El cuento de Caperucita roja es uno de los más conocidos universalmente.
Existen cientos de versiones y adaptaciones del popular cuento a lo largo de
la literatura, música, cine, publicidad, historia, etc. Surgido como una narración de tradición oral fue divulgado inicialmente por Charles Perrault (1697) en su versión más primitiva y posteriormente por los Hermanos Grimm (1812), la más popular. Iré publicando en este blog algunas de esas versiones, comenzando con la interpretación que el Lobo feroz hace de la historia: Narrador: Un gusto soy una cuenta cuentos les contare una historia de mi querido lobo, y la historia se llama: El Lobo calumniado. Narrador: «El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho… Lobo: Que bonito lugar lleno de naturaleza y hermosura (respira con mucha alegría). Narrador: Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio. Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí unos pasos…. Me escondí detrás de un árbol y vi llegar a una niña vestida de una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la viesen. Caminaba feliz Caperuza: Que lindo bosque es muy bonito (empieza a tararear muy alegre) Narrador: De pronto comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar y le pregunté: Lobo: ¿quién eres? de dónde vienes? y... a dónde vaaas? Narrador: A lo que ella me contestó, cantando y bailando Caperuza: Voy a la casa de mi abuelita para darle comidita para el almuerzo (mostrando su canastita). Narrador: Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente... sin ningún remordimiento, mató a un mosquito (caperucita mata al mosquito) que volaba libremente, pues el bosque también era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes. La dejé seguir su camino (el lobo le muestra el otro camino) y corrí a la casa de la abuelita (el lobo corre haci la otra dirección). Cuando llego... Lobo: (toca la puerta) Narrador: Me abrió la puerta una simpática viejecita. Le expliqué la situación y ella respondió… Abuelita: está bien lobo mío te ayudare. Narrador: Estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista. Lobo: Ahora si me vestiré como la abuelita. (se viste) Narrador: Entonces tocaron la puerta... Caperuza: Abuelitaaa ya llegueee!! Narrador: Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. Caperuza: Abuela ¡Esas orejas tan grandes y feas?!! Narrador: He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije Lobo: Mi niña estas orejas son para oírte mejor. Narrador: Ahora bien, la niña me agradaba y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones… Caperuza: ¡¿Abuela y esos ojos tan grandes que tienes?!! Narrador: Comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña mostraba una apariencia tierna y agradable, pero comenzaba a caerme antipática. Sin embargo, pensé entonces le agarré de la mejilla y le dije… Lobo: Mis ojos me ayudan a verte mucho mejor mi pequeña. Narrador: Pero su siguiente insulto sí me encolerizó. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero. Caperuza: ¡pero... abuelaaaa!! ¡¿Y esa boca tan horrible y fea que tienes?!!! Narrador: Reconozco que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y gritándole… Lobo: ¡Son así de grandes PARA COMERTE MEJOR!! Narrador: Ahora, piensen Uds: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando mientras yo corría detrás suya tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr me la quité… pero fue mucho peor. La niña gritó aún más… De repente la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Leñador: ¡¿Con que tú eres el lobo que le asusta a esta pobre niña?!! (apuntando un dedo hacia el lobo) Narrador: Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé corriendo… Me gustaría decirles que éste es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz (pasa un turista) de que yo era un lobo malo y peligroso. (la turista se va corriendo con miedo) Todo el mundo comenzó a evitarme y a odiarme... Desconozco que le sucedió a esa niña tan antipática y vestida de forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora ya la conocen…»