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BIBLIR

El estigma de María Magdalena


Ariel Álvarez Valdés*

La figura de María Magdalena, que la lite-


ratura por estos días ha vuelto a resaltar,
Durante casi dos mil años los La vemos, pues, ocupando el
cristianos han considerado a María H3 SlOO aSOCÍadd e q u i v o c a d a m e n t e 3 la d e primer lugar entre las mujeres se-
Magdalena como una prostituta u n a p e c a c | o r a pública. A t r a v é s del anáÜSÍS g u i d o r a s ^ Jesús. Su nombre pro-
que, al escuchar un día las palabras pió era María (que en hebreo signi-
amorosas de Jesús, se arrepintió de d e IOS e v a n g e l i o s el a u t o r m u e s t r a CÓmO Se fica «bella»). Éste era uno de los
su pasado pecador, se convirtió, y nrodutO e s t a Confusión nombres femeninos más comunes
desde entonces lo siguió como dis- y vulgares en tiempos de Jesús, por-
cípula suya dedicándole su vida y que así se había llamado la herma-
su amor. La idea que nos hemos hecho de ella es la de una mujer na de Moisés (Ex 15, 20), y a muchos les gustaba tener una María
hermosa, de largos cabellos, compungida por sus pecados, y que en su familia. Para que nos demos una idea de cuan frecuente era
de algún modo representa la imagen penitencial de la Iglesia. En el uso de este nombre, basta leer la lista de mujeres que estaban al
los cuadros y pinturas se la suele representar con ropas provocati- pie de la cruz: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre (o sea,
vas, un manto escarlata (símbolo de la lujuria) y el cabello suelto María); la hermana de su madre; María, la mujer de Cleofás; y
(propio de las mujeres ligeras), arrodillada junto a la cruz o tirada María Magdalena» (Jn 19, 25). Es decir, en un reducido grupo de
devotamente a los pies de Cristo. apenas cuatro mujeres, tres se llamaban María,
Sin embargo, cuando intentamos buscar en el Nuevo Testa- Por eso, cuando se nombraba a alguna María, para diferen-
mento a la pecadora Magdalena lo hacemos en vano. No encon- ciarla de las demás había que agregarle una especificación. Se de-
tramos ni un solo episodio que refleje la imagen de prostituta que cía, por ejemplo, «María, la esposa de»; o «María, la madre de"; o
tenemos de ella. ¿De dónde ha salido, pues, ese concepto que le «María, la hermana de». En el caso de nuestra María, se le dice
hemos atribuido? «magdalena» porque había nacido en un pueblito llamado
Si atendemos al Nuevo Testamento, veremos que a ella sóio se Magdala, ubicado en la orilla occidental del lago de Galilea, a 5
la menciona en cinco oportunidades. km al norte de la ciudad deTíberfades. 0 sea que «magdalena» no
era propiamente un nombre de mujer sino un apodo que hacía
EL PUEBLO QUE LE DIO EL NOMBRE alusión al lugar de origen de María.

La primera vez que aparece María Magdalena es en la mitad LA PRIMERA EN TODO


del evangelio de Lucas. Allí se dice que Jesús viajaba predicando
por todo el país, acompañado por los doce apóstoles y por algu- La segunda vez que aparece María Magdalena es en el mo-
nas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y en- mento de la crucifixión de Jesús: «Unas mujeres miraban desde
fermedades. Entre estas, -«María, llamada Magdalena, de la que lejos; entre ellas, María Magdalena; María, la madre de Santiago
habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cu/.a, el adminis- el menor y José; y Salomé; ellas lo habían seguido y servido cuan-
trador de Herodes; Susana y otras muchas que los ayudaban con
sus bienes» (Le 8, 2-3). * Sacerdülp, teólogo y profesor en Santiago del Estero, Argentina.
BIBUR

Cuando intentamos buscar en el Nuevo Testamento a


la pecadora Magdalena lo hacemos en vano. No encon-
tramos ni un solo episodio que refleje la imagen de
prostituta que tenemos de ella.

do estaba en Galilea» (Me 15, 40). Se la menciona, pues, en pri-


mer lugar entre las que contemplan el doloroso espectáculo de la
muerte del Salvador.
I-a tercera vez es en el momento en que descuelgan de la cruz
al Señor; allí José de Arimatea, un miembro del Sanedrín que se
había opuesto a la condena de Jesús, le pide a Poncio Pilato el
cadáver, lo envuelve en una sábana y le da sepultura. Y agrega
Marcos: «María Magdalena y María, madre de José, miraron dónde
lo ponían*. (Me 15, 47).
La cuarta vez es en la madrugada del domingo de Pascua.
Algunas mujeres, entre las que se halla María Magdalena, van a
visitar la tumba de Jesús; pero al llegar la encuentran abierta y
vacía; entonces se les aparece un ángel y les avisa que Jesús no está
más allí, que ha resucitado como lo había predicho (Me 16, 1).
Ella aparece, pues, como una de las primeras en enterarse de la
resurrección de Jesús,
La quinta y última vez que se la menciona es cuando, al salir
del sepulcro, tiene un fascinante encuentro con Cristo resucita-
do, y éste la envía a anunciar a los apóstoles esa buena noticia (Me
28,9-10).

EN BUSCA DE LOS SIETE DEMONIOS

Como vemos, siempre que aparece María Magdalena en los


evangelios es en situaciones dignas de elogio. Sin embargo a esta
mujer, di.scípula principal del Señor, seguidora fiel, testigo emi-
nente de su resurrección, primera apóstol, la tradición terminó mer a la casa de un fariseo llamado Simón. Mientras estaban a
conviniéndola en una ramera penitente. ¿Por qué? ¿Qué fue lo la mesa, entró de pronto una mujer, y tirándose a los pies de
que pasó? Jesús comenzó a llorar; luego se desató la cabellera y con ella
Todo empezó con el misterioso dato que nos da Lucas sobre empezó a secarle los pies mojados por las lágrimas; después se
ella la primera vez que la menciona: «de ella habían salido siete puso a besarlos y a ungirlos con perfume. El dueño de casa
demonios» (Le 8, 2). Los lectores se preguntaban: ;qué quiso de- reconoció inmediatamente a la mujer: era una pecadora públi-
cir Lucas con esto? Y se imaginaron: si tuvo «sietes demonios ca famosa de la ciudad; y se asombró de que Jesús se dejara
(número simbólico que indica la gravedad de la situación por la tocar por ella.
que había atravesado la mujer), es porque su pasado debió haber Perci Jesús, sabiendo lo que pensaba Simón, defendió a la
sido sumamente vergonzoso y degradante. mujer; y aprovechó para criticar a Simón porque, como dueño
Pero los lectores de la Biblia siguieron preguntándose: ¿en qué de <-.isa, debería haber observado ciertos ritos de bienvenida
momento expulsó Jesús los siete demonios de la Magdalena? Por- cuando llegó Jesús (como lavarle los pies, besarlo, ponerle per-
que hasta aquí el evangelio de Lucas sólo había contado la sanación fume), y no había hecho nada de eso; había mostrado poco
de una sola mujer: la suegra de Pedro {Le 4, 38-39). ¿Cuándo amor y gratitud hacia el Señor. En cambio la mujer, que estaba
había ocurrido esta otra curación? Y creyeron encontrar la res- allí llorando y pidiendo perdón de sus pecados, se había mos-
puesta en una segunda mujer, la pecadora pública que acude a trado humilde y agradecida hacia Jesús (Le 7, 36-50).
Jesús buscando el perdón de sus pecados, y que Lucas presenta Terminado este relato, Lucas nombra a continuación por
justo antes de la aparición de la Magdalena. primera vez a Magdalena (8, 13). Entonces pareció obvio pen-
sar que aquella prostituta anónima que había llorado por sus
LOS PIES LAVADOS CON LÁGRIMAS pecados y había sido perdonada por Jesús, era justamente la de
los siete demonios, a la que Lucas por delicadeza no quiso nom-
En efecto, narra Lucas que cierto día Jesús fue invitado a co- brar para no ponerla en evidencia ante los lectores.
LA SEGUNDA EQUIVOCACIÓN Dijo ese día: «Pensamos que aquélla a la que Lucas denomina la
pecadora, y que Juan llama María, designa a esa María de la que
Convertida ya María Magdalena en prostituta, se produjo fueron expulsados siete demonios. ¿Y qué significan esos siete de-
una nueva confusión. Porque San Marcos cuenta que Jesús, po- monios, si no todos los vicios?».
cos días antes de su muerte, fue de nuevo invitado a cenar, esta Por lo tanto, a partir del siglo Vil empezó a sostenerse unáni-
vez en el pueblo de Betania, y allí otra mujer {una tercera) se le memente que las tres mujeres eran una sola.
acercó con un frasco de perfume muy caro, y lo derramó sobre
su cabeza; los presentes se indignaron con ella por el derroche DE PECADORA A ENFERMA
que había hecho, pero Jesús la defendió y aprobó su actitud (Me
14,3-9). Pero actualmente los biblistas, estudiando con más
El hecho de que esta mujer (en Marcos) apareciera haciendo detenimiento el tema, han rechazado esta identificación y sostie-
casi lo mismo que la pecadora (en Lucas), hizo pensar que se nen que se trata de tres mujeres distintas.
trataba de la misma persona: María Magdalena. Y así, las tres La primera es María Magdalena. De ella, hoy se piensa que
mujeres (María Magdalena con sus siete demonios, la pecadora los «siete demonios» expulsados no tienen por qué aludir a una
anónima, y la mujer de Betania) pasaron a ser una sola. (Y como vida pecadora; pueden referirse a alguna enfermedad. Más aun:
esta última, la mujer de Betania. en el evangelio de Juan se dice en ningún lugar del Nuevo I estamento estar poseído por los de-
que es María, la hermana de Lázaro, ¡terminó también ella sien- monios significa un pecado. Y a veces hasta se excluye que lo sea.
do una prostituta!) Como en el caso de la «hijita» endemoniada de la mujer sirorenicia
Abierta ya esta puerta, no hubo piedad con la pobre Magda- (Me 7, 30), o del muchacho que aparece endemoniado "desde la
lena. La tradición posterior la identificó después con la promis- infancia» (Me 9, 21), en los cuales se trata de niños que no tienen
cua samaritana de los seis maridos (Jn 4), y hasta con la adúltera uso de razón para ser pecadores.
sorprendida en pleno escándalo impúdico (Jn 8). Es decir, cuan- Además, cuando Lucas presenta a la Magdalena, dice que for-
ta aberración sexual anónima se hallaba en los evangelios, era maba parte de las mujeres «curadas de espíritus malignos y enfer-
atribuida a la mujer de Magdala. medades» (Le 8, 2); no dice que eran mujeres "perdonadas de sus
Muchos Santos Padres se opusieron a estas identificaciones, pecados». 0 sea que los demonios que poseyeron a la Magdalena
como en el siglo IV san Agustín, san Ambrosio, .san Efrén. Pero no tienen por qué haberla hecho pecar. Podían sólo haberla en-
el papa Gregorio Magno, en una célebre homilía pronunciada fermado. Por lo tanto, los siete espíritus que la poseyeron no indi-
en la basílica de San Clemente en Roma el viernes 14 de sep- can que ella era una mujer "muy pecadora», sino «muy enferma».
tiembre del año 591, fijó de una vez por todas ral identidad. No hay pues, ningún motivo para identificar a María Mag-
BIBLIfl

Según los Evangelios, María Magdalena era sólo una


mujer muy enferma, curada por Jesús, que lo siguió
incondicionalmente, que estuvo presente durante su
crucifixión, que asistió a su sepultura, que fue testigo
de la resurrección, y la primera a la que se le confió la
tarea de proclamar que Cristo venció a la muerte.

Jesús es invitado a comer en Betania, y allí una buena mujer


lo unge con perfume profetizando su sepultura (1 2, 1-1 I).
Pero, por otro lado, incorpora detalles de! relato de Lucas,
que lo vuelven verdaderamente absurdo.
Por ejemplo, dice que lo que la mujer unge de Jesús con
perfume son ¡los pies! Esto resulta ridículo; la gente solía po-
nerse perfume en la cara o la cabeza, para exhalar una fragan-
cia agradable (como aún hacemos hoy en día); pero perfu-
marse lo.s pies no nene ningún sentido. (Sin embargo el relato
de Juan lo cuenta así por Influencia de la pecadora de Lucas,
que con sus lágrimas baña precisamente los pies de Jesús).
Además, sigue diciendo Juan que después de echarle per-
fume a Jesús, ¡la mujer se lo secó! ¿Qué sentido tiene secar el
perfume que le ha puesto? (Pero Juan lo escribió por influen-
dalena con la pecadora que lloró a los pies de Jesús. cia de Lucas, donde la pecadora le seca a Jesús las lágrimas
derramadas en sus pies).
EL NOMBRE QUE SE PERDIÓ Finalmente, Juan presenta a la mujer de Betania soltándose
el cabello. En tiempos de Jesús, usar en público el cabello
Por lo tanto la pecadora pública es una segunda mujer, dis- suelto estaba mal visco y era propio de las mujeres pecadoras.
tinta de la Magdalena. Y como a esta pecadora el evangelista ¿Cómo alguien virtuosa, como era María de Betania para Juan,
Lucas la dejó en el anonimato, no podemos conocer su nombre. puede hacer una cosa asir (Es que Juan incorporó este detalle
¿Pero se la puede, al menos, identificar con la tercera mujer, la por influencia de la pecadora de Lucas).
de Betania, que también en una cena ungió con perfume a Jesús En conclusión, la piedad popular cometió el error de iden-
días antes de su muerte? Tampoco. Rilas son, igualmente, dos tificar a tres mujeres que eran distintas. Una, María Magdale-
mujeres distintas. ¿Y por qué las dos aparecen haciendo casi lo na, curada de sus siete demonios. Otra, la prostituta anónima
mismo en los evangelios? de Lucas. Y otra, la buena mujer de Betania (que en el evange-
I .os biblistas explican que antes de que se escribieran los evan- lio de Juan aparece con los rasgos de la pecadora de Lucas).
gelios (o sea, en la tradición pre-evangélica) existían dos relatos
de dos mujeres que le hacían un homenaje a Jesús. Uno, de una UN ESTIGMA INOFENSIVO
mujer pecadora que baña los pies de Jesús con lágrimas; el otro,
de una buena mujer que baña la cabera de Jesús con perfume. Por culpa de esta confusión, durante siglos la Iglesia Ca-
La pecadora lo hace buscando el perdón; la buena mujer, pira tólica consideró a María Magdalena una prostituta. De ahí
profetizar la muerte cercana del Señor. Al escribirse los evange- que lucra costumbre utilizar el término "magdalena» como
lios, San Lucas conoció el primer relato (el de la pecadora), y lo eufemismo para designar a las meretrices; y que los hogares de
incorporó a su libro (7, 36-50); en cambio San Marcos (y San recuperación de prostitutas se llamaran «Casas de la Magdale-
Mateo) conoció el segundo relato (el de la buena mujer), y lo na»; y que en la F.dad Media a las hijas nacidas fuera del ma-
puso en el suyo (14, 3-9). trimonio se les pusiera ese nombre. Incluso algunos la consi-
deran la santa patrona de las prostitutas.
CON LOS CABELLOS AL VIENTO Sin embargo ya vimos que, según los Evangelios, María
Magdalena era sólo una mujer muy enferma, curada por Je-
Pero San )uan, que fue el último evangelista en escribir, co- sús, que lo siguió incondicionalmente, que estuvo presente
noció las dos narraciones mezcladas. Y entonces nos ofreció una durante su crucifixión, que asistió a su sepultura, que fue tes
versión mixta de las dos. Así, Juan presenta en su evangelio el tigo de la resurrección, y la primera a la que se le confió la
mismo relato de Marcos, o sea, que poco antes de su muerte tarea de proclamar que Cristo venció a la muerte.B

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