía en distintos grados, de manera
similar a la posesión de ciertos atributos físicos (color de cabello, de tez, de ojos, contextura
esbelta, robusta, etc.).
A fines del siglo pasado la psicología experimental incorporó un vocabulario más
refinado, pero no esencialmente distinto a esas concepciones, en tanto se siguió tratando
con aspectos aislados. Surgió el concepto de 'funciones psíquicas', desafortunadamente
no en el sentido matemático original, sino como procesos u operaciones (sensación,
memoria, percepción) vinculadas en algunos sentidos, pero no concebidas
relacionalmente. A partir de entonces se realizó, y todavía se realiza, gran cantidad de
trabajo para estudiarlas en aislamiento artificial.
Luego el vocabulario de la psicología experimental se extendió a los contextos
interpersonales, pero siguió siendo igualmente monádico. Conceptos tales como
liderazgo, dependencia, dominancia, etc., fueron objeto de detallados estudios, pero
bajo el mismo prisma. Por ejemplo, el liderazgo fue inicialmente estudiado como algo
mensurable en la mente; al considerarlo de este modo, el fenómeno en estudio se

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'cosifica' y se pierde de vista que el término Liderazgo (con mayúscula) es sólo una
expresión semántica que sintetiza una forma particular de relación en curso.
Con posterioridad, principalmente a partir de las contribuciones de Bateson (1951),
la noción de función (en su sentido relacional) comenzó a ser analogada y considerada
en el campo de las ciencias sociales. Existe, por lo tanto, un paralelismo notorio y sugestivo
entre el surgimiento del concepto matemático de función y el despertar de la psicología
al concepto de relación.
El advenimiento de la TGS trajo consigo un desafío: la frase aristotélica "el todo es
más que la suma de sus partes" conlleva la exigencia de conocer tanto las partes como
las relaciones existentes entre ellas para comprender el todo organizado.
La ciencia 'normal' (en el sentido de Kuhn), convencional en su práctica, estaba
poco (o nada) preparada para abordar los sistemas con una perspectiva relacional, sino
por el contrario, estaba familiarizada con la causalidad en un solo sentido y con el
'proceder analítico' caracterizado por descomponer las entidades o fenómenos en
estudio, para luego recomponerlos como totalidad. Este es el principio básico de la
ciencia clásica.
Por otra parte, el progreso mismo de la ciencia mostró que estos principios clásicos
que, Galileo y Descartes fueron los primeros en enunciar, eran claramente adecuados,
útiles y ventajosos en varios campos fenoménicos. La aplicación del procedimiento
analítico depende de dos condiciones: 1) que no existan interacciones entre las partes o,
que éstas no sean del todo relevantes, de manera tal que puedan soslayarse. (Sólo así se
pueden 'deslindar' partes de un modo real lógico y matemático, y luego volverlas a 'juntar)
y, 2) que las relaciones descriptivas del comportamiento de las partes sean lineales. (Sólo
así se satisface la condición de aditividad y los procesos parciales pueden ser
superpuestos para obtener el proceso total).
Estas condiciones NO las cumplen las entidades llamadas 'sistemas', en tanto
entidades cuyos elementos interactúan y operan con 'causalidad circular o recíproca') es
decir, interacciones no triviales. Por lo tanto, el problema metodológico de la TGS era
abordar cuestiones que, comparadas con lo analítico aditivo de las ciencias clásicas, son
de naturaleza más general (global).
Estos nuevos esquemas conceptuales ponen en primer plano aspectos no
percibidos en la ciencia aceptada y practicada hasta ese momento. Se produce así un
cambio de foco, análogo a la mutación de las 'gestalt' perceptuales en la
experimentación psicológica, en que la misma figura puede ser vista como dos perfiles o
una copa, etc.
Tanto en psiquiatría, como en las ciencias sociales en general, surge la necesidad
de considerar sus respectivos fenómenos de estudio en términos de 'sistemas', entendidos
éstos como entidades globales, más que como conglomerados de partes.
Un sistema es un modelo de naturaleza general, es decir, una representación
conceptual de ciertos caracteres más bien universales de entidades observadas. En tal
sentido, la TGS muestra que muchas leyes/principios no resultan contradictorios al llevarlos
fuera del ámbito de la física tradicional y que el concepto de 'sistemas abiertos' puede
ser aplicado a niveles no físicos (ecología, psicología, filosofía). Existen teorías sistémicas,
modelos sistémicos, técnicas sistémicas y conceptos o parámetros (información juego
racional, decisión, etc.), que Bertalanffy considera globalmente como 'planteamientos' o
'aproximaciones', utilizando -según sus propias palabras- un término deliberadamente laxo
que acepte esa diversidad.
Al mismo tiempo, el uso de modelos y construcciones representativas constituye el
método general de la ciencia e incluso de la cognición diaria, en tanto los datos
sensoriales en ningún caso son percepciones simples, sino construcciones basadas en

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categorías innatas o aprendidas que se configuran en base a coordinaciones de los
distintos sentidos, experiencias previas, aprendizaje y nominaciones lingüísticas.
La TGS ha permitido arribar a importantes conclusiones respecto de los sistemas, en
un terreno en que las formulaciones de la física corriente no son aplicables al organismo
cual sistema abierto, y donde muchas de las características de los sistemas vivos resultan
paradójicas desde la perspectiva física. Por ejemplo, un erizo de mar puede provenir de
un cigoto completo, de una mitad de éstos, o de la fusión de dos cigotos. Esto contradice
las leyes de la física, pero los sistemas abiertos presentan ciertas propiedades
(equifinalidad, por ejemplo), que explican esta situación sin que constituyan una
trasgresión a la física.
La TGS es una representación, un modelo de ciertos aspectos generales de la
realidad y es también una nueva manera de ver las cosas que hasta entonces habían
pasado desapercibidas o se habían soslayado. En este sentido constituye una 'máxima'
metodológica (una máxima es una proposición hecha para guiar o iluminar; debe ser de
gran utilidad).
En consecuencia con lo anterior (y en contraste con las teorías reduccionistas),
desde la epistemología de los sistemas, la ciencia se entiende como una de las
'perspectivas' que el hombre con su dotación y límites biológicos, culturales y lingüísticos,
ha creado para entenderse con el mundo a través de la evolución y la historia.

Bibliografía

• Bateson, G. (1976) Pasos hacia una ecología de la mente. Carlos Lohlé.


• Klir, G. (comp.) (1978). Tendencias en la Teoría General de Sistemas. Alianza.
• Kuhn, T.S. (1971). La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura
Económica.
• Von Bertalanffy, L. (1976). Teoría General de los Sistemas. Fondo de Cultura
Económica.
• Watzlawick, P., Beavin, J. & Jackson, D. (1974) Teoría de la Comunicación Humana.
Interacciones, patologías y paradojas. Tiempo Contemporáneo.
• Wilden, A. (1979) Sistemas y estructura. Alianza.

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