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ESPECIALIDAD DE SANTUARIO

HONOREE JA UVO

GABRIELA SARAÍ LÓPEZ LEÓN

Cristo representado en el Santuario y sus servicios

El santuario terrenal era tan solo una representación del Santuario Celestial y cada objeto, cada
servicio, cada rito representaba el plan de redención que iba a ser ejecutado por Él para el perdón de los
pecados del hombre, en este orden de ideas, Hebreos 9:24 señala: “porque Cristo no entró en el santuario
hecho por mano de hombre, que era solo copia del santuario verdadero, sino que entró en el mismo cielo,
donde ahora se presenta por nosotros ante Dios”.

Al presentar la ofrenda del incienso, el sacerdote se acercaba más directamente a la presencia de


Dios que en ningún otro acto de los servicios diarios. Así como en ese servicio simbólico el sacerdote miraba
por medio de la fe el propiciatorio que no podía ver por velo, así ahora el pueblo de Dios ha de dirigir sus
oraciones a Cristo, su gran Sumo Sacerdote, quien invisible para el ojo humano, está intercediendo en su
favor en el santuario celestial.

El incienso que ascendía con las oraciones representaba los méritos y las intersecciones de Cristo,
su perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acreditada a su pueblo, y es lo único que puede hacer el
culto de los seres humanos aceptable a Dios. Delante del velo del lugar santísimo, había un altar de
intercesión perpetua; y delante del lugar santo, un altar de expiación continua. Había que acercarse a Dios
mediante la sangre y el incienso, pues estas cosas simbolizaban al gran Mediador, por medio de quien los
pecadores pueden acercarse a Jehová, y por cuya intervención tan sólo puede otorgarse misericordia y
salvación al alma arrepentida y creyente.

Tal como señala Hebreos 4:14-16: Por lo tango, teniendo un sumo sacerdote que traspasó los cielos,
Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos otro sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentando en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro.

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