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HPSE

Prof. Ana Laura Sofia

GUÍA DE ORIENTACIÓN PARA LA LECTURA Y EL ANÁLISIS DE TEXTOS N° 1

UNIDAD I
Sociedades pre-capitalistas
Las primeras organizaciones humanas. De la desigualdad a la dominación. Caminos alternativos de salida de las
comunidades sin clases sociales.
Tres grandes divisiones sociales: hombre-mujer, campo-ciudad. Trabajo manual-intelectual.
Surgimiento de las clases sociales y del Estado. Concepto de Estado. Debates teóricos.

Bibliografía:
• Gresores, G.: “El arco de la diferencia”. En: Reflexiones sobre Historia Social desde Nuestra América.
Cienflores. Bs. As. 2014.
• Lumbreras, Luis. Los orígenes de la civilización en el Perú. Perú, Editorial Milla Batres, 1981, cap. 6.
• Marx, C. “Prólogo a la ´Contribución a la crítica de la economía política´”. En Introducción General a la
Crítica de la Economía Política /1857. Cuadernos de Pasado y Presente 1. México, 1987, pp. 65-69.

Objetivos
• Identificar el paso de las sociedades comunitarias a las sociedades divididas en clases sociales, sus
elementos definitorios y sus dinámicas de cambio.
• Aproximarse a los conceptos centrales del materialismo histórico: fuerzas productivas, relaciones
sociales de producción, modo de producción, clases sociales y Estado.

GUÍA DE LECTURA

1) ¿A qué proceso histórico hace referencia Gresores cuando habla de “El arco de la diferencia”? Distinguir
y ejemplificar los conceptos que ella plantea: diferencia, desigualdad, dominación, explotación.
2) Explicar a qué hacen referencia las categorías principales de la teoría materialista histórica fundada por
Carlos Marx y Federico Engels en la segunda mitad del siglo XIX: fuerzas productivas, relaciones sociales
de producción, modo de producción, formación económico-social.
3) ¿Qué elementos intervienen en el pasaje de las sociedades cazadoras-recolectoras a las sociedades
agrícolo-ganaderas?
4) ¿Qué cambios de importancia generó la llamada “Revolución agrícola?
5) ¿Cuáles son las condiciones necesarias para el origen de las clases sociales y de los Estados? Prestar
particular atención y describir cómo y por qué ocurren las divisiones sociales previas y necesarias para
ese proceso histórico: campo-ciudad; hombre-mujer; trabajo manual-intelectual.
6) Establecer una relación entre los conceptos de explotación – clases sociales y Estado.
7) ¿Cuándo, cómo y por qué surge la propiedad privada?
8) ¿Cuáles fueron las transformaciones en la política, la economía, la cultura y las formas ideológicas que
acompañaron la desestructuración de las sociedades comunitarias con la aparición de la explotación y la
consecuente división de la sociedad en clases sociales?
9) ¿Cuáles son los ejes explicativos sobre el origen del Estado que podemos extraer del ejemplo histórico
de Chavín de Huantar descripto por Lumbreras en el capítulo 6?
10) ¿A qué se refiere Lumbreras cuando habla de la existencia de una “revolución social” en el ejemplo
descripto por él?

PROPUESTA DE TRABAJO CON FUENTES


El objetivo del trabajo con fuentes es que puedan identificar cuáles de los problemas/temas/conflictos de la
unidad I hace referencia cada una de ellas, describiéndolos brevemente.

Rol de las mujeres en las sociedades cazadoras-recolectoras


-¿Quiénes cazaban? ¿Todo el mundo o sólo algunos individuos?
-Es imposible saberlo a ciencia cierta, porque, como suele ocurrir en el ámbito arqueológico, no disponemos de
pruebas formales. Sabemos, gracias a los vestigios materiales de las actividades que se han preservado de aquel
entonces, que eran grandes cazadores. Para tratar de imaginar su organización, lo mejor es ver cómo funcionan-
o funcionaban- los grupos de grandes cazadores de las sociedades que nos son próximas, en África, en el
continente americano o en Australia, allí donde haya sido posible llevar a cabo su estudio.
Por lo general – aunque siempre pueden encontrarse excepciones-, los hombres son quienes realizan la
caza mayor, aunque todo el grupo puede participar: las mujeres y los niños desempeñan, con frecuencia, el papel
de ojeadores, espantando a las presas con sus gritos y gestos para dirigirlas hacia donde los hombres provistos
de armas aguardan emboscados. Varias razones explican este reparto de tareas: las mujeres poseen, en general,
menos fuerza bruta que los hombres, y se requiere mucho ímpetu para lanzar las azagayas con la debida
potencia: los niños de corta edad, que permanecen junto a sus madres, serían una molestia para la caza;
finalmente, las mujeres son más preciadas que los hombres, puesto que son ellas las que dan la vida: la
supervivencia del grupo depende de ellas y, por tanto, se debe evitar su implicación en situaciones de peligro
mayor.
-Entonces, ¿las mujeres y los niños se implicaban menos que los hombres en la búsqueda de alimentos?
-Todo lo contrario. Los pueblos cazadores también son pueblos recolectores, y las mujeres y los niños practicaban
en mayor medida la recolección. Algunos estudios realizados sobre grupos contemporáneos han relevado que
los cultivos de bayas, de setas, de frutos silvestres y de plantas comestibles constituían hasta el 60 o 70 % de la
alimentación. Las actividades que mujeres y niños desempeñaban era, por tanto, más importantes a largo plazo
que las de los cazadores, lo cual es comprensible: cuando se sale de caza, es muy probable volver con las manos
vacías, al contrario de lo que pasa con la recolección, ya que siempre se encuentra algo (…).
Clottes, Jean. La prehistoria explicada a los jóvenes. Éditions du Seuil, 2002

HIMNO A ENLIL
Referencia: Himno a Enlil (c. 2500 a. C.) Enlil era una divinidad bienhechora responsable del planeamiento y
creación del universo, aunque también de decretar destrucciones y cataclismos. Las tablillas proceden de Nippur
y el poema fue reconstruido por Samuel Noah Kramer.

“Enlil, cuyas órdenes llegan muy lejos, el de la palabra santa,


El señor de la decisión inmutable, que decreta para siempre los destinos;
Aquel cuyos ojos abiertos recorren el país.
Cuya elevada luz escruta el corazón de todos los países;
Enlil, sentado cómodamente bajo el blanco palio, bajo el palio sublime;
Aquel que cumple los decretos de poderío, de señorío, de realiza.
Aquel ante quien los dioses de la tierra se inclinan aterrorizados.
Ante quien se humillan los dioses del cielo…
De la ciudad [Nippur] el aspecto impone temor y reverencia…
El impío, el malvado, el opresor,
El… el delator,
El arrogante, el violador de tratados,
Enlil no tolera sus fechorías dentro de la Ciudad.

La Gran Red…
No deja que los perversos y malhechores escapen de sus mallas.
Nippur-Santuario donde habita el Padre, el «Gran Monte»,
Estrado de abundancia, Ekur que se eleva…,
Alta montaña, noble Localidad…,
Su Príncipe, el «Gran Monte», el Padre Enlil,
Ha establecido su morada en el Estrado de Ukur, sublime santuario.
¡Oh, Templo, cuyas leyes divinas, como el cielo, no pueden ser derogadas,
Cuyos ritos sagrados, como la tierra, no pueden ser sacudidos,
Cuyas leyes divinas son semejantes a las leyes divinas del Abismo: nadie puede mirarlas,

Cuyo «corazón» parece un santuario inaccesible desconocido como el cenit…


Cuyas palabras son plegarias,
Cuya conversación es la súplica…,
Cuyo ritual es precioso,
Cuyas fiestas chorrean grasa y leche, son ricas en abundancia,
Cuyos almacenes traen el gozo y la dicha!
Mansión de Enlil, montaña de fertilidad…
Ekur, mansión de lapislázuli, alta Morada, que hace temblar,

Cuyo respeto y cuyo techo tocan al cielo,


Cuya sombra se extiende por todo el país,
Cuya altura alcanza al mismo corazón del cielo,
Donde los señores y los príncipes aportan sus donativos sagrados, sus ofrendas,
Van a recitar sus plegarias, sus súplicas, sus peticiones.
Oh, Enlil, el pastor sobre quien Tú echas una mirada favorable,
A quién tú has llamado y exaltado en el país…,
Quien aplasta los países extranjeros, por allí donde va:
Libaciones calmantes venidas de doquier,
Sacrificios extraídos de copioso botín,
He aquí lo que él ha traído; en los almacenes
Y en los vastos patios, ha repartido sus ofrendas.
Es Enlil, el digno Pastor, siempre en movimiento,
Quien del pastor, jefe de todos los que respiran,
Ha hecho nacer la realeza,
Y puesto la corona sagrada sobre la cabeza del rey„
El Cielo, de donde Enlil es el Príncipe; la Tierra, de donde él es el Grande;
Los anunnakis, de quienes él es el dios sublime.
Cuando en su majestad decreta los destinos,
Ningún dios se atreve a mirarle.
Es únicamente a su glorioso visir, el Chambelán Nusku,
A quien los mandatos y la palabra de su corazón
Él descubre: de ellos le informa,
Le encarga de ejecutar sus órdenes universales,
Le confía todas las reglas santas, todas las leyes divinas.
Sin Enlil, el «Gran Monte»,
Ninguna ciudad sería construida, ningún establecimiento fundado;
Ningún establo sería construido, ningún aprisco instalado;
Ningún rey sería exaltado, no nacería ni un solo gran sacerdote;
Ningún sacerdote mah, ninguna gran sacerdotisa podrían ser escogidos por la aruspicina;
Los trabajadores no tendrían ni inspector ni capataz…;
A los ríos, sus aguas de la crecida no los harían desbordar;
Los peces del mar no depondrían huevas en el juncal;
Las aves del cielo no construirían sus nidos en la ancha tierra;
En el cielo, las nubes erráticas no darían su humedad;
Las plantas y las hierbas, gloria de la campiña, no podrían crecer,
En el campo y en la pradera, los ricos cereales no podrían granar;
Los árboles plantados en el bosque montañoso no podrían dar sus frutos…

Tablillas sumerias con escrituras cuneiformes. Traducción: Samuel Noah Kramer / Jaime Elías.

Fundación de Teotihuacán
Referencia: compilación de los manuscritos de fray Bernardino de Sahagún, misionero franciscano que llegó a
México en 1529, años después de la conquista española de México dirigida por Hernán Cortés
“En seguida se pusieron en movimiento, todos se pusieron en movimiento: los niños, los viejos, las mujercitas,
las ancianas. Muy lentamente, muy despacio se fueron, allí vinieron a reunirse en Teotihuacan. Allí se dieron las
órdenes, allí se estableció el señorío. Los que se hicieron señores fueron los sabios, los conocedores de las cosas
ocultas, los poseedores de la tradición. Luego se establecieron allí los principados…
Y toda la gente hizo allí adoratorios (pirámides), al Sol y a la Luna, después hicieron muchos adoratorios menores.
Allí hacían su culto y allí se establecían los sumos sacerdotes de toda la gente.
Así se decía Teotihuacán, porque cuando morían los señores, allí los enterraban. Luego encima de ellos
construían pirámides, que aún ahora están. Una pirámide es como un pequeño cerro, sólo que hecho a mano.
Por allí hay agujeros, de donde sacaron las piedras, con que hicieron pirámides, y así las hicieron muy grandes,
la del Sol y la de la Luna. Son como cerros y no es increíble que se diga que fueron hechas a mano, porque todavía
entonces en muchos lugares había gigantes…
Y lo llamaron Teotihuacan, porque era el lugar donde se enterraban los señores. Pues según decían:
«Cuando morimos, no en verdad morimos, porque seguimos viviendo, despertamos. Esto nos hace felices.»
Así se dirigían al muerto, cuando moría. Si era hombre, le hablaban, lo invocaban como a ser divino, con el
nombre de faisán, si era mujer con el nombre de lechuza, les decía:

Despierta, ya el cielo se enrojece,


Ya se presentó la aurora,
Ya cantan los faisanes color de llama,
Las golondrinas color de fuego,
Ya vuelan las mariposas.
Por esto decían los viejos, quien ha muerto, se ha vuelto un dios.
Decían: «se hizo allí dios, quiere decir que murió»”.

Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, textos en náhuatl de los informantes de Sahagún (c.1560-
1562), fol. 195 r. Traducción: Miguel León Portilla.

No Seas Oficial, Sacerdote Ni Panadero

¡Hazte escriba! Los escribas están dispensados de todo trabajo y libres de toda obra. Están
dispensados del trabajo de la azada y no necesitan acarrear cestos. El escriba está libre de guiar el carro y de
todas las fatigas. Siendo escriba no tendrás muchos señores ni una multitud de superiores.

El que no se hace escriba está ya a las plantas de sus superiores cuando nace del vientre de su madre; el
muchacho se hace asistente de un oficial y el joven entra de recluta. Al hombre se le hace labrador y al burgués
mozo de cuadra. Al cojo se le hace portero y al corto de vista se le dedica a alimentar el ganado. El cazador se
pasa la vida a la intemperie y el pescador en la humedad. El jefe de cuadra está en su trabajo del campo, dejando
a las caballerías pastar solas. Entre tanto, a su mujer se le arroja trigo y su hija está a la orilla del río. Si sus
caballerías huyen y le abandonan, le llevan a las tropas iwai.

El oficial inferior, cuando va a la campaña de Siria, no lleva bastón ni sandalias. No sabe si vive o si le matarán los
leones enfurecidos. El enemigo acecha en la espesura, el adversario está dispuesto a la pelea: el oficial, cuando
emprende la marcha, invoca a su Dios: “Ven a mí y sálvame”.
El sacerdote trabaja en el campo, y el sacerdote inferior en los trabajos públicos del canal, donde le penetra la
humedad; para él no hay diferencia entre el invierno y el verano, entre el viento y la lluvia.

Cuando el panadero mete el pan a cocer, tiene la cabeza dentro del horno y su hijo le sostiene por los pies. Si la
mano del hijo resbala, se cae en la lumbre. Sólo el escriba dirige todas las obras que se emprenden en este país…

El Estado

Comencemos por la obra más conocida de F. Engels: "El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado",
de la que ya en 1894 se publicó en Stuttgart la sexta edición. Conviene traducir las citas de los originales
alemanes, pues las traducciones rusas, con ser tan numerosas, son en gran parte incompletas o están hechas de
un modo muy defectuoso.
"El Estado –dice Engels, resumiendo su análisis histórico– no es, en modo alguno, un Poder impuesto desde fuera
a la sociedad; ni es tampoco 'la realidad de la idea moral', 'la imagen y la realidad de la razón', como afirma Hegel.
El Estado es, más bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo; es la confesión
de que esta sociedad se ha enredado con sigo misma en una contradicción insoluble, se ha dividido en
antagonismos irreconciliables, que ella es impotente para conjurar. Y para que estos antagonismos, estas clases
con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no devoren a la sociedad en una lucha estéril,
para eso hízose necesario un Poder situado, aparentemente, por encima de la sociedad y llamado a amortiguar
el conflicto, a mantenerlo dentro de los límites del 'orden'. Y, este Poder, que brota de la sociedad, pero que se
coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella, es el Estado" (págs. 177 y 178 de la sexta edición
alemana).
Aquí aparece expresada con toda claridad la idea fundamental del marxismo en punto a la cuestión del papel
histórico y de la significación del Estado. EI Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable
de las contradicciones de clase.
El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no pueden,
objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son
irreconciliables.
En torno a este punto importantísimo y cardinal comienza precisamente la tergiversación del marxismo,
tergiversación que sigue dos direcciones fundamentales.
De una parte, los ideólogos burgueses y especialmente los pequeñoburgueses, obligados por la presión de
hechos históricos indiscutibles a reconocer que el Estado sólo existe allí donde existen las contradicciones de
clase y la lucha de clases, "corrigen" a Marx de manera que el Estado resulta ser el órgano de la conciliación de
clases. Según Marx, el Estado no podría ni surgir ni mantenerse si fuese posible la conciliación de las clases. Para
los profesores y publicistas mezquinos y filisteos -¡que invocan a cada paso en actitud benévola a Marx!- resulta
que el Estado es precisamente el que concilia las clases. Según Marx, el Estado es un órgano de dominación de
clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del "orden" que legaliza y afianza esta opresión,
amortiguando los choques entre las clases. En opinión de los políticos pequeñoburgueses, el orden es
precisamente la conciliación de las clases y no la opresión de una clase por otra. Amortiguar los choques significa
para ellos conciliar y no privar a las clases oprimidas de ciertos medios y procedimientos de lucha para el
derrocamiento de los opresores…

Lenin, V. I. El estado y la revolución

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