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Ana Bárbara Gregorio Romero

201841547
Ética

1. Escriba una historieta, narración, cuento o diálogo donde los personajes


mediante sus palabras o actitudes manifiesten valores, antivalores y
situaciones de conciencia en casos concretos.

LA PESADILLA DE CAROLA

Carola estaba acostada en el sillón de su casa muy aburrida.


- Mamá, no sé qué hacer - dijo perezosa.
- Puedes pintar un dibujo y después colorearlo - contestó su mamá mientras
planchaba la ropa.
- No quiero, pintar me aburre - dijo Carola.
- Ya sé - dijo su madre. Puedes jugar a las peluqueras y hacer una bonita trenza a
tu muñeca.
- No quiero, eso me aburre también - protestó de nuevo la niña.
- Llama a María, y juegan a algo - dijo impacientándose de nuevo su madre.
- No quiero; ayer me enojé con ella - contestó la niña haciendo una mueca.
Su madre la miró preocupada dejando de planchar. Carola se pasaba todo el día
aburrida, protestando y viendo en la televisión dibujos animados.
- ¿Por qué no sales con la bicicleta al jardín? - dijo su madre intentando animar a
la niña reanudando su tarea.
- No quiero; me aburre montar en bicicleta - dijo estirándose perezosa en el sillón
sin mirarla siquiera.
Su madre estaba cada vez más preocupada por el comportamiento de Carola.
- Mañana iremos a pasar el día al campo y nos bañaremos en el río - dijo.
- No quiero ir al río, me pican los mosquitos y además no sé nadar. - ¡Qué asco!
- ¡Iremos a pasar el día al campo! - dijo su padre por la noche. ¡Te guste o no! Y
Carola se fue protestando muy enojada a su cuarto, sin querer cenar.
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Al día siguiente llamaron a Carola que se levantó de la cama protestando de nuevo.
- ¡Los odio! ¡Siempre me están molestando! - dijo llorando. - ¡Quiero tener otros
padres! ¿Por qué no me dejan vivir en paz? Y salió de la habitación haciendo mucho
ruido, sin desayunar.
Pero esta vez sus padres no estaban dispuestos a ceder a sus caprichos y continuaron
hablando entre ellos sin prestar atención a sus palabras.
Durante el trayecto en el coche apenas hablaron. Llegaron a un lugar precioso donde
había una verde pradera, un río de aguas transparentes y una zona de arboleda. Era el
sitio ideal para pasar el día.
Sus padres empezaron a jugar a la pelota y la llamaron
- ¡Carola, ven a jugar!
Pero la niña se quedó de brazos cruzados mostrando su enfado y pensando que eran
unos padres horribles que no la querían y, con ese pensamiento se sentó apoyada en
el tronco de un árbol y se quedó dormida.
- ¡No quiero ir, me aburro! Siempre me están obligando a hacer cosas que no
quiero.
¡Me quiero ir de esta casa!
Y entonces ocurrió algo que Carola no esperaba. Su madre dijo:
- Muy bien, si es eso lo que quieres te ayudaré a preparar el equipaje.
Carola siguió a su madre. Extrañada vio cómo abría la puerta de su closet y descolgó
uno de sus vestidos. Lo dobló cuidadosamente y lo metió en una pequeña maleta;
luego metió una chaqueta, calcetines y unos zapatos.
- Ya está - dijo. Y se volvió ofreciéndole con indiferencia la maleta.
- Te pondré un bocadillo por si te da hambre esta noche - habló sin volverse a
mirarla.
- ¡Luis! -llamó al padre - Ven a decir adiós a Carola que se va a buscar unos
padres mejores que nosotros.
Su padre entró en la habitación, la abrazó y acompañándola a la puerta dijo:
- ¡Qué te vaya muy bien cariño!
Entonces Carola empezó a llorar en silencio y, cuando quiso darse cuenta, oyó un
fuerte portazo y se vio en la calle.
- ¡No me quiero ir! - dijo sin disimular su llanto, golpeando la puerta.
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- ¡No me quiero ir! - ¡No quiero buscar otros padres
- ¡Carola, Carola! - decían sus padres zarandeándola nerviosos.
Cuando despertó vio a sus padres que la abrazaban y miraban asustados.
Se dio cuenta que ellos siempre se habían preocupado por ella, que la querían mucho
y se estaba portando muy mal.
Abrazó a los dos todavía llorando y les dijo:
- ¡Los quiero! ¡Quiero jugar a la pelota con ustedes!
Sus padres se miraron contentos. No sabían qué había hecho cambiar a la niña de
comportamiento, pero desde ese día, Carola fue mucho más obediente y no era
caprichosa.
Todo lo cambió una horrible pesadilla
2. Extraiga del inciso anterior:

a. Los personajes o expresiones ambivalentes


-Personajes: Carola y sus padres.
-Expresiones ambivalentes: frustración y arrepentimiento por parte de Carola. Al
final usó la recapacitación y se dio cuenta de su realidad, obrando de mejor
manera.
b. Sus actitudes, ¿A qué conciencia se refieren?
Conciencia errónea con ignorancia vencible y conciencia verdadera.

3. ¿En qué modo se puede ayudar en la formación de una conciencia


verdadera y moral?

Santo Tomás nos dice que la verdad es la adecuación del intelecto con la cosa
conocida. Entonces la formación debe estar encaminada a que la persona acierte lo
máximo posible en su actuar, y en saber distinguir entre lo bueno y lo malo.
Nosotros no podemos imponer a otra persona la forma en la que debe actuar, pues
esa es una característica propia de cada individuo, sin embargo, se puede llegar a
persuadir a la persona poniéndole ejemplos sobre casos en donde se pueden
identificar las acciones buenas y malas, de esta forma la persona desarrolla un
pensamiento crítico sobre si misma, y si sus actuaciones se asemejan a los actos
buenos o a los malos.
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Con lo anterior la persona va a poder identificar, al momento de realizar una acción,
si su objeto, circunstancia y fin son justificables, y si su actuar es moralmente bueno
o no.

4. Exponga por qué la dignidad de la persona humana no permite “imponer la


verdad” (menos aún la religiosa), a la fuerza, sino solo ayudar a que se
capte el esplendor de la misma verdad por sí misma. (Vaticano II,
Declaración sobre la libertad religiosa No. 3)

La Diggnitatis humanae propone cuatro argumentos que justifican la opción de la


libertad como un derecho que se fundamenta en la dignidad de la persona humana,
tales argumentos se acoplan perfectamente a cualquier tipo de situación.

El primero establece que todo ser humano es persona, dotada de razón y de


voluntad en virtud de las cuales está llamada a entrar en una relación
existencialmente comprometida con el bien, la verdad y la justicia.
El punto central es la libertad sagrada del individuo para no ser forzado o
mortificado en el ejercicio auténtico de la religión. En este sentido, cada individuo
debe responder responsablemente de sus acciones, en la seriedad de su
conciencia del bien y en la libertad de su búsqueda de la verdad y la justicia.
El segundo expone que el valor del diálogo es decisivo ya que «la verdad no se
impone de otra manera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y
fuertemente en las almas» (DH 1c).
El sujeto de la libertad religiosa no es únicamente el individuo, sino también la
comunidad y la familia.
La familia es la que transmite los valores religiosos y demás valores a través de la
educación y la enseñanza, por ello es que las autoridades deben respetar las
decisiones que las cabecillas de familia toman en relación de la vida religiosa.
El tercer argumento nos dice que las autoridades civiles y políticas, cuyo objetivo
principal es cuidar el bien común temporal, no tienen derecho a interferir en asuntos
relacionados con la esfera de la libertad religiosa personal que permanece
intangible en la conciencia del individuo y, al mismo tiempo, en su manifestación
pública, a menos que se trate de una cuestión de orden público justo fundada, en
cualquier caso, en hechos comprobados e informaciones correctas.
El último argumento toca los límites del poder puramente humano, civil y jurídico en
materia de religión, la explicación de los límites de la libertad religiosa, con respecto
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a la salvaguarda de la justicia y a la custodia de la paz, son partes integrales del
bien común e involucra a los propios creyentes.
Cada individuo posee la capacidad de elegir si los actos que realizará serán vistos
desde una perspectiva moral buena o mala, esto debido al derecho de actuar
libremente.
No es válido por ningún motivo imponer a una persona la forma en la que debe
actuar y comportarse, es cuestión de decisión de cada individuo si los valores que le
fueron transmitidos por la familia o por la sociedad se acoplan a su forma de ser, y
si lo llevan al uso de una conciencia moral verdadera.

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