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El ecofeminismo es todavía un pensamiento y una praxis

poco y mal conocidos. Suele asociarse en exclusiva a una


identificación esencialista de Mujer y Naturaleza. Nada más
erróneo. Como pensamiento en pleno desarrollo, muestra
una gran variedad y no puede ser etiquetado de manera
burda. El nombre de ecofeminismo engloba una serie de
corrientes y de pensadoras muy diferentes que han
combinado las perspectivas críticas del feminismo y de la
ecología a partir de contextos y preocupaciones diversas.

¿Qué es el ecofeminismo?
Alicia H. Puleo
Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid

A
ntes de que se hablara de “ecofeminismo”, la escrito-
ra sueca Elin Wägner puso en contacto la emancipa-
ción de las mujeres con el pacifismo y la ecología1 en
los años cuarenta del siglo XX. El término “ecofeminismo”
fue utilizado por primera vez por la feminista anarquista
francesa Françoise d’Eaubonne2. D’Eaubonne, hija de una
exiliada española, vinculaba la preocupación ecológica
por la superpoblación del planeta con las demandas fe-
ministas de derecho sobre el propio cuerpo.

Cómo surgió la conciencia ecológica feminista


Más tarde, ya en los setenta y ochenta, en sociedades hi-
perdesarrolladas, grupos feministas preocupados por la
salud se interrogaron sobre los riesgos alimentarios de-
rivados del uso de pesticidas y fertilizantes y sobre
los efectos perversos de la excesiva medicalización
del cuerpo femenino. Como resultado de esta
búsqueda de una ginecología alternativa y
holística, hoy contamos con el manual del
Colectivo de Mujeres de Boston: Nues-
tros cuerpos, nuestras vidas (última
versión castellana actualizada en
Plaza & Janés, 2000) que siempre
aconsejo como instrumento
muy útil para nuestra salud
corporal y mental por ser un
extraordinario libro de consul-
ta independiente de las in-
fluencias del mercado farma-
céutico mundial. En esta línea,
hemos asistido en los últimos
años a algunas campañas de
redes internacionales fe-
ministas que de-
nuncian la vin-
culación entre
el aumento de

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opinión
casos de cáncer de mama y la
contaminación con xenoes-
trógenos (sustancias simila-
res a los estrógenos y que se
encuentran en pesticidas, dio-
xinas de las incineradoras,
productos de limpieza, plásti-
cos, pinturas, etc.)3.
Otra de las raíces del eco-
feminismo fue el movimiento
pacifista de mujeres. Son cé-
lebres los campamentos de
Greenham Common que con-
siguieron el cierre de las ba-
ses militares de la OTAN a
través de lemas que aludían a
la defensa femenina de la vi-
da. Pero algunas de las prime-
ras formas del ecofeminismo
dieron una explicación biolo-
gicista de la guerra y de la cri-
sis ecológica y vieron en las
mujeres a las salvadoras del
planeta frente a la tecnología
destructora concebida como
masculina. Este esencialismo
que no atendía más que a las
diferencias entre los sexos,
ignorando explicaciones his-
tóricas de clase, raza y econo-
mía y retornando a la antigua
identificación patriarcal entre
mujer y Naturaleza, generó
un fuerte rechazo en el femi-
nismo mayoritario que apues- términos “ecofeminismo” y
ta a nivel mundial por la “ecofeminista” indistintamen-
igualdad entre mujeres y te para todas ellas. Por razo-


hombres. Tampoco fue visto nes de espacio, no puedo re-
con buenos ojos el ecofemi- ferirme a sus diferencias con-
nismo espiritualista de corte ceptuales que ya he tratado
popular que, a través del cul- La ecología ha en otros textos (ver Puleo
to a la Diosa, ha propugnado 2005). Señalaré, sin embargo,
el panteísmo o reconocimien- abierto nuevas que es necesario distinguirlas
to del carácter sagrado de la temáticas en el del “ambientalismo feminis-
Naturaleza. Marcado por esta ta”, posición que se reduce a
primera plasmación, el ecofe-
feminismo, pero una simple voluntad de ges-
minismo fue desestimado y también los tionar mejor los recursos na-
todavía hoy se conoce poco análisis teóricos turales atendiendo a las nece-
su desarrollo posterior. sidades del colectivo femeni-
en clave no y sin una reflexión en pro-
Diferentes corrientes feminista fundidad que cuestione el do-
Actualmente existen dife- minio humano sobre la Natu-
rentes corrientes de teoría
constituyen raleza.
ecofeminista. Las más recien- aportaciones Una de las corrientes eco-
tes, de carácter deconstructi- enriquecedoras al feministas más conocidas es
vo, suelen autodenominarse la creada por Vandana Shiva,
“feminismo ecológico” para pensamiento filósofa altermundialista ori-
distinguirse de las preceden- ecologista ginaria de la India, y la soció-
tes. En estas líneas, aplico los loga alemana María Mies. Am-

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bas centran su trabajo en la la, Argentina y Uruguay, entre
miseria de las mujeres rurales
en los países del Tercer Mun-
do, perjudicadas por el “mal
desarrollo” basado en pestici-
das y monocultivos. En sus

El Ecofeminismo
ganara espacio
otros. Este ecofeminismo ca-
tólico (Ress, 2006) pretende
abandonar una imagen de
Dios alojada en los cielos y su-
perar el desprecio al cuerpo,
escritos se relaciona la pérdi- busca el empoderamiento de
da de la biodiversidad con la entre las mujeres las mujeres latinoamericanas
marginación y desaparición si atiende sus y llama a concebir la trascen-
de culturas más respetuosas dencia como respeto y reco-
de la Naturaleza (Shiva, 1996;
aspiraciones de nocimiento de lo sublime de la
Shiva y Mies, 1997, 1998). igualdad Naturaleza.
Shiva, pensadora con forma-
Somos Naturaleza y


ción en Física Nuclear, acuñó
el concepto de mal desarrollo Cultura
para referirse a la exporta- Las teorías ecofeministas
ción interesada hacia países constructivistas no identifi-
del Sur de formas de produc- can a las mujeres con la Natu-
ción destructivas de la biodi- raleza, sino que subrayan que
versidad, centradas en el mer- tanto mujeres como hombres
cado y generadoras de graves somos Naturaleza y Cultura.
desequilibrios sociales. A tra- Por ello, proceden a una revi-
vés de sus libros hemos podi- sión crítica de una serie de
do conocer al movimiento dualismos que subyacen a la
Chipko. Este movimiento de persistencia de la desigualdad
mujeres rurales del Himalaya entre los sexos y a la actual
surgió como una defensa de crisis ecológica. Su análisis
los bosques comunales en de las oposiciones naturale-
nombre del principio femeni- za/cultura, mujer/varón, ani-
no de la Naturaleza y de la no- mal/humano, sentimiento/ra-
ción de satyagraha (fuerza zón, materia/espíritu, cuer-
de la verdad) y resistencia no po/alma ha mostrado el fun-
violenta de Gandhi. Durante cionamiento de una jerarqui-
meses, sus activistas se abra- zación que desvaloriza a las
zaron a los árboles y monta- mujeres, a la Naturaleza, a los
ron guardia para impedir que animales, a los sentimientos y
los talaran. Este exitoso mo- a lo corporal, al tiempo que
vimiento amplió más tarde su identifica al varón con la ra-
acción a la lucha contra la zón y la cultura. El dominio
violencia de género y a favor tecnológico del mundo sería
de la participación política de el último avatar de este pen-
las mujeres. samiento antropocéntrico
También en América Lati- (que sólo otorga valor a lo hu-
na existen pensadoras y gru- mano) y androcéntrico (que
pos de mujeres ecofeministas. tiene por paradigma de lo hu-
Cabe destacar la preocupa- mano a lo masculino tal como
ción de la teóloga brasileña se ha construido social e his-
Ivone Gebara (Gebara, 2000) tóricamente por exclusión de
por los efectos de la destruc- las mujeres). Incorporando
ción medioambiental en las las aportaciones del pensa-
mujeres pobres y sus hijos, los miento de Carol Gilligan y de
pueblos indígenas y los anima- otras teóricas de la ética del
les silvestres. La red de pensa- cuidado, se muestra que el
miento latinoamericano eco- desprecio de ciertos valores
feminista Con-spirando (jue- (empatía, cuidado…), relega-
go de palabras entre “conspi- dos a la esfera feminizada de
rando” y “respirando juntas”) lo doméstico, ha conducido a
reúne grupos de Perú, Bolivia, la humanidad a una carrera
Costa Rica, Bolivia, Venezue- suicida de enfrentamientos

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opinión
bélicos y de destrucción del No se trata de que las mu- aumente la conciencia ecoló-
planeta. Como vemos, puede jeres nos erijamos en salvado- gica de la población, aumenta-
decirse que la ecología ha ras del planeta realizando una rá el número de ecofeminis-
abierto nuevas temáticas en nueva muestra de abnegación tas. Y el ecologismo ganará es-
el feminismo pero también femenina. Es posible combi- pacio entre las mujeres si
que los análisis teóricos en nar la preocupación ecológi- atiende a sus aspiraciones de
clave feminista constituyen ca con políticas de empodera- igualdad, a su sensibilidad y a
aportaciones explicativas su- miento del colectivo femeni- su perspectiva crítica. Un reto
mamente enriquecedoras del no. Para ello, es necesario im- y una esperanza para los tiem-
pensamiento ecologista. pulsar la conciencia ecológi- pos del cambio climático. ©
Cada vez queda más claro ca e impulsar movimientos
1. Para un tratamiento de esta autora
que las voces de las mujeres y ambientales liderados por ver Leppänen, Katarina: “En paz
del feminismo deben ser es- mujeres, así como facilitar y con la Tierra”, en Cavana, María
cuchadas en la crisis ecológi- apoyar iniciativas de empleo Luisa; Puleo, Alicia; Segura,
Cristina: Mujeres y Ecología. His-
ca que afronta el siglo XXI. para las mujeres compatibles toria, Pensamiento, Sociedad, ed.
Como ha señalado la filósofa con la sostenibilidad. Si la Almudayna, Madrid, 2004, pp.109-
Karen Warren: “Un tema femi- preocupación por la Natura- 118.
nista es cualquier tema que leza se canaliza hacia la gene- 2. D’Eaubonne, Francoise: “La épo-
ca del ecofeminismo”, en Agra,
contribuya de alguna forma a ración de nuevos yacimientos María Xosé: Ecología y feminis-
comprender la opresión de de empleo, ya no se trataría mo, Ecorama, Granada, 1998, p.42.
las mujeres. […] La degrada- de apelar al proverbial espíri- 3. Sobre los xenoestrógenos, puede
consultarse en castellano el portal
ción y explotación medioam- tu de sacrificio femenino. Internet de Greenpeace La casa
biental son preocupaciones El ecofeminismo repre- química.
feministas porque una com- senta el contacto de dos for- 4. Warren, K.: “El poder y la prome-
prensión de éstas contribuye mas de pensamiento y praxis sa de un feminismo ecológico”, en
Agra, María Xosé: Ecología y Fe-
a una comprensión de la imprescindibles en nuestra minismo, Ecorama, Granada, 1997,
opresión de las mujeres”4 época. En la medida en que p.120.

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