Está en la página 1de 135

juste un peu faux (just a bit wrong); chicos heterosexuales #4

Posted originally on the Archive of Our Own at http://archiveofourown.org/works/17596679.

Rating: Explicit
Archive Warning: Choose Not To Use Archive Warnings
Category: M/M
Fandom: One Direction (Band)
Relationship: Harry Styles/Louis Tomlinson
Character: Louis Tomlinson, Harry Styles, Liam Payne, Zayn Malik
Additional Tags: larry - Freeform, stylinson, larry stylinson - Freeform
Series: Part 5 of hétéros (straight guys)
Stats: Published: 2019-01-30 Chapters: 3/3 Words: 56942

juste un peu faux (just a bit wrong); chicos heterosexuales


#4
by mexprimer (mon_inspiration)

Summary

Harry Styles es uno de los mejores fisioterapeutas de Europa.


Louis Tomlinson es una joven estrella del futbol con una lesión en la ingle.
Ellos se detestan uno al otro desde el momento en que se conocieron.En cuanto Harry se
refiere, Louis es un rico mocoso mimado que está demasiado acostumbrado a hacer lo que
quiere. Por lo que a Louis se refiere, Harry es un idiota mandón y presumido. Louis odia a
Harry. Lo hace.
El problema es que también quiere empujarlo contra la pared más cercana y trepar en Zach
como un árbol…

Notes

Quinto libro en la serie Chicos Heterosexuales.


Escrita por Alessandra Hazard.
Adaptación a Larry Stylinson sin fines de lucro.
Créditos de traducción: galaxiainfinitadelibros.blogspot.com

Inspired by Serie Chicos Heterosexuales by Alessandra Hazard


première partie;

JUST A BIT WRONG.


PARTE UNO.

Louis Tomlinson no estaba de buen humor.

—Todavía no entiendo porque no puedo tener a un fisioterapeuta que conozca. No conozco a ese
tipo.

La mirada que su asistente personal le dedicó podría considerarse profundamente sufrida en el mejor
de los casos.

—Porque los fisioterapeutas del club ya están tapados de trabajo —dijo ella—. Y, el Dr. Payne
quiere que trabajes con un terapeuta de su confianza.

Louis chequeó la hora en su teléfono.

—El tipo está demorado. No tengo todo el día.

Volteó el rostro para ocultar su sonrisa mientras Lydia apretaba los dientes. Sin embargo, su voz
sonó increíblemente calmada mientras decía. —Él está solo 17 minutos demorado, Louis. Y es la
tercera vez que dices eso durante los últimos cinco minutos.

Louis le dedicó una mirada inocente.

—¡Pero él está llegando tarde!

—Tú llegas tarde todo el tiempo, princesa —Lydia murmuró bajito, claramente sin intención de que
él la oyera. A pesar de ser su asistente personal durante un año, Lydia aún no tenía idea de cuán
aguda era su audición y tenía el hábito de decir cosas sucias sobre él cuando pensaba que no podría
oírla. Era bastante molesto.

Louis evitó sonreír. Sabía que probablemente debería dejar de irritarla deliberadamente, pero estaba
tan aburrido. Ahora que él estaba lesionado y bastante confinado dentro de la casa, molestar a su
asistente personal era la única cosa remotamente interesante para hacer. Era casi gracioso ver a Lydia
tratando de contener las respuestas ingeniosas que deseaba dar. Casi.

—Harry Styles está altamente recomendado —dijo Lydia más fuerte —Estoy segura de que hay una
buena razón para su tardanza. Es un fisioterapeuta, y entrenador personal, exageradamente costoso.
Debe ser bueno.

Louis se encogió de hombros. El médico de su equipo le prometió encontrar al mejor fisioterapeuta


para ayudarle a recuperarse de su lesión en la ingle, pero Louis no había pedido ningún detalle; ese
era el trabajo de Lydia.

—¿De qué me sirve eso a mí si él no está aquí? Mi lesión no va a curarse por sí sola. Estoy cansado
de esperar.

—Entonces volvamos dentro —dijo Lydia, con una nota de exasperación arrastrándose en su voz de
nuevo. —, de todos modos, estoy bastante convencida de que no se supone que estés caminando.

Apoyándose contra el árbol, Louis miró la casa y frunció el ceño.


—Estoy harto de estar atrapado dentro durante todo el día. No soy un inválido —Esta vez no se
quejaba solo para molestar a Lydia. La falta de actividad realmente lo estaba volviendo loco.
Extrañaba el fútbol.

Extrañaba la sensación de estar sano y en forma, el viento en su cara mientras corría hacia la portería,
la alegría que sentía cuando metía un gol, el rugido de la multitud cantando y coreando su nombre. El
fútbol era su vida. Lo único que importaba.

Louis miró al cielo gris. Ya estaban en marzo. La Copa del Mundo estaba a tan sólo tres meses de
distancia. El tiempo se estaba agotando. Necesitaba volver al campo de juego tan pronto como fuera
posible, y recuperar su forma, si quería impresionar al entrenador del equipo nacional. Louis podría
ser el jugador más talentoso de Inglaterra en generaciones (en su humilde opinión), pero tenía,
relativamente, poca experiencia a nivel internacional y sabía que eso obstaculizaba sus posibilidades
de ser elegido. El entrenador era bastante anticuado y prefería a veteranos fiables antes que a las
jóvenes estrellas en ascenso. Y ahora su lesión sólo lo había complicado todo. Cuanto más tiempo
estuviera lesionado, menores serían sus posibilidades de participar en la Copa del Mundo. Y para
empeorar las cosas, estaban en marzo y todavía no tenía un fisioterapeuta, o mejor dicho, su
fisioterapeuta aparentemente había decidido que tenía mejores cosas que hacer que su jodido trabajo.

Louis desvió su mirada de nuevo hacia Lydia.

—Llama al Dr. Payne y pregúntale dónde está ese inútil idiota.

Detrás de él, alguien se aclaró la garganta.

—Eso no será necesario —dijo una voz seca—. El idiota inútil está aquí.

Louis hizo una mueca. Incómodo. Y un poco inconveniente. Le gustaba causar una buena primera
impresión en la gente. Tenía una imagen pública que mantener, después de todo.

Fijando una sonrisa en su rostro, Louis se dio la vuelta.

Su sonrisa vaciló un poco y se humedeció los labios con la punta de la lengua.

El hombre que estaba a unos pocos pies de distancia —Harry Styles— no era el hombre más guapo
que había visto. Él no lo era. Pero exudaba tal confianza, fuerza y virilidad, que daba la impresión de
ser increíblemente apuesto. Era alto, con un cuerpo firme y musculosos hombros anchos. Su espeso
cabello castaño oscuro tenía destellos de chocolate en él. Tenía una fuerte mandíbula, mejillas
magras, piel pálida, y un par de boscosos ojos verdes. Su boca estaba finamente moldeada, con un
ligero rasgo irónico en ella, pero no suavizaban la dureza de sus rasgos en absoluto. Había un surco
entre las cejas del tipo mientras que estudiaba a Louis.

—Estás descargando todo el peso en una pierna —dijo—. Ve adentro.

Louis parpadeó— ¿Discúlpame?

Styles se acercó, lo agarró entre sus piernas y le apretó el muslo.

Con los ojos ampliándose, Louis se quedó sin aliento, en parte por el shock y en parte por el dolor.

—¿Estás loco?

—Como pensaba —dijo Styles—. No debes estar parado. Deberías descansar.

—¿Ya acabaste de manosearme?


Styles retiró la mano.

—¿Manosearte? Pensaba que fui contratado para ayudarte a recuperar de una lesión de tercer grado
en la ingle. Entra y siéntate. No deberías estar de pie si un simple toque continúa siendo doloroso.

Louis cruzó los brazos sobre el pecho.

—Estoy bien aquí, gracias.

—Eso no fue una petición —dijo Styles.

El calor se precipitó a las mejillas de Louis. Nadie le ordenaba que hacer. Nadie.

Detrás de él, Lydia rió —pequeña traidora— y, rápidamente, empezó a toser.

—Estás despedido —Louis dijo apretando los dientes.

—Louis, lo siento —comenzó Lydia.

—No, tú —dijo Louis y miró Styles— Tú.

Styles no se veía preocupado. En todo caso, algo así como diversión brilló en sus ojos.

—No puedes despedirme por hacer mi trabajo. En realidad, tú no me puedes despedir y punto. No
eres quien me contrató: el club de fútbol para el que juegas lo hizo. Ahora, ve adentro, Sr. Tomlinson
—Los labios de Styles se arquearon ligeramente.

Dios, Louis quería borrar esa sonrisa de su cara. Le frunció el ceño al tipo, pero antes de que pudiera
decir nada, Styles se dirigió a Lydia.

—Harry Styles —dijo con una agradable sonrisa, estrechando la mano de Lydia.

—L—lydia Esmond —dijo en voz baja, lamiéndose los labios. ¿Estaba realmente batiendo sus
pestañas para el tipo?

—Deja de babear y guarda la lengua dentro de tu boca —Louis le dijo—, es repugnante.

Lydia se ruborizó hasta las raíces del pelo y se quedó mirándolo.

Louis sólo se levantó sus cejas y sonrió.

—¿Siempre eres así de cabrón cruel y sin tacto? —dijo Styles.

Louis amplió sus ojos y le dedicó su mejor mirada inocente.

—¿Yo? Creo que estás confundido.

—Sí, estoy confundido —dijo Styles, evaluando a Louis—. Tienes reputación de ser un hombre
agradable, con los pies sobre la tierra. Todavía me estoy preguntando dónde está él.

Louis sonrió.

—¿Oíste hablar de mí? Espera, ¿eres un fan?

Los labios de Styles se torcieron —Difícilmente. Soy fanático de Arsenal.

Lo imaginaba. Perdedor.
Como si pudiera leer sus pensamientos, Styles dejó escapar una carcajada.

—Incluso si me gustara tu equipo, yo no sería un fanático tuyo. Creo que tu hermano es el mejor
jugador y debería ser el que esté jugando en el ala izquierda para el Chelsea.

Palideciendo de furia, Louis apretó los puños. En su vista periférica, podía ver a Lydia haciendo una
mueca por la observación de Styles. Ella sabía que era muy mala idea incluso dar a entender que su
hermano adoptivo era mejor jugador que él —porque Zayn no era el mejor jugador, maldición.

Al carajo con dar una buena primera impresión. Este pendejo no se merecía desperdiciar ninguna
sutileza en él.

—¿Ah, sí? —dijo Louis, dando un paso más cerca de Styles. Sus caras estaban a pulgadas de
distancia ahora. De cerca, la mirada de Styles era algo inquietante. No es que Louis dejara que lo
notara. Y era molesto que el tipo fuera una cabeza más alto que él — y Louis era de una estatura
perfectamente normal, muchas gracias.

Trabó los ojos sobre los de Styles y dijo suavemente:

—Se requiere muy poco para arruinar la carrera de una persona, ya sabes. Unas pocas palabras a la
persona equivocada harían el truco. Si yo fuera tú, querría ser un poco más respetuoso. Me sorprende
que no te estés muriendo de hambre en las calles, si esta es tu actitud habitual hacia los clientes. Ten
cuidado —Él sonrió con dulzura—. Sólo un consejo amistoso.

Los ojos de Styles se estrecharon, todos los rastros de diversión desaparecieron de ellos.

—Se necesitaría mucho más que las palabras de algún malcriado niño rico para arruinar mi carrera.

—¿De verdad? —dijo Louis, ladeando la cabeza—. ¿Tan seguro de ti mismo?

—Creo que estás malentendiendo algo —dijo Styles lentamente—. No necesito este trabajo. Mis
servicios son reservados normalmente con meses de antelación. Acepté hacer esto, sólo como un
favor a Liam Payne. Así que no soy yo quien debe tener cuidado, mocoso. Si no te gusta que yo no
vaya a lamerte las suelas como todos los demás...

—¿Cómo sabes eso? —dijo Louis, curioso a pesar de sí mismo—. ¿Que la gente me "lame las
suelas"?

Una sonrisa apareció en los labios de Styles.

—He oído hablar de ti. He sido advertido sobre ti.

—¿Por quién? —preguntó Louis, pero una sospecha ya se estaba formando en su mente. Ahora la
actitud del tipo estaba empezando a tener mucho más sentido—. ¿No será por mi hermano, de
casualidad?

—Sí. Por Zayn.

Louis se echó a reír.

—¿Te importaría compartir la broma? —dijo Styles cuando la risa de Louis se calmó.

—Mi "llamado" hermano simplemente odia que la gente me quiera más —Louis levantó la mano y
acarició la mejilla bien afeitada del tipo—. Pobrecita, cosita ingenua. Zayn solo está celoso de mí,
siempre lo ha estado. Soy más talentoso, guapo e inteligente.
—Y más humilde —dijo Styles.

—La humildad está sobrevalorada —dijo Louis con una sonrisa, mirándolo desde bajo sus pestañas.

La cara de Styles permaneció impasible. Él cogió la muñeca de Louis y le apartó la mano— Puedes
terminar con esto. Tus dramáticos ojitos azules de bebé no funcionan sobre mí.

Louis parpadeó, apenas dándose cuenta de lo que había estado haciendo—intentando hacer. Estaba
tan acostumbrado a intentar tener a cada persona comiendo de su mano, que apenas se daba cuenta
cuando lo hacía.

—Hábito —dijo con el ceño fruncido, evitando su mirada—. Y, ¿Eres daltónico? Mis ojos no son
azules de bebé. Son más verde que azules.

—Son de un azul extraño —dijo Styles, por lo que el ceño de Louis se profundizó. Miró a la ingle de
Louis—. Te dije que entraras y te sentaras.

—Y yo te dije que estoy bien aquí —dijo Louis. Él no estaba siendo del todo sincero. Sus músculos
de la ingle estaban doloridos y la incomodidad crecía cada vez que se desplazaba incluso
mínimamente, pero estaría condenado si lo admitiría y demostraría que este gilipollas insoportable
tenía razón.

—Si tú lo dices —dijo Styles, encogiéndose de hombros. Asintiendo a Lydia, que estaba observando
con curiosidad, Styles se alejó.

Louis frunció el ceño.

—¿A dónde vas?

—A casa —Styles disparó por encima del hombro.

Louis fue tras él.

—¿Qué? ¿Qué hay de mi lesión? ¡No puedes irte sin hacer tu trabajo!

—Voy a volver cuando dejes de ser un bebé y, de hecho, me dejes hacer mi trabajo. Yo trabajo con
adultos.

—No he dicho que podías irte —Louis silbó, la ira acelerando sus pasos. Qué hijo de
puta presuntuoso—. Si no te dejo mandonearme, eso no quiere decir que puedas simplemente
abandonar el trabajo por el que te pagan–¡Ow! —Louis se agarró el área superior del muslo y se
detuvo, maldiciendo floridamente mientras que un fuerte, agonizante dolor, se disparó por su pierna.
Cayó sobre una rodilla, maldiciendo.

Styles estaba a su lado inmediatamente.

—Jodidamente te lo dije. Deberías estar descansando una lesión de ingle, no poniéndola bajo un
estrés innecesario.

—Cállate —dijo Louis, silbando mientras trataba de lograr ponerse de pie. Tratando y fracasando.
Hizo otro intento por ponerse de pie y gimió.

Styles suspiro.

—Por el amor de Dios —dijo antes de inclinarse y recogerlo en sus brazos. Lanzó a Louis por
encima del hombro como un saco de patatas y se dirigió hacia la casa.
—Bájame —dijo Louis, sonrojándose por la humillación—, puedo caminar —Styles resopló ante
eso.

—Guía el camino —dijo a Lydia —. A su dormitorio.

—Por aquí —dijo ella, caminando por delante. Al menos no fue riéndose a costa suya de nuevo.

Para el momento en que llegaron a la habitación, el labio de Louis estaba ensangrentado; había
estado mordiéndolo para evitar hacer algún ruido. Dios, eso dolía.

Se sintió aliviado, y un poco sorprendido, cuando Styles lo bajó con cuidado sobre la cama: él había
esperado que fuera brusco.

Cuando Styles agarró la cintura de los pantalones de chándal de Louis, Louis le agarró la mano.

—¿Qué estás haciendo?

El tipo le dio una mirada extraña.

—Mi trabajo. Necesito examinar la ingle.

Sintiéndose tonto, Louis asintió a regañadientes y le dijo a Lydia,

—Fuera.

—Tráeme una bolsa de hielo, una toalla húmeda, y vendas —Styles le dijo. Ella asintió y salió a toda
prisa de la habitación.

Louis miró al techo, mientras que Styles tiró de sus pantalones de chándal, dejándolo solo en
calzoncillos. Fuertes dedos tocaron sus muslos, y a continuación, la parte baja del estómago y la
ingle. Louis hizo una mueca. No se sentía exactamente agradable.

—¿Y bien?

—Han pasado alrededor de diez días desde que te lesionaste, ¿verdad? —dijo Styles.

—Sí.

—El dolor debería haber disminuido para ahora —dijo Styles, sonando un poco molesto—. Mi
presencia aquí es prácticamente inútil si no podemos empezar a hacer masajes y ejercicios, y no
podemos hacerlo durante la fase aguda inicial. Debería haber pasado ya. ¿Has seguido las
instrucciones de Liam?

Louis se encogió de hombros.

—Más o menos.

—¿Más o menos? —repitió Styles.

—No soy del tipo de sentarse quieto y girar los pulgares durante todo el día —dijo Louis, todavía
mirando al techo.

Styles respiró hondo y exhaló audiblemente.

Louis reprimió una sonrisa. Enloquecer a la gente era una de sus cosas favoritas en el mundo.
—Mírame cuando estoy hablando contigo —dijo Styles.

Louis lo miró a los ojos.

—¿Qué? —dijo, extrañamente consciente de las manos de Styles en sus muslos.

—Liam me dijo que querías regresar al juego, tan pronto como sea posible —dijo Styles—. Gracias a
tu propia imprudencia y terquedad, has empeorado tu lesión. No puedes empezar a entrenar hasta
que el dolor se haya ido en su mayoría. Sólo te puedes culpar a ti mismo si te pierdes la Copa del
Mundo.

Los labios de Louis se adelgazaron.

Lydia volvió a la habitación y le entregó a Styles lo que había solicitado antes de salir de nuevo. En
silencio, Styles se sentó junto a él, envolvió la bolsa de hielo en una toalla húmeda, y la presionó
firmemente contra la ingle de Louis.

—¿Ahora entiendes lo estúpido que has sido?

—Realmente no me gusta tu actitud —contestó Louis.

Styles sonrió. Era una de esas personas cuyo rostro no se suavizaba mucho por una sonrisa.

—Acostumbrarse a ella. Yo no trato a mis pacientes con guantes de seda.

Louis solo lo fulminó con la mirada.

Durante unos largos minutos, sólo hubo silencio, mientras se miraron uno al otro. Estaba haciendo
que Louis se sintiera un poco raro, pero se negaba a apartar la mirada primero.

Minutos después, Styles fue el que finalmente lo hizo. Quitó la bolsa de hielo y empezó a envolver la
venda elástica alrededor de su muslo. Pasando el vendaje alrededor de la parte posterior de la cintura
de Louis, lo aseguró allí.

—Ahora debes descansar —dijo Styles, quitando las manos—. Y, cuando digo descansar, lo digo
enserio. También, hielo tres veces al día por quince minutos.

Louis no dijo nada.

—¿Entendido? —dijo Styles, en un tono que no admitía réplica.

—No puedo estar en cama todo el día —dijo Louis, tratando de sonar razonable y adulto. Arañaba
sus nervios el que Styles lo tratara como si fuera un bebé medio tonto—. Mis músculos se están
debilitando cada día. ¿Cómo se supone que voy a recuperar la forma si soy una papa tirada en un
sillón?

—Vamos a recuperar tu musculatura después de que la fase aguda haya terminado.

Louis sacudió la cabeza.

—¿Tienes alguna idea de cuánto tiempo trabajé por este cuerpo? —Él podría no haber sido nunca
tan escuálido como su hermano, pero era naturalmente, muy delgado y le había tomado un montón
de trabajo duro para ganar y mantener la masa muscular que tenía. Y aún con todos los
entrenamientos diarios, nunca sería tan musculoso y fuerte como la mayoría de los futbolistas. Por lo
menos era lo suficientemente fuerte como para no ser acosado por la pelota, como Zayn lo era a
menudo.
La mirada de Styles barrió sobre el cuerpo de Louis.

Louis se removió un poco. Era una tontería. No tenía nada de qué avergonzarse —aunque sólo era
de mediana estatura, tenía un cuerpo genial— pero el escrutinio de este tipo le hizo sentirse
extrañamente consciente de sí mismo, y odiaba sentirse cohibido. Era Louis Tomlinson. Era rico,
guapo y popular. Sus días de ser un niño delgado y sucio, fueron superados hace mucho.

Cuando Styles volvió a mirar la cara de Louis, sus ojos eran ilegibles.

—No es nada que no podamos arreglar.

Louis frunció los labios.

—Bien. Pero quiero un masaje de cuerpo entero. Puedo sentir mis músculos poniéndose débiles y
tiesos.

Styles le dio una mirada taimada.

—Muy bien —dijo después de un momento de consideración, abriendo el bolso que había tenido
colgando del hombro. Sacó una botella de aceite de masaje—. Sácate la remera y vuélvete sobre tu
estómago.

Louis se quitó la remera, rodó sobre su vientre, y cerró los ojos.

Atrapó su labio entre los dientes, repentinamente muy consciente de que llevaba solo los calzoncillos
y nada más. Su propio malestar lo desconcertó un poco. Estaba acostumbrado a recibir masajes de
los fisioterapeutas del club —Demonios, él estaba acostumbrado a estar completamente desnudo
durante esos masajes. De hecho, la única razón por la que Styles no le dijo que se quitará también los
calzoncillos, probablemente fuera debido a que la ingle de Louis no podría ser masajeada, mientras
que su lesión todavía estaba inflamada.

—¿Qué estas esperando? Me está agarrando frío —Louis dijo, su irritación creciendo junto con su
auto—conciencia. Este hombre le hacía sentir demasiado incómodo y en el borde, sin razón aparente.

Oyó a Styles abrir la botella.

Y entonces.

—Se supone que debes calentar eso, ¡idiota!

—Es la segunda vez que me llamas idiota. Me estoy ofendiendo —Styles puso sus manos aceitadas
en la base del cuello de Louis.

—¡Ay! ¡Eso duele!

—No seas una niña.

—Pero duele.

—Vamos, no es tan malo.

—Tú no eres el que está siendo——¡Ah!

Styles se rió entre dientes, hundiendo sus dedos con más fuerza. —Bebé.

—No creo que te conozca lo suficiente como para dejarte usar apodos cariñosos —dijo Louis, con
voz suave y sedosa.

—Te dije que lo cortaras —Styles dijo con sequedad—. Tu ridícula voz de dormitorio está
desperdiciada en mí.

Sonriendo, Louis dijo en voz baja, íntima:

—¿Mi bromeo te hace sentir incómodo, Harold?

Styles resopló, sus grandes manos acariciando y amasando a lo largo de la columna vertebral de
Louis.

—Mi nombre es Harry. Sólo mi madre me llama Harold.

—No has contestado la pregunta.

Harry hizo un sonido irritado.

—No, no me hace sentir incómodo. Simplemente no me gustan los juegos. No me gusta la mierda.

—¿Y qué te gusta?

—Prefiero la honestidad y los avances directos.

—Aburrido —dijo Louis, arrugando la nariz—. Entonces, ¿qué haces para divertirte?

—Ver fútbol. Follar —dijo Harry en un tono coloquial.

Louis se echó a reír.

—Espera, déjame adivinar: Has estado follando con la misma persona durante años.

—He tenido una novia desde hace años.

—¡Ves!

—Voy a tener que decepcionarte —dijo Harry, presionando sus pulgares en la espalda baja de Louis,
con fuerza—. Estamos en una relación abierta.

—Que progresista de su parte —dijo Louis, aunque estaba realmente sorprendido. El chico no
parecía ser del tipo que estaba en una relación abierta—. ¿Por qué? ¿Cómo incluso funciona?

—No es que sea nada de tu interés, pero cuando dos personas confían entre sí, tan solo es práctico.
Ella es periodista deportiva. Los dos estamos alejados mucho, y muchas veces no nos vemos por
meses.

Harry continuó masajeando su espalda baja. Se sentía... no apestaba.

—Hmm, ¿Por lo que ambos son libres de dormir con quienes quieran?

—Sí.

—¿Y nunca te sentiste asqueado de que otro hombre tocara a tu novia?— El concepto era un poco
difícil de entender para Louis, pero por otra parte, nunca había sido bueno en compartir sus cosas.

—No soy del tipo celoso —dijo Harry—. Los dos somos adultos, y ambos tenemos necesidades
físicas. No es más que práctico.
—¿Y ella no se pone celosa tampoco? —Eso, Louis tenía problemas para creerlo, teniendo en
cuenta... bueno, él no era ciego. Harry sería un idiota, pero era un idiota sexy.

—Ella sabe que el sexo no significa demasiado si no hay un vínculo emocional real. Ella sabe que es
la única que importa.

Louis ahora como que quería conocer a la mujer. Ella debía ser muy segura de sí misma... o muy
tonta.

—De todos modos —dijo Harry, todavía masajeando su espalda baja—. Pronto ya no importará.
Hemos acordado que seremos exclusivos después de la boda.

Louis abrió los ojos.

—¿Te vas a casar? ¿Cuándo?

—En tres meses.

—Mis sinceras condolencias.

Harry rió mientras se movía para masajear las piernas de Louis, salteando sus nalgas y muslos.

—¿Eres compromiso—fóbico?

—No le veo el punto. Las relaciones a largo plazo son restrictivas y aburridas.

Las manos cambiaron hacia sus pantorrillas, masajeándolas con fuerza.

—¿Alguna vez has estado en una relación, pequeño? —La voz de Harry prácticamente chorreaba
condescendencia.

Louis le dio una patada y luego se quejó de inmediato cuando una sacudida de dolor disparó a través
de su ingle.

—Si sigues así, no te recuperarás en el corto plazo —dijo Harry.

—Lo dice el chico que me provocó —Louis se quejó, suprimiendo la necesidad de voltear la cabeza
y sacar la lengua. Dios, ¿qué tenía este tipo que sacaba lo peor de él? No podía recordar la última vez
que se sintió tan al límite e infantil.

—Voltéate sobre la espalda —dijo Harry.

Gruñendo, Louis lo hizo, y Styles empezó a masajear su frente.

Louis se retorció un poco. Estaba tan acostumbrado a recibir masajes que había dejado de sentirlos
extraños e intrusivos desde hace mucho tiempo, pero por alguna razón... Esta vez era diferente. El
toque de Harry era impersonal, sus manos deslizándose sobre la piel de Louis con una eficiencia
practicada, pero Louis no podía apartar la mirada de las manos de Harry, mientras que masajeaban y
acariciaban los músculos de su brazo.

Sintió la mirada en su cara y levantó la vista. Harry estaba observándolo.

Tan pronto como sus ojos se encontraron, Harry apartó la mirada, centrándose en la tarea en
cuestión.

Eso hizo a Louis cuestionarse —¿Qué?


—Nada —Harry dijo bruscamente, moviéndose para sentarse justo por encima de la cabeza de
Louis. Colocó las palmas de sus manos por debajo de la clavícula de Louis. Luego presionó sus
manos hacia abajo, con las palmas en los pectorales y masajeándolos.

Louis vio las manos de Harry deslizándose sobre su pecho, cubriendo sus pezones, las palmas de las
manos frotando contra ellos, una y otra vez. Louis se mordió el interior de la mejilla, sintiendo una
agitación en la ingle. Mierda. Esto no le había ocurrido durante un masaje desde hacía años. Él sabía
que era una reacción bastante normal, y la mayoría de los fisioterapeutas no se molestaban cuando
ocurría, pero el hecho de que le estaba pasando con este come—mierda era mortificante. Cerró los
ojos, pensando en las cosas más repugnantes que pudo.

—Necesitarás una nueva cama —dijo Harry.

Los ojos de Louis se abrieron.

—¿Qué? ¿Por qué?

—El colchón es demasiado blando.

Louis apretó los dientes. Increíble.

—Nadie te pidió opinión sobre mi colchón. Debes saber, estoy bastante apegado a mi colchón.

Las manos de Harry, finalmente, dejaron de acariciar su pecho. Se movió hacia abajo, para trabajar
en las piernas de Louis.

—Es malo para tu columna.

—Mi colchón es perfecto.

—No, no lo es —dijo Harry—. Debería sostener tu cuerpo en una postura neutral, en la que la
columna vertebral tenga una buena curvatura y los glúteos, hombros y cabeza estén soportados en
una alineación adecuada. Es necesario para tus huesos que ofrezca alguna resistencia. Tu colchón es
demasiado suave para ello.

—Pero si el colchón es firme, empujaría en esos puntos de presión —dijo Louis.

—Sí, pero sólo si el colchón es demasiado firme. Si es demasiado suave, como tu colchón, los puntos
de presión no serán adecuadamente soportados, por lo que todo tu cuerpo descansará mal —Harry lo
empujó hacia un lado—. Mira —dijo Harry, poniendo una mano en su nuca. Pasó lentamente la
mano por la espalda de Louis hacia su baja espalda, justo por encima de su culo—. La columna
vertebral se curva debido a que el colchón se hunde demasiado bajo el peso. Puede causar varios
problemas a largo plazo. Puede empeorar...

Harry todavía estaba diciendo algo —casi dándole una conferencia— pero Louis tenía problemas
para concentrarse. La mano de Harry estaba descansando justo encima de su culo.

—¿Entiendes ahora por qué necesitas un colchón nuevo?

—Está bien, ¡lo que sea! —Louis se quejó, retorciéndose lejos de la mano de Harry—. Todo lo que
siempre haces es criticarme.

—¿Siempre? — dijo Harry, sus ojos verdes destellando con humor —. Nos conocimos hace media
hora.
—Precisamente. He oído más críticas en media hora de las que he oído en medio año.

—Eso significa que estás rodeado de lame—botas —Harry se puso de pie, limpiándose las manos
con una toalla—. Voy a elegir un nuevo colchón para ti. Vas a ser un buen chico y dormir en el
colchón que ordene para ti.

Por alguna estúpida razón, la polla de Louis se sacudió. Él trató de ignorarlo.

—Estás cruzando la línea —dijo Louis, muy, muy suavemente.

Harry sonrió.

—No lo creo. Es trabajo del fisioterapeuta asegurarse de que su paciente está en plena forma. Y
encontrarás que tomo mi trabajo muy en serio —Él agarró su bolso y se dirigió hacia la puerta.

—¿Alguna otra orden? —dijo Louis a su espalda.

—No hagas nada estúpido sólo para fastidiarme —dijo Harry por encima del hombro—. Voy a
volver mañana por la mañana y espero encontrarte todavía en la cama.

—¿Se me permite levantarme a hacer pis, mi señor?

—Sólo si realmente tienes que hacerlo —dijo Harry—. Puedo decirle a Lydia que compre pañales
para ti. Bebé.

Louis agarró una almohada y la arrojó a la cabeza del gilipollas.

Harry se agachó, riendo.

Harry Styles era un tirano.

Al menos de ello estaba convencido Louis mientras que miraba el desorden poco apetitoso en su
plato.

—No voy a comer esto —dijo—, devuélveme mi pancho(1) —Para ser honesto, no lo deseaba
demasiado; era sólo el principio tras la cosa.

(1. También conocidos como: Sándwich de salchicha/Hot dog /Perro caliente/Dogo)

—No —dijo Harry—, comes demasiada comida poco saludable.

—Sucede que me gusta mi comida poco saludable. Un pancho no me va a matar.

—Un pancho no, pero Lydia me dijo que todo lo que comes es comida rápida y dulces.

Louis levantó la barbilla ligeramente.

—¿Y qué? Soy joven, tengo un metabolismo rápido, entreno todos los días—bueno, solía hacerlo.

—Me lo agradecerás cuando tengas más años —dijo Harry—. Una cuota regular de panchos puede
hacer más que aumentar tus niveles de colesterol y presión arterial. La carne procesada puede
aumentar el riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas y algunos tipos de cáncer. En realidad, comer
un pancho todos los días puede aumentar el riesgo de cáncer colo—rectal en un 20%——.
—Me siento tan mal por tu novia. Pobre mujer. Casarse con semejante aburrido.

—Qué raro —dijo Harry, con los ojos brillantes por la diversión—. Donna me dijo hace una semana
que ella era la mujer más afortunada del mundo.

—Ella te ha engañado —Louis se quejó, apuñalando al desorden en su plato con el tenedor— . Y, te


odio.

—No estoy aquí para convertirme en tu mejor amigo —dijo Harry—. Ahora come.

Louis frunció el ceño profundamente—y comió.

Tres días después, Louis irrumpió en la oficina de su médico y exigió:

—Quiero que lo despidas.

El Dr. Liam Payne levantó los ojos de su computadora.

A pesar de su enojo, Louis no pudo evitar mirar un poquito como hacía siempre. Con sus ojos
mieles, el oscuro pelo castaño y la estructura ósea perfecta, Liam Payne era sin duda el hombre más
guapo que había visto nunca. Pero apuesto o no, todo era culpa de Liam. Era Liam el que lo había
contratado.

—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Liam—. ¿Todavía te duele al caminar?

—Sí, pero...

—Entonces se supone que debes estar descansando —dijo Liam —. La regla general del pulgar es
que si una actividad te trae algún tipo de dolor o molestia, dejes de hacerla inmediatamente.

—Eso es lo que dijo él también —Louis se quejó—. Quiero que te deshagas de él.

Reclinándose hacia atrás, Liam le dedicó una mirada paciente — Asumo que estás hablando sobre tu
nuevo fisio(2)?

(2. Abreviatura de fisioterapeuta)

—¿Quien más? Quiero que lo despidas.

—¿Por qué?

Louis se metió las manos en los bolsillos, sus ojos color aguamarina cayendo por un momento.
Realmente tuvo que morderse la lengua para evitar ponerle apodos despectivos a Harry. Al contrario
de lo que pensaba Harry, él no era un bebé. Dios, odiaba lo infantil e impulsivo que Harry lo hacía
sentir.

—No me gusta.

—Me temo que esa no es una razón lo suficientemente buena —Liam dijo con calma—. Sabes lo
cortos que estamos de personal.

—Soy la estrella de este equipo —Louis dijo con una agradable sonrisa—. Es para tu mejor interés
hacerme volver a estar en forma tan pronto como sea posible. ¿No es ese tu trabajo, Liam?
Liam entrecerró los ojos.

—Soy muy consciente de cuál es mi trabajo. Soy responsable de la rehabilitación de todos los
jugadores de este club y, no hay nadie con derecho a un trato preferencial. Debido a la avalancha de
lesiones en el equipo de primera, el equipo de la reserva y el equipo del Sub—18,(3) nuestros
fisioterapeutas están con exceso de trabajo.

(3. Sub—18, equipo formado con jugadores menores de 18 años de edad)

—Pero...

—Louis —Liam lo interrumpió, nivelándolo con una mirada —, le pedí a Harry Styles que trabajara
contigo como un favor personal para mí. Es uno de los mejores fisioterapeutas y preparadores físicos
de Europa. Fuiste increíblemente afortunado de que haya aceptado hacerlo con tan poca antelación.
Normalmente sería imposible. Él es muy demandado.

Louis se burló.

—Eso explica por qué es un idiota mandón.

Liam se apretó el puente de la nariz.

—Si quieres volver a la cancha antes del final de la temporada y ser convocado para la Selección
Nacional Inglesa, vas a hacer lo que él dice. Y no, no puedes contratar a otro fisio. No te voy a dar el
alta si Harry no confirma que estás totalmente recuperado y listo para jugar. Después de todos los
problemas que pasé para conseguirte al mejor fisio, no conseguirás que lo despida sólo porque no te
gusta — La voz de Liam se suavizó—. Es por tu propio bien, Louis.

Louis apretó la mandíbula. En otras palabras, Liam le estaba diciendo que aguantara y lidiara con él.
Pero Liam estaba equivocado si pensaba que Louis lo dejaría tratarlo como a una pintura relegada a
una esquina. Nunca dejó que nadie lo hiciera. No había dejado que la gente lo hiciera incluso cuando
había sido un niño.

Louis reconsideró sus opciones. Él no quería hacer esto, pero tiempos desesperados requerían
adoptar medidas desesperadas.

Dijo suavemente: —Si no lo despides, alguien podría accidentalmente averiguar que te estás follando
a mi hermano. Eso sería una pena. Su carrera estaría arruinada.

Liam se quedó congelado, con los nudillos blancos mientras apretaba la pluma que sostenía.

Louis sintió una punzada de arrepentimiento. Le gustaba Liam. Lo hacía. Liam siempre había sido
amable con él, a pesar de los intentos de Zayn por convencerlo del pedazo de mierda que era Louis.

Y él simplemente había demostrado que Zayn tenía razón.

El sentimiento de arrepentimiento se hizo más fuerte mientras que Louis observaba como la mirada
de Liam se endurecía. ¿Había cometió un error?

—Agradable —una voz familiar dijo detrás de él. —¿Chantaje, Mocoso?

Frunciendo los labios, Louis volteó la cabeza y fulminó con la mirada a Harry.

Harry entró en la oficina, sus ojos verdes boscosos midiendo a Louis con una mirada dura— ¿Por
qué no estás en la cama? Te di instrucciones claras.
Louis frunció el ceño— ¿Quieres decir órdenes?

—Precisamente —dijo Harry, sin inmutarse—. Necesito hablar con Liam. Ve a esperarme afuera.

Qué temple nervioso.

Louis le dio una mirada rebelde. Harry solo lo miró esperando. La parte exasperante era que algo
acerca de este hombre hacía que Louis quisiera obedecerle. Y eso le molestaba.

Louis salió de la habitación, bueno, intentó salir como una tormenta de la habitación, pero el dolor se
disparó a través de su ingle y no pudo contener un gemido. Agarrándose la cara interna del muslo,
Louis se ralentizó.

—Cállate —disparó por sobre su hombro.

—No dije nada —dijo Harry, irónicamente—. Pero si dejas de actuar como un bebé y empiezas a
escucharme a mí, te recuperarás el doble de rápido.

—Te odio —Louis dijo y cerró la puerta ruidosamente detrás de él.

Fuera de la oficina de Liam, se dejó caer en el sofá, enojado y más que un poco desconcertado. Dios,
¿qué estaba mal con él? Louis Tomlinson no obedecía a nadie. Louis Tomlinson no dejaba que nadie
le mangoneara. Él era quien engatusaba y manipulaba a las personas. Tenía a todo el mundo
comiendo de su mano. ¿Por qué permitía que este gilipollas prepotente dictaminara lo que hacía?
Harry le había dicho que esperara afuera y él había obedecido, como un niño bueno. Increíble.

No entendía su propio comportamiento y eso le molestaba. Louis sería el primero en admitir que su
brújula moral estaba probablemente bastante dañada para los estándares de la mayoría de la gente, y
no veía nada de malo en decirle a la gente una mentirita blanca para conseguir lo que quería, pero
siempre se enorgullecía de ser brutalmente honesto consigo mismo. Conocía su mentalidad y no era
propenso al auto—engaño.

Pero esta vez no tenía idea de lo que estaba pasando. No se reconocía a sí mismo. Se comportaba
como un... Como un niño tonto. Desde el momento en que conoció a Harry Styles, que había estado
cometiendo un error tras otro. Lo más inteligente habría sido ser amable con Harry desde el principio.
Se podía atrapar más moscas con miel que con vinagre: lo cual prácticamente era el lema de Louis.
Pero cuando se trataba de Harry, su temperamento siempre sacaba lo peor de él y hablaba antes de
que pensara. Era francamente estúpido y miope, y Louis, no era estúpido y miope, bueno,
normalmente.

El sonido de pasos interrumpió sus reflexiones y Louis levantó la cabeza. Reprimió un suspiro al ver
a Zayn, su hermano adoptivo y una constante espina en el costado.

—¿Qué haces aquí? —dijo Zayn con desconfianza, mirando la puerta del despacho de Liam.

—Acabo de terminar de tener sexo salvaje con el Dr. Payne.

—Estás tan lleno de mierda —dijo Zayn con los ojos en blanco antes de desaparecer en la oficina de
su... ¿Amante? ¿Novio? ¿Mejor amigo? La relación de Zayn con Liam siempre había confundido a
Louis. Siempre había sido tan rara y extrañamente cercana que rayaba en la co—dependencia y lo
enfermizo. Fue casi un alivio saber que estaban follando, ya que ahora era más fácil poner una
etiqueta a su relación. Louis no entendía realmente lo que Liam vio en su hermano, pero no era
ciego. Fue un milagro que no los hubieran descubierto todavía, se los veía tan nauseabundamente
pegoteados entre sí, cada vez que Louis les había visto juntos.
Louis sacudió la cabeza. Zayn era un idiota por arriesgar su carrera, no importa lo guapo que fuera
Liam Payne. Eran futbolistas profesionales. Siempre estaban en el centro de atención. El riesgo de
ser descubierto era enorme. Por eso Louis era tan cuidadoso cuando ligaba. Tener una relación real
con otro hombre era muy arriesgado para un jugador de fútbol. Bueno, era problema de Zayn, no
suyo. Si el pequeño idiota quería arriesgar su carrera por una polla, era su propia elección. Louis
miró a la puerta del despacho de Liam de nuevo.

Está bien, ya era suficiente.

Se puso de pie, abrió la puerta y asomó la cabeza. Harry estaba charlando amigablemente con Liam
y Zayn.

—¿En serio? —dijo Louis—. ¿Estás haciéndome esperar para tener una charlita trivial? Me voy.

—Ya terminé —dijo Harry—, podemos irnos ahora.

Los ojos de Louis se posaron en las invitaciones de boda sobre el escritorio —Podrías haberlas
mandado por correo —dijo antes de irse a zancadas.

—Baja el ritmo, mocoso —Harry lo llamó desde atrás—. No te cargaré de nuevo si empeoras tu
lesión...de nuevo.

Louis lo ignoró, su estado de ánimo agriándose aún más sin motivo aparente.

No le tomó demasiado esfuerzo a Harry alcanzarlo. Le agarró el brazo a Louis, lo que lo obligó a
reducir la velocidad.

—Viniste a quejarte de mí, ¿eh?

—Sí —dijo Louis entre dientes, antes de sonreír alegremente saludando a las personas que se
encontraron.

—¡Oye!

Harry se rió entre dientes.

—Eres un camaleón.

—Gracias —dijo Louis.

—Eso no fue un cumplido.

Louis volvió la cabeza y sonrió.

—Lo sé.

Por un momento los ojos de Harry se detuvieron en él, antes de que finalmente Harry desviara la
mirada.

Al salir del edificio, el frío viento de marzo silbaba en el aire, mordiendo en la cara de Louis.

—Sube el cierre de tu chaqueta —dijo Harry.

Louis subió la cremallera de su chaqueta. No estaba obedeciendo a Harry. Realmente hacía frío.

—¿Eres así de encantador con todos tus pacientes, o simplemente estoy de suerte? —dijo.
Una suave sonrisa torció los labios de Harry.

—Con todos mis pacientes, pero sacas lo peor de mí —Curiosamente, eso agradó a Louis.

—¿Condujiste hasta aquí? —dijo Harry. Cuando Louis sacudió la cabeza, agregó— Bien. Te llevaré
de vuelta a tu casa —Abrió la puerta de su coche y se metió en el asiento del conductor.

—Entonces, ¿Qué vamos a hacer hoy? —dijo Louis, entrando en el asiento del pasajero—, ¿Otra
vez nada? ¿Debo conseguirme algo más que leer?

—De hecho, podríamos por fin empezar con el programa de rehabilitación, si la inflamación ya bajó
por completo. Ayer se veía mejor.

—Ya era hora —murmuró Louis.

Condujeron en silencio por un rato.

—Háblame de tu novia —dijo Louis finalmente, aburrido por el silencio.

—¿Por qué?

Louis lo miró— ¿Por qué no?

—Ya te conté más de lo que debería. Normalmente me gusta mantener mi vida personal separada de
mi vida profesional. Mezclarlas nunca es buena idea.

—Deberías decirle eso a tu amigo.

Harry frunció el ceño —¿Te refieres a Liam?

—¿Conoces algún otro doctor que este follándose a su paciente?

Harry soltó una risita.

—Si te refieres a Zayn, son sólo amigos. Amigos muy cercanos, pero eso es todo. Sé que es fácil
confundirse... también pensé que estaban juntos cuando los conocí, hace un par de años. Pero son
sólo amigos.

—Oh, sí —dijo Louis, con sarcasmo—. La semana pasada, vi a Zayn chupándole la polla a Liam
dentro de su coche. Parecían realmente amigables.

Eso dejó a Harry sin palabras.

—Finalmente —dijo— Así que no sólo fueron chorradas que inventaste para obligar a Liam a
despedirme.

—Nop —Louis parpadeó sus ojos para Harry. Su rostro era difícil de leer—. Entonces, ¿Qué opinas
de eso?

—No es asunto mío. No es asunto tuyo, tampoco.

Louis le dedicó un encogimiento de hombros, sin comprometerse.

—Louis.

—¿Qué?
—No te incumbe. Y ni siquiera pienses en chantajear a Liam de nuevo.

Louis suspiró —No eres divertido. Bien —añadió rápidamente—. No estoy obedeciéndote. Sólo que
acabo de darme cuenta de que no fue lo más inteligente de hacer.

—No lo fue —dijo Harry.

—¿Qué hay de ti? —preguntó Louis después de un rato— ¿Alguna vez te has follado un paciente?

Harry no dijo nada, su mirada firme en la carretera.

Sus ojos se abrieron y Louis sonrió.

—¡Lo has hecho! ¡Tú también lo has hecho! ¡Ah! No eres tan perfecto después de todo.

—Fue hace años —Harry dijo cortante—. Yo era joven e inexperto y ella necesitaba consuelo. No
sabía cómo establecer el límite... un error común que muchos fisios cometen. Nunca repetí el mismo
error otra vez.

—Espera, ¿Por esto es que eres tan dictatorial e insensible con tus pacientes ahora? ¿Debido a que
quieres que ellos te odien?

—No soy insensible —dijo Harry.

—Al menos no niegas la parte "dictatorial".

La esquina de la boca de Harry se elevó.

—Hábito. Tengo cinco hermanos menores.

—Pobrecitos —murmuró Louis—. Entonces, ¿Qué pasó con la mujer?

—¿Qué mujer?

—Con la que dormías. Tu paciente.

—No es asunto tuyo.

—¡Oh, vamos!

—Los dos estuvimos de acuerdo en que fue un error —dijo Harry—. Y lo fue. Eso fue hace mucho
tiempo. Apenas la recuerdo.

Louis lo estudió con interés.

—Hábleme de tu novia, entonces.

—No. Ya te dije eso.

—Pero, ¿Por qué no?

—Debido a que no es asunto tuyo.

Louis exhaló con fuerza. La peor parte, era que sabía que Harry le estaba sacando de quicio a
propósito. Louis lo sabía, porque él le hacía lo mismo a Lydia, sólo por el gusto de hacerlo. El rostro
de Harry era severo, pero sin dudas había un toque de diversión acechando en sus ojos.
—Estás disfrutando tanto de esto —dijo Louis.

—Sip. Eres divertido cuando haces pucheros. Tan diva.

—No hago pucheros.

—Seguro.

Louis cruzó los brazos sobre el pecho y no dijo nada.

Cuando Harry finalmente aparcó el auto delante de la casa de Louis, se miraron el uno al otro.

—¿Todavía haciendo pucheros? —dijo Harry.

Louis asintió con una sonrisa serena.

Riéndose, Harry sacudió la cabeza.

—He visto algunas entrevistas tuyas, luego de los partidos. Eres tan diferente de tu imagen pública.

Louis rodó los ojos.

—Sé que no va a gustarme, pero vamos a escucharlo.

Los labios de Harry se torcieron.

—En todas las entrevistas eres siempre tan encantador, fácil de llevar, y sonriente. Eres simpático.
Tan condenadamente simpático que mi radar anti—mierda sonaba cada vez que te veía diciendo
todas las cosas adecuadas y envolviendo a la gente alrededor de tu meñique.

—Se llama carisma —dijo Louis con altivez.

Harry soltó una risotada.

—No lo creo. La gente sólo está encandilada, por tu bonita cara y un par de lindos ojos azules.

Louis bateó sus pestañas —Aw, ¿Piensas que soy bonito?

Recibió una mirada inexpresiva de Harry.

—Como fisioterapeuta y entrenador personal, aprendí hace mucho tiempo a mirar el cuerpo humano
de forma objetiva. Y objetivamente, eres el chico más bonito que he visto nunca.

Louis sonrió. Por supuesto que sabía que se veía bien; no tenía falsa modestia. Louis miró el espejo.
Desordenado cabello castaño, pómulos altos, piel de un color trigueño cálido e impecable, labios
rojos y apetecibles y ojos azul—verdoso. Sip, él totalmente había notado eso.

—Lo es Liam, sin embargo —dijo Louis—. Él es totalmente el hombre más guapo que he visto en
mi vida.

Harry le lanzó una mirada aguda antes de bajarse del auto burlándose — Dije bonito, no guapo.

—Tengo la sensación de que eso fue un insulto, no demasiado sutil, a mi masculinidad —dijo Louis,
saliendo y cerrando la puerta.

Harry estaba de camino a la casa.


—Vamos, vamos a echarle un vistazo a tu ingle y ver si la inflamación se fue.

Un poco desconcertado ante el repentino cambio de tema, Louis le siguió.

Cinco minutos después, Louis se encontró en su gimnasio, en la planta baja, sentado en un sofá
mientras que Harry, arrodillado delante de él, le examinaba el muslo.

La casa estaba tranquila. Louis miró a sus jeans, en el suelo.

—Ves, la hinchazón se fue —dijo—. Te dije que ya estaba bien para empezar a entrenar.

La hinchazón realmente había desaparecido, y el hematoma también se había desvanecido


considerablemente. Su lesión no le molestaba tanto como solía hacerlo. Únicamente lo hacía cuando
se movía demasiado abruptamente.

Harry cuidadosamente presionó en su carne. Él acarició el muslo de Louis, aplicando un poco de


presión.

—¿Te duele cuando hago esto?

—No realmente.

Los dedos se movieron hacia la parte superior del muslo de Louis y presionaron —¿Ahora?

Louis sacudió la cabeza.

—Está bien —dijo Harry—. Voy a quitarte la ropa interior.

Él no estaba preguntando. No hacía falta que preguntara. Era una cosa completamente normal para
un fisioterapeuta.

Louis vio como Harry puso las manos en sus caderas. Se veían algo pálidas contra su piel, y Louis
de ningún modo era pálido. Las manos jalaron los calzoncillos de Louis por sus muslos. Era algo que
muchos otros fisios habían hecho anteriormente, y el tacto de Harry no era diferente: profesional e
impersonal.

Pero no había nada profesional o impersonal en la forma en que el cuerpo de Louis reaccionó.

Las manos de Harry quedaron inmóviles en sus muslos, con los ojos fijos en la polla medio—erecta
de Louis.

Louis se preguntaba si era posible morirse de mortificación. Apartó la mirada, sintiéndose traicionado
por su propio, estúpido, cuerpo. ¿Qué estaba mal en él?

—No tuve sexo en meses —dijo.

Harry se mantuvo en silencio. Sus manos reanudaron el movimiento y rápidamente quitaron los
calzoncillos de Louis.

—Es solo que la piel de mis muslos es muy sensible —dijo Louis.

—No tienes por qué estar tan a la defensiva.

Louis apenas se contuvo de patearlo. Se abstuvo de hacerlo sólo por su lesión: no le daría a Harry
otro motivo para regañarlo en su tono de "oh—soy—tan—superior". No es que Harry necesitara
motivos.
—No estoy a la defensiva —dijo Louis. Estaba bastante orgulloso de cuan pareja y calmada sonó su
voz.

—Por supuesto que no lo estás —dijo Harry, moviendo su mano hacia arriba, sus dedos a menos de
dos centímetros de la polla de Louis. Le acarició la ingle— ¿Esto duele? —Antes de que Louis
pudiera sacudir la cabeza, Harry presionó con fuerza su dedo en el músculo.

Louis chupó aire.

—Sí —Afortunadamente, el dolor solucionó su pequeño problema. Estaba casi blando de nuevo.
Casi.

—Estás lo suficientemente en forma como para empezar con un programa paulatino de rehabilitación
—dijo Harry, para sorpresa de Louis— ejercicios de estiramiento y fortalecimiento muscular. Vamos
a empezar con estiramientos estáticos suaves. Recuerda que los ejercicios de estiramiento no deben
ser dolorosos. Si duele, pararás. Avanzaremos a ejercicios más dinámicos cuando estés listo. Lo
mismo para los ejercicios de fortalecimiento. Aumentan la carga sobre los músculos poco a poco.

—¿Cuando?

Los ojos verdes lo miraron fijamente.

—La palabra clave es poco a poco.

—Pero...

—No está abierto a debate. Sí, Liam me dijo que querías volver tan pronto como fuera posible, pero
vas a volver cuando estés listo, y ni un minuto antes —Harry sonrió un poco—. Y deja de darme esa
mirada. Te ves ridículo.

—¿Cuál mirada?

—La mirada con ojitos de cachorro. No funciona sobre mí. Tengo cinco hermanos menores. Soy
inmune a esa mierda.

—No te estoy poniendo ojitos de cachorro —Louis dijo distraídamente, muy consciente de las manos
de Harry en sus muslos. Eran tan grandes. Era algo así como una debilidad suya. Le gustaban los
hombres con manos fuertes y capaces. Y las manos de este capullo eran perfectas. Le hacían pensar
en sexo.

—¿Es realmente necesario que mantengas las manos en mis muslos? —dijo Louis, un poco más
tembloroso de lo que habría querido.

Harry miró hacia abajo, como si recién ahora notase dónde estaban sus manos. Louis tenía esperanza
de incomodarlo, pero Harry no parecía nervioso en lo absoluto.

—No lo sé —dijo, su mirada cambiando a la polla, nuevamente medio dura, de Louis—. Parece que
te gusta mucho.

La cara de Louis se acaloró.

—¡Vanidoso engreído! Te dije que mis muslos eran muy sensibles.

—Entonces, que mal por ti —dijo Harry—. Ahora que la inflamación se fue, voy a masajearlos todos
los días, sobre todo después de tus ejercicios. Hablando de ejercicios —Harry subió los calzoncillos
de Louis y se puso de pie—... Vamos a empezar con estiramientos muy suaves. Estiramiento de
aductores cortos, aductores largos y los músculos flexores de la cadera.

Asintiendo, Louis se puso sus pantalones cortos de gimnasia y se sentó en la alfombra.

—Dobla las rodillas —instruyó Harry—. Ahora presiona suavemente hacia abajo con los codos
sobre las rodillas, para aumentar el estiramiento...

—Ya sé cómo hacerlo —dijo Louis sintiendo un suave estiramiento en la cara interna del muslo.
Aunque no era doloroso, se sentía un poco incómodo.

—Aguanta por medio minuto —dijo Harry, haciendo caso omiso de sus palabras. Como si Louis no
hubiera dicho nada.

Louis lo fulminó con la mirada.

—Ahora estiremos el aductor largo —dijo Harry, con la comisura de su boca torciéndose hacia
arriba. Cruzó los brazos sobre el pecho—. Dado que sabes cómo hacerlo todo. Obviamente, no
necesitas de mi ayuda.

Louis dudó. No estaba seguro de que ejercicio de estiramiento era, pero estaría condenado si lo
admitiera ahora.

Se paró y separó los pies. Mirando a Harry y tratando de evaluar si estaba haciendo el estiramiento
adecuado, dobló la rodilla izquierda hacia un lado y se inclinó hacia la izquierda.

—Bien —dijo Harry y Louis sonrió en señal de triunfo... hasta que Harry volvió a hablar—. Pero ese
no es el estiramiento al que me refería.

Louis frunció el ceño.

—Estoy bastante seguro de que éste estira al músculo aductor largo.

—Lo hace —dijo Harry—. Pero quería que hicieras algo más.

—Entonces, que mal por ti —dijo Louis con voz burlona, lanzando las propias palabras de Harry en
su contra—. Ya terminé de estirar el músculo aductor largo.

Un músculo se contrajo en la mejilla de Harry.

—Siéntate en la alfombra.

Louis no se movió.

—Siéntate.

Louis no se movió.

Harry dio un paso hacia él y luego otro, las cejas juntas y su mandíbula tensa.

—¿Te gusta ponerte difícil?

—Síp —Louis murmuró, mirándolo a los ojos—. Pero está claro que no tanto como a ti te gusta
mandonearme.

Se miraron uno al otro apenas a pulgadas de distancia.


El silencio se prolongó.

El corazón de Louis latía tan rápido, que casi podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas.

—Ya hice el estiramiento del músculo aductor largo. No tengo que hacer nada más, sólo porque se te
antoja verme hacer lo que digas.

La mano de Harry se cerró en un puño antes de que Harry estrechara ambas manos detrás de su
espalda.

—Soy tu fisioterapeuta —dijo. Su tranquilo tono de voz en desacuerdo con la intensidad en sus ojos
—. Harás lo que digo si quieres ponerte en forma. Es tan simple como eso.

—Eres mi fisioterapeuta, no mi jefe.

—Cuando concierne a tu recuperación, soy tu jefe.

Louis levantó las cejas.

—¿Y qué vas a hacer si me niego a hacer lo que dices? ¿Nalguearme?

Una extraña expresión cruzó el rostro de Harry.

—¿Piensas que no lo haría?

Louis sonrió —¡Te reto a intentarlo!

Las fosas nasales de Harry se encendieron —No me tientes—. Dio un paso atrás —Sobre la
alfombra—le ladró.

La respuesta de Louis murió en su garganta. Harry estaba ahora realmente enojado, mucho más
enojado de lo que la situación ameritaba. ¿Por qué?

Lentamente, Louis se sentó, mirando a su fisioterapeuta con curiosidad.

—Las piernas tan separadas como te sea posible y las rodillas estiradas —dijo Harry, su tono todavía
duro— Mantén la espalda recta e inclínate hacia adelante.

Louis hizo lo que le dijo.

—Mantén la posición por veinte segundos.

Los segundos pasaban.

—Flexores de la cadera —dijo Harry, sonando un poco más tranquilo ahora.

Louis hizo los estiramientos necesarios sin hacer ningún comentario.

Cuando terminó, Harry se dio la vuelta.

—Vas a hacer todos ellos cuatro veces por día. Cinco, si no te sientes dolorido.

Y luego se fue, dejando a Louis mirándolo, frustrado y, en gran medida, desconcertado.

Al día siguiente, Harry había regresado a su mandona y ligeramente distante forma de ser habitual, la
mueca irónica en sus labios estaba firmemente de regreso. La ira desbordante del día anterior no
estaba a la vista. Era un misterio. Louis no podía resistirse a los misterios.

—Quiero un masaje de cuerpo completo —Louis le dijo después de haber terminado de hacer sus
ejercicios, bajo la supervisión de Harry—. Han pasado días y estoy dolorido.

Harry asintió y agarró el aceite de masajes de su bolsa.

—Desnúdate y ponte sobre tu vientre.

Louis se sacó la camiseta y bailoteó para quitarse los pantalones y calzoncillos. Desnudo, se subió a
la mesa de masajes. Era nueva, al igual que la reluciente cama nueva en el piso de arriba. Al igual
que la variedad de comida saludable en su nevera. Era bastante molesta la forma en que Harry había
logrado cambiar tantas cosas de su vida en tan poco tiempo.

Harry arrojó una toalla sobre las caderas de Louis. Eso lo sorprendió un poco. A menos que lo
pidieran, los fisioterapeutas del equipo no se molestaban en preservar la modestia de los futbolistas, si
es que tal cosa existiera. Era difícil preocuparse por la modestia, después de partidos brutalmente
largos, cuando sus cuerpos se resentían y dolían. Harry, obviamente sabía, como deportólogo
profesional, que Louis estaba habituado a los masajes, y que realmente no necesitaba cubrir a Louis
para preservar su inexistente modestia.

¿Su desnudez incomodaba a Harry?

La idea lo intrigaba. Estaba bastante seguro de que Harry era heterosexual. Se iba a jodidamente
casar. Pero...

Pero.

Louis cerró los ojos cuando Harry empezó a masajear su cuello.

Mientras los fuertes dedos aceitados de Harry amasaban sus rígidos músculos, los pensamientos de
Louis volvieron a la toalla que cubría su culo.

—¿Crees que soy atractivo?

Las manos se detuvieron sobre sus omóplatos.

—¿Qué clase de pregunta es esa?

—Una sencilla —Louis dijo, sin abrir los ojos.

—Sabes que eres atractivo —dijo Harry, con un poco de irritación en su voz—. Y respondí esa
pregunta ayer.

—No estoy preguntando tu opinión profesionalmente objetiva. ¿Me encuentras atractivo? Lo que
uno considera atractivo es subjetivo.

Un largo silencio.

—Soy heterosexual —dijo Harry, como si eso fuera una respuesta. Antes de que Louis pudiera
decirle que no lo era, Harry continuó, con un atisbo de sonrisa en su voz—, y estoy seguro de que te
encontraría atractivo si fuera gay. A los hombres homosexuales probablemente no les gustan los
chicos femeninos.

—¿Femenino? —Louis balbuceó, indignado— ¡No hay nada femenino en mí! ¿Este cuerpo se ve
femenino para ti?

Harry realmente tuvo el descaro de reírse.

—Estoy hablando de tu cara. Eres demasiado bonito para un hombre, Carita de Muñeca. No se
supone que los hombres tengan ojos y labios como esos.

—¿Oh si? Parece que les has dedicado un montón de pensamientos.

Pero una vez más, Harry no mordió el anzuelo, y su voz fue tranquila cuando respondió:

—Tienes el tipo de cara que llama la atención, y mi trabajo consiste en prestar atención a los detalles.
Tu cuerpo es mi trabajo. Lo estudio, lo aprendo, y luego lo mejoro. Nada más y nada menos.

Louis frunció los labios.

Las manos de Harry se movieron a su baja espalda y comenzaron a amasar allí. Oh. ¿Se había
acostumbrado a las manos de Harry? Ya no se sentían tan brutales. Se sentían... se sentían bien.
Fuertes, capaces, un poco duras... simplemente perfectas.

Harry quitó la toalla y puso las manos sobre sus nalgas. Louis se tensó y abrió los ojos cuando las
manos de Harry comenzaron a acariciar y masajear sus mejillas.

Louis se quedó mirando la pared. Era sólo un masaje. Sólo un masaje. Como de costumbre, el toque
de Harry era absolutamente impersonal y profesional. No era diferente de recibir un masaje de Ron o
Gary, los fisioterapeutas del equipo, que por lo general lo frotaban después de un largo partido.

No debería haber sido diferente.

Los ojos de Louis se cerraron de nuevo. Tuvo que tragarse un gemido. No había mentido ayer: su
piel realmente era muy sensible, sobre todo allí abajo, pero generalmente era fácil mantener su
excitación a raya cuando lo masajeaban. Estaba desconcertado y molesto, porque al parecer no era
capaz de hacerlo ahora.

Finalmente, Harry se movió más abajo, pero eso ayudó muy poco. En todo caso, esas manos
grandes, acariciando y amasando sus muslos, sólo hicieron al problema empeorar. Su polla estaba
totalmente erecta ahora, su cuerpo hormigueando todo, sus pezones apretados y doloridos. Louis se
tragó otro gemido, más que un poco desconcertado. No podía recordar haber estado tan excitado por
un impersonal masaje deportivo.

Había una explicación sencilla, sin embargo. Había pasado demasiado tiempo sin tener una buena,
gruesa polla dentro de él. Sólo necesitaba echar un polvo, discretamente, y luego dejaría de
reaccionar tan ridículamente ante un simple masaje de un hombre que ni siquiera le gustaba.

—Sobre la espalda —dijo Harry.

Con la explicación encontrada y la decisión tomada, Louis se relajó y rodó sobre su espalda. Se
encontró con los ojos de Harry cuando este vio su erección.

Se miraron el uno al otro.

Harry resopló y comenzó a trabajar en sus hombros.

—Es una respuesta fisiológica al tacto. Sucede todo el tiempo y no es nada de lo qué avergonzarte.

—No estoy avergonzado —dijo Louis. Sentir vergüenza implicaba tener algo de lo qué
avergonzarse, lo que sin duda no hacía.

—Entonces ¿Por qué estás sonrojándote?

Estupendo. ¿Ahora se estaba ruborizando? Nunca se sonrojaba.

—Sólo estaba imaginado tener tu polla dentro de mí.

Los ojos de Harry rompieron en él, sus manos quedaron completamente inmóviles. Habría sido
cómico, si Louis no se sintiera con ganas de cortar su propia lengua. ¿De dónde carajos había salido
eso?

El silencio se prolongó.

Louis sonrió y forzó una carcajada.

—¡Ja! No tienes sentido del humor.

—Y tú tienes uno muy extraño —dijo Harry luego de un momento, volviendo a la tarea en cuestión.
Terminó el masaje rápidamente, haciendo caso omiso a la erección de Louis, y se apartó—. Mañana
podría añadir unos cuantos ejercicios más —dijo, lavándose las manos de espaldas a Louis—. Tal
vez apretar muy suavemente una pelota estática.

—¿Puedo tener relaciones sexuales?

Harry hizo una pausa antes de darse la vuelta.

—Absolutamente no —dijo, cruzando los brazos sobre el pecho—. El sexo está fuera de los límites.

—Eres tan jodidamente predecible —Louis se quejó, cogiendo su ropa.

—Si quieres recuperarte lo antes posible, debes prescindir del sexo.

—Dile eso a mi polla.

—Tienes una mano derecha normofuncionante —dijo Harry—. Hazte una paja.

Louis le arrojó la toalla mojada a la cabeza.

Harry la esquivó— Es un milagro que puedas anotar algún gol —dijo, con sus labios temblando—,
tu puntería es muy mala.

Louis manoteó el aceite de masajes.

Esta vez no falló.

—Podrías haberme mutilado.

Louis rodó los ojos, presionando la bolsa de hielo en el ojo derecho de Harry.

—Y me llamas a mí reina del drama.

Harry lo fulminó con la mirada de su ojo izquierdo. No parecía divertido en lo absoluto.

—Esa botella pesa media libra(4), Louis —dijo entre dientes—. Y la lanzaste a mi cara.
(4. Aproximadamente 250 gramos)

—No es mi culpa que tus reflejos sean tan pobres —dijo Louis con una sonrisa dulce, presionando el
hielo con más fuerza en la carne rápidamente inflamándose.

Recibió otra mirada funesta desde el ojo izquierdo.

—Se supone que tengo que participar de una sesión de fotos por la boda.

—Entonces deberías agradecerme que te he salvado de ella.

—¿Y qué se supone que voy a decirle?

—¿A quién?

—Donna.

—¿Donna? —dijo Louis con fingida confusión.

—Mi prometida —dijo Harry lentamente—. La mujer con la que voy a casarme.

—Ah —Louis se acercó para presionar la bolsa de hielo en el pómulo de Harry. No era la posición
más cómoda. Era consciente de que su muslo estaba prácticamente arriba de los de Harry.
Demasiado consciente—. Creo que puedes decirle la verdad. Puede decirle lo idiota que fuiste y que
te lo merecías totalmente.

—¿Así es como lo ves desde tu perspectiva?

—No, es sólo la verdad —Louis se dejó caer sobre el regazo de Harry, renunciando a toda
pretensión de no estar trepando sobre él. Cuando Harry levantó las cejas, Louis frunció el ceño—. Si
tengo que jugar al doctor contigo, no voy a forzar mi propia lesión. Ni siquiera debería estar
haciendo esto —Y añadió con una sonrisa fresca—. Tienes una mano derecha normofuncionante,
después de todo.

Harry dejó escapar una risotada.

—Y tú tienes la memoria de un elefante. Y estás haciendo esto porque fue tu jodida culpa.

—La tuya —dijo Louis, hundiendo sus dedos en el espeso pelo de Harry y tirando con fuerza, lo que
lo obligó a volver un poco el rostro. Harry dijo algo mordaz, y Louis dijo algo igualmente mordaz en
respuesta, pero todo parecía distante, irrelevante, estúpido. Su corazón latía con fuerza, su piel se
sentía demasiado caliente, el muslo de Harry se sentía duro debajo de él y él simplemente no podía
concentrarse. No podía pensar.

Maldita sea.

Louis siempre intentaba ser honesto consigo mismo. Él sabía de lo que se trataba. Por supuesto que
lo sabía. No hacía falta ser un genio. Sentado tan cerca de Harry, en su regazo, estaba convirtiéndose
en un idiota que se preguntaba cómo se vería la polla de Harry, y si sería tan grande y gruesa como
esas manos, y en cómo se sentiría tenerla en su boca.

Dios. Si Harry no fuera alguien que le disgustaba tanto, alguien que lo enfurecía, que lo frustraba y
lo hacía sentir estúpido e inferior, Louis no estaría tan enfadado consigo mismo. Habría ido a por
ello, como siempre lo hacía cuando quería algo, o a alguien, lo suficientemente. Él sabía que era
atractivo. Él sabía que era lo suficientemente atractivo incluso, para hacer de hombres heterosexuales
bi—curiosos. Pero este era Harry—Jodidamente—Styles. No había forma en el infierno de que Louis
fuera a por él. Podía fácilmente imaginar el aspecto de superioridad y disgusto en el rostro de Harry
si se diera cuenta de que lo deseaba —y que la polla de Louis goteaba por él. Una ola de humillación
lo barrió ante la idea. Cuán patético se vería.

Sin embargo, él no quería a Harry. Su estúpido cuerpo estaba caliente y parecía que le gustaba la
idea de estar bajo el gilipollas de su entrenador personal.

Sólo necesitaba echar un polvo y luego toda esta tontería desaparecería.

—Ya terminé de jugar al doctor —dijo Louis cortante, dejando caer la bolsa de hielo y deslizándose
fuera del regazo de Harry con tanta naturalidad como le fue posible. Evitando mirar a Harry, se
encaminó hacia la puerta— Sal de mi casa. ¿Por qué estás siempre en mi casa?

Harry murmuró algo en voz baja, demasiado bajo para que él lo escuchara, antes de seguirlo fuera
del gimnasio.

Louis no se volteó, pero podía sentir a Harry justo detrás de él, podía sentirlo con cada pulgada de su
cuerpo. Los ojos de Harry debían estar al mismo nivel del culo de Louis. ¿Harry estaba mirándolo?

Louis se estremeció, disgustado con su línea de pensamientos. Millones de años de evolución y los
seres humanos seguían sin ser mejores que los animales. Animales sin raciocinio guiados por
instintos básicos. No le gustaba el tipo siquiera un poco. Harry rápidamente había reemplazado a su
hermano, como la persona a la cual Louis soportaba menos. Pero eso no cambiaba el hecho de que
una parte suya quería darse la vuelta, empujar a Harry contra la pared y treparle como a un árbol.

Louis apretó la mandíbula. Esta noche iba a conseguirse un polvo, al carajo con su lesión.

El problema de ser un futbolista famoso era que Louis no podía ir a un bar gay y recoger a alguien
cuando quería echar un polvo. No podía follarse a un extraño al azar que pudiera vender la historia a
los periódicos apenas Louis se fuera. Tenía que ser extremadamente cuidadoso, por lo que sus
opciones eran limitadas. Se suponía que podía follar con hombres que tuvieran tanto que perder
como él mismo, si fueran descubiertos —conocía a algunos futbolistas que casi seguro eran gays—
pero el riesgo era el doble. O quizás sólo estaba siendo paranoico. De cualquier modo, conectar con
hombres siempre era demasiado riesgoso. Por eso era que mayormente estaba limitado a coquetear
con hombres y follarse mujeres. El sexo con mujeres era insatisfactorio en el mejor de los casos y, en
el peor, vagamente desagradable, pero era más seguro. Más inteligente. No era tan estúpido, como
Zayn, para arriesgar su carrera por una polla. No valía la pena.

Pero a veces, el deseo de sentir un cuerpo duro contra el suyo se tornaba demasiado, y Louis no tenía
más remedio que rascarse la picazón; la frustración sexual lo volvía irritable y malicioso, que era algo
que no podía darse lujo, ya que era mucho más difícil ser un buen chico agradable, cuando todo lo
que quería era una follada áspera para relajarse. Y cuando quería un polvo duro, sus opciones eran
muy limitadas.

Por eso Louis estaba allí.

El club estaba oscuro y brumoso, con el característico olor a sudor y sexo. Había luces en el
escenario, que fue lo primero que le llamó la atención al entrar. El escenario de la derecha estaba
actualmente vacío, pero el de la izquierda, estaba ocupado por un desnudo moreno, que estaba
flagelando a un rubio deslumbrante. Las luces estroboscópicas iluminaban escasamente a la gran
habitación, llena de gente, apenas permitiendo distinguir a los individuos agrupados en parejas o
tríos... o grupos. Era una gran orgía. El hedor a sudor, sexo y alcohol empapaba el ambiente, se
filtraba en todo. Varias filas de sillones se alineaban en las paredes, pero Louis no se molestó en
mirar a sus ocupantes.

Mientras se abría camino en el club, numerosas manos lo tanteaban y acariciaban, intentando


acercarlo más. Haciendo una mueca, Louis se sacudió las manos de encima. Nunca había estado en
eso de las orgías. Era malo en compartir; lo había sido siempre, incluso cuando era un niño. Pero
para ser honestos, esa era sólo una de las razones. La verdad era que no podía evitar la incómoda
sensación en el estómago que tenía cada vez que tantos desconocidos le tocaban. No importaba
cuántas veces Louis se dijera que estaba seguro aquí, era inútil. Algunos hábitos nunca morían.
Estaba acostumbrado a cuidar de sí mismo desde una edad muy temprana y, en aquel entonces, cada
extraño era peligroso. Incluso después de que fuera adoptado, las cosas no habían cambiado mucho.
Los Tomlinson habían sido gente amable, siempre involucrados en causas de caridad y trabajos de
voluntariado, pero tenían poca idea de que hacer con un niño y estaban más que dispuestos a dejarlo
—y más tarde a Zayn— por su propia cuenta. Louis había estado bien con ello. Depender de otras
personas era tonto; siempre lo había sabido. Estaba por su cuenta, como de costumbre.

—¿Buscando a alguien? —dijo una ronca voz masculina, agarrándole el brazo—. ¿Tal vez a mí?

Louis se detuvo y miró al hombre en la penumbra. A pesar de que no lo veía del todo bien, el chico
parecía ser bastante atractivo y no aparentaba ser un desgraciado. Sólo un excitado tipo normal, en
busca de una follada anónima. No era mucho más alto que Louis, pero la mano en su brazo era
grande y fuerte.

—Servirás —dijo Louis—. Tengo una política muy estricta sobre los condones. Nada de fluidos
corporales.

El chico se rió, acercándolo más.

—No te preocupes, yo también —Sus manos se movieron por el cuerpo de Louis, tanteándolo—
Agradable —murmuró, deslizando sus manos bajo los pantalones de Louis y amasando sus mejillas
—¿Quieres hacerme una mamada o...

—Fóllame —dijo Louis.

—Está bien, sin dudas puedo hacer eso —dijo el tipo con una sonrisa, volteándolo contra la pared y
empezando a trabajar en su cinturón.

Louis apretó la frente contra la pared fría y cerró los ojos. Respiró hondo y trató de relajarse, pero la
persistente excitación que había estado picando bajo su piel durante los últimos días, no estaba. En
cambio, se sentía incómodo...como si estuviera haciendo algo malo.

"Absolutamente no." La mirada de Harry era dura y acerada. "El sexo está fuera de los límites."

Louis cambió el peso de un pie al otro, tratando de forzar el recuerdo fuera de su mente. No iba a
obedecer las órdenes de Harry, como— como un niñito bueno. No lo era. No lo haría.

Sus pantalones estaban siendo bajados.

—¡Ey! ¿Qué— —El tipo sonaba sorprendido—¿Qué demonios, amigo? ¡Encuéntrate a alguien más,
yo no comparto!

—Desaparece.

Los ojos de Louis se abrieron de golpe, su pulso por las nubes. Harry. Era Harry.
—Whoa, ¡Tranquilo! Está bien, lo entiendo —El tipo se alejó.

Lentamente, Louis se volteó. Apenas podía distinguir las facciones de Harry en la penumbra, pero no
necesitaba ver correctamente su cara para poder sentir la ira que emanaba en cada rígido movimiento
de su cuerpo, visible en su mandíbula apretada.

—¿Estás acosándome? —dijo Louis, cerrando la cremallera de sus pantalones.

Harry no dijo nada. Simplemente tomó la muñeca de Louis, su agarre como una banda de acero, y lo
arrastró hacia la salida.

Su respiración saliendo en duros jadeos, Louis iba tropezando tras él.

—¿Me estás acosando? —preguntó de nuevo una vez que estaban fuera.

Harry se mantuvo en silencio, arrastrándolo hacia su coche. Abrió la puerta, empujó a Louis al
interior, se metió en el asiento del conductor y luego se pusieron en marcha.

Después de unos minutos de silencio enojado, cargado, Louis cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Te comió la lengua el gato?

Harry no dijo nada, sus ojos en la carretera. Estaba tan tenso que hizo a Louis retorcerse un poco.

—No vas a hacerme sentir culpable —dijo Louis. Odiaba la forma en que sonaba, a la defensiva—.
No hice nada malo.

Silencio.

Louis apretó los dientes.

—¿Y qué crees que estás haciendo, de todos modos? ¿No tienes mejores cosas que hacer que
acechar a tus pacientes por la noche?

—No cuando esos pacientes son declaradamente idiotas que no pueden tomar un "no" por respuesta.
Sabía que harías algo estúpido.

—Lo que haga en mi tiempo libre no es asunto tuyo —dijo Louis.

—Es asunto mío cuando es probable que arruines tu lesión —La voz de Harry podría contener vidrio
molido—. Te digo que dejes el sexo y, unas horas más tarde, te encuentro en un club de sexo de
mala muerte, con los pantalones alrededor de los tobillos, listo para dejar que un desconocido sin
asearse te folle y joda todo mi trabajo.

—Sólo quería sexo. No es un crimen querer sexo. ¡Si quiero follar, por un demonio que lo haré!

—No estás autorizado a tener sexo a menos que yo lo diga.

Louis parpadeó.

—¿Disculpa?

Harry no habló de inmediato, con la mirada fija al frente.

—Tú no sabrías cuándo es correcto que puedas tener relaciones sexuales. Es por eso que puedes
tener sexo, sólo después de que yo te diga que estará bien.
Los ojos de Louis se clavaron en él. Las palabras de Harry eran bastante razonables. Pero...

—A pesar de lo que piensas, no soy idiota —Louis dijo, observando cuidadosamente a su personal
trainer(5). No podía verlo bien en la penumbra—. Si no soy el que hace todo el trabajo durante el
sexo, debería estar bien. No habría vuelto a lesionarme la ingle en la posición en que estaba.

(5. Profesional a cargo del entrenamiento y cuidado físico de un deportista)

Un músculo en la mandíbula de Harry pulsada.

—La última vez que me fije, no eras fisioterapeuta.

Estrechando la mirada, Louis lo estudió. La sensación de que algo estaba mal sobre el
comportamiento de Harry persistía, pero no lo presionó.

—¿No te sorprendió encontrarme en un club de sexo gay? —preguntó en cambio. Probablemente


debería sentirse más preocupado por ello. Parte de él esperaba a que le entrara el pánico —su
sexualidad era un secreto cuidadosamente guardado— pero él estaba extrañamente despreocupado.

Harry solo tosió burlonamente.

—¿Qué? —dijo Louis.

—Lo supe desde el primer día. Debería haber sido ciego para no notarlo.

—¿Notar qué? —dijo Louis, una bola de ansiedad instalándose en sus entrañas. ¿Era realmente
obvio?— ¿Como lo supiste?

Harry siguió conduciendo en silencio.

—¿Notar qué? —Louis repitió, más fuerte— ¡Harry!

—Tienes esa insinuante mirada en tus ojos —dijo Harry con irritación— Todo el jodido tiempo.
Incluso cuando estás siendo un idiota.

Louis abrió la boca y la cerró.

Echando un vistazo sobre él, Harry rió sin humor.

—No me digas que te sorprende. Ves de esa forma a todo el mundo. Ahora deja de cambiar el tema.
Vas a prometerme que no harás nada tan estúpido de nuevo. Cuando digo que no habrá sexo, lo digo
enserio.

—Claramente naciste en el siglo equivocado —dijo Louis—. Lo siento, pero no soy tu esclavo, y no
me puedes tirar en el cepo por desobedecer. Estás confundido, Styles.

Harry desvió el coche hacia la derecha, saliendo de la carretera, y frenó de golpe; los neumáticos
chirriaron cuando el coche se detuvo. Louis miró a su alrededor. Ellos no estaban lejos de su barrio.
A esta hora, el barrio era oscuro y relativamente tranquilo.

—Déjame ver si lo entiendo —dijo Harry a través de sus dientes, agarrando la barbilla de Louis con
rudeza—. ¿Soy el responsable de tu recuperación, pero tu ignoras mis instrucciones otra vez y te
arriesgas a joderte la ingle, y yo estoy confundido?

Louis se humedeció los labios con la lengua. Había algo desconcertante y emocionante acerca de
Harry esta noche, igual que ayer, cuando Harry se irritó mucho más de lo que la situación ameritaba.
—¿Lo haces todo para enojarme, mocoso? —dijo Harry, con una voz suave que contradecía por
completo su agarre castigador en la barbilla de Louis.

—No todo se trata de ti —dijo Louis, igualmente en voz baja—. Quería una follada. Quería una
hermosa y gruesa polla en mí. Salí para conseguirla. Y lo haré de nuevo. No hay nada que puedas
hacer para detenerme.

Harry aspiró una respiración. Abrió la puerta, agarró el hombro de Louis y lo arrastró sobre sus
rodillas. Ocurrió tan rápido que Louis sólo pudo balbucear y jadear cuando se encontró echado sobre
el regazo de Harry, con la cabeza sobresaliendo del coche.

—¿Qué...

Harry jaló abajo los pantalones y calzoncillos de Louis, y le propinó una nalgada rápida.

Los ojos de Louis se ensancharon, su cara enrojeciendo por la indignación.

—¡Suéltame! —Él se resistió, tratando de rodar del regazo de Harry, pero Harry lo sostenía
firmemente en su sitio.

—¡Estoy herido, imbécil! ¿Qué clase de terapeuta eres?

—Si estás en buena forma para follar, estás lo suficientemente en forma para ser azotado —Harry
escupió—. Quizás finalmente esto te enseñe una lección.

Él lo azotó de nuevo. En esta posición, no le dolía la ingle en lo absoluto, pero aún así. Era el
principio de la cuestión.

—¡Vas a ser despedido por esto, se lo diré a Liam!

—Hazlo —Otro golpe violento aterrizó en su nalga.

—Estoy hablando en serio, Styles. ¡Vas a ser despedido a primera hora de la mañana! Incluso Liam
no se opondrá cuando se entere de esto.

—Ve corriendo y quéjate con Liam —dijo Harry, pegándole de nuevo. Su voz sonaba áspera y
extraña—. No eres más que un malcriado niño pequeño, centrado en sí mismo, acostumbrado a
salirse siempre con la suya. Si continúas actuando como un niño insensato, serás castigado como lo
sería un niño.

—¡Que te jodan! —Louis arremetió de nuevo, pero Harry lo ignoró, manteniéndolo abajo con una
mano mientras la otra lo azotaba. La paliza dolía pero de ningún modo tanto como podría hacerlo:
Harry estaba claramente conteniéndose, consciente de su lesión incluso ahora.

Otro tortazo, y luego otro. Su piel comenzó a quemarle un poco y Louis se oyó a sí mismo gimiendo
y suspirando suavemente, su mundo reduciéndose a la mano de Harry y su calor. Se sentía extraño,
como si estuviera flotando, como si estuviera flotando dentro de su cuerpo en lugar de que lo vistiera,
sin ninguna preocupación en el mundo.

Para el momento en que Harry se detuvo, Louis descansaba inmóvil y flexible sobre su regazo.

Todo estaba extrañamente en silencio, salvo por la respiración agitada de Harry y el lejano sonido del
tráfico.

El peso de la mano de Harry en su piel desnuda se sentía casi insoportable. Louis trató de decir algo
mordaz, pero nada le vino a la mente. Su mente estaba vacía. No tenía energía o inclinación a discutir
y pelear. Su cuerpo se sentía... suelto. Ingrávido. Él no quería moverse.

—¿Louis? —dijo Harry tras de un largo silencio. Su voz sonaba rara. Con cuidado, subió los
calzoncillos y pantalones de Louis y lo giró sobre su espalda.

Apenas podía distinguir el rostro de Harry. Lo alegraba, porque no estaba seguro de lo que su propia
cara habría revelado. Ni siquiera estaba seguro de lo que estaba sintiendo. En silencio, Louis salió del
regazo de Harry y se dejó caer en su asiento. Cerró los ojos, presionando su caliente mejilla contra el
fresco cuero.

Después de lo que pareció una eternidad, la puerta se cerró.

El motor rugió.

El coche comenzó a moverse.

Louis no dijo una palabra.

Harry no dijo nada, tampoco.

Cuando el coche se detuvo de nuevo, Harry dijo —Tu casa—. Su voz sonaba áspera, incómoda, y
sin embargo, había algo más ahí... algo oscuro e intenso.

Louis no se movió. No quería hacerlo.

Pasaron segundos en silencio.

—Eso fue muy poco profesional —dijo Harry después de un tiempo, su voz rigida, entrecortada—.
No sé lo que estaba pensando. No va a suceder de nuevo, pero eres libre de quejarte con Liam si
quieres. Estoy seguro de que va a encontrarte otro fisio.

Louis abrió los ojos, abrió la puerta y salió.

Los neumáticos chirriaron y el coche arrancó hacia el frente.

Louis se dirigió hacia su casa lentamente, con las piernas todavía un poco débiles y temblorosas.

Abrió la puerta, entró y se apoyó en ella con dificultad, sus pensamientos en desorden.

Y entonces lo golpeó: él realmente podría conseguir que Harry fuera despedido. Finalmente tenía un
excelente motivo para conseguirlo despedido. Liam se horrorizaría si se enteraba de lo que había
hecho Harry: Nalguear a un paciente iba más allá de lo poco profesional.

Podría conseguir a Harry despedido.

Podría deshacerse de él para siempre. No más conferencias, no más de esa prepotente actitud y, sin
duda, no más azotes que lo dejaran sintiéndose completamente extraño.

No más Harry.

Louis frunció el ceño.

—¿Por qué sigues mirando tu teléfono?


Louis levantó la mirada y se encontró con Lydia observándolo.

—Harry llega tarde hoy —dijo—. Sabes que odio cuando la gente me hace esperar.

Sus ojos castaños lo estudiaron con curiosidad.

—¿Qué? —dijo Louis, jugando con su teléfono.

—¿Qué está pasando contigo y Harry últimamente?

—No tengo idea de lo que estás hablando.

—No sé... Algo ha cambiado.

Louis le dió una mirada significativa.

—¿Has terminado de ir a través de mi correo? No te pago para mover tus dedos.

Tragando visiblemente cualquier comentario bajo que ella quería hacer, Lydia volvió sus ojos a la
pila de sobres en frente de ella.

Louis volvió a mirar a su teléfono.

Ella tenía razón, sin embargo. Algo había cambiado. Harry había sido... diferente. Ya no trató de
controlar todos los aspectos de la recuperación de Louis... y su vida. Harry se iba tan pronto como
era posible después de comprobar la ingle de Louis y darle instrucciones para el día. Incluso su
actitud había cambiado. Harry ya no le llamaba niño pequeño, bebé o mocoso. No había más
sonrisas torcidas y chistes. De hecho, su tono era neutral y muy profesional cada vez que hablaba
con Louis.

Y cada vez, Louis quería darle un puñetazo en la boca.

El comportamiento oh—tan—correcto de Harry lo volvía loco. Le molestaba mucho más de lo que


esperaba a Louis. Y no ayudó que aún estaba caliente y frustrado como el infierno. Al menos había
dejado de sentirse mortificado cuando tenía una erección, mientras Harry le masajeaba. Debido a que
ni siquiera ver su erección tenía absolutamente ninguna reacción por parte de Harry, ni siquiera el
levantamiento de una ceja. Harry era un perfecto profesional. En cuanto a la conducta de Harry en
los últimos diez días, era difícil creer que el incidente "zurra" hubiera pasado.

Louis se retorció un poco. No habían hablado de ello, por lo que el incidente puede ser que nunca
haya sucedido. No le había dicho nada a Liam. Todavía no estaba seguro de por qué.

—Me gusta Harry —dijo Lydia de repente—. Él es un buen tipo. Me invitó a su boda.

La mirada de Louis se levantó para encontrar la de ella.

—¿Qué? Lo has conocido sólo por un par de semanas.

Lydia le dio una sonrisa muy dulce.

—¿Quieres decir que no te invitaron?

Louis le devolvió la sonrisa. Lydia era una perra. Ella era divertida, pero no estaba en su liga cuando
se trataba de mala leche.

—Yo no habría aceptado la invitación, de todos modos —dijo con perfecta calma—. ¿Por qué
querría ir?

Claramente decepcionada, Lydia volvió a clasificar su correo.

Louis dejó el teléfono antes de recogerlo de nuevo. Se quedó mirándolo por un momento.

—¿Has visto a su novia? —dijo casualmente.

—¿Donna? Oh, sí, ella le recogió el otro día cuando su auto se había descompuesto. Nos presentó.

—¿Cómo es ella?

Sentía su mirada especulativa sobre él.

Manteniendo su rostro vagamente aburrido, Louis dijo— Tengo curiosidad saber qué clase de mujer
sería tan estúpida como para casarse con un tipo tan mandón. Ella debe ser un felpudo.

—Ella no lo es —dijo Lydia inmediatamente—. Ella es fuerte y fue obvio para mí que su relación es
de igual a igual. Él la respeta. Ella parecía práctica y de mente abierta.

Louis se miró las uñas —¿Es que dicen estar enamorados?

Lydia se río entre dientes.

—Ellos se van a casar, ¿verdad? Deben estarlo.

—No seas tonta. La gente se casa todo el tiempo por muchas razones diferentes.

—¿Cómo qué?

—Hábito —dijo Louis—, expectativas familiares, razones financieras. Las personas inseguras
buscan la seguridad del matrimonio. Algunas personas tienen miedo de estar solas. Algunos quieren
niños. Y así sucesivamente. El amor no es necesario en absoluto. En realidad, las personas realizadas
no necesitan "amar" a nadie para sentirse feliz. El amor es algo que la gente inventa para excusar su
comportamiento idiota y para vestir la lujuria de corazones y flores.

—Espero que algún día te enamores —Lydia murmuró, apenas audible— Y esa persona te pondrá
de rodillas.

Louis sonrió.

—Eres hilarante, corazón. Es por eso que te tengo alrededor, aunque sé que odias mis tripas.

Fue divertido ver su cara de color rojo. Ella abrió y cerró la boca varias veces sin decir nada.

Por fin, se aclaró la garganta —De todos modos, si estás esperando a Harry, no lo hagas. Él no viene
hoy.

La sonrisa de Louis se desvaneció.

—¿Qué?

Lydia le dio una mirada inocente.

—¿No te dije que él llamó mientras estabas en la ducha? Vaya. Me dijo que no iba a venir hoy. Dijo
que sabías qué ejercicios hacer. Él tiene planes con Donna para hoy.
Louis se quedó mirándola. Entonces, llamó a Harry.

—No recuerdo que te diera un día libre —agregó en el momento que Harry respondió su teléfono.

—Tú no me necesitas hoy —dijo Harry. Sonaba como si estuviera conduciendo—. Sabes qué
ejercicios se supone que debes hacer. No me necesitas allí para supervisarte. No eres un niño.

—No te he dado un día libre —dijo Louis lentamente, como si él le estuviera hablando a un niño
pequeño—. Eres mi fisioterapeuta. Se supone que debes revisar mi progreso cada día. No puedes
darte un día de descanso cuando lo desees. Lo que quiero es lo único que importa. Ven aquí. Ahora.

—Estoy ocupado, Louis —dijo Harry. Una voz de mujer dijo algo en el fondo.

El pulso de Louis comenzó a hacer un ruido sordo en sus oídos —No me importa. Vas a venir aquí
enseguida. Mientras seas mi terapeuta, puedo mantenerte a mi lado todo el tiempo que sea necesario
durante sus horas de trabajo. Has firmado el contrato. ¿Creías que no lo he leído? A partir de las
nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, eres mío...si yo lo quiero. Y ahora lo quiero.

—Estás haciendo esto sólo para fastidiarme.

—Me conoces tan bien —dijo Louis en su mejor voz— Ahora trae tu trasero aquí.

Harry dejó escapar un suspiro.

—Escucha, b—Louis. Estoy realmente ocupado. No estoy solo. Dame un día libre, y mañana puedo
esperar ahí todo el día sin hacer nada, solo verte no hacer nada.

—No lo creo. Te quiero ahora —Louis hizo una mueca tan pronto como él dijo eso, una oleada de
calor subiendo a sus mejillas.

Hubo un silencio en la línea.

—Bebé mimado —dijo Harry través de sus dientes.

Louis sintió una involuntaria sonrisa tirar de sus labios

—Siempre —dijo y colgó, sintiéndose ridículamente satisfecho por el hecho de que Harry lo había
llamado bebé mimado y actuó más como su viejo yo.

Mirando hacia arriba, se encontró en el otro extremo de la mirada crítica de Lydia

—¿Qué?

Lydia negó con la cabeza

—Es sólo... que podrías haberle dado un día libre. ¿Sabes que él había liberado su agenda para la
boda? Es por eso que el Dr. Payne pudo contratarlo para ti al final. Si no fuera por este trabajo, Harry
habría estado pasando su tiempo con su prometida, como lo había previsto. Como debería ser.

—Esa no es mi problema —dijo Louis—. Estoy herido. Es mi fisioterapeuta. Lo necesito aquí.

Lydia me miró extrañamente pero no dijo nada.

Pasaron cincuenta y siete minutos antes de que sonara el timbre.

Louis no se molestó en levantarse del sofá. Esperó, mirando a la puerta, mientras Lydia fue a abrir la
puerta principal.

El sonido de los pasos y las voces se acercó.

—Aquí está —Lydia le dijo a Harry, rodando los ojos.

Harry se acercó y simplemente le miró durante un largo momento.

Por último, Harry habló— ¿Puedo hablar contigo un minuto, Louis? A solas —Harry agarró su
muñeca y lo arrastró nada demasiado suavemente fuera de la habitación.

Cerrando la puerta, se volvió a Louis.

—¿Y bien? —dijo, con la mano aún agarrando la muñeca de Louis—. Estoy aquí. ¿Ahora qué?

Louis apretó los labios.

—No sé a qué te refieres. Se supone que debes estar aquí, conmigo. Ni siquiera te molestaste en
pedir mi permiso... y no, una llamada a Lydia no cuenta.

—Donna ha vuelto a casa por sólo unos pocos días entre sus viajes de trabajo. Te dije qué ejercicios
debías hacer hoy. En realidad no me necesitas hoy.

—Ese no es el punto —dijo Louis—. Eres mi fisio. Se supone que debes estar aquí si yo te quiero
aquí.

Harry levantó las cejas.

—¿Y por qué me quieres aquí? ¿Hmm? ¿Para mirarte mientras te relajas en el sofá?

Sí.

Louis se tragó la respuesta que tenía en los labios. No sabía que donde había venido.

—Admítelo —dijo Harry, tomando la barbilla de Louis con su mano libre. Sus ojos verdes
perforaron a Louis. Su pulgar acarició detrás de la mandíbula de Louis y apretó, duro.

—Tú no me necesitas aquí. Eres un pequeño niño mimado, y has echado a perder mi día sólo porque
podías.

—Muérdeme —Louis dijo con una sonrisa

Los ojos de Harry se oscurecieron. Se lanzó hacia delante y mordió el labio de Louis salvajemente.

Ambos se congelaron. Sus respiraciones mezclándose.

Un latido pasó.

Louis se lamió los labios y sintió el sabor del cobre de su propia sangre. Lentamente, levantó los ojos
para encontrarse con Harry.

Harry lo soltó y se apartó, pero Louis agarró un puñado del pelo de Harry, tiró de él cerca y le
mordió los labios de vuelta. Se quedó sin aliento, sintiendo el sabor amargo de la sangre y algo
puramente masculino. Mordió de nuevo.

Harry chupó una respiración antes desgarrar su boca libre.


Se miraron el uno al otro, con los ojos abiertos, su dura respiración, el único sonido en la habitación.

Por fin, Harry se dio la vuelta, pero Louis agarró sus bíceps. Los músculos de Harry se tensaron ante
su contacto.

—Tienes sangre en el labio —Louis se oyó decir. Se sentía distante, como un sueño.

Harry no se movió para limpiar la sangre. Su cara estaba en blanco, pero sus ojos eran aterradores en
su intensidad mientras miraba a Louis. Miró a Louis como si fuera una serpiente venenosa. Una
serpiente venenosa de la que no podía apartar la mirada.

Louis se inclinó y lamió la sangre en el labio de Harry lentamente, sólo su lengua contra los labios de
Harry. El cuerpo de Harry vibraba de tensión contra él.

Harry lo empujó y salió de la casa.

Cuando la puerta principal se cerró tras él, Louis cerró los ojos. Él aspiró y exhaló antes de abrir los
ojos de nuevo.

Con cautela se tocó el labio partido y se miró los dedos.

Ellos estaban temblando.

Él les enroscó en un puño.

La puerta se abrió detrás de él.

—¿Harry ya se ha ido? —dijo Lydia, sonando desconcertada.

Sin decir una palabra, Louis volvió al sofá, llevó las rodillas a su pecho y envolvió sus brazos
alrededor de ellas. Miró por la ventana.

—¿Louis?

—Vete —susurró Louis.

—¿Qué?

—Déjame solo.

Liam lo llamó justo cuando se preparaba para la cama.

—¿Qué hiciste esta vez, Louis?

—Hey, Liam —dijo Louis, tirando de su camiseta. Se sentó en la cama para quitarse el calcetín—.
¿De qué estás hablando?

—Harry me llamó y me dijo que quería renunciar.

Louis se pausó.

—¿Te dijo por qué?

—No. Es por eso que te llamo.


Louis retiró el otro calcetín.

—¿Qué le dijiste?

—Que ha firmado un contrato y tiene que darme una buena razón para romperlo —La decepción en
la voz de Liam era inconfundible—. Él es mi amigo, pero debe saber muy bien que dejar a los
pacientes en el medio de su recuperación no está bien sin una buena razón. Dime lo que hiciste.
Normalmente, Harry es muy responsable y nunca se da por vencido con sus pacientes, sin importar
lo difíciles que son.

—¿Por qué estás suponiendo que fue mi culpa? —Louis se estiró en su espalda y miró al techo.

—¿Estás diciendo que no tienes nada que ver con eso? —dijo Liam, su voz seca como papel de lija.

Louis hizo una mueca. Liam le había dicho muy poco desde su intento de chantajearlo. Una vez más,
Louis sintió una punzada de pesar. A él le gustaba Liam. Todo fue culpa de Harry. Si Harry no se
hubiera vuelto loco, él habría pensado dos veces antes de chantajear al hombre que iba a ser el
médico del club de alto nivel en el futuro previsible. Era fastidiarse a él.

—No estoy diciendo eso —Louis se lamió el labio. Ya no picaba—. Estoy diciendo que Harry está
lleno de mierda.

Liam dejó escapar un suspiro.

—Mira, no voy a pretender entender lo que está pasando con vosotros dos, pero estoy cansado de
vuestra lucha constante. Contrato o no, si Harry realmente quiere dejarlo, no puedo obligarlo a
quedarse. Él no necesita este trabajo, el cual tomó sólo como un favor para mí. Así que, soluciona el
problema, Louis —Liam colgó.

Solucionar el problema.

Louis se pasó una mano por la cara. Era fácil para Liam decirlo. ¿Cómo se suponía que iba a hacer
eso cuando él no sabía lo que quería?

Sus labios se curvaron. Muy bien, muy bien, era una mentira. Él sabía lo que quería. Por supuesto
que sí. Quería a Styles desnudo, encima de él y atornillándole en el colchón.

Una risa áspera arrancó de su garganta.

El problema era que no quería quererlo. Decía problemas. Era imprudente y estúpido, y Louis no era
imprudente ni estúpido. Por un lado, no le gustaba Harry. Odiaba su más—santo—que—tú actitud
superior. Harry le miraba como si él le hubiera descubierto, como si pudiera ver el inútil pedazo de
mierda que Louis era. Pero admitir que en realidad quería a Harry a pesar de todo esto, para actuar
efectivamente en esos sentimientos (aunque la lujuria tenía poco que ver con los sentimientos) —era
humillante y vergonzoso.

Es cierto que probablemente no era tan vergonzoso, como debería haber sido para Harry quererle en
contra de su mejor juicio.

Louis sonrió ante la idea. Había algo hilarante acerca de la situación.

Su sonrisa se desvaneció al pensar en otra razón por la cual esta lujuria era muy incómoda. Harry se
iba a casar pronto.

Louis sería el primero en admitir que tenía muy pocos principios morales, pero había uno que nunca
se rompió: él nunca se involucró con un hombre casado. Nunca sería tan estúpido. Además, tener un
romance con el muy masculino entrenador personal —un muy conocido entrenador personal—,
mientras el dicho entrenador personal estaba a pocos meses de casarse con una periodista deportiva
era espectacularmente una mala idea. Potencialmente una idea que terminaría con su carrera. Él no
era un idiota para arriesgar su carrera —su vida—, por joder con un hombre que le disgustaba
intensamente. Él no lo era. E incluso si lo fuera, nunca se involucraba con un hombre casado, por lo
que el punto era discutible, de todos modos.

Pero Dios... desear esa polla era bastante malo, pero ahora que sabía que Harry no era tan indiferente
como pretendía, era una receta para el desastre.

La cosa era, que Louis nunca había sido particularmente bueno en negarse a sí mismo cosas.

Louis sabía quién era cuando sonó el timbre.

Abrió la puerta y se hizo a un lado, dejando que Harry pasara.

Con la espalda apoyada en la puerta, mirando a su huésped en silencio.

Nunca había sabido que el silencio podía sentirse así; nunca supo que podría tener tal peso.

El rostro de Harry era pétreo, sus ojos brillaban con una emoción que Louis no podía ubicar.

—Habla con Liam y dile que estás de acuerdo con mi decisión de dejarlo —dijo Harry—. Pídele que
te encuentre otro entrenador personal.

Louis cruzó los brazos sobre el pecho. Eso era lo que él tenía la intención de hacer de todos modos,
pero el tono inflexible de Harry estaba rozando el camino equivocado. Como siempre.

—¿Y por qué debería hacer eso? —dijo Louis—. Buenos días a ti también, por cierto.

Un músculo se contrajo en la mandíbula de Harry.

—Eso es lo que querías. ¿Tengo que recordarte que incluso has tratado de chantajear a Liam para
deshacerte de mí?

—Sí —dijo Louis—. Pero tal vez he cambiado de opinión —Para. ¿Que estaba haciendo? No había
cambiado de opinión. Era tonto antagonizar con Harry por el gusto de antagonizar. Pero era como si
su boca se hubiera desconectado de su cerebro. No había forma de detenerlo—. ¿Qué haces aquí, de
todos modos? Si deseas renunciar, no necesitas mi permiso. Sin duda, se vería mal en tu CV, pero...

—Liam es mi amigo —dijo Harry—. Le prometí que le ayudaría, y no me gusta dejarlo tirado. Él
estaba enojado cuando me negué a decirle por qué quería renunciar. Es por eso que le dirás nuevo
que deseas que me vaya.

—¿Lo haré? —dijo en voz baja Louis. Puso una cara confusa—. Por cierto, ¿por qué quieres
renunciar?

Recibió tal mirada, que hizo que un escalofrío corriera por su columna vertebral. De repente, quería
sonreír.

Darle cuerda a Harry era una de sus cosas favoritas en el mundo.

—No juegues recatado, Louis —dijo Harry, su voz entrecortada—. Sabes por qué.
—No lo creo. ¿Y tienes que estar tan lejos? —Louis era incapaz de reprimir su sonrisa por más
tiempo—. Si no te conociera mejor, pensaría que tienes miedo.

Si no hubiera estado observando tan de cerca, se habría perdido el endurecimiento en la postura de


Harry. Entonces él estaba acechando sobre Louis.

Su ritmo cardíaco corrió, Louis agarró el pomo de la puerta detrás de él.

Harry se detuvo a pocas pulgadas de distancia.

Louis estaba exhalado, odiando la forma temblorosa en la que sonaba.

Harry tomó su barbilla y la inclinó hacia arriba, los dedos ásperos contra la sensible piel del cuello de
Louis. Sus boscosos ojos se clavaron en los de Louis.

—Creo que estás confundiendo algo, mocoso —dijo, sus labios curvándose en una sonrisa irónica
familiar—. No te tengo miedo. Quiero dejar el trabajo porque tú me molestas demasiado y no puedo
comportarme profesionalmente a tu alrededor. Es eso.

—Ah —dijo Louis, mirándolo desde debajo de sus pestañas—. Así que me besaste porque era
molesto. Tiene mucho sentido ahora.

—No te bese —Harry dijo entre dientes. Su cuerpo casi presionado contra Louis. Casi.

—No, por supuesto que no —dijo Louis. Alguien respiraba con dificultad; esperaba que no fuera él
—. Tú sólo me mordiste. Me mordiste el labio y me dejaste lamer los tuyos.

La nuez de Adán de Harry se movió.

—Tú me molestas.

—Yo no sé tú, pero yo no muerdo los labios de la gente cuando me molestan —Louis lamió la
comisura de su boca seca. Estaban tan cerca ahora que podía sentir el aliento de Harry en los labios
—. ¿Estás molesto conmigo ahora? —Su voz salió mal: se suponía que sonaría como una burla, que
se suponía que molestaría a Harry, pero en vez de eso, sonaba como una invitación. Dios, estaba
respirando y temblando como si estuviera en medio del sexo ¡Y el único lugar que Harry estaba
tocando era su cuello! Esto era ridículo.

—¿Por qué haces esto? —dijo Harry con voz ronca, el ceño fruncido hacia él con los ojos vidriosos.
Sus dedos se cerraron alrededor del cuello de Louis— Tú tampoco puedes querer esto.

—No lo hago —Louis acordó aturdido—. No quiero esto —Empújalo. Patéalo lejos. Pero no podía
hacerlo. No podía moverse.— No lo hago —susurró de nuevo, su mano llegó para enterrarse en el
grueso cabello castaño rizado de Harry— Todo esto es tu culpa —Sus dedos temblorosos se
clavaron en la nuca de Harry cuando los labios de Harry casi cepillaban los suyos. Los rastrojos de
Harry rasparon su barbilla— Te odio —murmuró, ya en boca de Harry...

Y entonces se estaban besando, si es que se podría llamar besarse en absoluto, más bien atacarse.
Harry violaba su boca con besos húmedos y profundos, con un hambre feroz que debilitó las rodillas
de Louis. En un rápido empujón Harry le había clavado, atrapado entre la puerta, su cuerpo duro y el
de Louis mismo, presionándose con necesidad. Dios. La lengua de Harry se sumergió en su boca,
barriendo el interior y la saqueó, la poseyó, y Louis le devolvió el beso, haciendo caso omiso del
sabor metálico agudo de la sangre que se mezclaba en sus lenguas. Las llamas que ardían en su
sangre estallaron en un infierno repentino, y él se perdió, sólo lejanamente consciente de que estaba
jadeando y moliéndose sin poder hacer nada en contra de la cadera de Harry, su mano en un puño en
la camisa de Harry y su mente felizmente vacía más allá de una profundidad sin forma de querer, y
deseo, y necesidad carnal. Tanta necesidad.

Gimiendo en la boca de Harry, Louis deslizó la mano entre ellos y agarró el bulto en los pantalones
de Harry. Harry se estremeció y mordió su labio con un gemido, su pene empujando contra la
codiciosa mano de Louis. Dios, quería esto. Lo quería dentro, profundo y duro.

—Fóllame —se oyó implorar. ¿Era realmente su voz, temblorosa y patética?— Por favor, fóllame.

Todo se detuvo. Los besos se detuvieron. Harry se puso rígido.

Harry apartó la boca, el pecho agitado, con los ojos tormentosos.

—No

Empujó a Louis lejos de la puerta y luego se había ido.

Sus rodillas cedieron, Louis se deslizó hasta el suelo y cerró los ojos, tratando de ignorar los
escalofríos de deseo todavía viciaban su cuerpo. Ira, vergüenza y humillación quemaba en su interior.

Estúpido, estúpido, estúpido.

Cuando Louis tenía cinco años, su madre lo llevó a una casa grande en los suburbios de Londres. La
memoria era algo tan voluble. Louis no recordaba muchas cosas que sucedieron más recientemente,
pero recordaba esa noche fría y lluviosa con perfecta claridad. Recordó el frío filtrándose en su
pequeño cuerpo mientras permanecía de pie, agarrando la fina mano de su madre. Estaba temblando,
su agarre en la mano doloroso. Louis pensó que estaba asustada. Estaba asustado, también.

—Tengo frío —se quejó.

—Cállate. Estarás caliente pronto —dijo antes de toser violentamente. Se soltó de su mano para
cubrir su boca. Ella siempre lo hacía, como si no pudiera escuchar. Como si fuera estúpido.

Louis desvió la mirada durante el minuto que tomó antes de que sus toses se calmaran y el sonido de
su respiración se hizo menos espantoso. Una ráfaga de viento sopló en su rostro, casi haciéndole
perder el pie y borrando temporalmente su visión. Odiaba esto.

—Me quiero ir a casa —murmuró, a pesar de que odiaba su casa: el pequeño cuarto frío que estaba
repleto de cosas.

Con un suspiro, su madre se volvió y se inclinó hacia abajo, así que estaban cara a cara. Su cara
estaba gris, delgada y fea, con los ojos sin brillo por el dolor. Louis odiaba su cara, también. Solía ser
tan diferente. Ella solía ser la mujer más bella en su vecindario. La enfermedad la hizo fea y Louis lo
odiaba y la odiaba.

—Bebé —dijo con voz ronca—. ¿Recuerdas que solías preguntar sobre tu padre? Esta es su casa,
una de sus casas. Vas a vivir con él ahora.

Los ojos de Louis se abrieron. Miró a la casa grande.

—¿Papá?

—Sí —dijo, tomando de nuevo su mano y tirando de él hacia la casa— Él es... Él es una persona
muy importante y te puede dar cualquier cosa que necesites. Él... Él se ocupará de ti.
A medida que sus palabras se hundieron en él, Louis retiró la mano y corrió por delante de ella. Un
papá. ¡Su papá! Billy tenía un papá. Tom tenía un papá también. Incluso esa estúpida Charlie Kane
tenía un papá. Un papá. Tenía un verdadero padre. Y ¡tal vez su padre podía arreglar lo que estaba
mal con su madre, también!

Louis golpeó la puerta delantera.

—Lou —amonestó su madre, pero un ataque de tos terrible interrumpió cualquier otra cosa que ella
quería decir.

La puerta se abrió, revelando a un hombre en el otro lado.

No era muy alto, pero parecía... agradable. Él no se parecía a Louis, —todo el mundo dijo que Louis
se parecía a su madre— pero tenía los ojos como él.

El hombre —su padre— lo miró con confusión, una educada sonrisa en los labios. El corazón de
Louis latía en su pecho. Él sonrió.

—Hola.

—Hola —dijo suavemente su padre—. ¿Puedo ayudarle, jovencito?

Louis le sonrió.

—Soy Louis.

Parecía desconcertado, su padre miró por encima del hombro de Louis. Detrás de Louis, su madre
finalmente dejó de toser.

—Hola, Arthur —dijo ella, su voz todavía terrible por la tos. Su padre la miró, su cara... vacía.

A medida que el silencio se prolongó, Louis tuvo una sensación extraña en el estómago.

—Lo siento, señor, yo no oí los golpes —dijo de pronto una voz masculina de disculpa—. No debe
abrir la puerta.

—Está bien, Barnes —dijo su padre después de un momento—. No es nadie importante. Puedes irte
—Le frunció el ceño Louis. ¿Tal vez él no la había reconocido? Se veía tan diferente ahora que ella
estaba enferma.

—Soy tu hijo, Louis —lo intentó de nuevo, tratando de dar al hombre su mejor sonrisa. La madre de
Billy siempre dijo que era un niño bonito e irresistible cuando era agradable.

Su padre le dio una mirada muy extraña.

Antes de que pudiera decir nada, se oyó el sonido de alguien corriendo y, a continuación, un
muchacho rubio, de la edad de Louis, vino entre las piernas del padre de Louis.

—¡Papi, no hemos terminado de jugar! —dijo, agarrando su mano y tirando del hombre.

—Espera por mí en la sala de estar, James.

El chico miró a Louis e hizo una mueca.

—¡Da algo a los mendigos y vamos! —Louis miró al chico, de repente consciente de que él se veía
como un mendigo en comparación con el muchacho, que usaba ropa limpia y ordenada. Louis nunca
había visto ropa de ese estilo.

—¡Retíralo! —dijo, lanzándose hacia adelante y empujando al chico—, ¡No soy un mendigo!

—Louis —su madre comenzó, pero otro ataque de tos la interrumpió a mitad de camino.

—¡Papá! —El niño gritó, tratando de empujar a Louis lejos.

Manos agarraron el cuello de Louis y lo empujaron fuera del chico.

Mirando hacia arriba, Louis se encontró con los ojos con ira de su padre. Él tuvo esa sensación rara
en el estómago de nuevo.

—Dile que no soy un mendigo —susurró— Dile que soy tu hijo.

Algo brilló en los ojos de su padre, algo así como vacilación. Miró por encima del hombro de Louis
a su madre.

—Arthur, por favor —dijo, con la voz entrecortada—. No tiene a nadie. Cuando me vaya, él...

—Papi, ¿quienes son estas personas? —El niño se quejó.

—¿Arthur? —Una voz femenina culta llamó. Se oyó el ruido de pasos que se acercaban—, ¿Quién
es?

Tragando, su padre soltó el cuello de Louis.

—Nadie —dijo y cerró la puerta en la cara de Louis.

La memoria era una cosa caprichosa. Louis no recordaba lo que le dijo a su madre después o lo que
ella le dijo. Sólo tenía un vago recuerdo de la muerte de su madre unos meses más tarde. Pero
recordaba con perfecta claridad lo que sentía mientras miraba la prístina puerta blanca hace dieciséis
años: la sensación de insuficiencia y completa humillación y el dolor. Y la ira. Montones y montones
de ira.

Louis sacudió la cabeza con una sonrisa torcida. Dios, esto era tan patético. Era perfectamente
consciente de que era un caso de libro. Freud habría tenido un día de campo con él. El sabía que una
de las razones por las que no podía soportar a Zayn porque él proyectó su odio hacia el chico —su
verdadero hermano— en él, a pesar de que no ayudó el que Zayn menudo lo hacía sentir inferior,
también.

Zayn a menudo lo acusó de ser una mierda de dos caras, manipulador. No estaba equivocado. Pero
él no estaba bien, tampoco. A Louis le hubiera gustado ser tan tortuoso como Zayn lo imaginaba ser,
pero la verdad era más simple y mucho más degradante: Louis puso mucho esfuerzo en ser del
agrado de otras personas porque lo necesitaba.

Pero ser consciente de sus problemas y realmente hacer algo acerca de ellos eran dos cosas
diferentes. Hacía dieciséis años y él todavía no podía lidiar con el rechazo mejor que cuando era un
niño. Odiaba sentirse inadecuado. Inferior. No deseado y humillado.

Nunca había odiado a Harry Styles más.

Louis cerró los ojos, tratando de aclarar su mente, pero no pudo borrar el recuerdo de su propia voz
temblorosa, necesitada implorando a Harry y el golpe del rechazo. Por supuesto Harry le había
rechazado, él podría haber querido a Louis físicamente, pero tenía una pequeña novia perfecta con la
que se iba a casar.

El padre de Louis la habría aprobado.

Una risa brotó de su garganta y Louis sacudió la cabeza. No. Él no dejaría que Harry le redujera a
esto. No iba a revolcarse en la autocompasión. Así que Harry lo rechazó; ¿Y qué? Fue una buena
cosa. No importaba lo humillante que era, era una buena cosa que Harry se había detenido antes de
que pudieran ir demasiado lejos. Si se hubiera acostado con Harry, se habría arrepentido, de todos
modos. Un polvo no era digno de su autoestima. Nunca sería "la otra mujer", como su madre había
sido. Así que, que se joda Harry. A Louis no le importa nada de él. Era Louis Tomlinson, una
estrella de fútbol de clase mundial y millonario, y él era increíble. Millones de personas querían ser
él. Millones lo querían. Harry era nada. Harry era nadie para él. Harry no se merecía besar sus botas.
Y Harry seguro de que no merecía una salida fácil.

Su mandíbula se apretada, Louis sacó el teléfono y lo llamó.

—Mira —dijo Harry cuando finalmente respondió—. Acerca de lo ocurrido.

—Has descuidado tu trabajo durante dos días — Louis lo interrumpió, su voz dura—. Espero que
estés aquí a primera hora de la mañana.

Hubo un silencio en la línea.

Por fin, Harry dijo— Estoy en mi camino hacia Liam. Estoy entregando mi renuncia.

—¿Por qué? —dijo Louis.

Harry exhala audiblemente.

—Lou...

—No, realmente no entiendo por qué estás dejando el trabajo —Louis se burló, asegurándose de
sonar tan burlón como fuera posible—. Si se trata de lo sucedido esta mañana, olvídate de ello.
Obviamente no va a suceder de nuevo. No sé lo que estaba pensando —Louis sonrió con gravedad,
contento con lo aburrido e indiferente que sonaba su voz—. Yo espero verte aquí mañana.

—Lo estoy dejando, Louis.

—Ah, lo entiendo —dijo amablemente—. Tienes miedo de que no seas capaz de mantener sus
manos fuera de mí.

—No tengo miedo de eso —dijo Harry con irritación.

—Entonces demuéstralo —dijo Louis suavemente—. Pero creo que no puedes. Tienes miedo de
estar cerca de mí.

—¿Cómo entras por la puerta de entrada con una cabeza tan grande? —preguntó Harry con una risa.

—Es un talento especial. Soy muy talentoso. No llegues tarde —Louis colgó, sabiendo que había
ganado.

O perdido, algo susurró en el fondo de su mente.

La verdad era que tenía miedo, también.


Cuando el timbre sonó a la mañana siguiente, Louis ya estaba en el gimnasio, estirando sus músculos
antes de su sesión de entrenamiento.

Él no se dio prisa en ir a la puerta, se detuvo para comprobar su reflejo en el espejo.

Louis se pasó la mano por el cabello castaño, haciendo su cabello ya desordenado aún más
desaliñado. Miró a su ropa: una camiseta sin mangas que hacía que sus ojos se vieran azul en lugar
de verde y un par de pantalones cortos blancos que dejaba ver sus piernas y culo a la perfección.

Louis sonrió con gravedad. Perfecto. Quería que Harry lo mirara, sabiendo que él nunca, jamás
podría tenerlo.

El timbre sonó de nuevo. Alguien se estaba impacientando.

Con una última mirada al espejo, Louis fue a abrir la puerta.

Los ojos de Harry inmediatamente fueron a las caderas y las piernas de Louis. Sus labios se
adelgazan. Metió las manos en los bolsillos de la chaqueta y le dio a Louis una mirada muy
impresionada.

Louis sonrió inocentemente.

—Buenos días.

Aún sin decir nada, Harry continuó perforando un agujero en Louis con los ojos.

Louis se humedeció los labios secos y se aclaró la garganta.

—Está bien, quiero dejar algo claro: lo que sucedió ayer fue estúpido y no volverá a ocurrir. Besas
terriblemente, por cierto.

—¿De verdad? —dijo Harry entre dientes, todavía viéndole molesto—. Me has dado una impresión
diferente ayer.

Louis miró.

—Deberías saber que simplemente tengo una boca muy sensible. Me gusta tener algo en la boca, eso
es todo.

Harry se le quedó mirando.

Louis luchó contra el rubor que amenaza con colarse hasta sus mejillas, preguntándose qué demonios
estaba mal con él. Su filtro cerebro—boca parecía inexistente cuando Harry estaba cerca.

Pensando que el ataque era la mejor defensa, Louis sonrió.

—Te estás imaginando mi boca alrededor de tu pene, admítelo.

La mandíbula de Harry se movió.

—No te molestes en negarlo —dijo Louis con un encogimiento de hombros—. No me importa. No


es que alguna vez vaya a suceder, por lo que puedes imaginar todo lo que quieras. Nunca me tocas
de nuevo.

—No sea absurdo —dijo Harry—. Soy tu fisioterapeuta. No puedo evitar que tocarte.
Sintiéndose tonto y avergonzado —Se sentía de esa manera demasiado a menudo en presencia de
Harry— Louis frunció el ceño y se dirigió al gimnasio, tratando de no pisar fuerte, consciente de su
lesión. Su ingle no le molestaba en absoluto últimamente, pero él no estaba dispuesto a correr el
riesgo de volver a lesionarse, nunca oiría el final de ello por parte de Harry.

—Deja de sacudir tus caderas —dijo Harry irritado, siguiéndolo.

—Nadie te está obligando mirar —dijo Louis, con igual irritación.

Maldita sea, esto había sido una idea terrible. No debería haber manipulado a Harry para que se
quede simplemente porque su orgullo fue herido. ¿Qué estaba tratando de probar? Era obvio que no
podían lograr una relación de trabajo, mientras que esta... cosa estaba colgando entre ellos, tensa y
cargada. Dios, nunca antes había querido sexo tan mal que tenía que pararse conscientemente a sí
mismo de saltar a los huesos del individuo.

Entraron en el gimnasio en un tenso silencio y se miraron.

Harry se acercó a las esteras.

—¿Has hecho tus ejercicios de ayer? —Su voz era fría y muy profesional, de repente—. ¿Aducción
de la cadera, flexión de la cadera?

—Sí —dijo Louis.

—¿Los ejercicios isométricos aductores?

—Sí.

—¿Has aplicado hielo después de los ejercicios?

—Por supuesto que sí.

—¿Cualquier dolor?

Louis sacudió la cabeza.

—¿No hay dolor ahora?

—Te dije que estoy listo para el entrenamiento. La formación real.

—Voy a ser yo quien juzgue eso —dijo Harry, apoyado contra la pared y cruzando los brazos sobre
el pecho—. Empieza. Los estiramientos en primer lugar.

Poniendo los ojos, Louis agarró el balón medicinal.

—Ya hecho.

Hizo sus ejercicios en silencio, tratando de ignorar la figura vestida de negro que lo miraba como un
halcón. No miró en la dirección de Harry, pero podía sentir su mirada pesada, casi como un toque
físico.

Sentía la mirada de Harry mientras se reclinaba en la espalda y separó las piernas. Cuando se inclinó
de rodillas y colocó sus pies apoyados en el suelo. Mientras colocaba el balón medicinal entre las
rodillas y presionaba hacia adentro. Sentía la mirada de Harry en las piernas y los muslos mientras
apretaba y relajaba. De pronto fue muy consciente de lo verdaderamente minúsculos que eran sus
pantalones cortos. Y a pesar de que se había vestido de esta manera para volver a Harry loco, que iba
a volver a morderle en el culo. Se sentía desnudo y estimulado.

—Deja de mirarme —dijo Louis, girando sobre su lado para hacer la aducción de cadera contra la
gravedad.

—No te estoy mirando. Estoy observando. Ese es mi trabajo.

Louis resopló, doblando la pierna superior hacia la parte frontal de la pierna inferior. Él levantó la
pierna lo más alto posible, jadeando un poco como la levantó.

—Estoy bastante seguro de que tu trabajo no involucra comerse con los ojos los muslos de tu
paciente.

Harry río.

—Tienes una rica imaginación. Sólo ves lo que quieres ver —Louis se puso boca arriba y con la
mirada hacia él.

—¿Qué se supone que significa eso?

Harry se acercó y se arrodilló a los pies de Louis —Aducción excéntrica ahora —dijo, en vez de
responder. Sus ojos estaban bajos y su rostro era difícil de leer—. Las piernas estiradas.

—Deja de cambiar de tema —dijo Louis, pero hizo lo que se le dijo—. Si tienes algo que decir, dilo.
¿Qué estás insinuando aquí?

La mano de Harry de envolvió alrededor de su tobillo.

—Voy a mover la pierna hacia un lado y debes resistir el movimiento, pero no tanto que la pierna no
se mueva. ¿Entendido?

Sus grandes dedos rozaron la piel sensible de su tobillo. Los dedos de los pies de Louis se curvaron.

—Responde a la pregunta maldita —dijo.

Harry movió con fuerza la pierna hacia un lado y Louis chupó una respiración, aunque Harry fue
relativamente suave, definitivamente había alguna molestia mientras Louis trató de resistir y reducir la
velocidad del movimiento.

—Este ejercicio es un poco más avanzado —dijo Harry, como si Louis no hubiera dicho nada—. Es
más probable que cause algún dolor muscular mañana.

Louis tomó una respiración profunda a través de sus dientes —Te he hecho una pregunta.

—No hagas preguntas cuyas respuestas no quieres oír.

—Yo juzgaré eso —dijo Louis, sabiendo lo mucho que irritó a Harry cuando lanzó sus propias
palabras hacia él.

Por último, Harry le miró a los ojos. La sonrisa torcida en sus labios estaba en desacuerdo con la
intensa mirada mortalmente seria de sus ojos.

—Si estos pantalones cortos fueran más cortos, serían llamados cinturón. Nunca he visto una más
obvia invitación que lo que estás usando ahora.

Luchando por mantener su expresión bajo control, Louis logró poner en una sonrisa descarada.
—Creo que eres el que ve lo que quiere ver. No me gusta decírtelo, pero yo no te quiero. No estoy
tratando de seducirte, o algo así. Si lo estuviera, ya estarías acostado sobre tu espalda, rogándome.

—¿Estás seguro de que no es al revés? —Murmuró Harry, un destello de diversión en sus ojos— Lo
recuerdo de otra manera.

Uf, Louis nunca había querido matar a alguien más. Él levantó la barbilla—. Ese fue un momento de
locura.

—Estoy de acuerdo —dijo Harry—. Soy heterosexual.

Las cejas de Louis se arrastraron hacia arriba.

—Me has dado una impresión diferente ayer.

—Como tú has dicho, fue un momento de locura. No estoy interesado en los hombres.

—¿De verdad? —dijo Louis, sonriendo—. Entonces debe haber sido de tu malvado gemelo gay la
lengua que estaba en mi garganta ayer. ¿Tu futura esposa sabe al respecto?

Harry lo miró a los ojos con calma.

—Ya te he dicho, Donna y yo estamos en una relación abierta hasta la boda. Y para alguien que
sigue diciendo que fue un error, seguro que sigues hablando mucho sobre ello.

Louis buscó algo que decir, algo que le daría la ventaja, algo que lo impidiera sentirse tan fuera de su
profundidad. El rizo sardónico de los labios de Harry era absolutamente exasperante. Harry sabía que
Louis lo quería, y después de la humillación ayer, Louis apenas podía negarlo.

Pero ¿por qué debería negarlo?

—La verdad es que yo estaba caliente —dijo Louis y le sonrió a Harry— Sí, puedes añadir 'zorra' a
la larga lista de defectos míos. Yo estaba caliente y estabas allí. La verdad es que cualquier polla lo
habría hecho.

Los dedos de Harry apretaron alrededor del tobillo de Louis.

Louis ladeó la cabeza, mirándolo inocentemente.

—¿Qué? No me digas que pensabas que eras especial. Si no estuviera lesionado, estaría fornicando
todas las noches —La mentira descarada salió de su lengua con facilidad—. Pero lo entiendo: por
supuesto que te gustaría pensar que estoy por ti, a cualquiera le gustaría. Soy irresistible.

—Irresistible no es la palabra que se usa para describirte —El agarre de Harry en su tobillo era casi
doloroso ahora.

—¿Adorable? —dijo Louis con una sonrisa, batiendo sus pestañas. Picar a Harry siempre era tan
divertido—. ¿Hermoso? ¿Follable?

La mirada de Harry era lo suficientemente fuerte como para enviar a alguien escondiéndose lejos.

—Azotable.

—Ah —dijo Louis, luchando por mantener su tono alegre y burlón—. Admítelo: amas totalmente
azotarme. Te estás muriendo por hacerlo de nuevo—. Él lo dijo como una broma. Principalmente.
Pero cuando los ojos de Harry se pusieron vidriosos, la sonrisa de Louis se desvaneció, su boca de
repente muy seca.

Sus ojos se encontraron.

Muévete, la voz en el fondo de su mente susurró. Sal de aquí.

Pero Louis no podía, estaba clavado en la mirada de Harry y atrapado en una red de necesidad.

Cada segundo que pasaba hizo cada respiración fuera cada vez más difícil, dejando a Louis
sintiéndose extrañamente expuesta y vulnerable. Pero era un arma de doble filo: él sabía que Harry
también lo quería.

—Ven aquí —dijo Harry, su voz en un tono bajo y su rostro sombrío.

Era vago, pero Louis sabía lo que quería decir. Lo que los dos querían.

Poco a poco, como en un sueño, Louis se movió y se tendió sobre el regazo de Harry. Enterrando la
cara en la alfombra, cerró los ojos al sentir la mano de Harry tirando de sus pantalones abajo, sus
movimientos impacientes, urgentes y espasmódicos.

Iba sin ropa interior. Louis podía sentir casi físicamente los ojos de Harry en la curva de su culo
desnudo.

Probablemente no deberían hacer esto.

Pero, por otro lado, esto era lo suficientemente seguro. No era sexo, pero era algo. Una salida para
toda la frustración que se habían ido acumulando en su interior.

Un golpe aterrizó en la mejilla.

Louis se tragó el grito que se elevó a los labios. Podía sentir el aguijón y el calor residual, donde
había aterrizado la mano de Harry. Se sentía raro... satisfactorio al mismo tiempo que humillante. Lo
que probablemente sólo probaba que estaba fuera de su mente por haberse dejado que alguna vez
llegase a esta situación.

Durante un largo momento, la mano de Harry simplemente acarició la piel suave que todavía llevaba
la huella de sus dedos.

Louis trató de luchar contra la tentación de mover sus caderas y apoyarse en el toque. No era sexo.
Ellos no estaban teniendo relaciones sexuales—. ¿Eso es todo lo que tienes? Se siente como una
picadura de abeja.

—Tú, pequeño-- —La mano de Harry descendió en su nalga en una fuerte palmada, que escocía.
Louis se quedó sin aliento, frotándose la mejilla enrojecida sobre la colchoneta cuando Harry
comenzó a azotarle en serio, sin darle ningún tiempo para hablar entre golpes.

Esta vez Louis no luchó contra el sentimiento vaporoso y cálido que comenzó a nublar sus sentidos.
Se relajó, jadeando con cada golpe. Su piel comenzó a picar bastante duro, y cada golpe se sentía
más agudo y mejor—

De repente, la paliza se detuvo. Louis hizo un ruido decepcionado.

—Si no me detengo ahora, no serás capaz de sentarte mañana —dijo Harry, su voz áspera y su
respiración entrecortada.
Louis se retorció contra la palma de la mano de Harry. Más.

—Va a doler —Harry gruñó, su gran mano tocando la mejilla punzante de Louis. Louis se retorció
de nuevo, apoyándose en el toque. No podía pedirlo en voz alta.

—Será irresponsable —Harry sonaba como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo.

—Cállate y sólo hazlo —susurró Louis—. Hazme daño.

Silencio. El momento se prolongó. Podía sentir a Harry mirando hacia abajo en él, y la tensión le
montó mientras Louis resistía a la tentación de volver la cabeza y mirar a los ojos de Harry, para
poner fin a esta espera enloquecedora. Quería implorarle a Harry que le pegara más duro, que lo
tomara, simplemente hacer algo.

No pudo ocultar su jadeo cuando una mano se metió en su pelo, obligando a Louis a girar la cabeza
y mirar a Harry. El calor en los ojos verdes de Harry lo quemó, la intensidad haciendo calentarse
algo dentro de él también. Se sentía como si el rostro de Harry llenara todo su mundo, sin dejar
espacio para nada más. La mano de Harry fue a la garganta de Louis, tan suave, sin embargo, tan
amenazante. Un pulgar acarició su pulso antes de que los dedos apretaran, muy ligeramente.

Louis no se movió, se limitó a mirarlo por debajo de sus pestañas.

Las fosas nasales de Harry se encendieron. Se inclinó hacia delante, con su cara casi tocando la de
Louis, hasta que su respiración se mezclaron y sus labios estaban tan cerca, tan cerca... Louis se
tensó para el contacto, sufriendo por los labios de Harry, con ganas de ser besado, pero Harry se
enderezó con un bajo —Joder—. Louis no pudo reprimir del todo el gemido de decepción.

Harry miró, con una expresión oscura en su rostro.

De repente Louis era dolorosamente consciente de lo vulnerable que estaba en esta posición:
acostado medio desnudo en el regazo de su fisioterapeuta, sin ningún tipo de influencia para hacer
cualquier cosa. Y la mano de Harry estaba todavía alrededor de su garganta.

Mirando Harry a los ojos, Louis se relajó, dejando al descubierto su garganta aún más.

Harry inhaló bruscamente, se lanzó hacia adelante y hundió sus dientes en la sensible piel del cuello
de Louis. Ambos gimieron, y los ojos de Louis se deslizaron cerca, su cuerpo flojo, con la mente en
blanco felizmente mientras Harry prácticamente le mordió el cuello. No fue un beso, ni tampoco era
un chupón. Dolía—le dolía mucho, pero el dolor se mezclaba con tal placer del tipo que enrosca los
dedos de los pies y Louis se encontró frotando su erección contra el muslo de Harry.

—No se supone que estés disfrutando de esto —Un golpe vicioso aterrizó en su nalga izquierda, la
fuerza de ello haciéndole soplar el aire de sus labios, y luego otro, y otro. A la vez que Harry se
mantenía chupando y masticando su cuello, su respiración áspera, el único sonido en el que Louis
podría enfocarse.

No tenía idea de cuánto tiempo duró. Todo era una falta de definición de dolor y placer y sus
gemidos y respiración pesada y los dientes de Harry. Sus ojos estaban húmedos pero no fue capaz de
hacer que le importara. Hubo otro golpe violento, y otro, hasta que su piel estaba ardiendo y Louis se
retorcía, queriendo, necesitando...

—Harry —exhaló, boca seca como papel de lija.

Los firmes labios de Harry se movieron por su cuello, los rastrojos raspando la piel de Louis, antes
de que sus dientes se hundieran en el lóbulo de Louis y un golpe aterrizara justo entre sus mejillas.
Louis gritó, corriéndose duro, y luego se estaba ahogando, y él no quería nada más que fundirse en
Harry, caer en la cálida neblina, tranquilo. Él dejó escapar un sonido pequeño, desesperado,
necesitando. Suspiró cuando Harry se estiró a su lado, tirando de él hacia su hombro. Una mano
cálida se posó en la nuca, de alguna manera estabilizandolo, y Louis se alejó flotando, con la
sensación de seguridad, y calma, y calidez. Tan cálido.

Antes de darse cuenta, estaba dormido.

Louis se quedó mirando su reflejo en el espejo. Las huellas de manos sobre su culo. En su cuello,
que le hacía parecer como si fuera la víctima de un vampiro. Había dicho a Lydia que reprogramara
la entrevista que se suponía que debía dar esa tarde. Malamente podía hacer la entrevista cuando se
veía así.

Mordiéndose el labio, Louis tocó el chupón gigante en el lado de su cuello y se estremeció. A pesar
de la evidencia, todo parecía bastante surrealista. Cuando se había despertado en el gimnasio ayer, no
había rastro de Harry en la casa. Louis habría pensado que fue sólo un sueño muy vívido, extraño si
no hubiera sentido sus nalgas como si estuvieran en llamas y si no se había secado su corrida en su
piel.

Se preguntó si Harry incluso fuera a venir esta mañana. Lo dudaba. El timbre sonó.

El estómago de Louis se desplomó en un infierno helado en algún lugar debajo de sus botas. Se puso
sus pantalones de chándal y corrió escaleras abajo.

Cuando abrió la puerta, los ojos de Harry se centraron en su garganta. En las marcas que sus dientes
habían dejado ayer. Louis reprimió el impulso tonto de cubrirlas.

Se sentía como si una pequeña eternidad pasara antes de que Harry le mirara a los ojos.

Louis se humedeció los labios con la lengua, sin saber qué decir. Demonios, ni siquiera estaba seguro
de lo que había sucedido. Estrictamente, lo que pasó ayer no fue sexo; ni siquiera se besaron. Harry
acababa de darle una zurra y unos chupones desagradables. Así que sí, estrictamente hablando, no
era sexo. Pero en cierto modo, era peor. Su memoria era un poco confusa, pero estaba bastante
seguro de que no había imaginado a Harry sosteniéndole después. ¿O había sido un sueño? En
cuanto a Harry ahora, era difícil de creer que algo de eso había sucedido.

Louis se hizo a un lado.

Harry entró en la casa, muy inflexible en sus movimientos. Él estaba más apretado que una cuerda de
arco a punto de romperse.

Louis cerró la puerta y se apoyó en ella, sintiendo una fuerte sensación de deja—vu.

Inesperadamente, Harry se apoyó en la puerta, también. Louis había pensado que Harry trataría de
poner la mayor distancia entre ellos como sea posible. Y sin embargo, se encontraban cerca. Sus
hombros estaban rozándose.

Louis enganchó el pulgar en la cintura de sus pantalones de chándal y atrapó su labio entre los
dientes. A pesar de las varias capas de tejido, su piel estaba hormigueando donde sus hombros se
tocaban. Jesús. Esta cosa era ridícula.

Por fin, Harry soltó un suspiro, rompiendo el silencio.


—No me gusta repetir lo obvio, pero...

—Fue un error —dijo Louis, mirando a la pared opuesta.

—Sí.

Otro silencio largo y tenso.

—Mira —dijo Harry—. No quiero ser ese tipo. No soy ese tipo.

—¿Ese tipo? —sonrió Louis—. ¿Quieres decir el tipo que se va a casar dentro de unos meses, que
dice que es heterosexual, y que dice que no le gusta la mierda?

—Todas esas cosas son ciertas.

Louis tarareó.

—Tienes una forma curiosa de demostrarlo. ¿Por qué estás aquí?

—¿Qué?

Louis volvió la cabeza hacia él y estaba un poco sorprendido por lo cerca que estaban sus caras.

—¿Qué estás haciendo aquí, Harry? —preguntó en voz baja y suave—. Si estás tan disgustado por
lo que pasó, deberías haber ido directamente a Liam y decirle que lo estabas dejando. Nadie puede
obligarte a que te quedaras, contrato o no —Louis ladeó la cabeza—. ¿Entonces qué estás haciendo
aquí?

Estudió el perfil de Harry cuando Harry quedó frente a él. Podía ver el pulso apenas perceptible de
los músculos en la mandíbula de Harry.

Louis puso una mano en el bíceps de Harry. Los músculos se pusieron rígidos mientras lentamente
pasó la mano por el brazo de Harry a su muñeca. Podía sentir la tensión increíble en el cuerpo de
Harry, y se refleja en el suyo propio. Louis se encogió cuando se dio cuenta de sus dedos
temblaban. Temblando. Por el amor de Dios.

—No me toques —dijo Harry, con la voz tensa.

—¿Sabes lo que pienso? —Louis murmuró, envolviendo los dedos alrededor de la muñeca de Harry.
Él les apretó para que el temblor no fuera tan notable—. Creo que lo odias. Odias que me quieras. Lo
odias y te parece que está mal—y gay— y que no puedes desear a alguien que ni siquiera te gusta.
Crees que eres mejor que eso, pero la cosa es que no lo eres. O tú no estarías aquí conmigo ahora.

Harry lo miró.

—Yo no te quiero.

Louis tocó su propio cuello.

—Entonces, ¿qué es esto?

Los ojos de Harry echaron una ojeada a los chupones. Sus labios se apretaron en una línea.

Louis sonrió descaradamente.

—Ah, ¡ya sé! ¿El gemelo malvado ataca de nuevo? O tal vez.
Harry cerró sus bocas juntas. Gimiendo, Louis agarró el pelo de Harry y tiró de él más cerca,
abriendo la boca, ansioso, tan condenadamente ansioso. Dios. Los labios de Harry estaban calientes
y ásperos, su pescuezo enviando escalofríos por la columna vertebral de Louis. Los labios de Harry
sabían a resentimiento, ira y algo primitivo. Era el beso más profundo, más salvaje que había tenido.
Harry le dio un beso como si el lo odiara y lo ansiaba, la boca como un hierro de marcar, abrasando
sus labios y agitando sus sentidos en un frenesí de deseo embriagador y necesidad. Él quería,
necesitaba, los labios de Harry en todas partes, en todo el cuerpo, que aspiraran en su cuello, sus
pezones, su pene, entre sus mejillas...

Como si hubiera leído sus pensamientos, la boca de Harry se trasladó a su cuello, mordisqueando y
chupando. Louis abrió la boca, los ojos rodando hacia la parte posterior de su cabeza. Probablemente
debería parar a Harry; nunca había sido fan de la gente que le marcaba, pero no pudo hacerlo. Él me
quiere, él me quiere, me quiere...

Louis clavó las uñas romas en la nuca de Harry y susurró:

—Me quieres.

La boca de Harry se quedó inmóvil, sus hombros endureciéndose. Se apartó lentamente.

Respirando con dificultad, se miraron el uno al otro. Las pupilas de Harry estaban tan dilatadas que
sus ojos parecían oscuros.

—No —dijo, su voz apenas reconocible—. Yo no te quiero —Él apartó la cara, poniendo la mano
en el picaporte—. Esto no es querer.

Louis tomó una respiración profunda, calmante. Por lo menos se suponía que era calmante.

—Entonces, ¿qué es esto? —Porque es seguro que se sentía como querer. Se sentía como si su
cuerpo estaba en llamas, todo su cuerpo vivo como nunca había estado antes. Deseaba tanto
sacudirse, sus testículos y pene doloridos. El podría apenas detenerse de engancharse a Harry de
nuevo y pedirle que lo tomara, pero el dolor del rechazo todavía estaba fresco en su mente. Estaría
condenado si le rogaría de nuevo.

—Debilidad —dijo Harry con irritación—. Yo no te quiero. No como persona.

—Ah —dijo Louis. Trató de rizar sus labios en una sonrisa. Fue más difícil de lo habitual —Lo
único que quieres es joderme.

—Yo no —dijo Harry antes de cortase a sí mismo. Él apretó los dientes y miró a Louis, como si
fuera de alguna manera su culpa.

Por supuesto que lo era.

Louis se enderezó y se alejó.

—No te preocupes, lo entiendo: todo esto es mi culpa. Yo soy el malo, como de costumbre. Vete,
dile a Liam que vas a dejarlo, y vuelve a tu novia —Se dirigió hacia arriba, sintiendo la mirada de
Harry en su espalda. En la parte superior de la escalera, Louis se detuvo y miró por encima del
hombro. Él sonrió ampliamente— Adiós. Trata de no pensar en mí cuando la jodes —silbando una
melodía alegre, reanudó su camino.

Una vez en su habitación y fuera de la vista de Harry, Louis se desplomó contra la puerta. Había una
sensación desagradable firmemente alojada en su garganta y no sabía cómo deshacerse de ella.
Yo no te quiero. No como persona.

—Te odio —susurró—. Te odio.

¿Qué había en él que lo hizo de manera no querible— no deseado? ¿La gente lo miraba a los ojos y
no veían nada digno? ¿Era tan mala persona, tan poco atractivo?

Tal vez lo era.

Parpadeando rápidamente, Louis se acercó a la cama y se dejó caer. Abrazó su almohada y cerró los
ojos.

—No me importa —dijo en voz alta. Nunca se había preocupado antes. Él no iba a empezar ahora.
Era Louis Tomlinson, una estrella de fútbol, y él era— él era...

Todo el mundo le amaba. La gente le amaba.

Lo amaban.

Liam Payne se echó hacia atrás en la silla y observó a su amigo en silencio.

Harry sostuvo su mirada con constancia.

—Por tanto, no has cambiado de opinión —dijo Liam—. ¿Todavía quieres renunciar?

—Sí.

—Y aún te niegas a decirme el por qué —dijo Liam con frialdad. No estaba muy contento con Harry
en ese momento. Harry era la última persona de quien esperaba que fuera tan irresponsable y
renunciara en medio del proceso de rehabilitación de su paciente. Y en un nivel puramente personal,
le molestaba que Harry no confiara en él lo suficiente como para compartir el motivo por el cual
quería irse. Eran buenos amigos. Por lo menos, él había considerado a Harry uno de sus amigos más
cercanos en Inglaterra.

—Mira —dijo Harry. El conflicto en su cara era fácil de ver—. Es... es personal.

Liam se le quedó mirando.

—¿Personal?

Pasándose una mano por la cara, Harry se apretó el puente de la nariz.

—No puedo mantener una distancia profesional. Logra meterse bajo mi piel.

Eso Liam podía creerlo. El mundo conocía a Louis, como a un hombre simpático, de trato fácil, pero
Liam se había dado cuenta de cuán errónea era esa imagen. Aún así, no creía que Louis fuera un
engendro del diablo como Zayn lo pintaba. Las cosas raramente eran blancas y negras, malas y
buenas.

—Pensé que podrías manejarlo —comentó Liam, observando con curiosidad a Harry. La última vez
que había visto a Harry y a Louis en la misma habitación, Louis era el que estaba exigiendo que
Harry fuera despedido, mientras que Harry actuaba frío y tranquilo, incluso divertido. ¿Qué había
cambiado?
—Yo pensaba lo mismo —dijo Harry, una esquina de su boca encrespándose en una sonrisa sin
humor—. Estoy acostumbrado a los pacientes difíciles, ya lo sabes.

—¿Pero?

—Está intentando seducirme.

Al principio pensó que había escuchado mal a Harry. Pero por supuesto que no.

—Ah —dijo Liam. Y rió entre dientes—, ¿Eso es todo? Es sólo la forma en que él es. Louis siempre
ha sido un coqueto.

La expresión en el rostro de Harry era difícil de leer.

—¿Se te insinuó? —dijo. Su voz sonaba un poco extraña.

Liam frunció el ceño, mirando a su amigo evaluadoramente. Harry nunca había sido homofóbico. El
hermano menor de Harry era gay, y cuando Nick salió del armario, Harry había sido más que un
apoyo.

Pero definitivamente había algo fuera de lugar en su reacción.

—Solía coquetear mucho conmigo, pero no era nada grave —dijo Liam lentamente—. Creo que lo
hacía sólo por el gusto de hacerlo, y para molestar a Zayn.

—¿Y nunca te sentiste tentado?

—No soy un monje. Fácilmente es el tipo más hermoso que he conocido —Liam dijo riendo.

Los ojos de Harry perforándolo como dagas gemelas.

Liam negó con la cabeza.

—No pasó nada. Él es mi paciente, Harry.

"Algo" asomó en el rostro de Harry.

—Zayn también es tu paciente.

Liam se congeló, preguntándose cómo Harry sabía sobre él y Zayn.

—Es diferente —dijo— Sabes lo especial que él es para mí. Louis es...sí, es ridículamente hermoso.
Soy un saludable hombre gay y tengo ojos, pero nunca me sentí atraído por él. No puedo verlo como
a algo más que al hermano de Zayn. Cuando amas a alguien, es fácil controlar los deseos superfluos.

Harry titubeó.

Liam estudiaba la repentina tensión en los hombros de Harry y la forma en que su mano estaba
cerrándose en un puño. Era desconcertante. Nunca había visto a su amigo tan nervioso. No era
habitual en Harry. Siendo el mayor en su familia y acostumbrado a lidiar con sus hermanos menores,
Harry no era alguien fácilmente alterable. Algunas personas consideraban a Harry como a alguien
dominante, incluso arrogante, pero Liam sabía que sólo era consecuencia de que Harry fuera
responsable de tanta gente, desde que fuese un adolescente. Si alguien le hubiera pedido a Liam que
describiera a Harry con una sola palabra, sin dudarlo escogería la palabra "responsable". Ese era el
por qué la repentina decisión de Harry de renunciar le había sorprendido tanto: estaba muy fuera de
lo normal para él.
—¿El coqueteo de Louis te molesta tanto? —preguntó Liam, manteniendo su voz neutra. Hablar
estas cosas, con sus amigos heterosexuales, siempre era algo incómodo—. Si ese es el problema, le
pediré que lo deje.

Harry se mantuvo callado.

—¿Harry? —dijo Liam.

—Quiero follarlo.

Cuando Liam no dijo nada, los labios de Harry se torcieron.

—Deja de mirarme como si me hubiera crecido una segunda cabeza.

Liam se aclaró la garganta.

—Pensé que eras hétero.

—Lo soy —dijo Harry con la mirada turbada—. Solo que realmente quiero follarme a esa pequeña
mierda.

Liam se aclaró la garganta otra vez. Esta no era una conversación que había esperado tener nunca
con Harry, acerca del hermano de Zayn.

—¿No están Donna y tú en una relación abierta?

Harry asintió brevemente.

—Entonces, ¿cuál es el problema?

—¿Cuál es el problema? —Harry rió con dureza— ¿En serio?

—¿Estás enloqueciendo porque te atrae un tipo?

—No —Harry se pasó una mano por la cara—. Tal vez un poco. Ni siquiera me gusta el mocoso.
Me vuelve loco. La mitad del tiempo, quiero tirarlo encima de mi rodilla y —Cerró la boca y le dió
una sonrisa triste a Liam—...no tiene sentido. He visto y tocado a cientos de hombres desnudos, y
bueno, tal vez ninguno de ellos tuviera una boca tan linda —Harry se interrumpió de nuevo con una
mueca—... no tiene ningún jodido sentido.

Liam no podía decir que él pudiera identificarse. Las mujeres no significaban nada para él, sin
importar lo bonitas que fueran.

—Hablar con Zayn sería probablemente más útil para ti que charlar conmigo, aunque quizás no.

—¿Por qué no? Siempre pensé que Zayn también era heterosexual.

Liam miró la foto de su escritorio. Era una foto del equipo, tomada hacía dos años después de ganar
el trofeo BPL. Zayn estaba apoyado en él, con su mejilla presionada contra Liam, como un gatito
hambriento de afecto.

—Fue diferente para Zayn —dijo Liam, arrancando los ojos de la sonrisa en los labios de Zayn—. Él
siempre me amó y me necesitó, así que cuando en realidad llegamos a estar juntos, el sexo sólo era el
paso siguiente. Otros hombres no hacen nada en él. Me desea porque me quiere, en lugar de al revés.
No sabe lo que es desear a un hombre que le desagrade —le echó una mirada a Harry tanteándolo—.
¿Estás seguro de que no puedes controlarlo? ¿Realmente tienes que renunciar?
Una sonrisa de desaprobación apareció en los labios de Harry.

—Hace unas semanas, lo nalgueé sólo porque fue a buscar sexo después de que yo se lo hubiera
prohibido, así que creo que es bastante seguro decir que mi juicio profesional se ve comprometido.
Deja de mirarme de esa forma. Sé que no debería haberlo hecho. Ya sé eso. No puedo pensar con
claridad en torno a la pequeña mierda —Harry se pasó la mano por el pelo, la frustración palpable en
su rostro—. Cuando está cerca, es como si mi cerebro estuviera en mi polla. Tengo que renunciar.

Liam lo estudió por un momento.

—El matrimonio es un compromiso muy serio. Debes estar completamente comprometido con tu
relación. ¿No sería mejor conseguir sacarte esto fuera de tu sistema antes de la boda y seguir adelante
con tu vida?

Recibió una mirada fulminante de Harry.

—Realmente no necesito este consejo, Liam.

—No le dispares al mensajero —dijo Liam—. Sabes que tengo razón. Todavía estás en una relación
abierta. Sácalo de tu sistema antes de casarte con Donna. Eso sería lo mejor para todos los
involucrados.

Harry miró por la ventana.

—Eres terrible dando consejos —dijo—. Deberías haberme dicho que mantuviera mis manos lejos
de él. Ahora tengo una razón perfectamente legítima para hacer lo que quiero.

—¿Es eso tan malo?

Una risa áspera dejó la garganta de Harry. Se puso de pie y cogió su chaqueta.

—Te lo haré saber pronto.

Liam profundizó el ceño fruncido. A pesar de los consejos que le había dado a Harry, la situación se
le hizo algo incómoda. Louis era mayor de edad y más que capaz de dar su consentimiento, pero... la
situación era un desastre. El hecho de que Louis fuera paciente de Harry no habría sido un gran
problema, sería hipócrita pensar eso, solo que la naturaleza del interés de Harry por Louis era
diferente a la relación de Liam con Zayn. Harry no quería a Louis, ni siquiera parecía agradarle.
Harry sólo deseaba a Louis y parecía resentirse mucho con él por ello.

—Sé que su ingle está mucho mejor ahora, pero ten en cuenta que aún está herido —dijo Liam.
Traducción: nada de sexo duro y enojado, con uno de mis jugadores lesionados—. Si lo hacen, se
cuidadoso —Una parte de él no podía creer que estuviera realmente teniendo esta conversación con
uno de sus fisioterapeutas, pero tenía que ser dicho. La salud de Louis estaba primero.

Harry sonrió, como si Liam hubiera dicho algo muy divertido, y se fue.

Liam se quedó mirando a la puerta algo perplejo cuando la cerró tras Harry.

Seguía mirando a la puerta cuando ésta se abrió de nuevo y Zayn caminó dentro de la habitación.

—Cierra la puerta —dijo Liam inmediatamente.

Sonriendo y poniendo los ojos, Zayn hizo lo que se le dijo.

—No es como si alguna vez hayamos tenido sexo aquí.


—Eso no te detiene de venir a molestarme aquí —dijo Liam con una mirada curiosa.

—Cállate, te encanta —Zayn trepó a horcajadas en el regazo de Liam y acarició su boca contra la
mejilla de Liam—. Mmm, ¿Por qué siempre hueles tan bien?

—Tú hueles mejor —dijo Liam, presionando su nariz en la mejilla de Zayn y respirando. Cristo. A
veces pensaba que no era posible ser tan feliz y estar tan enamorado. Amaba a este muchacho. Lo
amaba más que a nada en el mundo.

Sus pensamientos volvieron a Harry. No podía imaginarse estar en la posición de Harry. Antes de
que él y Zayn se hubieran convertido en amantes, Liam se había acostado con otros hombres, por
supuesto, pero su atracción por ellos no era ni siquiera un ápice de lo que sentía por Zayn, no
importaba lo guapo que fueran esos hombres. Se preguntó sobre la fuerza de los sentimientos de
Harry por Donna. ¿Realmente era amor si uno fuera capaz de desear tanto a alguien más?

Pero de nuevo, no era su lugar para juzgar. Él y Zayn no eran exactamente la pareja más normal del
mundo.

Zayn pasó sus dedos por el cabello de Liam.

—Vi a Harry. ¿Finalmente se hartó de Louis y quiere renunciar?

Liam se preguntó cómo se suponía que debería responder a eso.

—Algo así.

—¿Algo así? —Zayn se alejó y lo estudió con curiosidad.

—No me mires así. No es mi secreto para contarlo.

—Li.

—No.

—Li.

Riendo, Liam lo besó una y otra vez, hasta que Zayn se fundió en él, olvidándose de Harry y de su
hermano.
deuxième partie;

Sólo un poco mal .


PARTE DOS.

S entado en su coche, Harry se quedó mirando la casa. Había luz en la planta baja, pero por lo demás
la casa estaba a oscuras y en silencio. Todavía le sorprendió un poco lo común que era la casa.
Incluso en su propia casa era más grande y más llamativa que la de Louis. Si no lo hubiera sabido,
nunca había adivinado que era el hogar de un famoso jugador de fútbol. Tal vez ese era el punto, ya
que las medidas de seguridad eran inexistentes. Sin embargo, si no hubiéramos tenido una mejor
seguridad, no habría sido capaz de mirar durante la hora como un esposuznante acosador.

Harry sacudió la cabeza con una mueca. Suficiente.

Se bajó del coche y se dirigió hacia la casa mientras que empezaron a caer gotas de lluvia del cielo.

Harry se negó a dudar antes de llamar. Había actuado ridículamente por semanas. Suficiente, era
suficiente.

La puerta se abrió y se puso tenso, pero solo fue Lydia.

—Oye.

Ella parpadeó, mirándolo con sorpresa.

-Hola. Louis dijo que renunciaste a Harry sacudió la cabeza.

—¿Está en casa?

Ella hizo un gesto de arriba.

—Sí, pero no creo que sea una buena idea hablar con él esta noche. Está de un humor terrible —
Lydia hizo una mueca y se apartó, dejándolo entrar—. Lo has estado todo el día en realidad. Tuve
que cancelar un evento de prensa muy importante. Su gerente de relaciones públicas está enojado
conmigo. ¡Conmigo, no con Louis! ¿Cómo es que es mi culpa que esté actuando como una diva?

—¿Ha entrenado hoy?

—Sí —Ella sonrió con malicia—. Pero creo que fue sobre todo para confundirte y demostrar que
puede hacerlo mejor sin ti. ¿Qué hiciste para cabrearlo tanto? ¿Lo hiciste comer demasiada comida
sana?

Harry desvió la mirada.

—Necesito hablar con él.

Ella le dio una mirada comprensiva.

—Buena suerte con eso. Traba la puerta cuando me haya ido.

-¿Te vas?

Ella abrió la puerta.


—Ya estaba a punto de salir. He estado aquí todo el día y ya son las diez, gracias a Dios. Necesito
tanto un descanso de él. Estoy seguro de que puede sobrevivir hasta la mañana sin tener a alguien a
su entera disposición. ¡Nos vemos!

Harry cerró la puerta después de Lydia, un surco marcado entre sus cejas. Sus palabras le hicieron
preguntarse. Él tenía una familia grande, ruidosa, y aunque todos sus hermanos se habían
independizado hace rato, todavía pasaban una gran cantidad de tiempo en su casa. Pero cada vez que
había visto a Louis, siempre estaba solo. Ni amigos ni familiares parecían visitarlo nunca, a pesar de
su lesión. ¿Incluso tendría a alguien?

Sacudiéndose el pensamiento fuera, Harry se dirigió hacia arriba. No estaba aquí para entender al
mocoso o sentir pena por él.

No deberías estar aquí en absoluto.

Harry tomó la caminata con calma, con la mano en la barandilla de madera pulida, un paso lento
después de otro paso lento. Sintió resequedad en la boca, con el corazón acelerado. La pequeña voz
en el fondo de su mente le decía que estaba cometiendo un error. Él no estaba cometiendo un error.
Liam estaba en lo cierto: esto tenía que hacerse.

Pero sin importar lo que se dijera, no podía quitarse de encima la sensación de que estaba haciendo
algo mal.

Él no estaba haciendo nada malo. A Donna no le importaría. Donna y él habían estado entrando y
saliendo de una relación desde hacía casi diez años y habían sido amigos durante veinte años. Por sus
puestos de trabajo, a menudo no se veían uno al otro por meses, por lo que una relación abierta era
simplemente práctica para ellos, y ambos estaban bien con el otro follando a alguien más mientras
que estaban separados. Se había acostado con docenas de otras mujeres en el transcurso de su
relación y Donna nunca había sido tímida sobre sus conquistas, tampoco. Bromearon y compartieron
una risa sobre ello. En muchos sentidos, él y Donna eran un viejo matrimonio, amigos más que
amantes apasionados.

A decir verdad, nunca habían sido particularmente apasionados, ni siquiera a sus veinte años. Harry
nunca se había considerado un hombre apasionado. Tenía un impulso sexual saludable, pero eso era
todo. Era un hombre racional, siempre lo había sido. Su sangre nunca se recalentaba si él no lo
permitía. Nunca antes había conocido a alguien y simplemente sentir la imperiosa necesidad de
hacerlo callar... con su polla. Esto no era algo que le hubiera pasado a él anteriormente, hasta Louis.
Este deseo ardiente de tener, poseer, follarse a alguien contra el colchón le era completamente ajeno.
Era crudo y primitivo; no era algo que pudiera explicar o racionalizar. No quería hacer el amor o
incluso tener sexo con Louis —quería follárselo. No parecía importar que Louis fuera un tipo, y que
a Harry no le gustaran los tíos. Quería cogerse a este. No había nada bonito al respecto. Era tan
primitivo como se podría. Eso lo tenía algo avergonzado y disgustado, y un poco incrédulo de que le
estuviera pasando a él. Sus hermanos se reirían como asnos si se enteraran de que su hermano mayor,
el hermano responsable, estaba actuando por su instinto y babeando por una celebridad caprichosa
nueve años menor que él. Infierno, Donna se reiría en su propio culo si ella lo supiera.

Y sin embargo, ahí estaba él. Debido a que Liam estaba en lo cierto: tenía que conseguir sacarse esta
cosa fuera de su sistema antes de la boda. Cuanto antes se deshiciera de ello, mejor.

Harry empujó la puerta del dormitorio de Louis abriéndola.

La habitación estaba vacía, pero podía oír el agua corriendo en el cuarto de baño. Louis
probablemente ni siquiera sabía que había alguien más en la casa.
Encontró a sus pies en movimiento, sin que su cerebro les dijera que lo hicieran.

El baño estaba sofocante por el vapor de la ducha. Era grande y espacioso, la ducha lo
suficientemente grande como para cinco personas, y solo ocupado por un tipo de tamaño mediano.
Un tipo muy desnudo, que estaba de pie, de espaldas a Harry, con el vapor ondulando en torno a él.

Harry había sido entrenador personal o fisioterapeuta para muchos actores y deportistas. Para la
mayoría de ellos, sus cuerpos eran la principal fuente de ingresos; muchos de ellos estaban en forma
y con buen aspecto, y algunos de ellos eran perfectamente hermosos. Pero sus cuerpos eran trabajo
para Harry, nada más. Sin embargo, cuando su mirada siguió las gotas de agua que bajaban la
elegante curva de la espalda de Louis, su impecable piel dorada, a los hoyuelos por encima del oleaje
de su culo perfectamente redondo, Harry tuvo que recordar a respirar. Estaba duro como una roca,
con las manos y boca prácticamente picando de ganas por tocar y probar. Él quería morder y besar
ese culo perfecto, enterrar la cara contra él y comérselo, como había querido hacerlo ayer, cuando
Louis estaba tumbado sobre su rodilla, con las mejillas enrojecidas por las manos de Harry y tan
malditamente bonito que le había tomado todo su fuerza de voluntad para no estirar al chico
abriéndolo y lamerlo hasta que estuviera flojo y listo para su polla. Luego de que Louis se quedara
dormido, unos cuantos tirones de su polla fue todo lo que tomó para correrse como un colegial en su
mano.

No estaba en mejor estado ahora.

Con la boca seca, vio como Louis cuidadosamente enjabonó entre sus mejillas, su delgado dedo
moviéndose arriba y abajo antes de empujar dentro. Un pequeño gemido salió de los labios de Louis.
Harry se quedó inmóvil, dándose cuenta de que Louis estaba masturbándose en lugar de limpiarse a
sí mismo. Sus ojos se centraron completamente en ese dedo, mientras que Louis ampliaba
ligeramente su postura y apoyaba la frente contra la pared de la ducha para darse un mejor acceso.
Jesús, la curva de su culo era francamente obscena. El dedo de Louis se movía dentro y fuera de su
agujero, y Harry no podía dejar de imaginar la enrojecida punta de su polla desapareciendo
lentamente dentro de él. Mierda.

Louis empujó un segundo dedo dentro y empezó a follarse con ambos dedos emitiendo pequeños
jadeos de placer, que repercutieron directamente en la verga de Harry. Harry cerró los ojos, tratando
de obligarse a salir. Debería esperar a Louis en el dormitorio. Tenían que hablar. No se hacía
ilusiones de que pudiera dejar la casa sin meter su polla dentro del mocoso, pero necesitaban hablar
primero. Tenía que asegurarse de que Louis estuviera en su misma página y que entendía que el sexo
no significaría y ni cambiaría nada.

Muévete, se dijo a sí mismo.

Harry se movió, pero no para salir del cuarto de baño.

Se movió hacia Louis, el agua encubriendo su acercamiento. Se dejó caer de rodillas en los azulejos
del baño y, agarrando las caderas de Louis, arrastró su boca por la suave mejilla.

El cuerpo de Louis se puso rígido, sacando sus dedos inmediatamente. Trató de dar la vuelta, pero
Harry aún lo sostenía y Louis sólo podía voltear la cabeza. Tenía el rostro encendido, sus ojos
azulverdoso ampliados, sus largas y oscuras pestañas húmedas y brillantes por el agua. Estaba tan
jodidamente hermoso que las bolas de Harry empezaron a dolerle mientras que aquellos suaves
labios rojos formaban una perfecta "o". Louis seguía abriendo y cerrando la boca sin poder articular
palabra. Dios, se veía lo suficientemente bueno como para comerlo.

—¿Qué? —dijo Louis, pero sus palabras se convirtieron en un gemido cuando Harry le dio a su
agujero una larga lamida.
Estirando las mejillas abiertas, Harry profundizó dentro, saboreando la piel limpia y el lubricante con
sabor afrutado. Nunca le había importado hacerle un rimming a alguna mujer que se lo pidiera, pero
esta era la primera vez que en realidad él tomó la iniciativa de bajar a hacerlo. Los pequeños gemidos
rotos de Louis, resultaban un giro tan excitante que no podía conseguir suficiente. Pero pronto ya no
resultaba suficiente: su polla deseaba estar en donde estaba su lengua.

Parándose, Harry se quitó la chaqueta empapada, abrió la cremallera de sus pantalones y sacó su
dolorida polla fuera.

—Lubricante —dijo, empujando su cuerpo mojado completamente vestido contra el desnudo de


Louis. Mierda, necesitaba follárselo.

Con dedos inestables, Louis se acercó al estante y le pasó la botella de lubricante. Harry recubrió
rápidamente el agujero de Louis con lubricante, empujó dos dedos dentro y comenzó a hacer tijera de
forma rápida. No estaba en condiciones de esperar un segundo más. Hundiendo sus dientes en el
cuello de Louis y chupando, él lubricó su palpitante polla e intentó alinearlo. La cabeza de su polla
empujó contra el agujero de Louis y ambos gimieron, pero el ángulo resultaba demasiado incómodo
por su diferencia de altura.

—Eres demasiado jodidamente bajo —dijo, silbando mientras su polla continuaba frotando contra la
entrada de Louis.

—No lo soy —dijo Louis, sonando aturdido mientras empujaba de nuevo contra su falo.

Harry maldijo y se apartó.

—Vamos —dijo, agarrando el brazo de Louis con rudeza y arrastrándolo fuera del cuarto de baño.
Durante el camino, se sacó la camiseta mojada y se quitó las botas pateándolas, pero ese era el
máximo de su paciencia. Al momento en que Louis estuvo en la cama, Harry estaba encima de él, su
lengua en la boca de Louis y su polla moliéndose contra el muslo. No fue un beso suave o una
exploración dulce. Fue furioso y en carne viva, lleno de la frustración y el alivio reprimidos. Atacó la
boca de Louis con labios y dientes, mordiendo y chupando mientras que Louis se retorcía debajo de
él. Cristo, quería consumir a la pequeña mierdita, quería follarlo hasta sacarlo fuera de su sistema,
fuera de su vida. La lengua de Louis invadió su boca y las manos se agarraron al pelo de Harry, con
pequeños jadeos de placer escapando de sus labios.

—Carajo —gruñó Louis—. Vamos a follar. Por favor, por favor, vamos a follar.

Harry dejó de besarlo y respiró temblando, tratando de reprimir el impulso violento de tirar las
piernas del niño sobre sus hombros y envestir dentro de él. No podía hacerlo. Tenía que tener
cuidado. Debía tener cuidado. Louis no estaba completamente recuperado aún.

Rodó alejándose de Louis y lo empujó hacia un lado.

—¿Qué estás...

—De este modo es menos probable que vuelvas a lesionarte la ingle —dijo Harry, acomodándose
detrás de él y enterrando su cara en la nuca de Louis— Levanta la rodilla en alto. Con cuidado. No te
muevas demasiado abruptamente. No esfuerces los aductores cortos de forma innecesaria.

—No puedo creerlo —dijo Louis con un gemido—. Esto no es sexy en lo absoluto.

Con una risa áspera, Harry apretó los labios en la marca roja que había dejado en el cuello de Louis
ayer y chupó.
—Esto no pretende ser sexy —tomando su polla goteante en su mano, empujó dentro de Louis
lentamente. Siseó entre dientes mientras que la increíble presión envolvió su polla. Jesús. Cuando
tocó fondo, Harry se obligó a quedarse quieto. No había preparado a Louis del todo bien. Tenía que
darle tiempo para ajustarse.

La respiración de Louis salía en jadeos entrecortados.

—Estás limpio, ¿Verdad?

Harry cerró los ojos, haciendo una mueca. No podía creer que estuviera siendo tan irresponsable. Él
nunca era irresponsable.

—Sí. ¿Y tú?

—Claro —El cuerpo de Louis empezó a relajarse a su alrededor— Liam nos pide exámenes
sobre ETDs(6) cada pocas semanas.

(6. Enfermedades de Transmisión Sexual)

Algo se tensó en sus entrañas. Harry hundió sus dientes en la vulnerable curva del cuello de Louis y
lentamente articuló:

—Liam dijo que le has coqueteado. ¿Fantaseas con él?

Louis se rió sin aliento.

—Es el hombre más caliente que he visto. Por supuesto que fantaseo con él.

Harry se cerró de nuevo.

Jadeante, Louis volvió la cabeza y le sonrió aturdido.

—Lo lamento, ¿Te molesta?

—¿Por qué eso me molestaría? —Envolvió su brazo alrededor de la cintura de Louis y lo jaló más
cerca, antes de comenzar a moverse dentro y fuera. Se sentía bien, pero increíblemente frustrante. La
posición no le permitía una gran movilidad y no podía follarse al mocoso tan duro como quería—Lo
cual era una buena cosa, teniendo en cuenta la lesión de Louis.

—Sólo decía —dijo Louis descaradamente—. Te ves un poco verde.

—Deberías ser azotado todos los días —Harry dijo entre dientes, agarrando con fuerza la cadera de
Louis y empujando en él lentamente. Dios, quería empujar al chico bajo suyo y golpearlo en el
colchón. Esto se sentía como una lenta tortura—. No me podría importar menos quién te apetece. No
vamos a pretender que esto es algo que no es. Sólo tenemos que rascarnos la picazón. Eso es todo.

—Aaaw, tú sabes cómo hacer a un hombre sentirse especial.

—Esto no es especial —dijo Harry, cubriendo el cuello de Louis con húmedos besos con su boca
abierta—. No significa nada. Ni siquiera nos agradamos. Es sólo una cogida.

—Cierto —dijo Louis con una sonrisa agradable—. Esta es la peor follada que he tenido.

—¿Lo es? —dijo Harry en un tono de voz bajo.

—Sip. Tan aburrido —Louis bostezó—. Despiértame cuando hayas terminado...


Harry lo volteó sobre su vientre, haciendo a Louis aullar. Al carajo. Empujó a Louis sobre sus cuatro
patas y volvió a envestir nuevamente dentro de él. Louis gimió y cayó sobre sus codos, empujando
hacia atrás en la polla de Harry. Silbando, Harry finalmente comenzó a follarlo como él quería,
forzando el cuello mientras envestía en Louis con abandono. En todas las veces que se había
permitido imaginar cómo sería estar dentro de Louis, nunca había pensado que sería tan desesperado
o tan fuera de control. Pero así fue exactamente lo que era: desesperado, fuera de control, arqueando
y moliendo y tratando de deslizarse todo el camino hacia el interior del chico. Cada golpe era más
duro y más profundo, pero no podía follar a Louis lo suficientemente duro, mientras se emborrachaba
con la visión de él: su hermosa espalda y culo, y su propia verga pistoneando dentro y fuera del
agujero de Louis. Louis estaba haciendo ruidos bajitos, desvergonzados, retrocediendo para
encontrarse con sus golpes, como si no pudiera tener suficiente de su polla.

—¿Qué estabas diciendo? —Harry dijo entre dientes, gruñendo con cada golpe.

—Al carajo—oh Dios—nngh—más.

Harry le dio más, hasta que el mundo se tornó en borrosas acuarelas a su alrededor, cada vez más
rápido —tan perfecto, tan bueno— y entonces pudo sentir a Louis corriéndose, apretándose,
temblando, agitándose y Harry se mantuvo golpeando en él, porque no podía dejar de hacerlo; estaba
tan cerca. Finalmente, cuando las piernas de Louis parecían estar rindiéndose, haciendo que el rostro
de Louis cayera por primera vez contra la cama, Harry bajó con él, gimiendo y empujando profundo.
Entonces se estaba corriendo con tanta fuerza que su visión quedó en blanco. Se sentía como si fuera
a correrse por siempre, bombeando a sí mismo en Louis, hasta que ya no pudo más. Sus brazos
cedieron y cerró los ojos, completamente agotado y saciado.

Probablemente debería moverse. Las mujeres siempre se quejaban de que era demasiado pesado.
Pero Louis no dijo nada, así que no se movió, probando la sudorosa piel del cuello de Louis. Su
polla todavía estaba dentro del chico y él tenía pocas ganas de salirse.

El silencio se sentía bien. Su cuerpo estaba completamente saciado, la desquiciante frustración


acumulada finalmente desapareció. Sabía que Louis no estaba dormido —seguía retorciéndose un
poquito contra los labios de Harry, pero permaneció en silencio.

—El sexo es una cosa tan tonta —Louis murmuró de repente, su voz amortiguada—. ¿No te parece?

—¿Eh? —dijo Harry, arrastrando sus labios sobre el cuello de Louis. Nunca había considerado antes
que los cuellos podrían ser bellos. El de Louis lo era.

—El sexo hace que las personas se comporten estúpidamente y da una ilusión de intimidad —El tono
de Louis era reflexivo, casi melancólico—. Es tan estúpido.

Harry frunció el ceño, su colmado—de—gozo—cerebro no queriendo nada más que dormir.


Entonces se dio cuenta de que todavía estaba besando el cuello del mocoso. Se detuvo. Aclarándose
la garganta, buscó algo que decir.

—Es normal —dijo, con su voz más seca—. El orgasmo generalmente produce un aumento en los
niveles de oxitocina y provoca sentimientos de cercanía, intimidad...

—Detente. Solo para. No puedo creer que todavía me estés dando clases mientras que tienes tu polla
en mí —bostezó Louis—. Buenas noches.

Y sólo así, él estaba dormido.

Ahora era sin duda el momento de irse.


Harry no se movió. Lo haría.

En un ratito.

Louis despertó con el sonido de los pájaros fuera de la ventana de su dormitorio. Estaba tirado medio
encima de algo grande y cálido, y algo suave le hacía cosquillas en la nariz. Abrió los ojos
empañados y parpadeó un par de veces antes de que todo se enfocara.

Oh.

Estaba acurrucado sobre un costado de Harry, el brazo y la pierna colgaban sobre el cuerpo del otro
hombre y su cara presionaba en la axila de Harry. Aspiró con cuidado. Debería haber sido
desagradable. No lo fue. El cálido, masculino, olor almizclado lo mareó un poco, en un buen sentido.
Inhaló de nuevo, saboreando lo bien que se sentía su cuerpo. Bien descansado y bien jodido, y
cómodo.

Louis miró a Harry, quien todavía estaba muerto para el mundo. El sol tempranero resaltando los
pequeños reflejos marrones en su rico cabello castaño. Louis lo miraba con fascinación. Nunca había
visto un pelo como el de Harry antes: parecía castaño la mayor parte del tiempo, pero en cierta luz su
pelo podría asumir un tono rojizo o un matiz marrón muy claro.

Entonces su cerebro jodido por el sueño registró algo mucho más importante: habían pasado la noche
juntos. En algún momento durante la noche, Harry debería haberse desnudado completamente:
estaba tan desnudo como lo estaba Louis.

Louis se mordió el labio preocupado. Todo esto era muy extraño para él. Nunca se había despertado
con un hombre en su cama; en realidad nunca había traído un hombre a su casa; sería suicida para su
carrera. Siempre había sido sólo sexo anónimo, con extraños sin rostro, en clubes oscuros. Nunca
había estado dispuesto a arriesgar su carrera por una follada. No era como Zayn, que era lo
suficientemente estúpido como para no preocuparse por las consecuencias de si las personas se
enteraban de su relación con Liam. Lo más gracioso era, que Zayn ni siquiera era gay; Louis estaba
bastante seguro de que Liam era el único hombre por el que Zayn se había sentido atraído. Era
bastante irónico el que su mayormente hétero hermano adoptivo, estuviera completamente orgulloso
de su relación con otro hombre, mientras que él, Louis, no pudiendo ser más gay, tuviera tanto miedo
de ser descubierto que no dejaba que ninguno de sus amantes masculinos consiguiera una buena
mirada a su rostro.

Quizás algunos lo llamarían cobarde. Tal vez era un cobarde, pero era práctico. Había trabajado tan
duro para llegar a donde estaba ahora; sería absurdo perderlo por sexo. Tirarse mujeres podría no ser
satisfactorio o estimulante —se sentía como una tarea en el mejor de los casos si se las arreglaba para
que se le parara al menos— pero se veía obligado a hacerlo para cubrir las apariencias de vez en
cuando, y él nunca había llevado mujeres a su casa.

Así que en general, esta era su primera vez durmiendo con alguien.

Los ojos de Louis viajaron por el cuerpo de Harry. Se humedeció los labios. Había mentido cuando
le dijo a Harry que Liam era el hombre más caliente que jamás había visto. Liam era clásicamente
apuesto, su aspecto hacía que la mayoría de los actores de Hollywood palidecieran en comparación,
pero Louis nunca se sintió loco de deseo por tener a Liam desnudo y sobre él.

—No te tenía por un abrazador.


La mirada de Louis irrumpió en la cara de Harry, una ola de vergüenza barriendo en él mientras se
encontraba con los ojos verdes y demasiado alerta. De pronto se volvió muy consciente de su brazo y
pierna colgando sobre el cuerpo de Harry y el hecho de que su cabeza se encontraba en la axila de
Harry. Louis no se alejó; si lo hiciera, demostraría que había algo malo en su comportamiento en
primer lugar. Él no era responsable de su comportamiento mientras dormía.

Inhalando con cuidado, Louis trató de pensar en algo mordaz que decir y no lo encontró. No tenía
idea de cómo comportarse en esta situación. Esta era su primera mañana después.

Louis decidió que no le gustaban las mañanas "después". A él definitivamente no le gustaba lo


vulnerable e inseguro que se sentía. Los ojos de Harry siempre parecían ver a través suyo y, en este
momento, Louis se sentía como un libro abierto.

—No soy un abrazador —dijo con el ceño fruncido—. Sólo tenía frío.

Harry se limitó a mirarlo por un momento, pero no hizo ningún comentario.

—¿Cómo está tu ingle? —le preguntó en cambio.

Gimiendo, Louis rodó los ojos.

—¿De verdad?

—Sí. Ese es mi trabajo —Harry se desenredó de las extremidades de Louis y se incorporó. Sus
dedos empezaron a picar y amasar los músculos de la ingle de Louis experimentalmente— ¿Algún
dolor?

Mirando hacia el techo, Louis se preguntó qué haría Harry si se quejaba de que tenía un dolor en su
polla.

—No.

—Se ve bien —concluyó finalmente Harry.

—Está bien. Te lo dije. Estoy listo para comenzar el verdadero entrenamiento. La ingle ya no me
molesta más.

—La ausencia de dolor durante las actividades diarias normales puede ser engañoso. Es diferente con
las fuerzas involucradas en un entrenamiento o en una competición. Pero se ve bien. Vamos a
aumentar la intensidad y la frecuencia del entrenamiento.

Louis lo miró.

—¿En serio?

—En serio. Estás listo para comenzar a trotar.

Louis lo miró desconcertado. Todo era muy normal, como si ellos no hubieran tenido sexo y no
estuvieran desnudos en la cama juntos.

—¿Por qué eres...

Harry levantó las cejas.

—¿Por qué soy qué?


—¿Por qué no estás teniendo un enloquecimiento—gay? —preguntó Louis— ¿Por qué no te sientes
culpable o enojado, o algo? ¿Por qué estás tan tranquilo?

—¿Cuál es el punto? —dijo Harry en el mismo tono tranquilo y racional. —Lo hecho, hecho está.
No estoy orgulloso de ello ni nada, pero había que hacerlo. Ahora que por fin hemos tratado con
ello, podemos avanzar y seguir adelante con nuestras vidas, y con tu entrenamiento —Se levantó de
la cama, ofreciendo a Louis una magnífica vista de su amplia y fuerte espalda y de su firme trasero
—. Está hecho y terminado. No tiene sentido estar enojado por nada ahora. Eres mi paciente. Soy tu
fisioterapeuta. Ahora levanta tu trasero de la cama. Ya estamos retrasados con el programa.

Louis se quedó mirándole la espalda, poco a poco su confusión siendo reemplazada por otra emoción
más oscura. Se sentía como con ganas de reír y de arrojarle algo a la cabeza de Harry al mismo
tiempo. Así que Harry le estaba haciendo a un lado como a un condón usado, con ganas de olvidar y
seguir adelante. Estupendo. Bien. Bien. Eso era lo que Louis quería también: ningún compromiso era
su lema de vida. Bien.

Cuando Louis no dijo nada, Harry se dio la vuelta y miró a Louis.

Louis podía imaginarse bien lo que parecía. Sus labios estaban doloridos, hinchados por los besos,
magullados. Tenía las mejillas y la barbilla irritadas por el roce de la barba. Su cabello estaba más
desordenado que nunca, ya que se pasó los dedos a través de él. Sabía que su cuello estaba cubierto
de chupones. Había moretones en forma de dedos en sus caderas. En pocas palabras, se sentía bien
follado y probablemente lo parecía.

Harry desvió la mirada y buscó su ropa, sus movimientos espasmódicos.

—Deja de mirarme así y sal de la cama.

—¿Así cómo? —dijo Louis, ladeando la cabeza y mirando a Harry por debajo de sus pestañas.

—Como una puta necesitando una verga.

Louis se negó a morder el anzuelo y enojarse. Sus ojos pesadamente grumosos recorrieron desde el
pecho de Harry al apretado estómago, y luego más abajo, a su gruesa erección. Humedeciendo sus
labios, volvió a mirar el rostro de Harry y separó las piernas. No necesitaba decir nada. Sus ojos
decían todo por él. Ven aquí. Fóllame. Sabes que lo quieres.

Antes de Louis lo notara, Harry estaba sobre él, aplastándolo bajo su cuerpo pesado.

—Tú —dijo entre dientes antes de besar a Louis, una y otra vez. Dios. Louis curvó una mano
alrededor del cuello de Harry y metió la mano entre ellos para agarrar la polla de Harry.

—En...—murmuró, tratando de guiarla en su interior—... entra.

—Lubricante —dijo Harry, chupando sus labios. Era algo hilarante que ambos estuvieran reducidos
a palabras monosílabas con tanta rapidez.

—No importa —Louis jadeó mientras la cabeza de la polla tanteaba su agujero. Estaba todavía un
poco resbaladizo de la noche anterior, el lubricante era de larga duración y difícil de limpiar
—. Fóllame.

—No seas tonto —Harry logró decir, pero sus caderas ya se estaban moviendo, su polla moliéndose
en él hasta que la cabeza finalmente entró. Louis jadeó, su mirada ampliada y vidriosa y sus dedos
clavándose en la espalda de Harry. Dios, la polla de Harry en él se sentía increíble, tan jodidamente
perfecta, su circunferencia estirándolo hasta el límite, el placer mezclándose con dolor, y el dolor
convirtiéndose en placer.

Con un gemido, Harry dejó caer la cabeza al lado de la de Louis en la almohada, y empezó a joderlo
con envestidas urgentes. Retorciéndose, Louis envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Harry,
quejidos saliendo de su boca cada vez que la polla dentro de él golpeaba su próstata.

No era sexo; era necesidad, algo que ambos ansiaban y necesitaban. Era sucio, rápido y descarado,
un choque de cuerpos, dientes y labios, y deseo, tanto deseo que le provocaba mareo, vértigo, y
desvergüenza. Sus sentidos sobreestimulados hasta el punto en que él tenía el pensamiento irracional
de que podría morir si no se corría. Harry empujaba, fuerte, una y otra vez, y Louis aguantaba,
murmurando algo ininteligible y disfrutando entre jadeos, y las envestidas calientes, perfectas, y los
gruñidos de Harry y el conocimiento de que sí, joder sí, esto era lo que necesitaban.

Su orgasmo fue aterrador por su intensidad y Louis jaló a Harry más cerca mientras se corría,
apretándose fuerte alrededor de la polla de Harry. Los espasmos eran tan potentes que podría haber
caído de la cama si Harry no hubiera estado sujetándolo abajo. Harry se estrelló contra él unas
cuantas veces más y se quedó inmóvil sobre él, deshuesado y pesado y tan malditamente perfecto.
Louis gimió de placer, apretando sus brazos alrededor de él.

El silencio en la habitación era ensordecedor.

A diferencia de la primera vez, esta vez, ninguno de ellos se quedó dormido. Ambos estaban
completamente despiertos. Louis se quedó mirando al techo, sobre el hombro desnudo de Harry, y se
preguntaba cómo se suponía que debería actuar. Sus piernas todavía estaban envueltas alrededor de
las caderas de Harry. Louis pensó, no sin algo de humor, que por lo menos ahora sabían a ciencia
cierta que su ingle estaba sin duda más que preparada para hacer ejercicios más vigorosos: no sentía
ninguna molestia.

Harry suspiró y luego su boca presionó contra un lado del cuello de Louis. Un beso suave. Otro. Y
otro.

Louis sonrió. Había oído que el sexo dejaba a algunos hombres suaves y cariñosos después. Nunca
había pensado que Harry sería uno de ellos, no parecía de ese tipo, pero al parecer Harry lo era.
Louis de brazos cruzados pensó si debería hacer algún comentario al respecto y avergonzar a Harry.
No eran... los besos y toques suaves no se sentían horribles, pero él no podía perder una oportunidad
tan maravillosa para burlarse de Harry, ¿verdad?

—¿Quién sabría que el sexo podría convertirte en tal blandengue? —dijo con un resoplido.

Los besos se detuvieron.

Louis frunció los labios.

—Eso suena bastante pretencioso viniendo de un tipo que me está abrazando como si fuera su osito
de peluche —murmuró Harry.

Sonrojándose, Louis desenredó sus brazos y piernas de Harry y frunció el ceño.

—Aléjate de mí. Pesas una tonelada —Tan pronto como Harry salió de él, Louis se levantó de la
cama y se dirigió al baño—. Usa el baño en el pasillo—lanzó por encima del hombro—. Apestas.

—Siempre tienes que tener la última palabra, ¿Eh?

Louis abrió la puerta del baño, se volvió a mirar a Harry, que estaba sentado en la cama con una
mirada oscura en su rostro. Louis sonrió y le lanzó un beso—. Siempre.
Harry lo miró con extrañeza y Louis rápidamente cerró la puerta y se encogió. El sexo debe haber
jodido su cerebro también.

Dos semanas después.

—Hey —dijo Harry, cerrando y bloqueando de la puerta principal.

Lydia levantó la vista del montón de cartas en su regazo y sonrió.

—Hey —miró con incertidumbre las llaves en la mano de Harry.

—Pedí una llave de repuesto después de que el principito se quedó dormido por tercera vez y no
podía molestarse en salir de la cama para abrir la puerta —explicó Harry, poniendo sus llaves en el
bolsillo.

Lydia resopló.

—Eso es más o menos como me dieron una llave de repuesto —miró a Harry con curiosidad—. Pero
pensé que ya te habías ido y venido hoy. Me pareció que la sesión de entrenamiento fue por la
mañana.

Se encogió de hombros, Harry se acercó.

—Me pareció que era tu día de descanso.

Lydia le lanzó una mirada afilada, pero no hizo comentarios sobre el cambio de tema.

—Estoy un poco atrasada en el correo de los fans. Tengo que terminar de pasar por estos y facilitar a
los no espeluznantes a Louis para responder.

Eso le dio a Harry pausa.

—¿En realidad lo hace por sí mismo?

Ella sonrió.

—Lo sé, ¿Verdad? No suena como él, pero supongo que acaricia su ego leer todas las cartas que
llegan.

—Hmm —Harry cogió una de las cartas. Echó una ojeada a través de ella y negó con la cabeza. A
veces se olvidaba de lo famoso que era Louis.

—¿Harry?

Miró hacia arriba y encontró a Lydia mordiéndose el labio.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo.

—Por supuesto.

Lydia vaciló antes de decir lentamente.

—Louis ha sido extraño últimamente.

Después de un momento, Harry preguntó.


—¿Extraño?

—Ha sido... distraído y simplemente extraño. Por ejemplo, yo llegue cuatro minutos tarde ayer y ¡Ni
siquiera ha dicho nada!

—Son tan sólo cuatro minutos, Lydia —dijo Harry, mirando hacia atrás en la carta—. No es el fin
del mundo.

—Vamos, ¡Lo conoces! ¡Él está constantemente aburrido y le vuelve loco amenazarme con
despedirme por las razones más tontas. Pero esta vez no molestó en absoluto!

Harry se río.

—¿No deberías estar contenta de que no lo hizo?

—P—por supuesto que estoy. Es simplemente extraño.

—No es que extraño —dijo.

—Pero eso no es todo. Creo que está viendo a alguien.

Poco a poco, Harry levantó la vista de la carta.

—¿Viendo a alguien?

Lydia asintió.

—¿No le has visto el cuello? ¿Los chupones? Solía burlarse cuando veía chupones en alguien y
ahora está...

—Louis está lo suficientemente en forma para tener relaciones sexuales —dijo Harry, poniendo la
carta sobre la mesa—. Eso es lo único que me importa —Miró hacía arriba—. ¿Está en casa?
Necesito hablar con él.

—Lo está —dijo ella, volviendo su atención a la correspondencia de los fans.

Harry subió las escaleras, aliviado de que no tuviera que responder más de sus preguntas. Él nunca
había estado cómodo mintiendo. A él le gustaba Lydia y mentirle no le sentaba bien. Por supuesto,
técnicamente no había mentido. Louis no salía con nadie. Ellos solo tenían sexo. A veces.

Harry casi se río en voz alta. ¿A veces? Más como todos los días. A veces, dos veces al día. La peor
parte era que no podían mantenerlo estrictamente en la habitación. Como ayer, en el medio de una
discusión Louis agarró su cabeza y tiró de él para un hambriento, brusco beso y la verga de Harry de
alguna manera terminó en la boca de Louis. En las últimas dos semanas, esos pequeños incidentes
habían sucedido con una preocupante, cada vez mayor frecuencia e intensidad.

Por eso tenía que acabar con ello. Su arreglo sin condiciones estaba sangrando en su relación
profesional. No importaba lo que se dijo, no estaba bien empezar a besar los muslos de Louis durante
un masaje deportivo. No lo era. Su falta de profesionalismo cuando se trataba de Louis era enredado.
No podía seguir así. Al menos él ya había tomado medidas para poner fin a esto. Para empezar, se las
había arreglado para no tocar Louis este día.

El día no ha terminado todavía, su voz interior dijo con sarcasmo. Su voz interior sonaba
perturbadoramente como Louis últimamente.

Harry trató de ignorarla. No estaba aquí para eso. No le había mentido a Lydia, realmente necesitaba
hablar con Louis. Liam lo había llamado y le preguntó sobre el progreso de Louis. Al parecer, los de
arriba del club querían Louis de nuevo en el terreno de juego, y aunque Liam no dejó que lo
acosaran, le pidió a Harry acelerar el programa de rehabilitación de Louis si Louis estaba listo. Por
eso estaba Harry aquí: hablar. Y nada más.

Louis estaba en su habitación, sentado en el sofá con una tablet en sus manos. Él no levantó la vista
cuando entró Harry.

Al cerrar la puerta, Harry dijo— Liam quiere acelerar tú programa de rehabilitación.

—Ya era hora —dijo Louis, con los ojos todavía en su tablet—. ¿Y no podrías haber llamado para
decirme eso?

Harry abrió la boca y la cerró.

—Vete —dijo Louis—. No me gusta cuando la gente me mira.

Harry lo estudió. Louis parecía... enojado.

—Lydia cree que estás viendo a alguien —Louis resopló sin levantar la vista de su tablet.

Harry se acercó y cruzó los brazos sobre el pecho.

—Mírame cuando te estoy hablando.

—¿Por qué?

Porque cuando estoy en la habitación, siempre debes mirarme a mí. Harry tuvo que morderse la
lengua para pararse de decir eso. ¿Qué demonios?

—Mírame —dijo Harry nuevo.

Louis levantó sus ojos azul—verdoso, y una oleada de deseo golpeó a Harry tan fuerte y rápido que
atrapó su aliento en su garganta. Si creyera en esas cosas, él habría pensado que el niño era un
incubo, porque no había nada racional sobre este embriagador querer y este deseo de besar esa boca
con el ceño fruncido y poseer. Él no lo entendía, no podía explicarlo o racionalizarlo. Esto era
ridículo. No era él.

No era este hombre. No sería este hombre.

—Deja de decirme lo que tengo que hacer —dijo Louis de mal humor—. Y, ¿Pensé que habíamos
terminado por hoy?

—Lo hemos hecho.

Louis arqueó una ceja, todo arrogancia altiva.

—Déjame, entonces. ¿No ves que estoy ocupado? Yo no tengo tiempo para ti.

Nadie podía meterse bajo su piel como Louis.

Poniendo una mano sobre el respaldo del sofá, Harry se inclinó hacia abajo, así que estaban cara a
cara.

—¿Qué te pasa, mocoso? —dijo, su voz más suave de lo que había previsto.
Louis tragó antes de mirarle

—Nada. Simplemente no me gusta que asumas que eres quien lleva la voz cantante. No estoy de
humor para ti. Si crees que puedes venir aquí siempre que lo deseas y meter la verga en mí, piénsalo
de nuevo —Sus labios estaban fruncidos, el de abajo empujando hacia fuera.

—No estoy aquí para tener relaciones sexuales —dijo Harry, arrastrando sus ojos de esa boca—. Te
dije ayer que fue la última vez.

Humor cruzó el rostro de Louis y desapareció.

—¿Cómo me dijiste el día antes de ayer? ¿Y el día antes de eso?

La mandíbula de Harry se apretó.

—Esta vez va en serio. No te he tocado hoy, ¿Verdad? —Louis le dio una mirada viciosa.

Harry se quedó inmóvil como si le ocurriera algo.

—Querías que te tocara —Esa no era una pregunta.

Poniendo sus manos sobre el pecho de Harry, Louis trató de empujarlo.

—Te dije que te fueras —Harry no se movió. Su mano se encontraba en la mejilla de Louis.

—¿Querías que te besara? —Su voz se convirtió en un tono áspera mientras se inclinaba. Tal vez un
beso más. Solo uno. Muy corto. Y entonces acabarían.

—No —dijo Louis, sus manos en movimiento hasta el pecho de Harry.

—Por lo general eres un mentiroso mejor que esto —Harry murmuró antes de moldear sus bocas.
Ambos gimieron, enterrando las manos en el cabello del otro mientras se besaban profundamente.
¿Había sido sólo un día? Demasiado maldito tiempo.

—Louis, he terminado el...

Ellos se apartaron, respirando con dificultad.

Lydia estaba en la puerta, con los ojos muy abiertos y docenas de cartas a sus pies.

—Oh —dijo débilmente.

—Si le dices a alguien —dijo Louis con fuerza—. Me aseguraré de que nunca encuentres otro
trabajo.

Lydia palideció.

Suspirando, Harry se apretó el puente de la nariz.

—Lydia, por favor espérame abajo —Ella prácticamente corrió fuera de la habitación y Harry se
volvió hacia Louis—. El chantaje no es la forma normal de las personas de lidiar con cada situación.

Louis se puso en pie.

—Pero tengo que hablar con ella y asegurarme de que ella...

Harry lo agarró y lo volteó.


—Tú no vas a ninguna parte. No vas a amenazarla.

Louis se limitó a mirarlo con los ojos abiertos, moviendo la cabeza una y otra vez. Él estaba
hiperventilando.

—Cálmate —dijo Harry con firmeza pero no sin amabilidad, apretando los hombros de Louis.

—Nada pasará. Ella no le dirá a nadie. Voy a tratar con ello. Lo prometo.

La respiración de Louis se niveló un poco, y los temblores se detuvieron, pero esos ojos... Maldita
sea. Harry se inclinó y rozó sus labios contra Louis.

Ambos se quedaron inmóviles. Louis exhaló temblorosamente.

Harry se retiró y salió de la habitación. Se pasó la mano por el pelo mientras tomaba las escaleras
hacia abajo. Se estaba volviendo loco. Loco. Sangrienta locura.

Lydia estaba de pie en medio de la sala de estar, con los brazos cruzados sobre el pecho. Su cara era
sombría, sus ojos marrones llenos de juicio.

Harry suspiró, cansado de la conversación antes de que comenzara.

—No es lo que parece.

—Vaya, ¿De verdad? Yo sé lo que vi —Ella sacudió la cabeza, mirando con incredulidad—. No
puedo, no puedo creerte. Pensé que podrías ver el pequeño horrible monstruo que es.

La expresión vulnerable, presa de pánico, de Louis pasó por su mente. Harry la apartó,
irracionalmente deseando que él nunca la hubiera visto. Había visto Louis vulnerables antes, por
supuesto, Louis siempre se veía suave y vulnerable (y hermoso) después de que Harry le azotaba
(que era la razón por la que Harry trató de no hacerlo demasiado a menudo, no importaba lo mucho
que ambos disfrutaron), pero esto era diferente. Podía excusar la oleada de proteccionismo después
de azotar a Louis como un efecto secundario; esto no podía excusar con la misma facilidad.

—Mira —dijo Harry—. Lo que viste, es decir... Es complicado.

—No me digas. ¿Qué pasa con Donna?

—No tiene nada que ver con ella. No la estoy engañando. Tenemos una relación abierta, la hemos
tenido por mucho tiempo. Esto no hace daño a nadie.

La frente de Lydia se arrugó.

—¿Una relación abierta? ¿Tan cerca de la boda?

Harry dio un encogimiento de hombros.

—Somos adultos. A menudo no nos vemos el uno a otro durante meses debido a nuestros trabajos.
Tenemos necesidades. Una relación abierta siempre ha funcionado para nosotros. Hasta la boda
podemos dormir con otras personas.

Una expresión de desconcierto apareció en el rostro de Lydia.

—No entiendo. Si una relación abierta funciona tan bien para ti, ¿Por qué se van a casar y ser
exclusivos?
—Por muchas razones.

Harry pensó en su conversación con Donna medio año antes. No hubo una gran propuesta. Ni él ni
Donna era del tipo sentimental, romántico. Ambos eran personas racionales, que se amaban y que
sabían hace años que iban a terminar casándose con el tiempo. Ellos simplemente se habían sentado
y discutido. Estuvieron de acuerdo en que era el momento adecuado: ambos habían cumplido treinta
años ese año, y era probablemente el tiempo para asentarse. Sus familias los habían presionado para
atar el nudo durante años. Donna quería niños. A Harry no le importarían los niños; a decir verdad,
ahora que todos sus hermanos se habían ido, la casa se sentía demasiado grande para un solo
hombre. Además, Donna estaría recibiendo una promoción pronto y un trabajo de escritorio, por lo
que todas las estrellas se alinearon. El momento era perfecto. Nunca habían cuestionado si iban a
dejar de dormir con otras personas después de casarse. Ambos tomaban en serio el matrimonio, que
era por qué había sido pospuesto durante tanto tiempo.

Harry volvió a mirar a Lydia.

—Hay muchas razones, pero sobre todo, creemos en la monogamia en el matrimonio. Esta—esta
cosa con Louis no hace daño a nadie y no va a cambiar nada.

—¿Estás seguro de eso?

—Sí.

—Todo bien. Lo siento por llegar a conclusiones, entonces —Ella todavía tenía el ceño fruncido—.
Es sólo que... No puedo creer que estés poniendo en peligro tu relación por él.

—No voy a poner en peligro nada. Si Donna me pregunta, le diré. No tengo nada que esconder. Es
sólo sexo y el sexo no significa nada —En todo caso, Donna pensaría que era muy divertido y que
estaba teniendo una crisis de mediana edad temprana.

—Yo ni siquiera sabía que bateabas de esa manera.

—Esa es la cosa. No hago —Harry se frotó los ojos con cansancio—. Él simplemente empuja todos
los botones correctos —equivocados— en mí.

Ella resopló.

—Empuja todos los botones equivocados en mí también, pero tú no me ves chupando sus labios —
Ella sacudió la cabeza—. No puedo creer que puedas estar atraído por un pedazo de mierda como
ese. ¡En realidad él esta amenazando con arruinar mi carrera! —Su cara se puso roja, sus ojos
brillantes—. ¡Veremos al respecto!

Harry se tensó.

—No le digas a nadie que es gay. Sabes que destruiría su carrera.

Le miró rebelde.

—Bueno. ¡Eso le servirá bien!

—No eres tan rencorosa, Lydia —dijo Harry con calma—. Eres mejor que eso. Olvídate de sus
amenazas. No era más que miedo y quería protegerse a sí mismo. No quería decirlo de verdad.

Lydia se le quedó mirando como si lo estuviera viendo por primera vez.


—Oh, Dios mío —Había una gran decepción en su rostro. Decepción, horror y compasión—.
Cariño, aléjate de él antes de que sea demasiado tarde—Y con eso, se fue, taconeando con fuerza por
la madera dura.

Le tomó a Harry un momento para registrar el significado de lo que ella estaba dando a entender, y
casi se río. La siguió fuera de la casa.

—Si realmente crees lo que yo creo que querías decir, estás siendo ridícula —dijo cuando se
encontró con ella.

—Ah, ¿Sí? —dijo Lydia, su voz llena de sarcasmo—. Antes de que te des cuenta, estarás diciendo lo
buena persona que es. Por favor. Dios, hombres. ¿Es tan bueno en chupar la polla?

—No seas tonta —dijo Harry—. Él no es definitivamente la persona más agradable alrededor. Es un
mocoso total, pero no es un crimen. He conocido peores. He tenido clientes mucho peores que él. No
sé por qué lo odias tanto.

—¿Por qué? —Ella se detuvo y se volvió hacia él— Está bien, te voy a decir por qué. Desde el
primer día que me contrató, me ha tratado como una esclava que está ahí para su diversión. No soy
una persona para él. Soy un saco de boxeo para su temperamento cuando se cansa de pretender ser
el Chico de Oro. Gasta todas sus frustraciones en mí. Tiene un sentido del humor muy cruel y nunca
le importa que pudiera herir mis sentimientos. Y lo peor es, que siempre tengo que aguantar y no
decir nada, ¡Porque necesito este trabajo! No soy como tú, soy un don nadie y no puedo dejarlo sólo
porque quiero. No me gusta trabajar para él, pero necesito el dinero, y ¡No puedo dejarlo porque es
una verga rica que tiene todo tan malditamente fácil! —Ella parecía al borde de las lágrimas.
Lágrimas de rabia—. Y me pone enferma que la mayoría de la gente no tiene ni idea de cuán mala
persona con malas intenciones es. Pensé que podía ser a causa de lo que él es, pensé que eras como
yo, pero ahora te ha engañado, también.

—No, no lo hace —dijo Harry—. Y para ser justos, no creo que él siempre lo tuvo fácil. Es un
huérfano.

Ella se burló.

—Oh sí, la tarjeta 'pobre huérfano'. Por favor. El público le pone arriba, pero es sólo una historia
lacrimógena para conseguir la simpatía de la gente.

Harry se preguntó por qué no se había dado cuenta antes del alcance de la amargura y animosidad de
Lydia hacia Louis. Sus ocurrencias siempre habían parecido más sarcásticas y divertidas.

—Sí, pero no es necesariamente una mentira —dijo.

—Cariño, te está chupando el cerebro a través de tu pene.

—No está haciendo tal cosa —dijo Harry con una mueca.

—Lo hace —dijo entre dientes—. Deberías saberlo mejor. Es feo, Harry. Es feo en el interior, confía
en mí en esto. Él no tiene cualidades rescatables y todas las personas que realmente lo conocen saben
eso. ¿Por qué crees que no tiene amigos reales? ¿Ninguna relación significativa, a pesar de toda su
fama y aspecto? ¡Incluso su propio hermano no lo soporta! Nadie lo quiere como persona. Él puede
tener un aspecto hermoso, pero es tóxico, superficial y falso. Detrás de su hermosa fachada, no hay
alma. Deja el trabajo antes de que envenene tu mente más allá.

Harry mordió el interior de su mejilla. Ella estaba empezando a irritarle, a pesar de que había tenido
pensamientos similares, no hace mucho tiempo.
—Estás siendo melodramática. Tengo todo bajo control.

—Sí, vi la forma en que tenías todo bajo control cuando tenías tu lengua en su garganta.

—Mira —dijo Harry, su voz más recortada de lo que le hubiera gustado— Aprecio tu preocupación,
pero tengo todo bajo control. Te estoy pidiendo que guardes silencio al respecto. Si no es por su
bien, entonces por el mío. Por favor. Yo realmente lo apreciaría.

Lydia frunció los labios.

—Todo bien. Pero recuerda lo que dije. Es un pedazo de mierda tóxica y no vale la pena los
problemas.

—Voy a mantener esto en mente —Harry arrancó y se dirigió de nuevo a la casa, desenroscando los
dedos y flexionándolos. Ni siquiera estaba seguro de por qué sus palabras lo habían frotado por el
camino equivocado. No estaba completamente equivocado.

¿Y por qué no le había dicho que él y Louis terminaron? Debido a que terminaron.

—¿Qué ha dicho? —Louis pidió el momento en que entró en la casa.

Por poco evitando chocar contra él, Harry cerró la puerta. Louis estaba masticando el labio, sus ojos
cautelosos y ansiosos.

—Ella se comprometió a no decir nada —dijo Harry.

—No confío en ella —Apareció un profundo surco entre las cejas de Louis—. Ella me odia.

—Si fueras más amable con ella, no habrías tenido ninguna razón para preocuparte.

Louis se echó a reír.

—Tengo que ser amable con todo el mundo todo el tiempo. ¿Sabes lo agotador que es? Yo le pago
una cantidad obscena de dinero por el privilegio de no ser amable con ella.

—¿Es una cláusula en su contrato? —dijo Harry, impresionado.

Louis frunció el ceño, como si el pensamiento nunca se le había ocurrido.

—Bueno no. ¿Tenía que haberlo sido?

Harry no pudo evitar reírse.

—Eres increíble —Él lo agarró por la camisa y lo arrastró a un beso. El mocoso suspiró y todo, pero
se fundió con él, sus manos agarraron el pelo de Harry, sus suaves labios afelpados abriéndose con
avidez haciendo palpitar el pene de Harry. Jesús, esa boca. ¿Cómo es posible que alguien tan
venenoso tuviera una boca tan dulce?

Harry gruñó cuando Louis tomó su boca.

—Piso de arriba, lubricante —dijo Louis, enrojecido y tan malditamente bonito que le dolía mirarlo y
no tenerlo.

Louis agarró la mano de Harry y lo arrastró escaleras arriba.

Y Harry lo dejó. Por supuesto que sí. Hijo de puta, el niño realmente estaba chupándole el cerebro a
través de su pene.

Pero esta era la última vez, prometió mientras empujaba a Louis en la cama.

Mentiroso, dijo la voz de Louis en su cabeza cuando el cuerpo de Louis le contuvo, apretado, dulce
y abrasador.

—Ve más despacio. Estás corriendo demasiado rápido. Y recuerda lo que te dije acerca de tu técnica
de carrera.

Louis puso los ojos, aunque Harry estaba detrás de él y no podía verlo.

—Soy un deportista profesional. ¡Te haré saber que mi técnica de carrera es perfecta!

—Las caderas están detrás de tus pies otra vez —dijo Harry.

Mirando hacia atrás, Louis captó la mirada de Harry y sonrió —Tal vez deberías centrarte en mi
técnica de carrera y dejar de mirar mis caderas.

Se dio la vuelta y continuó corriendo, deseando poder retirarlo. ¿Cerebro podrido por sexo? Al
punto. Ellos estaban entrenando, por el amor de Dios. No se suponía que tocaran el tema —lo que
sea que esta cosa era— mientras estaban corriendo. En este momento eran un paciente y su
fisioterapeuta, y lo que hacían a veces después, no se suponía que interfiriera con las sesiones de
entrenamiento y su relación profesional. Por supuesto su relación profesional nunca había sido muy
profesional, para empezar, pero después del fiasco con Lydia la semana pasada, tenían que tener más
cuidado. La guarra tonta ahora estaba siempre alrededor, metiendo la nariz donde no debía.
Observaba sus sesiones de entrenamiento en el gimnasio con ojos sospechosos, cautelosos, como si
quisiera mantener alejado a Harry de las garras del mal que era Louis. Era algo divertido al principio,
pero se había convertido rápidamente en molesto y frustrante. Louis le habría disparado ya, pero
Harry le había convencido de lo contrario. Harry tenía razón: era más probable que le dijera a la
gente acerca de su sexualidad si Louis la despedía. Pero eso no significaba que Louis estaba feliz por
tenerla a su alrededor.

—Concéntrate en las caderas, y los pies se harán cargo de sí mismos —dijo Harry, su tono frío y
muy profesional. Harry había estado haciendo un gran esfuerzo para ser profesional en torno a él. Lo
que Lydia había dicho claramente le golpeó un nervio. Louis no era estúpido: era obvio que Harry
quería lo que había entre ellos terminado. Obviamente Louis quería lo mismo. Obviamente.

Ahora sólo tenían que encontrar la manera de parar.

—El golpe del pie es sólo el resultado final de las otras cosas que suceden más arriba en la cadena
cinética —Harry dijo.

—Sí, lo que sea —dijo Louis, mirando a su alrededor. El parque estaba vacío a una hora tan
ridículamente temprana. Le robó una mirada a Harry y eligió el camino que conducía al bosque.

—Louis —La advertencia en la voz de Harry era inconfundible.

Louis la ignoró y continuó corriendo, sabiendo que Harry le seguiría. Él estaría enojado, pero le
seguiría. Siempre lo hacía.

Louis se salió de la ruta y se detuvo en un pequeño claro en el bosque. Apoyando su mejilla contra el
tronco de un árbol, Louis cerró los ojos, aspirando el olor fresco del polvo y la primavera.
—Louis —dijo Harry, su voz tensa y enfadada.

Un cuerpo firme presionó contra Louis y los labios familiares se arrastraron por su mejilla, los
rastrojos rascándole la piel sensible.

Louis se estremeció.

—¿No eres propietario de una buena máquina de afeitar? —se quejó, apoyándose de nuevo en el
calor de Harry. Era una mañana fría; eso era todo.

—¿Crees que eres sutil? —dijo Harry, su mano deslizándose bajo la sudadera con capucha de Louis
y acariciando su vientre desnudo.

No. Sólo necesito tus labios y manos sobre mí.

Louis hizo una mueca por hilo de sus pensamientos y dijo de mala gana:

—Nadie te obligó a que me siguieras aquí.

Harry se río, como si hubiera dicho algo gracioso.

—Tú sabías que te seguiría —Harry acarició el oído de Louis, la mano sobre su estómago cayendo
en los pantalones de chándal de Louis y ahuecando su pene semi—duro. Louis gimió.

—Por supuesto que te seguiría —Harry dijo entre dientes, masturbándole con trazos gruesos— Eres
una sirena con sangre.

—Las sirenas eran mujeres —dijo Louis incoherentemente, deslizando sus ojos cerrados.

—Las sirenas eran criaturas hermosas que atraían a los hombres tontos a la muerte.

Louis sonrió.

—Estoy halagado —gimió cuando Harry sacó su mano.

Harry le mordió el lóbulo de la oreja y murmuró con voz ronca —Quiero estar en ti, cara de
muñeca. Pero no ahora. No aquí.

Un gemido escapó de los labios de Louis.

¿Por qué no? Había pasado casi un día desde que habían tenido relaciones sexuales.

—No me llames así —dijo tardíamente, tratando de recomponerse.

Harry tomó una respiración profunda y dio un paso atrás.

—Vamos —dijo enérgicamente— Tienes una milla más para correr.

Louis miró la erección tentando sus pantalones de chándal y lo miró.

—Sádico.

Harry sonrió.

Él quería besar esa sonrisa de su cara.

Louis se congeló.
—¿Qué? —dijo Harry, frunciendo el ceño un poco.

—Nada — Louis corrió lejos.

—¿Por qué vives aquí?

Louis abrió un ojo y miró a Harry.

—¿Eh? —murmuró, todavía un poco aturdido después de su orgasmo. El corazón de Harry latía
uniformemente bajo su mejilla, ya no martilleaba.

—Esta es una buena casa —dijo Harry, su voz todavía un poco ronca—. Pero no es exactamente el
tipo de casa en la que las celebridades viven.

—Sabes que yo no hago conversaciones de almohada —dijo Louis, cerrando los ojos de nuevo.

—Tu cabeza está en mi pecho, por lo que técnicamente, no es una conversación de almohada.

Louis pellizcó el lado de Harry.

—No eres divertido.

Los dedos de Harry cardaron su pelo, las uñas romas rascando el cuero cabelludo de Louis. Dios.
Tan bueno. Louis suspiró suavemente y murmuró— Pero si quieres saberlo, yo solía ser dueño de
una mansión muy elegante. La compré sólo porque pude.

—¿Solías ser?

—La vendí.

—¿Por qué?

Louis hizo una mueca. Había comprado la mansión por una razón: para tener una casa más elegante
que la de su padre y restregárselo en la cara. Pero no le había llevado mucho tiempo darse cuenta de
lo poco convincente que era. Arthur Grayson no lo sabría y no le importaría incluso si lo hiciera.

—Fue una buena inversión —dijo Louis, abriendo los ojos. Él le sonrió a Harry— Se vendió por el
doble del precio a un multimillonario ruso que estaba ansioso por comprar la casa de una estrella del
fútbol. Un idiota. Había vivido una semana en esa casa.

Harry sacudió la cabeza con una sonrisa.

—Eres...

—Muy inteligente, lo sé —dijo Louis, frotando su mejilla contra su pecho de Harry y bostezando.

Harry se le quedó mirando.

—¿Qué? —Louis murmuró con una sonrisa adormilada.

Harry salió a toda prisa de la cama y comenzó a vestirse.

—Me tengo que ir —dijo más o menos, cerrando la cremallera de sus pantalones vaqueros.

Louis parpadeó hacia él. No era como si Harry se quedara cada noche, se quedó solo cuando el sexo
se prolongó hasta bien entrada la noche, cuando estaba demasiado gastado para salir. Como esta
noche.

—Son las dos de la mañana —dijo Louis.

—Precisamente —dijo Harry, deslizándose en su chaqueta. Y luego se había ido.

Con el ceño fruncido, Louis se dio la vuelta y enterró el rostro en la almohada. Olía a Harry. Era
molesto. Louis consideró conseguir otra almohada, pero parecía demasiado esfuerzo. Ésta tendría
que valer.

Cerró los ojos, respiró, y se dejó llevar lejos.

Dos días más tarde, Harry se encontró cara a cara con Lydia por primera vez desde que se había
enterado de ellos.

—¿Todavía estás seguro de que tienes todo bajo control? —dijo Lydia después de Louis desapareció
escaleras arriba para tomar una ducha.

Harry miró y dijo: —Sí.

—¿Has visto la forma en que lo miras? —Él ni siquiera quería saber.

—Déjalo ir, Lydia —dijo con un suspiro, dejándose caer en el sofá.

Lydia le dio una mirada terca con la que se había vuelto muy familiarizado.

—¿Por qué sigues aquí? Es tarde.

Harry se encontró con sus ojos de manera constante.

—Tuvimos que acelerar el programa de rehabilitación de Louis. Él tiene sesiones de entrenamiento


dos veces al día ahora.

Ella frunció los labios, claramente no creer en él.

—Pero...

—Mira, yo no quiero ser grosero, pero no es asunto tuyo —dijo tan suavemente como pudo. No era
especialmente suave. Lydia le gustaba, lo hacía, pero él estaba harto de su constante interferencia. En
realidad, no estaba de humor para otra queja sobre la maldad de Louis y cómo Harry debería poner
fin a esto.

Él no necesita ningún recordatorio. Sabía lo que debía hacer, lo había sabido todo el tiempo.
Ejecutarlo era un poco difícil de alcanzar.

—Lo siento —dijo ella, torpemente—. Sé que puedo pasarme un poco. Está bien, voy a irme. No es
como si fuera bienvenida aquí. Me sorprende que no me saque fuera ya.

—Estoy tratando de evitar que te despida, pero no estás ayudando, ya sabes.

Ella le dio una mirada extraña.

—¿Él realmente te escucha?


Harry se encogió de hombros.

—No es tan descabellado como parece.

Silencio.

Podía ver lo mucho que quería discutir con él. Por fin, ella suspiró

—Está bien, ya conoces mi opinión. No voy a decirlo una vez más —Ella tomó su bolso—. Dile que
su relaciones públicas dijo que sería bueno si se tomara algo con Darcy Peyton en algún restaurante
de lujo esta noche para celebrar.

—¿Celebrar qué?

—Su cumpleaños —dijo Lydia, cerrando la puerta tras ella.

¿Era el cumpleaños de Louis?

Harry frunció el ceño. La rutina de Louis no había cambiado en absoluto. No hubo llamadas
telefónicas, ni amigos o familiares felicitándolo, no hubo regalos. Nada. Louis actuó como si fuera un
día normal.

Después de unos minutos, escuchó el ruido de pies descalzos en la planta baja y se preparó
mentalmente.

—¿Ella se fue? —Louis dijo, limpiando su torso con una toalla blanca grande, mullida. Sólo llevaba
un par de pantalones cortos, montando bajos en sus caderas.

—Sí —dijo Harry, arrastrando los ojos lejos—. Ella dijo que tú relaciones públicas que dijo que
tomes algo con Darcy Peyton en un restaurante esta noche.

Una mirada de confusión apareció en el rostro de Louis.

—¿Quién es Darcy Peyton?

El tono de Harry era neutro —.¿Tal vez tu acompañante?

Las cejas de Louis se levantaron por un momento, luego su expresión se aclaró.

—Correcto. Probablemente —Él hizo una mueca—. No estoy del todo en un estado de ánimo para
vagina —vio a Harry con hambre una vez más, lamiendo sus labios carnosos—. Prefiero tener tu
polla.

El pene en cuestión se contrajo en los pantalones de Harry, saltando a media asta. Harry hizo una
mueca, maldiciendo por dentro, pero sin sorpresa. Cuando estaba alrededor de Louis, no tenía el
control de su pene. No importa que ya hubieran tenido relaciones sexuales por la mañana antes de la
llegada de Lydia. Él no tenía la intención hacerlo, pero Louis lo había mirado enrojecido y con sueño
y suave, y Harry no había sido capaz de resistirse a tocarlo. Muy, muy patético.

—No sabía que hoy es tu cumpleaños —dijo Harry duramente, tratando de recomponerse. Ceder a
su debilidad una vez al día era bastante malo. Él podía alejarse sin poner su pene en el niño una vez
más. Él podría.

—Es un día como cualquier otro —dijo Louis, paseando su camino hacia Harry—. Nunca entendí
por qué la gente hace un gran alboroto sobre ello. Creo que es algo que celebrar para los padres, pero
mi madre está muerta, así que... —Se sentó a horcajadas en muslos de Harry.
—¿Qué hay de tu padre?

La mano de Louis se detuvo en la cremallera de Harry. Una sombra cruzó su rostro antes de
desabrochar la cremallera de los pantalones de Harry y meter su mano dentro. Harry siseó mientras
los dedos delgados de Louis se envolvían alrededor de su pene. A pesar de sus mejores esfuerzos
para distraerse a sí mismo, estaba dolorosamente duro.

—Él no dio una mierda sobre mí cuando yo tenía cinco años. Dudo mucho que daría una mierda por
mi cumpleaños cuando tengo veintidós —Louis sonrió. No era una sonrisa agradable—. Tú y él
tienen algo en común, ya sabes —Sus dedos se cerraron alrededor de la polla de Harry.

—¿Él qué? —Harry logró decir, con los ojos rodando hacia la parte posterior de su cabeza.

—Es un culo prepotente. Más tarde descubrí que es un Conde —Louis río—. De todos modos, él
estaba casado pero no pudo mantener su pene fuera de mi madre. Ella era muy bonita —Louis
acarició el pene de Harry lentamente—. Sé que piensas que soy bonito. Me parezco mucho a ella,
antes de que ella enfermara —Louis río—. Al menos no me puedes embarazar.

Harry se le quedó mirando.

Luego les dio la vuelta y apretó sus labios contra Louis con suavidad. Louis se quedó inmóvil, su
agarre en el pene de Harry alejándose.

Harry lo besó suavemente, una y otra vez, el beso muy inocente en comparación con las cosas que
habían hecho en el último mes. Dios, una boca tan dulce. La más dulce del mundo.

Louis hizo un pequeño ruido y rompió el beso. Apretando el pene de Harry duro, lo miró.

—¿Qué crees que estás haciendo? No soy tu maldita novia. Sólo date prisa y jódeme.

Harry hizo. Por supuesto que sí.

Cuando hundió el rostro en el cuello de Louis y empujó dentro de él, casi podía identificarse con ese
pene que había embarazado a la madre de Louis. Si la madre de Louis había sido la mitad de
embriagadora que su hijo... para vergüenza y disgusto de Harry, podía entender al tipo.

Había una diferencia, sin embargo. Estaba claro que en algún momento el padre de Louis se había
detenido.

Harry ya no estaba seguro de poder hacerlo.

En cuanto a los cumpleaños, éste no era tan malo después de todo. El cuerpo de Louis dolía
gratamente después del sexo y la segunda sesión de entrenamiento, pero un largo baño caliente lleno
de sales aromáticas le refrescó.

Cuando salió del baño, se sorprendió al encontrar a Harry descansando en el sofá delante de la
televisión.

—Pensé que ya te habías ido —dijo.

Harry miró.

—Le prometí a mi hermana que quedaría con ella después del trabajo y la llevara a Oxford. Ella
trabaja muy cerca. No tiene sentido conducir a casa sólo para volver a conducir dentro de una hora.
Louis se acurrucó más cerca y vaciló. Nunca supo cómo actuar con Harry en momentos como éste:
cuando no estaban entrenando ni iban a joder. Había sido tan difícil encontrar el equilibrio correcto
últimamente, las líneas se difuminaban.

Se dio cuenta que no era el único que luchaba con ello. Cuando no estaban teniendo relaciones
sexuales, Harry actuaba alrededor de él como siempre lo hacía, ligeramente burlón, un poco cínico y
mandón, pero a veces, su comportamiento era... apagado. Louis ni siquiera entendía esos momentos
cuando yacían el uno al lado del otro después del sexo, saciados y felices, y Harry pasaba los dedos a
lo largo de la columna vertebral de Louis, acariciando su nuca, el pelo sudoroso. La gente decía y
hacía cosas estúpidas después del sexo. Pero no era sólo durante el sexo.

Harry se le quedó mirando. No sucedía muy a menudo, pero cuando pasaba, hacía que Louis se
sintiera divertido en el interior. No le gustaba la sensación, porque era totalmente adicto a ella. Y lo
peor de todo era que ni siquiera podía culpar a Harry por el tratamiento caliente y frío: a veces se
sentía tan necesitado del tacto de Harry que se encontró dando un paso más cerca de él cuando no
estaban teniendo sexo. Entonces se daba cuenta de lo que estaba haciendo y atacaba a Harry con
comentarios mordaces innecesariamente.

Mierda. Esto nunca debería haber durado tanto como lo hizo. Hacía ya casi un mes. Nunca jodió con
la misma persona durante tanto tiempo. ¿A quién quería engañar? Antes de Harry nunca había jodido
con el mismo tipo dos veces.

—¿Te vas a quedar ahí toda la noche? —dijo Harry, sin mirarlo. Había apoyado sus manos detrás de
la cabeza en ese gesto universal de chico, de aspecto muy masculino, relajado y casual.

Louis atrapó su labio entre los dientes, mirando el espacio libre junto a Harry, y se dirigió con
decisión hacia el sofá. Se dejó caer junto a Harry.

—¿Qué estás viendo?

—Regreso al futuro.

Louis arrugó la nariz.

—Aburrido.

—No he pedido tu opinión.

Louis se recostó, la pierna en equilibrio con la rodilla. Su pie desnudo presionado contra la pierna de
Harry.

—Pero es aburrido. Es mi cumpleaños y quiero ver otra cosa —Louis ocultó su sonrisa, consciente
de que sonaba como un niño malcriado. Él no daba una mierda y sabía que Harry tampoco, ya sea:
Harry no esperaba que él actúe diferente. Vivir bajo las expectativas de Harry siempre fue divertido.
Con Harry, podía ser tan inmaduro y malicioso como quisiera. Él no tenía por qué ser agradable, de
buen carácter y relajado. No tuvo que fingir. No tenía que ser nada. Se sentía... diferente. Libertador.
Se sentía bien.

—Hay otra televisión en la casa —dijo Harry, sin apartar los ojos de la pantalla.

Louis frunció los labios, sintiéndose algo molesto de que Harry no le estaba prestando atención. Él
presionó su pie más firmemente contra la pierna de Harry.

Sin darle un vistazo, Harry atrapó el pie.


—Deja de retorcerte —Él no quitó su mano. El pulgar de Harry comenzó a acariciar la parte inferior
de su pie, distraídamente.

Retorciéndose, Louis no pudo dejar de escapar una risa de sus labios. Era cosquilloso, siempre lo
fue.

Harry quitó la mano.

Louis dejó de sonreír. Él lanzó una mirada de reojo a Harry y se mordió el labio.

—Estoy aburrido —dijo, golpeando con los nudillos en el brazo de madera del sofá. Ruidosamente.

Lo hizo por dos minutos completos (sip, los contó; demándenlo) antes de Harry finalmente dejara
escapar un suspiro de exasperación. Harry se acercó y le agarró la mano.

—Cállate —Puso la mano de Louis en el muslo de Louis, manteniéndolo en su lugar con su propia
mano.

Louis se quedó mirando la mano de Harry cubriendo la suya y luego en el brazo de Harry a su
alrededor. Oh. El brazo de Harry se puso rígido, como si sólo ahora se diera cuenta de que
efectivamente estaba abrazando a Louis. Unos segundos tensos pasaron. Harry claramente no sabía
qué demonios debería hacer acerca de la situación en la que se había metido.

Sus labios temblaron, Louis le dio la mano, así que estaban palma con palma.

—Aw —el mierdecilla arrulló, entrelazando sus dedos—, ¡Aún estás en mi corazón! Creo que me
voy a desmayar!

—¿Tú tienes un corazón? —dijo Harry, su voz mezclada con diversión. Su brazo se relajó.

—Está bien —dijo Louis, apretando los dedos de Harry— Sé que no puedes evitarlo.

Poco a poco, Harry volvió la cabeza hacia él.

—¿Qué?

Louis asintió.

— Está realmente bien. Te dije que soy irresistible.

Harry sacudió la cabeza.

—Eres...

—¿Ingenioso, brillante, caliente?

Riéndose, Harry le lanzó una mirada divertida.

—¿Te sientes enamorado cuando miras tu reflejo?

Sonriendo, Louis puso la cabeza en el respaldo del sofá, su rostro sólo a pulgadas de distancia de
Harry ahora.

—¿Crees que soy narcisista?

Harry le dio una extraña mirada.


—Cumples todos los requisitos.

Louis miró perezosamente.

—Tal vez. Pero, ¿No son todas las personas narcisistas? Creo que Freud lo dijo. La diferencia es
sólo en qué grado.

Recibió otra mirada indescifrable de Harry.

Harry levantó la mano, la que no estaba apretada en los dedos de Louis y rozó sus nudillos contra la
mejilla de Louis.

Louis se congeló, inseguro.

—Tú eres arrogante, seguro de ti mismo y altanero —dijo Harry—. Pero —Sus ojos verdes
recorrieron el rostro de Louis—... a veces pienso que en realidad tienes una baja autoestima y todo tu
carácter espinoso es sólo una mecanismo de defensa.

Louis abrió la boca pero la cerró sin decir nada.

—Bueno, estás equivocado —dijo al fin. Asombrado de lo débil que sonaba su negación, él frunció
el ceño.

Harry bajó la mirada hacia su boca con el ceño fruncido y la besó suavemente.

—Deja de poner esta cara ridícula —dijo Harry antes de chuparle el labio—. Dame tu lengua.

Louis hizo. De alguna manera, él no estaba seguro de cómo terminó con los brazos alrededor del
cuello de Harry y estaba besándole.

En algún lugar en el fondo de su mente, sonó una campana de alarma. Louis la ignoró, chupando la
lengua de Harry y haciendo pequeños ruidos de placer. Dios, tan bueno. El tacto, el sabor, el olor...
le hizo sentirse mareado y cálido. Tan cálido.

La alarma sonó de nuevo y Louis aturdido se dio cuenta de por qué: sólo se estaban besando, sin
sexo en el menú. Esto se estaba volviendo demasiado extraño. Todo esto entre ellos había sido lo
suficientemente confuso ya. Esto se sentía casi tan raro como los besos suaves que Harry le había
dado en la tarde después de que Louis le había hablado de su padre. Casi.

Louis podía sentir la rareza ahora, también, colgando en el aire entre ellos cuando Harry rompió el
beso para acariciarle detrás de la oreja, la ternura de sus toques contrastando con el agarre firme de
Harry en las caderas de Louis. Enterrando sus dedos en el cabello de Harry, Louis lo arrastró de
nuevo a su boca, con ganas de más besos. Harry agradecido, lo besó a fondo.

El teléfono celular de Harry sonó. Hicieron caso omiso de ello.

El teléfono no dejaba de sonar.

Suspirando, Harry rompió el beso y contestó el teléfono.

—Sí —dijo antes de aclararse la garganta—. Estoy en mi camino, Gemma.

Sin mirar a Louis, se puso de pie.

—Tengo que irme. No te olvides que tienes chequeo medico mañana. Estate listo a las nueve —Se
dio la vuelta antes de volverse y agacharse para cepillar sus labios—. Feliz cumpleaños, cara de
muñeca —Se había ido antes de que Louis pudiera decir nada.

Todavía un poco aturdido, Louis se dejó caer hacia atrás contra el sofá y tocó los labios bien
besados.

Bueno, joder.

Louis miraba por la ventanilla lateral, viendo pasar el paisaje mientras que Harry los llevaba de
regreso a Londres. Desde que habían dejado el centro de entrenamiento, la tensión en el coche no se
había desvanecido. Era una presencia viva, se la podía oír respirar.

El chequeo médico había sido bastante incómodo. Liam había notado, obviamente, los chupones en
varias partes de su cuerpo —tendría que haber sido ciego para no notarlos— pero no había dicho
nada, manteniendo sus preguntas estrictamente profesionales. Aún así, no pudo esconder el ceño
fruncido en su cara o las evidentemente severas miradas que le disparó a Harry. Liam lo sabía; Louis
estaba seguro de ello. Normalmente, no le molestaría tanto. Liam era probablemente la única persona
de su ambiente en quien confiaría plenamente para que no lo expusiera: Liam era gay por sí mismo y
era la definición misma de un "tipo agradable", si es que tal cosa existiera.

Luego de que el exámen médico hubiera terminado, Liam llevó a Harry aparte y le dijo algo en voz
baja, enojado. La mandíbula de Harry se apretó, sus ojos se volvieron tormentosos mientras
escuchaba lo que Liam le estaba diciendo. Por un largo y tenso momento, no dijo nada. Finalmente,
asintió bruscamente y salió de la habitación después de decirle a Louis que lo esperaría en el coche.
Cuando Louis exigió respuestas de Liam, el médico simplemente lo miró antes de informarle que
mañana podría volver a entrenar con el resto del equipo.

Mañana.

Ese pensamiento seguía jugando en su mente una y otra vez. Mañana.

Louis miró a Harry, pero él estaba mirando la carretera. Louis volvió a mirar el paisaje. Ya se
encontraban en las afueras de Londres.

—Liam dijo que debería empezar a entrenar con el equipo mañana.

—Sí.

Louis empujó su pulgar contra el cristal.

—Entonces eso quiere decir que nosotros básicamente terminamos.

Contó tres segundos antes de que Harry dijera:

—Sí.

—Ah —dijo Louis, trazando líneas en zigzag por la ventanilla con el dedo—. Ya era hora. La
temporada está a punto de terminar. Sólo voy a tener un mes para recuperar mi forma e impresionar
al entrenador.

—Al retomar el entrenamiento con el equipo, no te apresures en volver al campo de juego. Tu


problema es que no tienes paciencia —Harry soltó un gruñido irritado—. Me entregaron el coche
recién lavado esta mañana. Para con eso.
Louis no se detuvo.

—Tengo mucha paciencia. Soy el epítome de la paciencia.

—Y yo soy el Papa. Esta es tu tercera lesión en la ingle en medio año. Es obvio que has estado
haciendo algo mal. Miré los vídeos de tus sesiones de entrenamiento y me di cuenta de que eres
demasiado impaciente y no haces un exhaustivo precalentamiento antes de cada entrenamiento. Es
muy importante, Louis. Un correcto precalentamiento ayudará a preparar tus músculos para cualquier
actividad.

Louis dibujó un perro con su dedo. Bueno, al menos se suponía que era un perro. Miró por la
ventana.

—No vamos a mi casa.

—No —dijo Harry—. Tengo un DVD en mi casa. Una guía del calentamiento adecuado y una rutina
de estiramiento estructurado. Lo verás con atención y seguirás las instrucciones al pie de la letra,
cuando empieces a entrenar sin mí —Harry se quedó en silencio por un momento—. Pensé que
tendríamos una semana más, pero Liam no estuvo de acuerdo. Por lo que tendrás que aprenderlo del
video.

Louis empezó a pintar con sus dedos al perro.

Harry dejó escapar un suspiro de exasperación.

—¿Me estás desquiciando a propósito?

—Ojos en la carretera, no en mí —murmuró Louis—, sé que es difícil, pero soy demasiado joven
para morir porque no puedes dejar de mirarme.

—Louis...

Louis tamborileó sus dedos sobre la ventana.

—Todavía estás mirándome a mí —Pudo sentir físicamente cuando Harry apartó la mirada.

Permanecieron en silencio durante el resto del viaje.

Cuando Harry finalmente estacionó el auto frente una gran casa, hermosa, Louis se echó a reír.

—Sabes, para alguien que sigue molestándome por ser un rico niño mimado, esto es bastante rico —
Gran elección de palabras—. Tu casa es dos veces más grande que la mía. ¿Quién es el malcriado
niño rico ahora?

Harry se bajó del coche.

—Tengo una gran familia.

Louis le siguió hasta la casa.

—¿Ellos están aquí?

—No por ahora. Mi madre prefiere vivir con nuestra tía. Mi hermana ahora está casada y mis
hermanos, todos, se han mudado fuera también, aunque todos ellos todavía pasan el rato aquí con
bastante frecuencia. Voy por el DVD —dijo Harry antes de desaparecer escaleras arriba.
Louis miró alrededor de la sala de estar. Era grande, pero parecía cómoda y habitada. Había fotos
sobre la mesita junto al sofá. En su mayoría fotos de familia, pero una de ellas era diferente. Louis la
recogió y se quedó mirándola. Harry tenía un brazo alrededor de una hermosa morena.

Así que esta era la famosa Donna. Su figura alta y curvilínea lucía perfecta junto al alto, masculino,
cuerpo de Harry. Se veían bien juntos.

Louis bajó la imagen y recogió otra. Harry y sus hermanos: cuatro hermanos y una hermana. No
todos ellos se parecían a él, pero el parecido familiar era inconfundible. Todos los hermanos eran
altos, uno de ellos claramente cercano a la edad de Harry.

Sintiendo la mirada sobre él, Louis levantó la vista. Harry estaba en la puerta, mirándolo.

—¿Qué?

Sacudiendo la cabeza, Harry se acercó y le entregó un DVD. Louis hizo una mueca, pero se lo llevó.

—¿Tus hermanos?

Harry asintió, todavía mirándolo con la misma extraña expresión. Estaba picando más en los nervios
ya deshechos de Louis. Tratando de mantener su cuerpo relajado, Louis señaló al chico de pelo
negro a la izquierda de Harry en la imagen.

—Totalmente me follaría a este.

La mirada de Harry siguió su dedo. Él parecía divertido.

—Ryan es un niño. Apenas tiene veintiuno.

—¿Y qué? —dijo Louis, poniendo la imagen en la mesa y sonriéndole dulcemente a Harry—. Yo
acabo de cumplir veintidós. ¿Está interesado en los hombres?

—¿Quién?

—Ryan.

Los ojos de Harry se estrecharon.

—No, no lo está.

—Hmm. No importa.

—No lo deseas —dijo Harry—. Sólo estás tratando de molestarme.

Interiormente exacerbado, Louis se esforzó por mantener un rostro neutral.

—¿Por qué ello habría de molestarte? Tu hermano es un niño grande y puede defender su propia
virtud. Y estás equivocado. Siempre he tenido algo por el pelo rizado y la piel pálida. Es caliente y él
es de mi edad —sonrió—. Ahora que no voy a tenerte para entretenerme, voy a tener que encontrar
un nuevo juguete sexual. ¿Por qué no él? Es exactamente mi tipo.

—Mantente alejado de mis hermanos —dijo Harry en voz baja, peligrosa—. No voy a dejate
utilizarlos sólo para molestarme. Ninguno de ellos puede manejarte.

—Y, ¿Quién puede? —dijo Louis, ladeando la cabeza— ¿Tú?


Sus respiraciones, ambas, rápidas y tensas.

Las manos de Harry agarraron duro en las caderas de Louis.

—No me importa una mierda lo que hagas. Sólo mantente alejado.

—¿Asustado por no ser capaz de mantener tus manos lejos de mí?

—Tu pequeña...

—¿Sabes qué? —dijo Louis—. Vamos a saltarnos el juego previo, sobre cuando nos decimos cosas
terribles entre nosotros y nos enojamos —Sus dedos empezaron a desabrochar la camisa de Harry.
Esperaba que Harry no notara cómo de inestables estaban. Miró a Harry a los ojos—. Quiero
chuparte la polla. Y luego quiero que me folles. A continuación, nos vamos por nuestros propios
caminos y nunca nos vemos otra vez.

Harry estaba congelado. Sus pupilas estaban tan dilatadas que Louis ya apenas podía ver el color
verde del iris.

Tiró de Louis hacia él.

No llegaron hasta la habitación. Lo hicieron allí mismo, en la alfombra de la sala de Harry, rodeados
por las fotos de su familia y su magnífica prometida.

Fue el peor sexo en la vida de Louis. Lo odiaba y odiaba a Harry, odiaba la forma en que el sexo lo
hacía sentir frustrado, crudo, y profundamente insatisfecho, incluso después del espectacular orgasmo
que le hizo estremecerse y clavar sus dedos en la desnuda espalda de Harry.

Después, Harry dijo en su cuello:

—Voy a tener que deshacerme de la alfombra ahora. Y me gusta esta alfombra. Todo es tu culpa —
Su voz era ronca y todavía un poco aturdida—. Tu culpa —Sus labios se movían calientes a lo largo
del cuello de Louis. Harry chupó con fuerza en la piel sobre su pulso.

Louis cerró los ojos por un momento, luchando contra el nudo en su garganta. Los abrió y dejó caer
las manos de la espalda de Harry a sus propios lados.

—Suéltame.

Harry no se movió, hundiendo sus dientes en su piel. Dolía. Dios, eso dolía.

—Sal de mí —susurró Louis.

Cuando Harry no se movió—¿Acaso estaba tratando de empujarse más profundo?—Louis lo


empujó y se puso de pie, tambaleándose un poco. Su cuerpo dolía. No le importaba ser follado con
poca preparación —Le encantaba rudo— pero, por alguna razón, esta vez se sentía más magullado
de lo que estaba físicamente. Sin mirar a Harry, se puso los calzoncillos y los jeans. Su camisa era un
problema. Luchaba con los botones de la camisa, con sus dedos torpes. Necesitó varios intentos para
conseguir pasar los primeros a través de sus ojales.

—Mierda, mierda, joder...

Harry empujó las manos de Louis y comenzó a abotonarle la camisa. Por supuesto, sus dedos no
eran inestables. Louis vio a esos largos y fuertes dedos, hacer su trabajo en silencio. El silencio era
opresivo, como un ser vivo, un peso pesado presionando en su pecho. Louis lo odiaba y odiaba a
Harry.

—Gracias —dijo, muy cortésmente, dando un paso atrás.

Harry se encogió de hombros. Como si no le importara en absoluto. Parecía que ya había perdido
interés en la conversación —en él— y quería estar en cualquier sitio menos allí.

—Chau —dijo Louis, odiándose un poco a sí mismo por no salir con algo ingenioso y mordaz.

Algo brilló en los ojos de Harry.

—Adiós —dijo escuetamente, dándose la vuelta y alcanzando su ropa.

Louis se fue.

Suprimiendo la necesidad de cerrar de un portazo al salir, cerró silenciosamente en cambio. No le


daría a Harry la satisfacción de saber que estaba... enojado. ¿Estaba enojado? ¿La sensación de
opresión en su pecho era ira? No tenía motivos para estar enojado. Había sabido todo el tiempo que
esto acabaría pronto. Era sólo... era sólo demasiado abrupto. No estaba preparado. Esa misma
mañana, antes de que lo llevara al chequeo médico, Harry se había pasado quince minutos besándolo
una y otra vez, como si no pudiera obtener suficiente. Y ahora —ahora, nada. Era simplemente
demasiado repentino. Por eso se sentía tan desequilibrado; eso era todo.

—Hey, ¿Vas llegando o te vas?

Louis levantó la cabeza.

Un tipo alto le sonreía. Después de un momento, Louis lo reconoció de la foto. Este era el hermano
que se parecía mucho a Harry, excepto que su cabello era negro. Al igual que Harry, sus rasgos
faciales eran sorprendentes en vez de tener una belleza clásica. Tenía una contextura diferente, sin
embargo: su cuerpo era delgado y no muscular. Tenía que tener algo más de veinte.

El tipo le tendió una mano.

—Nick Styles.

Louis la estrechó brevemente y forzó una sonrisa.

—Soy...

—Louis Tomlinson —dijo Nick, dedicándole una atractiva sonrisa—. Jugador del Chelsea y la
víctima actual de Harry.

—Ya no más.

Los grises ojos de Nick barrieron encima de él, con intermitente excitación en su cara.

—¿Quieres decir que te recuperaste? ¡Ya era hora! —Ante la mirada de sorpresa de Louis, Nick le
dio una sonrisa y un guiño—. Soy fan del Chelsea desde que era un niño. ¿Cómo lo estoy haciendo
hasta ahora? Estoy tratando muy duro de no hacer el ridículo.

Cierto. Harry le había mencionado que uno de sus hermanos era su fan.

Louis sonrió, dejando a su máscara pública deslizarse en su lugar. Luego de cinco años en el
candelero, ya era como una segunda piel para él. Ni siquiera era una mentira la mayor parte del
tiempo. A él le gustaba ser el centro de atención. Le gustaba caer bien. Le gustaba ser admirado y
adorado por los aficionados. Era realmente fácil.

—¿Fan del Chelsea? —Louis dijo con una sonrisa—. Tu hermano te debe odiar.

Sonriendo, Nick movió las cejas.

—¿Cúal?

Louis se echó a reír.

—El malo, ¿uh?

—Sip. Soy la oveja negra de la familia —Se estremeció dramáticamente e, inclinándose al oído de
Louis, dijo con voz cómplice, horrorizada— Son todos Gunners(7).

(7. Forma en que se llama a los hinchas de Arsenal, otro equipo del futbol inglés.)

La risa de Louis fue interrumpida cuando la puerta se abrió trás él.

—¿Qué haces aquí? —La voz de Harry sonaba helada.

Louis se tensó. Nick volvió la cabeza, su sonrisa fácil transformada en una expresión de
desconcierto.

—Es bueno verte, también, hermanito. ¿Quién robó la jalea de tu rosquilla? Esta sigue siendo mi
casa, como tú continúas diciéndome.

—Cierto —dijo Louis, alejándose un paso—. Me tengo que ir.

Nick lo agarró del brazo.

—Hey, ¡No tan rápido! No puedo dejarte ir así como así.

—Nick, ya hemos hablado de esto —dijo Harry bruscamente—. No puedes molestar a mis pacientes.

—No hay problema —Nick sonrió a su hermano, claramente disfrutando de molestarlo—. Él ya no


es tu paciente.

—Nick.

La advertencia en la voz de Harry era inconfundible, y la sonrisa de Nick se desvaneció, una


expresión de genuina confusión apareció en su rostro.

Ignorando a Harry, cuyos ojos estaban causando un agujero en su nuca, Louis sonrió a Nick. Le
gustaban sus fans. Y le gustaba éste. Y le gustaba molestar a Harry más que nada.

—Me tengo que ir ahora, pero puedes pedirle mi número a Harry. Llámame.

Sorpresa y placer cruzaron el rostro de Nick.

—Genial, lo haré. Nos vemos.

Louis asintió y se alejó, negándose a mirar atrás hacia Harry. Sabía que si lo hacía, no sería capaz de
mantener la compostura. Dios, había terminado con esto —con esta cosa extraña, patética, lo que sea
que fuera. Al carajo Harry. Ya estaba terminado. Hecho. No podía esperar a que su vida volviera a la
normalidad. Harry era bienvenido a casarse con su preciosa prometida y vivir su "felices para
siempre". A Louis no le importaba una mierda.

Y si su garganta estaba un poco apretada y le dolía, nadie podría ádivinarlo.

—¡Bien muchachos, un descanso de media hora! —anunció el entrenador, para alivio de los
jugadores.

Pateando la pelota lejos, Zayn Tomlinson se secó el sudor de la frente y miró a su alrededor. Una
sonrisa tiró de sus labios cuando notó la familiar figura alta al otro lado de la cancha de
entrenamiento. Ignorando a sus compañeros de equipo, encaró hacia su novio... Novio. La palabra
todavía se sentía extraña. No encajaba bien.

—Mi Liam —articuló tentativamente y sonrió para sí mismo. Mucho mejor.

Se acercó silenciosamente a Liam y arqueó un brazo alrededor de su cuello.

—Hey, ¿Qué estás haciendo?

—Observando —dijo Liam, su mirada chequeando a los jugadores suplentes.

Zayn les prestó poca atención. Se mordió el interior de la mejilla, tratando de reprimir el impulso,
totalmente inapropiado, de presionar sus labios contra la fuerte mandíbula de Liam y chupar. En
cierto modo, era raro. Siempre había sabido que Liam era guapo, pero hace sólo unos meses, hubiera
sido una observación abstracta: era héterosexual y su amor por Liam había sido estrictamente
platónico. Mientras que estaba aliviado de que este nuevo aspecto físico en su relación no se sintiera
forzado, Zayn estaba algo perturbado por lo mucho que había llegado a necesitarlo. Ahora no podía
tener suficiente del cuerpo de Liam tanto como no podía tener suficiente de su afecto y amor. Quería
besarlo.

Pero por supuesto que no podía hacerlo. La mayoría de las personas podrían estar acostumbradas a
su inusual cercanía y no se inmutaban por sus muestras de afecto, pero incluso ellos no podían salirse
con un beso público. A veces apestaba ser jugador de fútbol.

—¿Observando qué? —dijo Zayn, tratando de distraerse.

—Louis —respondió Liam.

Con el ceño fruncido, Zayn siguió la mirada de Liam. El gilipollas de su hermano estaba un poco
apartado del grupo principal, pateando el balón con los pies.

—¿Por qué?, Pensé que ya estaba en forma para entrenar sin supervisión médica. Estará jugando en
el próximo partido.

—¿No notaste algo fuera de lugar en él? —dijo Liam, acariciando el hombro de Zayn. Dejó caer la
mano luego de un momento, probablemente recordando que tenían audiencia.

—Nop —dijo Zaynn, ya extrañando su toque.

—Míralo —dijo Liam.

—Ya lo estoy viendo.

—No, míralo. ¿No ves nada extraño?


Despertada su curiosidad, Zayn estudió a su hermano más cuidadosamente. Louis estaba en silencio,
con los ojos bajos y la mandíbula apretada con fuerza. Estaba emitiendo una palpable vibra de no—
me—jodas.

—Luce de mal humor —dijo Zayn antes de fruncir el ceño—. Luce de mal humor —repitió más
lento, mientras que las palabras penetraban en él.

—Sí —dijo Liam—. Y ha estado así toda la semana... desde que regresó a entrenar aquí.

Oh. Louis nunca demostraba su temperamento en público. Nunca. Él era el hermano agradable. Era
el que siempre estaba de buen humor, el que siempre tenía una broma que decir y una sonrisa que
dar. Zayn sabía mejor que nadie que era sólo una fachada, pero otros no lo hacían. En lo que al
público refiere, Louis era el exponente de un tipo bueno, un pobre huérfano que logró sus sueños
con trabajo duro y dedicación, contra todo pronóstico. Se convirtió en una buena historia (y sin
importar que la historia de Zayn fuera básicamente la misma; él no era el adorado por los medios).
Louis vigilaba cuidadosamente su reputación y rara vez se le veía frunciendo el ceño o siendo
desagradable en público.

—Hay algo mal con él —dijo Liam.

—¿Por qué nos debería importar? —Zayn murmuró, inclinándose hacia Liam.

—Zayn —dijo Liam con un tono de advertencia.

Sonriéndole, Zaynn puso una cara inocente.

—¿Qué? —Liam no parecía divertido.

—Estamos en público.

—¿Y qué? Quiero tocarte.

La expresión de Liam se suavizó.

—También quiero tocarte —La mirada tras sus oscuros ojos mieles era tan tierna e intensa a la vez,
que difundió calidez en todo Zayn—. Pero es peligroso —dijo Liam, volviéndose hacia Louis.

Suspirando, Zayn se enderezó.

—Bien. Entonces, ¿Por qué nos preocupamos por el mal humor de Louis? ¿Por qué nos debería
importar si está de mal humor por alguna razón?

Liam no respondió inmediatamente.

—Me preocupa que tenga algo que ver con Harry.

—¿Harry?

Liam parecía... incómodo. Pasaron algunos segundos antes de que respondiera,

—Hace aproximadamente un mes, Harry vino a pedirme consejo. Bueno, no vino por ello, pero yo
lo aconsejé.

La confusión de Zaynn sólo estaba creciendo.

—¿Qué tipo de consejo?


—Me dijo que se sentía atraído por Louis.

—¿¡Atraído por Louis?!

—Shhhh —dijo Liam, con una suave sonrisa en los labios—. ¿Por qué estás tan sorprendido?

—¿Por qué? —Zaynn lo miró con incredulidad— ¡Harry es hétero! ¡Se casará con Donna en un
mes!

—Todavía están en una relación abierta —Liam le recordó—. Y bueno, si alguien podría tentar a un
hombre heterosexual, sería Louis.

Los ojos de Zayn se estrecharon, una fea, viciosa sensación retorciendo sus entrañas.

—¿Ah, sí?

Liam rió, sacudiendo la cabeza.

—Tonto —dijo, cepillando con el pulgar la muñeca de Zayn— Eres tan tonto.

Zayn se sonrojó, avergonzado por su arrebato de celos, pero incapaz de hacer nada al respecto. Por
supuesto que estaba siendo tonto; él lo sabía. Sabía que Liam lo quería. Sabía que era el mundo para
Liam tanto como Liam lo era para él. Pero el miedo de perder a Liam no era algo que pudiera
racionalizar.

—¿Qué consejo le diste? —preguntó, curvando sus dedos en los bíceps de Liam. Al carajo; no le
importaba si alguien consideraba que era demasiado gay.

—Le dije que Donna se merecía toda su atención y que debía conseguir sacarse a Louis fuera del
sistema antes de la boda. En otras palabras, le dije que se follara a Louis y lo superara.

—Ew —dijo Zayn—. Realmente, realmente, no necesitaba esa imagen mental. Pero de todos modos,
¿Cuál es el problema?

La expresión de Liam era sombría.

—Ambos son adultos, pero Louis es mi paciente... bueno, no ahora mismo, pero lo es. Me siento un
poco culpable de no haber pensado en los sentimientos de Louis cuando le di a Harry ese consejo.

Zayn se rió.

—¿Sentimientos? Él no tiene sentimientos. Vamos, ¿Crees que Louis quedaría emocionalmente


apegado luego de un polvo?

—Ese es el asunto —dijo Liam, sin compartir su diversión—. No fue sólo una cogida. Cuando Louis
llegó a su chequéo médico, estaba cubierto de chupones.

De acuerdo, eso era algo que realmente no necesita saber.

—Asqueroso —dijo—. Y exactamente, ¿Por qué eso es un problema?

Liam se veía arrepentido.

—Le di a Harry ese consejo hace un mes, Zayn. Pensé que iba a ser sólo una follada, rascarse la
picazón. No pensé que iba a durar tanto tiempo. Cuando las personas follan por semanas, es difícil
mantener las cosas sin comprometerse —Culpa asomó en sus ojos brillantes—. Al igual que lo hizo
Oscar y luego resultó herido cuando se dio cuenta de que por siempre serías el único para mí —
Liam apretó los labios—. Eso no era lo que tenía en mente cuando le di ese consejo a Harry.

—¿Cómo sabes que fue Harry quien le dio los chupones? Tal vez Louis tuvo otras aventuras luego.

—Sé que fue Harry. Los observé juntos. Su lenguaje corporal lo dice todo. No creo que apartaran la
mirada uno del otro por más de unos segundos —Liam sonrió con malicia—. Fue algo incómodo
estar en la habitación con ellos.

Zayn volvió su mirada hacia su hermano.

—¿De verdad crees que Louis quedó enganchado? —La sola idea le parecía ridícula. Louis no se
apegaba a la gente.

—Espero que no —dijo Liam—. Pero, bueno, míralo.

—Tal vez no tenga nada que ver con Harry —se burló Zayn—. Louis tiene un témpano por corazón.
El año pasado, cuando estabas... cuando te habías ido, se burló de mí, me dijo que mi estado de
abatimiento era patético. Él no reconocería una emoción así lo golpeara en la cara.

—Tal vez ese es el problema —dijo Liam cuidadosamente.

Zayn suspiró. Podía ver lo mucho que estaba molestando a Liam el que podría haber herido, sin
quererlo, a uno de sus pacientes. Liam era demasiado jodidamente agradable con personas que no lo
merecían y les prestaba demasiada atención (En la opinión de Zayn, él era la única persona que
debería tener la atención de Liam, pero eso no venía al caso).

—Muy bien —dijo, tocando el hombro de Liam—. Si realmente te sientes culpable por ello, voy a
hablar con él y averiguar lo que le molesta, ¿Mhm?

Los altivos ojos de Liam le hicieron sentir de unos diez pies de altura.

Volteándose para ocultar su vergonzoso sonrojo, Zayn se encaminó hacia su hermano.

—Oye.

Louis lo ignoró completamente, su mirada sobre el balón a sus pies.

Zayn lo estudió en silencio. Cuando eran adolescentes, solía envidiar la piel sin defectos y la gracia
de Louis. Incluso ahora, con el ceño fruncido estropeando sus facciones, Louis parecía bastante
asombroso. Sin embargo, tenía problemas para imaginarse a Louis y a Harry juntos. Harry era la
última persona que había esperado se dejara engañar por el exterior de Louis.

Por fin, Louis le lanzó una mirada.

—¿Qué quieres?

Zayn decidió cortar por lo sano. No quería estar hablando con Louis por más tiempo del necesario.

—Quiero que me digas que no sientes algo por Harry.

Si no hubiera estado observándolo con tanto cuidado se habría perdido la rigidez, apenas perceptible,
en la postura de Louis.

Louis se rió entre dientes, con una sonrisa brillante y divertida apareciendo en sus labios.
—No seas idiota. ¿Yo? Me lo follé un par de veces. Ya se acabó. Una buena cabalgata. Se estaba
volviendo aburrido.

Si no hubiera crecido viendo a Louis diciendo mentiras con cara seria, se lo habría comprado. Pero lo
hacía. Y esta brillante sonrisa era la que Louis reservaba para situaciones perdidas, cuando necesitaba
encontrar una salida hablando mierdas.

Pero... ¿Importaba? La respuesta de Louis era la que él había querido escuchar. Podía irse ahora. No
era como si a él realmente le importara si Louis estuviera triste o no. Había unas pocas personas por
las que Zayn se preocupaba y Louis no era una de ellas.

Podía irse. Podía fingir que le había creído a Louis. El podría. Probablemente debería.

Excepto... excepto que no podía.

El problema era que, desde su temprana infancia, Louis había sido la única constante en su vida. No
se agradaba uno al otro, pero siempre podía contar con que Louis siguiera siendo el mismo gilipollas
insensible y cabrón narcisista. Y ver a Louis realmente triste lo ponía... incómodo, como si el cielo de
repente se volviera verde.

—Estás mintiendo —dijo.

Una mirada de asombro cruzó el rostro de Louis, como si él no esperara que Zayn lo hiciera dejar
atrás su mierda pero, enseguida, se había ido.

—No me confundas contigo —dijo Louis—. No soy tú. No soy estúpido como tú.

Zayn bajó la voz.

—Si te refieres a Liam...

—Por supuesto que me refiero a Liam. Mírate —Una mueca curvó los labios de Louis—.
Totalmente engatuzado por un hombre que va a tirarte lejos cuando encuentre algo mejor.

Zayn dejó escapar una carcajada.

—Sí, claro. Liam me ama.

Louis ladeó la cabeza, con una expresión casi compasiva.

—¿Ahora? Quizás sí. Pero eres estúpido si piensas que va a durar por siempre. En un año o dos,
Liam va a despertar y darse cuenta de que no eres lo suficientemente bueno. Ya que no lo eres y
nunca lo serás. Y va a destruirte cuando te deje —La mirada de Louis sostuvo la suya—. Admítelo:
en el fondo, sabes que se irá. Por eso es que temes perderlo. Sabes que la gente como nosotros no
consigue un 'felices para siempre'. Yo estoy bien con ello, porque no lo necesito. No necesito a
nadie. Solías ser del mismo modo, pero ahora tú —Louis le dedicó una mirada desdeñosa—... Eras
un patético cascarón vacío, mientras estuvo fuera de tu vida por unos pocos meses. ¿Qué vas a hacer
cuando te deje por siempre? Eres un idiota, Zayn.

Zayn escupió:

—Al menos no soy un patético cascarón vacío todo el tiempo. Al menos, no soy un cobarde de
mierda.

La cara de Louis quedó completamente en blanco.


Zayn se alejó, cerrando sus manos en puños.

Se dijo que debía ignorar las palabras de Louis. Estaban destinadas a hacerle daño, a plantar una
semilla de duda; él lo sabía. Louis era excelente para encontrar un punto débil y golpear donde más
dolía.

Pero sus palabras seguían resonando en sus oídos, una y otra y otra vez.

En un año o dos, Liam va a despertar y darse cuenta de que no eres lo suficientemente bueno. En el
fondo, sabes que se irá. Sabes que la gente como nosotros no consigue un 'felices para siempre'.

Con la mandíbula apretada, hizo su camino de regreso al campo de entrenamiento.

—¡Zayn! —La voz de Liam lo sobresaltó.

Zayn parpadeó como un búho cuando fue empujado dentro de la habitación más cercana y los
preocupados ojos de Liam lo miraron.

—¿Qué pasa, Zay...

Zayn le dio un beso desesperado, abrazándolo y aferrándose tan fuerte como pudo.

—Te amo, Te amo, Te amo —susurró entre besos frenéticos antes de enterrar su cara en el hueco del
hombro de Liam.

Los brazos de Liam se apretaron alrededor de él, y Dios, se sentía tan perfecto y correcto, pero dolía.
Dolía.

Durante un largo rato, Liam no dijo nada, simplemente acariciando su cabello.

—¿De qué va esto? —dijo después de un tiempo—. ¿Es sobre Louis?

Zayn se rió, más o menos.

—Sé que no debería escucharlo nunca, pe—pero tengo miedo de que... sé que tiene razón.

—¿Sobre qué?

—Que un día te darás cuenta de que no soy lo suficientemente bueno para ti —murmuró, apenas
audible—. Nadie me ama. No entiendo por qué todavía lo haces.

Liam suspiró y, tomando su barbilla con la mano, obligó a Zayn a mirarlo a los ojos. Sus ojos mieles
se veían divertidos y tiernos a la vez.

—Soy muy consciente de todos los... aspectos menos encantadores de tu personalidad. Te he visto
en tu peor momento. Te he visto ser egoísta, mesquino, vengativo y extremadamente posesivo. Y eso
no hace que te ame menos.

—¿Por qué? —susurró.

—Porque cuando amas a alguien, no lo amas por los rasgos buenos de su personalidad y acciones.
Lo amas, porque lo amas, con todos sus defectos y ridículas inseguridades —Liam sonrió, tocando
los labios de Zayn—. Te amo, cariño. Probablemente más de lo que debería.

Zayn le devolvió la sonrisa y ocultó su sonrisa en el cuello de Liam, abrazándolo con fuerza. Cerró
los ojos, sintiendo al siempre presente temor, finalmente, disiparse, arrastrado por una oleada de
emoción. Louis estaba equivocado. Tal vez él no era bueno, pero era lo suficientemente bueno para
la persona que más importaba. La clave era encontrar a esa persona.

Y, de repente, se sintió muy mal por su hermano. Louis nunca tendría esto, porque no era lo
suficientemente valiente como para desearlo. No era lo suficientemente valiente como para pedirlo.

—Entonces, ¿Qué pasa con Louis? —dijo Liam, como si hubiera leído sus pensamientos—. ¿Está
molesto por Harry?

Haciendo una mueca, Zayn se apartó un poco para mirar a Liam.

—Li, cuando le pregunté si sentía algo por Harry, Louis me golpeó en mi punto más vulnerable y
casi me dejó llorando. Para Louis, eso es prácticamente una declaración de amor.

Una arruga apareció entre las cejas de Liam.

—¿Y ahora qué?

—Nada —dijo Zayn, odiando un poco lo bien que entendía a Louis—. Todo lo que siente, no tiene
importancia, porque odia hacerlo —Tal vez Louis no tuviera un témpano por corazón, pero para él
las emociones eran una debilidad, y el sentido de auto—preservación de Louis no conocía rival.
Zayn se encontró con la mirada preocupada de Liam—. No te preocupes —dijo, enderezando el
cuello de Liam—. Nada pasará. Se quedará alejado de Harry y, finalmente, su corazón se congelará
de nuevo, como en ese cuento —Sonrió ante su propia mala broma, porque Liam no lo hizo.
Suspirando, Zayn acarició sus dedos por el cabello de Liam—. No te preocupes, de verdad. Harry se
casará con Donna, y Louis volverá a ser un bastardo de nuevo... no es que él no siguiera siendo un
bastardo insufrible justo ahora.

Liam no parecía especialmente seguró.

—¿Y si no se mantiene alejado?

—Lo hará —dijo Zayn—. Louis, me dijo una vez que caminaría sobre cualquiera para conseguir lo
que quisiera, pero la cosa es, que si él quiere algo demasiado, se asusta a cagar y corre en la dirección
opuesta —Zayn sonrió con malicia—. Síp, así es como de jodido está. ¿Crees que esté más jodido
que yo?

Sonriendo, Liam le dio un beso en la nariz.

—Poco probable.

Zayn se rió y no lo negó. Podría ser una persona jodida, pero al menos era una muy feliz.

Mientras que Louis se sentaba en el sofá junto al hermano de Harry, en la sala de Harry, mirando la
televisión de Harry y bebiendo la cerveza de Harry, se preguntaba qué carajos estaba haciendo.

Quería agarrarse a patadas a sí mismo, pero sobre todo culpaba a Zayn. Fue culpa de Zayn, por
haberlo sacado tanto de quicio ayer, que cuando Nick Styles lo llamó y le preguntó si podían pasar el
rato, Louis aceptó sin pensarlo. Cuando Nick le había dicho que estaba en casa de Harry, Louis
definitivamente debería haberle dicho que no podían pasar el rato allí. Pero no lo hizo, y ahora aquí
estaba. Idiota.

Para complicar más las cosas, el brazo de Nick estaba sobre el respaldo del sofá, con sus dedos
apenas tocando el hombro de Louis.

Louis no era ingenuo. Podía notar que Nick estaba ya medio atontado por él. Lo único que impedía a
Nick hacer un movimiento sobre él, era probablemente su estado de celebridad. Nick era cauteloso
—Como debía serlo, ya que Louis era supuestamente hétero, dado que todos los futbolistas
supuestamente lo eran— pero Louis sabía que no duraría. No habría conocido demasiado al tipo,
pero podía notar que no estaba en la naturaleza de Nick el ser cauteloso. El tipo era la definición de
imprudente; no parecía tomar nada en serio. También era un ligón desvergonzado.

Louis todavía estaba indeciso sobre qué hacer al respecto. Probablemente debería pretender ser
hétero y desalentarlo con sutileza —Era más seguro de ese modo.

Pero una parte de él —La parte responsable de fomentar su relación—, quería ver la cara de Harry
cuando se diera cuenta de que Louis se estaba tirando a su hermano. Y eso molestaba a Louis. No se
suponía que le preocupara la reacción de Harry. Harry era su ex fisioterapeuta. No era más que un
hombre con el que había tenido una aventura. El tipo que iba a casarse en un mes. Harry no le
gustaba, y el sentimiento era completamente recíproco. A él no le importa un carajo Harry.

No había visto a Harry en ocho días.

Disgustado por la dirección que habían tomado sus pensamientos (de nuevo), Louis trató de
concentrarse en la película que estaban viendo, pero esos idiotas pensamientos se negaban a
desaparecer por completo, zumbando en el fondo de su mente. Qué carajos. En estos días, se sentía
como si tuviera una doble personalidad. Su personalidad 'estúpida' tenía una mente unidireccional.
Su personalidad 'normal' se encogía sobre sí misma cada vez que se sorprendía pensando en las
manos de Harry, en su boca, su calor, sus brazos alrededor suyo, su aroma. La parte sobre el aroma
era la más ridícula. Por amor de Dios, él nunca había notado cómo es que olía la gente —A menos
que olieran mal. Se estaba volviendo loco. Ayer mismo, atacó a uno de los terapeutas del equipo por
masajearlo mal, sólo porque anhelaba las manos de Harry sobre él. Dios, se sentía como una perra
masturbándose a sí mismo. Se estaba convirtiendo en Zayn —peor, en realidad, ya que Zayn por lo
menos se volvía patético por un hombre que daría una mierda por él; Louis no podría decir lo mismo
sobre Harry.

El pulgar de Nick rozó su cuello, trayéndolo de vuelta al presente.

Louis se mordió el labio. Tal vez debería alentar a Nick. ¿Por qué no? El chico era guapo y con
ganas de meterse en sus pantalones, y era poco probable que divulgara algún rumor: no parecía ser
de ese tipo. Y sería bueno para él follarse a alguien que no fuera Harry. Jesús, ni siquiera podía
recordar lo que se siente tener sexo con otra persona. Un mes de tener sexo sin parar con un hombre,
claramente le había jodido la cabeza.

—Tengo curiosidad sobre algo —dijo Nick repentinamente.

Louis volvió la cabeza hacia él.

—¿Sí?

Los ojos de Nick barrieron su cara, buscando algo.

—¿Por qué Harry está enojado contigo?

Louis no tuvo que fingir su sorpresa.

—¿Lo está?
Nick se rió un poco.

—Mordió mi cabeza cuando le pedí tu número. Me sentí de alrededor de dos pulgadas de alto —
Hizo una mueca, aunque sus ojos todavía estaban llenos de diversión—. No me da vergüenza admitir
que Harry me asusta cuando está enojado. Es un reflejo pavloviano. No puedo evitarlo —sonrió—.
De hecho tuve que escabullirme en su habitación para obtener tu número, mientras que él estaba en
la ducha —miró a Louis a través de ojos entornados—. Pero valió totalmente la pena.

Louis le devolvió la sonrisa, sin saber qué decir. El tipo realmente era muy atractivo. En la
penumbra, se veía aún más como...

No, él no iría allí.

El silencio se prolongó. La mano de Nick se dejó caer sobre el cuello de Louis y sus labios estaban
repentinamente mucho más cerca.

Louis se tensó, pero antes de que pudiera decidir qué hacer, se abrió la puerta.

—¿Estamos interrumpiendo algo?

El estómago de Louis cayó a sus pies.

Harry estaba junto a la puerta con su brazo alrededor de una mujer magnífica.

Negándose a encontrarse con los ojos de Harry, Louis centró su mirada en la mujer. Donna.

—Hey, Donna —dijo Nick con pereza, saludando a la vez con la mano que no estaba alrededor del
cuello de Louis— ¿Regresaste?

La mujer —Donna— sonrió. Incluso su sonrisa era preciosa. Ella y Harry realmente hacían una bella
pareja: ambos altos, confiados y llamativos.

—Hola, Nick —dijo antes de mirar hacia Louis. Sus afilados ojos oscuros, sin duda no se perdieron
la mano de Nick en el cuello de Louis. Ella sonrió más ampliamente—. Veo que estás siendo
grosero, como siempre. ¿Vas a presentarme a tu... amigo?

—Este es Louis —dijo Nick con una sonrisa y girando un poco los ojos—. Lou, esta es la pobre
mujer que aceptó casarse con el aburrido de mi hermano.

—Encantado de conocerte —dijo Donna con genuino placer en su voz.

Louis asintió con una sonrisa brillante.

—Igualmente.

—¿Qué haces aquí? —dijo Harry. Su voz sonando un poco extraña.

Louis no veía su salida.

—Tus ojos te están fallando por tu avanzada edad —Nick le dijo a su hermano—. Estamos viendo
una película.

—No estaba hablando contigo —dijo Harry—. Louis.

De mala gana, arrastró su mirada hacia Harry. No estaba preparado para la posesividad que los ojos
de Harry despertaron en él, o la forma en que fue inmediatamente atacado por una repugnante oleada
de emociones y necesidades. Dios, no era justo. ¿Cómo podía un hombre verse tan bien? Las suaves
mejillas de Harry estaban bien afeitadas, llamando la atención sobre su fuerte mandíbula y sus firmes,
sensuales, labios. Labios que había probado. Labios que lo habían probado a él en todos lados.

Los ojos de Harry se desplazaron a la mano de su hermano sobre el cuello de Louis, su cuerpo
emitiendo ira como olas que azotan la costa. Louis casi podía oler la testosterona saliendo de él. Tuvo
que sacudirse el impulso, totalmente ridículo, de empujar a Nick lejos.

Sus miradas chocaron y se bloquearon juntas. Los ojos de Harry estaban ardiendo.

—¿Qué? —logró decir Louis.

—Se te olvidó el DVD que quería que vieras —dijo Harry escuetamente— Ven conmigo —Y se
dirigió hacia arriba, seguro de que Louis lo seguiría. Ugh. Louis casi se había olvidado de sus formas
altaneras.

No iba a ir. No lo haría. Harry ya ni siquiera era su entrenador personal.

Harry se detuvo en lo alto de la escalera y lo inmovilizó con la mirada.

—Ven conmigo. Ahora.

Nick dijo algo, pero Louis apenas pudo oírlo. Se puso de pie y siguió a Harry hacia arriba, enfadado
consigo mismo. No podía creer que estaba haciendo lo que Harry quería, como un—como un perro
moviendo la cola por un hueso.

Increíble.

Harry estaba esperándolo en el segundo piso. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho, la expresión
en su cara positivamente asesina.

—Te dije que te mantuvieras alejado de mis hermanos —Su voz era engañosamente baja y tranquila.

Louis se cruzó de brazos, imitando inconscientemente la postura de Harry.

—¿Y qué? No tienes derecho a decirme qué hacer. No eres nada para mí y yo soy nada para ti.

—Nick es algo para mí.

Louis se echó a reír.

—¿Así que estás preocupado por tu hermano? Qué hermano maravilloso que eres, salvándolo de mis
malvadas garras. No te preocupes, el sexo no mató a nadie todavía.

—¿Sexo?

Louis ladeó la cabeza, sosteniendo su mirada.

—Es mejor que tú, ya sabes. A diferencia de ti, él puede durar en ello por horas.

Harry se le quedó mirando por un momento antes de que sus labios se curvaran hacia arriba.

—¿De veras crees que voy a comprar eso?

—No me importa si lo compras o no —Louis se encogió de hombros—. No me puede importar


menos lo que pienses. Ahora, si me disculpas, Nick está esperándome...
—No vas a dormir con él.

Louis parpadeó lentamente. Luego entrecerró los ojos.

—¿Discúlpame?

Harry parecía irritado, como si ya se lamentara de haberlo dicho. Sin embargo, lo repitió.

—No vas a dormir con él.

Si Louis fuera un personaje de dibujos animados, habría habido vapor saliéndole por las orejas.

—¿No lo haré? —dijo, en voz muy suave.

—No lo harás —dijo Harry.

Louis abrió la boca y la cerró sin emitir sonido.

Entonces, se acercó y ahuecó la mejilla de Harry con su mano.

Harry se puso rígido.

Estaba tan silencioso allí. ¿O era solo porque sus respiraciones sonaban tan fuerte?

Apoyándose en él, Louis rozó sus labios contra la mandíbula bien afeitada de Harry. El cuerpo de
Harry se puso rígido por la tensión. Inhalando superficialmente, Louis arrastró sus temblorosos labios
a través de la barbilla de Harry, sintiendo la respiración entrecortada de Harry, caliente sobre su piel.
Se detuvo cuando sus labios estaban a una pulgada de distancia.

Un latido pasó.

Louis sonrió y susurró:

—Jódete, Harry.

Cuando se apartó, la mirada fulminante que Harry le disparó casi valía la pena por sus rodillas
débiles y su furiosa erección. Casi.

—Tu conmovedora preocupación por tu hermano ha sido debidamente anotada —lanzó antes de
retirarse.

Cuando Louis desapareció de su vista, Harry cerró los ojos, tratando de recomponerse.

Había conseguido mantenerse alejado los últimos ocho días y ahora el mocoso había deshecho todo
el trabajo duro con apenas un toque. Harry hizo una mueca. El hecho de que él supiera exactamente
cuántos días había sido era malditamente ridículo. Tenía treinta años de edad. Un hombre adulto, no
un colegial. No debería haber sido una lucha mantenerse lejos.

Pero lo era.

Solía considerarse a sí mismo un hombre racional, con la cabeza fría. Solía. Había pensado que sería
más fácil cuando Louis ya no estuviera cerca para volverlo loco, pero era en realidad peor. Porque
cuando Louis había estado, al menos podía culpar su debilidad por los ojos bonitos de Louis, y sus
labios, y esa sonrisa enloquecedora. Con el niño fuera de su vista, Harry no tenía ninguna excusa
para pensar en él sin parar, con ganas de verlo, y simplemente quererlo. Se había encontrado
pensando en los labios fruncidos de Louis cada vez que se hizo una paja, y recordando la forma en
que esos ojos aguamarina se ponían vidriosos por la necesidad, cuando Harry se movía dentro de él.

Por el amor de Dios. Habían pasado ocho días. No había visto a Donna en más de un mes, mientras
ella estaba en China y apenas había pensado en ella.

Donna.

Harry suspiró. No estaba a la espera de esa conversación. Por supuesto que no iba a mentirle, pero
siquiera pensar en explicarle esto a Donna le hizo desear que ella no hubiera regresado de China
todavía. Él sabía que ella se había dado cuenta enseguida al volver, en el aeropuerto de que su estado
de ánimo estaba apagado. Ella no le había gritado por eso, pero ella lo había estado observando
cuidadosamente. Ella lo conocía; por supuesto, no había pasado por alto cuán agotado estaba.

Tomando una respiración profunda y mirando hacia abajo para asegurarse de que su excitación no se
notaba, Harry siguió a Louis por las escaleras.

—¿Pasa algo? —Donna murmuró, tocando su brazo. Ella tiró de él hacia la cocina, con el deseo de
hablar con claridad. Se detuvo cuando él no se movió— ¿Harry?

—Vamos a ver la película —dijo, tirando de ella hacia el sofá desocupado.

—¡Oh, vamos! —dijo Nick poniendo los ojos en blanco—. No necesitamos niñeras. Prometemos no
derramar cosas en tu sofá si nos dejan solos —Él movió las cejas con una sonrisa.

Harry apretó los dedos en un puño.

Donna se rió entre dientes.

—No me mires. Culpa a tu hermano.

—Escuchaste eso, ¿Verdad? —dijo Nick, dando a Harry una mirada que decía vete—como—el—
infierno—fuera—de—aquí—y—para—de—cortarme—el—rollo.

Harry optó por fingir que no lo entendía.

—Esta es mi casa —dijo, haciendo su camino al mini—bar para sacar dos botellas de cerveza. Las
abrió y volvió al sofá—. Si no te gustan mis reglas, ve a otro lugar.

—Está bien —dijo Nick lentamente. Nick y Donna compartieron una mirada.

Harry fingió no darse cuenta y le entregó a Donna una de las botellas.

—Entonces, ¿Qué estamos viendo? —preguntó Donna, tratando de romper la tensión repentina en la
habitación. Nick dijo algo y Donna se río y dijo algo a cambio.

Louis no hacía ruido.

Harry tomó asiento junto a Donna, enfocó sus ojos en la pantalla, y trató de relajarse.

—¿Vas a decirme lo que te pasa? —Donna murmuró, manteniendo su voz baja, a pesar de que no
sabía por qué se molestaba: sus voces fueron enmascaradas por el sonido de las explosiones.

—¿De qué estás hablando?


—Estoy hablando del hecho de que estamos viendo una película de acción, y tú odias las películas
de acción, con tu hermano pequeño y su novio, y nosotros podríamos haber estado haciendo algo
mucho más interesante —Sus dedos corrieron por su pecho ligeramente—. Estas tan tenso. ¿Has
follado algo mientras yo estaba fuera?

—Él no es el novio de Nick. Es mi ex paciente.

Donna parpadeó y lo miró con extrañeza.

—Yo sé quién es —dijo después de un momento—. Por supuesto que lo sé. ¿Qué periodista
deportivo que se precie no reconocería a Louis Tomlinson? Pero se ven bastante amistosos para mí.
Míralos.

Harry no quería. Pero él no tenía muchas opciones ahora.

Nick tenía su brazo sobre el respaldo del sofá detrás de la cabeza de Louis, la punta de los dedos
tocando el hombro de Louis.

El agarre de Harry en la botella se tensó.

—¿Harry? —dijo.

El pulgar de Nick estaba a pulgadas de distancia del punto por debajo de la oreja de Louis, el punto
que hacía que Louis se estremeciera y gemir cada vez que Harry rozó sus labios contra ello.

—¿Harry?

¿Nick lo estaba tocando allí?

—¡Harry! —Ella lo pellizcó.

Él volvió su mirada de nuevo a Donna.

—¿Qué?

Ella frunció el ceño antes de mirar a Louis.

—Siento que me estoy perdiendo algo. ¿Qué está pasando?

Harry tomó un gran trago de su cerveza, deseando que fuera algo más fuerte.

—Nada.

—Entonces, ¿Por qué parece que quieres golpear a alguien? —Donna tocó el brazo rígido—. ¿Qué
sucede contigo?

No podía mentirle.

—Me acosté con él.

En su visión periférica, podía ver la boca de Donna abrirse.

—Ah —dijo al fin.

La miró, sorprendido por la molestia en su voz. Ella nunca había reaccionado de esta manera cuando
hablaban de sus aventuras.
Ella sonrió un poco, pero la conocía. Su confesión la hizo sentir incómoda.

Harry frunció el ceño. Donna no era homofóbica. Ella había sabido siempre que Nick era
homosexual y había sido siempre un apoyo para él.

—Estás incómoda —dijo.

No se molestó en negarlo. Ella hizo una mueca, viéndose avergonzada.

—Lo siento. Sabes que yo no soy así, pero —se rió, sacudiendo la cabeza—... maldita sea. Soy una
mujer moderna, de mente abierta. No sé por qué es esto... Dios, esto es una tontería. No soy
intolerante. No lo soy. No debería importar...

—Pero lo hace —Harry dijo en voz baja. En cierto modo, lo entendía. No lo tomaba contra ella. Una
cosa era tener la mente abierta cuando se trataba de otra persona, pero cuando se trataba del hombre
con el que se iba a casar... había ciertos estereotipos poco halagadores sobre los hombres
homosexuales. Todos ellos eran una mierda, en lo que se refería a Harry. Sin embargo, no todo el
mundo compartía ese punto de vista.

—No pienso menos de ti —dijo ella rápidamente—. No hay nada malo en ello. No me importa que
duermas con otras personas, no importa si es un hombre o una mujer. No hay diferencia para mí.

Ella no estaba siendo del todo sincera, pero Harry decidió no decir nada. Ella estaba claramente
incómoda por el simple hecho de que estaba incómoda. Donna siempre se había enorgullecido de
tener la mente abierta, práctica y sin prejuicios. Y si quisiera pretender que pensar en Harry en la
cama con otro hombre no era desagradable para ella, él no iba a discutir.

—Sólo me sorprendiste, supongo —dijo—. Nunca me dijiste que te sentías atraído por los hombres,
también.

—Porque no estoy por lo general atraído los hombres —dijo Harry, frotando su frente—.
Experimenté un poco en la universidad antes de estar juntos, pero no era lo mío. Él es... él es la
excepción.

—¿Por qué?

Apoyando la espalda en el sofá, Harry tomó un sorbo de cerveza y sonrió.

—Tienes ojos. ¿No puedes adivinarlo?

—¡Cojones! —dijo—. Has trabajado con cientos de hombres guapos antes.

Harry se encogió de hombros.

—Él sólo se mete debajo de mi piel —Este era el eufemismo del siglo. Tomó un trago de la botella
—. No importa ahora. Dormí con él. Pasado.

—¿Pasado? ¿Entonces por qué te molesta que tu hermano esté todo sobre él?

— No estoy molesto.

—Correcto —dijo rotundamente—. Si no te conociera, pensaría que estás celoso.

Los músculos de la mandíbula de Harry se tensaron, el calor corriendo a su rostro.

—Nick no sabe con quién está tratando. Louis caminará sobre él.
—Nick tiene veintitrés años y puede cuidar de sí mismo. Nunca te ha importado con quien tiene
sexo.

—No hay sexo —espetó.

Podía sentir sus ojos en él, sondeándole y evaluándole.

—Todavía lo quieres —dijo al fin. No parecía enojada, sorprendida, más bien un poco
desconcertada. Por supuesto que estaba desconcertada: esto no era algo que había pasado antes. Se
encontraban en una relación a largo plazo, a veces ellos se acostaban con otros mientras estaban
separados, y luego regresaban y bromeaban juntos sobre ello: así era como se supone que
funcionaba. Así era como su relación había funcionado durante diez años. La mayoría de la gente no
entendía cómo podían estar bien con una relación no exclusiva, pero funcionaba para ellos.
Funcionaba para ellos, ya que sabían que no había sentimientos involucrados cuando dormían con
otras personas. Sabían que era el final del juego el uno para el otro.

Ninguno de los dos se suponía que se colgara de otra persona. Especialmente cuando su boda estaba
a un mes de distancia.

—Tú todavía lo quieres —repitió más tranquila—. Harry.

Harry puso la botella en el suelo.

—No importa. Es sólo lujuria. Puedo controlarla.

Mentiroso, susurró una voz en el fondo de su mente. Mentiroso, mentiroso, mentiroso.

A este ritmo, Louis iba a tener un trastorno de personalidad múltiple.

Trató muy duro hacer caso omiso de la pareja en el otro sofá. Intentó duramente concentrarse en la
película y el chico caliente sentado a su lado. No funcionó. En cambio, no pudo evitar pensar en la
noche tranquila sólo hace una semana cuando él había sido el acurrucado contra Harry mientras
veían la película juntos. Había una sensación horrible en la boca de su estómago que simplemente no
se iba. Él quería perforar algo. Él quería estar en cualquier lugar menos aquí. Quería empujar a
Donna del sofá, disfrutar del confort de Harry, y presionar el pie descalzo contra el muslo de Harry.
Quería oír Harry decir algo sardónico mientras la mano de Harry le acariciaba el pie. Él quería...

Louis cortó el hilo de sus pensamientos, furioso consigo mismo.

Su mirada se desvió hacia el otro sofá. Harry y su novia ya no estaban hablando. Ambos parecían
sumidos en sus pensamientos.

Sus ojos se detuvieron en Harry. Se humedeció los labios. Ellos extrañaban a Harry. El deseo era tan
intenso, su boca casi dolía por ello. Jesús, ¿Qué estaba mal con él?. Ya era bastante malo que se
perdió el sexo; ansiar los besos de Harry sólo lo hicieron un idiota. Había terminado con Harry.
Nunca debería haber follado con él en primer lugar. Tomado, los hombres heterosexuales tenían —
mala idea—, escrito por todos lados. No importaba que Harry estaba todavía técnicamente en una
relación abierta; pronto iba a ser sólo de ella.

El diamante en el dedo de Donna reflejaba la luz. Louis miró hacia otro lado, curvando sus propios
dedos.

—¿Quieres salir? —Nick dijo de repente. Su mano cayó sobre el hombro de Louis de nuevo.
—Podemos hacer algo más interesante.

Antes de que pudiera decidir qué decir, la puerta principal se abrió de nuevo.

—Hey, ¡Mira esto! ¿Por qué no estábamos invitados a la Noche de en familia?

Los recién llegados eran dos chicos cerca de la edad de Louis. Louis reconoció al tipo que había
hablado. Era hermano de Harry, Ryan, muy guapo, con el pelo oscuro y ojos verdes.

—¿Qué quieres decir? —dijo el otro, dándole un codazo con una sonrisa—. Que yo sepa mi apellido
no es Styles.

Devolviéndole la sonrisa, Ryan tiró de él en una llave de cabeza —Aw, ¡Vamos, Grayson! Ya sabes
que amas ser miembro honorario de nuestra familia.

Louis se quedó inmóvil. Apenas podía oír sus bromas con Nick. Se quedó mirando al chico que
Ryan había llamado Grayson.

Grayson era un apellido común.

Era un apellido muy común. Londres era enorme. Las probabilidades eran ridículas.

Pero era posible.

El tipo era de la edad y el rubio correcto.

Cuando el hombre se paseó más cerca, sonriendo y intercambiando chistes con los hermanos Styles,
Louis inhaló tembloroso. Los ojos del chico eran como los suyos.

—Este idiota torpe derramó el café en mi ordenador portátil, así que queríamos agarrar el viejo hasta
que lo arreglo —dijo Ryan.

Nick se rió entre dientes.

—Ustedes dos son más gay que yo. 'Nosotros,' ¿eh?

—¿Qué puedo decir? —Sonriendo, Ryan pasó un brazo alrededor de los hombros de Grayson—.
Está loco por mí. Lo siento por él, así que le dejo acompañarnos —Sonrió a Grayson y le dio un
sonoro beso, descuidado en la mejilla—. ¿Correcto, Jamie?

Louis tragó, cualquier duda que ahora había se había ido. Jamie. James. James Grayson. Su
hermano.

—No me llames así —dijo James con una mueca de dolor antes de reírse—. Si papá te oye llamarme
Jamie, él...

—Me dará la mirada de la fatalidad, lo sé —Ryan sonrió—. No soy exactamente la persona favorita
de su señoría en el mundo.

El estómago de Louis se apretó. Se quedó mirándolos, tratando de conciliar este chico sonriente,
atractivo con el chico feo, quejumbroso al que recordaba.

Casi se río cuando se dio cuenta de por qué no podía. Hace tantos años, su mente infantil había
convertido a su hermano en un pequeño monstruo que James no era. Debido a que era más fácil
odiar algo malo y repulsivo. De esa manera, era más fácil pretender que Louis era mejor.
Bueno, era obvio que no lo era.

Mientras observaba James reírse y bromear con los hermanos Styles, viéndose como en casa, Louis
sintió las náuseas en la garganta. Él nunca podría ser amigable con tan poco esfuerzo. Nunca podría
ser tan fácil de llevar y de buen carácter. En última instancia, James parecía ser el tipo que Louis
pretendía ser. Probablemente había cierta ironía allí. En algún lado.

Cuando James dijo algo que hizo que incluso Harry sonriera —Harry que nunca le había sonreído
así— el estómago de Louis se retorció en nudos duros, dolorosos. Una ola de deja vu lo golpeó con
fuerza y él era un niño de cinco años de edad, de nuevo, mirando la puerta cerrada que lo separaba
de ser el chico que nunca podría ser.

Con sensación de mareo, Louis se puso de pie y murmuró— Tengo que irme —No le importaba si
los otros le habían oído o notado.

Harry levantó los ojos a Louis cuando de repente se dirigió a la puerta.

—Hey, ¿A dónde vas? —dijo Nick, poniéndose de pie y siguiéndole. Él agarró el hombro de Louis.

Pestañeando, Louis lo fulminó con la mirada.

—¡Déjame solo!

Nick se tambaleó hacia atrás, lleno de choque en su cara. Por supuesto que estaba sorprendido. Nick
no conocía a Louis como Harry lo conocía. Nick nunca había visto a Louis tener un berrinche.

Excepto que esta no era una simple rabieta. Los ojos de Louis se veían atormentados, y por un
momento parecía muy frágil antes de que él se diera la vuelta y saliera de la casa.

Un silencio de asombro descendió sobre la sala. Nick se trasladó a seguir Louis.

—No —dijo Harry bruscamente—. Voy a hablar con él.

Nick echó un vistazo a la puerta principal.

—Pero...

Harry ya estaba en movimiento, haciendo caso omiso de las miradas que sus hermanos y Donna le
estaban dando. Una vez fuera, se dirigió hacia Louis, que caminaba hacia su coche poco a poco,
como un anciano. Un destello de inquietud se apoderó de Harry. ¿Louis tenía lesionada la ingle de
nuevo?

—¡Louis!

Louis no dio ningún signo exterior de que lo había oído.

Con el ceño fruncido, Harry lo alcanzó y le dio la vuelta. El medio esperaba que Louis lo atacara
como lo hizo con Nick, pero en cambio se quedó mirando a Harry con el mismo aspecto
atormentado en sus ojos antes de decir en un tono hostil— ¿Por qué estás aquí? Nick te ha enviado a
lidiar con el loco?

—Nadie me ha enviado —dijo Harry, buscando en el rostro de Louis alguna pista. Su voz se suavizó
—. ¿Qué es, mocoso?
Algo en la expresión de Louis se hizo añicos. Lo siguiente que supo es que tenía la cara de Louis en
el hueco de su cuello y los brazos de Louis alrededor de él, abrazándolo como a un salvavidas. Harry
hubiera estado menos sobresaltado si hubiera visto a un elefante en su patio trasero. Se quedó quieto,
todos sus sentidos agredidos por la proximidad de Louis.

—Louis...

—Cállate —susurró Louis—. Cállate, cállate, cállate.

—Está bien —dijo Harry, sus manos retorciéndose en los costados. Por último, cedió a su deseo y
envolvió sus brazos alrededor de Louis, acercándolo más.

Un pequeño ruido peculiar salió de la garganta de Louis.

—Te odio —dijo en su cuello—. Más fuerte.

Cristo. ¿Qué le pasaba?

Harry apretó su abrazo, cerrando los ojos. ¿Cómo es posible que alguien tan espinoso sé sintiera tan
bien en sus brazos? Apretando los dientes con molestia —consigo mismo más que con Louis—
enterró su rostro en el cabello de Louis. Inhalaba con avidez, tratando de dar sentido a sus emociones
en conflicto. Protección. Disgusto por la facilidad con la que Louis se metió en su piel y le entraron
ganas de hacer lo que quería Louis. Posesividad. Y querer. Tanto querer. Él quería probar al
muchacho, tocarlo, estar dentro de él. Poseerlo.

Louis murmuró repentinamente, sonando avergonzado.

—Si mencionas esto a alguien...

—¿Qué te dije sobre las amenazas innecesarias? —Harry presionó su nariz detrás de la oreja de
Louis e inhaló profundamente. El aroma de Louis le estaba haciendo cosas, todas ellas incómodas
por varias razones —Tú no tienes que amenazarme. Lo sé: eres malo, sin corazón y duro.

—Lo soy —dijo Louis a la defensiva, a pesar de que no mostró ninguna inclinación de alejarse de
los brazos de Harry—. No te burles de mí —Él echó un vistazo por encima del hombro de Harry—.
Nick nos está mirando. Déjame ir antes de que llegue a alguna idea.

Harry lo intentó, pero su cuerpo no obedeció a ninguna señal de su cerebro. Se sentía como si sus
brazos pesaran una tonelada; se negaron a moverse. La imagen de su hermano tocando a Louis antes
pasó por su mente, y su intestino se arrugó en una bola dura, helada. Sus brazos se apretaron.

—¿Harry? —dijo Louis.

Harry volvió la cabeza y la tiró por encima del hombro.

—Ve dentro.

—Me alegra ver que no soy el único al que mandas —dijo Louis con una sonrisa en su voz.

—¿Se ha ido? —preguntó Harry, deslizando sus manos para descansar sobre la baja espalda de
Louis, justo por encima de la curva de su culo. Se sentía como la cosa más natural del mundo. Sus
manos se ajustaban perfectamente allí. Louis encajaba perfectamente en sus brazos.

—Uh huh —dijo Louis, prácticamente fundiéndose en él—. ¿Harry?

—¿Mmm?
—Tú todavía estás en una relación abierta, ¿Verdad?

Harry chupó una respiración.

—Sí.

Siguió un largo silencio.

Louis salió de los brazos de Harry y retrocedió. Sus pómulos estaban un poco enrojecidos, pero
aparte de eso se parecía a su estado normal de nuevo. Ya no parecía tan agitado. Harry todavía
quería saber qué le había molestado.

Louis se pasó una mano por detrás de su cuello.

—Entonces, ven esta noche. Sólo esta noche. Si tú quieres —Se mordió el labio y apartó la vista, ya
que parecía que lamentaba decir eso—. Está bien, adiós —Se dirigió a su coche rápidamente y entró.
El motor rugió y él se había ido.

Harry se detuvo después de que el coche hubiera desaparecido.

Ven esta noche. Sólo esta noche. Si tú quieres.

Las palabras resonaron a través de su cuerpo, enviando olas casi dolorosas de necesidad a través de
él. La tentación estaba más allá de lo que había experimentado nunca.

Sacudiendo la cabeza, Harry se dirigió hacia el interior.

Cuando entró en la casa, Harry se detuvo cuando cuatro pares de ojos lo miraron.

—Entonces, ¿Qué fue eso? —preguntó Ryan—. No fue así como me lo imaginaba.

—No es asunto nuestro —dijo James.

—En realidad, no estoy de acuerdo —dijo Ryan—. Él salió corriendo cuando llegamos, así que en
cierto modo me lo tomo como algo personal.

—James tiene razón —dijo Harry—. No es asunto nuestro, Ryan.

—¿Pero es el tuyo? —Nick intervino.

¿Había celos en la voz de Nick? Joder, qué desastre.

Harry quería a su hermano, a todos sus hermanos, pero esto era algo que tenía que cortar de raíz.

—No es el tuyo —dijo Harry, mirando hacia abajo a Nick, que ya no era tan fácil como solía ser
ahora que eran casi de la misma altura. Nick ya no era el chico que lo había adorado y lo seguido
como un perrito, era un hombre, y Harry no se engañaba a sí mismo pensando que en este momento
Nick lo veía como su hermano mayor. Nick se acercó más.

—Whoa, ¿Qué demonios? —dijo Ryan, saltando entre ellos—. ¿Qué está pasando?

—Harry, una palabra —dijo Donna de pronto.

Harry apartó la mirada de Nick sólo después de que Nick bajó la mirada.

—Harry —dijo Donna de nuevo.


De mala gana, él la siguió hasta la cocina y cerró la puerta.

Ella cruzó los brazos sobre el pecho y lo observó con calma por un momento antes de decir:

—Has mentido.

Él frunció el ceño.

—¿Qué?

—Has dicho que era sólo lujuria y que podías controlarlo. Cuando él se molestó, no te comportabas
como un hombre lujurioso, Harry. Te has comportado como un novio preocupado.

Harry desvió la mirada.

—No lo hice.

—¿De verdad? Deberías haber visto tu cara cuando le dijiste a Nick que debía quedarse quieto.
Estaba claro que pensabas que tenías el derecho de hacer frente a la situación a pesar de que era la
cita de Nick.

—No era la cita de Nick —dijo Harry con irritación.

Donna se rió entre dientes.

—¿Ves? Odias incluso la sugerencia de que él fuera de otra persona —Cuando él se mantuvo en
silencio, una sonrisa sin sentido del humor apareció en su rostro—. Sabes, yo siempre pensé que eras
como yo: que eras demasiado práctico y racional para sentir emociones como los celos tontos. Pero,
al parecer, solo hizo falta la persona adecuada para despertar tu lado primitivo.

Harry ni siquiera podía formar las palabras de negación que se elevaban en su garganta. Pensó en lo
que probablemente parecía. Él se comportó como un hombre celoso alrededor de Louis. Porque
estaba celoso. Él lo estaba. No tenía sentido negarlo.

—¿A dónde vas con esto? —dijo en voz baja.

Se mordió el labio.

—Quiero que mi marido sea mío. No me refiero al sexo ya sabes que no me importa mucho al
respecto, siempre y cuando tengamos un entendimiento. Me refiero a un compromiso emocional.
¿Puede decir honestamente que si nos casamos, no babearas, lo desearás y te pondrás celoso por el
novio de tu hermano?

—¿Si? —dijo Harry.

Ella se encogió de hombros.

—Si, cuando, no sé. Después de lo que he visto, no estoy segura de que esto es lo que quieres, lo
que yo quiero.

Harry se le quedó mirando.

—Hemos estado juntos durante diez años. Nos vamos a casar en un mes. Las invitaciones se han
enviado. No te voy a dejar en el altar.

—Sé que no lo harás —dijo—. Eres demasiado responsable para eso. Pero eso no es suficiente.
Necesito más.

—Te conozco, Donna —dijo Harry, dando un paso más cerca de ella y tocando su mejilla. Él no se
dejó engañar por su tono calmado. No importaba lo que dijo, sabía que ella estaría muy dolida y
avergonzada si él rompía el compromiso tan cerca de la boda—. Sería humillante para ti si
cancelamos la boda ahora.

—Prefiero estar mortificada por unos pocos días a casarme con un hombre que está loco por alguien
más.

Harry desvió la mirada de nuevo.

—No lo estoy...

—Para —dijo, poniendo una mano en sus labios—. Para y piensa. Te voy a dar una semana para
averiguarlo. Cuando, y si nos casamos, yo quiero que sea por las razones correctas, no porque te
sientes responsable y culpable y toda esa mierda. Merezco algo mejor. Y lo haces, también. Así que
averigua qué, y a quién, realmente quieres. Espero que sea yo, pero si no es así, no será el fin del
mundo para mí. Soy una mujer autosuficiente y no necesito un hombre para ser feliz —Ella sonrió
sin mucha alegría—. No voy a mentir: No estoy diciendo que no estoy enojada o molesta, lo estoy,
estoy enojada como el infierno, pero no voy a estar enfadada contigo para siempre, en cualquier
caso. Eso sí, no me mientas o a ti mismo. Habíamos sido amigos mucho antes de convertirnos en
amantes y nada va a cambiar eso.

La besó en la sien.

—Eres increíble, ya lo sabes, ¿Verdad?

—Lo sé —dijo ella, con tono muy ligero—. Soy lo mejor que te ha pasado. Harías bien en recordar
eso.

Mientras la observaba también, le gustaría poder borrar los últimos meses y convencerla de que ella
era la única con la que quería estar.

No podía hacerlo ahora. Él tenía que convencerse primero.

Ven esta noche. Sólo esta noche. Si tu quieres.

Harry cerró los ojos.

No había venido. Por supuesto que no.

Louis se quedó mirando las sombras que bailaban en la pared del fondo. La sensación de opresión en
el pecho era sólo mortificación. Lo era. Excepto que nunca había sido tan bueno mintiéndose a sí
mismo. Él sabía lo que era este sentimiento y el conocimiento le hizo sentirse mortificado.

Louis se dio la vuelta, golpeó su almohada un par de veces, y quitó las sábanas. Él cerró los ojos.
Tenía un partido mañana, su primer partido en meses. Tenía que dormir. Tenía que olvidarse de lo
tonto que había hecho de sí mismo y dormir. Pero así como él había esperado, el sueño no vendría.

Tomó mucho tiempo, pero finalmente, sucumbió a su agotamiento emocional y se quedó fuera.
Soñaba con los labios de Harry besando su cuello. Que su barba raspaba su piel. Los labios de Harry
eran amables. Casi reverentes. Se arrastraron hasta el cuello de Louis a su oreja y mordió
gentilmente.

—Deberías haberme hecho devolverte la maldita llave.

Los ojos de Louis se abrieron. No estaba soñando. Podía sentir el cálido aliento de Harry en su oreja.
Podría olerlo.

Temblando, Louis giró sobre su espalda y trató de distinguir el rostro de Harry en la oscuridad. No
pudo.

El silencio cayó sobre el cuarto oscuro, su respiración irregular el único sonido que se oía, y Louis
estaba literalmente temblando. Quería alcanzar y tocarlo. Malamente.

—Louis —Harry soltó un suspiro un tanto inestable, dejando que su cuerpo cayera encima de él.

Louis dejó escapar un suave gemido. Si era honesto, echo de menos esto tanto como el sexo: la
sensación del cuerpo de Harry, pesado y perfecto sobre él, cortándole del resto del mundo y
haciéndole difícil en concentrarse en nada más que él. El peso era un poco demasiado y era difícil
respirar, y era perfecto. Antes de darse cuenta de lo que hacía, Louis tenía sus piernas alrededor de
Harry.

Harry dejó caer su cara en el hueco del cuello de Louis. Respira hondo.

—Estás desnudo —dijo entre dientes—. ¿Por qué estás desnudo, maldición?

—¿Por qué no? —Louis susurró, cerrando los ojos mientras Harry chupó un cardenal en el cuello.

—No estoy aquí para esto —dijo Harry, dándole otra marca.

Haciendo caso omiso de sus palabras, Louis tiró de la camisa de Harry y corrió sus manos sobre la
extensión de la amplia espalda de Harry.

—Te quiero. Te quiero dentro de mí.

Harry tomó una respiración entrecortada.

—No estoy aquí para esto —lo intentó de nuevo, sonando aún más poco convincente—.
Necesitamos hablar.

Louis no quería hablar. Él sabía lo que Harry iba a decir. Él no necesitaba oírlo. No era más que un
pequeño secreto sucio, algo vergonzoso, algo para tener en la oscuridad antes de que Harry
cabalgara hacia el atardecer con su novia. Harry estaba aquí porque no podía evitarlo, no porque
quisiera estar aquí. Si Harry realmente hubiera querido estar aquí, no se resistiría a venir hasta que
fuera la mitad de la noche. Louis no tenía delirios. Él era lo suficientemente bueno para un polvo,
pero no era lo suficientemente bueno para... para cualquier otra cosa.

—Vamos —murmuró, haciendo girar sus caderas un poco y pasando los dedos por el cabello de
Harry—. Sé que quieres. Puedes tenerme. Una vez más.

Un gruñido salió de la garganta de Harry y luego Harry estaba besándolo y Louis le devolvió el
beso, ambos gimiendo, codiciosos y desesperados. Echaba de menos esto, extrañaba esto, Dios,
extrañaba esto y lo echaba de menos. Tan jodidamente mucho.

—Tu boca debería ser jodidamente ilegal —Harry dijo con voz áspera, chupando y mordisqueando
el labio inferior de Louis.
Louis no dijo nada; que no podía. Su mente se sentía como el algodón, todos sus sentidos se
centraron en su boca, y la boca de Harry, todo lo que podía hacer era absorber los besos y los toques
de Harry. Apenas se dio cuenta que Harry se desnudó, pero sin duda se dio cuenta cuando sus
cuerpos desnudos de apretaron firmemente, piel con piel. Él gimió cuando los labios entreabiertos de
Harry arrastraron deliciosamente sobre su pecho, cerrándose en su pezón y chupándolo. Cuando
Harry soltó el pezón de su boca con un pop y trazó un camino con sus labios hasta el ombligo de
Louis, Louis gimió y empujó la cabeza de Harry abajo. Harry omitió su pene dolorido, arrastrando la
lengua entre los muslos de Louis. Levantando las caderas de Louis, Harry comenzó a lamer su
agujero, reduciendo de forma rápida a Louis a un tembloroso, gimoteante lío. Jadeante, Louis se
empujó contra la lengua, necesitando más. Harry agarró su cadera fuertemente y hundió su lengua
más profunda, emitiendo un gemido que vibraba contra la carne tierna. Dios. Dios. Louis no podía
pensar, sacudido por los temblores que rodaban a través de su cuerpo con cada golpe de la lengua de
Harry. Sus muslos temblaban, su espalda se arqueaba, y la fiebre del rugido de placer golpeando a
través de sus venas era lo único que podía escuchar durante mucho tiempo. Apenas podía registrar a
Harry preparándolo y estirándolo a toda prisa, tan ido que era. Él sólo quería.

Cuando Harry llevó sus dedos y la lengua fuera, Louis se quejó. Movió sus caderas y hundió los
dedos en las nalgas musculosas de Harry. Un gemido fue arrancado de su garganta cuando el pene
de Harry se arrastró deliciosamente contra el borde de su agujero.

—Harry, vamos.

—Sí, sólo dame un... —dijo Harry y empujó dentro de él, sus fuertes manos acariciando los muslos
de Louis y manteniéndolos bien separados. Harry se movió muy lentamente, su cuerpo
estremeciéndose por encima de él y tenso como el infierno—... ¿Estás bien? —dijo cuando tocó
fondo.

Louis se quedó mirando el techo oscuro, sus ojos llorosos.

—Perfecto —De inmediato lamentó decir eso, pero todavía sonaba menos vergonzoso que sus
pensamientos necesitados.

Harry comenzó a moverse y Louis cerró los ojos. Su cabeza se desplomó sobre la almohada, su
espalda arqueada en la cama mientras Harry cogió rápidamente velocidad, la mano de Harry se
extendió sobre su lado y la otra corrió por su pierna. Louis no pudo evitar dejar salir una cadena
entera de medias palabras y maldiciones juntas, cuando Harry chasqueó sus caderas contra él con
una intensidad que mostró que quería también jodidamente mal esto.

Él no iba a durar. Se puso Harry más cerca de él, el calor corriendo a través de sus venas, las llamas
lamiendo su carne, y el dolor construyéndose con cada empuje del pene de Harry, llenándolo tan
perfectamente, como si estuviera hecho para él, que era todo tipo de ridículo, porque los penes no
estaban destinados a ser puesto dentro de otro hombre. Pero en este momento, sólo por un poco
tiempo, el pene de Harry era suyo, Harry era suyo, sólo suyo, suyo, suyo, suyo...

Él se vino con un gemido doloroso que era tan fuerte que se sorprendió a sí mismo, sus uñas
clavándose en espalda de Harry mientras su cuerpo se tensó con olas de placer que se extendió a
través de él, como nada que hubiera sentido alguna vez.

Harry no paró de moverse, sus embestidas volviéndose más ásperas, los dedos agarrando lo muslos
de Louis duro, más duro...

—Sí, eso es todo —murmuró Harry, sonando absolutamente destrozado—. Se siente tan bien, tan
perfecto, quiero correrme en tu... —Se estremeció y se acercó con un gemido ahogado.
Y, la cara de Louis se retorció mientras Harry bombeaba en él, deleitándose con ello demasiado, era
la semilla de Harry llenándolo, caliente y cremosa, en sus lugares más profundos. Dios, esto estaba
tan jodido.

Cuando Harry comenzó a besar su cara suavemente, besándolo por todas partes, Louis no podía
joder con él nunca más. Él simplemente no podía.

No confiaba en que su voz no se rompiera. Esto no había sido un buen día para él y se sentía... frágil.
Débil y patético y más necesitado que nunca.

—¿Louis? —La nota de preocupación en la voz de Harry le recordaba a la forma en que Harry le
había sostenido y consolado esa misma tarde. De repente, una ráfaga de puro odio quemó a través de
él. ¿Por qué Harry había hecho eso? ¿Por qué estaba aquí en absoluto? ¿Por qué estaba Harry
besándolo de esa manera? Como si le importaba. Como si Louis significaba algo para él. Algo
precioso.

—Vete —Louis dijo ásperamente— Tienes que irte —Pasaron unos segundos en silencio.

Harry se acercó a la lámpara de noche.

—No —Louis espetó. No quería la luz. Él no confiaba en su cara, incluso menos de lo que confiaba
en su voz. La oscuridad era perfecta para esto. No quería ver a Harry. No quería que Harry lo viera
hasta que hubiera logrado recomponerse.

—Vete —susurró Louis.

Podía sentir los ojos de Harry en él.

—¿Irme? ¿Quieres decir...?

—Sabes lo que quiero decir —dijo Louis. Sal de mi vida. Silencio.

Por fin, Harry se retiró y salió de él.

Louis tragó, con sensación de vacío en más de un sentido. Se puso las sábanas hasta la barbilla y se
quedó sin ver en la oscuridad, luchando contra el impulso de decir algo mordaz e hiriente. Harry lo
conocía y podría ver a través de él. Iban por caminos separados en la vida y era probable que nunca
se vieran otra vez, pero no quería decir que Louis quería que Harry lo recordara como ese chico
patético que sé volvió un poco demasiado pegajoso después de un mes de sexo.

El roce de la ropa se detuvo, y una pesadez extraña se instaló en el pecho de Louis. El silencio se
prolongó, llegando a ser insoportable.

Louis cerró los ojos y susurró de nuevo.

—Vete —Antes de hacer el tonto y rogar que dejes a tu prometida por mí.

Sintió más cuando escuchó a Harry irse.

Cuando Louis encendió la lámpara de noche, lo primero que vio fue la llave en la mesita de noche.
El metal brillante brillaba en la penumbra.

Él cerró los dedos alrededor de ella antes de tirarla a través de la habitación. Algo estalló y se rompió
y se acordó de lo que Lydia le había dicho hace un tiempo.

Espero que algún día te enamores. Y esa persona te pondrá de rodillas.


Una rasgada, risa inestable arrancó de él. Se río y río y río hasta que no quedó nada en él.

La casa estaba a oscuras y en silencio cuando Harry entró. Cerró la puerta, encendió la luz, y se fue
directamente al mini—bar. Agarró una botella de whisky y tomó un trago.

—¿Bebiendo solo por la noche?

Harry se tensó ante el sonido de la voz de Nick.

—Es tarde —dijo de manera cortante— Ve a dormir.

—Soy un poco demasiado viejo para tener una hora de acostarme.

Harry tomó un trago de whisky.

—Son las tres de la mañana, estoy hecho polvo, y no estoy en un buen estado de ánimo, Nick.

—Puedo ver eso —dijo Nick, su tono muy seco—. No has tenido un buen estado de ánimo en toda
la noche. Desde entonces...

—¿Dónde están Ryan y James? —dijo Harry. Cuando él había dejado la casa un poco después de la
medianoche, habían estado allí todavía.

—Muy sutil —dijo Nick—. Sin embargo, en caso de que realmente te importa, están arriba,
durmiendo como bebés: por extraño que parezca, no juntos. Por lo tanto, sobre...

Harry salió de la habitación.

Pero Nick, siendo Nick, no consiguió la indirecta y le siguió a la terraza.

Sin hacerle caso, Harry tragó su whisky y se dejó caer en el chaiselounge. Cerró los ojos y se
concentró en el sonido del viento que soplaba a través de los árboles.

—Sabes, al principio me molestó —dijo Nick—. Por supuesto que estaba cabreado. No recuerdo la
última vez que mi ego ha tenido un duro golpe por el estilo. Es bastante fastidioso cuando el chico
caliente cpn el que has coqueteado toda la noche dice a la mierda y luego se vuelve sentimental con
mi hermano.

Harry abrió los ojos.

—Olvídate de él —dijo rotundamente.

Nick encendió un cigarrillo.

—Si no lo supiera mejor, podría creer que tienes algún interés personal —Dio una calada y exhaló
—. Sabes, algunas personas dicen que la homosexualidad es genética. Yo solía pensar que estaban
mal, quiero decir, yo pensaba que era el único en la familia, pero tal vez están en lo cierto. Aunque,
quién sabe, tal vez eres recto —Se río—. Sí que es lo suficientemente caliente como para tentar a un
monje. Sin embargo, parece que tiene un infierno de actitud que está al acecho detrás de su cara
bonita, pero es un poco caliente. Los más locos, los malintencionados suelen ser fantásticos en la
cama. Él es probablemente como un gato salvaje, todos silbidos y garras...

Harry apretó los dientes.


—Nunca lo averiguarás, por una mierda deja de hablar de ello, cabrón.

Podía sentir la mirada curiosa de Nick en él.

—Nunca te he visto salirte de quicio cuando otros hombres le coquetearon a Donna —dijo Nick,
tomando otra calada a su cigarrillo—. Sé que han estado siempre juntos, pero para ser honesto, a
veces pensé que no podía ser ella si no volvía tu sangre caliente. Es decir, yo estoy a favor de las
relaciones abiertas, pero —Él soltó una risa—... todavía somos hombres de las cavernas en el fondo
cuando se trata de nuestra mierda. Es un instinto biológico.

—Nick —dijo Harry uniformemente—. Ve a la cama.

Nick suspiró.

—No me gusta cuando usas esa voz en mí. Está bien, te voy a dejar empollar —Nick se trasladó a la
puerta, pero se detuvo—. No puedo decir que me sentí muy fraternal esta noche, pero... eres mi
hermano —Su voz se volvió ronca y un poco incómoda—. Te amo y siempre te he admirado, lo
sabes. Siempre has hecho lo correcto por nosotros. Pero a veces hacer lo correcto, no te hará feliz.
No cometas un error. Haz lo que se sienta bien por una vez, no lo que creas que es correcto —Nick
apagó el cigarrillo y entró.

Harry se quedó mirando el cielo turbio. ¿Hacer lo que se siente bien?

Pensó en sonrisa confiada de Donna, la forma en que encajaba en su familia sin problemas, la forma
en que todo era fácil y sin esfuerzo con ella. Donna era su amiga desde hace veinte años. Ella había
sido parte de su vida durante tanto tiempo que no podía imaginarse sin ella.

Luego sus pensamientos se dirigieron a los ojos de color azul—verde precioso y la boca con el ceño
fruncido, y una oleada de frustración removió su estómago, anhelo barrieron a través de él. Nada era
fácil y sin esfuerzo con Louis. Decir que Louis tenía problemas era no decir nada. También estaba la
cuestión de Louis siendo una celebridad en el armario, que presentó un conjunto diferente de
problemas.

Por todos los cargos, Donna era la elección correcta y Louis era la elección equivocada.

Y ni siquiera estaba seguro de si Louis era una opción en absoluto. No sabía lo que Louis quería de
él, si es que siquiera quería algo. Louis sin duda había dejado claro que quería a Harry fuera de su
vida.

Harry mordió el interior de la mejilla con fuerza al recordar la voz de Louis cuando le dijo a Harry
que se fuera. Podía oír la ira y el odio en la voz de Louis. Pero también podía escuchar el miedo, el
dolor y la vulnerabilidad, y casi había sido la ruina de Harry. Había querido besar todo el dolor lejos,
dispuesto a todo para que fuera mejor, y eso le asustó lo suficiente como para salir. Joder, era peor
que todas aquellas personas que Louis tenía comiendo de su mano. Ellos no conocían al verdadero
Louis; él no tenía esa excusa. El mero hecho de que estaba incluso considerando la posibilidad de
dejar a su novia de mucho tiempo, prácticamente en el altar, por un individuo que no le dio ninguna
indicación de que sus sentimientos eran correspondidos era pura locura. Si Louis le había dado un
indicio de que quería que fueran más que jode—amigos, habría sido más fácil.

Harry soltó una risa áspera. ¿A quién quería engañar? Si hubiera sabido con certeza que Louis tenía
sentimientos por él, no habría ninguna opción en absoluto. Si él era irracional y atontado, mientras
Louis lo mantuvo a la distancia de un brazo, no tenía delirios ¿Qué pasaría si Louis admitía que
quería ser suyo?
Suyo.

Una ola de anhelo rodó a través de él y Harry maldijo entre dientes. Cristo. ¿Cuándo se había
convertido en esta cosa tan jodidamente profunda?

¿Esta cosa? La voz de Louis se burló de él en su cabeza. Deja de ser tan marica. Ponle un
nombre. Harry cerró los ojos, tratando de ignorar la voz, pero sin éxito.

Prefiero estar mortificada por unos pocos días a casarme con un hombre que está loco por alguien
más. Cuando, y si nos casamos, quiero que sea por las razones correctas, no porque te sientes
responsable y culpable y toda esa mierda. Averigua qué y a quién deseas, Harry.

Harry bebió el resto del whisky.

Iba a ser una larga noche.

—Te ves como una mierda —dijo Ryan, mirando hacia arriba desde el sándwich que estaba
haciendo—. ¿Mala noche?

Harry abrió la nevera y se sirvió un vaso de zumo de naranja. Él lo bebió de una sola vez, se sentó en
la mesa, y dejó caer la cabeza golpeando en sus manos.

—Lo tomo como un sí —dijo Ryan con una sonrisa, poniendo una taza de café frente a él—.
¿Cuántas veces tenemos que tener esta conversación? Estás envenenando tu cuerpo.

A veces Harry realmente odiaba a sus hermanos. Todos ellos se habían vuelto descarados como el
infierno.

—Ryan —Harry entre dientes—. Cállate.

Una risa llegó desde la puerta, haciéndole hacer una mueca de dolor.

—Me encanta la mirada de niño que pones cada vez que Harry utiliza esa voz —dijo James,
paseando en la habitación y dejándose caer en la silla junto a Ryan. Agarró el sándwich que Ryan
había hecho y comenzó a comer.

—Eso era mío —dijo Ryan.

—Sí, ¿Y qué? —dijo James con una mirada arrogante.

Poniendo los ojos, Ryan comenzó a hacer otro sándwich.

—No eres tu padre, no puedes tomarlo. Me ves como una herramienta. Como siempre.

James le dio un golpe flojo en el pecho. Ryan se rió y tiró de él en una llave de cabeza.

—Fuera de mi casa, niños —dijo Harry, frotándose las sienes— Vuestra alegría es nauseabunda.

—Sabes que nos amas —dijo James con una sonrisa, el brazo de Ryan todavía alrededor de su
cuello.

Harry parpadeó adormilado y tuvo una reacción tardía. ¿Por qué no había notado antes que los ojos
de James eran iguales a los de Louis?
Pero, de nuevo, por lo general no tenía el hábito de notar los ojos de los hombres. Debido a la tez
pálida y el pelo de James, el efecto no era tan sorprendente, y los ojos de James estaban
desprevenidos, pero eran exactamente como los de Louis: un color distinto único y ligeramente
exótico. Por supuesto que podría ser una coincidencia, pero junto con el mini—colapso de Louis
después de que Ryan y James llegaran...

Arrugando la frente, Harry pensó en lo poco que sabía de la familia de Louis. Todo el mundo sabía
que Louis provenía de una familia pobre y que su madre murió cuando él tenía cinco o seis. Su
padre...

Harry frunció el ceño al recordar lo que Louis le había dicho de su padre. Él estaba casado —y muy
posiblemente tenía hijos—. También era un conde. Un conde.

Harry miró a James. El padre del niño era un conde, también, que por lo general era una fuente
inagotable de chistes para Ryan. Aunque parecía poco probable que el padre de posición elevada de
James podría tener algo en común con la madre de Louis, cosas más extrañas sucedieron,
especialmente si Louis había heredado la exquisita apariencia de su madre. No había ya muchos
condes ricos, prepotentes en Inglaterra.

—¿Te pareces a tu padre? —preguntó Harry. A pesar de que había visto al Conde de Lytton un par
de veces en la televisión, era un muy prominente político, Harry ciertamente no había prestado
atención a los ojos del hombre. Todo lo que recordaba era la confianza rayando en la arrogancia.

James le dio una mirada de asombro.

—¿Qué? No en realidad no. Bueno, mis ojos son como los suyos, pero todos los Grayson tienen los
ojos Grayson, por lo que en realidad no cuenta —Se río—. Mi papá dice que es debido a que la línea
de sangre Grayson es tan superior, que los ojos Grayson siempre se reproducen naturalmente.

Haciendo una mueca, Ryan dijo:

—Sus ojos me recuerdan a los azulejos en los vestuarios de piscinas.

—Al menos los míos no son del color de un sapo —James le dio un codazo.

—Estás celoso de tus ojos no son tan bonitos como los míos.

—Sí, claro.

Harry desconectó, mirando su taza. Louis sabía que él era el hijo del Conde de Lytton. A juzgar por
su reacción, sabía que James era su hermano, el hijo que su padre no había rechazado. El hijo que
tenía todos los privilegios y una amorosa familia a medida que crecía.

Harry desvió su mirada de nuevo a James. Lo vio sonreír y reír con Ryan, tan despreocupado y feliz.
James tenía innumerables amigos. Había sido un miembro no oficial de la familia Styles desde que él
y Ryan se habían convertido en amigos cuando niños. James tenía padres amorosos que lo adoraban
en cada momento y le daban todo lo que quería. James era un maldito vizconde.

Harry pensó en el niño que nunca tuvo nada de eso. Que había sido rechazado por uno de los padres
cuando más lo necesitaba. Quién no sabía cómo conectar con la gente. Que no tenía una única
persona que realmente podría llamar amigo. Que pretendía ser algo que no era sólo para ser querido.
Quién no sabía cómo expresar cualquier emoción positiva. Quien nunca conoció el amor y,
probablemente, no sabía cómo pedirlo.

Quien nunca lo pidió. Mierda.


Los labios de Harry se convirtieron en una línea. Había tantas cosas que tenían mucho sentido ahora.
A veces había sospechado que Louis en realidad tenía una baja autoestima, pero hasta ahora no se
había dado cuenta del alcance de la misma. En el fondo, Louis siempre esperaba ser rechazado a
favor de otra persona, sin importar lo confiado y arrogante podría parecer. Detrás de todas las
paredes que había levantado, el niño tenía muy baja autoestima. Louis nunca confesaría sus
sentimientos en primer lugar, si es que los tenía.

Ahora la pregunta era: ¿Estaba dispuesto a romper su compromiso por una cosa tan incierta?

Harry se puso de pie y salió de la cocina. Sacó su teléfono del bolsillo, encontró el contacto que
quería, y presiono llamar.

—Tenemos que hablar —dijo.

Louis se situó en el centro del campo, a la espera de que el juego comience. Miró a su alrededor,
tomando todo: el ruido de la multitud, el aspecto familiar de la determinación en las caras de sus
compañeros de equipo, los flashes de las cámaras por todas partes. Intentó construir la emoción que
solía sentir, pero era inútil cuando se sentía absolutamente terrible. Sus ojos todavía se sentían como
papel de lija después de la noche en vela, y podía sentir la corriente de náuseas de una jaqueca en
aumento en las sienes.

Los aplausos de la multitud resonaron a través de su cuerpo cansado. Le tomó un momento darse
cuenta de que estaban cantando su nombre. Su sonrisa tensa se volvió genuina y Louis aplaudió,
dando las gracias a los aficionados y provocando una nueva ola de:

—¡Louis! ¡Louis! ¡Louis!

Por fin, el silbato fue soplado y el partido comenzó.

Durante un tiempo, todo estaba bien. Su ingle no le molestaba en absoluto, y su dolor de cabeza
retrocedió, dejándole disfrutar del juego.

Nada le preparó para lo que sucedió veinte minutos después en el juego.

Más tarde, todo el mundo decía que fue sólo una cuestión de estar en el lugar equivocado en el
momento equivocado. Los futbolistas tienen sus piernas pateadas al menos un par de veces cada
partido; no era nada inusual o particularmente peligroso. Pero cuando Louis se precipitó después de
que su equipo ganó una esquina y dos jugadores lo abordaron, un dolor debilitante como ningún otro
tiró en la pierna izquierda, haciéndole casi desvanecerse cuando la pierna dejó de funcionar.

Respiró a través del dolor y el mareo y enfocó sus ojos en su pierna. La bilis subió a su garganta
cuando vio que el hueso perforaba la piel y su pierna estaba doblada de manera poco natural debajo
de la rodilla en varios lugares. Había sangre. Montones y montones de sangre. Tanta sangre.

Sólo era vagamente consciente de los otros jugadores gritando a los médicos que corrieran a su lado.
Vio el rostro sombrío de Liam, pero no necesitaba mirar a la cara de Liam para saber que esto era
malo. Había sido herido muchas veces antes, pero nunca de esta manera.

Con los ojos húmedos de dolor, Louis miró al cielo mientras fue llevado fuera de la cancha en una
camilla. Los aficionados le aplaudieron.

Louis cerró los ojos. En algún lugar profundo de sus entrañas, sabía que lo estaban aplaudiendo por
última vez. Ni siquiera podía decir que estaba sorprendido. Las cosas buenas nunca duraban. No
para él.

Él casi se alegró cuando el dolor se hizo demasiado y perdió el conocimiento.

Cuando abrió los ojos la siguiente vez, él estaba en una habitación de hospital prístina y tenía un yeso
en la pierna izquierda. La ausencia de dolor le sorprendió antes de que él se diera cuenta de que era
probable que fuera por los analgésicos.

—¿Cómo te sientes?

Louis volvió la cabeza y se encontró a Liam allí de pie.

—Sólo dime lo malo que es.

Liam miró a Zayn, que estaba entrando por la puerta, antes de mirar de nuevo Louis.

—Tienes una fractura múltiple de tibia y peroné en la pierna izquierda. Se realizó una cirugía, pero...

—Pero nunca me voy a recuperar —dijo Louis.

—Lo harás —dijo Liam con firmeza—. Vas a tener el completo funcionamiento de la pierna de
vuelta. Sólo...

—Mi carrera ha terminado.

Un largo silencio.

Louis casi se rió. Era algo divertido que hubiera pasado los últimos meses trabajando para estar en
forma para el Mundial sólo para obtener una lesión que acabara con su carrera en el primer juego
después de su recuperación.

—Hay una posibilidad de que seas capaz de jugar de nuevo —dijo Liam.

Louis sonrió.

—Seguro que la hay. Pero incluso si lo hago, nunca voy a ser tan bueno como solía ser. ¿Verdad? —
Liam frunció los labios brevemente

—Decir nunca, no es una buena idea. Cada caso es diferente. He sabido de un jugador que fue capaz
de regresar después de un año de terapia física intensa y no experimenta ningún problema. Pero en tu
caso... es difícil de decir. Tu pierna estaba rota en múltiples lugares, y la lesión es extremadamente
inestable debido a muchos fragmentos de hueso y grandes grados de desplazamiento. Hay una gran
cantidad importante de daño en los músculos, tendones y ligamentos circundantes. Podrás volver a
caminar muy pronto, pero es difícil decir qué tan bien sanará la pierna. Jugar al fútbol profesional
después de una lesión de este tipo sería siempre un riesgo, sin importar lo bien que te recuperes.

—Sí —dijo Louis—. Incluso si me recupero, seré un bien dañado. Mi contrato con el Chelsea está
terminando. ¿Quién querría un jugador tan propenso a las lesiones? Yo tenía tres lesiones de la ingle
en la mitad de un año y ahora tengo una lesión que amenaza mi carrera en el primer juego después de
mi recuperación y estaré fuera por al menos un año. Ningún Club superior tomaría el riesgo
conmigo. Yo nunca estaría de acuerdo con jugar en un club de mitad de la tabla.

Podía ver que Liam estuvo de acuerdo con él en privado, pero en voz alta Liam dijo:

—En cualquier caso, no es algo de que tengas que preocuparte por ahora. Necesitas descansar. Zayn,
vamos a irnos.
—Dame un minuto —dijo Zayn, tocando la muñeca de Liam.

Liam le lanzó una mirada severa—. No molestes a mi paciente —Zayn sonrió un poco.

—Sin promesas. Vete.

Al cerrar la puerta detrás de Liam, Zayn se dio la vuelta y miró a Louis.

—Sí, puedes presumir ahora —dijo Louis con cansancio, cerrando los ojos—. Estoy seguro de que
piensas que no es nada que no merezco.

—Me gustaría poder regodearme. Estoy seguro de que lo harías si nuestros lugares se invirtieran.

Louis se echó a reír.

—¿Estás diciendo que realmente te importa una mierda sobre mí? Estoy conmovido, Zayn.

—¡Uf! —Zayn dejó escapar un ruido frustrado—. ¿Por qué eres siempre tan difícil?

—Carretera y manta y deja de molestarme. ¿No ves que estoy ocupado?

— Bien. Te dejo con tu autocompasión.

Louis abrió los ojos y lo miró.

—Todo bien. Habla.

—Deja de ser tan desertor —dijo Zayn en voz baja, un pequeño surco entre las cejas—. Sí, es una
mierda, pero podría haber sido peor. Como, que podrías haberte dañado la columna vertebral y
podrías haber quedado paralizado. Confía en mí, es una mierda mucho peor. Cuando me lesioné, los
médicos dijeron que nunca podría caminar de nuevo, mucho menos jugar al fútbol. Pero nunca me di
por vencido y aquí estoy.

—Sí, eres más fuerte y mejor que yo. No hay nada nuevo aquí. Ahora lárgate de aquí —Para su
absoluta mortificación, su voz se volvió sospechosamente espesa, y Louis miró más duro a su
adoptivo hermano.

Frunciendo los labios, Zayn se fue, murmurando algo en voz baja. Cuando la puerta se cerró detrás
de él, Louis cerró los ojos.

Fue fácil para Zayn decirlo. Cuando Zayn había sido lesionado, tuvo a Liam para sostener su mano y
abrazarlo. Louis no tenía a nadie. No es que necesitara a nadie.

Louis enterró su cara en la almohada. Olía a desinfectante de hospital.

Si sus ojos estaban húmedos, bueno, su pierna se rompió en pedazos y su carrera había terminado.
Era tan buena excusa como cualquier otra.

El problema con visitar a las estrellas del fútbol en los hospitales era el hecho de que era
prácticamente imposible. Ya no era el fisioterapeuta de Louis, ni era pariente.

Harry echó un vistazo alrededor del vestíbulo del hospital y trató al número de Liam de nuevo, y de
nuevo consiguió su buzón de voz.
—¿Harry?

Miró hacia arriba, el alivio lo recorrió cuando vio a Zayn.

—¿Cómo está?

Zayn le dio una mirada extraña.

—¿Estás aquí por Louis?

¿Era tan difícil de creer?

—Sí —dijo Harry, un poco más difícil de lo que había previsto. No estaba seguro de cuánto Zayn
sabía, de todos modos.

—¿Él está bien?

Zayn hizo una mueca.

—Es tan capullo y difícil como es habitual. Pero... bueno, tú probablemente has visto la lesión, ¿no?

Harry asintió bruscamente. Por supuesto que lo hizo. No lo había visto en directo por televisión,
había estado dejando el lugar de Donna en ese momento, pero lo miró después de que Nick le
hubiera llamado, sonando asustado.

—Se veía espantosa —dijo más o menos. Como fisioterapeuta, había visto varias heridas terribles,
pero ver la pierna de Louis rota en varios lugares, con los huesos sobresaliendo y sangre por todas
partes, le puso enfermo y furioso, sin poder hacer nada.

—Parecía peor en persona —dijo Zann, haciendo una mueca—. Un par de nuestros jugadores
realmente vomitaron. He visto piernas rotas antes, pero esto es otra cosa. La FA ha descalificado a
esos tarados.

—Bueno —Harry tomó una respiración profunda y aflojó el puño— ¿Como está él?

Zayn se encogió de hombros.

—Liam dice que la cirugía salió bien, pero Louis necesitará extensa fisioterapia. Él va a caminar de
nuevo muy pronto, pero en cuanto a cómo irá su carrera profesional—Se encogió de hombros otra
vez.

Harry no podía decir que estaba sorprendido. Tan pronto como él había visto el alcance de la lesión
de Louis, ya conocía las consecuencias de la misma.

—Quiero verlo. ¿Puedes conseguir que entre?

Inclinando la cabeza hacia un lado, Zayn lo estudió.

—¿Por qué? Creo que está bastante molesto.

—No quiero ser grosero, Zayn, pero ¿Desde cuándo te importa una mierda sobre él?

—No lo hago —dijo Zayn inmediatamente, ruborizado—. Realmente no lo hago.

Harry sacudió la cabeza. Los hermanos Tomlinson tenían una relación de lo más extraña.
—Los dos tienen problemas.

Zayn le dio una sonrisa torcida.

—No voy a discutir con eso. Pero al menos yo no estoy constipado emocionalmente como él.

Harry no iba a discutir con eso.

—Tengo que hablar con él, Zayn.

—No estoy seguro de si hablar con él ahora es una buena idea. Me dijo que lo dejara solo.

—Sin ofender, pero no soy tú.

—Eso es —Zayn cruzó los brazos sobre el pecho—. ¿Pero qué es lo que quieres con él?

Harry casi sonrió. A pesar de todos los alegatos de Zayn de que no se preocupaba por su hermano en
absoluto, dio la impresión contraria.

—Le diré a Louis lo que quiero con él. Después de que me metas en el interior.

Zayn lo miró por un momento antes de asentir y haciéndole señas para que lo siguiera.

—Vamos —En la planta VIP, Zayn se detuvo delante de la puerta y se volvió a Harry—. Si haces
que me arrepienta, vas a...

—Eres lindo cuando intentas amenazar a la gente como Louis hace. —dijo Harry con una sonrisa
antes de dejarla caer y mirar a los ojos de Zayn—. Tal vez en realidad debes decirle que te importa.
Tú eres lo más parecido que tiene a una familia.

Zayn hizo una mueca y dijo de mala gana.

—Voy a pensar en ello —Al abrir la puerta, Harry entró en la habitación y la cerró en silencio.

Sus ojos se centraron en la figura de la cama. Su mirada se deslizó sobre el yeso en la pierna de
Louis antes de parar en la nuca de Louis. Louis tenía la cara hundida en la almohada, sus dedos
apretando la almohada tan fuerte que sus nudillos estaban blancos. El nudo de preocupación que
había establecido su residencia permanente en el estómago de Harry desde que se enteró de la lesión
se retorció más apretado cuando una ola de proteccionismo posesivo surgió a través de él.

Harry se acercó en silencio a la cama y se quedó en la parte posterior de la cabeza de Louis. A pesar
de sus palabras a Zayn, no estaba tan seguro de que Louis querría verlo. Había hecho un montón de
suposiciones acerca de Louis. No podía estar seguro de que no había imaginado lo que no estaba allí.
Por mucho que le doliera admitirlo, no podía confiar en sí mismo cuando se trataba de Louis: él no
era razonable en torno a él, comportándose como un hombre poseído, que sólo quiere tenerlo en
todas las formas posibles. La verdad era que quería que Louis lo quisiera. Quería que Louis lo
necesitara. No había nada racional o práctico al respecto. Louis era problemas. Louis era una
complicación que no necesitaba en su vida. Y, sin embargo, quería al mocoso en sus brazos, todo
suyo para maldecirlo, besarlo, regañarlo, joderlo y adorarlo, con toda su actitud espinosa. Era
irracional como el infierno. Y por eso no podía confiar en sí mismo para interpretar los sentimientos
de Louis correctamente.

Harry levantó la mano y rozó las largas y oscuras pestañas de la mejilla de Louis. Estaban húmedas.
Pestañeando, Louis volvió la cabeza y lo miró sin parpadear. Su nariz estaba roja, sus labios estaban
agrietados, y sus ojos estaban rojos y húmedos. No había nada bonito en él en este momento. Harry
quería besarlo.

Y así lo hizo.

Se inclinó y se ajustó a sus labios. Un pequeño suave gemido escapó de la boca de Louis.
Enterrando sus dedos en el cabello de Louis, Harry le dio un beso profundo, chupando y masticando
esos labios de felpa. Dulce misericordia. No podía tener suficiente de esta boca. Las manos de Louis
rodeando su cuello, rastrillado por el pelo y tirando de él más cerca, esos pequeños suspiros y
gemidos yendo directamente al pene de Harry y su corazón. Cristo, ¿Cómo demonios había
conseguido caer tan profundo, tan rápido?

De repente, Louis apartó la boca y lo miró.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Besándote —dijo Harry, besando una comisura de su boca y luego la otra.

Los labios de Louis se separaron antes de que golpeara a Harry en la cabeza y lo empujara.

—¡Deja de hacer eso! —Las cejas de Louis se juntaron con recelo—. ¿Qué haces aquí? —Sus ojos
se estrecharon—. ¿Sientes lástima por mí?

Harry río.

—Dios no lo quiera. ¿Quién en su sano juicio podría sentir lástima por ti?

La mirada sospechosa no desapareció del rostro de Louis, aunque sus hombros se relajaron un poco.

—¿Entonces, por qué estás aquí?

Harry se sentó en la cama.

—¿No se me permite estar preocupado por mi ex paciente? El sufrir una lesión en tu primer juego no
hace exactamente que me vea con una buena luz —Él lo había dicho como una broma, pero al
instante se arrepintió cuando Louis bajó la mirada. Harry acarició la parte interior de la muñeca de
Louis y Louis levantó sus ojos de nuevo—. Quería asegurarme de que estabas bien —dijo Harry más
o menos.

Louis sonrió. La sonrisa no alcanzó sus ojos.

—Nunca voy a jugar al fútbol. Pero por lo demás estoy de color de rosa. Te puedes ir ahora —Él
sacó su mano de Harry y se enroscó en su lado.

—Puedes jugar de nuevo...

—No —dijo Louis—. No quiero mentiras reconfortantes. No de ti.

Harry miró al yeso.

—No voy a mentir —dijo—. He tenido pacientes con lesiones menos graves en piernas rotas que las
tuyas que no pudieron regresar con éxito a los deportes profesionales. He tenido pacientes que
hicieron remontadas con éxito y fueron tan buenos como nuevos —miró a Louis a los ojos—. Pero
puedes jugar al fútbol de nuevo, seguro. Incluso si no profesionalmente, puedes...

—Si no puedo jugar profesionalmente, no tiene sentido —dijo Louis, con los ojos relucientes. Él
sonrió—. Me llamaste narcisista una vez y tenías razón. Los fans son importantes para mí. Cuando
cantan mi nombre, me insta hacia adelante, es... se siente tan... especial. Me siento... —se detuvo,
con una expresión melancólica en su rostro.

—¿Amado? —dijo Harry en voz baja.

La mandíbula de Louis se apretó.

—Tú amas sentirte amado —dijo Harry. Eso no era una pregunta, y con cada momento que Louis no
lo negó, Harry estaba cada vez más seguro de que él tenía razón—. Es por eso que piensas que tienes
que jugar profesionalmente para sentir de nuevo.

Louis desvió la mirada.

Tomando la barbilla de Louis con los dedos, Harry echó la cara hacia arriba, lo que le obligó a
mirarlo a los ojos.

—Tú no necesitas el fútbol para eso.

Louis lo miró sin parpadear, como si él no entendía de lo que estaba hablando de Harry.

Por fin, sus ojos se abrieron. Se ruborizó, frunció el ceño, y luego desvió la mirada antes de lanzar
una mirada a Harry de nuevo. Si hubiera sido otra persona, Harry habría pensado que Louis era
tímido.

Louis le dio una mirada mordaz.

—¿Dónde está tu prometida?

—No tengo una prometida —dijo Harry—. Ya no es así

Louis pareció dejar de respirar. Solo lo miró

—¿Por qué? —dijo al fin.

—Hablamos —dijo Harry cortante. La conversación había sido la más difícil de su vida. Él sabía que
él y Donna estaría bien finalmente, habían sido amigos mucho más tiempo que amantes, y su amistad
no podía ser destruida fácilmente, pero en este momento no era exactamente la persona favorita de
Donna en el mundo—. Decidimos que sería inútil casarnos si quiero estar con alguien más. Ella se
merece algo mejor. Los dos lo hacemos.

Louis estaba parpadeando rápidamente, buscando cualquier cosa menos a él.

—¿Sólo así? —Antes de que pudiera decir nada Harry, Louis le lanzó una mirada hostil—. ¿Por qué
me estás diciendo esto? ¿Qué tiene que ver conmigo?

Harry sintió una oleada de afecto abrumadora mezclada con tristeza. Nadie debe permanecer tan
guardado con la edad de Louis.

—Tú lo sabes —dijo suavemente. Sosteniendo la mirada de Louis, Harry llevó su mano al lado de la
de Louis, la palma hacia arriba. Louis miró la mano como si fuera una serpiente venenosa.

—Yo—yo no lo entiendo.

—Tú lo haces. Vamos —Sonrió Harry—. ¿Dónde está mi confiado mocoso, arrogante?

Lentamente, muy lentamente, Louis movió su mano hasta que sus dedos se cerraron juntos.
El ceño fruncido de Louis se profundizó.

—Te voy a matar si esto es una broma —se quejó, su voz un poco inestable.

Harry se rió entre dientes.

—Esto debe ser realmente amor, porque no hay ninguna otra razón para que encuentre tu malicia
constante adorable.

Louis lo fulminó con la mirada, y Harry finalmente cedió a la tentación de besar esa boca fruncida de
nuevo. Unos minutos más tarde, cuando se separaron, Louis tenía un aspecto suave de haber sido
minuciosamente besado en el rostro. Él era tan malditamente precioso que Harry sólo tenía que
besarlo de nuevo. Y otra vez. Joder, esto era ridículo.

—Espera —Louis dijo de repente, un poco jadeante—. ¿Estás diciendo en realidad que, como que,
me amas?

Tropezó un poco en la palabra —amor— y miró a Harry con recelo. Cristo.

Harry rozó la mejilla enrojecida de Louis con el pulgar.

—Eres un pequeño pedazo de mierda —murmuró, arrastrando besos en la mandíbula de Louis—.


Me vuelves loco en el buen sentido y de una mala manera. Pero sí, estoy bastante seguro de que te
amo. No tengo idea de cómo sucedió, pero lo hago.

La mano de Louis apretó su mano casi dolorosamente. Él enterró su cara en el hombro de Harry y
murmuró unas palabras.

El corazón de Harry salto mortal en su garganta.

—¿Qué fue eso? —dijo con ironía, a pesar de que le había oído perfectamente.

Louis le dio un puñetazo en el hombro.

—Dije que te odio.

Harry ocultó su sonrisa en el cabello de Louis e inhaló profundamente. Dios. Esperaba que estos
sentimientos se volvieran un poco menos intensos con el tiempo. Sentir tanto era malo para un
hombre racional de treinta años de edad.

—Yo también te odio —dijo Harry, envolviendo sus brazos alrededor de Louis. Volvió a pensar en
su primer encuentro. Si alguien en ese entonces le hubiera dicho que llegaría a estar tan
completamente embrutecido con ese niño dentro de los próximos meses, él habría pensado que
estaba loco.

Louis suspiró, deslizando sus brazos alrededor de Harry, también.

—Nunca vas a deshacerte de mí.

—Estoy bastante de acuerdo con eso.

Louis clavó los dedos en su espalda.

—Y no soy Donna. Nada de mierda de relación abierta. No comparto.

—Yo tampoco. —Harry acarició el punto detrás de la oreja de Louis. Mordió el lóbulo de Louis—.
Si coqueteas con Nick de nuevo, no voy a ser responsable de las consecuencias.

Louis se retiró un poco y sonrió, mirándolo desde debajo de sus pestañas.

—¿Oh si? ¿Qué vas a hacer conmigo?

El pulso de Harry se disparó. Su pene se movió. Sus manos se movieron. Louis le dio una mirada
que todo lo sabe.

—Tú, pequeño —Harry río—... tan pronto como pueda arreglar tu pierna, lo veremos.

—Creo que sus servicios fueron reservados con meses de antelación o algo así —dijo Louis,
ladeando la cabeza—. ¿No tienes otros pacientes muy importantes?

Louis podría estar tomándole el pelo, pero el tono de Harry era completamente serio cuando él
respondió:

—Tú no eres mi paciente. Eres mío y voy a cuidar de ti.

La sonrisa de Louis desapareció y simplemente miró a Harry durante un largo momento. A


continuación, una pequeña sonrisa tiró de los labios de Louis antes de transformarse en una sonrisa
brillante, hermosa, sus ojos de color aguamarina brillando con calor, y el aliento de Harry quedó
atrapado en su garganta. Mierda. Lo tenía tan mal.

—Eres hermoso —dijo Harry con voz ronca. Él no estaba hablando acerca de la apariencia de Louis.
Louis se le quedó mirando con los ojos abiertos antes de sacudir la cabeza un poco.

—Lo eres —dijo Harry—. Todo está en tus ojos.

Sonrojándose y mirando generalmente incómodo, Louis sacudió la cabeza de nuevo. Harry se rió
entre dientes.

—No discutas conmigo. Siempre estoy en lo correcto.

Louis puso los ojos.

—Culo. No estoy seguro de que quiero un culo tan mandón como mi fisio de nuevo.

Harry le dio un beso corto, que se convirtió en uno muy largo, porque Jesús, esa boca le volvía loco.

Cuando finalmente se separaron en busca de aire, Harry le miró. Louis estaba sonrojado hasta el
cuello de la bata de hospital y los ojos medio cerrados, las pupilas amplias y sólo el anillo más
pequeño de color azul. Y esa boca, regordeta con marcas de sangre y dientes, roja y húmeda e
hinchada... Jodido infierno. Obtener el control, Styles.

Harry se aclaró la garganta y sonrió.

—¿Quién dice que tú tienes una opción, cara de muñeca?

Los ojos de Louis se estrecharon y Harry tuvo un gran espectáculo, debido a que un cabreado Louis
era un espectáculo para la vista.

—Uf, te odio tanto Louis entre besos— Tanto.

Harry rió y lo besó en la nariz.


—Eres adorable.

Louis le dio un golpe en la cabeza.


épilogue.

JUST A BIT WRONG.


EPÍLOGO.

Cuatro meses después.

—¿Alguna vez vas a decirle que eres su hermano?

Louis miró hacia el otro lado de la piscina, a Ryan y James, antes de cerrar los ojos y acurrucarse
más profundo en un lado de Harry. El diván era demasiado pequeño para ambos, pero Louis estaba
perfectamente bien con ello. El sol brillaba, los pájaros cantaban, y tenía al cuerpo semidesnudo de
Harry contra el suyo: todo estaba bien en el mundo. No estaba de humor para hablar o pensar sobre
James o sobre el padre de James.

—Nop —murmuró, presionando la nariz contra el brazo de Harry—. ¿Por qué debería hacerlo? Lo
único que tenemos en común es al tipo que puso su polla dentro de nuestras madres y no usó un
condón.

Unos dedos empezaron a acariciar su cabello. Louis se apoyó en el toque, aún algo sorprendido en
parte por lo poco que le importaba ser vistos por otras personas. Solía romper a sudar frío cada vez
que imaginaba a alguien viéndolo con otro hombre. Ahora no le importaba una mierda —Una de las
ventajas de estar fuera de la atención pública. Ya no era una estrella del fútbol. Tal vez, nunca lo
sería otra vez. Aunque Harry continuaba diciendo que su completa recuperación era probable, Louis
realmente no creía que jamás volvería al fútbol. Su pierna se sentía mejor cada día, y la mayor parte
del tiempo su lesión no le molestaba demasiado, pero ya no tenía la misma confianza en su pierna.
Dudaba de que jamás lo haría —Al menos no lo suficiente como para jugar al fútbol
profesionalmente—. Y la cosa era... que siquiera estaba seguro de querer hacerlo. Incluso pensar en
pretender nuevamente ser alguien que no era y estar ocultando constantemente su relación con Harry
estresaba a Louis. Sería casi imposible, de todos modos. Ocultar una relación homosexual resultaba
más fácil para Liam y Zayn, porque realmente trabajaban en el mismo club de fútbol, y tenían
motivos relacionados al trabajo para ser vistos juntos.

No ayudaba el que prácticamente vivía con Harry hoy en día. Louis aún no estaba seguro de cómo
había sucedido eso. No se había mudado oficialmente, sino que fue haciéndolo lentamente: su cepillo
de dientes, su pijama favorito, su tablet, una cosa a la vez. Un día, simplemente se dio cuenta de que
tenía un montón de sus mierdas en la habitación de Harry y que no había regresado a su casa por una
semana.

—¿Estoy viviendo contigo? —Louis había preguntado, viendo su marca favorita de café en la cocina
de Harry.

Harry simplemente rió, rozó sus labios contra el cuello de Louis y dijo, con la voz todavía áspera por
el sueño.

—Buen día.

Fue nauseabundamente doméstico —Y embarazoso—. Louis se alegró de no tener amigos para


burlarse de él. Zayn ya era lo suficientemente malo. El gilipollas se echaba a reír cada vez que veía a
Louis en la casa de Harry —Lo que era demasiado a menudo, ya que, a diferencia de él, Harry tenía
amigos y Liam y Zayn estaban entre ellos.
—Tal vez James amaría tener un hermano —dijo Harry, devolviéndolo al presente.

Louis resopló.

—Ni siquiera le agrado.

—No puedo imaginarme por qué —dijo Harry—. Eres tan bueno con él.

Louis abrió los ojos y dedicó a Harry una mirada inocente.

—Ey, ahora que no tengo una asistente personal, tengo que conseguir mi diversión en donde pueda.

Harry sacudió la cabeza con desaprobación, pero sus ojos reflejaban diversión y calidez. Louis
reprimió una repentina sonrisa. Ugh. Odiaba esta cosa.

—De todos modos —dijo Louis, arrastrando ligeramente sus dedos por el pecho de Harry, hasta que
descansaron justo debajo de la cintura de sus shorts—. Me gustaría que no estuviera tanto alrededor.
Su tonta cara me molesta.

—Es un buen chico —dijo Harry—. Y él y Ryan son algo así como un paquete de 2 por 1, por lo
que tienes que aguantarlo.

Louis hizo una mueca.

—Por cierto, ¿Qué pasa con eso? ¿Están follando?

—Saca tu cabeza del pozo. Sólo son amigos. Ryan es hétero.

Louis levantó las cejas.

—Supuestamente tú también eras hétero, pero eso no te impidió meter tu polla en mi cuerpo a diario.

Harry pellizcó el trasero de Louis.

—No es tu cuerpo. Es mío.

Louis no se impresionó en lo más mínimo. Él frunció el ceño, pero antes de que pudiera decir nada,
Harry le echó la cara hacia arriba y le dio un beso breve.

—Esta es mi boca, también —dijo Harry con una sonrisa exasperante.

—Que te jodan —dijo Louis antes de agarrar el pelo de Harry y tirar de él para un profundo beso.
Harry gimió, su mano acariciando la espalda de Louis hasta ahuecar sus nalgas, hiper—confiado y
posesivo como de costumbre.

Alguien aulló:

—¡Mis virginales ojos!

Louis separó sus labios y miró a Ryan, que estaba sonriéndoles desde la piscina.

—Piérdete, Ryan. Y llévate a tu oxigenada sombra contigo.

—Ya te lo dije: soy rubio natural —dijo James con una mirada de resignación.

—Él lo es —le dijo Ryan a Louis, pasando un brazo alrededor de su amigo—. Vamos, Jamie,
pruébaselo al niño de Harry —enganchó un dedo en la cinturilla de los shorts de James—.
Quítatelos, muéstrale.

—Eres tan gay —dijo Louis—. Y no soy el niño de Harry.

—Lo dice el tipo que gime el nombre de mi hermano todas las noches —Ryan sonrió y dijo en una
horrible imitación de la voz de Louis—. Oh sí, Harry, más duro...

Louis agarró una lata de Red Bull y se la arrojó a la cabeza, pasando muy cerca cuando Ryan la
esquivó.

—¡No sueno así!

Harry —El traidor— se estaba riendo.

—Lo haces un poquito.

—Te odio —Louis se quejó antes de volverse a Ryan—. Incluso si lo hago, ustedes dos son todavía
más gays.

Ryan suspiró, viéndose serio por una vez.

—Está bien, se está pasando de moda. Hay una cosa así llamada amistad, ya sabes. Quiero decir, me
encanta este tipo por algún motivo —sonrió cuando James le dio un codazo—. Pero incluso pensar
en él de esa forma me asquea —hizo una mueca—. Sería algo así como follarse a un hermano.

—Sip —dijo James—. Igual que follarse a un gemelo. Asqueroso. Quiero decir, ¿lo has visto
desnudo?

Sonriendo, Ryan le dio a James un beso terriblemente ruidoso en la mejilla.

—Soy sexy y tú lo sabes, cariño.

James rodó los ojos e hizo una mueca de disgusto. Él no estaba alejándose, sin embargo. Louis
movió las cejas.

—¿Igual que follarse a un gemelo? ¿Nunca han oído hablar de twincest(9)?

(9. Relaciones incestuosas entre gemelos)

—Eres una persona horrible —dijo Ryan pareciendo molesto.

—Sí —estuvo de acuerdo James.

—Lo es —dijo Harry con una carcajada.

Louis le dio un codazo en las costillas. ¡Se suponía que Harry estaba de su lado!

—Pero es mi persona horrible —dijo Harry, dejando caer un beso en la cabeza de Louis.

Louis ocultó el rostro en el hombro de Harry.

—Te estás poniendo tonto.

—Aww —Ryan y James aullaron al unísono.

—¡Mírenlo! —bromeó Ryan—. Está ruborizado.


—Vete a la mierda —murmuró Louis—. No lo estoy.

—Sip, ruborizado —dijo James con una sonrisa—. Está totalmente derretido por ti, Harry.

Louis se removió. Todavía estaba lejos de sentirse cómodo hablando de sentimientos en público.

—Muy bien, ya es suficiente —dijo Harry, un dejo acerado asomando en su voz cuando él,
probablemente, sintió la vergüenza e incomodidad de Louis. Su brazo alrededor de Louis se apretó
—. Déjenlo en paz.

Louis sonrió, con una calidez difundiendose en su pecho, envolviéndolo y quedándose en torno a su
corazón —Siendo aún una sensación novedosa, pero ya muy familiar. Harry seguía siendo un
capullo y lo desquiciaba la mitad del tiempo, pero él lo tenía. Harry sabía cuándo burlarse, cuándo
presionar, cuando castigarlo por ser un idiota, cuando darle espacio, y cuándo ser estúpidamente
sobreprotector. Él lo tenía.

Louis esperó hasta que Ryan y James se alejaran hacia el otro extremo de la piscina, antes de mirar a
Harry. Y por primera vez, no murmuró cuando dijo las palabras:

—Te amo. Lo hago.

El mundo no se acabó.

Harry se limitó a mirarlo por un momento antes de gemir con una mirada frustrada en su rostro.

Con el ceño fruncido, Louis le dio una palmada en el pecho.

—¿Qué se supone que significa eso? —Louis difícilmente sería un experto, pero estaba bastante
seguro de que esa no era la forma en que se supone que la gente reaccionaba a las confesiones de
amor.

—No puedo manejar cuando eres genuinamente dulce y —Harry sacudió la cabeza con una sonrisa
y se inclinó para besarlo con avidez—... sigue siendo mi maliciosa, malhumorada, mierdita. Por
favor. Es bastante malo ya.

Louis sonrió.

—¿Te das cuenta de que ahora voy a ser extra dulce sólo para enloquecerte, verdad?

Harry suspiró y lo besó de nuevo.

—Mocoso —dijo sobre sus labios.

Louis sonrió.

—Siempre.

Fin.

Please drop by the archive and comment to let the author know if you enjoyed their work!

También podría gustarte