Está en la página 1de 4

El término "ecofeminismo" se refiere a una pluralidad de posiciones que han girado en

torno a los movimientos de finales de la década de 1970 hasta principios de la de 1980: el


movimiento feminista occidental (radical, liberal y socialista) y el movimiento pacifista.

El ecofeminismo es una corriente de pensamiento y un movimiento social que integra


feminismo y ecologismo poniendo de manifiesto las relaciones existentes entre la
subordinación de las mujeres y otros grupos sociales no privilegiados con la
sobreexplotación y degradación del medio natural. Propugna que el sistema capitalista y
neoliberal, en alianza con el patriarcal, ha generado una cultura de dominación y
extractivista sin control suicida, puesto que los seres humanos somos ecodependientes,
que debe ser sustituida por una relación armónica con la naturaleza.

¿Qué es el Ecofeminismo?

El ecofeminismo, que entreteje ecologismo y feminismo, pretende ser uno de los ejes
vertebradores del ecologismo social de nuestra organización.

Es una corriente de pensamiento y de activismo que analiza críticamente las creencias


que apuntalan el modelo de vida ecocida, patriarcal, capitalista y colonial, que denuncia
los riesgos a los que somete a las personas y al resto del mundo vivo y propone miradas
alternativas para poder revertir esta guerra contra la vida.

El ecofeminismo es plural y se presenta de formas muy diversas, aunque tiene una serie
de rasgos que les son comunes. Todos los ecofeminismos someten a revisión los mitos
que provocan y mantienen la falsa fractura entre las sociedades humanas y la naturaleza
y los cuerpos. Deconstruyen y reformulan conceptos como el de economía, producción,
progreso, trabajo o individuo. Tratan de revertir una cultura jerárquica, que considera que
unas vidas valen más que otras, y que somete con violencia todo lo que pretenda poner
límites a la maximización del beneficio.

Los ecofeminismos denuncian el hecho de que los ciclos vitales humanos y los límites
ecológicos quedan fuera de las preocupaciones de la economía convencional, y proponen
una mirada diferente sobre la realidad cotidiana y la política, dando valor a elementos,
prácticas y sujetos que han sido designados por el pensamiento hegemónico como
inferiores, que han sido históricamente invisibilizados.

Diversas mujeres se reúnen en círculos ecofeministas, Círculos de mujeres que tienen


como eje central la “espiritualidad femenina” y “conectarse” con el propio
cuerpo y la Tierra. Los círculos de mujeres son espacios de vínculos y
relaciones entre mujeres, son momentos ritualizados para la palabra,
el canto, el cuerpo femenino, el útero, la sangre menstrual y la
feminidad. Algunas de ellas encarnan prácticas corporales/personales
de bienestar y autosanación, así como concepciones de un cuerpo
femenino cíclico, sano y sagrado. Las mujeres en círculos están
elaborando formas similares, culturales y sociales de hacer género,
ellas proponen nuevas y antiguas significados culturales,
construyen prácticas reivindicativas y liberadoras de aspectos
reprimidos personales y colectivos, fuentes de nuevas formas de
existencia y de una cultura simbólica-material de la experiencia del
cuerpo femenino y de ser mujer.

Cuerpo/ser femenino: cíclico, sano y sagrado


Las mujeres están recuperando y re-significando saberes antiguos y ancestrales, saberes
corporales y emocionales que han estado inconscientes y reprimidos, saberes que
germinan y crecen en las subjetividades individuales y colectivas. Los conocimientos que
las mujeres entretejen muestran las interconexiones que nos hacen cuerpo/ser
femenino; saberes de las diversas maneras que podemos reconocer, encarnar y llevar a
la vida cotidiana el poder de retomar al cuerpo, las emociones, el placer, la sexualidad,
la salud, la fertilidad, la no-concepción y la maternidad. Las mujeres en círculo estudian,
profundizan y difunden remedios y disciplinas enfocadas a la salud y el bienestar
femenino holístico y en interconexión. Amalgaman conocimientos biomédicos y saberes
ancestrales y femeninos, creando un conocimiento integrado y holístico. Ellas
resignifican al útero, la menstruación, la menopausia, la vejez femenina; promueven el
parto humanizado, la no-concepción natural y la maternidad consciente.

Las mujeres en círculo encarnan -hacen cuerpo y experiencia- prácticas de


bienestar y (auto)sanación, así como concepciones de un cuerpo femenino cíclico, sano y
sagrado. El cuerpo/ser femenino cíclico crea y encuentra otros significados en
concepciones holísticas -biomaterial, psico-emocional, espiritual, ecológico y cósmico.
Ellas resignifican al cuerpo/ser femenino como fuente de auto-conocimiento, creatividad,
bienestar y poder. Así como redimensionan al útero como un órgano corporal femenino,
elemento integral -no aislado- de la experiencia femenina de ser y estar en el mundo,
centro de poder femenino, poder de creación y trasformación; elemento biomaterial y
simbólico de identificación e igualdad con todas las mujeres.

Reconocen la diferencia sexual como la experiencia corporal específicamente femenina


y la menstruación como un dominador común en la experiencia de ser mujeres;
experiencia individual y colectiva a la vez, experiencia diversa y cambiante en cada
mujer. El útero es llamado “mente/útero”, “útero/ corazón”, y desde ahí resignifican y
reivindican al cuerpo femenino y la naturaleza cíclica que aprenden, reconocen y hacen
somáticamente consciente.

La menstruación es una de las cuatro fases del ciclo femenino7, ciclo complejo de
interacciones hormonales, emocionales, psíquicas y del comportamiento de las mujeres
(también los hombres, como toda la naturaleza, son cíclicos). Las mujeres en círculo
integran una narrativa que vincula, contiene y describe la naturalidad del ciclo sexual-
vital de las mujeres, ciclo influenciado por las fases de la luna y el ciclo solar,
experiencias vinculadas a los arquetipos femeninos y a procesos de sanación de sí, del
linaje materno, sanación de la humanidad y de la Tierra.

Las mujeres parten del conocimiento del funcionamiento hormonal en su no-


separación con el psiquismo, la emoción y el comportamiento. Así, las prácticas
cotidianas se basan en la consciencia encarnada del funcionamiento hormonal, para
vivir los pensamientos, las sensaciones y emociones, las necesidades y deseos que
cambian en el ciclo mensual Usar ecoalternativas menstruales es parte importante del
proceso consciente y corporal de resignificar su/la sangre y menstruación. Las alternativas
ecológicas para la sangre menstrual son toallas de algodón confeccionadas en casa o
bien diseñadas por mujeres que emprenden su micro negocio. También las copas
menstruales son una alternativa y cada vez encontramos más marcas en el mercado
mundial. Los discursos de las mujeres en círculo y de las activistas menstruales, animan a
tener la experiencia directa con la sangre para reflexionar también, cómo la industria de la
“higiene” femenina estigmatiza la sangre y la menstruación para vender sus productos
desechables, que contaminan el ambiente. Además se ha comprobado la toxicidad de
sus compontes sintéticos y de sus procesos de fabricación que se les ha asociado con
cáncer, síndrome de shock tóxico, endometriosis, y otros problemas de salud.

Las mujeres en círculo están produciendo espacios y experiencias para el


aprendizaje del auto-conocimiento hormonal, psíquico-emocional y comportamiento en
las cuatro fases del ciclo vital-sexual. Así, ellas encarnan la conciencia corporal del
estado menstruante, cambiando prácticas menstruales para tener experiencias que les
permite sentir con mayor plenitud y bienestar su estado. Las mujeres en círculo animan
a “conectarse” con su cuerpo/útero para intuir-saber qué es lo que su cuerpo
“necesita”. Comprenden y viven el estado menstruante como un estado de creatividad
femenina y proponen prácticas y experiencias menstruales ecológicas, rituales,
psicoespirituales y artísticas. Las mujeres están encontrando en su estado menstruante
y en su sangre, un aspecto profundo de autoconocimiento, significado espiritual del
cuerpo/ser femenino sagrado y del ciclo vida-muerte-vida. Las mujeres viven
experiencias de “encontrarse” a sí misma, de “conectarse” a su cuerpo, a la Tierra y con
la Luna; procesos de bienestar y autosanación.

En el proceso de reconocimiento corporal, autoconocimiento y sanación, diversas


mujeres en círculo proponen que las mujeres se
hagan responsables de su cuerpo, su salud, y la no-concepción de manera natural, para
que las propias mujeres gestionen su cuerpo y sus procesos de bienestar y salud. Así, las
mujeres están encontrando terapias y disciplinas para recuperar el goce y el placer del
cuerpo, en su experiencia sexual-vital completa y compleja, y en donde es posible
abordar las concepciones de malestar y enfermedad como “mensajeros” y aliados para
el autoconocimiento.

El proceso de malestar/enfermedad-sanación tiene que ver con “recordar” y


“reconectar” con la sabiduría y el conocimiento propio y ancestral. Así mismo sus
conceptos de medicina son amplios, es todo aquello que cura en sentido físico y que
sana en sentido psicoemocional. La medicina está en la naturaleza, es “la medicina de la
Tierra” (plantas, plantas psicoactivas, animales, elementos, la luna y el sol). También
está la medicina que hay en “todas las relaciones”, así como la medicina de las propias
mujeres y cada una “tiene su propia medicina.” Además en colectivo se sanan juntas,
sanan de acuerdo a su concepción holística del cuerpo/vida, sanan lo personal y
también lo histórico que han vivido y sufrido las mujeres como colectivo.
De esta manera, las mujeres en círculo están tejiendo una red social que permite
el flujo de saberes y experiencias. Este flujo aporta referentes materiales y simbólicos
para construir espacios, corporalidades e identidades ecofemeninas, experiencias que
reconectan con lo femenino como una energía sagrada y poderosa que está ayudando a
sanarse en lo individual y colectivo. Las mujeres están encarnando cosmovisiones
complejas, espiritualidades, holísticas y prácticas
transversales en tiempo y espacio, entendimientos -consciente y corporales- de que
todas y todos estamos interconectados como un organismo vivo, en un tiempo
evolutivo de consciencia para sanarnos como humanidad y en donde el papel de las
mujeres y la vivencia de lo femenino es clave para vivir mejor la vida humana y
planetaria. Las mujeres están atendiendo “el llamado” para reconocer que la vida es
sagrada, para reconocer a la Madre Tierra y lo femenino que habita tanto en hombres
como en mujeres.

También podría gustarte