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El ángel de la nieve

Erase una mañana de invierno cuando la mamá de los


ratoncitos Daisy y Sam, despertó a sus hijos con la
noticia de que, ¡era navidad! Los tres ratoncitos muy
contentos comenzaron a bailar alrededor de su
calientito nido.

La mamá entregó un paquete a cada ratoncito y les dijo


¡feliz navidad! Cuando los ratones abrieron el regalo se
emocionaron al ver que eran frutos rojos y avellanas.

Guardaron los regalos para después y salieron


rápidamente a jugar en la nieve. ¡Diviértase! Grito la
mamá ratona, mientras ustedes juegan yo buscaré algo
calientito y cómodo para agregar a nuestro nido y
tendremos un té especial de Navidad.

Mientras los ratoncitos se deslizaban sobre la nieve se


sorprendieron al ver un ángel de navidad en el cielo. Era
algo que nunca habían visto, las alas eran enormes ¡es
un ángel!
Mientras los ratones observaban el ángel comenzó a
revolotear y a caer. Oh no, gritó la ratoncita Daisy, el
ángel está cayendo.

Con un poco de miedo el ratoncito de Sam se acercó al


ángel de puntitas.

El ángel descansaba en silencio y sus alas brillaban


como cristales de la nieve. Oh Sam, dijo Daisy, parece
que el ángel no se encuentra muy bien, no se puede
mover.

En ese momento, el ángel de la nieve habló y dijo:


Pequeños ratones ¿me pueden ayudar? Mis amigos y yo
hemos volado por varios días, dejamos la nieve y las
estrellas para buscar un lugar caliente y con mucho sol,
pero la noche de ayer hubo una tormenta de nieve y me
perdí. Ahora tengo mucha hambre y sed, quiero volar
para alcanzar a mi familia. Oh Daisy, dijo Sam, tenemos
que buscar un poco de comida, pero ¡todo está
congelado!
No todo, dijo Sam ¡ven! Y el ratón corrió y llegó a su
nido, tomó los paquetes que dio su mamá de regalo de
Navidad y se lo llevó al ángel para compartir. El ángel
observó la comida y comenzó a comer.

Después de comer, el ángel descansó y mientras, los


ratones se preguntaban si se recuperaría y lo
acariciaban.

Por fin dejó de nevar, el sol se asomó un poco y el ángel


abrió sus ojos.

De repente el ángel abrió sus hermosas y brillantes alas


y agradeció a los ratones su ayuda. Los ratones se
emocionaron y gritaron ¡Feliz navidad!

Mientras los ratones observaban como se iba el ángel se


dieron cuenta que caían plumas y Sam dijo: ¡Rápido
juntemos las suaves plumas para llevarlas a casa!
Daisy, al llegar a su casa, le habló a su mamá para darle
la noticia de que habían encontrado un ángel ¡Mira
mamá nos regaló unas plumas!

La mamá ratona al ver dijo ¡plumas de ganso! Parece


que ahora dormiremos muy calientitos como si
estuviéramos sobre nubes.

Al llegar la noche los ratones se acurrucaron sobre las


plumas y pensaron que era la mejor navidad que habían
vivido.

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