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El Sueño Del Pongo JMA
El Sueño Del Pongo JMA
DESTREZA: Elegir lecturas basándose en preferencias personales de autor, género o temas y el manejo de diversos soportes para formarse
como lector autónomo
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Algunos de sus
semejantes, siervos,
rezaban mientras tanto el Ave María,
despacio, como viento interior en el
corazón.
—¡Alza las orejas ahora, vizcacha! —Gran
¡Vizcacha eres! —mandaba el señor señor,
al cansado hombrecito. Siéntate en dos dame tu
patas; empalma las manos. licencia;
padrecito
Como si en el vientre de su madre hubiera mío,quiero
sufrido la influencia modelante de alguna hablarte —
vizcacha, el pongo imitaba exactamente dijo. El patrón
la figura de uno de estos animalitos, no oyó lo que oía.
cuando permanecen quietos, como orando
sobre —¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u
las rocas. Pero no podía alzar las orejas. otro? –preguntó.
Golpeándolo con la bota, sin patearlo —Tu licencia, padrecito, para hablarte.
fuerte, el patrón derribaba al hombrecito Es a ti a quien quiero hablarte —repitió
sobre el piso de ladrillo del corredor. el pongo.
—Recemos el Padrenuestro —decía luego —Habla… si puedes —contestó
el patrón a sus indios que esperaban en el hacendado.
fila.
—Padre mío, señor mío, corazón mío —
El pongo se levantaba a poco y no podía empezó a hablar el hombrecito—.
rezar porque no estaba en el lugar que Soñé anoche que habíamos muerto los dos,
le correspondía; ni ese lugar correspondía juntos; juntos habíamos muerto.
a nadie.
—¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio
En el oscurecer, los siervos bajaban —le dijo el gran patrón.
del corredor al patio y se dirigían al
—Como éramos hombres muertos, señor
caserío de la hacienda.
mío, aparecimos desnudos, los dos, juntos;
—¡Vete, pancita! —solía ordenar, después, desnudos ante nuestro gran Padre San
el patrón al pongo. Francisco.
Y así todos los días, el patrón hacía —¿Y después? ¡Habla! —ordenó el patrón,
revolcarse a su nuevo pongo, delante entre enojado e inquieto por la curiosidad.
de la servidumbre. Lo obligaba a reírse,
—Viéndonos muertos, desnudos, juntos,
a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus
nuestro gran Padre San Francisco nos
iguales, los colonos
examinó con sus ojos que alcanzan
Pero… una tarde, a la hora del Ave María, y miden no sabemos hasta qué distancia.
cuando el corredor estaba colmado de
toda la gente de la hacienda, cuando el
patrón empezó a mirar al pongo con sus
densos ojos, ese, ese hombrecito, habló
muy claramente. Su rostro seguía un poco
espantado.
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