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LAS

NEURONAS ESPEJO #

L~EMPATIA
Las claves neurológicas
del comportamiento social

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SUMARIO

Introducción 7

01 Las neuronas de la vida en sociedad 13

02 La imitación, motor del conocimiento 39

03 Los mecanismos emocionales


y sociales del cerebro 69

04 Los sistemas espejo en el futuro 101

Lecturas recomendadas 135

Índice 137
INTRODUCCIÓN

l estudio de la conducta constituye la puerta de acceso princi-


E pal al conocimiento de nuestra mente. Cualquier movimiento
-por simple que sea-, el pensamiento más nimio o la emoción
más profunda son fruto de un determinado estado mental. In-
cluso la ausencia de movimiento, pensamiento o emoción res-
ponden a causas que tienen su origen en el cerebro. Es, en de-
finitiva, mediante la conducta humana que somos capaces de
inferir datos acerca del mundo interior de aquellos con quienes
interactuamos y llegar a intuir, así, una determinada intención:
una mano tendida que se acerca cálidamente hacia nosotros, por
ejemplo, será interpretada de manera positiva, mientras que una
mano cerrada que lo hace de manera amenazante tendrá una in-
terpretación muy diferente. Este mecanismo tan simple en apa-
riencia nos descubre el gran reto de este libro: entender un poco
más las acciones y los sentimientos de los demás, con el objetivo
de avanzar en el gran enigma que representa la especie humana,
y de aplicar los conocimientos adquiridos en la mejora de nues-
tras vidas.

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A veces nuestra propia conducta puede resultar enigmática e in-
comprensible incluso para nosotros mismos. En ocasiones, respon-
demos a los estímulos de nuestro entorno de una manera que nos
desconcierta. Sin saber bien por qué, a veces nos entran ganas de
bostezar cuando vemos a otra persona hacerlo; del mismo modo, en
ocasiones, somos incapaces de impedir que la risa de los otros nos
resulte contagiosa; e, incluso, de forma extraña, llegamos al extremo
de sentir cierto dolor cuando vemos a alguien golpearse la cabeza. En
realidad, todas estas conductas tienen una causa y esta se encuentra
en un tipo de células nerviosas que se activan de manera inconscien-
te al ver a otra persona bostezar, reír o golpearse: las neuronas espejo.
Ahora bien, cabría preguntarse, ¿qué motivo evolutivo nos ha
dado la posibilidad de preservar esta función de contagio frente a
lo experimentado por los otros?, ¿qué nos ha llevado a acoger unas
neuronas que nos conducen a imitar las conductas de los demás?
La explicación que genera más consenso entre los investigadores
tiene que ver con la necesidad de crear y mantener vínculos de em-
patía con los demás, lo que, a su vez, nos conduce a formar grupos
y a protegernos los unos a los otros.
Las neuronas espejo fueron descubiertas en el transcurso de un
experimento neurocientífico con monos en el que un equipo de
investigadores italianos encabezado por Giaco·mo Rizzolatti estu-
diaba la preparación del movimiento. Sin embargo, la casualidad
les llevó a detectar -en un momento que no resultaba de interés
para el experimento que llevaban a cabo- unas neuronas que se
activaban mientras un mono observaba al investigador coger un
objeto. Dichas células nerviosas acabaron por constituir un grupo
neuronal con una amplia diversificación de funciones mentales,
desconocido hasta entonces. Investigaciones posteriores permitie-
ron identificar varias regiones cerebrales con un patrón de neuro-
nas espejo con funciones asociadas a la comprensión de acciones
ajenas, la imitación, el aprendizaje, lenguaje o la observación de los
demás para lograr empatizar con ellos.

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La grandeza de las neuronas espejo -y su misterio- radica en el
hecho de que se activan cuando observamos a otra persona realizar
una acción pero también cuando llevamos a cabo la misma acción.
Este comportamiento nos remite a una de las principales funciones
asociadas a estas neuronas: impulsar las conductas imitativas.
La imitación, un comportamiento observado en distintos seres
vivos, está muy enraizada en nuestra especie. Diversos estudios de
psicología social han documentado el carácter automático de las
conductas imitativas y el mimetismo en humanos. Y, de hecho, di-
chas conductas revisten una gran importancia para nosotros, pues
intervienen en diversas capacidades que se han revelado de gran
utilidad para nuestra supervivencia y evolución.
Una de ellas es el aprendizaje, fundamental desde las primeras
etapas de la vida. Cuando nacemos, aprendemos por observación:
miramos las ac~iones de nuestros modelos de conducta -nuestros
padres y las personas mas próximas a nosotros-, posteriormen-
te imitamos y lo aprendido queda registrado en nuestro cerebro
sin apenas esfuerzo. En realidad, la imitación es un instrumento
muy poderoso para aprender, no solo en la infancia sino también
a lo largo de nuestra vida. Y, en ese aprendizaje, nos acompañan
las neuronas espejo. El cartografiado del sustrato neurofisiológico
de las funciones de la imitación, la gesticulación o la secuencia de
asociaciones durante el aprendizaje pone en evidencia la presencia
de dichas células nerviosas.
Como especie, todo lo que aprendemos -gracias a mecanismos
de plasticidad neuronal que detallaremos en este libro- lo hace-
mos con un motivo u objetivo. Si no fuese así, pasaría de largo sin
apenas dejar huella en nuestro legado neuronal. ¿De qué depende
el hecho de que pongamos interés sobre una función evolutiva y
adaptativa concreta? La respuesta está en la motivación y el estado
emocional de cada situación. Son las emociones las que nos com-
pelen a movernos y a vivir. Ellas son responsables de casi todo lo
que hacemos.

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En realidad, lo que nos caracteriza como humanos son las emo-
ciones y la dimensión social que les atribuimos. Si las neuronas es-
pejo participan en la imitación y el aprendizaje por observación,
lo hacen aún más cuando vemos un evento emocional. Los esta-
dos mentales que inferimos de nuestra pareja cuando tiene cara de
enfado o los de nuestros jefes si nos miran con gesto de simpatía
por la mañana son claros y no dejan lugar a dudas. La persona que
tenemos enfrente nos quiere transmitir algo: una emoción nega-
tiva, en el primer caso, y una positiva, en el segundo. Pues bien,
emociones tan básicas como el sufrimiento o la alegría se agrupan
y combinan para dar lugar a algo más refinado como es la empatía.
En nuestro día a día, estamos continuamente expuestos a
otras personas y a sus movimientos. La gente realiza un sinnúme-
ro de actos y acciones ante nosotros en las plazas, calles o medios
de transporte como el metro o el autobús y -si el móvil no nos
roba la atención- permanecemos observando a los demás. En tal
contexto. nuestras neuronas espejo disparan sin cesar. Tratan de
entender qué hace la persona de enfrente, qué está pensando o si
su presencia frente a nosotros es segura.
Uno de los recursos que nos ofrece el cerebro para acceder a la
mente de otras personas es la observación de sus acciones. Obser-
var lo que hacen los otros es el punto de partida para comprender-
los y descifrar sus intenciones. No en balde. la comprensión de los
demás es una de las conductas más desarrolladas en los seres hu-
manos. Y, en la medida en que las neuronas espejo desempeñan un
papel fundamental en dichas conductas. conocer la base neurobio-
lógica por la cual entendemos al otro y podemos llegar a deducir sus
intenciones -incluso cuando ni siquiera lo conocemos- resultará
fundamental para descifrar algunos de los procesos mentales que
más nos distinguen como humanos y, por ende, para comprender
la estructura del cerebro de manera mucho más amplia.
Significativamente, funciones antes descritas, como la capaci-
dad de entender las emociones de los demás y anticipar sus inten-

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ciones, están alteradas en personas con trastornos neurológicos
como el autismo. De hecho, la disfunción de neuronas espejo se
ha asociado a diversas patologías, de manera que la actuación so-
bre dichas células nerviosas abre una vía de rehabilitación de los
pacientes afectados. En la medida en que conocemos las regiones
donde se asientan las neuronas espejo, podemos estimularlas para
que aumenten su actividad y conduzcan al paciente a un estado
más próximo a la normalidad, que Je permita mejorar sus conduc-
tas sociales y experimentar empatía. La fórmula parece sencilla,
aunque, en realidad, resultaría imposible ayudar a pacientes con
autismo u otras enfermedades sin el feliz hallazgo de las neuronas
espejo, que nos ha permitido determinar las regiones en las que ac-
túan y los procesos neurológicos que posibilitan la empatía.
Sin embargo, cabe señalar que las aplicaciones prácticas de nues-
tros conocimientos sobre las neuronas espejo no se limitan de forma
exclusiva al campo de la medicina. De hecho, la comprensión del
papel de estas células nerviosas en los procesos que posibilitan la
empatía está llamada a tener una gran relevancia en el ámbito de
la inteligencia artificial. La relación entre máquinas y humanos no
es cosa del futuro ni pertenece al terreno de la ciencia fkción, sino
que ya está muy presente en nuestras vidas. Y de hecho, diversas
instituciones y empresas privadas ya están trabajando en el desa-
rrollo de inteligencias artificiales con capacidades empáticas, sus-
ceptibles de descifrar las emociones humanas y predecir sus inten-
ciones y comportamientos. Las aplicaciones de estas máquinas son
múltiples y abarcan desde el diagnóstico clínico hasta la seguridad
en los transportes pasando por los test comerciales y los sondeos
electorales.
En definitiva, el hallazgo de las neuronas espejo se ha revelado
de una enorme trascendencia. Irradia luz en lugares donde habían
predominado las sombras. Si durante siglos, el funcionamiento de
nuestro cerebro ha representado un verdadero enigma para cientí-
ficos y pensadores, el descubrimiento de Giacomo Rizzolatti y su

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equipo supone un gran paso en su comprensión. Y, en concreto,
nos ofrece las claves para demostrar la base neurobiológica de las
capacidades sociales y de los procesos que facilitan la interacción
entre humanos.
Si la comprensión de la mente humana -y la aplicación de to-
dos estos conocimientos en la vida cotidiana- será uno de los retos
que mantendrán ocupada la ciencia durante este siglo, las neuronas
espejo tendrán un papel fundamental para encararlo. Bajo estas cir-
cunstancias, no es de extrañar que exjstan científicos que afirmen
que las neuronas espejo poseen una importancia para la neurocien-
cia análoga a la que el ADN ha tenido en el campo de la biología.

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01 LAS NEURONAS DE LA VIDA
EN SOCIEDAD

El descubrimiento de unas neuronas que


se activan no solo cuando un individuo
lleva a cabo una acción, sino también
cuando este observa a otra persona
realizarla, representa uno de los grandes
hitos científicos de los tiempos recientes.
Profundizar en su conocimiento será clave
para entender el funcionamiento de nuestro
cerebro y para identificar sus alteraciones
motoras, emocionales o cognitivas, con el
objetivo de controlarlas y modificarlas.

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