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Sermonario Renacer
Sermonario Renacer
Alta Dirección:
Presidente: Enzo Chávez
Secretario ejecutivo: Fari Choque
Tesorero: Nilton Acuña
Autores:
Enrique Cárdenas
Heyssen Cordero
Daniel Solano
Javier Torres
Arland Rivera
Edwin Chiroque
Fernando Rojas
Todo aquel que tuvo un encuentro con Jesús jamás quedó igual,
su vida fue nueva. Un leproso fue sanado, un militar romano
pudo ver un milagro vívido en su empleado, una suegra fue res-
taurada, un endemoniado fue curado, un paralítico volvió a ca-
minar. ¡Milagros por el poder de Jesús! Sin embargo, no fueron
solo milagros de sanación para darles una nueva vida, sino que
Jesús nos enseña que tiene el control de todo, incluso de las
tormentas, y también nos invita a seguirle, para que podamos
renacer a una nueva vida.
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Sábado
¿Qué es
esperanza?
Mundo
La esperanza de este mundo siempre es humanista y pluralista.
El foco no está en lo que Dios hizo, hace y hará para restaurar los
problemas de este mundo que está en completo descontrol,
sino en lo que el hombre con su pretendida sabiduría e inteli-
gencia puede hacer a través de sus ideologías más diversas.
Biblia
La esperanza en la Biblia siempre es singular.
Origen de la esperanza
Aunque parezca extraño, la esperanza tiene su origen en la crea-
ción. Los teólogos llaman esperanza protológica. Protología es la
rama de la teología que estudia los orígenes del universo y la
vida.
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mos en un estado de expectativa, viajando en el tiempo en bus-
ca de lo que todavía no es una realidad concreta.
Colosenses 1:27 - “... a quienes Dios quiso dar a conocer las ri-
quezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es
Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.
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En Jesús nuestra futura esperanza es una realidad presente.
El Gran Reencuentro
Quiero compartir con ustedes una de las historias más lindas y
extraordinarias que conozco. Relata a la vista humana un poco
del sentimiento de la realidad de lo que será un día la concreción
de la esperanza y la terminación de la nostalgia. Será el día del
Gran Reencuentro.
Un milagro en el tren
La mañana del 10 de enero de 1948, el húngaro Marcel Stember-
ger entró en el tren habitual de las 9:09, en Long Island, Nueva
York. De repente, decidió visitar a Laszlo Víctor, un amigo hún-
garo que vivía en Brooklyn y estaba enfermo. Así, en el Parque
Ozone, Stemberger cambió de tren para ir a Brooklyn, fue a la
casa de su amigo y se quedó ahí hasta media tarde. Después
tomó el tren hacia su oficina en la Quinta Avenida, en Manhattan.
A continuación, la increíble historia de Marcel.
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El hombre pareció sorprendido porque alguien le hablaba en su
idioma natal. Pero solo respondió educadamente:
“Puede leerlo ahora. Tendré tiempo más tarde”.
Fue a la casa del chico y conversó con sus padres, ellos le con-
taron que los nazis se habían llevado a su esposa y toda su fa-
milia a Auschwitz, donde murieron. Entonces Paskin perdió las
esperanzas.
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Su historia me conmovió tanto que decidí anotar su dirección y
teléfono, con la intención de invitarla a conocer a mi familia, y así
ayudar a aliviar el terrible vacío de su vida.
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nica, ella fue a mirarse en el espejo para ver si sus cabellos ya
estaban grises.
LLAMADO
No sé su reacción, pero cada vez que leo esta historia me emo-
ciono. Ahora, si nos emocionamos con el gran reencuentro de
Bela Paskin y su amada esposa Marya, ¿qué será el día del Gran
Reencuentro cuando Jesús vuelva? Será simplemente maravi-
lloso, algo que ninguna palabra podrá describir. El gran reen-
cuentro con Jesús, con nuestros amados que ahora descansan
en el Señor, con nuestros hermanos y amigos.
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plemente que usted se fue apartando lentamente y, cuando
reaccionó, ya estaba lejos. No importa. Lo que importa es que
estamos juntos hoy y que estaremos juntos para el Gran Reen-
cuentro que está planificado para el día del regreso de Jesús.
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Domingo
Jesús sana
a un leproso
“Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y al
instante su lepra desapareció”. (Mateo 4:3)
INTRODUCCIÓN
El capítulo 8 del evangelio de Mateo presenta 5 milagros de sa-
nación. Jesús acababa de presentar el sermón más grande que
jamás se haya predicado. Bajaba del monte y allí realizó 5 mila-
gros extraordinarios, siendo el primero la sanación de un lepro-
so. Para comprender un poco la terrible enfermedad de la lepra,
permítame presentar algunas curiosidades:
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Propósito del mensaje:
Saber que Dios está dispuesto a sanarnos de la terrible lepra del
pecado si nosotros estamos dispuestos a ir a Jesús, con un co-
razón humilde.
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yores milagros suceden en nuestra vida cuando recono-
cemos que Jesús es Dios y que como Dios puede hacer
portentos y maravillas.
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como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como
el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Is. 1:18). Jesús le
devolvió la esperanza de vida a este hombre. Me imagino la
alegría, las lágrimas de emoción de esta persona, de sentirse
limpio, de poder volver a casa para abrazar a su esposa, sus
hijos y todos aquellos que lo esperaban. Para concluir este
milagro, Jesús le pide dos cosas:
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rán mientras permanezcamos inactivos. Sin embargo, el
leproso no obedeció a Jesús, sino que corrió y le contó a
todo el mundo lo que el Señor había hecho en su vida.
CONCLUSIÓN
Si la lepra es un símbolo del pecado en la Biblia, entonces todos
necesitamos ser curados por Cristo. Porque la Biblia dice: “Por
cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”
(Ro. 3:23). “No hay justo ni aun uno” (Ro. 3:10). Si la única solución
es Cristo, entonces vayamos a él. También nos hace una tierna
invitación: “Si vuestros pecados fueren como la grana, como la
nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana” (Is. 1:18). Hay oportunidad, hay
perdón para quien acude a Jesús.
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Lunes
Jesús sana
al siervo del
centurión
El texto: Mateo 8:5-13
INTRODUCCIÓN
Capernaum o Cafarnaún, como traduce la versión Reina Valera
Contemporánea, era una ciudad marítima en la región de Zabu-
lón y Neftalí, en cuyo lugar se cumpliría la profecía de Isaías 9:1-2
y donde Jesús comenzaría predicando el evangelio del reino de
Dios (Mt. 4:12-17). Debido a que esta ciudad estaba a la orilla del
lago era vista como una ciudad altamente productiva y comer-
cial. Era considerada como una frontera política que servía como
aduana para la región y en donde había un destacamento militar.
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al encuentro de Jesús, el único que nos puede ayudar a revelar
una fe mayor.
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mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto
en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo a este:
Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo
hace”. “Como represento el poder de Roma y mis soldados
reconocen mi autoridad como suprema, así tú representas
el poder del Dios infinito y todas las cosas creadas obedecen
tu palabra. Puedes ordenar a la enfermedad que se aleje, y
te obedecerá. Puedes llamar a tus mensajeros celestiales, y
ellos impartirán virtud sanadora. Pronuncia tan solo la pala-
bra, y mi siervo sanará”. (DTG , 282)
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Aplicación: El centurión estaba diciendo que tanto era el
poder que Jesús tenía, y tanto era su fe en Él, que Jesús no
necesitaba ir hasta su casa y tocar al enfermo para que este
sanara. En segundo lugar, él reconoció el señorío que Jesús
tenía sobre este mundo. El centurión teniendo autoridad sobre
cien soldados conocía el poder de solamente ordenar y que
los demás hagan. De igual forma reconoció que Jesús tenía la
autoridad sobre este universo, y cualquier orden que Él dijese,
se cumpliría ya que no hay otra autoridad mayor que la suya.
CONCLUSIÓN
No he hallado tanta fe. Jesús conoce exactamente la medida de
nuestra fe. ¡Cuán preciosa cosa es a sus ojos! De veras le agrada
grandemente que se confíe en Él. Tanto es su contentamiento
con ello que salva a todos los que creen (Hechos 13:39). «Sin fe
es imposible agradarle» (Hebreos 11:6).
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Martes
Jesús sana a
la suegra de
Pedro
“Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de este postrada en
cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó;
y ella se levantó, y les servía”. (Mateo 8:14-15)
INTRODUCCIÓN
Vivimos en días en los que la medicina moderna ha logrado avan-
ces realmente extraordinarios. Enfermedades que el día de hoy
tienen tratamientos sencillos gracias a la ciencia médica moder-
na, en la antigüedad podrían ser mortales. En los tiempos de Je-
sús, la enfermedad trataba de ser curada por “médicos”, que más
que médicos eran una especie de curanderos empíricos que ba-
saban sus tratamientos, en la mayoría de los casos, en remedios
caseros, naturales, producto de la observación, y en muchas oca-
siones apoyados en supersticiones y creencias que no tenían, por
las limitaciones de su tiempo, ningún tipo de fundamento. Aunque
tenían muy buenas intenciones muchas veces el remedio termi-
naba siendo peor que la enfermedad.
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su casa en aquella ciudad, para descansar un poco de su
agitado día. Capernaúm era la ciudad donde Pedro residía,
aunque él era originario de Betsaida (Jn. 1:44). Ambas ciuda-
des quedaban en el mismo distrito en la ribera noroeste del
mar de Galilea, a unos cuantos kilómetros de distancia entre
sí.
Es muy probable que la fiebre que tenía esta dama fuera oca-
sionada por alguna forma de malaria, pues este tipo de fiebres
eran muy comunes en las zonas ribereñas aledañas a las ori-
llas del río Jordán y del lago de Genesaret o mar de Galilea.
Pero era evidente que esta fiebre amenazaba la vida de la mu-
jer, pues Lucas que era médico, en su narración evangélica
menciona que la fiebre que tenía era muy grande (Luc. 4:38).
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III. TOCÓ SU MANO (v. 15)
El Señor Jesús se deleitaba en tocar a los enfermos, como
un acto de cercanía y compasión. A diferencia de los fariseos
que prohibían tocar a los enfermos con fiebre, o con cual-
quier otra enfermedad, Jesús tocó su mano al igual que tocó
al leproso (Mr. 1:41) y en muchos otros casos más donde su
toque compasivo trajo sanidad plena (Mar. 5:41; 6:5; 7:32, 33;
8:23–25). Del mismo modo Jesús tocó a la suegra de Pedro.
¿Por qué el Señor optó por tocar a esta dama? ¿No hubie-
se podido acaso sanarla solo con decirlo, con el poder de
su palabra como lo hizo con el siervo del centurión romano?
(Luc. 7:1-6, 7-10) ¿Por qué?
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te palabra no puedan hacer. ¡Él es Dios todopoderoso! Acér-
cate a él y tráele tu vida como está y ábrele las puertas de tu
corazón y de tu casa, y tendrá compasión de ti y de tu familia.
CONCLUSIÓN
El toque sanador de Jesús y su maravillosa gracia salvadora siem-
pre buscan atraer nuestros corazones a él. Cada ser humano to-
cado por Jesús es transformado para una vida de servicio, a Dios,
a su iglesia y al mundo entero que tanto necesita una mano amiga
que lo ayude en sus necesidades en este mundo de enfermedad,
dolor y muerte. Nosotros podemos ser esa mano amiga que los
ayude y conduzca a Jesucristo, el único que tiene la respuesta
genuina a todas nuestras necesidades.
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sús? Entonces ven aquí adelante en señal de aceptación y entrega
tu vida. ¡Amén, gloria a Dios por estas hermosas decisiones!
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Miércoles
Jesús
calma la
tempestad
“Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió a los vientos y al mar;
y se hizo grande bonanza”. (Mateo 8:26)
INTRODUCCIÓN
En cierta ocasión se presentó un pintor a un concurso de pinturas.
Y queriendo hacer algo diferente, retrató un cuadro en el cual el
mar estaba quieto, el cielo despejado, las gaviotas volando pláci-
damente, el sol radiante y un barco de color blanco con personas
celebrando en la proa y la popa del barco. Cuando los jueces lle-
garon para evaluar su cuadro quedaron impresionados por lo que
trasmitía; sin embargo, algo no les parecía bien, así que llamaron
al pintor y le preguntaron: ¿Cómo un cuadro con esas característi-
cas llevaba como título: ¡Tempestad!?
Así como esta pintura, muchas personas hoy aparentan tener ho-
gares felices, carreras exitosas con posesiones envidiables, pero
por dentro, en su corazón, viven una tempestad. Como esclavos
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del pecado no encuentran paz ni descanso, más aun así claman
por un milagro en sus vidas.
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chos esto resulta ilógico, y hasta una locura pensar que
alguien puede estar descansando cuando el barco está
naufragando. Pero la tranquilidad de Jesús no reposaba
en su valentía, su habilidad, su experiencia o en su cali-
dad de “dueño de la tierra, del mar y del cielo” (Sal. 146:6).
Pues él mismo había aseverado: “No puedo yo de mí mis-
mo hacer nada” (Jn. 5:30). Su confianza descansaba en la
fe, en el amor y cuidado de Dios.
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Aplicación: Como hijo de Dios, Jesús era consciente que vivi-
mos en un mundo de pecado, envuelto de dolor, sufrimiento,
y pruebas que muchas veces son difíciles de enfrentar solos.
Por esa razón, la fe de Jesús reposaba en el cuidado del Padre,
y de la misma manera también nosotros debemos confiar ple-
namente del cuidado de nuestro Salvador. Y así como el temor
reveló la incredulidad de los discípulos al punto de olvidarse
de Jesús, confiando únicamente en sus habilidades para salir
de la tempestad, hoy también nosotros debemos tomar la de-
cisión de dejar de luchar solos para hacer frente al pecado y
las pruebas. Como los discípulos en el momento de su incre-
dulidad y prueba decidieron volver a Jesús, de la misma forma
hoy el Señor nos llama a confiar en los méritos de su sangre
para perdón de nuestros pecados y así vivir en paz.
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dio de la oscuridad de nuestro pecado y el naufragio de
nuestra vida, Jesús está en nuestra barca y no es indife-
rente a nuestras necesidades. No importa cuán bajo ha-
yamos caído o cuán profundo el pecado nos sumergió
en sus fauces, mientras Jesús esté hay esperanza, hay
seguridad de un nuevo comienzo.
CONCLUSIÓN
¿Con quién te sientes identificado? ¿Eres tú como los discípulos
que confiaron en sus facultades y experiencia al verse sorprendi-
dos por la tempestad? ¿O eres tú como Jesús que aun en medio
de la tempestad estaba tranquilo y ayudando finalmente en la in-
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credulidad de sus amigos? ¿Sientes que Dios es ajeno o guarda si-
lencio en medio de tus luchas? ¿Crees tú que has llegado al límite
y no encuentras salida o esperanza para tu vida y familia?
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Jueves
Jesús sana
a dos
endemoniados
“Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos,
vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los
sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía
pasar por aquel camino”. (Mateo 8:28)
INTRODUCCIÓN:
En el capítulo 8 de Mateo encontramos a Jesús sanando a diferen-
tes personas, como parte de su ministerio terrenal. Por ejemplo:
• Jesús sana a un leproso (v.1-4).
• Jesús sana al siervo de un centurión (v. 5-13).
• Jesús sana a la suegra de Pedro (v. 14).
• Jesús sana a muchos enfermos (16-17)
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moniados. Observa cuál era la condición de estos hombres
poseídos.
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tura. Sin duda alguna el fin del enemigo será la muerte eter-
na, pero ten cuidado, el demonio no quiere morir solo, quiere
destruir tu vida, separarte de Dios para que tú seas parte del
castigo final de la muerte eterna. Esta frase: “Jesús, Hijo de
Dios”, nos hace recordar lo siguiente:
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sumergido, solo permite que Jesús ocupe el primer y el único
lugar en tu vida. ¡Confía en Jesús!, tu lugar está al lado de él.
CONCLUSIÓN
¿Estás pasando por un momento difícil en tu vida?
¿Sientes que el enemigo ha tomado el control de la vida de tus
hijos?
El día de hoy puedes clamar a Jesús por liberación, por salvación;
no solo de tu vida, sino también la de toda tu familia.
A través de la historia de los dos endemoniados podemos reco-
nocer el día de hoy que no hay nada imposible para Dios, y que
solo en Jesús podemos alcanzar salvación.
Llamado:
Hoy es el día de aceptar la salvación de Cristo.
Hoy es el día de entregar tu corazón a Jesús.
Hoy es el día de que Jesús rompa las cadenas del pecado.
Hoy es el día de tu bautismo.
¡Ven a él! ¡Confía en él! ¡Y él hará!
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Viernes
Jesús
sana a un
paralítico
“Porque, ¿qué es más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”,
o decir: “¿Levántate, y anda?”. (Mateo 9:5)
INTRODUCCIÓN
En el capítulo 8, Mateo presenta una serie de milagros para au-
tenticar delante de Israel que Jesús era el Mesías. Estos milagros
muestran las varias ‘esferas’ en las que Cristo tiene autoridad, al-
gunas de estas son las siguientes:
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Propósito del mensaje:
Este mensaje nos mostrará que Dios es capaz de sanar nuestras
enfermedades, pero que anhela limpiarnos de algo mucho más
importante, nuestros pecados.
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sí lo veía. ¿Ya fuiste a Jesús para pedirle aquello que solo tú
sabes que necesitas?
IV. “PARA QUE SEPÁIS QUE EL HIJO DEL HOMBRE TIENE PO-
TESTAD” (v. 6)
La autoridad de Dios es sobre todo lo que Dios ha creado.
Así como aquel relojero es capaz de identificar la mínima
pieza defectuosa y repararla, Dios es capaz de diagnosticar
nuestra vida y sanarnos. Jesús no necesitaba probar que él
es Dios, pero deseaba que todos estuvieran seguros de que
él era el Mesías. La duda es algo que el enemigo de Dios
siempre tratará de poner en el corazón de aquellos que Dios
quiere salvar. La gente que oía a Jesús se maravillaba de sus
enseñanzas. Sin embargo, la divinidad del Mesías debía pro-
barse con eventos sobrenaturales.
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Aplicación: Jesús desea que entiendas que él tiene potestad
sobre TODAS las cosas en esta tierra, no hay nada imposible
para él. No hay motivo para dudar. ¿Qué más te hace falta ver
para que entiendas que Dios es la solución para tu vida? ¿Se-
guirás creyendo que tus fuerzas son mayores a las fuerzas
de Dios?
CONCLUSIÓN:
Todos los que presenciaron la escena de Mateo 9, quedaron te-
merosos de Dios y le glorificaron. La alegría de aquel pobre pa-
ralítico se convirtió en la alegría de todos. Pero esto sucedió solo
cuando el paralítico fue capaz de creer que Jesús tenía el poder
de ayudarlo.
¿Podemos orar?
¡Amén!
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Sábado
Jesús
sana a un
publicano
“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que esta-
ba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo:
Sígueme. Y se levantó y le siguió”. (Mateo 9:9)
INTRODUCCIÓN
La narración bíblica por lo general es breve, no se detiene en de-
talles menores. Sin embargo, aunque suele ser escueta, lo que
se expone tiene relevancia por su profundo mensaje. Toda la Bi-
blia tiene un mensaje relevante para todo tiempo y para todos
nosotros. En la Biblia nada fue escrito por casualidad; cada his-
toria, versículo, profecía, carta y hasta los poemas en los Salmos
tienen un mensaje especial. Todo tiene un propósito para aquel
que lo lee o escucha y lo descubre con corazón abierto. ¿Quién
eres tú? ¿Has venido a este lugar, creyendo que es una reunión
más de tantas a las que has asistido por complacer a tus padres,
vecinos, a algún compañero de trabajo o estudios? No, mi ami-
go, nada es por casualidad.
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Propósito del mensaje:
Las decisiones forman nuestro destino. ¿Qué decisiones estamos
tomando? A través de la vida de Mateo veremos tres lecciones de
cómo tomar la mejor decisión en la vida.
I. JESÚS TE CONOCE
El texto inicia diciendo: “Pasando Jesús de allí, vio a un hom-
bre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tri-
butos públicos” (Mateo 9:9). Esto es lo último que espera-
ríamos de un hombre que llegaría a ser discípulo de Jesús,
un importante líder de la iglesia en el primer siglo y, lo más
interesante, un escritor del evangelio. ¡Estos son los caminos
de Dios! ¡Esta es la misericordia de Dios! Los publicanos eran
cobradores de impuestos, eran la gente más despreciada
y odiada en Israel. Eran considerados como mercenarios al
servicio de Roma.
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¿Por qué eran los publicanos considerados pecadores? Los
publicanos eran considerados pecadores de la calaña más
baja. En la categoría de pecadores eran más pecadores que
los soldados romanos, tanto así que los escribas y fariseos no
podían sentarse a la mesa con ellos. Y más aún, “el Talmud
judío enseñaba que era justo mentir y engañar a un cobrador
de impuestos, porque eso era lo que un extorsionador profe-
sional merecía” (John MacArthur).
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persona. Estos impuestos eran fijos, de modo que no conta-
ban con margen para cobros extra. Los mokhes, sin embargo,
cobraban impuestos sobre importaciones y exportaciones,
sobre los artículos para comercio interior, y prácticamente
sobre todas las cosas que transportaban por los caminos.
Establecían peajes en caminos y puentes, cobraban bestias
de carga y por los ejes de carros de transporte, aplicaban
una tarifa a los paquetes, cartas y a cualquier otra cosa que
pudieran exigir impuestos. Las tarifas que aplicaban eran ar-
bitrarias y sujetas al capricho.
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III. JESÚS TE CAMBIA
El versículo finaliza diciendo: “Y se levantó y le siguió” (Mateo
9:9). Mateo entendió que no había más opciones para su vida.
La decisión era hoy o nunca. No mañana, ni pasado, sino hoy.
Mateo entendió que Jesús lo conocía con nombre y apelli-
do, sabía todo de él: sus luchas, temores, miedos, sus más
tristes momentos… ¿Cómo Jesús podría llamarle conociendo
toda su vida? Mateo entendió que Dios no solo lo conoce y
lo llama; Dios quiere cambiar su vida. Mateo se levantó y le
siguió. En dos palabras podemos ver que Dios es un Dios de
milagros, pero la decisión es personal.
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Aplicación: A pesar de todo lo que significaba ser un publica-
no, Mateo conocía muy bien las Escrituras, pues en su evan-
gelio se registran 99 citas del Antiguo Testamento, más tex-
tos que los que usaron Marcos, Lucas y Juan juntos. ¿Cómo
puede un hombre que conoce tanto las Escrituras vivir una
vida tan corrupta? Así es la vida, así existen muchos. Sin em-
bargo, Dios quiere cambiar vidas, y Mateo sintió el llamado
y lo aceptó. Hoy puede ser tu día. No hay más tiempo, no
postergues más tu decisión.
CONCLUSIÓN
Yo no sé quién eres ni en qué trabajas. Tampoco sé de dónde
vienes ni cómo te sientes hoy. Es probable que como Mateo, tu
necesidad no es económica como tantos en la actualidad. Tú no
tienes problemas financieros y de ningún tipo, tu problema es más
emocional, y hasta existencial. No puedes vivir en paz a pesar de
vivir cómodamente. Todos piensan que lo tienes literalmente todo
y que nada te falta, pero tú sabes que detrás de esa sonrisa apa-
rente hay un mar de lágrimas en tu corazón.
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