Está en la página 1de 1

ITALIA 90

En breve se cumplirán treinta años del mundial que marcó mi pasión por el fútbol, “Italia 90”. Pese
a que yo solo tenía nueve primaveras, el recuerdo de aquella copa del mundo permanece imborrable
en mi memoria. Era una época donde los combinados nacionales se identificaban por su estrella del
momento; la Camerún de Roger Milla, la Colombia de Valderrama, la Inglaterra de Gascoigne, la
Italia de Squillaci, la Holanda de Van Basten, la Alemania de Lottar Matthaus, pero sobretodo la
Argentina de Maradona.

Me viene a la memoria aquel partido que enfrentaba a Brasil contra la Albiceleste en octavos de
final. Lo vi con mi tío y con mi padre, principales culpables de mis afectos hacia este deporte. Por
entonces, yo apenas distinguía quienes eran aquellas figuras que corrían detrás de un balón en el
verde de Delle Alpi. Supe reconocer, eso sí, que uno de ellos despertaba más atención que el resto,
cada vez que cogía la pelota o se pitaba una infracción al borde del área, se hacía un silencio en el
salón, veía a mi tío y a mi padre clavar la mirada en la pantalla. Como cualquier amante del fútbol
puede adivinar, se trataba de Diego Armando Maradona. Fue un partido dominado enteramente por
Brasil, no se veían más que camisetas “canariñas” en campo Argentino. La explicación a tal
sometimiento se debía al “D.T.” de la Albiceleste, Carlos Salvador Bilardo, el cual tenía un gusto
inusitado por la defensa y el contragolpe. Los jugadores brasileños bailaban a ritmo de samba,
mientras su eterno rival parecía hincar la rodilla. Fue entonces cuando apareció el genio, medio cojo
y sin mucho tiempo para más, agarró la pelota en medio campo, en una de esas contras que tanto
gustaban a Bilardo, se sacó a dos rivales de en medio y cedió la pelota a Caniggia, éste se fue como
una exhalación hacia la portería de Taffarel para batirlo y dar el pase a cuartos al combinado
argentino.

Gary Lineker dijo una vez: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra
11 y siempre gana Alemania”. En “Italia 90” nunca una frase estuvo tan justificada, la selección
germana, el otro equipo de ese mundial que se quedó en mi retina, escribió con letras de oro su
nombre. En semifinales se enfrentó a la renacida Inglaterra de Gascoigne y Lineker, de ese partido
no tengo tantos recuerdos, pero si me viene a la memoria que fue un partido muy igualado, en el
que los ingleses y muy especialmente “Gazza”, dieron su mejor versión para poder llegar a la tanda
de penaltis. Los alemanes haciendo gala de su templanza y competitividad no fallaron un solo
penalti, el combinado inglés falló el cuarto y el quinto dejando vía libre hacia la final a la selección
germana. En mi memoria todavía permanecen las lágrimas del derrotado héroe inglés Paul
Gascoigne y la sensación de imbatibilidad de los teutones.

Llegó la final de la copa del mundo, la todopoderosa Alemania se enfrentaba al combinado


Albiceleste en el Olímpico de Roma. De este partido salió uno de los momentos más recordados de
todo el mundial. Mientras sonaba el himno argentino, el estadio fue un clamor de silbidos y
abucheos, “los azzurri” no perdonaban la eliminación de su selección en semifinales, la cámara
enfocó a Diego Maradona y de sus labios salieron las palabras “hijos de puta”, “hijos de puta”. El
partido fue muy bronco, apenas dejó destellos de calidad y solo un gol en el minuto 85 de Andreas
Brehme decantó la balanza hacia el lado alemán, haciendo valer la célebre frase de Lineker.

El mundial de Italia 90 es el primer recuerdo que tengo del fútbol, donde descubrí quien era
Maradona y porqué se le venera tanto aún a día de hoy. En mi opinión ha sido el futbolista que ha
llevado la esencia de este deporte a las cotas más altas. Ha habido otros con carreras más lóngevas,
los ha habido más goleadores o más completos, pero ninguno ha tenido el impacto mediático y
futbolístico de Diego.

Iago Castro

También podría gustarte