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Las diferentes interpretaciones de la Parábola de las Diez

Vírgenes

A lo largo de los años, los grandes teólogos han aplicado


diferentes interpretaciones sobre la Parábola de las Diez
Vírgenes. Todos coinciden en que el Esposo es Cristo. En cuanto al
sentido de la parábola, algunos sostienen que se aplica
exclusivamente a los judíos, mientras que otros creen que se refiere a
todos los creyentes.

El principal argumento utilizado por los que defienden la aplicación


exclusiva a los judíos, es que la Iglesia es la novia y no las damas de
honor. También sostienen que la voz que anuncia al Esposo es la voz
de los profetas que anunciaron que el Mesías vendría.

Bajo este aspecto las vírgenes necias son los judíos que creyeron que
su religiosidad sería suficiente y no se prepararon para Él, mientras
que las prudentes serían los judíos que reconocieron que Jesús es el
Cristo y, éstas, pertenecen entonces al remanente que se salvará
(Romanos 9:27).

Todavía dentro de la línea que argumenta ser una parábola dirigida al


pueblo judío, están los que creen que esta parábola se cumplirá
durante el período de la Gran Tribulación.

Entre los que sostienen que la parábola está relacionada a los


cristianos, es decir, a la iglesia, hay una amplia variedad de
interpretaciones que básicamente discrepan sobre lo que representan
los elementos principales de la parábola.

También se discute la figura del aceite, que representa el Espíritu


Santo, siendo la interpretación más aceptada. Otros creen que es el
amor y otros la gracia de Dios. En cuanto al sueño que afectó a las
vírgenes, para algunos es la muerte física, para otros momentos de
debilidad espiritual, y aún otros, defienden que el sueño representa
simplemente el retraso del regreso de Cristo poniendo a prueba a los
que lo esperan.
¿Qué significa la parábola de las diez vírgenes?

Las parábolas del reino de los cielos hablan acerca de la historia


de la Iglesia y lo que acontecerá en el Milenio; a veces, cuando
Jesús habla sobre las bodas, se cree que es un tiempo corto, sin
embargo, Jesús está diciendo que las bodas son como el reino de los
cielos.

El reino de los cielos, todo el reino, es semejante a diez vírgenes; es


decir, habla de un contexto muy amplio. Dice así: «El reino de los
cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus
lámparas y salieron a recibir al novio» (Mateo 25:1).

Entonces, podemos observar que las diez jóvenes era vírgenes, es


decir, creyentes, porque las diez tenían aceite en sus lámparas;
habían experimentado el nacer de nuevo; por lo tanto, las diez tenían
la expectativa de la segunda venida de Cristo, porque las diez salieron
a recibir al esposo; o sea, ellas tomaron la decisión de vivir teniendo
en cuenta la venida del Señor.

Es importante aclarar que en esta parábola no hay personas


incrédulas, aquí no hay personas eternamente perdidas.

Cuando se habla de diez vírgenes, el número diez es el número de la


generalidad; aquí el Señor está representando con estas diez vírgenes
a la generalidad de los hijos de Dios, de las iglesias, de las personas
creyentes.

Las lámparas que poseían las vírgenes representan el espíritu del


hombre (Proverbios 20:27). Así, las lámparas de las vírgenes
representan el espíritu del hombre y el espíritu del Señor es el aceite,
que viene a ser uno con el espíritu del hombre cuando la persona cree
en Cristo (1 Corintios 2:11).

La parábola de las diez vírgenes


Era costumbre entre los judíos que el esposo llegara por la noche a la
casa de su prometida, donde las damas de honor la atendían. Cuando
se anunciaba que el esposo estaba a punto de llegar, estas damas de
honor salían con lámparas para iluminarle el camino hacia la casa en
la que tendría lugar la celebración.
En esta parábola, las vírgenes representan a los miembros de la
Iglesia, y el esposo representa a Cristo. El Señor explicó a José Smith
que las vírgenes prudentes son aquellos que “han recibido la verdad, y
han tomado al Santo Espíritu por guía, y no han sido engañados” (D. y
C. 45:57).

En esta parábola, el Salvador nos enseñó la manera de prepararnos


para Su segunda venida.
En estos últimos días, el Señor ha dicho: “Sed fieles, orando siempre,
llevando arregladas y encendidas vuestras lámparas, y una provisión
de aceite, a fin de que estéis listos a la venida del Esposo” (D. y C.
33:17). Este consejo hace referencia a la parábola de las diez
vírgenes, la cual ilustra que debemos prepararnos para la segunda
venida de Cristo (Mateo 25:1–13). A continuación se ofrecen unas
explicaciones que le ayudarán mientras estudia esta parábola y medita
en su significado.

Esposo
En la Biblia, se utiliza la imagen de la boda como símbolo de la venida
del Señor (Isaías 62:5; Mateo 22:1–14). En las bodas judías se
anunciaba la llegada del esposo a la casa de su prometida. Las bodas
solían celebrarse por la noche, y las lámparas se encendían al
anochecer. Por tanto, las diez vírgenes esperaban la llegada del
esposo antes de la medianoche; pero él llegó más tarde y fue
anunciado de manera repentina.
No sabemos el momento en que se producirá la segunda venida de
Cristo, pero debemos prepararnos para ella como si pudiera
producirse en cualquier momento, ya sea pronto o tarde.

El novio: Representa a Jesús. En otras ocasiones Jesús es referido


como el novio y la iglesia como su novia. Aparentemente todo en esta
boda ya estaba listo y los participantes de la celebración solo
esperaban su llegada. En esta parábola Jesús dice que el novio no
llegó a la hora esperada sino que se demoró y llegó cuando todos se
quedaron dormidos. Con esto Jesús advierte que nadie sabe la hora
de su regreso, por lo cual debemos de estar listos para su llegada,
sean cuando sea. Él regresara, dice otro pasaje, como ladrón en la
noche. Sera una sorpresa.

Las vírgenes: Somos todos los que esperamos la venida del Señor.

Las cinco prudentes: Estas cinco jóvenes estaban preparadas para


cuando el novio llegara. No solamente llevaron suficiente aceite para
alumbrar sus lámparas esa noche, se cuidaron de llevar un poco más
por si acaso. Para ellas fue importante hacer el esfuerzo adicional
porque no querían poner en riesgo su participación en esa gran fiesta.
Hicieron lo que consideraron necesario para asegurar su lugar.

Nosotros tenemos que ser como las cinco prudentes. El tiempo de


preparación para la venida de Cristo es ahora. Para ellas, el estar
listas era tener suficiente aceite. Para nosotros, estar listos quiere
decir aceptar a Jesús como Señor y Salvador y vivir de acuerdo
al Espíritu. Si nos mantenemos en ese camino, estaremos listos para
recibir a Jesús en el día final.

Las vírgenes prudentes, aunque también durmieron, tenían una


característica especial, tenían además de aceite en sus lámparas,
en sus vasijas.

La vasija ya no es la lámpara; la vasija se refiere a lo que contiene de


reserva de aceite para la lámpara; la vasija es para contener un aceite
adicional; el aceite en la lámpara es una cosa y el aceite en la vasija
es otra.

Tener aceite en la lámpara es nacer de nuevo, ser regenerado;


todo hijo de Dios tiene aceite en la lámpara, pero no todos tienen
aceite en la vasija.

El cristiano que ama verdaderamente al Señor y desea hacer su


voluntad se preocupa por tener aceite adicional; no solamente quiere
aceite en la lámpara, es decir, la salvación, sino que se preocupa por
tener aceite en la vasija, es decir, ser lleno del Espíritu Santo (Efesios
5:18) para tener recompensa.
Entonces hay que comprar aceite mientras vivimos; porque las
insensatas quisieron comprar aceite y no les dio el tiempo, sin
embargo, las prudentes lo hicieron a tiempo, antes de dormir.

Quiere decir que las prudentes habían pagado a tiempo el precio;


es decir, habían vivido una vida de consagración al Señor, una vida de
pagar el precio, una vida de negarse a sí mismo, habían comprado
aceite para sus vasijas sirviendo al Señor en esta tierra.

Las cinco insensatas: Estas cinco jóvenes quedaron fuera de la


fiesta, aunque se vistieron para ir y compraron aceite para la noche.
Lamentablemente se descuidaron y el aceite se les acabo. Quisieron
salvarse pidiéndoles aceite a las prudentes, pero esto tampoco
funciono. Cada quien es responsable por sus propias acciones. Las
obras de otros no podrán salvar a los que no tomaron los pasos
necesarios para estar listos. Jesús espera que cada quien se
preocupe de guardar su propia salvación. Si tú no estas listo el día en
que Jesús regrese, la única persona responsable por eso serás tú,
dice Jesús, con esta parábola.

Aunque varios intérpretes de las escrituras mencionan que las


vírgenes insensatas eran incrédulos, la Biblia no declara eso. Las
cinco vírgenes insensatas erán creyentes pues tenían aceite en
sus lámparas, es decir, habían recibido en su espíritu, el Espíritu
Santo.

Sin embargo, estas vírgenes eran insensatas, es decir, eran personas


que no estaban en sus cinco sentidos; eran necias, no eran
cuidadosas, no examinaban bien las cosas, eran irresponsables.

Estas vírgenes, al igual que las prudentes se durmieron, y siguiendo el


contexto acerca de lo dicho por el Señor Jesús en Mateo 24 acerca de
su segunda venida, es muy probable que ese durmieron signifique
la muerte física.

Estás vírgenes al despertar cuando venía el novio (representación la


segunda venida de Cristo y la resurrección), observaron que no
alumbraban lo suficiente porque no tenían aceite en sus vasijas, y
al querer ir a comprar aceite, mientras iban volvió el novio y entrando
con las vírgenes prudentes que tenían aceite en sus vasijas, las dejó
fuera de las bodas, es decir, las dejó fuera del milenio.

Las fiestas de bodas: Es el reino de los cielos. En la parábola del


banquete de bodas, Jesús dice que Dios nos ofrece toda una
invitación al reino de los cielos. Solo los que acepten su invitación
entraran en el.

Lámparas
Las lámparas de aceite que utilizaban los judíos en los tiempos de
Jesús se denominan lámparas herodianas, en nombre del rey
Herodes. Estas lámparas permitían que las personas llevaran luz por
doquiera que fuesen. De la misma manera, nosotros debemos llevar la
luz del Evangelio con nosotros (Mateo 5:14–16).
La parte principal de la lámpara estaba hecha de barro y moldeada
en un torno de alfarero.
La boquilla estaba hecha con un molde.
El asa se moldeaba a mano y luego se adhería a la lámpara.
En la boquilla se colocaba una mecha compuesta de fibra de lino o un
tallo de junco, tras lo cual se llenaba la lámpara de aceite de oliva. Una
vez que la mecha absorbía el aceite, se encendía la lámpara.

Aceite
Las olivas o aceitunas se sumergen en agua para limpiarlas y quitarles
el amargor, tras lo cual se machacan para extraer su aceite. El aceite
de oliva, que se produce en toda la región mediterránea, tenía
múltiples usos antiguamente: alimento, aceite para cocinar,
condimento, tratamiento de heridas, ingrediente de productos
cosméticos y jabones, y combustible para lámparas.
El aceite de la parábola representa nuestra fe y testimonio, nuestra
pureza y dedicación, nuestras buenas obras y el hecho de que
guardamos los convenios que hemos concertado, siendo todas ellas
maneras mediante las cuales hemos “tomado al Santo Espíritu por
guía” (D. y C. 45:57).
Las vírgenes prudentes no podían compartir su aceite con las
insensatas, ya que “el aceite de la preparación espiritual no se puede
compartir” (Marvin J. Ashton, “A Time of Urgency”, Ensign, mayo de
1974, pág. 36).
Vasijas
Las vasijas de la parábola eran contenedores para almacenar aceite
de reserva. Ser prudente significa estar preparados para lo inesperado
con una dosis adicional de fe, de testimonio y del Espíritu Santo en
nuestra vida. A veces nos confiamos y pensamos que tenemos lo
suficiente para salir adelante. No obstante, seguir al Salvador significa
mucho más que sólo salir adelante. Implica esforzarnos siempre por
acercarnos más a Él, y prepararnos para los momentos en los que se
pondrá a prueba nuestra paciencia, fe y testimonio.
Gota a gota
“La asistencia a las reuniones sacramentales les agrega aceite a
nuestras lámparas, gota por gota a través de los años. Al ayuno, la
oración familiar, la orientación familiar, el control de los apetitos de la
carne, la predicación del evangelio, el estudio de las Escrituras, cada
acto de dedicación y obediencia constituye una gota que se agrega a
nuestra reserva. Los actos de bondad, el pago de ofrendas y diezmos,
las acciones y pensamientos castos y el matrimonio bajo el convenio
eterno, todos éstos contribuyen sustancialmente a incrementar el
aceite con el que podemos reabastecer a medianoche nuestras
lámparas vacías”.

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