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YAWAR FIESTA RESUMEN DE CADA CAPITULO salvaje, mientras que otros, a través de la voz de don Pancho, solicitan que

al menos se permita ese año celebrar por última vez las corridas según la
I.- PUEBLO INDIO costumbre india, pues los preparativos ya estaban avanzados. El
Se describe a Puquio, “pueblo indio” conformado por cuatro ayllus o Subprefecto se muestra inflexible y advierte que castigará a quien se atreva
barrios indios:Pichk’achuri, K’ayau, K’ollana y Chaupi. Entre ellos contradecirle. Don Pancho es encarcelado, acusado de revoltoso. Las
existían competencias para demostrar quienes sobresalían más. Los mistis autoridades municipales aceptan lo ordenado en la circular y como
o principales del pueblo (blancos y mestizos) habían invadido el pueblo ya alternativa se acuerda la contratación de un torero profesional en Lima, a
hacía mucho tiempo atrás, constituyendo un barrio que después fue fin de realizar corridas al estilo “civilizado”, es decir, español.
conocido como el jirón Bolívar.
VI.- LA AUTORIDAD.-
II.- EL DESPOJO Enterados de la prohibición, los indios se reúnen en masa en la plaza
En este capítulo se describe los abusos y robos que realizaban los mistis principal, donde el alcalde y el vicario logran tranquilizarlos,
contra los indios. Les arrebataban sus tierras mediante argucias legales y garantizándoles que de todas maneras habría turupukllay. El Subprefecto
convertían terrenos tradicionalmente dedicados al cultivo de papa y trigo hace traer a su despacho a don Pancho, con quien tiene una conversación
en alfalfares para alimentar al ganado, pues la venta de carne era más muy accidentada; al final lo suelta, advirtiéndole que no azuzara a los
rentable. Incluso invadieron las tierras altas o puna, obligando a los indios indios, pues de lo contrario volvería a prisión. Cuando ya estaba don
de esa zona a entregarles ganado y a trabajar la tierra como peones. Pancho retirándose, caminando en medio de la plaza, el Subprefecto ordena
al Sargento que le dispare por la espalda, pero el Sargento se niega a
III.-WAKAWAK’RAS, TROMPETAS DE LA TIERRA. realizar tal villanía. Este capítulo nos muestra descarnadamente la
Al acercarse las fiestas patrias del 28 de julio empiezan a oírse en el degeneración moral de las autoridades enviadas desde la capital.
pueblo el sonido de los wakawak’ras, trompetas indias hechas de cuernos
de toro y que anunciaban las corridas de toros al estilo indio (toropukllay). VII.-LOS “SERRANOS”.
Se comentaba que para esta ocasión el ayllu de K’ayau se había En este capítulo se describe la migración de miles de lucaninos hacia la
comprometido a traer al toro Misitu, animal montaraz que vivía en la puna, capital, lo cual fue posible gracias a la carretera de Puquio a Nazca, que los
al cual hasta entonces nadie había podido sacarle de su querencia. mismos puquianos construyeron en solo 28 días, dirigidos por el Vicario o
cura del pueblo. La mayoría de los inmigrantes andinos trabajan como
IV.-K’AYAU. obreros, empleados y sirvientes, e invaden terrenos en los arenales donde
Los del ayllu K’ayau lograron convencer al hacendado don Julián construyen viviendas precarias, aunque también llegan a Lima algunos
Arangüena para que les cediera al Misitu, que pasteaba en las tierras altas mistis adinerados quienes instalan negocios y compran terrenos para
de su propiedad. Todos celebraron el acontecimiento y en el pueblo no se vivienda en zonas residenciales. Engeneral son tratados despectivamente
hablaba sino de las próximas corridas que prometían ser todo un por los limeños y llamados “serranos” a modo de insulto. Los lucaninos
acontecimiento. Hasta mistis como el negociante don Pancho Jiménez se residentes en Lima forman una asociación para defenderse y apoyar a sus
alegran, más no el Subprefecto, quien consideraba las fiestas como algo coterráneos, el Centro Unión Lucanas. Su presidente es el estudiante
bárbaro y pagano. Escobar, un mestizo de Puquio, influenciado por el pensamiento de José
Carlos Mariátegui, sociólogo marxista.
V.- EL CIRCULAR.-
El Subprefecto anuncia la llegada de un circular de parte del Gobierno por VIII.- EL MISITU.-
la cual se prohibían en toda la República las corridas de toro al “estilo En este capítulo se cuenta sobre el toro Misitu, que era un ser cuasi
indio”, a fin de evitar muertos y heridos. Los vecinos legendario, pues los indios decían que no tenía padre ni madre, sino que
principales se dividen ante tal noticia: unos, encabezados por don Demetrio había surgido de un remolino de las aguas de la laguna Torkok’ocha; su
Cáceres, están de acuerdo con abolir loque consideran una costumbre fama sobrepasaba los límites de la provincia de Lucanas. Vivía en la puna
o zona alta, abrigado por los queñuales de Negromayo, en K’oñani. El principio capeó bien, pero luego el toro buscó su cuerpo y trató de
hacendado don Julián Arangüena había intentado capturarlo, sin lograrlo, arrollarlo, aunque pudo escapar y refugiarse en los escondederos. Ello
por lo quedecidió regalarlo, primero a los habitantes de K’oñani y provocó la burla de los indios, quienes exigieron que salieran a torear los
finalmente a los de K’ayau. suyos: el Wallpa, el Honrao, el Raura, el K’encho. El primero en ingresar
fue Wallpa, quien luego de dos hábiles capeadas, fue alcanzado por el toro,
IX.- LA VÍSPERA que incrustó uno de sus cuernos en su ingle, clavándolo en uno de los
.El Subprefecto llamó a su despacho a los principales vecinos para acordar troncos de la cerca. Los demás toreros indios lograron con gran esfuerzo
la manera prudente de hacer cumplir la circular sin causar el malestar de separar al toro del cuerpo de Wallpa. El varayo’k alcalde de K’ayau
los indios. Uno de los vecinos, don Demetrio, le informa del plan del alcanzó un cartucho de dinamita al Raura, con el que finalmente hirieron
Vicario: harían construir un pequeño coso en la plaza de Pichk’achuri y se mortalmente al toro, mientras que Wallpa sangraba a borbotones por la
convencería a los pobladores que era mejor espectar allí el evento, en vez pierna hasta inundar el suelo con su sangre. El alcalde le dijo entonces al
de usar todo el pampón de la plaza. También se les persuadiría de evitar el Subprefecto que así eransus fiestas, el yawar punchay verdadero.
uso de dinamita y el ingreso del público a la arena, a fin de evitar muertos
y heridos. Se informa también que ya en Lima el Centro de Lucanas había
contratado a un torero español para enviarlo a Puquio. El Subprefecto
acepta todos estos planes; el Vicario cumple entonces su parte y convence
a los varayok’s indios de construir un pequeño coso con troncos de
eucaliptos.

X.- EL AUKI.-
El narrador explica la relación y la veneración que tienen los puquianos
hacia los espíritus de los cerros, especialmente hacia el auki (jefe) “El Sexto”
K’arwarasu, padre de todas la montañas de Lucanas. Los del ayllu de Es una novela corta que narra la experiencia carcelaria de Arguedas
K’ayau se encomiendan a él para lograr la captura del Misitu. Encabezados entre 1937 y 1938 en uno de los penales más conocidos de la capital.
por el varayok alcalde suben a su cumbre y entierran una ofrenda. De Gabriel Osborno, alter ego del autor, es un estudiante universitario que fue
regreso les acompaña el layka (brujo) de Chipau, quien se ofrece a guiarlos preso por su actividad como líder estudiantil. Joven e idealista, la prisión
a capturar al toro. Los de K’ayau logran lacear al Misitu y lo llevan a significará para él conocer de cerca el mundo criminal. Obligado a convivir
rastras hacia el coso de Puquio. El layka es con asesinos, maleantes y detenidos de todo tipo, Gabriel ve amenazada su
destripado por el toro y su muerte se entiende como un sacrificio de sangre vida y su sensibilidad al entrar en contacto con la escoria criminal de la
para compensar el favor otorgado por elauki. cual empieza a formar parte.  En el desarrollo del relato encontramos
tres ejes constitutivos que nos dan a conocer esa experiencia: los
XI.- YAWAR FIESTA.- diversos registros políticos de lo carcelario, el envilecimiento de los
El día de la festividad patria apareció una multitud inmensa en Puquio, reos y los ideales del protagonista a partir de un horizonte étnico
proveniente de toda la provincia de Lucanas e incluso de otros lugares más compartido. Son esos tres matices los que configuran el horror de los once
lejanos, para ver el evento taurino que se realizaría en el coso armado en la meses que el autor estuvo preso. De ahí que en la obra, todo es decadencia
plaza de Pichk’achuri. Mientras tanto, don Pancho y don Julián fueron y desengaño por parte del joven estudiante, por parte del propio Arguedas.
encerrados en la cárcel por órdenes del Subprefecto, para evitar que La política lo impregna todo, espacialmente, en su forma más baja, la
revolvieran a los indios. El coso rebalsó y muchos se quedaron en las politiquería. Esto lo encontramos a través de los apristas y comunistas,
afueras, insistiendo ingresar vanamente. Apareció el Misitu en la Plaza y bandos que se disputan el dominio de los tres pisos del presidio. En el
de inmediato ingresó el torero Ibarito II, quien, ante la música de los contexto del gobierno militar de Óscar R. Benavides (1936-1939), ambos
wakawak’ras y el canto lúgubre de las mujeres, sintió inseguridad. Al
partidos eran clandestinos, ya que todas las agrupaciones políticas que no realidad a partir de ellas. Gabriel no es un idealista a partir de dilemas
tuvieran un origen nacional fueron declaradas ilegales. Cuando Gabriel metafísicos, sino un idealista sentimental. Más que sensible, muchas
ingresa al penal, lo que encuentra no son divisiones de clases sociales veces el protagonista yace absorto e irresuelto por su imperante fragilidad:
que estratificaran la cárcel, pues la miseria y la inmundicia lo añora la infancia, piensa en la música y canciones significativas en su vida,
impregnan todo. Él percibe que los hombres se enfrentan y desunen intercambia recuerdos con amigos y compañeros de celda.
por criterios y politizaciones marcadamente partidarias. Le sorprende El oscilante registro emocional de Gabriel conduce su individualismo y lo
que El Sexto asemeje la escindida realidad nacional de la cual es lleva a la valoración de otros aspectos de la vida en la prisión. Aunque no
víctima. Además, en el día a día cualquier diferencia entre los presos es lo dice textualmente, el autor sugiere que la verdadera reconciliación
motivo para la politización del conflicto, pues allí parten y culminan todas de la sociedad yace en compartir el acervo cultural del Perú, ese que
las pugnas internas. Por eso, el intercambio de discursos efectistas, las los presos comparten sin siquiera saberlo y que los hace herederos de
manipulaciones, las actitudes tendenciosas y las malas intenciones la diversidad nacional. El autor matiza el relato a través de ciertas
concentran la expresión cotidiana de la maledicencia en la prisión. manifestaciones culturales, musicales y dancísticas; lo vuelve un
A pequeña escala, la cárcel concentra el caos y violencia imperantes en la muestrario de las diferencias y proximidades étnicas que hay entre los
ciudad. Para el protagonista El Sexto es consecuencia del sistema presos. Ahí, más que una danza o forma musical específica, el uso que este
racista, excluyente y elitista que impera en el Perú. Son las tensiones recurso tiene en el relato es el divertimento, la mansedumbre e, incluso, la
sociales, los conflictos a nivel material y simbólico las que conducen a la compasión. Pero en la cárcel, este como cualquier otro detalle sentimental,
sociedad a una inevitable crueldad. De ahí que el envilecimiento de los era visto como mera ingenuidad, una cojera al momento de actuar. En su
internos sea una respuesta, muchas veces necesaria, para la supervivencia alter ego, Arguedas ensaya lo que paralelamente y a futuro se
en el medio carcelario. La historia proviene y deviene en la brutalidad y convertiría en una de sus principales aportes a la cultura nacional: la
enajenamiento de los presos. Las violaciones, acuchillamientos, complots y valorización, el rescate y el impulso a las entonces formas actuales de
negociaciones internas transcurren en la novela como pasajes las culturas nacionales, especialmente, la andina. Frente a la violencia
fundamentales no solo de la historia que se cuenta, sino, sobre todo, del y la miseria, Gabriel militaba desde su frágil sensibilidad. Era así
devenir de la vida limeña que en una prisión se suscitan. Tras ello se atisba como desplegaba el ejercicio de su libertad.
mucho más que costumbres carcelarias; hay un factor social más marcado.
Los rezagos de las organizaciones políticas agravan las consecuencias
sociales de las estructuras económicas y convierten la cárcel en un espacio RESUMEN POR CAPÍTULOS DE LA OBRA TODAS LAS
de una disputada conquista colectiva. Una y otra vez El Sexto se impone SANGRES
como un bloque y ante él hay que tomar un bando. CAPITULO I.
En esa lucha por sobrevivir y, más aún, por resistir a sus propios ideales —
la libertad, la compasión, el afecto, la solidaridad— lo llevaban a buscar un El viejo subió a lo alto de la torre de la iglesia. Borracho. Llegó hasta las
horizonte por compartir. Aunque Gabriel ha hecho algunas amistades, ni campanas, empezó a llorar copiosamente. Temió caer, se arrodilló en la
ellas mismas lo consideran totalmente afianzado al bando. Él no es ni piedra, bajo el arco de la cúpula. Apareció bruscamente cuando su hijo
comunista ni aprista. Mientras todos se preocupan por corresponder a los mayor don Fermín llegó hasta el centro del atrio. Acababa de salir del
partidos a los cuales pertenecen, el accionar de Gabriel no se entusiasma templo su otro hijo, don Bruno. El viejo estaba vestido de levita; sobre la
por lo colectivo. Más allá de las posiciones partidarias, el autor se camisa blanca, una corbata vieja de seda brillante, se agitaba con el aire.
posiciona con sus preocupaciones existenciales y sociales desde su ¡Señores voy a morir! Dijo con solemnidad. Oíd mi última voluntad. El
individualidad. En una conversación con un preso, el autor escribe: “Pero borracho guardo silencio porque en ese instante salió el cura. Te estaba
yo no soy comunista, Cámac; muchos otros participan de los ideales de esperando ¡traga hostias! Anticristo, llora, arrodíllate, te necesito de
justicia y libertad, acaso mejor que los comunistas”. No es la teoría, sino testigo. Tú bruno, solo eres Caín y parricida, tú hermano es peor que tú
la conducta. No son los ecos de grandes elaboraciones intelectuales las ¡Muladar! Akatank´a. Tú Fermín, el peor, el primogénito. Indudablemente
que alejan a las gentes, sino el entusiasmo exagerado por moldear la se dirigía a sus hijos. ¡Cura anticristo voy a morir! Quiero que se respete
mi última voluntad. Dejó mi casa y todo lo que hay en mis despensas, sala, Herrero Bellido, después de una pelea con su hijo Perico, don Fermín le
dormitorio y corredores, a los indios y a los caballeros pobres. El cura encargó la vieja pistola para que la limpie y la aceite. ¡El gran revolver del
vaciló largo rato. Luego se dirigió a donde estaban los hermanos. Ha sido patrón viejo! Exclamó entusiasmado Bellido. Don Fermín ofrece trabajo a
un testamento público señores. En su delirio el caballero ha establecido una Perico en las minas y se despide. La Kurku Gertrudis cantaba triste. Tal
voluntad. No nos oponemos. Contesto don Fermín. El viejo caminaba vez recordaba que don Bruno la maltrato, la violó. Su voz era algo dispar
lentamente. Se detuvo en la esquina, donde empezaba ya su solar. Continuó como de anciana. El Anto recordó que a la Kurku la recogió la gran señora
hablando: cuando muera entren a mí casa, nadie le va a detener. Ustedes cuando tenía tres años de edad. Los señores de San Pedro empobrecieron.
solitos llegaran a todas partes y llévense cuanto es mío. A mi huérfano Don Ricardo de la Torre y Condemarin decía: “somos más pobre que los
Anto ya lo he asegurado. Dame todo ordenó el viejo. Anto obedeció. Me indios”. Las minas habían fracasado. Tenían envidia de don Fermín y don
vigilarás desde la puerta. No voy a estremecerme ni a manotear. Me Bruno. Ellos si estaban bien. Tanto en los negocios de la mina como en la
estiraré fuerte. Abrió el cajón de la mesa y sacó una cajita azul, de lata. La hacienda. Los varayok´s de la comunidad de San Pedro de Lahuaymarca
destapó, echó varias pastillas a un vaso de aguardiente. El cañazo tomó un llegaron a las moyas de su pertenencia. No eran malas tierras. Producían:
color azul denso. Anto fue donde la señora y le dijo: “el señor se despide”. papas, trigo, cebada, habas, quinua, maíz. La comunidad llegó a dominar la
Dice le perdones de todo. Es su última hora. Para siempre se despide. Anto parte barrancosa de la quebrada. Los comuneros de San Pedro, no eran
se decidió entrar en la sala. El cuerpo del anciano se convulsionaba pues miserables como los de Paraybamba. Tenían tierras extensas. Bajaban
débilmente. a servir a los muchos señores, pero no como siervos, sino como peones a
quienes se debía pagar y se les pagaba un jornal más bien simbólico que
Bruno y Fermín conversaron de todos los atropellos que habían cometido efectivo.
con sus padres. Pero en este momento no se trata de que yo sea un ladrón y Don Demetrio Rendón Willca, cuando ya mozo. Su padre quería
tú un violador dios nos juzgará. Decían los hermanos. De pronto matricularlo en la escuela pública de San Pedro. Por eso el director de la
empezaron a doblar las campanas anunciando la muerte del viejo. El cura escuela fue a consultar con el gran señor si debía matricular al ya mozo
apareció y abrió la iglesia, los “herederos” del gran caballero se llevaban Demetrio Rendón Willca, en la sección preparatoria. Si ya es mozo
cuanto podían de su casa. Se oyó un tumulto afuera, en el patio, y a la vez admítalo. Los chicos lo harán correr. ¿No sabe usted que los chicos son
del cura que recitaba en latín. Los hermanos don Fermín y Bruno y el Anto más crueles que los grandes, cuando quieren martirizar o fregar a los
recibieron el pésame. Don Rendón Willca había llegado de Lima y otro débiles? Dicho y hecho pocas semanas después, bien aleccionados por sus
joven era hijo del herrero Bellido, daban su pésame. Los hermanos Bruno y padres los estudiantes mayores empezaban a hostilizar al indio. Demetrio
Fermín se fueron a ver a su madre. Los señores habían recorrido toda la se defendió y fue castigado con quince azotes bien dados. Con la cabeza
casa. La kurku Gertrudis seguía a don Bruno parecía una hormiga. herida y manando sangre subió las montañas y jamás regresó. Poco
después partió hacia Lima. Ocho años después regresó, sin anunciar su
CAPITULO II. llegada, se reunió con los varayok´s, se encontró con Pancorvo, sin
embargo, evitó hablar con él.
Nemesio Carhuamayo, mandón de la hacienda Providencia de don Bruno.
Avisaba a todos los indios colonos que habrá cabildo en la casa hacienda. San Pedro empobreció, las minas se agotaron. Los Aragón de Peralta se
Con el primer rayo de sol al día siguiente, ingresaron al inmenso patio de la engrandecieron. La comunidad de indios estaba ya fortalecida y más
hacienda los quinientos jefes de familia, siervos de don Bruno. “Habrá cuando el varayok alcalde anunció en cabildo, que los indios no trabajarían
mita. Iremos por turnos de dos cientos cincuenta a trabajar en la mina de por menos de dos soles diarios de jornal. Brañes pidió el castigo a los cinco
mi hermano. Irán también los mozos” expresó don Bruno. El trabajo es varayok´s. Los colgaron de la barra al concluir el cabildo. Don Fermín
orden de Dios para el colono. Solicitaron que se vendiera comida a Aragón de Peralta asistió al próximo cabildo y demostró que el acuerdo del
Paraybamba que se estaban muriendo de hambre. Don Fermín tenía sus común era “conforme a derecho” y que no permitiría que se aplicara el
ambiciones como minero que era. Mandó traer la vieja pistola de Bruno, castigo infamante de la barra a nadie más. La barra y el cepo fueron
tenía en sus manos la antigua pistola del abuelo. Se encaminó a la casa del desarmados y arrojados al rio. Los indios siguieron dando a los vecinos
arruinados el mismo trato respetuoso. Pero no trabajaban para nadie que no había enamorado de la Asunta. Serás la sombra de Rendón. Yo represento
les pagara el jornal adelantado. a una empresa con millones. La mina caerá en mi poder. Sólo una cosa se
necesita. Que los indios no trabajen rápido. Yo conozco a los indios voy a
CAPITULO III. inventar que en la mina hay un encanto feo: Amaru grande que come
Hernán Cabrejos Seminario, era agente secreto del consorcio Wisther- indios. Cabrejos le entregó un fajo de billetes eran tres mil soles. Es un
Bozart. Su misión. Que todo el mineral de la más alta ley de plata y otros adelanto Gregorio prepárate a luchar contra Rendón. Enterado de que su
metales que se encuentran en la montaña Apark´ora de San Pedro, deberían hermano vendría a observar a sus colonos don Fermín mandó construir una
de ir al Consorcio. Mientras tanto debería de encontrar día a día la fórmula pequeña plataforma en el galpón y ordenó llevar una silla de vaqueta para
de frenar al cholo impaciente y de nervio don Fermín Aragón de Peralta. que don Bruno lo usara. La comunidad de San Pedro de Lahuaymarca
“Tenemos que amarrarlo antes de que se haga más grande”. representada por don Demetrio ya no tenía el cerro de Apark´ora. Tres
cientos colonos, la primera partida que había llegado permanecieron
Conversa con Matilde, esposa de Fermín, sembrando la duda con respecto callados e inmóviles. Como si no estuvieran vivos. Don Fermín
de su cuñado don Bruno. Matilde le hace saber a Cabrejos de que Bruno su conversando con Rendón dijo: “Estas minas no serán de los gringos”. Que
cuñado, vive en un sitio en que una persona de corazón, puede volverse no se lleven todos los gringos, sino lo que es justo; y lo que sea justo que
fanático, lealmente. ¿Usted sabe que don Fermín está preparando o ya tiene quede para nosotros.
adobados a su hermano y a los vecinos de San Pedro para devorárselos? Es
posible el sabrá lo que hace. Lo siento por Bruno responde Matilde. CAPITULO IV.
Cabrejos también le dice que Rendón es un cholo taimado y que tengan Dos cientos colonos más llegaron a San Juan de Apark´ora. El colono es
mucho cuidado. En esos momentos llega don Fermín, y los esposos más peor que el perro. Las mujeres e hijos de los tres cientos obreros que
charlan. Matilde le dice que tenga mucho cuidado con Cabrejos y Rendón. tenía la mina corrieron desde el galpón hacia el caserío. Los habitantes eran
Los tengo por las orejas responde el esposo. ¿Y Bruno tu hermano me odia arequipeños y mestizos, cusqueños y parinacochanos consideraban a los
y con razón? Procuraremos que se hunda por si mismo. Será fácil peones de choza como gente inferior. Algunas cantinas pertenecían a las
exasperarlo. Bruno caerá de rodillas. El minero vio lentamente que los mujeres “que se vendían”. Las radiolas, tragamonedas que habían instalado
ojos de su esposa se humedecieron. ya en dos cantinas del caserío retumbaban en el bajo techo de calamina y
Cabrejos había decidido tomar al Gálico como su agente secreto en San en la callejuela. Matilde y don Fermín vieron el desfile y el ingreso de los
Pedro. Era necesario que los vecinos pusieran la mayor resistencia a vender indios desde la terraza. Cuando tocan los pututos, el trabajo ha de hacerse a
sus tierras de la Esmeralda a don Fermín. Debía también él fortalecer a don manera de competencia deportiva y en beneficio común. Por teléfono don
Bruno. Cita a Rendón y le hace tomar aguardiente fino de caña. Lo Fermín hizo saber a los obreros que se les doblara el jornal. Los exhortó a
interroga le dice: ¡Que don Fermín se va a comer a los mierdas esos que tuvieran el máximo cuidado con los tiros. El capitán de la mina
caballeros vecinos de San Pedro; después se va a comer a su hermano, prometió que no iba a ocurrir ningún accidente. Los primeros estampidos
después se va a comer a los comuneros, ¡a ti te va a comer! Yo puedo de los tiros oprimieron el corazón de los indios. Esperaron en silencio el
defender a los indios. Puedo ser tu amigo. Tú quieres quitar su mina al estallido en cadena de los explosivos, cuidándose como se les había
patrón grande. Yo trabajador de corazón responde Rendón. ¡No cholo de explicado que debían hacerlo. ¡Qué manera de trabajar organizadamente!
mierda! Tú ocultas algo. ¡Cuidado conmigo! Sacó un fajo de billetes y se lo ¡Qué forma de obedecer! Sus jefes. No había si no de no tener miedo, de
ofreció a Demetrio Rendón WIllca y éste no aceptó. Cabrejos borracho trabajar mejor, de vencer la oscuridad de no atemorizarse a si alguien
ordena a su chofer Gregorio que lo lleve a Asunta, para pedirles favores muere con los explosivos. A ese Rendón le sale como candela del corazón
sexuales. Al llegar a la tienda de Asunta ella se dirige al Ingeniero con cuando habla.
estas palabras. “Usted se ha equivocado Ingeniero. Somos honradas
todavía. ¡Váyase Ingeniero! Mi honra ha sido manchada. Se retiran en su Don Bruno llega a la casa de don Fermín y es recibido por Matilde.
jeep Cabrejos junto a su chofer Gregorio y Perico Bellido su contador. En Sentado a gusto, pero con aplomo, en uno de los confortables, miraba con
el camino Cabrejos reconoce la grandeza y el honor de Asunta. Gregorio se admiración y no disimulado entusiasmo a su cuñada. Los indios son más
felices que nosotros. ¡No deben ser ricos jamás! ¡No deben aprender la para mí? Su hermano Bruno respondió Cabrejos. Don Fermín sacó la
ambición que los convierta en cernícalos furiosos por sacarse los ojos, unos pistola y apuntó a la cabeza de su invitado. Enojado casi de inmediato
a otros! ¡Nada de ambición! ¡La humildad y la obediencia de Jesús! ¡Su mandó a su mayordomo en busca de Rendón Willca. Se presentó Demetrio
pureza! Entonces pidió la presencia de Rendón. Cuando vino saludó a y dijo: “Patrón Aragonés de Peralta, ingeniero Cabrejos es criminal del
todos, pero don Bruno no respondió el saludo. ¿Qué han hecho con mis maestro Gregorio Altamirano…” pero no había juez para él. Ponle frenito.
indios? Preguntó en quechua. Están trabajando en faena, mejor que la Fuerte. Cuídate patrón. Yo, comuneros, colonos contigo pues. Puedes irte
hormiga. ¡Basta hijo! Yo te bendigo. Entonces Rendón se retiró del Caserío ordenó don Fermín. Bajó Matilde que escuchaba. ¿Usted lo hizo? ¡Señora!
feliz y volvió a la mina. Yo no soy responsable de nada añadió Cabrejos. Fermín y Cabrejos
conversaron que no hay responsable por la muerte de Gregorio. Hablan de
Cabrejos ordenó a Gregorio para que grite en la mina. Simulando a la la mina y de negocios. Así el ingeniero no apareció como vengativo y
serpiente Amaru. Para que los indios se asusten y no trabajen más. ¡No usted, será un buen patrón. Fermín dijo a Camayo que organice una fiesta
fallara Ingeniero! Conozco bien a los indios. Inmediatamente Gregorio se en que todos los indios se diviertan. ¡Ah! Conviene embriagar a la gente.
va donde la Asunta le da serenata y le deposita en la rendija de su tienda Que olviden. Que no piensen.
los seis mil soles que le dio Cabrejos. Llegado el momento se disfraza de
indio y se va de madrugada a la mina. Un grito agudo, como el de una Don Bruno se enteró que Cabrejos le había echado la culpa de la muerte de
bestia herida embístete, llegó desde el túnel. Y luego otro grito más agudo Gregorio por ello mandó llamar a su mayordomo grande en busca de
y penetrante, más desconocido, llegó soplando por la mina. Y nuevamente Rendón para enterarse mejor del asunto.
el grito acercándose, se prolongó más que los otros. Y por cuarta vez el
gritó recomenzó, de más cerca y con otro aire. Pero en ese instante empezó Perico Bellido visita a ala Asunta pretencioso intenta besar su mano. Eso
a estallar la cadena de tiros y cortó el grito. Poco después salieron no se acostumbra aquí le dijo ella. Sale de la tienda y se dirige a la casa de
despavoridos. Pero menos los indios que Rendón ordenaba. Instantes su padre, donde agarra el martillo y empieza a golpear el tronco seco.
después sacaban el cuerpo totalmente molido de Gregorio. Los restos Todos me odian. El mozo entró al dormitorio del padre y sacó de allí el
fueron llevados a la capilla y despedido con oraciones. fino poncho de vicuña luego volvió a la tienda de la Asunta. Durante los
días siguientes recorrió las cantinas. Discutía de política. Proclamaba ser
CAPITULO V. comunista. Ideaba un plan para derribar a su jefe y ascender él a cajero.

Doña Adelaida hizo la señal de la cruz sobre la frente cuando escuchó la Rendón se dirige la casa hacienda de don Bruno, iba montado en el mejor
voz solitaria de la campana mayor. Llaman a Cabildo. De la Torre y el potro de la quebrada. Don Bruno le solicitó que contara la historia del
Gálico temían a esta señora. Tomó asiento; eran unos dos cientos vecinos. Amaru. Dijo que el mandón Carhuamayo salvó quizá al ingeniero de no ser
Entre ellas la señorita Asunta de la Torre. La propuesta: “No vender ni una linchado por los indios, colonos peones y maestros.
vara más de nuestra maizales de la Esmeralda” a Fermín Aragón de
Peralta. La mina secará la pampa en donde vivimos. Por su parte Asunta Perico Bellido va donde Cabrejos. Y le dice: “Oiga usted porque despacho
abrió el papelito que le habían mandado, leyó el mensaje: “Ingeniero al Gregorio” todos los obreros y maestros de la mina lo saben. Yo no lo
Cabrejos matando inocente maestro Gregorio, queriendo para gringos despache le dijo Cabrejos despectivamente. Él quiso irse. Me pidió dinero.
maizal Esmeralda Ingeniero engañando a don Ricardo, Fabricio, Ambrosio, Usted ya había pensado convertirlo en Amaru y mandarlo al infierno. Poco
¡Brañez vendido ya! Entonces doña Adelaida agarró a bastonazos a todos después Perico deja una carta que a la letra decía: “Oye Aragón de pelotas,
llamándolos cobardes. Se fue con Asunta de la Torre a su casa y le invitó a pongo, huevón, de la Wlisther and Bozart, tú y Cabrejos mataron al
almorzar. rascatripas Gregorio Altamirano… Bueno pelotas me llevó con justo
derecho y la bendición de San Pedro. Treinta mil perros fieros de la
Estamos solos, Cabrejos, nuevamente. ¿Usted envió a alguien para que caja…”
hiciera de Amaru? En la mina dijo don Fermín. ¿Quién desearía esa dicha
CAPITULO VI. una cruz de acero. Y ordenó a Rendón que la pusiera en el sepulcro. No
había ni un solo vecino en el entierro de la señora. Cuando llegaron a la
Entran a la casa hacienda de don Bruno tres hombres de diferentes edades. plaza tocaron el Ángelus.
“Sus indios han soliviantado a los comuneros de Paraybamba. Negocian Anto entró en la sala le hizo llamar don Fermín. Además estaban su esposa
con ellos en apariencia, les fían carneros, lana, gallinas, papas y de Matilde y don Bruno. Te voy a cambiar Paucarpata por Sullacancha, dos
hambrientos que eran se están levantando”. Don Bruno respondió: vacas y treinta carneros más. Continúo don Fermín dirigiéndose a Anto.
Nosotros los caballeros sabemos lo que hacemos. Estamos enterados de lo Luego lo amenazó con una pistola, pero Anto no declinó, no quiso el
que ocurre con nuestras pertenencias, con nuestros indios y cumplimos la cambio. Al final don Fermín aceptó. Poco después se fueron a la tienda de
santa voluntad de dios. Después de un intercambio de palabras los tres la Asunta donde le obsequió un botón de oro con un brillante agradeciendo
hombres abandonaron la casa hacienda sin antes lanzar una serie de por haber asistido al funeral de su madre.
amenazas contra don Bruno. ¿Has oído? Si caballero lo he oído todo dijo
Vicenta. ¿El hijo que llevas es mío? Vicenta lloró. Don Bruno se volvió de Don Felipe Mayhua invitó una copa de cañazo a cada uno de los indios que
espaldas. Por fin te necesito Vicenta. Ahora si te necesito. Ya en el asistieron al funeral. Los colonos lloraban. Mientras tanto, los señores
dormitorio Vicenta cantó. Don Bruno por primera vez le dio un beso en la llegaban a la puerta de la casa señorial de los Aragón. Pasen hermanos dijo
frente a una mujer que cantaba en el propio dormitorio de la casa hacienda. don Bruno. Les comenta que va a tener un hijo y si les pasara algo ellos lo
Su otra mujer una mestiza ya madura escuchaba la conversación y atacó cuidarían. “Todos me odian” mi hermano no tiene alma ni corazón, solo el
con un cuchillo a Vicenta don Bruno le disparó y la mató. metal maldito en la barriga, en la cabeza en las venas. Y los vecinos tienen
Los tres hacendados desmontaron a iniciativa del joven Monteagudo junto envidia y ambición en toda su sangre. El Gálico pegó a su mujer y le grita
a un agitado pozo en que concluía una larga cascada de agua. Discuten. ¡Puta! a la señorita Asunta. Demetrio lo agarró del cuello y lo botó al suelo.
Cisneros sin despedirse monta en su mula y se perdió a trote. El joven Don Bruno llega a su casa hacienda poco después de la medianoche.
Aquiles, le da alcance y le ofrece vender sus haciendas, cerrado el trato don Abrazó a Vicenta su mujer. ¡Mujercita mía! Dijo casi sollozando el
Adalberto Cisneros le promete pagar ¡ochocientos mil soles al contado! hacendado. Dentro de pocos días voy a hacer mi testamento. Voy a
Luego se despiden. reconocer a mi hijo antes que nazca. Vicenta le besó las manos. Luego le
desató los zapatos.
CAPITULO VII. CAPITULO VIII.
Doña Rosario. Agoniza. Puede decir sin embargo: “Matilde, Bruuuuno”.
Pronunció mi nombre y el de Matilde porque ella es ángel y yo demonio. El ingeniero Cabrejos fue despedido por don Fermín. Bueno. Cabrejos le
La señora emitió un ronquido seco y murió. Llamaron a la kurku y la dijo, nuestras relaciones de trabajo como usted habrán comprendido han
hicieron repetir: “Perdón, señora” “Para el maldito Bruno”. Junto a ella cesado. Así es señor Aragón y tengo mi equipaje ya listo. Su liquidación le
esposa don Fermín su esposa Matilde, el Anto. No hubo pésames. Los dijo Aragón y le alcanzó un sobre.
agentes Cabrejos y el propio ingeniero, habían logrado convencer a los
vecinos que los Aragón ya no tenían poder. El cholo Cisneros había comprado las haciendas de don Aquiles. Don
Fermín fue a visitarlo. Filiberto lo acompañó. Matilde despidió a su marido
Fue un entierro con indios, asistieron todos los colonos y comuneros. Los con mucho temor. Cisneros era inmisericorde y sin escrúpulos. Don
K´ollanas cargaron el cajón de acero. La multitud marchó rezando. Se Adalberto Cisneros lo recibió. Bienvenido, ilustre amigo; a mi nueva
presentaron doña Adelaida y la señorita Asunta. Don Bruno hizo llamar a hacienda. Hombres como usted yo respeto. Es un honor. ¡Caray!. Lo
K´oto y a Mayhua. ¡Vivimos y morimos! Ya este no es un entierro de mismo pienso de usted don Adalberto dijo Fermín. Invitó al minero a pasar
señores de sino de indios. Cantaron un harawi. Asunta lloraba en silencio. a la sala.
Don Bruno se arrodilló y fue siguiendo el canto. Don Felipe echó tres A la semana entrante habré llegado a la veta del mineral más fino del Perú:
paladas de tierra sobre el cajón de acero. Los jóvenes más fuertes de sulfocianuro de plata, llamado rosicler. Son centenares y acaso miles de
Lahuaymarca y de la Providencia también lo hicieron. Don Fermín sacó millones. Pero he agotado todo mi capital en esa empresa. Así es. Yo lo
ofrezco a usted el 40% si puede contar con diez millones. Obtendrá a vientre era de él. Cisneros ordenó a Pandulfo su mandón que le
cambió, no menos de unos quinientos millones en cinco años. Cisneros no rebenqueara. Así lo hizo y el rebenque cruzó la cara de la vieja. ¡Tiene que
aceptó. Pero no discutamos. Esto se acabó. Mis caballos han descansado lo salir sangre! ¡Harto! Dijo el mayordomo. Luego se encontró con don
suficiente. Nos veremos las caras dentro de cinco años. Don Fermín sacó Bruno. “Buenas tardes señor Aragón de Peralta”, el gran señor de Parquiña
sus espuelas de la sala; se las calzó; prendió su linterna de mano y salió. lo saluda dijo por fin Cisneros. Esto incomodó a don Bruno que le dijo: “su
Bajó las gradas del corredor sin mirar a Cisneros. Me desengañó usted mula saludaría mejor” usted no aprende habría dicho: “Buenas tardes señor
Cisneros dijo don Fermín. No porque se haya negado a ser mi socio sino Aragón de Peralta” simplemente. Pero don Adalberto Cisneros continuó
porque no ha dejado de ser un criado… ¡que me importa! Y se fue humillando a los indios. El viejo Varayok ´cansado de los insultos lo
montando el moro. Adelina la criada rogó a Filiberto que la llevara. ¡A manda azotar y desnudar frente a todos los comuneros presentes allí
picar entonces! Vine por diez millones, y me llevo a usted. Algo es algo. también se encontraba la mujer vieja con sangre en la cara, y su hija a la
Aseveró el minero. cual Cisneros violó. En castigo y completamente desnudo es llevado casi al
Don Bruno se decidió ir a visitar las estancias donde Vivian sus colonos. atardecer, a las altas cumbres nevadas. Montaron los tres. Don Bruno
Mando llamar a Carhuamayo de la mina y al joven David K´oto. El espoleó suavemente su potro y este trotó. Iba rumbo a la Providencia.
primero llevó su colt y el segundo su dinamita. Llegó al mediodía a sus
estancias; encontró a cien paraybambas cultivando las nuevas tierras que él CAPITULO IX.
había cedido para sus colonos. Los comuneros se quitaron los sombreros y
fueron acercándose a la cancha con paso lento y solemne. “Nos días” gran
señor dijo el más viejo. “Nos días” corearon los otros. En ese cabildo don Señor don Fermín: un manto padre, de rosicler lo espera. Brilla desde el
Bruno les dio las tierras de Tokoswayk´o para que sembraran maíz. Luego piso hasta el techo. Era la comunicación. ¡Felicitaciones! Allá voy
se fue a Paraybamba para hacer nuevo cabildo y tener autoridades. Pasaron Camargo. ¡Rosicler puro Matilde! Ahora puedo negociar. Hablaban en el
por el puente construido. Los cien comuneros se formaron en dos columnas automóvil. Los hermanos Aragón se reunieron en la capital de la provincia,
delante del puente para que Aragón y sus pajes lo pasaran primero. Ya se dieron un abrazo y se despidieron.
llegado a Paraybamba don Bruno observaba a los indios. Mucho de los Don Bruno entró intempestivamente en el despacho Prefectural. ¿De qué se
colonos eran flacos de aspecto enfermizo. El viejo de los comuneros me acusa? Preguntó. “De soliviantar a la comunidad de Paraybamba, de
ordenó, levantó el brazo y dijo: “Abro cabildo”. No es domingo este viejo comunista. La comunidad ha hecho afrenta en la persona respetabilísima
no es nadie para abrir cabildo, habló un hombre adelantándose hacia don del gran señor Adalberto Cisneros. Le volaron su mula a dinamitazo, lo
Bruno. ¿Y tú quién eres? Preguntó el hacendado Yo soy “vecino” de este desnudaron, lo flagelaron… Entonces don Bruno presentó a la vieja y a su
pueblo. Tengo mando. Don Bruno le apuntó con su pistola belga y lo hija embarazada. ¡Sabe usted porque hizo flagelar Cisneros a esta anciana;
mandó encarcelar. porque lo hizo romper la cara a riendazos! Preñar a una india y darle
latigazos a su madre no importa don Bruno contestó el subprefecto. El
Cuando el cabildo eligió al varayok´ alcalde y a cuatro regidores, don mayordomo de Cisneros el señor Pedraza salió en favor de don Bruno,
Bruno preguntó. ¿Y las varas? Chamochumbi lo tiene contestaron. Pero ese posteriormente el subprefecto manda a su alférez quien lleva a don Bruno y
atardecer en Paraybamba, don Bruno, Carhuamayo, Davicho y los varayok Pedraza a la plaza. Donde se tomaron una copita de cañazo.
´s elegidos, besaron la cinta de rodillas (bandera peruana). El bicolor
pequeñísimo tuvo más luz que el sol. Paraybambas, viejos, hombres, Mientras tanto, don Fermín sin la asistencia de ningún abogado hablaba
maduros, mujeres. Niños. Váyanse. Aquí con el gran señor vamos a esperar con el juez. Estos documentos señor Aragón no tiene valor alguno le decía
a Cisneros. el juez examinando los contratos de tierras de venta de la Esmeralda. El
minero se puso de pie y abandonó el despacho.
Oyeron el tropel de los caballos de Cisneros. Se extrañó algo al ver las
cruces inútiles de los troncos y los trapos a la entrada de las casas. Salió Ya en Lima Fermín Aragón de Peralta se reúne con su abogado, quien le
una vieja con su hija, que le hizo recordar que el hijo que llevaba en su dice que solamente le corresponderá el 10% y que la Wisther and Bozart
considera que con ese porcentaje usted se volverá millonario. Hicieron centavos el metro cuadrado? Las mujeres se echaron a llorar una tras otra.
llamar a Cabrejos. El cual ofreció darle 20% y le dijo que el consorcio no Claudio se comprometió a traer informaciones completas. El Gálico se
cedería más. suicida después de tomar cañazo en la tienda de la Asunta, y devuelve a su
mujer a sus padres.
Siete guardias y Pedraza llegaron Paraybamba, de madrugada. Comandaba
a los guardias un sargento. Los comuneros se encontraban en faena, en las CAPITULO X.
tierras cedidas por don Bruno. El sargento mandó disparar por dos veces El consorcio Wilster and Bozart sesiona y conforman la compañía
consecutivas por encima de los comuneros, pero no se movían y seguían en Aparcora Mines. Al señor Aragón de Peralta no se le ha concedido la
faena. ¡alcalde, mandos: orden del “Gobiernos”! preséntese donde el señor gerencia de la mina como él lo solicitara. Cabrejos continúa en la mina y
sargento. Pregonó un guardia ayacuchano. Los cuatro regidores varayok era quien iba a dirigir a los indios por conocerlos bien. Aun así se
´se encaminaron hacia el sargento y Pedraza. “Nos días” señor mostraban disconformes por el trato recibido por los grandes millonarios.
“Gobiernos” sargento, saludo el viejo alcalde varayok´. Los cinco alcaldes Pues no se le concedía ninguna acción sobre la mina sino solamente un
envarados, atravesaron el campo ya detenido. Dos guardias fueron por salario. Se había dado un decreto de expropiación de tierras que eran
David K´oto a la Providencia David se entrega sin resistencia y es indispensables para la construcción de una central hidroeléctrica y el
detenido. desarrollo de la explotación. Asimismo el derecho de uso de las aguas del
rio Lahuaymarca.
Por su parte Cisneros llegó de noche a la ciudad. Habló con el subprefecto
y permaneció oculto en la casa de un compadre. Los seis detenidos Don Fermín es tentado por su hermano para dedicarse al negocio de la
marchaban en silencio y entraron a la ciudad, la gente los vio. ¡AY, pesca. Acordaron al final que el minero daría siete millones de soles de los
pobrecitos! ¡Alcaldes! ¡Y con la vara sobre la barriga! Entre el tumulto y quince que se requería para poner tres plantas de producción de pescado.
las protestas una mestiza es baleada por el teniente y muere. La La idea de Fermín Aragón era volver a sus haciendas con maquinaria,
subprefectura se colmó de vecinos notables. Casi todos le echaban la culpa personal calificado y repotenciar el agro en su hacienda. Asimismo pagar
a los indios. En una banca, sentados y ya sueltos los alcalde esperaban. No treinta soles diarios a cada indio que trabaje en sus tierras.
hablaban. El subprefecto invitó a: Arangoña, Sifuentes, Montes de Patrón,
de la Molina y Eguiluz, para tomar consejo. Luego entró don Bruno. Tres jóvenes tocaron la residencia de don Fermín. Era la junta directiva del
Cisneros pasó luego de esperar unos minutos, por indicación del secretario. Club Social Deportivo de los residentes de San Pedro en Lima. Le hacen
Después de un largo conversatorio, en que algunos vecinos principales saber sobre el decreto que el gobierno ha dado para la expropiación de las
culpaban a los indios de todo lo sucedido y otros salían en su defensa. tierras. El minero monta en cólera y se queda sorprendido. Da como
Fueron puestos en libertad. ¡Adiós señor “Gobiernos”! ¡Gracias señor donativo la sume de diez mil soles para el Club. Luego se despidieron.
Aragón el señor dios dice esta en tu cuerpito…! Basta de fregar ¡Salgan! El
subprefecto despidió a los indios. David K´oto también fue puesto en Sesionaron nuevamente los integrantes del club de San Pedro. Se abre la
libertad. sesión dijo Claudio desde las mesa del profesor Brañes. Rechazan los diez
Los alcaldes varayo´k visitan a don Bruno que les hace pasar a su inmensa mil soles donados por don Fermín. Entran en polémica. En esos instantes
sala y brindan con coñac. Entretanto Cisneros llega a su residencia de la hace su ingreso die hombres vestidos de civil y detienen a los San pedrinos
Parquiña y despide a Pedraza. “Oiga usted Pedraza usted se va ahorita incluyendo a las mujeres. Los golpean y amenazan con pistola en mano.
mismo de la Parquiña me ha traicionado”. Don Fermín visita al senador en defensa de los Sanpedrinos, pero no
obtiene nada. Bien señor he perdido el tiempo en visitarlo a usted, pero no
La villa de San Pedro de Lahuaymarca quedó como atontada. Los jóvenes del todo, siga protegiendo a Cisneros, a don Lucas, y a Montes y eche todo
emigraron a Lima casi todos. Organizaron un débil club en la capital. ¿ el peso de su influencia sobre mí. Le dijo al senador.
Ustedes sabrán que Fermín Aragón y Cabrejos están en Lima? ¿Saben que
se va a dictar una orden de expropiación de toda la Esmeralda a diez CAPITULO XI.
Los vecinos de San Pedro recibieron una notificación del juez. Se es acusado de comunista así como Rendón Willka. Aragón les presenta una
reunieron. Anto hace saber que la Esmeralda será expropiada a diez carta para que lean. La carta era la garantía firmada por el senador como
centavos el metro cuadrado por el gobierno. Tocan la campana de la iglesia apoyo al minero.
y todos se reúnen en cabildo. Acuerdan defender sus tierras hasta la muerte
¡Que nos maten a balazos! CAPITULO XII.
Llegan el Subprefecto y el juez. Son alcanzados por los alcaldes de San Don Bruno observa el pueblo de San Pedro en ruinas y llora. Es consolado
Pedro. Conversan. Y le hacen saber su disconformidad por el derecho que por Rendón Willka. Demetrio hizo repicar las campanas por orden de don
expropia sus tierras. Asunta visita a Cabrejos y lo mata disparándole en el Bruno. ¡Toca resucita al pueblo! Se presentaron solitario don Ricardo y
pecho y en la oreja. Es detenida. doña Adelaida y los cinco alcaldes del común. Acuerdan entre ellos
“resucitar” a San Pedro y restaurar la iglesia. Don Fermín había llevado
Llegaron a San Pedro el subprefecto y el juez y un pelotón de guardias. El una maestra para la escuela. Don Adalberto Cisneros se presenta ante don
viejo Bellido los alcanza y comienza a insultarles. Le disparan y cae. El Ricardo y doña Adelaida y se va en busca de don Bruno a la Providencia.
juez acompañado por el oficial, da conocimiento sobre el decreto para que En el camino se encontró con el indio Campo que lleva un pequeño bastón
San Pedro y la Esmeralda sean desalojados y entregados al poder de los con anillos de plata para el hijo de don Bruno. Luego se dirige a conversar
dueños de la mina. Los vecinos aceptan, pero primero proponen incendiar con el ingeniero Velasco. Cisneros se emborracha. El subprefecto le pide
todo San Pedro. Una llamarada salía de la boca y las ventanas de la iglesia. “veinte mil fierros” para que le ayude a eliminar a don Bruno. Su eterno
rival.
El ingeniero Velasco observa como la iglesia se quema. “El consorcio se Los vecinos de San Pedro, llegaron a la carretera principal enloquecidos,
enterará con agrado del éxodo de esta gente”. El Ingeniero Hidalgo algunos volvieron a Lahuaymarca a solicitar ayuda. Reconocieron a la
presenta su renuncia. “soy un peruano que considera su patria sobre todas Kurku Gertrudis que trabajaba en la iglesia. Ella cantó su himno en
la cosas”. ¡Señores ingenieros la pampa gratis! ¡Y con un solo muerto! quechua que tenía aire de harawi. Los comuneros lloraban. El antiguo
¡Felicítenme! Dijo el subprefecto sacristán de la iglesia quemada de San Pedro recibe la solicitud del padre
para que se quede, éste no quiere y muere de pena. Es enterrado en el
Parten en el coche; el juez el ingeniero Hidalgo renunciante y la señorita cementerio de indios. Don Bruno y Rendón Willka asisten a su entierro.
Asunta en calidad de detenida. Asunta mira por última vez su pueblo que El ingeniero Hidalgo visita la hacienda de don Bruno. Quien le presenta a
arde en llamas. El coche faldeó el cerro. Ya no se veía más San Pedro. Vicenta. ¿Por qué y cómo siendo usted de una familia ilustre que ha
considerado inferiores no solamente a los indios, sino a todos los habitantes
Apark´ora hormigueaba de gente venida de provincias. Construyeron un de la sierra, se interesa con aparente e increíble buena intención por los
campamento con departamentos. La prostitución se acrecentó más. Las indios? Preguntó don Bruno. Soy católico moderno, deseo practicar la
jóvenes que venían de lejos se prostituían con facilidad. Eran doctrina socialista de la iglesia, responde Hidalgo. Luego solicita trabajo en
manipuladas y humilladas por los indios que no comprendía su oficio. la hacienda de don Bruno pero éste no acepta. Y lo manda donde su
hermano Fermín. Rendón Willka lo acompaña. ¿Cree usted en dios? Le
Antenor, Félix Portales, el celendino Obregón, Lluta, Febres y Justo pegunta el ingeniero. ¿Cuál dios será? Zar, Cabrejos oyendo misa,
Parlona, reclaman justos salarios para los indios. Los acusan de comunistas arrodillándose en la iglesia de San Pedro, Don Lucas llevando santos
y los mandan detener. frailes a su hacienda, Cisneros también. Don Lucas mata indios, don
Cisneros mata indios, el Zar con Cabrejos desde Lima les quita el alimento
Don Bruno asiste a la entrevista del subprefecto y el Ingeniero Velasco le a trescientos caballeros antiguos. ¿Cuál dios es de ti? Joven Hidalgo La
da a conocer que le quitará el agua del rio que alimenta sus molinos. pregunta caía por su propio peso.
Además que tiene orden de empitarlos a la primera zamarrada que haga por Don Fermín recibió al ingeniero Hidalgo con complacencia le hizo calcular
“alterar la paz y el orden social”. La compañía Aparcora debe de estar en para construir un nuevo acueducto.
paz no solo con ustedes sino con todos los señores hacendados. Don Bruno
CAPITULO XIII. esposo, árbol de mi hijo, árbol de mí ¡Tú lloras sangre, cada año!
Los diarios de Lima “informaron” a su manera sobre el incendio de la Llamearas por siempre en mi memoria, bajo mi pecho, en mis venas. Árbol
iglesia de San Pedro, la muerte de Cabrejos y la posesión de la compañía de Dios y el rio. Cuida a Rendón Willka. Llegaron los guardias cinco días
Aparcora. Se reunieron nuevamente los habitantes de la villa de San Pedro después del cabildo. Se entrevistan con Rendón Willka. Pablo Pumayauri
y sacaron en andas a los patrones de la villa señorial y enrumbaron al un joven indio es puesto en la pared, junto a su madre y es fusilado sin
pueblo de indios. Todos lloraban. piedad alguna. ¡Capitán! ¡Señor Capitán! Dijo Rendón Willka nuestro
El zar designa nuevo subprefecto. Los buldóceres aplanaban la Esmeralda, corazón está de fuego ¡Aquí en todas partes hemos conocido la patria al
Anto asesina al capataz de un balazo en el cráneo. Al ver que destruían su fin! Y usted no va a matar a la patria, señor. Si quieres, si te provoca, dame
casa. Luego se lanzó contra el gran buldócer llevaba un paquete en la la muertecita, la pequeña muerte, capitán. El oficial lo hizo matar. Y así fue
mano. Veinte cartuchos de dinamita estallaron. La pampa madre se quedó muerto Rendón Willka. En una cima don Adalberto Cisneros el abusador
sin sombra, sin frescura, puro polvo. de indios acompañado por veinte guardias lloraba. ¿Estoy desnudo?
Don Bruno y Rendón recibieron la noticia de la muerte de Anto. Se entera Preguntó. Me han enfriado esos indios amaestrados por el Rendón. Creo
que la esposa se encuentra entre las paredes todavía de la casa. Don Bruno que me han enfriado para siempre.
llora y se echa la culpa por prestar a sus indios para el descubrimiento de la
mina. Se prepara para ir a la hacienda de don Lucas donde los indios están
muriendo de hambre y comido por los piojos. “Bueno Demetrio, la
hacienda, mi hijo, mi mujer y mis colonos se quedan bajo tu
responsabilidad” Todo está legalmente arreglado. Bien ¡Adiós!
Llegó a la hacienda de don Lucas. Los indios famélicos los seguían. Le
dijo al mayordomo: no te asustes hijo anúnciame con tu patrón. Soy don
Bruno Aragón de Peralta. Don Lucas estaba en camisa, con fino pantalón
de hilo. Don Bruno no le dio tiempo de huir, con un certero balazo en el
pecho lo tumbó. ¡Anda remátalo! Ordenó a Satuco. He matado a don Lucas
por orden del cielo dijo.
Luego, se dirige a la hacienda de don Fermín su hermano y le dispara en la
pierna. Haciéndole responsable por toda la destrucción causada por la
mina. Con la cabeza apoyada en la pared, las manos sobre las rodillas, los
ojos medio cerrados don Bruno empezó a llorar.

CAPITULO XIV.

Don Fermín es operado por el médico de la mina y llevado con avión a


Lima. Hidalgo es detenido y encarcelado junto con don Bruno. La cárcel
apesta. El padre de Hidalgo llega en un avión especial al día siguiente.
Hidalgo sale de la cárcel. Se le veía feliz. Al oír la noticia de que don
Bruno mató a don Lucas e hirió a su hermano. Vicenta con su hijo en
brazos y Rendón Willka llaman a cabildo. Los organizaron y les dan tierras
para trabajar ¡Ya no serán mas colonos! Sino comuneros libres. Vicenta y
su hijo salieron de la Providencia, en el potro negro. Dos K´ollanas lo
escoltaron. Se detuvo un instante bajo el arco grande de la casa hacienda
¡Pisonay! Dijo conteniendo las lágrimas. Árbol de mi hacienda, árbol de mi

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