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Soledad escribió:
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Respues
s u g e ri d a Trabajando ando
Me llamo Gustavo, trabajo para Don Cutberto, hombre huraño y ascético,
que pasa mucho tiempo inmerso en el vasto acervo de su biblioteca, pero que
tiene un carácter más acerbo que el ácido acético. Él me hace encargos
de todo tipo, pero yo solo me basto para cumplir con ellos. El otro día se fue la
luz y yo le dije: “Se va a desojar si lee con tan poca luz”, se enojó y me lanzó
a la cabeza uno de sus libros, que por eso estuvo a punto de deshojarse.
Lo bueno fue que me distraje saliendo a la calle a conseguir un abano para
su esposa, un habano para él, y un hamo para su hijo, quien gusta de ir a
pescar. A veces parece que somos el amo y el siervo, como si estuviéramos
en la Edad Media. En lo que resta del día tengo que: cazar un ciervo, hoyar
la tierra para sembrar una haya, hollar un barril de uvas para extraer el mosto
e ir a dejar a su casa a la aya.
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Respues
ta Si me dieras el sí
su g e ri d a
Tu hermano me aconsejó que no te escribiera, imagino que se dijo para sí
que estoy loco, pero no me importa lo que piense él; sé que tú leerás este
mensaje hasta el final.
Estoy enamorado de ti, mas creo que no te has dado cuenta de que cada
vez busco más oportunidades de estar a tu lado, para tomar un té, conversar
o ver lo que tú tienes para dar. Me encanta escuchar salir el do, re, mi, fa, sol,
la, si de tu melodiosa flauta, aunque quisiera que solo tocaras para mí. El día
que te dé un beso tal vez me desmaye, pero volveré rápido en mí para volver
a ti. Si me dieras el sí, sería muy feliz.
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Respues
sugeri a
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Fin de semana agitado
Santa María la Ribera es un barrio mágico que resguarda uno de los tesoros
arquitectónicos más emblemáticos de la Ciudad de México, el Kiosco Morisco,
construcción que escogí para participar en un concurso de dibujo arquitectónico
en el que espero descollar, haciendo berrear a mis contrincantes, pues anhelo
ganar el primer premio, que es un recorrido por la calle de República del
Salvador, visitando los grandes emporios papeleros con un vale de cincuenta
mil pesos para gastar. Ahí compré el material necesario, buscando entre artículos
rezagados que se consiguen a buen precio, aunque tuve que andar mucho,
rehúyo aquellos comercios dizque más modernos que tienen menor surtido y
nunca hacen rebajas. Después de tanto trajín, me senté frente al kiosco y me
compré una oblea para comer algo antes de ponerme a dibujar.
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