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en la Celebración del Primer Domingo de Adviento (Ciclo C), en medio de la pandemia del Coronavirus COVID-19.
@Liturgia.Maturin Liturgia.Maturin@gmail.com
Comienza otro Adviento. Es un tiempo que nos educa
a tener motivos para esperar y razones profundas
para continuar en el seguimiento diario de Jesús. Es
un tiempo de gracia, de saber acoger a Jesucristo que
siempre viene a nosotros como Salvador. Su tema
central es la esperanza y su culminación es celebrar el
nacimiento de Jesús.
Nos invita a tratar de intensificar varias actitudes
fundamentales de la vida cristiana: la espera atenta,
la vigilancia, la fidelidad en el trabajo, la sensibilidad
para descubrir e interpretar los signos de los tiempos
como manifestaciones del Dios Salvador.
El Adviento nos dice que la perspectiva de la vida
humana está de cara al futuro, con la esperanza puesta
en la garantía del Dios de las Promesas. Empieza hoy
con un llamamiento: “Levanten la cabeza; se acerca
la hora de su liberación”. Y con una advertencia:
“Tengan cuidado, no entorpezcan su mente… Estén
siempre despiertos”.
La Comisión Diocesana de Liturgia ha preparado
este Subsidio, que contiene esquemas celebrativos
«Alzad la cabeza: para el Domingo, fáciles de seguir, y las indicaciones
se acerca vuestra liberación» para cada celebración, sobre todo en la liturgia de la
Palabra, con una gran fidelidad al espíritu litúrgico-
teológico. Esperamos que las familias celebren de
manera consciente y activa, en comunión con las
demás familias y pequeñas comunidades, los misterios
de la salvación, así; cuando nos volvamos a reunir en
grandes asambleas, pasada esta crisis, cada familia
compartirá las maravillas del señor Resucitado
Pidamos a la Santísima Virgen María, que interceda
por nuestras intenciones y que, durante el Adviento,
nos ayude a ser fieles a la voluntad de Dios en nuestras
vidas.
PRIMER DOMINGO DE
ADVIENTO (CICLO C)
CELEBRACION DOMINICAL VIVIDA EN FAMILIA
¿CÓMO CELEBRAREMOS?
1. Reunida toda la familia se da inicio a la Celebración: un miembro
de la familia lee la monición de inicio y luego se entona un canto
para dar inicio a la celebración; se hace la invocación trinitaria,
seguidamente se enciende el cirio de la Corona de Adviento que
corresponda a ese domingo y se reza la oración propuesta
2. Los integrantes de la familia procederán a las lecturas del Domingo
de Adviento correspondiente Culminada la segunda lectura se canta
el Aleluya mientras todos se colocan de pie, se anuncia la lectura del
Evangelio (Del santo Evangelio según San Lucas) y se procede a la
lectura sin signarse. Culminado el Evangelio se dice “Palabra del
Señor”, con su respectiva respuesta.
3. Luego de un momento de silencio meditativo los integrantes de la
familia hacen eco de la Palabra, comparten aquello que más los
interpeló de la lectura, ¿qué luz ha arrojado en su vida? el cabeza de
familia puede guiar también una reflexión general sobre la lectura.
Se considera propicio que, de ser posible, pueda hacerse la lectura de
las pistas para la Lectio Divina incluidas en el subsidio
4. Terminado el tiempo de compartir la Palabra, la familia se coloca de
pie y recita el Credo, sabiendo que se está uniendo a toda la Iglesia
universal que confiesa una única fe.
5. Luego se dirigen peticiones como respuesta a la Palabra proclamada
y al hoy de su vida. Se pide que se guarde al menos unas intenciones
especiales por el Papa, el propio obispo, la Diócesis, la comunidad
parroquial y especialmente por la situación de emergencia que
estamos viviendo por la pandemia del COVID-19.
6. Se culminan las peticiones con el rezo del Padre nuestro. Terminada la
oración dominical en un ambiente de silencio y recogimiento se hace
una oración de comunión espiritual, donde se pida unirse a Cristo y a
todo su cuerpo que es la Iglesia, recordando que la comunión con la
persona de Cristo también se realiza en el encuentro con la Palabra y
en la oración de la comunidad cristiana.
7. El encuentro concluye con el rezo de la oración final, la fórmula de
despedida y el rezo de un Ave María.
Monición de Inicio:
Un miembro de la Familia se dirige a todos con las siguientes palabras:
Ritos Iniciales
Canto de Inicio Cerca está el Señor (Carmelo Erdozaín) https://youtu.be/lUffmFqy-Ww
Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que
inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que
Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza.
El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar
nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.
Todos dicen:
Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre
ti! (Is 60,1)
Oración de Bendición
De pie. el que preside, con las manos juntas, dice:
Oración
Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de
Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras,
colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el reino celestial. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R./Amén.
PRIMERA LECTURA: Jr 3, 14-16 Yo haré nacer del tronco de David un vástago santo.
Del libro del profeta Jeremías:
“Se acercan los días, dice el Señor, en que cumpliré la promesa que hice a la casa
de Israel y a la casa de Judá.
En aquellos días y en aquella hora, yo haré nacer del tronco de David un vástago
santo, que ejercerá la justicia y el derecho en la tierra. Entonces Judá estará a salvo,
Jerusalén estará segura y la llamarán ‘el Señor es nuestra justicia’”.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.
SEGUNDA LECTURA: I Tes 3, 12–4, 2 Que el Señor los fortalezca hasta que Jesús vuelva.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses:
Hermanos: Que el Señor los llene y los haga rebosar de un amor mutuo y
hacia todos los demás, como el que yo les tengo a ustedes, para que él conserve sus
corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro Padre, hasta el día en que
venga nuestro Señor Jesús, en compañía de todos sus santos.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el nombre del Señor
Jesús a que vivan como conviene, para agradar a Dios, según aprendieron de nosotros,
a fin de que sigan ustedes progresando. Ya conocen, en efecto, las instrucciones que
les hemos dado de parte del Señor Jesús.
Palabra de Dios. R./ Te alabamos, Señor.
E n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol,
en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia
y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de
angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas
se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder
y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza,
porque se acerca la hora de su liberación. Estén alertas, para que los vicios, con el
libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente
y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa
sobre todos los habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo
que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.
Palabra del Señor. R./ Gloria a ti, Señor Jesús.
Para la Reflexión: Se recomienda leer, las pistas para la Lectio Divina que a continuación se
presenta
« Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar
de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre » (Lc
21,36).
La recomendación de Cristo nos introduce en el Tiempo de Adviento, en un
nuevo Año Litúrgico de la Iglesia, es decir, en el tiempo de gracia en el que somos
guiados para encontrar, conocer y reconocer al Misterio: dentro de menos de un mes,
adoraremos al Niño que estará en los brazos de una joven israelita, la Bienaventurada
y siempre Virgen María.
¿Por qué la Iglesia, al comenzar un nuevo Año de gracia, nos hace escuchar esta
página del Evangelio? El Señor, en efecto, pronunció estas palabras que, a primera
vista, poco tienen que ver con la delicadeza y la armonía del Misterio de la Navidad.
Son palabras que, si las tomáramos en serio, tendrían que «aterrorizarnos», puesto
que aseguran el final de las cosas de este mundo, a las que cada día dedicamos mucha
atención. Son palabras que nos hablan de que al final de los tiempos –sólo Dios
sabe cuándo y cómo será- un solo «hecho», una sola evidencia, como una «trampa»,
«sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra » (Lc 21,35).
¿De qué hecho se trata? «Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una
nube, lleno de poder y de gloria » (Lc 21,27).
El Señor nos bendiga +, nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.
R./ Amén.
Terminada la celebración rezamos un Ave María, como un signo de veneración a la Virgen Santísima,
Madre de la Iglesia Dios te salve María…