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Re Ru Ce Ree eaten basicas del concepto del barroco Cera et ete eee ere eet contenidos casi exclusivamente Cee ee es ae eS Ceo) Ue oa ee eos ere rened a te od Sed concept, literary as well as plastic, in eae eee sively intellectual content. Related to Deon orca ee "anto asi con el surrealism, el caréter de fo mexicano se asocia con lo barraco y si la burla a la muerte o la fascinacién jor la autoridad son surrealistas por iracionales, ef mole pablano o las explic barracos por excesiv 505. Algo incoherente con un cierto impuka a llenar una c FE] barroco novohispano en el diseno de la mexicanidad Hécrox Montes o¢ Oca Vitro Departamento de Teoria y Ansisis UAM-xochimileo jmontesdeoca@aol.com.nx concepcién que se reelabora en la ‘Nueva Espafia se orienta en una direcci6n més sensible y afectiva que se vuelve fundamental para la construccién de la identidad mestiza del mexicano. re-developed in the New Spain is guided into a more sensitive and emotional direction that becomes essential for the construction of the hybridized identity of Mexicans. ‘ones de Cantintlas -0 de nuestros politicos-, son partes de nuesira idicsincrasia que nos hacen sentir muy orgullo: sto fatalista relacionado con algo otro que nos ta sensacion de escaser. Al margen de lo primero, que seria motivo de otras reflexiones, pare ciera ser que algun: Clas 0 rasgos de carecter que nos son muy propios, hicieron posi ble revalorar no un estilo sino toda una constante animica, con: lraria a las reglas y a la mesura que siempre nos acompana en dliverses tiempos y lugares, Como todos sabemos, lo ba rroca comenzé nombrando la inregularidad de las perlas y ter mind describiendo, més alla dle formas antsticas, arquitectonicas, musical © posticas, una épo- ca histdrica marcada por el po: dor absoluto de la Iglesia y el Es lado. Lo que interesa aqui, sin embargo, son aquellas “afinida des electivas” que hicieron posi ble el disefio tan propio que los mexicanos dimos a todo eso que, para no abarrocame demasiado, llamaré simplement Pero, ique es todo eso? De una vez y para entrar en materia, sin ms barroquismos, a, como sefala José Maria Valverde (1985), que es “eso” que obliga decir a uno de los personajes de La vida es suevio, en vez do un mas sencillo y directo imanos arriba lo siguionte: yo di Rendid las armas y vidas, 0 aquesta pitols, pid de metal, escupiré ef veneno penetvante do dos bal, cuyo fuego seré escandalo del arc En la superficie parecerfa que lo barroco es s6lo un puro juego, una manera ocurrente 0 Ingeniosa de alargar el instante, Una parte puede explicarse como regodeo: Za quétanta prisa si despacito sabe todo mis sabresito?, pero “eso”, “ese impulso” que exige tanto a nlongar un segundo como a colmar un cen= timetro, debe llevar contrapuesta la sensa Cie angustiante de la propia insignit No s6lo por fro sino por vergilenza nos ves- timos, 0 por dar existencia a lo inexistente como el caballero de Halo Calvino que sien: do nada, literalmente una pura armadura vacia, levaba ef nombre desmesurado de Agilulfo Emo Bertrandina de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura, caballe +0 de Selimpia Citerior y Fez, La época que abarca ese impuko com: prende, en términos generates, el espacio de tiempo que va desde ef Renacimiento a la llstracion, Es pues un puente tendldo entre dos épocas brilantes, independientes, ver- daderas precursoras de la modemidad. Si el Pensamiento renacentista construye una vi SiGn del mundo unificada por la perspectiva hhumanista lejos de fos dogmas y de I fe- la institucién catolica de la contrarteforma tra 1a, porel contrario, de restablecer las ataciu- ras que ese pensamiento habia desatado. Es sélo un intermedio de dos siglos porque el lluminismo del xv terminacd entroni- zando defiritivamente a la Razén Desde este punto de vita, la época hartoca viene a ser una especie de “os- curo intermedio depresivo" Valverde, 1985, 12} que obliga al esprtu a reple gase en sf mismo dentro de lo que es, de hecho, un espacio abstracto ajeno a la realidad. Paradjcamente, sin em bargo, la experiencia humanista del Re- nacimiento, esa apertura de los ojos hacia una realidad sensual, disfrutable, llova a configurar un especticulo visual ligado al dogma, si, pero que recons- truye vicariamente la experiencia gozo- sa de la naturaleza, Esta nocién entronca, después del Concilio de Trento, con la soluci6n ca- télica al problema de la conducta hu mana. Opuesto al concesto protestan- te de la predestinacién, el vinculo entre Dios y sus criaturas adopta una forma aciuante en donde la Historia viene a ser e! camino mediante el eval el horn bie construye diariamente su sahacén, Todos sus actos, su actividad cientfica 0 artiste, toda la cukura, ad maiorem Dei gloriam, celebraré entonces el rei- no celestial sobre la terra Mundos distintos, el europeo y el americano, tienen, sin embargo, algo en comin respecto al abarddond que en ambos se hace de una idea sensible por la imposicién de un orden espir: ual Elimpulso imaginativo se manifesta a través de las formas que celebran la iuerza de ese mismo poder que lo so mete. Yentonces surge el barroco come una especie de curiosa celebracién deca- dente que, en nveso «380, se vue sincora © incluso ferviente. 2Por qué raz6n? Pues por- «que con la fe catélica los indigenes, en situa con de orfandac! despues de Ia conquista, encuentian de nuevo su lugar en el mundo, Aquel mundo es confuse y problemé- tico, €6 un mundo intermedia, cividido en- redosrealidades, aque sin quererlo se aban- dona y aquélla otra que intenta reconstruirse sobre bases transformadias. Enel viejo cont nente la estauracién del humanismo se ine tenta en el siglo xv, justo cuando lo impide el poder en ascenso de su propia hija insa- cable: lat En el nuevo, sus habi- tantes, despojados de un orden que hicie- ton a su medida, deberdn también, sin re- medio, reconocerse en otros hombres, ot1os tiempos y una cultura que aprovechard una parte de lo perdido y otra de lo hallado. Fste mundo intermedio es por ello, en Europa, el de un eailio personal. Un mundo amargo, angustiado, de intima reclusion, que percibe como muy dificil la relaciéa con las cosas de afuera pero que, en una incansable y casi obsesiva bisqueda de sentido, fabric, aunque sea teatralmente, una visin unifica- da en donde nadia ests aslado y todo se su- bordina al todo. La inseguridad extrema se manifesta entonces en la rivolidad extrema, como si la soledad completa pudiera ob dase poblando un escenario con muecos enmascerados y gesticulantes. #1 enguaje del barroco, 2 pesar de ello, no se construye con sombras sino con las luminosas estructuras racionalistas y senso- riales de la época renacentista que le prece: de, El barroco habla la misma lengua det Renacimiento, pero “convertida en un dia~ lecto salvaje” cio alguien Burckhardt, cia do por Tapié, 1981). La imaginacién,limica- da pos lo real, deviene en capricho pero la fantasia, que carece de limites, se vuelve ex travagancia (Argan, 1987) Exite, desce luego, el muy honesto pla- cer de celebrer el reino de Dios en la tierra, dde enmascarar con magnificencias una int- ma humildad del alma pero también, Quien lo dude, de inventar “Io artficioso que admira’, el resplandor puro del ingenio que también celebra, no con la misma humile dad, cl dominio de la inteligencia sobre et mundo sensible, “La utilidad de avivar el ingenio", pero también, unttercer motivo que Géngora nos explica (Cipliustaité, 1975) Qué honre me ha causado hacerme escuro a fs ignorant, que esa es fa distincién de fos hombres doctas, hax lar de manere que a ellos les parezca _gricgor pes no se han de dor las pie: das preciosas a animales de cerda alverde, ao,52), Como ejercicio de la intligencia © como obstéculo a la ignorancia, las agudezas de algunos barrocos casi delirantes como ol mismo Gérgora, pueden resultar divert- das 0 iitantes, pero en todo caso inconvincentes porque uno bus- a initilmente verdaderas emocio- nies debajo de tanta erudici6n. 2Qu6 puede uno pensar sino le- yendo versos, supuestamente amo- 0305, como los que siguen?: ual parece al romper de la manana aljgfar blanco sobre fescas rosa, ‘0 cual por manos hecha, atiiosas, bbordaduras de perlas sobre grona, tales de mi pastora soberana parecian las lagrimas hermosas sobre fas dos mejilas milegrosas, de quien mezcladas leche y sangre Pues que el autor es muy ingenio- 0 pero que, tal vez, nunca estuvo enamorado, No seria justo decir fo mismo de todos los poetas de la época, pero Géngora es el paredigma de una cietta cualidad mas- lurbatoria que sustituye las sensaciones au ténticas por construcciones réoricas que no comprometen, Lo que interesa saber, sin embargo, es el propésito de tales estructuras antes que ade rmirarsu total congruencia, su asombrosa dis- posicion, casi matematica, de hasta sus me s y més insignificantes pantculas. 2Cual ‘es su cometido? ‘Ala expresion de qué esin destinadas? Pocria parecer, sin darle mis ‘weltas, que al hedonismo, al ejercicio de la imaginacién, a la contemplacién del espec- io de sf mismas. Ysin embargo, el narc iso extremo -1n espejo reflejado en otro~ al mostrarnos la imagen de! vacto, también ‘hos muestra, aunque sea un vislumbre de la propia imagen del infinito. ¢Qué otra cosa Nos ensefian esos frescos vertiginosos proyec: tados en el techo de algunos templos roma- 1805 como el de il Ges de Giovanni Battista Gaull 0 el de San Ignacio de Andrea Pozzo, {que nos transportan desde el suelo misera. ble de latiera, rompiendo el techo, hacia la propia gloria iimitada del cielo? Experien

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