Está en la página 1de 1

Hola. Soy un esclavo en la Roma antigua.

Fui capturado en una batalla cuando era


joven y desde entonces he sido propiedad de varios amos. Mi vida es difícil y llena
de trabajo duro.

Comienzo mi día temprano en la mañana, antes del amanecer, cuando mi amo me


despierta para empezar a trabajar. Me dan una pequeña porción de comida para el
desayuno y luego me dirijo a las tareas asignadas. Soy un esclavo doméstico, por lo
que paso la mayor parte del día haciendo tareas en la casa de mi amo. Limpio,
cocino y lavo la ropa. A veces, también me piden que cuide de los hijos de mi amo.

El trabajo es agotador y estoy constantemente bajo la supervisión de mi amo. Si


hago algo mal, me castigan severamente. Incluso puedo recibir latigazos o ser
vendido a otro amo más cruel.

Mis condiciones de vida son muy pobres. Vivo en una pequeña cabaña con otros
esclavos, donde apenas hay suficiente espacio para todos nosotros. No tenemos
ningún tipo de comodidad y las condiciones de higiene son muy malas.

Pero lo peor de todo es la falta de libertad. No puedo hacer nada sin el permiso de
mi amo. No tengo derecho a tomar decisiones sobre mi vida o mi futuro. Soy
propiedad de mi amo y tengo que obedecer sus órdenes.

A veces sueño con la libertad, pero sé que es algo que nunca podré tener. Mi vida
como esclavo en la Roma antigua es difícil y dolorosa, pero no tengo otra opción
que aceptar mi destino y seguir adelante.

Aunque la vida como esclavo era opresiva y deshumanizante, algunos pocos tuvimos la
oportunidad de aprender habilidades valiosas y ganarnos la confianza de nuestros
amos. Estos privilegios relativos nos permitieron tener una posición ligeramente
mejor dentro de la jerarquía de la esclavitud romana, aunque siempre estuvimos
conscientes de que nuestra libertad era solo una ilusión.

También podría gustarte