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1 El privilegio de Sancho IV, de 4 de Septiembre de 1.293, concede permiso al concejo de Sevilla para
construir estas dos fortalezas
2 Estos topónimos son citados por primera vez, en la delimitación del alfoz de Sevilla, otorgado por
Alfonso X, en 1253 (González, 1991).
3 Este tema lo estudia González, (1988) en el contexto de una investigación realizada en 1346 sobre
la delimitación de términos entre los concejos de Sevilla y Aroche, por un lado, y los de Moura y Noudar,
por otro (ANTT, gav. XX, 14-1).
4 La media es de 575 m.s.n.m. Oscila entre la cota 415 de Aroche y 750 de Aracena
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Almonaster la real
Las poblaciones andalusíes de Awr ūš y al-Munast īr, contarán durante la etapa almo-
hade con fortificaciones de tapial que serán el inicio del conjunto de castillos que se
denominan como Banda Gallega6. La fortificación de Almonaster se ubica en altura,
con control visual y por donde discurría el tramo Urion-Arucci de la vía romana del
Anónimo de Rávena (Jiménez, 2006). La valoración conjunta de los resultados obteni-
dos en las campañas arqueológicas de Almonaster, pone de manifiesto la existencia de
4 fases ocupacionales en el castillo: Califal, Almohade, Bajo Medieval Cristiana, y Mo-
derna. Especial relevancia cobran los resultados obtenidos que permiten deducir un
origen califal en diversos lienzos atendiendo a la cronología de los materiales arqueo-
lógicos (Rivera y Romero, 2010). En la fase almohade, la cronología ofrecida por los
materiales nos remiten a la primera mitad del siglo XIII como fecha más moderna para
la construcción del lienzo 6 realizado en tapial (Rivera y Romero, 2010). La evolución
que planteamos respecto al recinto murario, es que debió erigirse en el siglo X, cons-
5 Identificamos el lugar donde se erige esta fortificación con el topónimo Cuerua, citado en el docu-
mento de Alfonso X en 1253 (González, 1991). Se constata en este lugar, además del castillo, un pobla-
miento que podría remontarse a la época andalusí según evidencian la presencia de materiales cerámicos.
El castillo tiene una planta cuadrangular, con torres cuadradas en las esquinas y en los flancos Noreste y
Noroeste. La torre Mayor se alza en la esquina Este. Las estructuras habitacionales y el aljibe se distribuyen
de forma perimetral en el interior, contando con un estanque en el centro.
6 Hay que exceptuar las fortificaciones emirales-califales que se distribuyen por el territorio serrano
(Pérez, Rivera y Romero, 2005).
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tando de una primitiva cerca de mampostería, cerca que en parte fue reaprovechada en
época almohade, colocándose directamente sobre ellas, las fábricas de tapial. En otras
zonas del recinto, la construcción almohade se realizó ex novo, como ocurre en el lienzo
6, y por tanto, ampliándose la superficie de la fortificación (Rivera y Romero, 2010).
La planta de Almonaster difiere del castillo de Aroche. La superficie amurallada
es mayor, 8.228 m2 y su trazado es poligonal (Lámina 1). Contó con dos puertas. La
principal, actualmente desaparecida pero que conserva restos del arranque de los ar-
cos, se insertaba en la torre del Alcaide y se ha señalado que era en recodo (Jimenez,
1975 y 2005). En la zona meridional se abría la puerta secundaria consistente en un
desdoblamiento de la muralla. Hemos podido documentar una potente estructura mu-
raria, con una altura máxima conservada de 3,54 m y un grosor de, al menos, 1,40 m,
cuya construcción datamos en época califal. Constructivamente se conforma median-
te una matriz de tierra y cal, en la que insertan de forma aleatoria mampuestos pétreos,
de tamaño variable, poco trabajados, y sin que exista trabazón entre los mismos. Se
extiende en planta de forma paralela al lienzo 1, e interpretamos por todo ello, que
pudiera tratarse de los restos de la primitiva muralla califal del recinto, reformada en
altura en época bajo-medieval y forrada hacia el exterior en época moderna (Rivera y
Romero, 2010).
Uno de los mejores ejemplos de
lienzos realizados con fábrica de tapial,
se ubica en el flanco norte. Se asienta
sobre una fábrica de mampostería que
actúa como elemento de nivelación.
Sobre esa fábrica se construye una zar-
pa de tapial y partir de ella, el alzado del
lienzo. La máxima altura actualmente
conservada hacia el exterior es de 9,56
m, aunque realmente sólo 8,60 m co-
rresponderían a las fábricas del lienzo,
siendo el resto, fruto del descalce de
su base. Se han dispuesto en altura, 8
líneas de cajones, incluyendo el parape-
to. La altura de los cajones oscila entre
80 y 85 cm, mientras que su desarrollo
longitudinal presenta unas dimensio-
nes de 2,50 m. Las distintas líneas de
cajones se separan entre sí, por líneas
de agujas que definen perfectamente el
Figura 2. Detalle de piezas de madera empleadas
contacto. Las agujas presentan seccio- en el encofrado del tapial del castillo de Aroche,
nes rectangulares en unos casos, circu- insertadas en la fábrica.
lares en otros y la mayor parte de ellas
ovales. Originariamente el tapial presentó encintado simulando falsos sillares, detalle
decorativo de época almohade. La anchura de la banda del encintado vertical es de 7
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cm, coincidente con las del castillo de Aroche. Existen indicios de que la línea más baja
de encintado pudiese haber tenido una anchura de 30 cm a lo largo de todo el lienzo,
coincidiendo con el contacto entre la zarpa y el lienzo. Inserto en la fábrica de tapial,
dispuesto sobre la zarpa, identificamos un desagüe de 26 cts., de altura y 22 cts., de
anchura, que permite definir el nivel de uso del recinto. Está realizado en fábrica de
ladrillo, con 3 hiladas en cada lado, con un módulo de 27-13/14- 4/5. Se ha utilizado
una piedra como dintel y pizarra en la parte inferior con inclinación para verter. En
este lienzo hemos podido definir las características formales del adarve y el parapeto.
Se componía originariamente de parapeto almenado, paseo de ronda y no contaba
con parados o pretil a intramuros. La anchura del lienzo es de 2,20 m., dividida entre
el paseo de ronda (1’75 m) y el parapeto (0’45 m). La altura conservada del parapeto
hasta la almena es 0’70 m, y hasta el merlón, 0’85 m, aunque originariamente tuvo una
altura de aproximadamente 1,70 m. La anchura de los merlones es de 0’80 m, y de las
almenas (huecos) es de 0,50 m. (Rivera y Romero, 2010).
En momentos medievales cristianos, las reformas de los paramentos de Almonas-
ter, basadas en fábricas de mampostería, obedecen a reparaciones sobre el tapial, ya
sea mediante el forrado exterior del mismo, o directamente, su sustitución, cuestión
que debió abordarse en distintos momentos, conforme fue necesario, a tenor de las
diferencias existentes entre obras que estratigráficamente y tipológicamente remiten
a estos momentos. También se evidencian la existencia de reformas que pudieron ha-
berse llevado a cabo entre finales del s. XVI y primera mitad del s. XVII. Las fábricas
andalusíes fueron reforzadas, sin importantes cambios formales en época bajomedie-
val cristiana, al contrario de la reforma moderna, que transformó tanto los niveles de
uso como la definición formal de lienzos y torres (Rivera y Romero, 2010). Hasta el
momento no se han podido documentar escaleras de cronología andalusí. La escalera
que documentamos en el castillo de Almonaster, dispuesta de forma paralela al lienzo
2, debió construirse en época medieval cristiana, entre los siglos XIII y XIV. Coincide
su edición con una reforma de los paramentos murarios del recinto. Se amortizó en
época moderna, durante el siglo XVII, mediante un suelo de cal que dejó en desuso
la mayor parte de sus escalones (Rivera y Romero, 2010). Las escasas evidencias que
contamos en Almonaster para la fase andalusí apuntan a torres de planta cuadrada,
cuyas fábricas de tapial se adosaban a los lienzos de muralla. Una cuestión controver-
tida es la transformación de las torres originariamente cuadradas en los actuales cubos
semicirculares que cronológicamente tuvo lugar en época moderna.
Aroche
El castillo de Aroche se inscribe en la política de fortificación que se desarrolló en
época almohade, y más concretamente para la defensa del avance portugués hacia el
Algarve y el Valle del Guadalquivir, como sucedió en Moura y Serpa (Pérez, Rivera
y Romero, 2005). Se ubica en altura, con control visual hacia la vega del Chanza y al
igual que en Almonaster, por donde discurría el tramo Urion-Arucci de la vía romana
del Anónimo de Rávena (Jiménez, 2006). El registro estratigráfico y la cultura material
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Aracena
El recinto fortificado de Aracena en-
tendemos que se materializó por el impulso
portugués, a mediados del siglo XIII como
ya ha sido expuesto (Pérez, Campos y Gó-
mez, 1998) e interpretamos que se realizó
para la defensa y afianzamiento del estraté-
Figura 5: Aparejo toledano que se adosa a la
gico lugar conquistado por Portugal, a tra-
fábrica de tapial como reparación de la mis-
vés de la Orden del Hospital (Romero, Ri- ma en el castillo de Aroche.
vera y Pérez, 2010) 15. Se ubica en altura, con
un amplio control del territorio y por donde discurría la vía romana que comunicaba la
zona de Riotinto con Emerita (Pérez, Rivera y González, 2010). En Aracena las cerámicas
de cronología almohade, no pueden relacionarse, por ahora, con ninguna unidad cons-
tructiva pero evidencian que sería en este momento un asentamiento de cierta entidad
(Romero, Rivera y Pérez, e.p.). O bien el asentamiento andalusí no contaba con fortifica-
ción de tapial lo cual resulta extraño ante la existencia de castillos de tapial en Aroche y
Almonaster, que fueron reformados en la etapa bajomedieval, o bien, como sucedió con
la construcción del castillo de Noudar, la edificación se adaptó o destruyó lo que podría
ser la fortificación islámica, burdj o sajra (Rego, 2003). Por tanto, Aracena, se ubica cro-
nológicamente entre las fortificaciones de tapial almohades y el inicio de la construcción
de los castillos de Cumbres Mayores y Santa Olalla del Cala. Como argumentos de esta
hipótesis, se cuentan con el contexto de la documentación histórica, el análisis edilicio de
su estructura y las características constructivas que presenta concomitancias, con fortifi-
caciones lusas como Noudar16 o Moura17 y difiere de otros castillos que se integran en la
Banda Gallega (Pérez, Campos y Gómez, 1998).
14 Plano del sistema defensivo de Aroche de 1735 (Servicio Geográfico del Ejército, caja 58, nº 21).
15 La inscripción del monasterio de Marmelar así lo indica, señalando a Fr. Afonso Pires Farihna, aunque
hay autores que señalan a Alfonso III de Portugal como el responsable de la conquista (González, 2005).
16 Noudar fue donada a la Orden de Avis por D. Dinís en 1307 con la obligación de erigir el castillo y
alcázar (Matos, 1997; Barroca, 2002; Rego 2003)
17 La fortificación de Moura que reaprovechó fábricas islámicas fue erigida por la Orden del Hospital
entre el momento de su conquista, 1232 y la permuta de Alfonso X en 1271 (Barroca, 2002)
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19 Las dimensiones de la estancia inferior son de 3´25 m, por 3´25 m., mientras que la estancia supe-
rior tendría una anchura de 4 m, y su altura máxima debió rondar 4,5/ 5 m.
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Zufre
La meseta formada por el travertino de Zufre cuenta, por su altura, con un amplio
control visual de la rivera de Huelva además de condiciones de defensa y habitabilidad.
Se localiza en una zona que permite la comunicación entre Sevilla, la comarca serrana
y el Andévalo onubense. En este enclave se erigió una villa fortificada, compuesta por
una cerca urbana, cuyo trazado englobaría una superficie de 1,6 hectáreas (Lámina 2)
y una fortificación denominada Castillo de la Quebrada, citado en la documentación20,
(Pérez, Rivera y Romero, 2005). Uno de los vestigios que se ha conservado de la for-
tificación urbana de Zufre es la Torre de las Harinas. Identificada como construcción
almohade de tapial, no presenta una clara cronología. En la historiografía, se le ha
asignado una cronología almohade, basada en la presencia de la fábrica de tapial. La
realización de análisis radiocarbónicos a través de muestras de madera de las agujas
del tapial y el análisis edilicio nos evidencia que el momento de construcción hay que
ubicarlo entre los siglos XIII y XIV (Romero, Rivera, Monge y Queiroz, 2010) 21. Ello
no contradice que hubiera en Zufre un poblamiento andalusí pero habrá que con-
tratarlo mediante la metodología arqueológica. La edificación se integra en el recinto
amurallado de la villa como torre albarrana. La disposición de la torre, con un solo
muro del lienzo de muralla que se adosa, su altura y su ubicación, son evidencias que
nos permiten esta definición.
La torre de las Harinas
es maciza, sin cámaras, de
planta cuadrada, con unas
dimensiones máximas de
4’70 m, en la cara Oeste. La
altura máxima conservada es
de 13 m. Cuenta con fábrica
de mampostería en la zona
inferior o basamento, y con
tapial, en las zonas media y
superior. Se ha documenta-
do hasta 8 cajones de tapial
que presentan una anchura
de 85 cts. Los resultados de
la identificación botánica de
dos fragmentos de madera
Figura 8. Alzados de las caras Este y Norte de la Torre de utilizados como agujas en
las Harinas (Zufre). la construcción de la fábrica
de tapial indican las especies:
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Cumbres Mayores
El castillo de Cumbres Ma-
yores se erige en una altura que
domina la penillanura por donde
discurre la ribera del Sillo, contro-
lando los límites entre el Reino de
Sevilla y las encomiendas del Tem-
ple y Santiago, una zona fronteriza
donde se habían desarrollado con-
flictos con las órdenes militares
(González, 1989).
Presenta una planta poligonal
irregular, con 8 lados, que delimita Figura 9. Sondeo estratigráfico en el castillo de Cum-
bres Mayores donde se documentaron estructuras
una superficie de 11.300 m2 (Lámi-
murarias y la cimentación de la muralla.
na 3). Posee 8 torres situadas en los
ángulos y en el centro del lado mayor. Estas torres son alternativamente cuadradas y
semicirculares salvo en el lado Oeste donde se ubican de forma correlativa dos torres
semicirculares. Son macizas, contando con terrazas que se alzan por encima del adarve
(Collantes, 1953) y se accedía a ellas, a través de escalones ubicados en el paseo de
ronda. Del conjunto de torres sobresalen las que conforman la puerta de San Miguel.
El acceso principal, ubicado en el ángulo suroeste, está conformado por un arco ojival
de sillería granítica al exterior, flanqueado por 2 torres de planta cuadrada. Cuenta con
barbacana que obligaba a un acceso en recodo, sirviendo este antemuro que presenta
adarve, como defensa avanzada. En una fase de adecuación, durante el s. XV, además
de recrecer los lienzos del castillo, se colmataron las torres de la entrada y se construyó
el matacán. Desde el paseo de ronda se accede a las torres mediante dos escaleras.
La de la izquierda, que consta de dos tramos, tiene su entrada por un arco apuntado
desde donde se accede a la azotea de la torre. Esta torre, la más meridional, constaba
de terraza en la fase fundacional que se documenta por la existencia de saeteras y un
vierteaguas, realizado en cantería de granito, que se encuentra al nivel de uso. En la
torre más septentrional se documentan dos líneas de saeteras dispuestas a diferente
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altura que nos indican la amortización del nivel primigenio. El recinto tiene otras 2
puertas secundarias. La primera se ubica en el flanco septentrional del castillo y está
constituida por un arco ojival con 3 hiladas de sillares. La 2ª poterna se la conoce con
el nombre Del Sol, debido a un relieve insertado en ella donde se representa al Sol y
la Luna. Los depósitos asociados a la construcción del cimiento y al relleno de la fosa
de los lienzos de muralla22 arrojan una cronología del siglo XIV (Romero, 2003). El
aparejo constructivo del edificio es de mampostería careada aunque presenta sillares
graníticos de época romana que han sido reaprovechados.
22 con sección en U.
23 La altura del parapeto es de 1 metro, del merlonado, 1,50 m., y la anchura del hueco entre merlones
o almena es 0,70 m., mientras que el propio merlón mide 0,74 m. de ancho.
24 Se ha podido documentar en la Torre VI, al igual que en la torre 5 del castillo de Aroche, el sistema
auxiliar empleado en las obras de recrecido del siglo XV, consistente en el asiento de una estructura de
grúa realizada en madera.
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Cala
El castillo se construyó en un cerro que domina el valle de la ribera de Cala que se
configuró como frontera del Reino de Sevilla y la encomienda santiaguista como indi-
can 2 citas documentales: “…assi como parte de Aracenas, y assi como parte con las cumbres,
y como parte con la Orden del Templo, e da en Ardila arriba hasta en la sierra de Santa María; u
otrosí, como parte con Cala de los Crespos…”25, y “...coviene a saber quales son los terminos, por la
Cabeza rasa, que está sobre el camino del Finojal, que va de Sevilla contra Xerez al camino Ayuso,
como entra el Arroyo del Fenaxal en Buerva, de allí adelante; como va a la cabeza de las Farerías, e
de allí a derecho, como sale a la Fuente, o nasce Cala, dallí adelante, como fiere al Castiello, o fiere el
río de Cala, allí adelante como entra el Arroyo de la Madrollera en el río de Cala...”26. Entre los
castillos de Cala, Real de la Jara y Santa Olalla del Cala, se establece un control visual,
de forma triangular, en una zona limítrofe con los territorios de la orden de Santiago
y por donde discurre la Vía de la Plata. Esta puede ser la razón para construir, en un
primer momento, el castillo de Santa Olalla del Cala y posteriormente los castillos de
Cala y Real de la Jara. De igual manera, hay una conexión visual entre el castillo de Cala
y el monasterio de Tentudía. Por tanto, se estableció un limes con los castillos como
hitos territoriales y para el control de la Vía de la Plata, enlace fundamental de Sevilla
con el resto de Castilla. La construcción del castillo de las Torres27, enlazando visual-
mente con el castillo de Real de la Jara, en la otra orilla del Arroyo de la Víbora que se
configuró como límite territorial hasta la actualidad, pudo ser la reacción de la Orden
de Santiago a esta ordenación del territorio.
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29 En Santa Olalla la anchura media de los lienzos es 2,15 m., en Cala oscila entre 1’93 m y 2’16 m y
en Cumbres de San Bartolomé está entre 1,90 y 2,20 m.
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XIII y XIV (Rivera y Romero, 2008), siendo una moneda, un Cornado de Enrique II,
(1368-1379), la que nos permite precisar la datación. A partir de la información dispo-
nible podemos plantear que la construcción del castillo de Cumbres de San Bartolomé
debió tener lugar a mediados del siglo XIV (Rivera y Romero, 2008).
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Conclusiones
El objetivo principal de este trabajo era aportar, a través de las evidencias docu-
mentadas por las intervenciones arqueológicas realizadas en los castillos de la Banda
Gallega durante los últimos 12 años, un conocimiento sobre estos inmuebles. Aún
no están resueltas todas las cuestiones e incluso las interpretaciones que realizamos
en base de los datos obtenidos podrán ser refutadas pero no debíamos obviar una
sistematización de la información para lograr una mejor comprensión de la realidad
histórica de estas fortalezas.
La evolución histórica de los edificios que hemos investigado se plasma en las
distintas fases que se han identificado en cada uno de ellos: fundacional, de reformas,
cambio de funcionalidad y de revalorización patrimonial. En una sistematización de la
fase fundacional podemos realizar una división cronológica entre fortificaciones an-
dalusíes -Aroche y Almonaster- y bajomedievales. Una segunda subdivisión sería entre
castillos de origen portugués -Aracena- y castillos trecentistas que a su vez habría que
dividirlos entre los mandados a construir por Sancho IV en 1293 -Cumbres Mayores
y Santa Olalla del Cala-, y los construidos a mediados del s. XIV -Cala y Cumbres de
San Bartolomé-. Hemos abordado este aspecto del análisis, contrastando la documen-
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34 El documento de 1253 cita villas, castillos y lugares con un carácter ambiguo mientras que el orde-
namiento de 1344 no menciona castillos como Cumbres Mayores o Santa Olalla, para los cuales Sancho IV
otorgó permiso de construcción en 1293. En los casos de Cala y Cumbres de San Bartolomé, las primeras
referencias documentales son las obras del último cuarto del s. XIV.
35 Cortegana se ubica entre dos asentamientos andalusíes, Aroche y Almonaster, controlando la vega
del Chanza y con vías de comunicación hacia el Andévalo y la vega del Múrtigas, donde se erigió el castillo
de Torres. De hecho, los castillos de Aroche y Cortegana tienen comunicación visual a través de la torre
de los Colorados, realizada en tapial.
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