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A principios de la década de 1930, Honduras, Guatemala y El Salvador vivieron agitación social,

producto de la crisis económica internacional.


EL SALVADOR
Durante el mandato de Arturo Araujo, El Salvador se encontraba en medio de una grave
crisis económica debido a la caída de los precios del café, el cual era el principal producto de
exportación del país. Sin embargo, Araujo no logró controlar la situación y enfrentó una
creciente oposición tanto de grupos populares como de sectores conservadores.

Tras el derrocamiento de Arturo Araujo en 1931, el general Maximiliano Hernández


Martínez asumió la presidencia y estableció un régimen autoritario conocido como "la
Maximiliana". El Salvador vivió una larga etapa de militarismo a partir de la década de 1930 hasta
la firma de los Acuerdos de Paz en 1992
En 1944, la huelga de trabajadores del agro y las movilizaciones populares desencadenaron
una crisis que llevó a Hernández Martínez a renunciar.
A pesar de su renuncia, la influencia militar en la política salvadoreña continuó, y el país se
sumergió en un período de inestabilidad y violencia durante las décadas siguientes.

GUATEMALA
El general Jorge Ubico asumió la presidencia de Guatemala en 1931. Ubico estableció un
régimen autoritario conocido como "El Ubicato". Impuso medidas represivas, limitó las
libertades civiles y fortaleció el control del Estado sobre la economía.

Bajo el gobierno de Ubico, se reprimió cualquier forma de oposición política y se persiguió a


aquellos considerados como disidentes. Se estableció la censura de prensa y se controlaron los
medios de comunicación para evitar cualquier crítica al gobierno.
El Ubicato llegó a su fin en 1944 con la Revolución de Octubre, un movimiento liderado por
estudiantes, trabajadores, intelectuales y militares descontentos. Sin embargo, la inestabilidad
política y la intervención de los militares continuaron siendo una constante en la historia del país,
culminando en el conflicto armado interno que duró desde 1960 hasta 1996.

HONDURAS
En Honduras, la operación de compañías estadounidenses en la explotación minera y el
cultivo de banano fueron importantes para la economía del país. Esto provoco que los
gobiernos militares que llegaron al poder en la década de 1930 contaran con el apoyo de las
empresas y el gobierno estadounidense.

Después de que un gobierno civil retomara el mando en 1948, Honduras experimentó un


breve periodo de gobierno democrático. Sin embargo, en 1956, se produjo un golpe militar
liderado por el general Roque Rodríguez, quien derrocó al gobierno civil y estableció una
dictadura militar. No fue hasta 1982, con la elección del presidente civil Roberto Suazo
Córdova, que Honduras pudo finalmente salir del ciclo de dictaduras militares y restablecer
un gobierno democrático.
Los presidentes militares en Guatemala, El Salvador y Honduras realizaron reformas a la
constitución política para asegurar su permanencia en el poder, limitar la participación de
otros partidos políticos y garantizar elecciones favorables a su régimen. Además, establecieron
fuerzas de seguridad secreta y represiva para vigilar y castigar a aquellos considerados una amenaza
a su gobierno.
Las dictaduras enfrentaron un creciente descontento en la sociedad debido a la represión
política, violaciones a los derechos humanos y la falta de libertades civiles. Los sectores
urbanos, los sindicatos, los estudiantes y otros grupos de la sociedad civil jugaron un papel clave en
la movilización y la resistencia contra los regímenes dictatoriales.
Los sectores militares también experimentaron divisiones y descontento interno. En el caso de El
Salvador, los fusilamientos de oficiales opositores y la represión generalizada generaron
descontento entre los militares y socavaron el apoyo a Hernández Martínez.

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