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Por eso, he seleccionado 9 mujeres de la Biblia que nos dejan lecciones valiosas y que,
si reflexionamos en sus vidas, vemos cómo dejan vislumbrar los acentos de la esencia
femenina.
Ruth fue una mujer moabita que se casó con un hombre de Belén llamado Mahlón.
Después de la muerte de su esposo y su cuñado, que también se había casado con una
mujer moabita, Ruth decidió seguir a su suegra Noemí a Belén.
Allí, Ruth trabajó en los campos de Booz, un pariente de Noemí, y fue recompensada
por su dedicación y su carácter generoso. Booz se enamoró de Ruth y se casó con ella,
convirtiéndose en su esposo y su protector.
«Sucedió también que siete hermanos con su madre fueron detenidos. El rey quería
obligarlos, azotándolos con látigos y nervios de buey, a comer carne de cerdo,
prohibida por la ley. Uno de ellos, en nombre de todos, habló así: “¿Qué quieres saber
al interrogarnos? Estamos dispuestos a morir, antes que faltar a las leyes de nuestros
antepasados”».
Así comienza el relato del martirio de 7 hermanos que prefirieron sufrir los tormentos
de la tortura y el martirio antes de rechazar la ley de Dios. La madre de ellos estaba
presente y, aunque no se apuntó el nombre de ella en la Biblia, esto no impide que
hasta hoy recordemos su heroicidad que se unía a la de sus hijos.
Porque ella despidió a los 7, uno por uno, rogándoles que fueran fieles al Señor. Una
súplica que implicaba que, conservando esa fidelidad, morirían y de una manera
terrible.
Esta mujer nos da ejemplo de fortaleza. De hecho, es una característica muy propia de
las mujeres. Recordemos a los apóstoles que huyeron y a las mujeres que
permanecieron al pie de la Cruz.
Por otro lado, nos recuerda el verdadero sentido de la maternidad: conducir a nuestros
hijos al Cielo, aunque ello implique nuestro propio sufrimiento. Hoy día seguimos
viendo a madres heroicas que lo entienden.
Durante muchos años, Hannah fue estéril y no pudo tener hijos, lo que la entristeció
mucho.
Un día, mientras oraba en el templo, ella hizo un acuerdo con Dios: si le daba un hijo,
lo dedicaría al servicio de Dios. Dios escuchó sus oraciones y le concedió un hijo, a
quien llamó Samuel.
Después de que Samuel nació, Hannah cumplió su promesa y lo llevó al templo para
que fuera criado por el sacerdote Eli. Samuel creció para convertirse en un gran profeta
y líder de Israel.
Por supuesto que la Virgen ocupa un lugar protagónico y único en la Biblia. Nos
quedaríamos cortos al tener que resumir todo lo que Ella nos enseña en apenas un par
de párrafos, sería injusto y casi una locura.
Ella es el ejemplo perfecto de las virtudes que coronan la esencia femenina. Además de
los grandes ejemplos que podemos señalar, están los que podrían pasar más
desapercibidos. Y te hablaré de uno de ellos.
En Caná, Ella «empujó» a su Hijo de obrar su primer milagro. Y lo hizo de una manera
supersencilla. Simplemente, con esa delicadeza propia de la mujer, percibió con cariño
un detalle: no había vino.
Las mujeres quizás tienen un tacto distinto y especial para notar los pequeños detalles
que pueden hacer la vida más agradable a los demás. Y esto no es poca cosa, lo repito:
«ganó» el primer milagro de Jesús y el inicio de su vida pública. ¡Cuánto vale el cariño
escondido en lo pequeño, con el toque femenino!
Por supuesto que la Virgen ocupa un lugar protagónico y único en la Biblia. Nos
quedaríamos cortos al tener que resumir todo lo que Ella nos enseña en apenas un par
de párrafos, sería injusto y casi una locura.
En Caná, Ella «empujó» a su Hijo de obrar su primer milagro. Y lo hizo de una manera
supersencilla. Simplemente, con esa delicadeza propia de la mujer, percibió con cariño
un detalle: no había vino.
Las mujeres quizás tienen un tacto distinto y especial para notar los pequeños detalles
que pueden hacer la vida más agradable a los demás. Y esto no es poca cosa, lo repito:
«ganó» el primer milagro de Jesús y el inicio de su vida pública. ¡Cuánto vale el cariño
escondido en lo pequeño, con el toque femenino!
Por otro lado, María, según dijo el mismo Jesús, «se quedó con la mejor parte». ¿Cuál
fue? Detenerse a contemplar al Señor. Otra característica muy femenina es la
sensibilidad. Cada una la vive de una manera distinta, pero es cierto que el alma de la
mujer tiene un trato tan hondo con Dios gracias a esa manera de sentir. A veces se dice
en broma – o en serio – que las mujeres son muy «emocionales». ¡Puede ser un don
especial de Dios para percibir de manera distinta las cosas santas!
6. Magdalena
Además, fue al sepulcro mientras todos estaban lejos, para seguir «cuidando» al amor
de su vida. Ni siquiera sabía si eso era posible, pero se arriesgaría. El amor empuja más
que muchos argumentos, tantas veces.
Y el encuentro con Él, resucitado, le lleva a correr, a dar la buena noticia. Hasta
ganarse el título de «Apóstola de los Apóstoles». ¡Qué misión tan importante confiere
el Redentor a una mujer!
7. La Verónica
Es increíble que esta mujer que pudo pasar desapercibida, pues solo se la menciona una
vez y tal vez no parezca haber hecho una gran hazaña, pueda darnos un ejemplo tan
grande.
Ella ni siquiera cargó la Cruz, como Simón de Cirene… solo limpió el rostro de Jesús.
Se quitó el manto, lo más propio de una mujer, que la cubría y pertenecía a su propia
intimidad, para ofrecérselo a Dios. Para tener un gesto de cariño, que parecería
insignificante… pero que era sinónimo de darse a sí misma, al entregar lo más suyo
que tenía.
8. Priscila
Por último, quisiera hablar de Priscila, esposa de Aquila. Colaboraba con su esposo en
la misión y predicación del Evangelio, ayudando a san Pablo, los apóstoles y
discípulos.
Quisiera que nos detengamos a reflexionar en lo que significa que Dios haya querido
dejarnos este ejemplo de mujer: el importantísimo papel de la mujer en la Iglesia y en
la evangelización.
¡Qué lindo saber que, cada una desde su vocación, carisma, personalidad está llamada a
ser una parte de la Iglesia! Lo digo porque, a veces, se acusa a la Iglesia de ser un
espacio exclusivo para los hombres.
¡Pero todas somos protagonistas! Dios nos ha forjado de una manera tan especial, llena
de dones para que, desde esa esencia tan auténtica, podamos servir a Él, a la Iglesia, a
los demás, a quienes amamos… y generar el cambio: poner a Cristo en todas las tareas
humanas, llevándole a todos.
¿Cuáles son otras mujeres de la Biblia que te hayan impresionado? ¡Cuéntanos en los
comentarios!
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