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La peste bubónica es una infección bacteriana grave transmitida principalmente por las pulgas.

El
organismo que provoca la peste bubónica, Yersinia pestis, vive en los pequeños roedores que se
encuentran comúnmente en las regiones rurales y semirrurales de África, Asia y Estados Unidos.
Este organismo se transmite a los humanos por picaduras de pulgas que se alimentaron de
roedores infectados o por personas que tocaron animales afectados.

Durante la Edad Media se le llamó la peste negra, y en la actualidad afecta a menos de 5000
personas por año en todo el mundo. Puede ser mortal si no se trata con antibióticos de inmediato.
La forma más frecuente de la peste produce inflamación y sensibilidad a la palpación en los
ganglios linfáticos (bubones) de la ingle, las axilas y el cuello. La forma menos frecuente y más
peligrosa de la peste bubónica afecta los pulmones y se puede contagiar de una persona a otra.

La peste se divide en tres tipos principales — bubónica, septicémica y pulmonar — dependiendo


de qué parte del cuerpo esté implicada. Los síntomas varían según el tipo de peste.

La peste bubónica es la forma más frecuente de la enfermedad. Se denomina así por los ganglios
linfáticos (bubones) hinchados que generalmente se desarrollan en la primera semana posterior a
la infección. Los bubones pueden cumplir con lo siguiente:

Estar situados en la ingle, la axila o el cuello.

Tener aproximadamente el tamaño de un huevo de gallina.

Ser sensibles y firmes al contacto físico.

Otros signos y síntomas de la peste bubónica pueden ser los siguientes:

Aparición repentina de fiebre y escalofríos

Dolor de cabeza

Cansancio o malestar general

Dolores musculares

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