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Toda esta fusión de géneros en cierto punto los distorsiona y obtiene como
resultado la parodia del género sentimental. Ejemplos:
La retórica del diálogo inicial en el acto I responde al lenguaje del código
amoroso cortesano, propio tanto de la ficción sentimental como de la poesía
lirica amorosa. Sin embargo, podemos notar ciertos elementos que indican
la distorsión que opera sobre el lenguaje cortesano. Del diálogo se puede
deducir que Melibea es una buena conocedora del lenguaje codificado del
amor cortés, pero no sigue sus reglas. Lacarra acuerda con Deyermond
sobre la influencia que tiene De amore de Capellanus en la obra, y con la
conclusión de que tanto Calisto como Melibea son malos discípulos del
mismo. Los tres diálogos de Capellanus plantean que el amador debe alabar
tanto la belleza como las virtudes de su amada, y debe ofrecerle sus
servicios y fidelidad constante; la amada, por otro lado, debe responder con
prudencia y discreción. La cortesía manifestada por ambos permitiría la
continuación del diálogo. Pero en el primer encuentro entre Calisto y
Melibea la cortesía y el control están ausentes en ambas partes. Calisto
inicia el diálogo de manera abrupta y Melibea lo interrumpe rápidamente,
pero no para disuadirlo sino para inquirir (- En esto veo, Melibea, la
grandeza de Dios. - ¿En qué, Calisto?). Calisto continua su discurso
explicando sus razones, alabando su belleza más no hace ninguna mención
a su virtud, y tampoco realiza ninguna promesa sobre servicios pasados o
futuros. Esto pone en evidencia su carácter egoísta, centrado en sí mismo y
en sus sentimientos, y que espera recibir lo que está dispuesto a dar. “¿Por
gran premio tienes este, Calisto?” en boca de Melibea desvía del cause
cortesano sentimental y se inserta en el sarcasmo cruel: “Pues aun más
galardón te daré yo si perseveras”. La felicidad de Calisto evidencia su
ignorancia hacia la situación y su significado. Melibea, conocedora de la
retorica amorosa ha tergiversado los términos “premio” y “galardón”, y lo
que en apariencia denotaría piedad y disposición, en realidad es una
oportunidad para ridiculizar a Calisto y mostrar su dominio de la situación.
La ironía y el humor que se desprenden del equivoco ridiculizan las
pretensiones de Calisto. El desenlace del diálogo donde se muestra la
impaciencia de Melibea y su violenta reacción final nos da pauta para
entender las intenciones detrás de las preguntas. De manera coqueta e
irónica incita a Calisto con sus preguntas y lo vence en su propio terreno.
Sin embargo, la impaciencia, el sarcasmo y la furia tampoco hacen de
Melibea un buen modelo de cortesía, ni buena discípula de Capellanus, sino
que la presentan como una persona apasionada que no puede poner freno a
su lengua. No es discreta ni mesurada, y tampoco tan honrada, ya que de ser
así debería haber terminado la conversación apenas tuviera conciencia de
las intenciones de Calisto. Con malicia intenta mostrar su pretendida
superioridad moral.
1
El matrimonio no se plantea y el amor conduce a la muerte.
2
Los sentimientos se exteriorizan y domina el tono jocoso.
Los coetáneos a Rojas sabían que esta reacción extrema ocultaba una pasión
mal dominada y un excesivo orgullo y confianza en la virtud propia, que
conducían a la autocomplacencia y por eso anunciaban una rápida caída en
el vicio.
El carácter paródico de Calisto se ve pronto confirmado por sus maldiciones
a Sempronio, impropias del registro lingüístico manejado. El fallo de
Calisto de adecuar su discurso a las personas y situaciones es uno de los
rasgos más sobresalientes de su carácter, diferenciándolo así de Celestina.
También Sempronio utiliza la retórica cortesana para dirigirse sólo a su
amada, la prostituta Elicia (a diferencia de su amo, sabe adecuar su discurso
a las personas y situaciones con las que se encuentra), operación que
acentúa la parodia, equiparando la relación de Calisto y Melibea con la de
los criados y las prostitutas. A través de ello, el autor nos muestra cómo esa
retorica se ha convertido en una mera formula social.
El carácter paródico de Calisto se mantiene hasta su muerte, indigna y
deshonrosa de un caballero, no sólo debido al lugar donde ocurre sino
también por cómo ocurre. Es la antítesis de una muerte honorable. Los
hombres medievales presentían la muerte y se preparaban para recibirla,
esperándola en la cama y dirigiendo desde el lecho la ceremonia pública
que tenía lugar.
Melibea, por otro lado, a pesar de que tradicionalmente se la vea como la
figura trágica de la obra, la heroína rebelde a quien la parodia no toca, la
descripción que se hace de ella no concuerda con las de las amadas de la
ficción sentimental. Las señales de amor que Celestina ve en ella son
grotescas, la descripción que hacen de ella las prostitutas es terrible (aunque
puede estar motivada por la envidia), y el testimonio de su belleza hecho
por Calisto no es fiable, ya que son simples formulas sin asomo de
individualización. Solo contamos con datos contradictorios y paródicos.
En cuanto a la actitud adoptada por Melibea en sus intercambios con la
Celestina, esta cuadra con lo que la alcahueta dijo en referencia a ella sobre
las doncellas guardadas, quienes se muestran enojadas por un tiempo
cuando las requieren para hacerse valer. De manera que sí en el primer
intercambio con la Celestina se ve a una Melibea ágil y enfurecida, en el
segundo encuentro se invierten los roles, siendo ella la que ruega y la vieja
alcahueta la rogada -quien no va a perder la oportunidad para pedir una
mayor recompensa por su trabajo. En esta oportunidad Melibea acepta, no
sin antes lamentarse por haber demorado tanto en corresponder sus
sentimientos, y pidiendo la ayuda de Dios con fines deshonestos 3,
subvirtiendo así el sentido de la oración cristiana.
En cuanto a la muerte de Calisto, Melibea no tiene más palabras que para
ella misma y por la perdida de su placer, mientras que los criados lamentan
que su amo haya muerto de manera tan deshonrosa y sin haber dado su
confesión. Siguiendo con la misma línea humorística, una vez Melibea les
comenta las razones de su próximo suicidio a su padre, utiliza un refrán
poco adecuado a las circunstancias que rebaja el tono elevado de sus
palabras anteriores. También tenemos la fundamentación que hace Melibea
sobre su rechazo por el matrimonio, sacado de lecciones encontradas en
“libros antiguos”. Se compara con mujeres y diosas que han cometido
3
“¡Oh soberano Dios; a ti… suplico: des a mi herido corazón sufrimiento y paciencia para que mi terrible
pasión pueda disimular”.
adulterio, que traspasaron las leyes naturales, y como ella no ha hecho
ninguna de esas cosas, es por lo tanto “más razonable”. Lleva a cabo una
manipulación de la literatura ejemplar para justificar su pasión y conducta.
También llega a compararse con famosos parricidas. De esto concluimos
que las conclusiones que saca Melibea de sus lecturas no son las propias de
una joven discreta y honesta. El exceso de pasión lleva a la joven a ver en
Calisto un héroe de ficción sentimental. La descripción que hace de su
amado y particularmente de su muerte nada tiene que ver con la realidad,
pero se interpretan como una forma de justificar su suicidio, siendo este
más aceptable por haberse enamorado de un hombre “admirable y
admirado”, que hacerlo por un necio.