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Clases sociales e injusticia en la

sociedad mexicana del siglo XIX

La desigualdad bajo el gobierno de Porfirio Diaz

Porfirio Diaz llego al poder del 28 de noviembre de 1876 despues de revelarce militarmente
contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada que buscaba su reelección. Díaz había sido
un militar destacado en la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa que había
contendido con Benito Juárez por la presidencia en 1867 y 1871; sin embargo, fue años
después que con su alzamiento logró volverse presidente de la república.
Díaz se reeligió siete veces sucesivas, de esta manera el régimen porfirista se
extendió desde 1876 hasta 1910, sólo interrumpido por la presidencia de su com.
padre Manuel González (1880-1884).
El Porfiriato, como se conoce a esta etapa de 35 años, estuvo marcado en lo
económico por un reparto inequitativo de la riqueza en el que pocos prosperaban
y la mayoría padecía pobreza, a pesar del desarrollo de la industria y las comuni-
caciones en el país. Las diferencias eran tan amplias que derechos básicos como la
salud o la educación no se cumplían.

Las clases altas

Como vimos en la lección anterior, el liberalismo dictaba que el Estado debía intervenir lo
menos posible en la economia y dejar a los individuos producir, comerciar y trabajar. Por
ello, el gobierno de Díaz emitió leyes que favorecían a los inversionistas y les permitían
explotar los
recursos naturales, apropiarse de tierras o no pagar impuestos. Además, si había conflictos
por estos privilegios,
casi siempre protegió los intereses de los empresarios y usó la violencia contra los
inconformes.
Estas políticas permitieron que los dueños de las empresas prosperaran mucho. La clase
alta y privilegiada de la sociedad
y se beneficiaran de las riquezas que sacaban de la tierra y sobre todo del trabaporfirista
gozaba de
jo de jornaleros campesinos, obreros, arrieros y constructores. todos los beneficios que
permitían las prácticas
Los grupos con mayor riqueza vivían en lujosas residencias en las ciudades o
coloniales que perduraban y el desarrollo económico. en grandes casas campestres en las
haciendas, atendidos por un gran número de personas a su servicio; se transportaban en
vistosas carrozas tiradas por caballos, primero, y luego en los automóviles que llegaban del
extranjero. Acudían a clubes exclusivos y se deleitaban con espectáculos de lujo. Se
vestían con ropa importada de Europa, sobre todo de París, o mandaban copiar las últimas
modas. Los dueños de las haciendas henequeneras de Yucatán, por ejemplo, eran tan ricos
que mandaban lavar su ropa a La Habana, Cuba; gozaban de tantos privilegios que
se les llamaba "la casta divina"
Otro grupo de la élite eran los funcionarios de los gobiernos de todos los niveles.
Algunos, como el propio Díaz, eran de origen popular e hicieron fortuna, por lo que subieron
de posición social durante las guerras de mediados del siglo xIx; muchos adquirieron tierras
al aprovechar las leyes liberales de desamortización de las propiedades comunitarias, otros
se hicieron ricos por participar en negocios promovidos por el Estado, como las minas o las
fábricas. En los municipios y estados era frecuente que quienes ejercían el poder político
fueran también las personas
más ricas, por sus propiedades rurales y sus intereses comerciales y, por lo general, porque
usaban el poder público
para favorecer sus negocios personales.

Las clases medias

La cultura de las personas de clase media era liberal y moderna; les gustaba leer, por
ejemplo, los periodicos y revistas publicados en la Ciudad de México y otras urbes y así se
enteraban de los acontecimientos locales y mundiales. Quienes simpatizaban con el
gobierno leían diarios como El Imparcial que tenía una línea editorial a favor del régimen;
los conservadores gustaban de El siglo
XIX ; los lectores más liberales y críticos del autoritarismo preferían El Hijo del Ahuizote, un
medio muy crítico que
fue censurado en repetidas ocasiones por el gobierno
Otros miembros de esta clase eran inmigrantes de Europa y del Medio Oriente; estos eran
llamados turcos. Este
grupo era muy variado, pues incluía cristianos, judíos y musulmanes; muchos de sus
miembros se dedicaron al comercio, tanto en las ciudades como en el campo, y viajaban por
todos los pueblos para vender sus mercancías.
Las personas de clase media vivían de su trabajo y su posición social se veía afectada por
las periódicas crisis económicas que hacían quebrar empresas y negocios y que, a veces,
los podía hundir en la pobreza.

Los trabajadores del campo

La vida del resto de los mexicanos era muy diferente a la de los sectores más prósperos. La
mayoria de la población era campesina y cultivaba la tierra para producir sus alimentos, tal
como lo habían hecho desde hacia siglos. Si las cosechas eran buenas, las familias vivían
tranquilas, pero si las cosechas fallaban los pueblos pasaban hambre.
En regiones como el bajío y el occidente había un gran número de pequeños
propietarios, de todos los orígenes. La mayoría también se alimentaba con lo
que producía, aunque algunos destinaban parte de la producción a la venta.
Buena parte de los trabajadores de las haciendas eran obligados a trabajar
sin paga por medio de diferentes mecanismos. El caso extremo fue el de familias yaquis de
Sonora que fueron aprisionadas en las guerras que organizaron el gobierno local y el
ejército en su contra, y que, después, fueron llevadas a trabajar casi como esclavas en las
haciendas de Valle Nacional en Oaxaca. Los tsotsiles y tzeltales de los altos de Chiapas, a
su vez, eran enganchados en sus pueblos por medio de un regalo de dinero y alcohol y
luego obligados a trabajar por meses en las fincas cafetaleras del Soconusco, en la costa, y
a pagar la deuda que habían adquirido.
Las condiciones de las familias que vivían como peones en las haciendas solían ser
terribles, prácticamente nacían y morían en el mismo lugar; se les pagaba por medio de una
tienda de raya, donde estaban obligados a comprar sus productos a precios
exageradamente altos, lo que propiciaba que vivieran endeudados y no pudieran salir de la
hacienda.
De esta manera, terminaban trabajando de forma gratuita; además, estaban sometidos a
todo tipo de abusos por parte de los hacendados y sus capataces, como maltratos y
castigos físicos a hombres y mujeres, así como explotación del trabajo de los niños.

Los obreros

En esta época, los obreros eran los trabajadores del ferrocarril, de las minas y de los
centros industriales. Para ellos, las condiciones laborales y de vida no eran mucho mejores
que para los campesinos. Aunque no eran obligados a trabajar por la fuerza, sus salarios
eran muy bajos y apenas alcanzaban para su sustento. Además, muchas veces tenían
jornadas de más de doce horas diarias, las condiciones de seguridad eran malas y sufrían
todo tipo de accidentes al igual que los peones en las haciendas solían ser obligados a
comprar sus alimentos en las tiendas de raya de sus empresa que ofrecían los productos
más caros para obtener mayores ganancias.
Los obreros tenían muy diversos origenes, había muchos indigenas, mestizos, y personas
de origen africano, que habían dejado sus comunidades en el campo para encontrar trabajo
en las ciudades o las minas. Había también inmigrantes de Asia, sobre todo de China, que
se asentaron principalmente en el norte del país. Estos solían realizar los trabajos más
dificiles y peor pagados.
Las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias eran deficientes: vivian hacinados
en viviendas de mala calidad, sin servicios sanitarios; muchas veces las mujeres y los niños
trabajaban también, y en condiciones de peligro. De acuerdo el grupo de los Científicos y
las clases medias, los barrios y campamentos de obreros eran peligrosos e insalubres, y la
falta de higiene provocaba enfermedades.
Las clases sociales más prósperas desconfiaban de la clase obrera por la mezcla de
personas de diferentes orígenes y de las ideas consideradas exóticas que podían
"contaminar sus mentes", y que promovían los
inmigrantes obreros de España y del sur de Europa que habían llegado a México.

La lucha contra la injusticia

En una sociedad tan desigual como la mexicana bajo el gobierno de Porfirio Diaz, también
había grupos que eran discriminados por su origen étnico y por su aspec to físico. Por
ejemplo, la discriminación afectó en particular a las personas de origen africano, a tal grado
de volverlos invisibles para la sociedad. Eran tantas las desventajas que implicaba su color
de piel y su condición social que prefirieron mezclarse con los otros grupos y ocultar sus
orígenes; salvo en algunas regiones del país, como Veracruz y las costas de Oaxaca y
Guerrero, donde se
mantuvieron aparte de otros grupos de la población.
Los inmigrantes chinos fueron también discriminados tanto entre los trabajadores
como por el gobierno, que aplicó medidas racistas en diversos momentos, como su
expulsión del país y de sus parejas o descendencia, aunque fueran ciudadanos mexicanos.
También había prejuicios contra los inmigrantes del Medio Oriente y los judíos.
Quizá el principal sector discriminado fueron las mujeres. En esa época no po-
dían votar ni tenían los mismos derechos de propiedad y herencia que los hombres.
Muchas eran víctimas de la violencia doméstica de sus padres o esposos, o tenían que
trabajar para los patrones de sus parejas sin recibir sueldo a cambio.
Desde luego que hubo muchos grupos que lucharon por mejorar la vida de los
más pobres y por reducir las injusticias. Por ejemplo, la prensa nacional y extran-
jera denunció las injusticias sociales y la represión del gobierno contra quienes
demandaban justicia. Un caso especial es el del caricaturista José Guadalupe Posada, que
publicaba en el periódico El Hijo del Ahuizote caricaturas críticas de la represión y la
corrupción del gobierno

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