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Derecho Penal

MRTE GENERAL
ENRIQUE CURY URZÚA

EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE


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DERECHO PENAL
PARTE GENERAL
Enrique Cury Urzúa

© Inscripción N° 143.944
Derechos reservados
1982
I.S.B.N. 956-14-0808-2

Segunda edición, 1988


Tercera edición revisada, 1992
Cuarta edición, 1996
Quinta edición, 1999
Sexta edición, 2001
Séptima edición ampliada, marzo 2005, 1.500 ejs.

Diseño:
Publicidad Universitaria
Impresor:
Imprenta Salesianos S.A.

C.I.P - Pontificia Universidad Católica de Chile


Cury Urzúa, Enrique
Derecho penal: parte general
Enrique Cury Urzúa, 3 a . ed.
Incluye bibliografía.
1. Derecho penal—Chile.
I. t.
2004 345.83 de.21 RCA2

EDICIONES
UNIVERSIDAD
CATÓLICA
Con todo, los movimientos de las criaturas y las convulsiones de un epiléptico CAPÍTULO VI
durante una crisis son, en rigor, actos reflejos. Por esto, no es necesario crear una
categoría especial en la cual subsumirlos para excluir su carácter de acción. TEORÍA DE LA TIPICIDAD
b) El sueño hipnótico (El injusto típico)
Los actos ejecutados durante el sueño hipnótico son más difíciles de solu-
cionar. De acuerdo con el estado actual de los conocimientos sobre ellos, parece
que en tales casos el sujeto ejecuta una acción, pero como el proceso de formación
de su voluntad ha sido interferido por el sugestionador, no es libre y, en conse-
cuencia, no se le puede reprochar. Se trata, por ende, de problemas relativos a la
culpabilidad.124

c) Actos habituales y pasionales


Contra lo que se afirma con alguna frecuencia,12' los actos habituales y
pasionales sonfinalesy constituyen acción. Lo que ocurre es que en ellos la determi- § 16. TIPO Y TIPICIDAD
nación del objetivo, la selección de medios y el examen de la forma en que se ope-
rará sobre los procesos causales se resuelven de manera automática porque respon-
den a un aprendizaje previo que habilita para efectuarlos inconscientemente, aun- I. GENERALIDADES
que pueden volverse conscientes en cualquier momento.126 En estos casos las reglas
de la experiencia se han introyectado por el autor, de tal manera que éste puede El concepto de tipo es reciente y aunque se ha impuesto de manera amplia, sus
servirse de ellas sin necesidad de una reflexión previa. Existe, pues, una voluntad contornos siguen siendo imprecisos. Esto se debe, en parte, a que se le atribuyen
que gobierna el acto y, probablemente, con mayor seguridad que en otros casos. funciones diferentes, las cuales, en rigor, corresponden a significados también dis-
tintos.1 Pero entre nosotros contribuye además a la polémica cierta confusión lin-
III. LA AUSENCIA DE ACCIÓN CON ARREGLO güística, pues en español la palabra tipo se emplea para traducir libremente el voca-
A LAS TEORÍAS CAUSALISTA Y FINALISTA blo alemán Tatbestand, pero también para referirse a lo que en ese idioma se desig-
naba con las expresiones de origen latino Tipus o Delikt-tipus, que actualmente se
NOVOA ha observado que los casos de ausencia de acción a que se refiere la encuentran casi en desuso. De esta incerteza en las acepciones derivan equívocos y
teoría finalista son los mismos que consigna la concepción causal. En su opinión, malos entendidos.
esto "reduce a límites bien medidos el 'gran descubrimiento' de los finalistas".127 En honor a la verdad, la ley chilena no se refiere al tipo en parte alguna. Sin
La observación es exacta. No así la consecuencia que de ella extrae su autor. embargo, como el contenido del concepto es aludido, sin mencionarlo, por nu-
En primer lugar, porque la fundamentación de por qué en todas estas situaciones merosos preceptos -incluyendo algunos de rango constitucional- es lícito usarlo
no existe una acción, pese a que el movimiento corporal, el cambio en el mundo para sintetizar las ideas a que se refiere, siempre que se precise lo que se entiende
exterior, está presente, sólo resulta clara desde el punto de vista finalista. El por tipo en cada caso. Con este objeto, conviene hacer desde luego las siguientes
causalismo, en cambio, únicamente puede lograrla mediante una construcción com- distinciones:
plicada que supone un desmembramiento del elemento subjetivo. Además, las prin-
cipales consecuencias de la concepción finalista no se traducen realmente en gran- a) Antiguamente se habló de un tipo en sentido amplio, constituido por el con-
des modificaciones de este aspecto, sino en la consideración y tratamiento de la junto de todos los presupuestos que deben concurrir para que sea posible imponer una
antijuridicidad, de las causales de justificación, del error de tipo y prohibición, de la pena. En esta acepción, tipo significa lo mismo que delito, abarca no sólo la descrip-
participación criminal, de la tentativa, etc. Así pues, el hecho de que no innove en ción del hecho punible sino también los juicios de antijuridicidad y culpabilidad, y
materia de causales de ausencia de acción no atenúa su importancia. es una noción inútil a inductiva a confusiones de la cual es preferible prescindir.2

124
Véase infra, 27, II, b), ee), con detalle sobre el debate científico y la bibliografía disponible; como en el
texto, NÁQUIRA, pág. 50.
125
JAKOBS, 6, 16, págs. 166 y 167. Como en el texto, JESCHECK, 23, III, 2, a), pág. 199. ROXIN, 10, 1 y sigts., págs. 277 y sigts., y Teoría del tipo penal, cit., págs. 169 y sigts. Véase, además,
126
JESCHECK, op. y loe. cit. en nota anterior. ZAFFARONI, 29, II, 2 y sigts., págs. 415 y sigts.
127
NOVOA, Causalisrno y ¡ínalismo, 2, pág. 29. WELZEL, 10, V, pág. 7.

A
97^
b) Mucho más importante es el concepto de tipo de garantía, compuesto por la
descripción legal del hecho al que la ley asocia una pena. De este tipo de garantía no expresa, sino que se la presupone, además, circunstanciaba, pues sólo así puede
forman parte los juicios de antijuridicidad y culpabilidad, sino sólo elementos fácticos; explicarse que una "circunstancia agravante" pueda ser incorporada a ella por la ley.
pero lo integran características que, por lo general, no se incluyen en el tipo sistemá-
c) En tercer lugar, se habla de un tipo sistemático, al cual puede también desig-
tico o tipo en sentido estricto, ^ pues si bien su concurrencia es indispensable para que
narse como tipo en sentido estricto o tipo de injusto, del cual sólo forman parte el con-
el hecho sea punible, no son componentes de su desvalor jurídico, como ocurre con junto de las características objetivas y subjetivas que constituyen la conducta prohibida
las "condiciones objetivas de punibilidad"4 o las "excusas legales absolutorias".3 A Es a este tipo al que posteriormente se enlazan los juicios de antijuridicidad y cul-
este tipo de garantía se refiere el principio nulla poena sine lege,b pues los ciudadanos pabilidad. De él se trata en la exposición que sigue en este capítulo y, por lo tanto,
tienen derecho a saber exactamente qué circunstancias deben concurrir para que su aquí no es necesario precisarlo más.
conducta sea sancionable, con prescindencia de si ellas agregan o no algo a la res-
ponsabilidad social del comportamiento. Ejemplos: El que presta auxilio a un suici- d) Finalmente, puede también hablarse de un tipo del error o tipo regulador del
da (art. 393 del C.P.), debe saber que su acción no puede ser castigada sino cuando dolo,10 al que pertenecen aquellos elementos del tipo sistemático al cual debe referirse e
aquél se quita realmente la vida, aunque esto, por ser independiente de la voluntad conocimiento del autor en los delitos dolosos. Su importancia es prevalente en la teoría
del auxiliador, no añada nada al desvalor ético-social de su acto. El que sin la volun- del error de tipo, en donde se lo destacará especialmente."
tad del dueño sustrae una cosa perteneciente a su hermano, tiene derecho a saber
que su conducta es impune (art. 489 del C.P.), si bien la vinculación parental con el
propietario no pone o quita nada a la reprobabilidad ético-social del hecho y ni II. EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE TIPO12
siquiera es preciso que el autor la conozca.
Desde este punto de vista, el tipo de garantía importa una precisión y perfeccio- a) Origen del concepto
namiento al principio de reserva.7 Este imponía la exigencia de que los hechos punibles
fueran declarados tales por una ley dictada con anterioridad a su ejecución, la cual El concepto del tipo se desenvolvió a partir de la teoría del cuerpo del delito
debía, además, precisar la pena; pero la descripción del hecho podía ser tan amplia y (corpus delicti),13 una noción procesal que sobrevivió en nuestro ordenamiento jurí-
vaga como el legislador quisiera, ya que en tal sentido no se establecía limitación. El dico hasta el 6 de marzo de 1989, el cual se refería al conjunto de características
principio de tipicidad, en cambio, exige que también el hecho típico -y no sólo la pena- fácticas del hecho punible que constituían "el fundamento de todo juicio criminal"
sea exacta y claramente descrito. Así como el principio de reserva impide la crea- y cuya comprobación era "el primer objeto" a que debían tender las investigaciones
ción judicial de penas, el de tipicidad veda al legislador incriminaciones genéricas, del sumario (art. 108 del C. de PP, en su redacción antigua).14 En esa evolución, sin
completando la evolución que se había iniciado en el siglo XVIII.8 No hay propia- embargo, ambas nociones se distancian mas y mas, a medida que el interés se des-
mente un tipo cuando se castiga "todo acto contrario a la revolución" o "cualquier plaza desde la pregunta procesal (¿qué es lo que ha sucedido de conformidad con lo
atentado a la segundad nacional" o a "las buenas costumbres", etc. La acción, por lo probado?) a la material (¿cómo se ha de valorar el suceso?).''
menos, debe especificarse.g Aunque se trata de un concepto que se empleaba desde antes, quien le confie-
Hasta hace poco, el principio de legalidad no encontraba en nuestra legisla- re al tipo la importancia que se le atribuye actualmente es BELING, a partir de sus
ción una consagración que permitiera referirlo con certeza al tipo de garantía. Por Estudios sobre el delito, publicados en 1906, hasta su Doctrina del delito tipo, que data
eso había que recurrir a una interpretación prolija a fin de darle un fundamento de 1930,16 pasando por las sucesivas ediciones del Esquema del Derecho Penal17
dogmático. Actualmente, en cambio, se encuentra recogida por el art. 19, N° 3, inc. BELING advirtió que en las definiciones tradicionales del delito, en las que se lo
octavo de la C.PR. de 1980, con arreglo al cual "ninguna ley podrá establecer penas caracterizaba como a un hecho penado por la ley, se incurría en una tautología,
sin que la conducta que se sanciona esté expresamente descrita en ella". Por otra
parte, de conformidad con el art. 63 del C.P, esa descripción no sólo debe ser 10
ROXIN, 10. 3. págs. 277 y 278, y Teoría del tipo penal, cit.. págs. 170 v sigts.
" Infra. 18, II, d).
12
De acuerdo con lo expresado en el párrafo anterior, c), en lo sucesivo, cuando se emplea la palabra tipo sin
J calificaciones, se alude al tipo sistemático, tipo en sentido estricto o tipo de injusto.
Infra, c).
4
Infra. 20. II. " JAKOBS, 6. 48, págs. 188 y 189.
1 14
Infra, 30. El concepto de "cuerpo del delito'' todavía subsiste en disposiciones penales como la del art. 17, N° 2 del
0
ROXIN, 10, 2. pág. 277. y Teoría del tipo penal, cit., pág. 170. Roxin atribuye a este tipo de garantía, con C.P. aunque allí se la emplea en un sentido vulgar que difiere del expresado en el texto. Véase, sobre ello,
razón una función político criminal. infra, 39, IV. c), bb).
15
Supra. 7. I. JAKOBS, 6, 48 pág. 189.
8 16
Supra, 7, II. La versión española que se cita en el texto es de 1944 y pertenece a SEBASTIAN SOLER. Existe, además,
" Supra, 7, IV, c).
W una anterior, de L. PRIETO CASTRO yj. AGUIRRE CÁRDENAS, Editorial Ruis S.A., Madrid, 1936.
'" La versión española que se cita en el texto es la de 1944.
pues lo que se trataba de conceptuar era, precisamente, al hecho que, por ser
como características de esa figura.23 El delito-tipo ni siquiera es parte integrante de la
delito, merecía ser sancionado con una pena. Ahora bien, la categoría lógica que figura delictiva. "Son más bien imágenes representativas que preceden lógicamente a las
diferencia al injusto punible de los otros injustos, es su adecuación a una de las correspondientes figuras de delito, pero que "'sólo son regulativa a intelectualmente
condicionantes". 24
descripciones que de los distintos delitos traza la ley penal. BELING designó como
Como puede observarse, los elementos subjetivos de lo injusto pueden tener cabida
tipos (Tatbestand) a tales descripciones, y tipicidad a la congruencia entre el hecho en la figura delictiva, pero se les ha expulsado del delito-tipo (Tatbestand). Puesto que éste
concreto y uno de dichos tipos. Con ello, la tipicidad aparece, junto con la es un esquema conceptual que ha de servir de rector así a la faz objetiva (antijuridicidad)
como a la subjetiva (culpabilidad) del delito, BELING estima inconcebible atribuirle mo-
antijuridicidad y la culpabilidad, como la tercera característica especificadora de la mentos subjetivos, porque ¿cómo puede la subjetividad referirse a sí misma?, ¿cómo pue-
conducta punible, asumiendo una significación autónoma en la estructura del de el autor conocer y querer su propia tendencia libidinosa (art. 366 ter C.P.) o su propio
delito que hoy se le reconoce en forma preponderante, no obstante la polémica ánimo de injuriar (art. 416 C.P.)? Para BELING este reconocimiento de lo subjetivo por lo
subjetivo es ininteligible. 23
que todavía persiste en torno al punto.18
En lo relativo a la neutralidad valorativa del tipo, postulada inicialmente con el objeto
de independizarlo y distinguirlo tanto de la antijuridicidad como de la culpabilidad, apa-
rece especialmente exagerada en el concepto del delito-tipo, al que formaliza por comple-
b) El concepto de tipo en BELING y su evolución to, privándolo incluso de una función sistemática aprovechable.
En el derecho comparado se reconoce a BELING el mérito de haber destacado la posi-
De acuerdo con la concepción inicial de BELING, el tipo sólo contiene una descrip-
ción independiente y fundamental de la tipicidad en la estructura del delito, aún por
ción del aspecto "objetivo" del hecho punible, esto es, de sus características externas. Los
aquellos que polemizan con ese punto de vista.26 Pero el descarnado concepto del delito-
elementos subjetivos, en cambio, se encuentran adscritos en su totalidad a la culpabili-
tipo ha perdido vigencia y en buena medida pertenece a la historia. La mayoría de la
dad, que en su sistema tiene carácter psicológico.19 Por lo que se refiere a la antijuridicidad,
doctrina contemporánea considera que el tipo está compuesto por elementos tanto objeti-
esta concepción también la "objetiviza", en cuanto el juicio de reprobación general que
vos como subjetivos, entre los cuales se incluye al dolo y a la imprudencia (culpa). Una
implica recae sólo sobre el comportamiento exterior. Al mismo tiempo BELING enfatiza la
parte apreciable de ella le atribuye, además, una función valorativa que, en algunos casos,
independencia de la tipicidad respecto de la antijuridicidad, recalcando que "el tipo no
se confunde incluso con la de la antijuridicidad. 27 Con todo, en la literatura nacional
encierra ningún juicio de valor"20 y que la verificación de la tipicidad no implica la de la
todavía se concede a la concepción de BELING sobre el tipo una importancia considera-
antijuridicidad.
ble; especialmente por ETCHEBERRY.28
La "objetividad" de los tipos belignianos se vio pronto enfrentada a una crisis. En
1906 y 1930 se publicaron los trabajos de FISCHER, ZIMMERL, MAYER y HEGLER sobre
los elementos subjetivos del tipo o elementos subjetivos de lo injusto21 Con ello se reconoce
que cienos tipos no pueden captar el significado del hecho si no se los refiere a unos
contenidos subjetivos. Siendo así, ya no se puede caracterizar al tipo por una "objetivi-
III. EL CONCEPTO DEL TIPO EN LA ACTUALIDAD
dad" entendida como "exterioridad" sobre todo porque las investigaciones demostraron
que los tipos portadores de elementos subjetivos eran más numerosos que lo que se supu- a) Definición
so en el primer momento.
En 1930, BELING procedió a una revisión de su teoría intentando salvar estas dificul-
El tipo está constituido por la descripción legal del conjunto de las características
tades. Las modificaciones no tuvieron por objeto ampliar el concepto original para dar
cabida en él a los elementos subjetivos, porque eso implicaba sacrificar la objetividad de la objetivas y subjetivas (externas o internas o psíquicas) que constituyen la materia de la
antijuridicidad, a la que BELING atribuía importancia por consideraciones de seguridad prohibición para cada delito específico.
política; por el contrario, procuraron restringirlo, practicando una distinción. Por una
parte se encuentran las figuras delictivas (Tipus o Delikt-tipus), constituidas por cada una de Los autores que sostienen un criterio tradicional o causalista rechazan esta definición.
las descripciones contenidas en la ley; por la otra, BELING destaca el Tatbestand (aquello Ellos prefieren excluir del tipo una parte importante de sus contenidos subjetivos que
en que el hecho esencialmente consiste, tipo en sentido estricto o delito tipo) un concepto abs- asilan en la culpabilidad. Además, algunos impugnan la idea de que el tipo encierre la
tracto, apoyado dogmáticamente en el parágrafo 59 del antiguo Código Penal Alemán, materia de la prohibición, porque a su juicio esto implica recargarlo de referencias
que se refería al error.22 A diferencia de la figura delictiva, el tipo en sentido estricto no valorativas que en su opinión le son ajenas.29 El criterio predominante en la doctrina
contiene todos los elementos específicos de cada delito, sino sólo un esquema rector comparada más autorizada estará, en cambio, de acuerdo con el concepto, naturalmente
(leitbild), descarnado y esencialmente "objetivo", que sirve de directriz a la construcción que con variantes. 30
de las figuras. El delito-tipo (Tatbestand), es, así, "un cuadro conceptual que funda la uni-
dad" de cada figura delictiva, cuadro sin el cual sus elementos perderían toda significación
23
BELING, La doctrina del delito-tipo, II, pág. 6.
24
18
Infra, III, c). BELING, La doctrina del delito-tipo, II, 2°, pág. 7.
25
" Infra, 25, II, a). BELING, La doctrina del delito-tipo, III, 4, págs. 17 y sigts. En contra POLITOFF, Los elementos subjetivos del
20
Cfr. WELZEL.10, III, pág. 79; ROXIN, 10, 10 y sigts., págs. 281 y sigts. 26
tipo legal, cit., 1, 3, págs. 32 y sigts., III, 11, págs. 74 y sigts.
21 Véase, al respecto, infra, III, c).
Véase POLITOFF, Los elementos subjetivos del tipo legal, cit,, 2, págs. 15 y sigts., supra, 14,1, infine e infra, 27
ídem.
18, IV
28
22
Por esta razón, lo que BELING denomina Tatbestand (delito-tipo o tipo en sentido estricto) no correspon- ETCHEBERRY, 1, págs. 210 y sigts. En alguna medida también NOVOA, Causalismoyfinalismo,22, pág.
124.
de a lo que en el párrafo anterior, letra c), se designó como tipo sistemático o tipo en sentido estricto, sino M
en cierto modo, a lo que en la letra d) llamamos tipo del error. De todas maneras, seria superficial trazar Extensamente NOVOA, Causalismo y finalismo, 22, págs. 123.
50
paralelos demasiado precisos porque en los 70 años corridos desde la última publicación de BELING la Véase, por todos, JAKOBS, 6, 52, pág. 191; JESCHECK, 25,1, 2, págs. 221 y 222; ROXIN, 10, 8 y sigts.,
nomenclatura ha cambiado. págs 280 y sigts.; ZAFFARONI, 21, II, págs. 414 y sigts. En Chile, se asemeja a nuestro concepto del tipo
de injusto el de COUSIÑO, I, 108, A, pág. 543; GARRIDO, II, 4.1, pág. 43.
El tipo es la descripción de un hecho, es decir, de un acontecimiento que se
desarrolla en el ámbito de los fenómenos causales. No es, pues, la pura acción sino el con las normas jurídicas, como "ilegítimo", "cónyuge", "cosa roueble", "cosa inmue-
ble", "persona", "matrimonio", "contrato", "comisionista", etc.
hecho la base estructural del tipo. La acción es uno de los elementos que concurren
a conformar el hecho típico, pero no el único.31
En principio, esta clasificación tiene un valor relativo. La verdad es que, desde
De todas maneras, a la acción compete, como ya se ha dicho,32 una función el momento en que un concepto es incorporado al tipo, adquiere un significado
decisiva en la construcción de los tipos, porque si bien otros elementos pueden normativo y jurídico, cuya precisión siempre requiere de valoraciones.36 Cada pala-
concurrir con ella a estructurarlos, la acción -o en su caso, la omisión- debe estar bra adquiere en la estructura del tipo un contenido de valor que le es dado por la
siempre presente. Sólo hechos en cuyo núcleo se encuentra una acción dan origen a un norma jurídica cuya realización persigue. El "hombre" del tipo es el "hombre" del
tipo. El tipo describe, así, un hecho voluntario, en el sentido que dan a esta expre- derecho, que puede no coincidir con el de la biología o el de la antropología; lo
sión los civilistas. Y aunque no siempre la acción es todo el hecho típico, nunca en mismo ocurre con toda suerte de conceptos descriptivos o culturales. Y aunque ni
el hecho típico puede encontrarse ausente la acción -o la omisión en su reemplazo. el "hombre" ni otro alguno de los conceptos jurídicos puede estar en contradicción
Lo dicho no ha de entenderse en el sentido de que sólo los hechos voluntarios son rele-
con las estructuras lógico-objetivas correspondientes,37 su contenido de valor jurí-
vantes para el derecho penal. Ello no es así. Hechos humanos no voluntarios, así como dico es el que la norma le adjudica.
acontecimientos de la naturaleza (terremotos, incendios, tempestades, avalanchas), cobran No obstante, es cierto que la valoración de los conceptos empleados en la
significación jurídico-penal en ciertas circunstancias. En la teoría del estado de necesidad,"
de la exculpación por ausencia de exigibilidad,^ de la tentativa,"*5 etc., esto queda de manifies- formulación de los tipos puede exigir al juez referencias más o menos directas a la
to. Pero para la construcción de los tipos penales es indispensable echar mano de un hecho norma. Cuando más descriptivo sea un concepto, es decir, cuanto más firme sea
humano voluntario (de un hecho cuyo centro es una acción - o una omisión-). Esto porque la base ontológica sobre la cual descansa la valoración jurídica, más limitadas son
el tipo es la materia de la prohibición; y el derecho no puede prohibir sino aquello a lo que los
subditos pueden imprimir una dirección adecuada a sus mandatos. Pretender acatamiento las posibilidades judiciales de interpretar el concepto y, por ende, más sencillo
de las fuerzas de la naturaleza es absurdo. hacerlo. A la inversa, cuando la valoración del derecho se refiere, a su vez, a una
valoración cultural o a otra valoración jurídica, la tarea hermenéutica es más in-
b) La descripción típica cierta, porque aumentan las alternativas. Lo que el "hombre" vale para el derecho
está condicionado por lo que el hombre otológicamente es, de manera que la no-
aa) Elementos descriptivos y normativos del tipo ción jurídica del "hombre" sólo puede elaborarse refiriéndola a presupuestos que
limitan su posibilidad. Al contrario, la "honestidad" jurídica es un valor que vale,
Formalmente el tipo contiene la descripción del hecho voluntario al cual se depende de una concepción axiológica de contenido variable a la cual se refiere, y
asociará una pena. Por lo tanto, para trazarla, el legislador debe servirse preferente- por eso, la flexibilidad de su significado es apreciablemente mayor. Por estas razones,
mente de elementos descriptivos, es decir, de conceptos que se refieran a algo cuya pre- siempre que sea posible servirse de elementos descriptivos para construir un tipo
sencia en el caso concreto sea aprehensible mediante una pura operación cognoscitiva, debe preferírselo, evitando recurrir sin necesidad a generalizaciones normativas
tales como "hombre", "mujer", "animal", "casa", "lugar", "matar", "proferir", etc. Pero que conspiran contra su certeza.38
esto no siempre es posible y, en muchas oportunidades, puede determinar el hecho
acudiendo a nociones normativas, esto es, sirviéndose de ideas cuya realización en el bb) Elementos positivos y negativos del tipo
caso concreto implica efectuar una valoración, tales como "legítimamente", "cosa mue-
ble", "indebidamente", "abuso", "buena fama", "contrario a las buenas costumbres", Usualmente la descripción típica se formula sirviéndose de elementos positivos,
"valor artístico", etc. Se debe distinguir, por consiguiente, entre elementos descripti- esto es, aludiendo a lo que tiene que concurrir en el hecho concreto para que éste
vos y normativos del tipo. sea punible. Así, el homicidio requiere que se haya "matado" a un "hombre" y el
Los elementos normativos del tipo se clasifican, a su vez, en culturales y jurídi- hurto que el autor se haya "apropiado" de una "cosa mueble ajena" con "ánimo de
cos. Los primeros requieren de una valoración que se realiza relacionándolos con lucro". En algunos casos, sin embargo, el tipo está integrado también por elementos
normas culturales ajenas al derecho, como "honestidad", "valor artístico", "buena negativos, es decir, se refiere a algo que no debe darse en el caso concreto para que el
fama", etc. Los segundos exigen una valoración realizada, precisamente, en relación hecho pueda ser sancionado. Así, el hurto sólo se perfecciona si la apropiación de la

Infra, 17. TORIO LÓPEZ, Racionalidad y relatividad en las teorías jurídicas del delito en Anuario de Derecho Penal y
Supra, 14, IV, d), in fine. Ciencias Penales. Tomo XLII, Fascículo II. Madrid, 1989, II, pág. 500. Véase también infra, tí).
Infra, 24, 11, b). Supra, 14, a).
Sobre ello, véase además infra, ee). En el mismo sentido del texto, ZAFFARONI, 29, II, 11, págs. 417 y
Infra, 29, 111.
Infra, 35 y 36. t^o 418, quien incluso pone en duda la constitucionalidad del empleo de esta clase de componentes en los
tipos; NÁQLTRA, pág. 71.
cosa ocurrió "sin el consentimiento del dueño" (art. 432 del C.R); la violación de que deben cumplirse en el mundo exterior; los segundos, a la actitud psicológica
morada si se entró en ella "contra la voluntad del morador" (art. 144 del C.P.) y el del sujeto respecto del hecho.
fraude del art. 470 N° 2 si el capitán del buque lo vendió, tomó dinero a la gruesa La tipicidad del hecho exige que en él concurran tanto los elementos objetivos
sobre su casco y quilla, giró letras a cargo del naviero, enajenó mercaderías o vitua- como los subjetivos, los cuales constituyen las dos caras de una misma moneda. En
llas o tomó provisiones "juera de los casos" y "sin las solemnidades" prevenidas por consecuencia, no puede hablarse de hechos que siendo objetivamente típicos no lo
la ley. En consecuencia, tanto la inconcurrencia de un elemento positivo como la sean subjetivamente o viceversa. Lo que no es adecuado al tipo tanto objetiva como
concurrencia de uno negativo, determinan la atipicidad del hecho que se juzga. De subjetivamente, no lo es en absoluto. Por esto, resulta equívoca la distinción entre tipo
la misma manera que no comete violación de morada el que no entra a ella, sino se objetivo y subjetivo, que en la literatura se emplea con frecuencia.42 Más exacto es
limita a dar gritos amenazadores desde fuera (ausencia excluyente del tipo de un hablar, como se ha hecho en la primera edición43 -y también antes-44 de hfaz
elemento positivo), tampoco la perpetra quien entra, pero con el consentimiento del objetiva y subjetiva del tipo.
morador (presencia excluyente del tipo de un elemento negativo). En todo caso, como el empleo de las expresiones criticadas se encuentra ya
La verificación de que en el tipo se encuentran elementos negativos, no supo- muy difundido, no hay inconveniente en servirse de ellas, siempre que se tenga
ne aceptar la llamada teoría de los elementos negativos del tipo, de que se tratará más presente que no designan formas independientes del tipo, sino partes de un todo
adelante3^ y que se refiere a una cuestión más específica. Los elementos de que se unitario e inescindible.
trata aquí son simplemente formulaciones negativas que, no obstante ello, contri-
buyen a deslindar el campo de los requisitos positivos necesarios para que el hecho ee) El principio de determinación del tipo y sus límites
concreto satisfaga la descripción típica.
La mayor parte, si no todos los elementos negativos del tipo, podrían también En el derecho penal de un Estado democrático de derecho, el ideal es que la descri
expresarse en forma positiva. El hurto, por ejemplo, podría definirse como la apropia- ción típica determine con entera precisión los contornos del hecho punible. En BELING,
ción de la cosa "quebrantando el derecho del propietario a decidir sobre su destino". sobre todo, esta aspiración se encuentra particularmente enfatizada,45 y seguirá
Sin embargo, el empleo de las formulaciones negativas se justifica por razones de siéndolo en las décadas siguientes por toda la doctrina.
economía legislativa y claridad descriptiva, como se aprecia también en el ejemplo. Sin embargo, los progresos de la lingüística y de las ciencias de la comunica-
ción, han evidenciado que la exigencia de determinación concebida de esa manera
ce) Elementos específicos y genéricos del tipo constituye una utopía.46 El lenguaje no es ni puede ser un instrumento con la pre-
cisión necesaria para realizarla. Por el contrario, estudios recientes demuestran que
Es misión del legislador describir el hecho típico con la mayor precisión posi- la capacidad de comunicación de la palabra hablada o escrita se encuentra limitada
ble.40 Con este objeto, debe incorporar a la descripción cada uno de los componen- por una multiplicidad de factores, de manera que sólo puede trasmitir imperfecta-
tes específicos que distinguen el hecho a que se refiere tanto de cualquier otro hecho mente los pensamientos de quien la emplea. Esto es algo que afecta al principio de
típico como de los hechos atípicos en general. determinación en forma directa, como lo demuestran las dificultades provocadas
Sin embargo, en todo tipo se encuentran también ciertos elementos genéncos, por los intentos de delimitar con certeza el significado incluso de aquellos tipos que
que son comunes a todo hecho amenazado con una pena o, por lo menos, a una parecen compuestos por elementos sencillos.
determinada categoría de ellos. Así ocurre, por ejemplo, con el dolo respecto a los
tipos de delitos dolosos, la culpa en relación a los de los imprudentes, o la relación Ejemplos: El homicidio consiste en "matar a un hombre". Aparentemente, ésta es una des-
cripción clara, que casi no podría plantear problemas. Sin embargo, existen varios que aún no
causal en los tipos de delitos de resultado. Por razones de economía legislativa, la encuentran respuesta unánime. ¿"Mata" quien induce a otro a suicidarse? ¿Cuándo puede
descripción legal del hecho usualmente no alude a estas características genéricas, considerarse equivalente a "matar" el "dejar morir"? ¿Es ya "un hombre" en el sentido de ese
cuya concurrencia es exigida por normas también generales y que sería ocioso reite- tipo la criatura que aún no abandona totalmente el claustro materno; o todavía sigue siendo
"un feto" y, por consiguiente, sujeto pasivo idóneo sólo de un aborto? ¿Es todavía "un hombre"
rar una y otra vez, pero debe considerárselas implícitas en cada una de ellas.
quien se encuentra total a irreversiblemente descerebrado? De la misma forma, en el hurto, los
conceptos de "apropiación", "cosa", "cosa mueble", "cosa ajena" o "ánimo de lucro", generan
una multitud de incertidumbres que, en tipos más complejos, como la estafa, la malversación
dd) Elementos objetivos y subjetivos del tipo
de caudales públicos o los abusos sexuales son aún más numerosas y complicadas.
Como se desprende de la definición dada más arriba41 en la descripción típica
4
se encuentran elementos objetivos y subjetivos. Los primeros aluden a características - Véase, por todos, BACIGALUPO, 26, a), pág. 177; CEREZO, XVI. pág. 390 y XVII, pág 407; JAKOBS, 7,
pág. 152 y 8, pág. 210.
45
CURY, Ia edición, 1,19, pág. 236.
44
30
CURY, Orientación, 8, pág. 52.
Infra, c), bb). En el mismo sentido JESCHECK, I, 25, N, 3, pág. 340. 45
BELING, 15, l.págs. 36 y 37.
40
Sobre los límites de esta exigencia, infra. f0- 46
Sobre esto y lo que viene, véase también supra. 8. IV, b).
4i
Supra. a). sj Q ~J
Contra lo que todavía parece suponer un positivismo superficial, no existe la conducta;50 tan sólo establece el objeto que habrá de ser valorado por las normas
ninguna posibilidad de que los tipos tracen descripciones en las que los hechos pero que en sí está libre de connotaciones axiológicas. Con esto, ÉELING intentaba
puedan subsumirse como en un instrumento de medición matemática. Configuran, asegurar la independencia de la tipicidad respecto de la antijuridicidad -y también
más bien, moldes toscos, cuyos contornos sólo pueden precisarse acudiendo a deci- de la culpabilidad- para consagrarla como elemento autónomo y claramente dife-
siones normativas,47 es decir, a juicios de valor, que dependen de las convicciones renciado en la estructura del delito.
ideológicas y culturales imperantes y, en especial, de las que informan el pensa-
miento de la jurisprudencia y la doctrina. En circunstancias distintas, la misma bb) La teoría de los elementos negativos del tipo expresa un criterio radicalmen-
descripción típica puede recibir interpretaciones diferentes, que unas veces extien- te opuesto al de BELING.31 De conformidad con ella, la afirmación de la tipicidad
den y otras contraen su aplicación, como ocurrió, por ejemplo, con la del hurto supone la de la antijuridicidad, porque las causales de justificación -es decir, aque-
respecto a las sustracciones de energía eléctrica antes de que el problema se solucio- llas que excluyen la antijuridicidad- se entienden incorporadas al tipo, del cual
nara expresamente por el legislador, y como sucede periódicamente con la de la serían elementos negativos implícitos. Así, por ejemplo, el tipo del homicidio no
estafa o la de la apropiación indebida cuando se intenta trazar el límite que las consistirá simplemente en matar a un hombre (art. 391 N° 2 del C.P.), sino en
separa del puro incumplimiento de obligaciones civiles.48 hacerlo siempre que no concurran los presupuestos de la legítima defensa (art. 10
Todo esto no significa, sin embargo, que en el futuro deba renunciarse al prin- N°s. 4 o , 5 o y 6° del C.P.), del cumplimiento de un deber o del ejercicio legítimo de
cipio de determinación de los tipos, sino precisamente lo contrario. En la medida un derecho, autoridad, oficio o cargo (art. 10 N° 10° del C.P) o de la omisión por
en que nos hacemos conscientes de que constituye una aspiración imposible de causa legítima (art. 10 N° 12 del C.P). Desde este punto de vista, por consiguiente,
satisfacer por completo, pero de cuya vigencia depende la supervivencia del Estado lo que es típico es también antijurídico; la tipicidad es ratio essendi de la antijuridicidad,
Democrático de Derecho, hay que extremar los esfuerzos por aproximarse a ella de la cual constituye el componente esencial; sólo está en general prohibido lo que
tanto como sea posible. Por una parte el legislador tiene que afinar su técnica a fin satisface tanto los presupuestos positivos como negativos del tipo.52
de obtener descripciones cada vez más sencillas, claras y precisas, evitando el em- Desde el punto de vista práctico la teoría de los elementos negativos del tipo cobra impor-
pleo inútil de elementos normativos y de términos ambiguos, vagos o comprensi- tancia sobre todo en materia de error.53 En efecto, al incorporarse en el tipo negativamente los
vos, procurando determinar suficientemente la naturaleza del bien jurídico que se presupuestos de las causales de justificación, quien crea equivocadamente que éstos concurren
(por ejemplo, imagina que un tercero lo está agrediendo, cuando sólo pretendía saludarlo en
desea proteger, eludiendo las remisiones y reenvíos que no sean necesarios y sir-
forma aparatosamente efusiva) se encontraría en error de tipo y no de prohibición.
viéndose, donde parezca oportuno, de ejemplos que esclarezcan el sentido y los
contornos del hecho punible. Por otra, la jurisprudencia debe contribuir a esta ce) Aunque la teoría de los elementos negativos del tipo cuenta en la actuali-
tarea mediante la creciente uniformidad de las decisiones, pues sólo así es posible dad con numerosos a importantes adherentes34 no ha llegado a predominar en la
concretar en la práctica las fronteras de los tipos, asegurando al ciudadano contra doctrina. Se le critica, sobre todo, que no distinga valorativamente entre las con-
sorpresas arbitrarias. A ello está llamada también la doctrina penal, cuyo aporte en ductas que no se ajustan a la descripción contenida en el tipo y las que, satisfacién-
este sentido es decisivo, incluso cuando no logra uniformarse por completo. Nada dola, se encuentran justificadas (es decir, permitidas excepcionalmente por el dere-
de esto impedirá que las indispensables decisiones valorativas provoquen incerti- cho). Así, se ha dicho,33 de conformidad con ella resulta igual matar a un mosquito
dumbre en los límites; pero al menos puede reducirlas a márgenes tolerables y com- que matar a un hombre en legítima defensa, pues ambas conductas serían atípicas.
patibles con las exigencias mínimas del Estado de Derecho. Esta solución, sin embargo, contrasta con los criterios axiológicos imperantes en la
sociedad que, sin duda, evalúa ambas situaciones de manera distinta.
c) El tipo como tipo de injusto.
El tipo y su relación con la antijuridicidad w
Como en el texto, JAKOBS. 6. 50. págs. 189 y 190; JESCHECK, 25. I, 1. pág. 221. Otra opinión en
WELZEL. 10. III. págs. 78 y sigts.. quien sugiere que BELING podría haber sido mal interpretado.
11
aa) Cuando BELING expuso su concepción sobre el tipo, afirmó que éste no Sobre la teoría de los elementos negativos del tipo, consúltese en especial, ROXIN. Teoría del tipo penal,
cit., pássim, en donde se la desarrolla ampliamente, con abundante bibliografía. Una crítica de criterio se
encerraba ningún juicio de valor.49 Es decir, de acuerdo con su punto de vista la encuentra, sin embargo, en ROXIN, 10, 19, págs. 286 y sigts. Entre los autores españoles que sostienen
verificación de que un hecho realiza la descripción contenida en un tipo no nos dice esta teoría, véase G1MBERNAT, Introducción, págs. 33 y sigts.; MIR, Función de la pena y. teoría del delito en
el Estado Social y Democrático de Derecho, 2a. Edición. BOSCH, Barcelona. 1982, V, 5; págs. 85 y sigts.;
nada sobre su antijuridicidad y, al parecer, tampoco sobre el carácter prohibido de RODRÍGUEZ DEVESA, 1. pág. 399. En Sudamérica la teoría es defendida por FERNANDEZ
CARRASQUILLA, II, 55, págs. 322 y sigts., sobre una base original.
12
FERNANDEZ CARRASQUILLA, II, 55. pág. 325: "Lo justijícado pertenece a la normal libertad jurídica de los
En el mismo sentido, TORIO LÓPEZ. Racionalidad y relatividad en las teorías jurídicas del delito en Anuario asociados. Matar en legítima defensa está permitido siempre en todos los casos, respecto de todas las
de Derecho Penal y Ciencias Penales, Tomo XL11, Fascículo 11, Madrid, Mayo-Agosto de 1989, 11, págs. 492 personas, como matar sin ella está prohibido también erga omnes". (Los énfasis en el original).
53
y sigts. Véase también BACIGALUPO, Delito y punibilidad, cit., 1, págs. 13 y sigts. Infra, 18, d) y 28. Así también MUÑOZ CONDE, V, 2, pág. 42 y ROXIN, 10, 18, pág. 286.
54
TORIO, Racionalidad y relatividad de las teorías jurídicas del delito, cit., 11, pág. 500: "El principio nullum Supra, nota 51.
55
crimen sine lege posee significación dialéctica. Está en relación con la tensión de los valores del Derecho". WELZEL, 14, 1, l.pág. 119. En el mismo sentido. JAKOBS, 6, 58, págs. 194 y 195; MUÑOZ CONDE, V,
2, pág. 41.
ROXIN se hace cargo de esta objeción y conviene en que "por cierto, existe una diferen- principio jurídicamente desvaliosa. En este sentido se afirma qu# el tipo describe
cia esencial entre el matar a un mosquito y un asesinato en defensa necesaria cometido con
un arma de fuego".' 6 Pero, a su juicio, ello no basta para distinguir el juzgamiento
todos los componentes del hecho injusto -esto es, de la conducta que quebranta una
jurídico-penal de ambas situaciones, porque en ninguna de ellas "existe la menor sombra de norma general- y que, en consecuencia, contiene la materia de la prohibición,6* tb
una desaprobación jurídica". "La innegable diferencia de ambos actos, considerados desde núcleo sustantivo de lo que está vedado, de lo que es relevante para el derecho penal.
el punto de vista social, no repercute en el ámbito jurídico-penal"." Dicho de otra manera,
aunque no puede negarse que para el hombre común no es lo mismo que se mate a un
El tipo es, pues, tipo de injusto, porque el hecho qué describe es, en general,
insecto y que se mate a un ser humano en legítima defensa, el derecho penal se ha desenten- una infracción de la norma. Pero los mandatos y prohibiciones de las normas nunca
dido de ello y trata a los dos casos de la misma forma. son absolutos sino que en determinadas situaciones en que la preservación de la paz
La afirmación de ROXIN es correcta por lo que se refiere a las consecuencias jurídicas
social así lo exige, su quebrantamiento se encuentra permitido. En tales casos, que
que en definitiva se atribuirán a cada una de las dos situaciones, pero no en lo relativo a su
fundamentación.58 En efecto, cuando se verifica que en un hecho no concurren las caracte- constituyen siempre una excepción, la conducta típica no es antijurídica porque, a causa
rísticas exigidas por el tipo (así, en los ejemplos, cuando se ha dado muerte a un mosquito), de la autorización, no está en contradicción con la voluntad del ordenamiento jurí-
es innecesaria toda averiguación relativa a si concurre una causal de justificación, lo cual dico. En consecuencia, la tipicidad es diferente de la antijuridicidad, pues esta última
sólo tiene sentido en el caso inverso (en los ejemplos, cuando se ha establecido que el autor
dio muerte a un hombre, pero hay motivos para suponer que lo hizo en legítima defensa).39 requiere que, aparte de concurrir en el hecho las características del tipo, no exista
Desde este punto de vista la conducta atípica y la que, por el contrario, es típica pero está en el caso concreto una de aquellas situaciones en las cuales se permite su realiza-
justificada, se encuentran diferenciadas también en el campo de la apreciación jurídico-penal. ción (causal de justificación). Sin embargo, dado que las causales de justificación
La discusión sobre la antijuridicidad presupone la constatación de la tipicidad, sin cuya
afirmación previa carece de sentido, pues respecto de aquello que no está prohibido en constituyen una excepción respecto de la prohibición general materializada en el
general resulta absurdo averiguar si está permitido en el caso particular de que se trata. tipo, la verificación de la tipicidad del comportamiento es también un indicio de su
antijuridicidad; un síntoma en virtud del cual puede pronosticarse -aunque sin ase-
Aparte de esto, también se ha objetado este criterio porque si las causales de gurarlo todavía- que probablemente también es antijurídico. La tipicidad, por lo
justificación constituyeran elementos negativos del tipo, la realización dolosa de tanto, es indiciaria (ratio cognoscendi)y no constitutiva (ratio essendi) de la antijuridicidad
éste exigiría que el autor obre a conciencia de que en la situación concreta están
ausentes.60 Así, sólo cometería un hurto doloso quien no sólo supiera que se está De acuerdo con lo expuesto, el carácter indiciario de la tipicidad respecto de la
antijurídicidad presupone la idea de que el tipo de injusto realiza una función valorativa
apoderando de una cosa ajena, sino, además, que en su caso no concurren los pre-
inicial )• generalizadora. Esa característica, en efecto, sólo puede entenderse en el contexto
supuestos del estado de necesidad, la legítima defensa, el ejercicio legítimo de un de un sistema de regla y excepción. La tipicidad es indiciaria o sintomática de la antijurídicidad
derecho, etc. Este requisito es irreal, sobre todo si se tiene en cuenta que, de acuer- porque la regla general es que los hechos típicos sean, además, antijurídicos; y ello ocurre,
do con los criterios prevalentes en la doctrina comparada, el catálogo de las causales precisamente, a causa de que el tipo contiene el modelo de lo prohibido (la materia de la
prohibición). Si, por el contrario, se concibe al tipo como un esquema que no implica valo-
de justificación no es taxativo y experimenta continuas adiciones a medida que el ración alguna, como lo hacía BELING, no se lo puede hacer cumplir función alguna respecto
flujo de las relaciones y los intereses sociales lo requieren,61 de manera que, en la del juicio de antijuridicidad, del cual permanece desconectado. De hecho, BELING no esta-
práctica, sólo los juristas mejor informados estarían en condiciones de cumplirlo. bleció una relación de esa clase entre el tipo y la antijuridicidad, puesto que. de acuerdo a su
concepción, carecía de sentido; a lo sumo aceptó que el tipo (delito-tipo) y el tipo de ilicitud
"hacen juego". 65
dd) BELING tenía razón, por consiguiente, cuando sostenía que la tipicidad Por lo demás, en torno a todo este asunto se suele producir mucha confusión debido a
es independiente de la antijuridicidad, por lo cual la comprobación de aquélla no causas puramente terminológicas. Así por ejemplo, entre nosotros NOVO A rechaza el con-
implica la de ésta.62 Pero para reconocer tal cosa no es necesario aceptar, además, cepto mismo del "tipo de injusto" que le parece, "sino enteramente (erróneo), a lo menos
gravemente (perturbador) de una comprensión clara"/1' Sin embargo, él reconoce que la
que el tipo carezca de toda significación valorativa, como lo postula ese autor. tipicidad señala que "una acción ha sido escogida por el legislador para ser objeto de conside-
Contra este último criterio, la opinión predominante en la doctrina compa- ración penal" y que "el tipo es la puerta de entrada al ámbito penal"."' Pero, de acuerdo con lo
rada63 estima que los tipos son tipos de injusto, es decir, que describen comporta- expuesto más arriba, éstas son precisamente las ideas implícitas en el concepto de un tipo de
injusto indiciario de la antijuridicidad aunque no constitutivo de ella y, por eso, no debiera
mientos prohibidos en general y cuya ejecución, en consecuencia, se considera en existir un motivo de fondo para que NOVOA lo rechace. El parece temer que el empleo de la
expresión "'injusto'' se preste a confusiones respecto a la relación que media entre ambos
elementos del delito (tipo y antijurídicidad). Pero, tratándose de conceptos cuyas fronteras
ROXIN. Teoría del tipo penal, III, D, II 2. pág. 283. se encuentran delimitadas de manera tan fina, esta clase de malentendidos es casi inevitable
ídem. y así, por ejemplo, aferrarse a una noción del tipo formal y descarnada puede, a su vez,
JAKOBS. 57 y 58, págs 193 a 195. conducir a una percepción insuficiente de su función en la estructura del hecho punible.
ídem.
JAKOBS. 6. 57, págs. 193 y 194. También se hace cargo de esta critica ROXIN, Teoría del Tipo Penal, cit.,
III. c), 1. 1, b), págs. 197 y sigts.
Infra, 23 II. WELZEL, 10. I, pág. 74, explica que la "materia de la prohibición" es un concepto procedente del Derecho
BELING, 17,11. 2. a), págs. 54 y 55. La doctrina del delito-tipo, III. 1. págs. 14 y sigts. Natural Escolástico, y significa lo que "contiene la descripción objetiva, material -el modelo de conducta-
Véase, por todos BACIGALUPO, 24. a), pág. 160; CEREZO. I. XV pág. 388; JAKOBS, 59, pág. 195; de la conducta prohibida". Véase, además, JESCHECK, 25, I, 1, pág. 221.
JESCHECK. 25,1, págs. 221 y sigts.; STRATENWERTH, 165 y sigts., págs. 63 y sigts., en especial WELZEL, BELING. La doctrina del delito-tipo, III. 2, pág. 16.
10. 111. págs. 78 y sigts. En la doctrina nacional véase GARRIDO, II, 4, 3, b), pág. 50. NOVOA, Causalismoy finalismo, 22. pág. 125.

I
ee) No obstante sostener que, por lo general, la realización del tipo constituye un indi- respectivo en la Parte Especial, así como las relativas al tipo omisivo7U al iter criminisp
cio de antijuridicidad, WELZEL opina que en algunos casos excepcionales no ocurre así.
el concurso de delincuentes74 y el de delitos.75
Ello sucede respecto de los tipos abiertos, (offene Tatbestánde), en los cuales la materia de la
prohibición no está descrita en forma total y exhaustiva por medio de elementos objetivos;68
sino que se han introducido en ella elementos referidos al deber jurídico que, en el hecho,
serían elementos de la antijuridicidad. Por tal motivo, en dichos casos el juez debe comple-
tar, mediante una valoración, la noción de lo que está en general prohibido (o mandado),
§ 17. LA ESTRUCTURA DEL TIPO (FAZ OBJETIVA)
antes de poder afirmar la tipicidad de la conducta que, en este caso, sí se confundiría con la
de la antijuridicidad. La faz objetiva de todo tipo está construida básicamente sobre la faz objetiva
Dado que los elementos del deber jurídico son componentes de la antijuridicidad, de la correspondiente acción. Pero aunque el hecho típico puede constar sólo de
WELZEL concluye que el error del autor sobre su concurrencia es un error de prohibición,
una acción típica, es corriente que su descripción enlace a la acción con un resulta-
lo cual, como es obvio, significa una extensión del campo atribuido a este último y una
contracción correspondiente del asignado al error de tipo. do, porque el legislador estima que tanto el disvalor de éste como el de aquélla ha de
La característica fundamental de los elementos del deber jurídico - y que los diferencia- ser materia de la prohibición. Por ende, las categorías del tipo son tres: la acción76, el
ría de los simples elementos normativos del tipo 69 - radica en que implican una valoración resultado" y el nexo causal,78 que, al vincular ambos términos, los reúne en la uni-
referida a la globalidad de la conducta y no a aspectos determinados de ella. Así sucede, por
ejemplo, en el art. 141 del C.P que, al describir el delito de secuestro, se refiere al que sin
dad del hecho típico.
derecho encerrase o detuviere a otro privándolo de su libertad: es la totalidad del hecho
descrito por la ley el que ha de ejecutarse sin contar con la autorización jurídica. No es infrecuente la cita de otras categorías, a las cuales se atribuye relevancia constitu-
La teoría de los elementos de la antijuridicidad no ha tenido acogida en la doctrina. La tiva de los tipos. Se menciona al sujeto activo, al sujeto pasivo, el objeto material, el lugar v
mayor parte de ésta considera que sólo se trata de otros tantos elementos normativos, o bien los medios de comisión. A la inversa, resultado y nexo causal son examinados en el capítulo
de simples apresuramientos legislativos a causa de los cuales se ha introducido inadvertida- de la acción, aun por aquellos autores que, como MAURACH, reconocen y afirman la radical
mente en la descripción típica una referencia inoportuna a su antijuridicidad. 70 En nuestro distinción de esos conceptos. ~^
medio prácticamente no han sido objeto de discusión. En realidad, no hay más categorías típicas que las expresadas. Sujeto activo, tiempo,
lugar y medios de comisión no son sino modalidades de la acción que contribuyen a su
caracterización típica.80 Lo que se denomina objeto material de la acción suele ser un medio
de comisión y, en todo caso, solamente otra modalidad del acto.81 El objeto material del
IV. TIPO Y TIPICIDAD resultado, por su parte, es también una característica accidental de esa categoría. En cuanto
al sujeto pasivo, no cumple papel alguno en la estructura del tipo. Cuando es aludido, sólo
El tipo es una descripción abstracta y formal de aquello en que el delito con- es una forma de precisar el objeto jurídico del delito o bien se trata de una confusión con el
siste esencialmente. De manera que un hecho concreto, real, no constituye un tipo. objeto material de la acción o del resultado. s:
Por otra parte, resultado y nexo causal son categorías del tipo y nada tienen que ver con
El hecho se adecúa al tipo, pero no es el tipo. Por tal razón, el elemento categorial del la estructura de la acción. Incluso es probable que gran parte de las dificultades en torno al
delito no es el tipo sino la típiádad, es decir, la cualidad del hecho concreto de confor- nexo causal encuentren su origen en el hecho de no haber reconocido la diferencia."''
marse a la descripción abstracta trazada por el legislador71

Ejemplos: Cuando A dispara varias veces sobre B, causándole la muerte, su hecho es


típico porque se adecúa al tipo del art. 391 N° 2° del C.P Si se reúnen también en el caso las
I. LA ACCIÓN. FAZ OBJETIVA
exigencias de antijuridicidad y culpabilidad, ese hecho constituirá un delito de homicidio.
Cuando C sustrae furtivamente del bolsillo la billetera a D, su hecho es típico porque se La acción, desde el punto de vista objetivo, es el movimiento corporal en el que
corresponde con la descripción del tipo del art. 432, última parte, del C.P Bajo los mismos se manifiesta la voluntad final de realización.
presupuestos del caso anterior, ese hecho configurará un delito de hurto. Obsérvese que los
hechos de A y C no son tipos sino típicos; los tipos se encuentran en ¡as descripciones abstractas
Gramaticalmente, la acción es aludida mediante un verbo rector que ocupa el
contenidas en los arts. 391 N° 2° y 432 última parte del C.P. núcleo de la descripción. Así, el verbo rector del hurto y del robo es ''apropiarse"

La tarea de verificar si el hecho concreto corresponde exactamente a la des- 7;


Infra. 45
cripción contenida en el tipo -esto es, si es típico- presenta en la práctica dificulta- " Infra. 35.
74
des enormes y es una de las más delicadas que debe cumplir el tribunal. Para reali- Infra. 38 y sigts.
"' Infra, 41 y sigts.
zarla deben tenerse en cuenta todas las cuestiones que se tratan en este capítulo de "" Infra. I.
la Parte General, y cada una de las que se examinan en los correspondientes al tipo ~ Infra, II. '
75
Infra. III.
0
Ahora, en cambio, de acuerdo con el texto, NOVOA, Causalismo y finalismo, 3, pág. 34, nota, 33. Como en el
7
NOVOA, Causalismo y ñnalismo, 22, pág. 128. (Los énfasis son míos). texto también GARRIDO. II. 10. págs. 59 y sigts.: N'AQUIRA. págs. 99 y sigts. Siguen situando el problema
8
WELZEL, 14, 2, págs. 119 y sigts. Véase, también, JESCHECK, 25, II, págs. 223 y sigts. en el ámbito de la acción ETCHEBERRY, I. págs. 188 y sigts. y POLITOFE 6, 5, págs. 250 y sigts.
g 80
Supra, III, b), aa). Infra. I. a), b), c) y d).
0 81
Para una información amplia sobre el estado de la discusión, véase ROXIN, 10, 43 y sigts., págs. 298 y Infra, I. b).
82
sigts. Sintéticamente JESCHECK, 25, II, págs. 223 y sigts. Infra. II, c). dd).18.
1 81
En el mismo sentido GARRIDO, II. 4.2, págs. 46 y sigts. Infra, III, d), Véase la nota precedente 79.
(art. 432 C.R); del homicidio, "matar" (art. 391 C.R); de la injuria "proferir" y "eje-
cutar" (art. 416 C.P.); etc. c) El tiempo de la acción habitualmente es indiferente para «i tipo, pero en
Pero la descripción de la conducta no se agota en el verbo rector. Por lo gene- algunos casos adquiere significación constitutiva del mismo. Así, en los arts. 339
("en el momento de motín o asonada") y 394 ("dentro de las cuarenta y ocho horas-
ral el legislador no tipifica toda forma de una acción, sino sólo aquellas que reúnen después del parto") del C.R
ciertas características en virtud de las cuales la conducta adquiere una significación
socialmente intolerable. Por ejemplo, no todo "imputar" es calumnia en el sentido
d) El lugar de la acción cumple un papel de importancia en gran número de
del art. 412 del C.R, sino tan sólo el imputar un delito determinado pero falso y que
estructuras típicas. Ocurre, por ejemplo, en los arts. 106 ("dentro del territorio de la
pueda actualmente perseguirse de oficio; no todo "suministrar" tipifica la usura
República"), 118 ("en la República"), 139, Nos. 2°y 3 o ("lugar destinado al ejercicio
conforme al art. 472 del C.R, sino únicamente el suministrar valores a un interés de un culto o que sirve habitualmente para celebrarlo"), 150, N° 2 o ("en otros luga-
que exceda del máximo que la ley permite estipular. De manera que la acción típica res que los designados por la ley"), 268 ("en el despacho de una autoridad o corpo-
es precisada no sólo por el verbo rector, sino también por el sujeto y los complementos. ración pública"), 278 ("a las casas referidas"), 323 ("una vía férrea"), 346 ("lugar no
Al derecho no sólo importa la acción sino, especialmente, el modo de la acción. solitario"), 349 ("lugar solitario") 357 ("la casa de sus padres, guardadores o encar-
Las modalidades de la acción son numerosas. Con todo, de una manera gene- gados de su persona"), 440 ("lugar habitado o destinado a la habitación"), 442
ral puede afirmarse que las más importantes para la tipificación son las siguientes: ("lugar no habitado"), 443 ("en bienes nacionales de uso público o en sitios no
destinados a la habitación"), 476, N° 2 o ("dentro de poblado"), etc.
a) El sujeto de la acción o sujeto activo. La regla es que cualquier individuo de la
especie humana puede ser sujeto de la acción típica. En muchos casos, sin embargo,
e) Las formas de comisión, expresadas mediante complementos
el tipo exige en el sujeto activo la concurrencia de una determinada calidad; por
circunstanciales, tales como "ilegal y arbitrariamente" (art. 148 C.R), "arbitraria-
ejemplo, la de "sentenciado" (art. 90 C.R), "chileno" (art. 107 C.R), "empleado pú-
mente" (art. 153 C.R), "usando de violencia o intimidación en las personas o de
blico" (arts. 148 y sigts. y 216 y sigts. C.R), "prestamista" (art. 283 C.R), "maquinis- fuerza en las cosas" (art. 432 C.R), etc.
ta, conductor o guardafrenos" (art. 330 C.R), etc.
En estos casos, se habla de delitos con sujeto activo "calificado". Ello impor- Un examen de la rica variedad de los tipos revela, no obstante, que las moda-
tancia en la teoría de la participación o concurso de personas. lidades de la acción detallada más arriba no forman un cuadro cerrado. Se trata,
más bien, de un esquema general, con finalidad orientadora.
b) El objeto material de la acción, es decir, aquella cosa o persona sobre la cual
recae la acción.
El objeto material de la acción debe distinguirse, en primer lugar, del objeto II. EL RESULTADO
material del resultado. Este es aquella cosa o persona sobre la cual recae el efecto de la
acción y en la que se materializa la modificación del mundo exterior que concreta la Aunque lo decisivo para la construcción del tipo es la acción, hay casos en que
lesión o puesta en peligro del bien jurídico tutelado por la norma. El objeto material el resultado es cofundante de la descripción. En estas ocasiones el tipo alude expre-
del resultado es, pues, la materia del resultado; el de la acción, una modalidad de ésta. samente al resultado, entendido como aquel cambio del mundo exterior, causado por
De otro lado, el objeto material no debe confundirse con el objeto jurídico del una acción, en el que se concreta la lesión o puesta en peligro del bien jurídico tutelado.
delito. Este último es de naturaleza inmaterial y está constituido por el o los bienes Característica del resultado es su independencia de la acción. En realidad, am-
jurídicos que el tipo pretende tutelar. Por lo mismo, el objeto material forma parte bos se encuentran en una relación de causa a efecto; pero esa vinculación no impli-
integrante de la estructura típica; en cambio, el objeto jurídico es una síntesis ca identificación. Que acción y resultado pueden existir separados es un hecho de la
valorativa que se extrae del conjunto de los elementos estructurales del tipo, pero experiencia. Así ocurre en la tentativa (acción sin resultado) y en el caso fortuito
que trasciende a ellos y no forma parte de ese complejo.84 (resultado sin acción). Por lo mismo, la referencia de la acción al resultado es acci-
El objeto material de la acción comprende a los instrumentos del delito, pues dental; de allí derivan las dificultades relativas al nexo causal85
éstos son cosas sobre las cuales recae la acción. Así, por ejemplo, las "campanas u
otro instrumento cualquiera" y los "impresos" del art. 123 del C.P; el "veneno" del Desde que acción y resultado son términos independientes, se comprende^que la inclu-
sión de éste en el tipo es un arbitrio del legislador. Y, sin embargo, ese arbitrio'no es ilimita-
art. 391, N° I o , circunstancia tercera; las "llaves falsas, o verdadera que hubiere sido do; depende de la valoración selectiva ejecutada por el órgano legiferante en el momento de
sustraída, las ganzúas u otros instrumentos semejantes" de los arts. 440, N° 2o; 442, la construcción de los tipos, valoración que, como ya se apuntó, dista de ser puro juego
N° 3 o ; 443 y 445, y los "valores" del art. 472 del C.P. caprichoso. Por otra parte, una vez que acción y resultado son reunidos por la abrazadera
típica (MAURACH), quedan indisolublemente vinculados al hecho, de suerte que éste no se
perfecciona si no se realizan ambos términos.
84
Sobre el objeto jurídico del delito, véase GRISOLIA, E¡ objeto jurídico del delito (Ensayo de una teoría general),
separata de la R.C.P., tomo XVII, N° 3, Santiago, 1959, pássim.
Infra , III
a) En torno a la distinción entre tipos de resultado y tipos depura acción se ha trabado una embriagado, regresa a su casa conduciendo el automóvil con sumo cuidad^, marchando
polémica exagerada. Un grupo de juristas confunde el resultado con la violación del orden lentamente por una ruta de poco o ningún tráfico, respetando escrupulosamente la señaliza-
jurídico v sostiene que todo delito implica un resultado. En realidad, se dice, lo que interesa ción, deteniéndose en cada cruce y ante cualquier obstáculo perturbador, tendrá que ser
no es si el tipo exige una alteración del mundo sensible, sino aquella modificación de los sancionado, de todos modos, conforme a lo que preceptúa el art. 111 de la Ley 11.256 de
valores jurídicos que todo tipo determina. Alcoholes y Bebidas Alcohólicas, en relación con el 330 del CE Una interpretación como
Así se confunde, en primer lugar, el resultado del tipo (resultado de la acción incorporado ésta es poco aconsejable, sobre todo en una época en la que. a causa de las relaciones creadas
a la descripción del hecho) con el resultado jurídico del delito (antijuridicidad). Es claro que por un tráfico jurídico complicado, la legislación tiende a crear cada vez más delitos de esta
este último término no puede faltar en delito alguno, pues no es concebible un hecho puni- ciase. Llegará un momento en que no se podrá hacer casi nada sin exponerse a la imposición
ble sin violación del ordenamiento; pero el resultado de que se trata aquí no es el efecto de la de una pena penal y, del otro lado, aumentará la inclinación a emplear los recursos penales
valoración, sino el efecto de la acción, que, conjuntamente con ella, se constituirá en el objeto como instrumentos educativos.
de la valoración. La diferencia es palmaria en la hipótesis de quien da muerte a otro en Pero si. por la inversa, se exige en todos los casos la prueba de que la acción creó un
legítima defensa propia. Allí se da el resultado del tipo homicidio (art. 391, N° 2° C E ) . . peligro concreto, 00 la protección de los bienes jurídicos se debilitará en exceso. Además, se
consistente en la cesación de los procesos vitales de la víctima, pero falta el resultado del causará un derroche procesal sumamente oneroso para la función jurisdiccional, que no está
delito homicidio, porque está ausente la antíjurídicidad de la conducta (art. 10, N° 4 o CP.) en situación de sobrellevarlo. Por último, la ley construye los delitos de peligro, a veces
y, en consecuencia, no hay violación del orden jurídico. describiendo el resultado y otras no. y aunque no ofrece criterios para establecer los propó-
El resultado es considerado, también, un elemento de todo tipo por quienes, como sitos perseguidos por esta distinción, de eso no se sigue que no existan.
MEZGER, le atribuyen un contenido amplísimo, que comprende incluso a la acción en cuanto En mi opinión, la solución del problema exige tener en cuenta el conjunto de sus
manifestación exterior de voluntad/ 6 Pero el propio MEZGER se ve obligado a efectuar implicancias. Los delitos de peligro abstracto se perfeccionan mediante la sola ejecución de
después una distinción entre resultado en sentido lato y resultado externo, que lo habilite para la acción típica, porque ésta, generalmente, es hábil para crear una situación de peligro real.
establecer el vínculo entre este último y la acción.'"' Con todo, como lo que la ley prohibe es la ejecución de una acción peligrosa, falta la tipicidad
cuando la que se realiza ha perdido ese significado porque fue orientada con cuidado, esto
El resultado que aquí nos interesa es el efecto de la acción incorporado a la es, evidenciando una voluntad de evitación manifestada exteriormente. Así, la cuestión no radi-
descripción típica por el legislador; luego, lo que se ha dado en llamar resultado ca en la prueba del peligro, sino en la de la peligrosidad intrínseca de la acción. De este modo,
el sujeto embriagado a que se refiere el ejemplo discutido más arriba no ha ejecutado acción
material.8* De esta forma, se distingue el tipo de resultado del tipo de pura acción; y esa peligrosa, atendida la voluntad de evitación que manifestó durante la conducción del vehí-
distinción es relevante, sobre todo en el estudio del iter cñminis. culo. A la inversa, el ebrio que trepa a su automóvil y lo dirige sin adoptar precaución
alguna, obró en forma adecuada al tipo del art. 111 de la Ley 12.256. porque su acción es
b) El resultado jurídico, en cambio, puede traducirse en la lesión o puesta en peligrosa. En ambos casos el resultado es indiferente. Da lo mismo que en el primero se hava
peligro del bien jurídico. En el primer caso, el cambio en el mundo exterior conclu- producido una situación de peligro concreto por causas azarosas y en el segundo no.
Las dificultades que erizan el problema derivan de que al proponerlo se incurre en la
ye en el deterioro o destrucción del objeto tutelado por el derecho. En el segundo, confusión, tan corriente, entre acción y resultado. Por eso. se sustituye la indagación sobre
el bien jurídico permanece incólume, pero su situación se altera, en perjuicio de su la peligrosidad actual de la acción por una relativa a la causación actual del peligro. Pasa,
seguridad. Cuando la descripción típica exige un resultado lesivo, se habla de un una vez más. que para precisar el sentido de la acción desentendiéndose de sus contenidos
delito de daño; si se satisface con la puesta en peligro, el delito es de peligro concreto. subjetivos, los partidarios de la teoría tradicional requieren apoyarse en el resultado. Eso es
innecesario. Cierto que. para adoptar la solución propuesta aquí, es indispensable adelantar
Pero no todos los delitos de peligro requieren la producción de un resultado exte- la pesquisa en torno a elementos que integran la faz subjetiva del tipo. Pero éste no es el
rior. Entre ellos se encuentran también hipótesis en las que al legislador le basta con único caso en que se presenta ese problema. Como ya se ha dicho, la distinción entre faz
la ejecución de una acción a la cual se reconoce eficacia para causar, por lo general, objetiva y subjetiva de los tipos sólo obedece a propósitos de claridad expositiva: por eso. no
puede condicionar el planteamiento de problemas que. muchas veces, no admiten ser redu-
la efectiva lesión o puesta en peligro del bien jurídico. En tales casos se habla de un
cidos a ese esquema. 0 '
delito de peligro abstracto.

Algunos autores estiman que los delitos de peligro abstracto se caracterizan porque, a su
Los problemas planteados por los delitos de peligro abstracto han provocado,
respecto, el legislador ha creado una presunción juris et de jure de que a la ejecución de la en los últimos tiempos, una tendencia a sustituirlos por una clase de figuras a las
acción se sigue la creación de la situación insegura. sg Este punto de vista conduce a la que la literatura alemana denomina delitos de peligro de nuevo cuño, en los cuales la
consagración de una pena por la desobediencia. El que ejecuta la acción prohibida es casti- presunción de la existencia del peligro se vincula a la omisión por parte del autor de
gado, sin más. aunque pruebe que no creó peligro alguno y aunque haya adoptado todo
género de providencias para evitarlo. Si un individuo, consciente de que se encuentra algo
adoptar unas medidas de precaución predeterminadas por la ley. En nuestra legisla-
ción, sin embargo, todavía no se encuentran tipos de esta clase.

'" MEZGER. 1. 12. III. págs, 172 y sigts. BUSTOS y POLITOFF. Los delitos de peligro, en R.C.P.. tomo XXVII. X o 1. Santiago. 1968. III. págs. 38 y
'" ídem. sigts. En V. b \ págs. 42 y 43. se efectúan algunas precisiones que resultan, a mi juicio, insuficientes.
's Así. por ejemplo, en COUSIÑO. I. 77. pág. 313. Sobre los delitos de peligro, aparte de la bibliografía citada en las notas precedentes, debe consultarse
'" BERINSTAIN. El delito de peligro por conducción temeraria, en R.C.P., tomo XXIX. N° 2. 1970. pág. 133; DAVID BAIGUX. Los delitos de peligro y la prueba del dolo. Buenos Aires, 1967, y, sobre todo, la Revue
ETCHEBERRY. D.P.J., I, 61. pág. 196: MAURACH. I. 20. III, 3. pág. 278; NOVOA. I, 170. pág. 258. La Internationale de Droit Penal (Bullelin de VAssociation Internationale de Droit Penal), 1969, Nos. 1-2, que
sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, en ETCHEBERRY, D.RJ. I, 61, pág. 197, no se refiere a contiene un conjunto de trabajos sobre la materia, reunidos con ocasión del XX Congreso Internacional
una presunción juris et de jure, pero parece inspirarse en ese criterio. de Derecho Penal.

292 293
III. LA RELACIÓN CAUSAL hemorragia sobreviniente, tanto la acción de A como la enfermedad de-B son condi-
ciones de la muerte de este último; pues el resultado letal desaparece si suprimimos
Toda vez que el legislador incorpora a la descripción típica la exigencia de un
mentalmente, sea la hemofilia, sea el rasguño; ambas circunstancias son, por lo "-
resultado es indispensable, para la realización del tipo, la existencia de un vínculo de
tanto, conditio sine qua non del resultado.
causalidad entre acción y resultado. La acción debe ser causa del resultado, y éste,
correlativamente, efecto de aquélla. bb) La segunda cuestión es la de establecer cuáles de entre las distintas condi-
Por regla general, la necesidad de este vínculo no es aludida por el tipo, que se ciones del resultado son, además, causa del mismo. A esto responde la teoría postu-
limita a sobreentenderla. En raras oportunidades se encontrará alguna referencia a lando la equivalencia de todas las condiciones en la causación del resultado. Condición y
él (arts. 140, inc. segundo y 397 GR). Acaso por esto el problema no preocupó a la causa son, para esta teoría, conceptos que se identifican; de suerte que toda condi-
ciencia, sino hasta mediados del siglo pasado y sólo en relación con los delitos de ción es causa y viceversa. De donde se sigue que, así como pueden existir varias
lesiones corporales (arts. 395 y sigts. C.P) y homicidio (art. 391), en los que tenía condiciones del resultado, las causas de éste también pueden ser múltiples, sin que
cierta relevancia práctica. Sin embargo, a partir de los primeros análisis mas genera- a ninguna de ellas sea posible otorgarle prevalencia. Por lo tanto, la acción es causa
les la cuestión se hipertrofia de una manera imprevisible y, durante un prolongado del resultado si, suprimida mediante una operación mental hipotética, determina la supre-
período, se dio el absurdo de que todo jurista experimentara la necesidad de hacer sión de éste; dicho de otra manera, la acción es causa del resultado cuando es condición
un aporte propio a la confusión reinante.92 de su producción.
A la larga, esta polémica desmesurada tenía que caer en el desprestigio.
Debida a VON BURI, cuya influencia sobre el Tribunal Imperial alemán era
En primer lugar, se observó que los casos prácticos de duda sobre el vinculo causal eran inmensa, la teoría de la equivalencia triunfó por largo tiempo en la práctica ale-
raros y, por lo general, el debate se desarrollaba en torno a hipótesis de laboratorio. Los mana y fue dominante también en la jurisprudencia nacional.93 No obstante, está
jueces no suelen terciar en la discusión y sus resoluciones se inspiran en consideraciones de
sujeta a reparos.
buen sentido que, al menos aquí, han demostrado ser eficaces. Luego debe advertirse que
todas las dificultades parecen relacionarse con el delito de homicidio; con razón HELLMUTH BINDING le imputa una extensión desmesurada del vínculo causal. De este
MAYER apuntó que la teoría general del delito tendía a transformarse en teoría general del modo, afirma, todos resultan ser responsables de todo; y agrega, con ironía, que
homicidio. Por último, se cayó en la cuenta de que la desafortunada problemática del nexo
también el carpintero que construyó la cama es causa del adulterio. Se le ha respon-
causal era una consecuencia de la teoría causal de la acción. Desde el momento en que ésta
pone el énfasis en la causación del resultado lesivo o peligroso y que a ella se refiere el juicio dido que causalidad y responsabilidad no son una misma cosa y que para la afirma-
de antijuridicidad, debe fijar la existencia del nexo causal a priori, conforme a criterios ción de esta última es indispensable la concurrencia del dolo -o de la culpa-. Se
mecanicistas, y envolverse en una estéril discusión que dista mucho de proporcionar claros olvida, sin embargo, que acaso el dolo o la culpa existen en el caso concreto; quizás
criterios jurídicos de solución. La crisis de la teoría causal determina, pues, también, el ocaso
de las fantásticas elucubraciones sobre la relación de causalidad. el carpintero construyó la cama a solicitud de la mujer, conociendo el destino que
Por las razones apuntadas, aquí sólo se describen sintéticamente las posiciones princi- se le daría y queriendo contribuir a la relación ilícita -al menos de esa manera
pales y sus consecuencias más relevantes. equívoca- para vengar las ofensas que recibió del marido. De otra parte, en los
delitos calificados por el resultado,9* los correctivos del dolo y culpa no operan, desde
a) La teoría de la equivalencia de las condiciones que su concurrencia no se exige para la afirmación de la responsabilidad. Por último,
en los casos de error sobre el curso causal, la teoría de la equivalencia no suministra
Punto de partida dominante es el de la teoría de la equivalencia de las condicio- un criterio que permita decidir sobre la accidentalidad o esencialidad del error.95
nes o de la conditío sine qua non. De acuerdo con ella, es preciso resolver dos proble-
mas diferentes, mediante otros tantos razonamientos sucesivos:
b) La teoría de la causa adecuada
aa) En primer lugar, cabe preguntarse cuáles de las distintas circunstancias
La teoría de la causa adecuada arranca de presupuestos semejantes, pero llega
concurrentes en la producción de un resultado son, además, condiciones del mismo.
a conclusiones diversas. Su fundador es VON KRIES y sus exponentes más conoci-
Para responder a esa interrogante se recurre al procedimiento de la supresión mental
dos en Alemania, VON HIPPEL y MAURACH. En Italia goza de considerable pres-
hipotética. Es condición del resultado toda circunstancia concurrente a su producción, que,
tigio. En Chile se inclina por ella BUNSTER. ,
al ser suprimida mediante una operación mental hipotética, determina la supresión del
resultado. Si A hiere levemente al hemofílico B, que fallece a consecuencias de la También para la teoría de la causa adecuada es menester determinar las condi-
ciones del resultado mediante el procedimiento de supresión mental hipotética. Pero
92
Sobre una ojeada de conjunto a esa discusión bizantina, COUSIÑO. I, 88 y sigts., págs. 341 y sigts.; no todas las condiciones son equivalentes en la causación del resultado; condición y
DRAPKIN. Relación de causalidad y delito, Santiago, 1943, pássim: ETCHEBERRY, Reflexiones criticas sobre
la relación de causalidad, en R.C.R, tomoXVlll, N°3, págs. 175 y sigts.; ETCHEBERRY, I, págs. 188 y sigts.;
DRAPKIN, Relación de causalidad y delito, Santiago, 1943, págs. 76 y sigts.
NOVOA. 1, 184 y sigts., págs. 285 y sigts., JIMÉNEZ DE AZUA, III, 1090 y sigts.; págs. 493 y sigts., y La
Infra, I. 20.
ley y el delito, 153 y sigts., págs. 221 y sigts.; SOLER, I, 24, II, págs. 302 y sigts.
Infra, II, d), ce). 18.

294
causa no se identifican; la condición es el género y la causa la especie. Causa es sólo c) La teoría de la causa necesaria
aquella condición que aparece como generalmente adecuada a la producción del efecto. Por
ende, la acción es causa del resultado cuando, conforme a la experiencia general, aparece Por razones históricas conviene mencionar la teoría de la causa necesaria. Se-
como una condición adecuada a su producción. Si A lesiona levemente al hemofílico B, gún ella, sólo es causa del resultado aquella condición de la cual éste es consecuen-
que fallece a consecuencias de la hemorragia, la acción de A no es causa de la muerte cia necesaria. Si conforme a la teoría de la equivalencia todos son causa de todo,
de B -aunque sea condición de ella-, porque un rasguño no es adecuado, conforme a la conforme a la de la causa necesaria todos lo son de nada. Porque en los complejos
experiencia general, para provocar la muerte de un hombre. vitales la necesidad causal es algo muy difícil de afirmar. Una herida considerada por
La teoría de la causa adecuada supera aparentemente los reparos opuestos a la lo general como causa necesaria de la muerte, dejará de serlo tan pronto un cirujano
de la equivalencia, pero está sujeta, a su vez, a críticas que afectan su practicabilidad. demuestre que es capaz de salvar a quien la ha recibido. La porción de veneno que
Es cierto que evita extender el concepto de causa y que parece ajustarse a las exigen- no dañaría a Mitrídates, fulminará a una docena de niños.
cias del buen sentido popular. Pero, en cambio, no puede establecer un criterio para Algunos han creído ver en el art. 126, inc. segundo, N° 2° del C. de P.P. un
decidir, en el caso concreto, cuál de entre las distintas condiciones que concurrie- reconocimiento del legislador a esta teoría. Allí se habla, en efecto, de consecuencia
ron a la producción del resultado es la que aparece como adecuada a provocarlo de necesaria. Pero el precepto sólo establece una desafortunada exigencia al informe
acuerdo con la experiencia general. Porque, al fin y al cabo, esta última no es más pericial en los casos de homicidio, aborto o suicidio. Y desde que tal informe no es
que una abstracción, una fórmula vaga, inaplicable a la situación específica; un vinculatorio para el juez, ni siquiera en tales casos (arts. 472 y 473 C. de PP), es
criterio al que es fácil referirse, pero cuya fuente es imposible precisar. imposible extraer del art. 126 la consecuencia general que se ha pretendido. La
Los partidarios de la teoría procuran, por supuesto, atribuir a la fórmula un disposición del artículo 126 inciso segundo, N° 2 del C. de P.P, ha desaparecido,
significado aprovechable: felizmente, en el C.P.P

aa) Se dice que para determinar la adecuación de la conducta a la producción d) La teoría de la relevancia típica
del resultado debe estarse a la posición ocupada por el agente en el momento de
ejecutarla. Desde luego, la solución es inadmisible, porque, dadas sus limitaciones La solución correcta hay que buscarla en un replanteo del problema que sitúe
personales, el sujeto puede ampliar o restringir la adecuación en forma arbitraria. sus términos en el marco a que pertenecen. Debe tenerse presente que no se trata de
Desde el punto de vista de un individuo ignorante, la ejecución de maniobras su- establecer la relación causal existente entre cualquier acción y el resultado -un pro-
persticiosas es causa adecuada de la muerte por infarto cardíaco sobrevenida a la blema filosófico cuya solución no compete al jurista-, sino de apreciar cuándo la
víctima aterrada por los hechizos. El criterio resulta deteriorado por su subjetivismo, acción típica debe considerarse causa del resultado típico. Son dos los extremos de la
que introduce en el problema elementos ajenos a la causalidad. relación que se busca: acción típica y resultado típico. Mientras no se comprueba que
ambos concurren es inútil enfrascarse en especulaciones estériles sobre el nexo cau-
bb) Una segunda solución postula que la decisión se haga conforme al criterio sal, porque ninguna relación típica puede surgir donde no hay dos elementos típicos
de un hombre medio, representado, para algunos, por el juez y, para otros, por un que relacionar.
perito. También aquí surgen dificultades insalvables. Si el magistrado -o el perito- El jurista debe, pues, en primer lugar, averiguar si en el caso concreto se da
resuelve con el conocimiento de los hechos adquirido durante el proceso, es decir, una acción típica a la cual, como a su causa, pueda referirse el resultado típico. Una
después de su ejecución (juicio ex post ¡acto), deberá afirmar la adecuación en casi vez verificada esta investigación y sólo cuando el resultado sea afirmativo, procede-
todos los casos en que la teoría de la equivalencia reconocería causalidad. Porque el rá a examinar el vínculo causal que, eventualmente, pueda reunir ambos términos.
rasguño ocasionado es adecuado para causar la muerte de un hemofílico; y el juez Así, será menester encontrar una acción matadora para poder ligarla al resultado
sabe, cuando emite el juicio ex post, que la víctima padecía esa enfermedad. Si, a la homicida (art. 391 C.P.); una acción heridora o maltratadora para poder enlazarla al
inversa, el magistrado resuelve con el conocimiento que de los hechos se tenía antes de resultado lesivo (art. 397 C.P).
su ocurrencia (juicio ex ante), el problema de causalidad se transforma en una cuestión Ahora bien, en esta primera fase del análisis se trata de encontrar una acción.
de previsibilidad. En efecto, la acción de A será adecuada o no para causar la muerte Y es preciso no olvidar que la acción está compuesta por un elemento objetivo (movi-
de B, según que A supiera, previera, tuviera la posibilidad de prever o no pudiera miento corporal del agente) y por otro subjetivo. El elemento subjetivo, una vez
prever en absoluto la hemofilia de que padecía la víctima. En los dos primeros casos tipificado, es el dolo; por esto, en su oportunidad se dirá que el dolo es la finalidad
se afirmará la adecuación. En el último se negará. En el tercero subsistirá la duda. tipificada. Siendo así, la búsqueda de una acción típica implica examinar ambas
Pero así todo el problema se ha desnaturalizado: ya no es un asunto relativo a la fases de la acción, la objetiva y la subjetiva. No existe una acción objetivamente
causalidad objetiva, sino que aparece determinado por criterios subjetivos y, matadora que colme la descripción del homicidio, sino tan sólo una acción matado-
concretamente, por la distinción entre dolo, culpa y caso fortuito. ra. La calificación típica no puede recaer más que sobre el complejo de acción en su
conjunto. La acción es típica así objetiva como subjetivamente o no es típica en resultado (discutible). La teoría de la causa adecuada se aproximará a la>solución
absoluto. El hecho de que, por razones analíticas y expositivas, se divida el examen correcta, pero por un camino equivocado y sin apoyo legislativo.
de las fases objetiva y subjetiva del tipo no ha de inducir al error de creer que
existen dos formas autónomas de tipicidad. La tipicidad es una sola, y lo que no es ce) Si A hiere levemente a B, que luego -se embarca y perece durante un
completamente típico no es típico de ninguna manera. naufragio debido a que la herida le impide nadar, no existe problema causal por
resolver, ya que la acción de A no es una acción matadora en el sentido del art.
Partiendo de estos presupuestos, el planteamiento del problema causal anticipará la 391 delCR 9 7
investigación sobre el dolo. Esto no ha de ser motivo de preocupación. La resolución de los
casos prácticos no puede alcanzarse siempre conforme a los métodos sistemáticos que presi-
den una exposición didáctica. El deseo de someter la vida a esquemas de laboratorio suele dd) Cuando A, con un periódico doblado, golpea en la cabeza a B, que por
deteriorar toda posibilidad de éxito en la búsqueda de la verdad; porque los esquemas no estar recién operado del frontal resulta gravemente lesionado, la solución ha de
son más que hipótesis de trabajo o recursos nemotécnicos a los que la realidad no siempre encontrarse conforme a los mismos presupuestos desarrollados en el párrafo bb)
admite ser reducida.
Por otra parte, esta situación es metodológicamente explicable. Sucede que, de los tres
precedente. La acción será o no adecuada al tipo según el conocimiento que el
componentes que pueden integrar el hecho típico, resultado y vinculo causal sólo se manifies- agente tenga de la situación total.
tan en la faz objetiva. En la faz subjetiva, en cambio, sólo se encuentran los elementos sub- Una vez establecido que en el caso concurren los dos términos del problema
jetivos de la acción. Es, pues, para averiguar la tipicidad de la acción que resulta indispensa-
ble referirse a los factores subjetivos que le otorgan su calidad de tal, determinándola como
causal-típico, el vínculo de causalidad debe afirmarse conforme a la teoría de la
acción matadora, lesionadora, engañadora, etc. Proyectar esta realidad en la exposición do- equivalencia de las condiciones. Sin embargo, reducida a este ámbito, el papel que le
cente, sin embargo, provocaría excesiva confusión, porque significaría anticipar el análisis corresponde cumplir es modesto.98-*
del dolo y de la culpa al estudio del resultado y el nexo causal.

En posesión de estos antecedentes, se verá que la mayor parte de los ejemplos


IV. LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA
límites propuestos por la doctrina no plantean siquiera el problema causal:
En los últimos decenios se ha desarrollado con éxito la llamada teoría de la
aa) El carpintero que construyó la cama no podía ser causante del adulterio, imputación objetiva, cuyo principal expositor es ROXIN100 quien, a su vez, se ha
porque su acción (construir una cama) no realizaba la que era típica de ese delito fundado en criterios elaborados en las primeras décadas del siglo por LARENZ y
(yacer).96 Con toda razón estima BINDING que las consecuencias extraídas por la HONING.101
teoría de la equivalencia para este caso son insensatas. El punto de partida de ROXIN es que al ordenamiento jurídico no le interesa
Este ejemplo deliberadamente ridículo de BINDING pone de relieve los inconvenientes establecer sí una acción es causa de un resultado en sentido físico, sino en qué casos
de plantear el problema de la causalidad fuera de los marcos del tipo. Porque sucede, en puede imputarse normativamente un cierto resultado a un determinado comporta-
efecto, que el adulterio era un característico delito de mera acción, cuya consumación no miento humano. En su opinión, además, la imputación debe hacerse de conformi-
requería de un resultado externo entendido como efecto de la conducta. El ejemplo sólo
funciona porque, al proponer el problema de la causalidad fuera del ámbito de la tipicidad, dad con criterios objetivos y preceder a la constatación del dolo o de la culpa.
se transformaba a la acción de yacer en resultado de la acción precedente de construir la En términos amplios, ROXIN estima que la imputación es posible cuando la
cama ejecutada por el carpintero. conducta humana ha creado un peligro jurídicamente desaprobado y éste se ha realizado
en el resultado.102 Con el objeto de precisar cuáles son los casos en que así sucede y
bb) Si A rasguña al hemofílico B, ignorando su enfermedad, no realiza una
acción matadora que satisfaga el tipo homicidio (art. 391 C.P.). No hay, pues, pro-
blema causal que resolver. Si, a la inversa, A conocía la hemofilia de B, su acción es °" Ejemplo de LISZT. II. 29. III, 3. págs. 306 y 307. que lo resuelve, con arreglo a la teoría de la equivalencia
de las condiciones, en forma distinta al texto.
matadora, por lo tanto típica, y, en consecuencia, hay lugar a proponer la cuestión "" El punto de vista expuesto en el texto arranca, básicamente, del que defiende MEZGER, I. 15. IV págs.
causal. Aquí se advierte la necesidad de examinar toda la acción para decidir su 241 y sigts. y Libro de estudio, I. 24. VI. págs. 113 y sigts.. pero con las modificaciones derivadas de un
enfoque distinto de la teoría del delito en su conjunto.
tipicidad. Si en la segunda hipótesis se atendiera únicamente a la "tipicidad objeti- °" Sobre las vacilaciones de lajurísprudencia, que deriva sin rumbo, véase nota 45 y ETCHEBERRY, D.P.J., I,
va" (una expresión sin sentido), se llegaría al resultado absurdo de que falta también 50 y sigts.. págs. 157 y sigts.
100
ROXIN. 11. 1 y sigts., págs. 345 y sigts., y Reflexiones sobre la problemática de la imputación en el Derecho
la acción típica. La teoría de la equivalencia afirmará en ambos casos la existencia Penal, en Problemas básicos del Derecho Penal, cit., pág. 128 y sigts. Véase, además, JACOBS, 7, 1 y sigts.,
del vínculo, con consecuencias inaceptables, por ejemplo, en la punición del que págs. 223 y sigts.; JESCHECK. 28, IV, págs. 258 y sigts.; ZAFFARONI. 3 1 . IV y sigts.. págs. 444 y sigts.;
HIRSCH, Acerca de la teoría de la imputación objetiva, en Hirsch. I, págs. 27 y sigts.
"pone manos violentas sobre la persona de un ministro del culto en el ejercicio de 101
ROXIN, Op. cit. en nota anterior. 1, pág. 125; HIRSCH. 1, pág. 37.
¡0:
su ministerio" (art. 140 C.P.), la que, según opinión dominante, se califica por el ROXIN. Sobre el fin de protección de la norma en los delitos imprudentes, en Problemas básicos del Derecho
Penal, cit., págs. 181 y sigts. Véase, además, LARRAURI, ELENA, Imputación Objetiva. Notas preliminares
para una discusión sobre la imputación objetiva, en el volumen La imputación objetiva. Temis, Bogotá, 1989,
6, pág. 78. Véase, también, en ese mismo volumen, el trabajo de JUAN BUSTOS, Imputación objetiva.
El delito de adulterio ha desaparecido del C.P. a partir de 1994. Cuestiones metodológicas y sistemáticas. Asimismo, GIMBERNAT, ¿Qué es la imputación objetiva? en Estudios
de Derecho Penal, Tecnos, Madrid. 1990, págs. 209 y sigts.

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