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Capítulo 3: “México, un carrusel de rebeliones”, 20205, en “La rebelión permanente” de Fernando

Mires.

En todos los países de Hispanoamérica, luego de las revoluciones de la independencia, llegaron al


poder los sectores relacionados con la actividad minera y agropecuaria que hicieron, hacia adentro,
una recolonización apoderándose de territorios y destruyendo los restos de cultura que habían
sobrevivido. Atrás de estos caballeros, se estaba llevando adelante una nueva conquista con métodos
tal vez más refinados pero igual de perversa que la anterior. Había capitalistas ingleses y
norteamericanos vinculados al ferrocarril, y los bancos que buscaban oro y fortuna. Las masas de
campesinos e indios habían tenido que huir de sus propias tierras

El hecho de ser independientes no había asegurado que dejaran de ser coloniales y ahora, además,
estaban siendo dependientes del capitalismo. México fue uno de los países en donde las
contradicciones del orden colonial se mantuvieron bien presentes. En México se llevó adelante la
primera revolución social del siglo XX, una de las más sangrientas también. Los personajes más
destacados de esta contienda fueron Madero, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Carranza y Obregón.

EL MÉXICO DE PORFIRIO DÍAZ

Porfirio Díaz llegó al poder en 1876 quejándose por una reelección y lo mantuvo hasta 1910. Llevó
adelante una dictadura y un gobierno tirano apoyado por el clero, el ejército armado y el cuerpo
policial. Pero además de tener como recurso a la fuerza represiva, duró tanto en el poder porque
buscaba conciliar los intereses del poder de las clases señoriales con aquellos bloques dominantes
más vinculados al exterior.

El capital extranjero durante la dictadura

Desde mediados del siglo XIX capitalistas extranjeros empiezan a invertir mucho en América Latina,
principalmente en Argentina, Brasil, Chile y México. En México avanzó tanto el capital extranjero que
se fue consolidando ahí mismo, en el país, un cierto interés vinculado al exterior. El principal grupo,
el más influyente, eran los llamados “científicos” que rendían casi culto al progreso al que asociaban
con la industrialización y lo veían como la forma de que México rompiera con su pasado feudal. Las
mayores inversiones fueron hacia la minería con los metales preciosos, como cobre y estaño, y la
agricultura, hacia productos tropicales como café y tabaco. México creía que el capital extranjero
ayudaría a industrializar masivamente el país pero no fue así y las inversiones se concentraron, como
siempre, en los rubros tradicionales de exportación. Algo para destacar es que las inversiones
norteamericanas crecieron fuertemente en relación a las europeas. De hecho, había hasta cierta
competencia entre estos dos capitales, sobre todo en el campo de las explotaciones petroleras. Acá
Porfirio Díaz quiso ser una especie de árbitro entre estas dos potencias pero a Estados Unidos no le
cayó nada bien y se alejó un poco, y más adelante Estados Unidos va a ser quien apoye a los
opositores de Díaz que le van a ofrecer mejores condiciones de inversión. Con el tiempo, la
vinculación entre México y Estados Unidos en relación al comercio exterior va a ser cada vez mayor.
Donde más se concentraba, igualmente, el capital norteamericano era en el sistema de transporte,
en las comunicaciones -especialmente en los ferrocarriles- algo que fue hasta puesto en duda por los
propios científicos que se estaban dando cuenta que todo el sistema de transporte estaba,
básicamente, en manos norteamericanas. Algo similar sucedía con la minería y la industria
metalúrgica, donde la mayoría de las empresas eran estadounidenses. En síntesis, la situación previa
a la revolución era que las áreas estratégicas económicas de México estaban ocupadas por capitales
extranjeros, principalmente norteamericanos, y todo esto había sido culpa de los científicos que
habían habilitado todo esto en nombre del progreso. Las inversiones extranjeras se concentraron en
los rubros más tradicionales y la forma en la que México se vinculó con el mercado mundial fue a
través de la explotación de sus sectores sociales más débiles o sea, el campo.

El eslabón más débil: la cuestión agraria

El proceso de modernización que se puso en práctica en México está caracterizado por la


expropiación de tierras a las comunidades y la concentración de éstas en pocas manos. Se dio así
después de la independencia, pero en México fue muy rápido y profundo. El grupo denominado
porfirismo era una representación política conformada por hacendados y capital extranjero. Las
personas que más se destacaban del régimen de Díaz eran grandes propietarios de tierras. El
gobierno legalizó las expropiaciones, entonces ahora éste podía vender tierras públicas y hacer
contratos con quien quisiera, aunque estas tierras no eran públicas sino que pertenecieron siempre a
los indígenas que lo vivieron como una segunda conquista.

La resistencia indígena

Durante la dictadura de Díaz se disolvieron muchas comunidades indígenas y otras apenas


sobrevivían en tierras muy inaccesibles. En el sur otras comunidades trabajaban estacionariamente
en algunas haciendas e, incluso, había poblaciones enteras situadas dentro de las haciendas. Éstas se
habían quedado con la tierra y con la vida de esas comunidades habiendo destruido, por supuesto,
sus costumbres también. Dentro de lo que fue la Revolución Mexicana podemos decir, también, que
hubo una propia Revolución indígena que buscaba rescatar su pasado. De todas maneras la lucha de
los indios por sus tierras no empezó con la Revolución Mexicana sino que venía de antes. Un ejemplo
de esto es la comunidad de los indios yaquis, bajo el liderazgo del cacique Cajeme, que comenzó su
propia rebelión antes de que la gente “decente” estuviera en desacuerdo con el porfiriato. Éste no
escatimó en sufrimiento y los arruinó: el gobierno aplastó brutalmente la represión y a los que
sobrevivieron los deportó o los repartió como esclavos entre los hacendados. Si bien parece terrible,
la mayoría de los políticos lo consideraban natural porque veían a los indios como hordas salvajes
que eran masacradas en nombre de la civilización. La mentalidad en general era racista.

La politización de la cuestión agraria

Hasta el momento, la cuestión agraria era mayormente social pero desde la oposición se dieron
cuenta de que, dado que la mayoría de la población vivía en el campo pero no era propietaria de las
tierras, era muy posible recurrir a ellos y movilizarlos en contra de Porfirio Díaz. Otro motivo que
llevó a que se politice el tema agrario fue la situación económica. La producción agrícola había
disminuido así como también las cosechas por lo que, en un momento, se hizo necesario hasta
importar maíz y otros granos.
LA OPOSICIÓN POLÍTICA A DÍAZ

La oposición a Porfirio Díaz se dividía en tres vertientes: la primera era un grupo de empresarios, la
segunda, los sectores sociales intermedios y la tercera era una clase obrera industrial.

La vertiente empresarial

La dictadura de Díaz lo que representaba era esa alianza que había entre los propietarios
tradicionales con los sectores capitalistas vinculados al mercado mundial quienes, hasta el siglo XIX,
se habían llevado bien pero comienzos del XX empiezan a experimentar la contradicción de cómo
modernizar el país -como preferían los científicos- cuando gran parte de sus clases dominantes
insistían en practicar los estilos económicos del siglo XIX. Ya había una parte de miembros del
régimen que pensaban en un recambio de autoridad. Hubo un desarrollo de inversiones extranjeras
que fue muy vertiginoso que hizo cambiar los modos de producción tradicionales y llevó a que se
devaluara el peso, subiera la inflación, aumentaran los precios de los productos agrícolas, cayera el
consumo interno, bajara la tasa de producción industrial nacional... Todo esto hacía que, dentro del
mismo grupo dominante, hubiera encontronazos. De hecho, el iniciador de la revolución fue
Francisco Madero que provenía de un círculo económico privilegiado. De todas maneras igual,
aunque dentro del bloque porfirista hubiera disconformes y disidentes, no quiere decir que la
revolución haya sido burguesa. Fue una revolución anti-burguesa, popular, campesina y nacionalista.

La vertiente de clase media

Había crecido enormemente la clase media pero no se habían insertado bien en el sistema
productivo, por lo que era un sector en pauperización que comenzó a resentirse contra la clase que
usufructuaba el poder. El grupo de intelectuales llamado “los científicos” seguía apoyando la
dictadura aunque su proyecto de modernización hubiera fracasado. Los intelectuales de la clase
media empezaron a disgustarse y este disgusto no solamente representaba sus intereses sino que,
también, interpelaba el resto de las clases sociales subalternas. La radicalización de los sectores
medios se puede ver en la gran efervescencia cultural que hubo previo a la caída del régimen, de
gente que participaba en círculos literarios, clubes científicos, centros de discusión. Así, los
intelectuales de clase media iban redescubriendo la idea de pueblo y de pueblo agrario. Empezó
como a gestarse una reacción intelectual en contra de las destructivas consecuencias de una
industrialización dependiente. Esta efervescencia cultural se vio reflejada en la política con la
fundación del Partido Liberal Mexicano, grupo que más adelante publicó un documento que
reivindicaba a los sectores medios, a los trabajadores agrarios, a la raza indígena y la clase obrera. En
general querían conformar un bloque social opositor a la dictadura.

La vertiente obrera

La industrialización en México había sido desigual: había núcleos de concentración empresarial /


industrial. Alguno de los factores que hicieron que se desarrollaran el movimiento obrero fueron el
gran crecimiento demográfico y los ataques que fueron sufriendo las propiedades en el campo. Hasta
ahí, no había una gran diferencia entre obreros y campesinos. En 1906 comenzaron algunos brotes
de resistencia obrera donde los trabajadores destruían las máquinas, incendiaban edificios, pero
posteriormente eran ferozmente masacrados por el gobierno y reprimidos. Reclamaban por
aumentos en los salarios y por disminución en la jornada laboral. De todas maneras, como no
estaban fuertemente sindicalizados, no es que la clase obrera llegó a la revolución sino más bien fue
por la revolución que pudo desarrollarse el movimiento obrero.

LA REVOLUCIÓN POLÍTICA DE MADERO

En 1910, en México, había numerosos movimientos de protesta pero que no estaban alineados y la
tarea de organizarlos va a ser de Francisco Madero, que provenía de una familia bien posicionada
económicamente, dueña de industrias y plantaciones, y justamente por eso, también, gozaba de
ciertas cuotas de poder político. De todas maneras, era un hombre joven y moderno que estaba muy
en contacto con los hombres de negocios, mayores disidentes del porfiriato. Además, era un
intelectual atraído por las políticas liberales, entonces era perfecto para hacer el nexo entre las
fracciones económicas disidentes con el porfirismo y los políticos que provenían de los sectores
medios. Además, estas condiciones lo volvían una figura interesante para llevar adelante el cambio,
Madero también tenía un gran sentido de la oportunidad y es ahí cuando publica un libro llamado
“La Sucesión Presidencial” pero no fue necesariamente esta publicación lo que llevó a la revolución
sino una entrevista que dio Porfirio Díaz a una revista norteamericana diciendo que se retiraría del
gobierno cuando cumpliera 80. En ese momento tenía 78. Empieza a ponerse sobre la mesa el tema
de la sucesión presidencial que, hasta entonces, no era algo que subiera charlado o hubiera algún
acuerdo al respecto. Se barajaban varios nombres para la sucesión, uno de ellos era el vicepresidente
en vigencia, Ramón Corral, pero fue justo en ese momento cuando sale el libro de Madero. En este
libro, Madero menciona dos elementos de ruptura radical con el orden vigente: uno era un llamado a
formar un Partido Nacional Democrático desconociendo el poder político monopólico que detentaba
Díaz y, por otro, era que llamaba a la libertad de sufragio y a la no reelección, cuestionando lo que
hasta el momento ningún porfirista se atrevía a cuestionar: a legitimidad política de Díaz. Había una
figura un militar cuya popularidad había crecido, de apellido Reyes, que podía ser la persona que
continuara con la línea tradicional del porfirismo. Pero a Díaz esto no le gustó y por testarudo le
bloqueó el camino. Esto, sumado a la entrevista que dio. Luego, bloqueó a Madero por lo que había
dicho en su libro, lo que hizo que diferentes grupos se cerraran alrededor de Madero. Díaz reprimió,
clausuró periódicos, persiguió y arrestó opositores, pero finalmente en 1910 se formó el partido
propuesto por Madero con el nombre de Partido Antirreeleccionista y Madero fue nombrado
candidato a la presidencia. Madero fue arrestado ese mismo año, en 1910. Pero más adelante
entonces su figura más crecía como un candidato mártir. Díaz no lo deja a Madero convertirse en
opositor pero éste se escapa de la cárcel y se convierte en revolucionario, sosteniendo que la única
alternativa que quedaba era el levantamiento armado. Es por esto que plantea el Plan De San Luis.
Podemos decir que la Revolución Mexicana comenzó el 5 de octubre de 1910.

EL PLAN DE SAN LUIS

Era un programa que desconocía los resultados de las elecciones y consagraba a Madero como
presidente. También, es un llamado de abierta ruptura con el porfirismo y se denunciaban las
expropiaciones de tierras a campesinos e indios. De esta forma, se convocaba un levantamiento
armado que los campesinos harían, siempre y cuando Madero les prometiera la restitución de sus
tierras. Ésta era una revolución distinta, que no solamente quería derrocar a un gobierno sino que
también entraba en juego el problema de la tierra.
EL ORIGEN DE LA OTRA REVOLUCIÓN

Antes de que a Díaz lo cuestionen las clases políticas urbanas, lo cuestionaban las masas desposeídas
del campo. Lo que va a lograr el levantamiento de Madero es confluir con todas las rebeliones que
existían desde antes, haciendo del Plan de San Luis, una especie de alianza entre los políticos
nacientes de los sectores medios y las masas agrarias.

El sur

En el sur la fuerza del movimiento agrario fue extraordinario dado que, en esa zona, la gente que no
tenía acceso a la tierra era muchísimo más que en el resto del país. Parte de la población alquilaba
pequeñas parcelas; otros buscaban trabajos en lugares cercanos o en empresas textiles; otros
trabajaban como peones en algunas haciendas azucareras pero este último era un trabajo estacional,
así que a los latifundistas les convenía hacer contratos por corto plazo con estos trabajadores que no
vivían dentro de esas haciendas, sino en algunas aldeas. De todas maneras, y a pesar de esto, la idea
de comunidad no se extinguía en estas poblaciones. Todo lo contrario, se reforzaba. Habían perdido
sus tierras pero no sus instituciones tradicionales. Una de estas instituciones era, por ejemplo, el
Consejo De Ancianos. Un día, en 1909, este Consejo De Ancianos llama a una asamblea y sus
participantes renuncian, algo que fue muy insólito pero que fue seguido de un llamado a elecciones
para un representante en el que gana Emiliano Zapata. Zapata era campesino, pero su familia tenía
algunas hectáreas por lo tanto no era un campesino pobre. Tenía 30 cuando fue elegido
representante y siempre había tenido que defender su pequeña propiedad teniendo desde
temprano una actitud beligerante respecto a las autoridades, lo cual lo había vuelto reconocido. Era
una especie de caudillo natural. Hubo una serie de enfrentamientos entre tropas, y Zapata fue
reconocido como el jefe supremo del Ejército Revolucionario del Sur. Los maderistas lo reconocieron
a Zapata también como jefe principal porque lo necesitaban para la revolución agraria del sur,
aunque no contaban con que esta revolución del sur tenía sus cauces propios que no eran,
justamente, los mismos del maderismo.

El norte

En el norte, la revolución tiene otras características. La gente no se concentraba en pueblos, sino que
vivía dispersa en el interior de las haciendas y no tenía una gran tradición agraria. Había muchos que
se dedicaban a otras actividades como, por ejemplo, la ganadería, y sus principales reclamos no eran
por la propiedad sino, más bien, querían mejores condiciones de trabajo. Otro de los grupos
poblacionales del norte estaba constituido por mineros. También había trabajadores fabriles y una
pequeña burguesía comercial y sectores medios profesionales, lo que refleja que la revolución del
norte no tendría un carácter puramente agrario. Y eso también se ve en sus propios caudillos. Los
ejércitos del norte eran más heterogéneos y no lo hacían tanto por la tierra, sino más bien como
medio de subsistencia porque ser parte del ejército les aseguraba tener alimento. Estos ejércitos
estaban conformados por personas más “veletas”, iban cambiando sus lealtades a diferentes
caudillos e incluso los caudillos, en vez de pelear contra el gobierno, a veces peleaban entre ellos. Lo
que tuvo de bueno el ejército del norte es que, al estar cerca de Estados Unidos, recibieron
armamentos muy modernos. Hay que reconocerle a Pancho Villa que supo mantener la unidad en
este ejército del norte que era tan heterogéneo y a veces panquequeaban. Su nombre real era
Doroteo Arango y ya desde pequeño se había convertido en bandolero. No contaba con un experticia
militar pero, sin embargo, pudo llevar adelante una buena estrategia. Sus objetivos estaban más
asociados a la consecución de mejores condiciones de vida, más que a restablecer el orden político, y
sus intereses agrarios eran más bien individualistas. Él quería conseguir terrenos y repartirlos entre
los soldados que mejor se hayan desempeñado, en comparación a Emiliano Zapata que buscaba lo
contrario. Madero es quién va a recurrir a buscar estos dos jefes populares: a Pancho Villa en el norte
y a Zapata en el sur.

EL FIN DEL PORFIRIATO

Los que buscaba Madero era consolidar la alianza más grande que pudiera para hacerle frente a la
dictadura. Y lo consigue. Logra juntar oligarcas con los más pobres. Pero esto, que parecería ser una
virtud en un primer momento, posteriormente va a ser un defecto porque no va a poder satisfacer
todas las demandas al mismo tiempo. Madero se ve que estaba fuera de México (echado por Díaz,
cuando se escapa de la cárcel y eso) pero cuándo vuelve (1910) ya se estaban sucediendo una serie
de levantamientos a lo largo y ancho de todo el país, incluso también de los indígenas, obreros y
estudiantes. Ante tanto caos, la única forma que tenía el gobierno de controlar era a través de la
represión. Hubo algo que hizo que la dictadura se agrietara más desde adentro y fue el ejército que
también se levantó. El porfiriato se empezó a dividir: los más fanáticos eran las altas jerarquías
eclesiásticas, la casta militar, la aristocracia latifundista. Pero, por otro lado, estaban aquellos que ya
empezaron a dudar de Díaz y su capacidad para mantener el orden. En 1911, el ejército del norte con
Villa ataca en la ciudad de Juárez y ahí es donde se sella la derrota del régimen y madero asume el
gobierno de manera provisional. Díaz se ve obligado a renunciar y exiliarse. Lo de Madero era raro:
estaba en contra de algunas cosas del gobierno de Díaz, pero no estaba completamente convencido
de que renunciara. De hecho, quien asume después de Madero es un porfirista: Francisco León de la
Barra. Dada esta situación, se empiezan a alinear atrás de Madero diferentes facciones, lo que lo
hacían estar contento a Madero pero no lo dejaban ver que se gestaba, en su propio nombre, la
contrarrevolución.

EL PELIGROSO INTERINATO

El gobierno provisional de León de la Barra fue una continuación del porfirismo, que lo que buscó fue
desarmar medio enseguida las tropas revolucionarias. Madero había quedado enfrente o como
figura de la revolución, pero no lo representaba tan bien. De todas maneras, no iba a ser tan fácil
para de la Barra desarmar las tropas porque los campesinos del sur y los ejércitos del norte no iban a
entregar así nomás sus armas. Madero terminó haciendo relaciones públicas entre el neo porfirismo
y las tropas del norte y el sur. El partido antirreeleccionista que había formado Madero es disuelto y
reemplazado por otro llamado Partido Constitucional Progresista. Por este partido, Madero fue
candidato a presidente y ganó.

UN GOBIERNO CONTRA EL MUNDO

El gobierno de Madero estaba en el ojo de la tormenta. Tenía a todos en contra: al ejército que en
algún momento lo había apoyado, pero ahora ya no lo apoyaban; a los revolucionarios del Sur, etc.
Madero, al final, resultó ser un poco tibio porque siempre estaba dispuesto a dar concesiones a los
porfiristas incluyéndolos en su nuevo gobierno, etc.
Los del sur eran un desafío para Madero. Se ve que hubo algo con lo que no estaban de acuerdo y
Madero no tiene mejor idea que reprimirlos, incluso más violentamente que en las peores épocas de
Díaz. Después de eso, donde los pobladores pacíficos eran sacados de sus pueblos y llevados a
campos de concentración (o sea, super heavy), Maderos paso a ser visto como un traidor, no lo
apoyaban más. Orozco era un jefe revolucionario al que los campesinos respondían, similar a
Emiliano Zapata. Las de Zapata y las de Orozco fueron dos de las rebeliones más significativas
durante el gobierno de Madero. Madero tardaba en repartir las tierras y en cumplir lo que había
prometido, entonces su poder empieza a ser desconocido por diferentes facciones. Pese a esto, el
gobierno de Madero abrió espacios, por ejemplo, para los trabajadores obreros aunque luego le jugó
en contra porque después, estos espacios que abrieron, se convirtieron en huelgas contra él. No
había pasado un año del gobierno de Madero y ya tenía a todos en contra. El pueblo estaba en la
miseria, era explotado y tenía hambre.

LA CONTRARREVOLUCIÓN MILITAR

Todos los días la prensa reaccionaria le sacudía a madero y se empieza a gestar el derrocamiento de
él a manos de los antiguos porfiristas. Esta posición no tenía un partido único, se empieza a gestar en
pequeños círculos informales y en la embajada norteamericana con Lane Wilson. Este Wilson, por
supuesto, alegaba que las libertades sindicales que había proporcionado Madero iban en contra de
sus intereses empresariales entonces todo el tiempo estaba metiendo púa con la excusa de defender
a su gobierno estadounidense y a sus ciudadanos que vivían en México.

El gobierno de Madero sufrió varios ensayos golpistas: uno fue en 1911, a manos del general Reyes;
otro fue en 1912, por el general Félix Díaz. Acá aparecen juego Huerta en un levantamiento que
resultó ser la verdadera puesta en escena del golpe. Huerta era alguien que fingía lealtad para con
Madero pero que, finalmente, termina traicionándolo y acuerda con Félix Díaz desconocer la
autoridad de Madero y que él, Huerta, fuera nombrado presidente. Después Madero es prisionero,
obligado a renunciar y asesinado.

REALINEACIÓN DE FUERZAS DURANTE LA DICTADURA DE HUERTA

Huerta era un plebeyo que ingresa al gobierno en un periodo muy malo desde los puntos de vista
económico y político. Los que llevaron a Huerta al poder lo querían hacer ver como una segunda
versión de Porfirio Díaz, pero su llegada al poder estaba muy manchada de sangre. Habían ocurrido
numerosos asesinatos que continuarían durante todo su periodo dictatorial. La crisis económica que
no había estallado durante el gobierno de Madero, estalla ahora: se devalúa el peso, la deuda
externa era gigante, el nuevo presidente de Estados Unidos -Woodrow Wilson- no lo quería para
nada a Huerta. Fue una dictadura que se caracterizó por identificar el poder con la persona del
dictador -en este caso Huerta- que neutralizaba absolutamente a todos aquellos que intentaban
cuestionarla y no representaba los intereses de los propios grupos que lo habían llevado al poder: los
latifundistas. Al principio del gobierno de Huerta tuvo apoyo de algunos porfiristas, algunos ex
maderistas, algunos futuros revolucionarios. Huerta mismo sabía que no podía gobernar en base a la
represión pero no sabía qué hacer con la cuestión agraria porque resolver eso iba en contra de los
latifundistas que lo habían llevado al poder. No le va a quedar otra que tratar con los caudillos líderes
Orozco y Zapata. Con Orozco todo bien, con Zapata no. Él, así como todos los revolucionarios del sur,
creían que los hombres en el gobierno habían cambiado pero que el enemigo seguía siendo el
mismo. Para ellos no había paz. Los revolucionarios del sur habían atravesado incendios en sus
pueblos, deportaciones en masa, habían sido masacrados, y podían convertirse de pacíficos
campesinos y trabajadores a los más valientes soldados. Zapata entendió que la única estrategia
posible para su movimiento era mantenerse independiente y, desde ahí, relacionarse con los otros
sectores anti-Huerta que hubiera.

EL LEVANTAMIENTO DE CARRANZA

Venustiano Carranza va a ser a Huerta lo que fue Madero a Porfirio Díaz. Pero venía de una antigua
clase dirigente, era un latifundista acomodado y desde el principio desconoció la legitimidad del
gobierno de Huerta En comparación de Madero, tenía una personalidad fuerte aunque era muy
sereno. Carranza elabora el Plan de Guadalupe que era un llamado a la lucha armada a todas las
clases sociales.

LA INSURRECCIÓN

Carranza nunca había sido como Madero un símbolo de masas. La sublevación anti-Huertista era
como una confederación de movimientos. Durante el periodo insurgente, los movimientos se
articulaban pero luego cada uno de ellos continuaba su propia revolución y percibía sus propios
objetivos. La "historia nacional" era una especie de ficción porque cada grupo tenía su "historia"
propia. Carranza encontró buen apoyo en el norte pero hasta ahí. Carranza quería perfilarse como
una figura de integración nacional y, antes de hacerlo, quería lograr mínimos consensos pero Villa,
que era el revolucionario del norte, no estaba dispuesto a ceder, asique todo bien entre ellos en
cuanto a lo militar, pero no en lo político. En este contexto, es donde empiezan a llevarse adelante
algunas hazañas militares entre ellos que van venciendo a Huerta en diferentes espacios geográficos.

LAS AGRESIONES DEL BUEN VECINO

Otra de los motivos que llevó al derribamiento de Huerta fue las malas relaciones que había entre
México y el nuevo presidente de Estados Unidos ya que éste no les otorgaba tanto respaldo a las
dictaduras tradicionales porque, si querían invertir en ese país, México debía mínimamente
garantizar algunas condiciones de estabilidad política. Algo que no estaba sucediendo. Encima, lo
que hace Huerta es salir a buscar apoyo en Europa, principalmente en Alemania, lo que por la
primera Guerra Mundial era muy mal visto para Estados Unidos. Asique, el gobierno norteamericano,
no va a querer otra cosa más que echar a Huerta e influir un poco más sobre el próximo gobierno
que tuviera México para garantizar mejores negocios. ¿Qué hace Wilson entonces? Manda a tropas
estadounidenses a invadir Veracruz pero le sale mal porque los mexicanos se levantan aflorando un
sentimiento nacionalista y anti-norteamericano. Esta intervención de Estados Unidos es, incluso,
rechazada por el mismo Carranza, que Carranza también quería que Huerta se fuera. Asique esta
invasión del norte salió mal y Wilson tuvo que pedir ayuda afuera.

LA REVOLUCIÓN DIVIDIDA

En 1914 Huerta es derrotado por Villa al norte, por Obregón en Guadalajara, por Pablo González en
el sureste y por Zapata en la capital. Pero ahora comenzaba, puertas adentro, una lucha por el poder:
zapatismo, carrancismo y villismo eran los partidos en contienda. El principal pleito será entre
carrancistas y villistas, con Obregón como mediador lo que lo iba ubicando personalmente a él
bastante bien.

Había dos bloques: el convencionalismo, dirigido por Villa, y el constitucionalismo, dirigido por
Carranza. No hubo posibilidad de mediación entre estos dos bloques asique estalló una guerra a
muerte. Se produce una alianza entre Villa y Zapata, los dos generales del pueblo. Eran dos fuerzas
de carácter popular pero con condiciones que hacían un poco imposible su alianza. El sur era agrario,
llevando adelante una revolución por la tierra, y era algo que en el norte, con Villa, no entendían
muy bien. En el sur Zapata solamente podía proporcionar la defensa de ese territorio y no mucho
más. Otra de las diferencias que tenían era que Villa siempre le había sido leal a Madero y lo
recordaba muy bien, y para Zapata Madero había sido casi peor que Porfirio Díaz. Interpretaron la
historia diferente. Conociendo esta situación, lo que hace Carranza es vivir la guerra en dos fases:
primero destruir a Villa y después a Zapata, porque se da cuenta que ambos ejércitos tenían ciertas
limitaciones. Hubo sectores de Estados Unidos apoyaron a Carranza.

Álvaro Obregón -quien tenía cierta relación con Carranza- derrota a Villa en la batalla de Celaya. La
resistencia del norte había sido liquidada. Con respecto al sur, Carranza lleva muchos hombres y lleva
adelante una guerra muy cruel: incendia pueblos, deporta en masa, descuartiza cadáveres, violan
mujeres y terminan asesinando a Zapata, víctima de una traición, en 1919. Pero los guerrilleros del
sur nunca se rindieron. En 1917, Carranza es elegido presidente pero recién en 1920 se da cuenta
que los del sur nunca se iban a rendir y termina reivindicando a Zapata como vencedor.

UN BALANCE

Fue una revolución que puede caracterizarse, en términos generales, como agraria. Ninguno de los
generales murió de enfermedad, sino que todos fueron asesinados. Fue una sucesión de fuerzas en
el poder que se fueron desplazando. La situación económica de México no fue mucho mejor después
de la guerra. La mayoría de los fondos fiscales fue destinada a solventar los gastos bélicos y México
continúa siendo, aún hoy, un país subdesarrollado. Pensando esto, se ve a la Revolución Mexicana
como un desastre pero hubo algunos aspectos sociales para destacar:

La afirmación de la idea nacional

Que haya terminado el porfiriato fue algo bueno porque hizo nacer un tipo de estado que tuvo que
acordar con nuevos sectores sociales: clases medias nacientes, un empresariado industrial ligado al
exterior y una clase obrera. Pero esto llevó a que, por supuesto, se reformule la nación y esto se ve
en el rechazo -por ejemplo- a la invasión norteamericana que hubo en Veracruz. Estados Unidos
ayudó a Madero en la caída de Porfirio Díaz y ayudó a Carranza en la de Huerta, pero aun así ninguno
de ellos se vendió a Estados Unidos.

La afirmación de la idea social

Fue una revolución en la que estuvieron muy presentes los sectores sociales subalternos e, incluso,
con el poder de cambiar el curso de los acontecimientos. Los campesinos demostraron ser muy
conscientes de sus intereses y supieron conservar muy bien su independencia. A principio de siglo,
también alcanza cierto desarrollo el movimiento obrero con un discurso de clase propio, aunque
nunca articularon sus intereses con el movimiento campesino sino, más bien, se relacionaban con
sectores medios y empresariales. De hecho, en el espectáculo de los “batallones rojos” había obreros
disparando contra los campesinos de Villa o Zapata.

La afirmación de la idea de la libertad

La revolución mexicana movilizó a todo un país, no solamente algunas clases, lo que hace que sea un
hecho cultural donde aparecieron nuevas ideologías, anhelos e intereses. En esos días, todo lo
imposible se volvía cotidiano, por ejemplo, las mujeres participando en los ejércitos de Zapata. Otro
hecho que no puede pasar desapercibido es el Primer Congreso Feminista de 1916, en Yucatán,
donde las mujeres se reunieron a plantear sus intereses específicos, algo que no fue pasado por alto
desde los círculos dirigentes. Esta lucha feminista fue un signo de la liberación y la emancipación que
trajo consigo la revolución y que quedó demostrada en la gran producción cultural y artística de
Rivera, Frida Kahlo, Orozco, etc.

Entre los campesinos, la idea de la libertad alcanzó grandes dimensiones y estaba asociada a la
recuperación material de su propia identidad. Pero esta revolución campesina del sur no era la
misma que la de todo México. De hecho, en otras zonas, ni siquiera los entendían a estos campesinos
católicos que odiaban los ferrocarriles y se asustaban frente a las ciudades. Pero sin su revolución -la
revolución de los despreciados- la otra gran revolución nunca habría sido posible.

ALGUNAS CONCLUSIONES

El origen de la Revolución mexicana está en las contradicciones que se daban en el bloque


dominante que estaba representado por el dictador Porfirio Díaz que, además, fueron acompañadas
por la violenta irrupción de los capitales extranjeros de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Éstos
cambiaron las relaciones de producción: hicieron aparecer a un sector de científicos que dependía
del exterior y que intentó romper con la hegemonía de los sectores tradicionales de la minería y la
agricultura. Además, en la primera década del siglo XX, también los sectores medios emergentes y la
clase obrera se empiezan a reivindicar. La dictadura no se modernizaba entonces esto lleva a la
oposición a pensar en derrocarla. Para ello deberán tener en cuenta todas las reivindicaciones más
antiguas. Acá es donde se incorporan a las masas agrarias. Entonces esta revolución deja de ser
estrictamente política para ser, también, social. También se la van a sumar las rebeliones indígenas.

Las rebeliones agrarias tampoco es que fueran homogéneas: en el sur tomaban en cuenta las
reivindicaciones indígenas y campesinas y se expresaron en el zapatismo; pero en el norte, con Villa,
la población reclutada era errática y además esta revolución del norte articuló también los intereses
de los obreros mineros y textiles y las capas medias urbanas. Madero y Carranza no pudieron, desde
el estado, articular esas distintas rebeliones y sus distintos intereses pero las clases populares
tampoco podían gobernar.

Hay que diferenciar dos momentos en la revolución: los momentos movimientistas y los del poder.
Como movimiento, las revoluciones tienen una gran capacidad de integración social pero, en el
poder estatal, solo pudo imponerse amputando sus dos alas populares: la del sur y la del norte.

En síntesis, podemos decir que la revolución hirió de muerte al sistema patriarcal del porfirismo y
redujo a los latifundistas, devolvió algo de tierras a los campesinos indígenas -aunque esto haya sido
a costa de un holocausto tremendo- y la clase obrera ganó más espacio en su desarrollo sindical y
político. La idea de soberanía popular se vio fortalecida y se manifestó en las artes y la cultura, pero
los grandes vencedores fueron algunas capas medias y empresarios modernizantes que se
apropiaron del estado y lo convirtieron en un gestor de un capitalismo industrialista muy
dependiente y destructivo.

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