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Trabajo Final de Antropología
Trabajo Final de Antropología
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invitación de una amiga que tomaba la comunión, pero a la que no volví a concurrir
de adulta.
resto de las personas son oriundas de distintas provincias de nuestro país entre las
funciona doble jornada donde los niños entran 8:30 y salen a las 16:30hs. También
un lugar de encuentro para bailar los fin de semana llamado “El patio chamamé “
en la calle 6 entre 135 y 136, donde se aprecian desde chamanes guaraníes hasta
El lugar para mi trabajo ya estaba elegido, mi objetivo era conocer el manejo del
lugar, cómo se relacionaba con las otras instituciones aledañas y no tomar notas,
sino guardar toda la información en mi memoria que, como dice Guber: “Otra
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la vez que, aunque conociera un poco cómo era su religión y sus características por
mi mamá, para mi todo era lejano porque mi familia nunca fue muy creyente y este
suceso partía del hecho de que mi papá era hijo de un español y mi abuela hija de
turcos (mi padre había nacido en un pueblo de Tucumán donde más de la mitad de
la población son nietos de turcos) por lo que creer en santos o vírgenes no era lo
suyo; en especial porque mi abuelo murió a los 35 años y fue criado prácticamente
el cual me deja a cuatro cuadras de la UNAJ. Siempre que dirigía mi mirada hacia
ella me parecía algo solitaria, triste ya que no veía asistir gente a la misma, salvo
atención verla entrar por el pasillo que se encuentra al costado de la iglesia con
actividad hacía en ella. Valeria con una gran sonrisa me comenta que era voluntaria
en un comedor donde van chicos que meriendan, hacen sus tareas y cenan allí (fue
enorme mi sorpresa porque siempre ante mis ojos era un lugar tan desolado hasta
que sí con gran entusiasmo comentandome a la vez, que son nenes que pasan por
muchas carencias y les venía bárbaro ropa para el invierno que se acercaba.
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Registro de campo:
las circunstancias, pero por lo pronto comenzaría llevando las prendas para los
niños.
atento a los indicios que provee el informante, para descubrir, a partir de ellos, los
investigador”. Pág 75
Concurrí al lugar el día martes previo a jueves y viernes santo cerca de las 16
horas. Para poder encontrarme con mi vecina, tuve que caminar por ese pasillo que
crucé me asombré con tal imagen: un grupo de señoras y jóvenes tomando mate
Saludé a cada una de ellas y entre las mujeres reconocí a dos vecinas más que
por origen étnico y sus rasgos físicos la gente se dirige a ellas y a su familia como
“los coya” (persona originaria del altiplano boliviano, de los Valles Calchaquíes o de la puna
argentina).
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acercan una silla para sentarme junto a ellas. Como algunas de las mujeres me
primaria por lo que les conté que no, que ahora trabajo en una secundaria como
súper lindo saber que los niños cuentan con ustedes, se preocupan por ellos” y a
relatando que: “ soy del barrio pero como siempre trabajé no andaba mucho por
aburrida, no sabía qué hacer por lo que un día vine a la parroquia y me encontró
comenta que no es del barrio pero su mamá sí lo era. Como ella era la
coordinadora de la parroquia pero falleció y nadie quería tomar su puesto, ella ante
decidió tomar las riendas del lugar, y ocupar el puesto. Aunque no le agradaba al
progenitora.
Las otras dos mujeres Sandra y Nieves que rondan los 40 años y que conocía del
barrio me cuentan que pertenecen a una cooperativa la cual está destinada a hacer
actividades barriales y por las cuales cobran un subsidio del estado. A ellas les
A continuación, las dos jóvenes que rondaban entre los 20 y 25 años, se llaman
Sol y Sabrina y me relatan que son voluntarias de Cáritas junto con otras cuatro
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meses.
Valeria que era con la que primero me contacté, me contó que ella ya tenía su hijo
grande (tiene 15 años actualmente) y que una amiga le dijo que necesitaban alguien
que ayude en las tareas a los niños del comedor y como ella había estudiado
magisterio pero terminó abandonando en el último año decidió dar una mano y me
Seguimos dialogando sobre lo caro que están los alimentos , el tiempo pasó y
comenzaron a llegar los niños ( para mi asombro eran muchos y rondaban entre los
sentarse en unas mesas largas donde estaban colocadas tazasy platos vacíos de
plástico.
aclaran las cocineras: “sólo dos porciones por chico”. Una vez servido todo, procedí
de dónde venían ya que conozco a varios niños del barrio por vivir toda mi vida allí
pero no reconocí a ninguno. Cuando me preguntaron : “¿vivís por acá?”. les conté
de pertenencia, por lo que a continuación, les pregunté: ¿ustedes son del barrio?
ellos contestaron que no, que caminan varias cuadras para llegar a la escuela
asentamiento que está cerca del barrio y que son 35 familias las que se llevan la
vianda).
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indicación y correr el riesgo de caerles mal el primer dia a las cocineras) le dije:
“pero son dos porciones para cada uno”.Se acerca un niño de 10 años
¿le puedo dar mi porción a Pablo?” a lo que le contesté: “si podés hacerlo” .
Entonces se acerca otro niño y me dice: “yo también quiero”, por lo que el dueño de
Terminaron de merendar, ayudé a levantar las tazas, los platos, luego lavarlos y a
encuentro con algunas personas haciendo fila para esperar la vianda. Me llamó la
años esperándola.
Esa tarde ya mi preconcepto del lugar cambió, pero quería seguir aprendiendo de
muchos niños y familias. Pero lo que siempre me va a quedar grabado fue ver la
nombre del niño después de tan bello gesto ya que se había robado mi corazón).
ayuda y me preguntó si podía así que encantada fui a prestar mi ayuda. Llegué al
lugar a eso de las 8:30, saludé a las cocineras, a Valeria y una voluntaria llamada
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Mientras preparábamos los regalos para pascuas y tomábamos unos mates, las
reside en la parroquia, nos saluda muy amablemente y nos ofrece su ayuda por lo
que inmediatamente le pedimos que nos cebe unos mates. Nos pregunta a la
acá”( en este caso el uso de la palabra hermano no es referirse a una familiar del
cual compartimos un padre o ambos, sino alguien con quien compartimos la profesa
de fe en un mismo dios) .
Volví una vez más a dar una clase sobre emociones porque me contó Valeria por
mensaje que las voluntarias estaban trabajando con ese tema y tenía muchas ganas
tarde, saludé a todos, y les conté a los niños que les iba a leer un cuento el cual es
el favorito de mi hijo, por lo que también era muy significativo para mí. Leí el título
del cuento: "El monstruo de colores” y continué leyendo. Luego dialogamos sobre el
mismo y les propuse escribir en un afiche qué cosas les daba alegría, miedo o
enojo. Recuerdo con exactitud cuatro situaciones que me dictaron los niños porque
“Me da mucho miedo volver a mi casa porque tengo que andar por los pasillos
oscuros”
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“Me siento triste cuando en la escuela me rompen la tarea, pero vengo acá y me
Por último, les entregué en fotocopia un monstruo a cada uno y les pedí que lo
agradecí a todos por haber sido muy bien recibida siempre y garanticé volver a
visitarlos.
me vino a la mente esa famosa frase: “no juzgues a un libro por su portada”.
mi antigua visión “ a orar por sus pecados”. Un lugar triste y aburrido, que iba a
la institución por medio de una cooperativa. Un lugar donde tanto niños como
donde las mujeres que allí asisten a tantas personas se sienten útiles y lo más
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