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INTRODUCCIÓN
En la vida cristiana, no hay un punto estático: o estamos avanzando o gradualmente
vamos deslizándonos hacia atrás. “Vamos adelante a la perfección”, es la orden que
debemos obedecer (Hebreos 6:1). El joven creyente que no está progresando
espiritualmente está expuesto a ser blanco del enemigo para ser atacado y destruido.
1- PERMANECER EN ÉL
Si bien la rama es quitada de la planta, se seca y muere. No puede subsistir por sí sola, y
mucho menos podrá llevar fruto. Todos los elementos que necesita para la vida están en
la vid. No puede almacenarlos, ni tampoco desarrollar la capacidad de eventualmente
proveer para sus propias necesidades. Su única esperanza es la de nutrirse de la vid, y
para eso debe permanecer en ella.
Cristo llamó a los discípulos a permanecer en él, porque sin él no podían hacer nada.
Es importante que notemos lo categórico de esta frase. No es que, separados de él, las
cosas van a ser más difíciles, o que los logros serán insignificantes. Cristo les dijo que
no habría una sola cosa que podrían realizar si no estaban arraigados en él.
-Juan 14:6 - 1 Timoteo 2:5 - Hechos 4:12 –Mateo 7:8 –Isaías 55:6-8 – Juan 4:24
Estos versículos nos hablan acerca de nuestra búsqueda constante de su voluntad en
oración, adoración, meditación de la Palabra. No de manera irresponsable y
mediocre, sino más bien como un estilo de vida porque de esto depende nuestra plenitud
en la vida y nuestra salvación.
2- PERMANECER EN SU PALABRA
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;32 y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres.” Juan 8:31-32, Josué 1:8-9.
Es relativamente fácil creer. Uno puede llegar a creer en Cristo sencillamente porque quizás
creció en un hogar cristiano, porque ha visto un milagro, porque simplemente ha decidido creer
o porque le parece bonito.
¿Por qué es más difícil permanecer?, porque implica no moverse de la fe a pesar de los vientos
huracanados y de las tempestades de la vida. Implica perseverancia y paciencia. Vemos la
parábola de los dos cimientos: Mateo 7: 24-27
3- PERMANECER EN EL SERVICIO
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”
Efesios 2:10 (NVI).
Fuiste puesto en la tierra con un propósito: servir a Dios y a los demás. Este es el tercer
propósito de Dios para tu vida. Cuando sirves a otros de cualquier manera, verdaderamente
estás sirviendo a Dios y cumpliendo uno de tus propósitos. No estamos en la tierra solo para
respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos. Dios nos formó individualmente para que
hiciéramos un aporte singular con nuestras vidas.
Dios te redimió para que hicieras su obra santa. Tú no eres salvo por buenas obras,
sino para hacer buenas obras. En el reino de Dios, tienes un lugar, un propósito, un rol y una
función que cumplir. Esto le da a tu vida un gran valor y significado. Una vez que has sido
salvado, Dios intenta usarte en sus planes. Él te tiene un ministerio en su iglesia y
una misión en el mundo.
“Él es quién nos salvó y escogió para su obra santa, no porque lo merecíamos sino porque
estaba en su plan”2 Timoteo 1:9 (BAD)
Jesús dijo: “Tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías, no vine a ser servido sino
a servir y a dar mi vida”Mateo 20:27-28 (BAD).
Para los cristianos, el servicio no es opcional, algo que debe incluirse en nuestros horarios. Es el
corazón de la vida cristiana. Jesús vino a servir y a dar, y esos dos verbos también pueden
definir tu vida en la tierra. Servir y dar.
Dios obra a través de personas en maneras diferentes, pero es el mismo Dios que cumple su
propósito a través de todos ellos” Efesios 2:10 (NVI) 1 Pedro 4:10 (NVI)
CONCLUSIÓN
La firmeza del árbol depende de la fuerza y del agarre de sus raíces. Éstas se van
extendiendo continuamente con la doble finalidad de recibir alimento y servir como
ancla para sujetar el árbol, dándole estabilidad. De hecho, la solidez del árbol, aunque se
manifiesta en la hermosura de las ramas y las hojas, depende de la calidad de las raíces.
Si ellas son sanas, el árbol crecerá robusto y dará mucho fruto.
Asimismo, el secreto de la vitalidad del joven cristiano no está en las manifestaciones
externas, (Emocionales) sino en la autenticidad de permanecer en Cristo, permanecer
en su Palabra y permanecer en el Servicio, así estará firmemente arraigado en Él, esto
se manifestará en una vida fructífera.