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Industria Eléctrica en Bolivia

La industria eléctrica en Bolivia se encuentra dividida en tres actividades:


Generación, Transmisión y Distribución. La especialización en dichas
actividades ha dotado de mayor confiabilidad el suministro eléctrico al
consumidor final. Por otra parte, el sostenido crecimiento de la demanda
eléctrica requiere permanentemente de significativa inversión en la
infraestructura eléctrica.

La Generación de energía eléctrica se presenta a través de plantas


hidroeléctricas, termoeléctricas y eólicas (la minoría). La transmisión articula el
Sistema Interconectado Nacional (SIN) que es la red principal, permitiendo la
conexión de los agentes del mercado eléctrico bajo la modalidad de acceso
abierto, ésta actividad interconecta a los Generadores con los operadores de la
Distribución y los Consumidores No Regulados.

También existen en Bolivia, Sistemas Aislados Verticalmente Integrados (SAVI),


los mismos que por temas de distancia y geográficos, no se vinculan al SIN, por
lo que desarrollan las tres actividades de la industria eléctrica, de manera
integrada.

Al presente hay una clara intención de realizar la generación de electricidad


con energías alternativas, para coadyuvar al parque generador y también para
permitir que en lugares alejados, rurales, Sistemas Aislados o incluso dentro
de las mismas ciudades; pueda existir este tipo de producción de energía que
satisfaga la demanda.

Dentro de lo anterior, se sitúa la Generación Distribuida para el autoconsumo,


la misma que implica que los usuarios pueden generar su propia energía en el
mismo lugar donde la consumen. Este tipo de generación busca satisfacer las
necesidades energéticas parcial o totalmente del productor-generador. Es acá
donde el desafío de los constructores civiles se presenta, para poder
incorporar este tipo de generación “domiciliaria”, en los proyectos que
desarrollan.

Aunque todo el mundo está concentrado en la pandemia del Covid 19, quienes
no están directamente involucrados en las acciones contra este flagelo, deben
seguir realizando su trabajo. Uno de esos trabajos es pensar, discutir y
planificar los temas urgentes de todos los sectores económicos del país, de los
cuales uno de los más importantes es el Sector Eléctrico. Por ello se plantean
aquí los temas más importantes del sector, que requieren reactivarse a la
brevedad posible para ayudar a la recuperación económica del país.

El Sector Eléctrico Boliviano, que se ocupa de la generación, transmisión y


distribución de energía eléctrica, es un sector muy robusto, que sobrevivió
incluso a años de desatención en la primera mitad del gobierno del MAS.

A pesar de que en los últimos años, después de los apagones de 2010, dicho
gobierno hizo grandes inversiones en generación y transmisión, hizo muy poco
en materia de política energética y consecuente modernización de normativa.
A consecuencia de ello, no hay mayor participación del sector privado y hay
aún poca energía renovable, especialmente alternativa.

La energía eléctrica generada en el Sistema Interconectado Nacional (SIN) en


2019 fue 9,531MWh, cuya generación fue 61.7% a partir de gas natural y 38.3%
a partir de fuentes renovables (34% hidroeléctrica, 1.6% biomasa, 1.9% solar y
0.7% eólico).

Por otro lado, la capacidad instalada de generación actual es de 3,000MW


(2,000MW a gas, 58MW diésel, 735MW hidro, 117MW solar, 47MW biomasa y
27MW eólico), con 1,300MW adicionales en construcción hasta 2022, frente a
un requerimiento de 2,000MW (1,600MW de demanda más 25% de reserva)
con tasa de crecimiento promedio de 5%/año. Es decir que el año 2022
tendremos una capacidad instalada de 4,300MW con un requerimiento de solo
2,300MW, que implica un excedente de 2,000MW.

Exportación de electricidad

Los datos anteriores muestran que uno de los temas más importantes a tratar
es el aprovechamiento del gran excedente de potencia de generación
instalada, mediante la exportación de electricidad, para evitar que la inversión
realizada sin la necesaria metodología empresarial, se convierta en otro
elefante blanco.
ENDE ha estado trabajando en este tema desde hace unos años y lo más
concreto que hay es que tiene avanzada la construcción de una línea de
transmisión que permitirá la exportación de aproximadamente 100 MW a
Argentina, que debiera ser la punta de lanza para este negocio. Sin embargo,
este proceso seguramente será afectado por las diferencias políticas actuales
entre Bolivia y Argentina, por lo cual es urgente encontrar la forma de
continuar con el proceso.

Aunque la exportación a Brasil desde el Sistema Interconectado Nacional (SIN),


que es donde se encuentra la capacidad de generación excedentaria, es
técnicamente un reto más difícil por la distancia, diferencia de frecuencia,
tamaño de sistema, etc, esta podría verse favorecida ahora con el cambio
político de Bolivia.

Chile tiene gran necesidad de energía, pero no ve a Bolivia como un proveedor


confiable. Sin embargo, al final, todo es cuestión de precio y garantías
económicas.

Una gran ventaja que tiene el excedente de capacidad instalada de generación


es su flexibilidad para cubrir cualquier requerimiento de exportación: energía
renovable con potencia controlable o no, energía no renovable con o sin
potencia firme, capacidad de respaldo, etc. Por ello, no debiera ser imposible
encontrar el producto adecuado para cualquiera de los posibles clientes.

Hasta ahora el concepto fue que la estatal ENDE fuera la única que pueda
hacer exportación de electricidad. Sin embargo, con la situación económica
actual, seguramente una buena opción será permitir que el sector privado
busque los mejores caminos para realizar esta actividad y el Estado boliviano
se limite a concretar acuerdos con los gobiernos de los países vecinos que
viabilicen este tipo de emprendimientos.

Un complemento importante a la exportación de electricidad es el impulso a la


mayor utilización de electricidad en el país, por ejemplo a los vehículos
eléctricos, con lo cual no solo se aprovecharía la capacidad ociosa de
generación, sino que reduciría el uso e importación de gasolina, con los
beneficios ambientales y económicos conocidos.
Generación distribuida

Aunque pareciera no tener sentido impulsar más proyectos de generación por


la gran capacidad excedentaria disponible, la generación de más energía
renovable es totalmente necesaria, no solo para mejorar nuestro apoyo al
medio ambiente y a la lucha contra el cambio climático que está encarando el
mundo entero, sino para ahorrar gas natural para alargar la vida de nuestras
reservas y, con ello, también la vida útil de las centrales térmicas a gas.

Una fuente importante de energía renovable, que no requiere inversión estatal


sino un simple papel que la impulse, es la generación distribuida, que es la
generación que pueden realizar los propios consumidores, generalmente
fotovoltaica, en sus casas, comercios e industrias, para producir parte o toda la
energía que necesitan. En este campo ya hay varios ejemplos de instalaciones
de sistemas fotovoltaicos conectados a la red, en casas, comercios e
instituciones, pero se requiere de una normativa específica, simple y clara que
viabilice la entrada controlada de más de estos sistemas.

Con las tarifas actuales de electricidad al consumidor final, que en Bolivia en


general son bajas por el uso del gas y diésel subvencionado para la generación
de electricidad, los ahorros que podría lograr un consumidor que instale
generación distribuida no son gran incentivo, salvo en algunos bloques de
consumidores domiciliarios y comerciales pequeños.

En el caso de los consumidores medianos y grandes, los cuales tienen la tarifa


dividida en dos, cargo por potencia y cargo por energía, el incentivo es muy
pobre, pues la potencia se cobra básicamente en función a la potencia
demandada las horas pico (entre las 6pm y las 11pm), periodo en el que los
sistemas solares sin baterías (que son los que ya son económicamente
accesibles), no pueden reemplazar a la red.

Además, el consumidor final paga por la máxima potencia registrada desde el


mes de registro hasta el final del año eléctrico (30 de septiembre), sin importar
si utiliza o no dicha potencia.
El cargo por potencia está diseñado para cubrir los costos fijos, especialmente
el costo de inversión, y el cargo por energía está diseñado para cubrir los
costos variables, como compra de energía primaria y de operación y
mantenimiento de todo el sector eléctrico.

El cargo por potencia de punta fue fijado alto para mostrar al consumidor que
su demanda en ese horario es el que origina la necesidad de más inversión en
infraestructura y fue establecida así cuando el problema principal era la
obtención de recursos para ampliar el sistema eléctrico.

Sin embargo, ahora las condiciones mundiales han cambiado y el problema


principal ya no es el citado, sino que el problema actual son la obtención de
energía (el recurso principal petroleo/gas es limitado y finito) y, sobre todo, el
efecto del uso de los combustibles fósiles sobre el medio ambiente. Por ello, la
señal económica que se da al consumidor final debe cambiar, de forma que se
lo incentive a hacer lo que es necesario hacer: reducir el consumo no solo en la
hora pico sino a todas horas.

Entonces, una medida para incentivar la generación distribuida en los


consumidores de mediana y gran demanda, sin incrementar la tarifa
promedio, es modernizar la forma de cobro de la potencia, haciendo la tarifa
más uniforme durante el día, y todos los días del año.

Algo muy similar ocurre en el Mercado Electrico Mayorista, donde las


Distribuidoras y Consumidores No Regulados pagan por potencia a las
generadoras y por transmisión en función a la demanda registrada en los 15
minutos de máxima demanda anual de todo el SIN en las horas pico, lo cual
origina que la electricidad del resto de las horas del año tenga un precio muy b

Por ello, urge modernizar la forma de cobro de la potencia en todos los niveles
del mercado eléctrico.

Incorporación del sector privado

El sector privado dejo de invertir en el sector eléctrico en la primera década del


siglo debido al bajo precio de electricidad y al clima político adverso. Por ello,
el Estado, que debía ser normador, en vez de mejorar la normativa para hacer
el Mercado Eléctrico atractivo, opto por convertirse también en ejecutor,
devolviéndole a ENDE el control de las empresas capitalizadas y el rol que
tenía el siglo pasado, llegando incluso a eclipsar a las autoridades del sector (el
Ministerio de Energia, la Autoridad de Electricidad y el Comité Nacional de
Despacho de Carga).

Sin embargo, como lo hace la mayoría de los países avanzados y menos


avanzados, la mejor manera de obtener energía eléctrica para un país no es a
través de una empresa estatal, sino promoviendo la participación y
competencia de muchas empresas privadas, lo cual reduce la necesidad de
capital y el riesgo para el Estado, obtiene precios más eficientes para el
consumidor final, además de aprovechar otras potencialidades como el acceso
a recursos remotos, dispersos y pequeños, que el Estado no podría
aprovechar.

Por ello, después de restituir la jerarquía, funciones y autoridad de los actores


del sector eléctrico, para los futuros requerimientos de generación y
transmisión, el Estado debería licitar la provisión del servicio de suministro y
transporte de electricidad, con contratos de 20 años y precio estable, como se
hizo con la línea Cochabamba-Sucre-Punutuma 230kV a principios de siglo.

En el caso de licitaciones de suministro de electricidad (generación), que en


todo caso será renovable, la remuneración se realizaría al precio resultante de
la licitación (y no al precio del mercado actual). Esto implica incrementos en la
tarifa, pero dado que se trata de solo unas cuantas decenas de MW al año, el
efecto sería imperceptible. Con esta práctica se desvincularía paulatinamente
el precio de la electricidad del precio del gas y, en el largo plazo, el mercado
llegaría a tener el precio real de la electricidad, reduciendo así la necesidad de
ajustes fuertes en el futuro.

Para conseguir un mercado de exportación para el excedente de capacidad de


generación actual, se debería también involucrar al sector privado, mediante
licitación.

Precio del gas natural para generación

 
Como se sabe, la madre de todos los problemas del sector eléctrico es el
precio subvencionado del gas natural para la generación de electricidad, el
cual ha mantenido un precio de generación bajo e irreal, impidiendo con ello la
inversión en generación renovable y la eficiencia energética.

Para corregir esto no es posible ni necesario incrementar el precio del gas a


todos los generadores, sino, siguiendo la lógica planteada anteriormente, se
debería iniciar el proceso de corrección incrementando solamente a los
nuevos proyectos (a gas) y remunerarlos con el precio de energía
correspondiente.

Aprovechando ahora el ingreso de los ciclos combinados más eficientes, en vez


de que ellos originen la reducción innecesaria y nociva del precio de
generación en el Mercado Eléctrico Mayorista, debería mantenerse el precio de
generación estable o ligeramente mayor, aplicándoles un precio de gas mayor
al actual.

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