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MUSEO DE MEDICINA

En lo que respecta a la historia de la salud en México, hay un Palacio muy especial


que atesora entre sus recuerdos las hazañas de cómo se fue construyendo la salud
de un país, un Palacio que nos platica a través de sus pasillos el legado de la
Medicina Mexicana.
A unos pasos de la Plaza de Santo Domingo y de la Plaza 23 de mayo (denominada
así para conmemorar la Autonomía Universitaria), específicamente, en la esquina
entre las calles “República de Brasil” y “República de Venezuela” (antes Cárcel
Perpetua), nos encontramos con el Palacio de la Escuela de Medicina.

El Museo de Medicina Mexicana, es un recorrido por las minuciosas formas en que


los cuerpos en México se han diseccionado y transformado desde la Medicina
Prehispánica. También de cómo se ha asimilado el cuerpo saludable y el cuerpo
enfermo a lo largo de los años.

La medicina es un artificio alucinante. Y así es el recorrido por las colecciones del


museo: Anatomía, Botica, Ceras del siglo XIX, Cirugía reconstructiva, Herbolaria,
Histología, Medicina prehispánica, Oftalmología, Otorrinolaringología, Pinacoteca y
el Palacio en otros muros.

En la primera sala observe la anatomía del cuerpo humano, al estar un cadáver


abierto por completo en el cual se observaban todos los órganos y tejidos del cuerpo
humano, todo se veía tan real y es que supuestamente el cadáver era verdadero,
aunque dude un poco ya que me preguntaba como lo podían mantener en ese
estado de conservación por un tiempo indeterminado. Tal vez la sala que más fue
de mi agrado fue la sala de embriología ya que mostraban como se iba
desarrollando el feto a lo largo de las semanas, en unas vitrinas mostraban órganos
del feto tales como los pulmones, huesos, cerebro y placenta.
La sala de deformidades mostraban imágenes sobre bebes y niños que presentaban
distintas deformidades, as como sus métodos de curación, ya que mostraban como
iban mejorando mediante cirugías de diversos tipos, ya sean de implantación de
placas en el cráneo para darle una nueva forma, o implantaciones del tejido del
brazo en la nariz, en fin, mostraban diferentes métodos de curación para las
deformidades producidas durante el embarazo o provocadas por algún accidente.

Sin embargo también se presenta la zona de herbolaria (con la que recomendamos


terminar para aplacar los ánimos), que es un muestrario de hierbas medicinales
mexicanas conservadas en formol. Las ceras del siglo XIX, que son todas las
enfermedades de la piel y ETS es la más inquietante de todas. La sala de histología
y orrinotología muestra las herramientas que se usan para arreglar el cuerpo, como
fierros y éter etílico que se usaba como analgésico.

En el museo hay una sala que destaca el quehacer de médicos mexicanos pioneros
de complejas complejas cirugías intrauterinas, como el Dr. Fernando Ortiz
Monasterio, el primer cirujano fetal del mundo al corregir el labio paladar hendido en
un feto.

En este museo uno vuelve a entender que sabe muy poco de su propio cuerpo, la
más compleja de las máquinas y lo más escalofriante, nos recuerda explícitamente
que la enfermedad, la muerte y la descomposición están siempre latentes.

MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA

El Museo Nacional de Antropología (MNA) es uno de los recintos


museográficos más importantes de México y de América.

En esta visita al museo no centraremos en la sala maya. Iniciamos con la visión


esquemática de la pirámide social, integrada por una serie de figurillas de cerámica
recuperadas durante los trabajos de exploración en la Isla de Jaina, Campeche. Las
antiguas ciudades de cierta importancia en su ámbito regional, tenían a la cabeza
al k’uhul ajaw (Señor sagrado), personaje que generalmente accedía al poder por
medio de la herencia. Debajo de él había un grupo de servidores públicos, como
guerreros, sacerdotes, administradores, comerciantes, artistas y arquitectos, entre
otros, que formaban parte de la nobleza y los linajes dinásticos, algunos incluso
eran familiares del propio gobernante.

También se gestaron ciertos patrones iconográficos que fueron comunes durante el


periodo Clásico (200-900 d. C.). Uno de los aspectos importantes de estos grupos
fue el desarrollo de un complejo sistema de organización social, reflejado en su
cultura material, como observamos en varias de las piezas de esta sala.

Por otra parte dentro del decorrido se observó que en el campo de la salud, los
saberes medicinales de la tradición maya constituyen un recurso que permitió a
muchas comunidades mayas, resolver sus problemas básicos de salud, se pudo
observar que para los mayas, las enfermedades eran producto de los desequilibrios,
de una falta de balance entre el cuerpo y el alma; para sanar, el consultante debería
re-establecer el orden natural, alineando su cuerpo físico con la energía del universo
y de la tierra. Para lograrlo consultaba con un sacerdote o curandero, quien
“diagnosticaba” y daba recetas, generalmente infusiones o “baños” con hierbas,
masajes y rituales, para ayudar al “enfermo” a recuperar la armonía.

Por otra parte en estelas, dinteles, vasijas y otros formatos, los gobernantes fueron
retratados practicando rituales, ejecutando bailes, o bien como guerreros
sometiendo cautivos y manifestando su poder real mediante atuendos sumamente
elaborados que incluían tocados de plumas, barras ceremoniales, cetros en forma
de dioses y joyas.

Algunos gobernantes fueron tan poderosos que su influencia perduró tras su


muerte. Ejemplo de lo anterior fue la elaboración de magníficas tumbas como la del
señor sagrado de Palenque, K’ihnich Janaab’ Pakal, descubierta en 1952 por el
arqueólogo Alberto Ruz, tras dos años de exploraciones en el interior del Templo de
las Inscripciones. El soberano fue enterrado en el interior de un sarcófago monolítico
cerrado mediante una enorme losa. En ella se plasmaron escenas relacionadas con
el mito de la muerte y resurrección del dios del maíz. En la tumba de K’ihnich Janaab’
Pakal se depositó una rica ofrenda con objetos de jadeíta, entre los que destaca
una máscara que le cubría el rostro. Esta ofrenda y la construcción del templo dan
cuenta del poder que alcanzaron los gobernantes mayas y pueden ser apreciadas
en esta sala.

Referencias:
• Cabrera Cantelar, N., Morales Pérez, M., Cantelar Martínez, B., Cantelar de
Francisco, N., Lorié Cantelar, D., & Cabrera Cantelar, M. (2010). Museo de
medicina tropical Carlos J. Finlay: fuente inagotable de
conocimientos. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 9(3), 295-298.
• Pérez, A. C. (1994). El Museo Nacional de antropología: nos/otros. In Anales
del Museo Nacional de Antropología (No. 1, pp. 209-250). Dirección General
de Bellas Artes y de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.

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