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El rompecabezas latinoamericano
Kn el libro me centro en once casos: México y las diez repúblicas por debajo
del istmo. Con excepción de algunos comentários comparativos ocasionales,
lie liecho caso omiso de Centroamérica y el Caribe. Las razones fueron mo-
livadas en parte por la realidad geográfica y en parte por las limitaciones
de cualquier empresa académica. Las conversaciones con los colegas me han
convencido de que Centroamérica representa salvedades importantes a mis
argumentos. Sentia, sin embargo, que esta region estaba geopolíticamente
separada y su inclusion no solo lnibiese hecho muy abrumador el trabajo del
presente libro, sino que también hubiese complicado innecesariamente una
narración que ya de por si contiene giros y vueltas importantes.
dadanos? A pesar de u n a discusión extensa sobre “la m atriz
E stado-céntrica”2, de m a n era so rp ren d en te , todavia sabemos
m uy poco acerca de la capacidad dei Estado en L atinoam éríca
p ara hacer algo3. Y lo q u e sí sabem os a p u n ta en la dirección
opuesta de las creencias neoliberales conocidas.
12 Evans, Predatory, Developmental, and Other Apparatuses; P Smith, The Rise and
Fall of the Developmental State, 51-73. El ejemplo más claro de fracaso puede ser,
precisamente, en aquellos casos en los que se trató de crear una variante del
desarrollismo autoritario en Asia oriental. En un libro anterior describi la cua-
sileninista revolución tecnocrática de Carlos Salmas. Nótese, incluso, que este
proyecto no pudo evitar un brote de la guerra de guerrillas, no pudo proteger
a las instituciones básicas de las incursiones de la mafia de la droga, no pudo
contar con una fuerza policiaca y desde luego no pudo proteger su moneda.
18 Algunos han visto el surgimiento de la economia informal en las últimas déca
das como un indicio de opresión de un aparato estatal económico poderoso.
No obstante, dno es un enorm e sector económico libre de impuestos y regu-
laciones un indicio de la incapacidad dei Estado para imponer sus normas?
El porcentaje de trabajadores no cubiertos por la seguridad social o planes de
salud pública no refleja un movimiento amplio para escapar de las garras dei
Estado, sino más bien la incapacidad dei Estado para mantener a la población
en su dominio.
.iigm iiiios en 1979 literalm ente no hubiese ten id o n in g ú n va
li u en 1997. Aun países com o Chile, q u e fuero n excepciones
i liisii as para este tipo de problem as, h a n alcanzado u n a infla-
iiiiii anual de dos dígitos casi p e rp e tu a 14. D u ran te la últim a
d ei ada, varios países han considerado e n tre g a r su p o d e r p ara
cm ilir una m oneda, ya sea estableciendo u n a ig u aldad con el
dólar de Kstados U nidos, o convirtiéndolo en la m o n ed a de
i ui so legal15.
(i|iic cada vez están más disponibles), o sim plem ente evitar
i it.liquid exposición innecesaria en el âm bito público. En al-
guu.is ciudades, d o n d e ni siquiera la seg u rid ad de las figuras
piiliiii .is más poderosas está garantizada, la vida cotidiana h a
iidquii ido im carácter casi d ep red ad o r. En n in g u n a p arte, de
iiuevo (ou la posible excepción de Chile, se p u ed e confiar en
i I I slado para p ro p o rcio n a r u n a g aran tia de protección.
I ii.i vez que se com ete un crim en, es igualm ente difícil p a ra el
i iikI.kI.iiio eom ún refugiarse en el sistem a de justicia. A unque
los a< adém icos h an p restad o poca atención a este aspecto im-
poi lanle de la vida latinoam ericana, el sistem a legal en dichos
p.uses está p o r los suelos19. Los prisioneros, excepto los más
privilegiados, a m e n u d o d esap arecen en el laberinto de u n
llp.iialo adm inistrativo que no es capaz de realizar u n segui-
iiuciilo de su p arad e ro , ni m ucho m enos garan tizar u n juicio
lapido. I.as víctimas de delitos rara m e n te se m olestan en d e
nn in tat las agresiones. D ep en d ien d o dei país, las disputas de
im g o i ios req u ieren d e u n tercero q u e no sea el Estado p ara
20 Comparemos los datos sobre Latinoamérica, por ejemplo, con los resultados
detallados de Rummel, Death by Government.
21 Si queremos incluir a las víctimas de la inacción dei Estado, el número de
muertes prematuras causadas por la ausência de servicios básicos tiene que estar
por lo menos parcialmente establecido a puertas de la autoridad política. Con
sideremos el caso de Brasil, apreciado como la sociedad industrial más desigual
en el mundo. Mientras que los ricos e influyentes de São Paulo evitan los embo-
tellamientos al desplazarse en helicóptero, los más pobres tienen una esperanza
de vida que puede ser décadas más cortas que los pocos afortunados. Dada la
existencia de una gran riqueza, al menos potencialmente disponible para el
Estado, su fracaso en apropiarse de ella y redistribuiria para evitar que algunos
sufran puede ser juzgado como un delito y como el orden real de la violência.
piii it/.is v i I im inalcs que sc siciilcn con la libcrlad para ale
II ni I /ai a I ma sociedad cad a vez más desesperada.
I'm ii 11i I n <>, tenemos que discutir los casos de violência exter
i i ,I Este es quizá el aspecto más desconcertante de la situaciói
di I alinoam éi ica, porque han existido muy pocas guerras in
h I i i .ii uinales i|ue im pliquen los Estados de esta region en má
di dosi ienios anos de independencia. Es decir, desde princi
I ici importante excepciôn reciente es l/ip cz Alvcz, State Formation and Democ-
inry il! Latin America, 1810-1900.
siones21’. A pesar de su reputación en térm inos de autocracia
y represión, el Estado latinoam ericano ha sido m ucho m enos
capaz de im ponerse a sus sociedades que sus hom ólogos eu-
ropeos. En realidad, al Estado latinoam ericano no se le p u ed e
llam ar u n Leviatán o el equivalente dei m ito op reso r neoliberal,
o incluso el aplastante centralizador de las leyendas negras dei
culturalism o ibérico. Lo que caracteriza al Estado latinoam eri
cano no es su concentración de poder, sino la dilución de este27.
26 Mann, The Sources o f Social Power, vol. 2 (New York: Cambridge University
Press).
27 Gurr, Jaggers y Moore, en “Transformation o f the Western State”, anotan
que “la falta generalizada de la mayoría de las sociedades latinoamericanas
para establecer un sistema coherente y politicamente institucionalizado
de cualquier tipo democrático o autocrático [...] cuando las autocracias
coherentes se establecieron en Latinoamérica, sus instituciones por lo general
eran demasiado débiles para sobrevivir a la élite fundadora” (94).
28 Estoy tomando prestada gran parte de esta clasificación de Whitehead, “State
Organization”, pero sigue la opinion estándar dei estúdio.
29 Tomando prestado el lenguaje de Charles Ragin, podemos hablar que el
primer grupo tiene una participación confusa en el conjunto de Estados de
< 0,5; aquellos en el medio pueden tener una participación dei 0,5; y aquellos
con los Estados más desarrollados pueden tener una participación alrededor
dei 0,75 (Ragin, Fuzzy-Set Social Science).
loi iio ;i determ inadas /.onas geográficas y a m en u d o práctica-
m cnle dcsapareciendo en las fronteras m enos accesibles30. La
laica analítica en el presente libro es explicar tanto el m odelo
genérico de L atinoam érica como sus variaciones.
™ Para una discusión sobre Latinoamérica, ver Stepan, The State and Society;
Hamilton, The Limits o f State Autonomy, y Waisman, Reversal o f Development in
Argentina.
111 La literatura de derechos de propiedad es un enfoque conexo; ver North y
1'homas, Rise o f the Western World and North, Institutions, Institutional Change, and
Economic Performance.
17 Para una discusión general, ver Whitehead, State Organization; Oszlak, The His
torical Formation o f the State. Para una aplicación explícita y rara de las teorias
de Weber, ver Uricoecbea, The Patrimonial Foundations o f the Brazilian Bureau
cratic State.
Las o p in io n es discutidas aq u i enfatizan las condiciones in
tern as p a ra el su rg im ien to de los Estados y d e te rm in a n su
au to n o m ia cara a cara con los actores nacionales. U n co n
ju n to m uy d ifere n te d e perspectivas académ icas d estaca la
existencia de Estados d e n tro d e u n e n to rn o global m ás am
plio. La teo ria m ás fam osa asociada con L atin o am érica es
la d ep en d e n cia, cuyas diversas en carn acio n es co m p a rte n al-
gunos supuestos co m u n es acerca dei E stado en sociedades
excoloniales. L a teo ria de la d ep e n d e n c ia sostiene q u e estas
no p u e d e n esp e ra r d e sa rro lla r Estados que cu m p lan con to
das las tareas re q u e rid a s p a ra g o b e rn a r y d irig ir u n país. Lo
a n te rio r se d eb e a la im p o rtân cia de e n te n d e r las relaciones
económ icas e x terio res de dichos países, el escaso d e s a rro
llo de las élites nacionales, la a b ru m a d o ra influencia de las
potências m u n d iales y la posición m arg in al de estos Estados
d e n tro de u n a econom ia global. T am bién sostiene q u e los
Estados poscoloniales n u n c a serán escenarios im parciales, ya
que fu e ro n co n stru id o s d esd e lejos y siem p re d eb en m ira r a
los actores ex tern o s p a ra su ap ro b ació n y apoyo. En este m o
delo, sus econom ias no re q u ie re n el tipo d e in teg ració n que
el E stado de W eber tien e com o objetivo o frecer ni tam poco
sus élites b rin d a n su co n sen tim ien to p a ra la dom in ació n p o
lítica, ya q u e sus aliados ex tern o s son m u ch o más p o d ero so s
y fiables. El resu ltad o es u n E stado d e p e n d ie n te q u e n u n ca
cum ple su p ro p io d estin o 38.
58 Michael Mann senala: “El problema parece ser que para las funciones
centralizadas que se convertirán en explotación, es necesario que los recursos
para la organización solo aparezcan con el surgimiento de sociedades estatales
civilizadas y estratificadas —que es un proceso circular— ” (“Autonomous
Power o f the State”, 21).
59 Para una discusión más amplia sobre el enfoque de un “Estado en la sociedad”,
ver Migdal, Kohli y Shue, State Power and Social Forces.
60 Barkey, Bandits and Bureaucrats, 231-32.
recen las realidades históricas más com plejas. Espero que l<
analistas de los prorcsos inai rohistóricos se lleven la leccif
—sin d u d a más im p o rtan te— de que n u estro exceso de co
lianza en u n co n junto lim itado de casos h a alen tad o y permii
do la form ulación de m odelos proposicionales que oscurect
las realidades históricas más com plejas.
Por el con trario , las g u erras lim itadas: (a) en g en eral son con-
llictos de corta d u ració n con m om entos aislados de ferocidad;
(b) se lim itan a pocas y p eq u en as zonas geográficas; (c) se de-
sarrollan e n tre los Estados que co m p arten perfiles ideológicos
o culturales y se orig in an en los en fren tam ien to s económ icos o
fronterizos; (d) son libradas b ien sea p o r ejércitos m ercenários
profesionales o p o r aquellos constituidos p o r u n p eq u en o
n ú m e ro de conscriptos de las clases bajas, y (e) p u e d e n ser
prácticam ente ignoradas p o r los civiles com unes. N o req u ie
ren sacrifícios personales o fiscales dram áticos o de u n Estado
fuerte p a ra im ponerlas. Lo más im p o rtan te es que no req u ie
ren de la movilización política o m ilitar de la sociedad, excepto,
y no siem pre, en los p rim ero s m om entos de euforia. D ebido a
estas necesidades lim itadas, dichos conflictos d ejan m uy poco
de la heren cia histórica asociada a las g u erras totales. Las ca-
lles no están llenas de veteranos, el Estado no es u n Leviatán
posbélico y la riqueza económ ica es apenas tocada p o r las a u
toridades fiscales. La vida sigue igual que antes. C om o dejaré
claro en las siguientes páginas, el p a tró n de la g u e rra lim itada
ha definido en g ran m ed id a la ex p erien cia latinoam ericana.
Parker, The Military Revolution; Howard, The Causes o f War; Wallerstein, The
Modem World System.
que p u ed e resum irse com o la transición de sujeto a ciudada-
no. Las g u erras totales p arecen p ro d u c ir Estados m ás ricos y
poderosos, con conexiones más íntim as con la m ayoría de las
poblaciones que viven en sus territórios.
63 Con esto no pretendo negar la capacidad de una amplia gama de posibles for
mas institucionales de conscripción. Por ejemplo, el Império austro-húngaro
no era nada diferente a un Estado “total”; no obstante, se las arregló para en
viar millones de hombres a tres frentes durante la Primera Guerra Mundial.
64 Un primer lector de la presente obra me impulso a hacer hincapié de nuevo
d Por qué el excrpciom ilism o latinoam ericano? (ver cuad
1.1). L a ten d en cia gvopolítit a lia d a la paz y el su b d esarro
dei Estado están in tim am en te relacionados y necesitan s
analizados en u n co n tex to histórico.
n Mack Smith, mencionado en Tilly, Coercion, Capital, and European States, 142.
77 Howard, War in European History.
7" A. Smith, “War and Ethnicity”.
ejército79. U na g u e rra total p u ed e ay u d ar a evadir el conllicto
social y o rien tar esa lucha hacia enem igos ex tern o s80. En el
siglo X IX algunos creían que era im posible crear u n a nación
sin u n a g u e rra 81.
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