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PSICOLOGIA SOCIAL (1). CONOCIMIENTO E INFLUENCIA SOCIAL 1. Cultura y socializacion Con el término cultura (del francés couture, «cultivos) se designa, segin ia definicion clésica de Tylor (1871), sel conocimiento, las ‘reentcias, el arte, la moral, el derecho, las costumbbres, y cualesquiera otros habits y capacidades adquiridos por el hombres, Otros auto- res posteriores hen incluido en Ia cultura también las producciones materiales (herramientas, viviendas, ropas, etc.). Lo que caracteriza ala cultura es, por tanto, su cardcter artificial: es todo aquello que, al contrario que la naturaleza, los hombres construyen o han constrai- do; cultura es, pues, amundo humanor, no solo en el sentido de que en él viven los hombres, sino sobre todo en el de que Jo han hecho los hombres, La cultura aparece siempre en un contexto social, por eso podemos definirla también como das creaciones humanas que una sociedad asume como propias». De ahi que al proceso de adquisicion de la cultura se le lame socializaci6n. Con este nombre se cesigna, pues, al amplio proceso de transmision de valores morales, normas de conducta, ideas, creencias, habitos y aprendizajes que lleva @ cabo la sociedad con respecto a los indivi- duos {en especial, pero no en exclusiva, los nifios). La socializacion comienza desde el momento mismo del nacimiento. BI nifio recién nacido viene provisto de unos mecanismos innatos de respuesta para adaptarse a la nueva situacién. Ahora bien, pronto necesita adquirir fertos habitas de conducta que hagan viable la satisfaccién de sus necesidades primarias: estos nuevos hdbitos ya los aprende de los ———_—— _ demés. Fay scons se fntyeenlnl Gras al poe de scalelno ve adzpincoe a a zocie del indi social e interiorizando un conjunto de normas y valores que forja- v ‘rin su furura personalidad. Esto es, el cardcter de cada persona viene determinado, en gran parte, por la manera en que ha ido socializandose a lo largo de st vvida, puesto que este proceso no termina munca, A través de los mecanismos socializa dores, las sociedades y cul- turas transmiten sus conoci- mientos, creencias, técnicas y valores, manteniendo asi una continuidad —no exenta de evolucion— a lo largo del tiempo. 2. La construccién social de actitudes 2.4 {Qué es una actitud? 2 actitud es la toma de posicién de un sujeto frente a una reali- dad o posibilidad, situandose a favor o en contra de ella. El psicélogo Charles Morris define la actitud como eorgenizacién relativamente table de creencias, sentimientos y tendencias de conducta dirigidas \ aacia algo 0 alguien». En esta definicién nos llaman la atencién va- | ios puntos que merece la pena destacar: 1, La actitud es una organizacién, es decir, una estructura que comprende distintos elementos relacionados entre st 2, Esta organizacién debe ser relativamen- te estable, 0 sea, tener una cierta perma. nencia que no excluye la posibilidad del cambio de actinides en un mismo sujeta 3. Finalmente, la actitud aparece formada por componentes de tres clases: creen- cias, sentimientos y tendencias de con ducta, bn primer lugar, uno evahia una reelidad como buena o mala, convenien- te 0 perjudicial; en segundo lugar uno se siente de una forma en relacién con dicha realidad, y finalmen- ‘A.V acid es una toma de poscén le a fevor oan conta e ua relia 0 te uno tiende a hacer algo (12s expresiones wen primer lugar», posited en segundo lugars y efinalmentey solo hacen referencia alo que parece la ortenacién I6gica: pensar-sentir-hacer, no presu- ponen que las cosas siempre ocurran en este orden temporal) 2.2 La medida de las actitudes Como podemos conocer las actitudes de las personas ante cfertos he chos? La respuesta logica a esta pregurita podrla ser: pregunténcoselo. De hecho, es una forma que se utiliza, por ejemplo, en las encuestas de opinién, pero la experiencia nos ha demostrado ya muchas veces que estas encuestas no son muy fables. in realidad, las personas suelen contesiar lo que creen que el entrevistador espera que conteste; ademés, Ja formulacién de las preguntas induce a contestar de una forma u ota: si hacemos la pregunta «esta usted a favor de que se pueda estudiar seligidn en un colegio?» lo que preguntamos es {aproximadamente} lo mismo que si hacemos esta otra: «esté usted a favor del adoctrinamien- to religioso en la escuela?s, pero habs un niimero mayor de personas que contesien afirmativamente @ la primera pregunta que ala segunda. Se han ideado sistemas, de moralidad més que dudosa, para eforzar a las personas a contestar con sinceridad a las preguntas Sobre sus actitu- des, Uno de ellos es! del falso poligrafo, una méquina que «se activar ante clertas preguntas-trampa del tipo «zha mentido usted alguna vez sin verdadera necesidad?»(se puede suponer que la respuesta verdadera pero muchos preferirén decir «ios, lo que dard ocasi6n al aparato | deedetectare la mentira). Cuando el sujeto comprueba que no ha podi- ‘do mentir una ver, cendera a contestar con mayor sinceridad al resto de Jas preguntas (siempre que no sea consciente de la trampa, claro}, s escalas més utilizadas para la medicién de actitudes son la de Likert (serie de afirmaciones que el sujeto evalia desde xestoy com- pletamente en desacuerdon hasta vestoy completamente de acuer- do») y la de Osgood o ce diferencial semédntico, En este altima, un concepto (por ejemplo, «policia», «socialisma» o wreligién») es rela~ Gonado con pares de adjetivos de significado opuesto, sefielando el ‘Afi fas polgafo ese ation cadaver lugar que le corresponderia por su mayor o menor proximidad a am- queel suet da una respuesta que de bos adjetivos. Por ejemplo, en relacién con el concento ssocialismo» artemano se presupone que esfas2, _puedien ofrecerse los siguientes pares (y otros que el entrevistador 0 ————— el propio sujeto crea aportuno afiadir} ‘Autostar _| Uberador usta (bal (eealista | [__Tope sabio Fl sujeto debe sefialarla casilla que crea se aproxima més @ su actitud ante el concepto (por ejemplo, si piensa que el socialismo es poco ‘emocritico y bastante autoritario sefialaté #1 -1 0 el -2, si considera que es democratico y autoritario a partes iguales sefialard el 0, ete). Ademés de las encuestas, existen atros procedimientos de medida de actinides como la observacién directa de la conducta (podzemos Geducir, por ejemplo, la actitud de una persona ante la religion por su asistencia a los actos de culto, si leva a sus hijos a catequesis, silos ma- tricula en clase de religion, si entrega donativos, etc). La diffeultac, en. este caso, estriba en Ja observacién exhaustiva de la conducta de un individuo (lo cual, claramente, violarfa su derecho 2 la intimidad}, por ‘o que parece un métedo més indicaco para grupos numerosos: cudrtas personas colaboran en wna campatia (por ejemplo, ce donacién de san- ‘gfe), qué porcentaje obedece habitualmente las normas de circulaciGn, Ccudntos asisten a una manifestacion, etc. Stanley Milgram ideo Las eactonaspositvas 0 negatvas un curioso método para medir el apoyo 0 rechazo provocada cesercadenan ie actvacion de ures por ciertasinstituciones 0 ideotogias ent un vecindario: dejar en inicio vob. Gistintos lugares transitados cierto numero de «arias extravia~ das» dirigidas a esas instituciones (una parroquia, un partido comunista, ott nazi ete.) y contar después cuentas de esas caz- tas eran devueltas a sus supuesios destinataris. Pero quiz el método mds refinado y preciso (al menos por el momento) para medir las actitudes sea la electromiografia facial, basada en la simple constatacién de que una reaccién positiva va acompaiiada de up aumento de actividad de los muisculos cigomaticos, mientras que en caso de reaccién ne- gativa los mscules que se activan son los orbiculares. De esta forma, aunque no a simple vista, es posible detectar siempre el tipo de reaccidn del sujeto ante el estimulo que se le presents. 2.3 Pies en la puerta y traiciones autoasumidas Imagina que tenes un negocio y quieres ganar clientes. ;Cudl es la for —§ ——=—=————————> maméseficaz de conseguirlo? Los vendedores lo saben desde hace tiem po: con ofertas irresistibles, ya que, si se consigue que algaien compre algo (lo que sea) una vez, es fécil que vuelva a comprar y, compra tras compra, puede llegar a convertise en uno de restos clientes fijos. Un experimento realizado a mediados de los afios 60 comperd dos estrategias para conseguir la colocacién, en los jardines privados de las casas, de carteles que aconsejaban conducir con cuidado. Una de ellas consistia en plantear dircctamente la peticién, exponiendo Jas ventajas de forma razonada (se trataba de carteles grandes que odian ser vistos desde la carretera y as{ se evitarian accidentes): solo. ‘A. Un yendedor 2 domi puede acepié el 17%, La otra pedia en primer lugar a los vecinos que pu- praca ae-retvamente énicas sieran un cartel pequetio, apenas visible para los peatones y menos _comole del pie en la puerta (ofertas atin para los conductores; cuando dos semanas después se pidi6 alos a¥=cthas patel cant, qu seva tnismos vecinos que colocaran el eartel grande el 76% acces irdlporamper sat sone Estos y otros casos similares son ejem lo. que se llama el fenéme- smisos insumibles cuyo rechazo se no del pie en la puerta, que consste en que una persona que accede COMveS# nls aac doves @ una pequetia peticién tiende a aceptar después otras periciones mas _™S*TS. importantes. Los dirigentes de partidos politicos y agrupaciones de vo- luntarios saben que, si quieren mantener la fdelidad de sus militantes, lo ms eficaz no es bombardearlos con consignas y razonamientos, sino Scuparles primero con pequeitas tareas y progresivamente con com- promisos cada vez, mayores. Cada acto que responde a una actitud re- fuerza dicha actitud y hace mas probable su permanencia en e! sujeto. Muy telacionado con el ferismeno «pie en la puertar aparece otto fen- meno que algtin psiedlogo ha bautizade como jqué domontas importa ‘este ot:0 principio psicol6gico viene a explicar que, una vez que se in- cumple un compromiso, es bastante probable que ese incumplimiento Inicial vaya seguido de otras straicionesv mayores. El psicélogo Peter Her- man realizé un expetimento sobre Ios efectos del seguimiento de dietas alimenticias que demostraba que, cuando la persona se salta una vez la (eae) —> (aernale) > Ch) Ls Gens) — Ceraaia) > aa) “@Profesor» con cexpectativas negativas Estos ejemplos de profecia autocumplida en los que la propia exis- tencia de una creencia 0 expectativa es la causa que provoca las con- diciones que hacen que dicha expectativa se cumple, nos muestran Jo importantes que son las primeras impresiones en la percepcién Ge la realidad social. De inecho, otros experimentos han comparado Ja valoracién de un grupo de alunmnos sobre un profesor determina- do tras seguir uno de sus cursns con la valoracién que hacian otros sujetos que Unicamente habfan visto los primetos segundos de su primera clase: en general, les puntuaciones eran muy prOximas. Pa- rece sacarse una conclusién: de cara a la impresién producida en el alurnno, da igual lo que el profesor haya hecho durante todo el curso, lo tinico que importa es la impresion producida el primer dia (0 los primeros segunidos) de clase. 3.3 La teoria de la atribucion hemos visto el papel de la informacién previa {veraz 0 no) en Ja creacin de primeras impresiones, Cuando esta informacion no existe, actiian otros mecanismos psicolégicos: se atiende a la con- ‘Consenso bajo ducta del sujeto y se atribuye ese comportamiento a unas causas, | [| En principio, la atribucién puede ser de dos clases: intrinseca 0 ex- Consistencia atta trinseca. En la atribuctén intrinseca interpretamos el comporta~ miento a partir de rasgos propios del sujeto: por ejemplo, mn obrero estd sentado en vez de trabajar «porque es un vagor. Por el con- | Singuardad aka trario, en la atribucion extrinseca interpretamos dicha conducia como consacuencia de alguna situacién o circunstancia exterior: por ejemplo, un obrero esta sentado en vez de trabajar eporque es su tiempo de descanso». | Consenso bajo Consistencia baja Romenetes ecm Singularided baja La teorfa de la atribucién es uno de los fundamentos de la psicolo- g{a social. Los psicdlogos hablan de error fundamental de atribu- cién, que es la tendencia 2 exagerar los aspectos personales al atti- buir causas a la conducta de los demés y a minimizarlos respecta. a | —~ la conducta propia —eyo suspendo porque tuve mala suerte en el examen, mi compatiero X porque es un vagor—, En los aftos 90 se reformuls esto introduciendo la atribucién defensiva como ja ten- Gencia a atribuir los éxitos propios a las cualidades personales y los fracasos a factores externos —caprobé matematicas porque preparé bien el examen, suspend inglés porque tuve mala suertes— Seguin el psicdlogo Harold Kelley, la atsibucién esté determinada por ~ ( ‘tres clases de informacién: singularidad-, consenso* y consistencia*, _{ VOCASULARIO \ Supongamos que Roberto nos dice que disfrutd mucho viendo una | Singulariad: propiedad de un] pelicula. gDénde esté la causa de este hecho, en Roberto oem la pelicu- | hecho de disguise det resto Ja? Apliquemos los tres criterios: Roberto habitualmente se aburre en | Conserso: acverdo etre distntos elcing, pero en esta ocasion se divirti6 (singuarided);otros que vieron | SUS la pelicula también pasaron un buen rato (consenso): ademas, Roberin | Conssten_a: oherenca ete ls ha dicho lo mismo en Gstittas ocasiones ante intelecutoresdistintos | Sosy pin: dun sta {consistencia), Podemos concluir, por tanto, que se trata de una pelicu- SE" la entretenida, Obviameate, silos tes crterios hubieran proporciona do diferentes resultados, la conclusién también. habria sido diferente (ver tabla al margen y ejemplo a continuacién). Consens alta CConsistencia alta ee ae Boat) cee Senn ce Bienes { SITUACION | Singularidad alta: este alumno nunca | ‘Singularidad baja: este alumne alaba | Singularidad alta; este elumno nunca hable bien de los profesores. | a todos los profesor. habla len de tos profesores. ‘Consenso alto: todos fos aurmnos | Consenso bajo: csi ringin alumna | Consenso bajo: cas ingin alumna | hablan bien de este profesor | habla bien de este profesor | habla bien de este profesor | Consistencia alta: ete alumna ha | Consistencia alta este alumnoha | CConsistencia baja: este alumna nunca antes ha alabado a este profesor. alabado a este profesor en cistintas | alatbedo a este profesor en distintas pi | P t | ocasiones. ocasones, ad | { én causal: la | Au us ee | Atribucién causal: la raz6n de j Atribucién cat razon de la | tribucion causal la razén de la | | alabanza as que se trata de un buen | alabanza esté en la forma de ser del | | | | alabanza est en las creunstancias. | | profesor. | alumna (adulador, epelotan, etc) | 195 "NOTA DIsTIN CONCLUSION ‘A. préctcamente inevitable former una primera opinion sce ls prsoras a pat de su aspacto extern, Qué nos den estas iige res sobre la personalidad eos que aparece en elas? “eoNtEo Para formarnos una primera impresién de alguien nos servimos de unos esquemas mentales, que pueden ser estereatipados 0 proporcio: nades por la misma situaci6a. Por ejemplo: de alguien que lleva un tuniforme tenderemos a pensar cualidades acordes con esa funcion social {policia enéxgico, enfermera atenta, etc.), mientras que asigna- remos 2 personas de otras razas, paises o religiones propiedades que, segan creemos, los definen. En otras ocasiones, ia misma situacién. rovoca que nos fijemos en unos aspectos antes que-en otros ‘Vames a poner un ejemplo de esto tltimo: vemos una mujer con traje de fiesta, zapatos de tacén, maquillaje,etc., empujando una sila con um bebé, 2Qué nos dice esto sobre su persona? En principio des- tacamos lo que nos llama la atzncién de esta situacion en el contexto en que se da, es decir, Jo distintivo de ella. Si la mujer esté rodeada de hombres con trajes de chaqueta y corbata y mujeres con amuen- dos similares al suyo, podemos pensar que se trata de los invitados a una boda 0 a algiin otro acto social, y lo que lama la atencién e: ese contexto es la silla con el nio: precisamente por eso es lo m: significativo, ya que nos indica que es una madre responsable que no descuida en ningan momento el cuidado de su hijo. Si, porel contza~ rio, Vemios a esa mujer junto a otras personas también acompafiadas de nifios pequeiios, pensariamos més bien que se trata de un aconte~ ‘dmiento escolar, como una teunién de padtes, y lo que destaca es el atuendo: Ie atribuimos una preocupacién excesiva por su apariencia ” personal y quiza también una ignorancia sobre las normas sociales que dictan el atuendo adecuado en cada ocasién. En conclusion, la primera impresién se forma a partir delo que no ¢ habitual, lo que desiaca en un contexto dado. El mismo hecho (la mujer con traje de fiesta y silla con bebé} puede tener significados radicalmente distintos en contextos tambien diferentes. jer con atuendo de ceremonis emp sonas con atuendo de ceremoria, | Otras personas con ros pequefos. | ‘Atuendo de ceremonia, seston por el atvendo,ignorenca de | normas sociales. 4, Estereotipos y pr ios. {os estereotipos son creencias acerca de Jo que se supone son carac- terfsticas comunes de los miembros de un determinado grupo social, Es un principio psicologico fécil de comprobar la tendencia a consi decar iguales (fisica o mentalmente} a las personas que pertenecen a grupos distintos del nuestro: por ejemplo, para un blanco occidental los asiatices o los negros africanos parecen iguales entre st, especial- mente si convive poco con ellos. Lo mismo se puede decir de cuali- dades mentales o conductuales: si se dam casos de delinicuencia entre Ja poblacign perteneciente a una minorfa, es cil que el estereotipo funcione generalizando hacia todo el grupo los casos singulares que han llamado nuestra atencidn, Se puede entender el riesgo de profe- fas autocumplidas que implica la presencia de estos estereotipos: si los miembros de un grupa son mirados y tratados como delincuen- tes, ¢s posible que terminen siéndolo realmente. Silos estereotipos son creencias previas excesivamente simplifica- das, los prejuuicios son actitudes negativas dirigidas hacia los mi bros de un grupo; si este grupo es minoritario o alejado del poder, los prejuicios desembocan facilmente en discriminacién o agresivi- dad dirigica hacia el grupo. Diversas experiencias han demostraco lo facil que es inducir prejuicios, discriminacién y agresividad de una parte de una comunidad 2 otra. Bn los afios 60, el psicélogo Muzafer Sherif dividid a los asistentes a un campamento de verano en dos equipos «Aguilas» y «serpientesn):a la vez que se fomentaba el sent miento de pertenencia a uno de los grupos crecia la hostilidad hacia el otto. Bi resultado fue una frecuencia cada vez mayor de insultos, robos y agresiones de un grupo hacia el otro. La situacion solo se su peré cuando se propusieron tareas en las que necesariamente debian colaborar fos dos equipos. La experiencia del campamento de verano ha sido reproducida en diversas ocasiones, tanto con nifios como con personas adultas. Si lun profesor dice a sus alumnos de nueve afios que esté comprobado que los rubios son peores estudiantes y compafieros que los mor nos, generard una discriminacién contra los rubios; discriminecion Que se invertird si al dia siguiente dice que estaba equivocado, que en realidad los peores san los morenos (experiencia que llevé.a cabo Ja maestra Jane Elliot, en 1992). Incluso dividiendo las clases de es- ‘tudiantes universitarios en dos grupos al azar (por ejemplo, «verdes» Care de a pelicula The Bith of 2 Nae tion (El naciinte de una nacén, David Grfith, 1915) vison histrica norteame= rican lena de prejucos, donde aparece el eXlueKian v Seen a Le ReUU) Boa “€ bxperimen sobre eagulassy corpiantess. Se organ prejuios cuando e ean atitaremente gu os 2 Ins nue se hace compet pero se acaba can ellos cuando se les ha tabelarconjunamente en trees que requleren cooperacién Y¥ samarillos»} y pidiendo después a cada alumno que valorase los @jercicios de sus compaferos, ha podido comprobarse que los alum- nos «verdes» punnian mds alto a los werdes» que a los «amarilloss, y viceversa, 2COmo eliminar los prejuicios? Muchas veces se ha dado por su- puesto que, como los prejuicios nacen del desconocimiento, basta la mera convivencia para fomentar el conocimiento mutwo y eli- minar los prejuicios. Sin embargo, las mayores tasas de discrimi- nacién se dirigen siempre hacia grupos préxinios, de los que cabe suponer un conocimiento mayor que de otros alejados. No es, por tanto, suficiente el meto contacto, sino que deden darse las siguien- tes circunstancias: © Debe tratarse de un contacto entre iguales (el frecuente tra- to entre amos blancos y esclavos negros en el sur de Estadlos Unidos no elimind, sino que foments Ia esclavitud; lo mismo puede decirse de las relaciones entre varones dominantes y Keres som '* Debe fomentarse la cooperacién entre grupos en tareas que be- nefician a ambos, pero siempre que tales tareas tengan éxito, ya que en caso contrario cada grupo culpara al otro del frecaso. * Bnlamedida de lo posible, deben minimizarse la competencia entre grupos y los agravios comparatives. ‘» Por supuesto, es fundamental el papel de la escuela y los me- ios de comunicacién. PREJUICIOS INDUCIDOS EN ELAULA {Hasta qué punto puerieninducise acinus de adhesin cega a un grupo o a um lider y, en consecuencia, el rechazo de los diferentes? En 1967, e profesor Ron Jones, que daba clases de Histoia en un instituto de Calfomia,intentéexperimentar con sus alurtnos cbino fue posible el naconalsocalsmo: impuso una estricta discipline en su clase, reforé el sertido de perterencia al grupo exctuyendo alos disidentes ycre6 un movimiento al que Ram «La tercer olan. En cinco dias, ‘movimiento se extendié por todo el instittoy,temienda sus posibles consecuercias, la creccin del entra cbligé al profesor a suspender Is experiencia. Sin embargo, esos cinco dias basteron para demostrar que el fascimo no estaba tan alejado de os jovenes de esa generacion y que la chispa del autoritarismo puede prender en cualquier momento Una pelcuia de 2008, ttulada preclsamente £2 ofa, recoge el expermento del profesor Ron Jones, con algunas lcen- cias y rasladando la accién de Estados Unidos a fe mismisima cuna del nazism, Alemania 5. Colaboracién y agresion 5.1 El «caso Genovese» BL 13 de marzo de 1964, de madrugada, una joven llamada Kitty Ge- novese fue atacada en la puerta del edificio de apartamentos donde vivia, en Nueva York. Tras hui el agresor debido a los gritos de un vecino, regresd y, durante cerca de media hora, apufialé varias ve- ces, robs y violé 2 la muchacha. Kitty no dejé de pedir aurxilio hasta gue ya no pude seguir haciéndolo. En ese transcurso de tiempo un mnimero indeterminado de personas (hasta 38, segiin las primeras versiones} pudo ver lo que ocurria. Nadie hizo nada eficaz por ayu- darla, ni siquiera descolgar el auricular de su teléfono para avisar a la policfa, 5.2 En busca de una explicacié Al oft el relato del caso Genovese, practicamente todos pensamos algo ast: eso ocurrié porque los vecinos de Kitty (o los neoyorquinos en general) eran gente egoista, cobarde e insolidaria; si yo hubiera estado alls Kitty no habria muerto: primero habria llamado a la poli fa y, mientras llegaba, habria bajado yo mismo a defenderla por qué no ayudaron? Como hemos visto antes, al hacer esto estamos cayendo en lo que llamamoscel error fundamental de atribuciény: las personas se com- portan de una manera porque son de una manera. Darley y Latané eran dos psicdlogos que trabajaban en Nueva York. Como el resto de los neayorquinos, estaban hortorizados por lo que habia ocurrido en el caso Genovese, pero no les satisfacta la explica: cién centrada en la cobardfa-insolidaridad de los 38 espectadozes (al fin y al cabo, zque les hacia tan distintos a todos los demas, que cri ticaban su inaccion y crefan sinceramente que ellos si habrian ay Gado?}, Ast que se dijeron: supongamos que estas personas son mas © menos como todas las dems y que en otras circunstancias si que habrian ayudado a Kitty; por tanto, examinemos la situacién para descubrir qué habia en ella que les llevé a no actuar. La respuesta que dieron, sorprendente a primera vista, fue esta: los vecinos de Kitty no la ayudaron sencillamente porque eran muchos ¥. Bor eso mistao, ninguno de ellos se sinti6 personalmente responsa- ble de terminar con la agresién. De momento, esta explicacién era solamente una hipétesis, ec6mo se podria probar su validez? Comprobando experimentalmente que, en situaciones andlogas, las personas ayudan 0 no en funcién del niiznero de posibles intervinientes. oh OCC RLS ‘A libro Tity-cight nesses (os trent y odio testigos} analiza el caso Genovese 4 Al actuat tenes some en cventa alos pasblescolabradores 0 expec: tadores: muchos aplauden la ver «aga uro lo hace con menos fuerza 199 5.3 Buenos samaritanos: condiciones para que uno ayude a su projimo Imagina que ests en un pasillo de tu centro de estudios y ves que a un profesor se le cae una cartera y se desparrama por el suelo todo su contenido. gle ayudas a recogerlo? Piensa ls respuesta antes de continuar leyendo, No toulas las personas somos igueles, asf que podemos suponer que habria alumnos que en todos los casos ayudarfan al profesor, otros nos del warsporte pilin es ae : ai menos pobsble peneeiséares que en ningin caso le aydarian y finalmente un tercer grupo, pro- ede el asenta yo qustendemes a bablemente el més numeroso, que le ayudarian 0 no dependiendo pense que pdkian cede ls demas, de las citcunstancias, Por ejemplo: sien el pasillo no hay nadie més eeeeeaeeaaa —— _ es probable que le ayuden, pero no lo harén si hay otras diez 0 quin- ce personas (zpor qué tengo que ser yo, si hay otros que también pueden ayudar?}, Esto tiltimo es lo que pensaron los vecinos de Kitty Genovese. -4 hay mas personas ocupanda los En 1968, cuatio afios después del «caso Genovesea, Darey y Latané idearon un expetimento para compro: bar el principio que podemos enunciar como: «cuantos més ayudantes potencales exstan, menos probable recibir ayuda de ellos». El profesor y vaos alumnos se encuentran realizendo tareas en habitaciones separades, comunicados por un micréfono. En la situacién A, se hace creer a cada uno que el profesor Aricamente se comunica con él En la sitactén B, se indies que el profesor est comunicado con todos los alums. EL. profesor finge un ataque epléptico: en la stuacn A todos los alunos acuden a ayudar a su profesor, mientras que ela sitwacion 8 es posible que no acuda ninguno, En cualquier caso, a probabil de que el profesor reciba ayuda es mucho mayer enlasituacién & que en le situacion B. Ovo ejemplo: en un cempamento de verano se prapone a uno de los nis participar en una competicién de soge tira por equipos. Sele vendan los ojos y se le dice que va a competir solo contra un miembro del otro equipo. Tras esta prueba, y co los ojos alin vendacos, se le dice que ahora van a trar dela cuerda varios miembros del equipo a la ver, En realidad las dos veces ha ttado él solo de Ja cuerda, pero la sequnda lo ha hecho con menos fuerza {exactamente un 18% menos) que la primera. La responsabilidad inclvidual del sueto se habla dluido al creer que participaba en grupo, ‘Ademds del mimera de ayudantes potenciales, hay otros factores que determinan la probabilidad de que une persona acudao noen ayuda i otra. Darley y Latané sefialan cinco fases en el proceso: 1. Percepcidn del hecho. 2, Interpretacién del misma como una emergencia que requiere ayuda, 3. Asuncién de la propia responsabilidad para responder a esta emergencia 4. Bleccién de una forma de ayude. 5. Accién de ayudr. Cada una de estas fases ha de sortear sus propios obstaculos para llegar ala fase siguiente y finalmente a la ejecucion de la decisién de ayudar, tal como aparece en e! esquema HECHO: EMERGENCIA {Puede hacer algo? No ayuda 5.4 La agresion Se entiende por agresion cualquier comportamiento dirigido a ha- cer dafio a otros. La agresién puede ser fisica 0 psicolégica (verbal, gestual 0 por omision: no contestar a un saludo puede ser también una forma de agresién}, también puede ser voluntaria o involunta- i, instrumental (medio para conseguir otros fines) u hostil (sin otro in que causar datio), etc in general, a mayoria de psicslogos admite hoy en dia tres clases de factores del comportamiento agresivo: ‘© Existen aspectos biolégicos y fisiolégicos que predisponen ha- ia actitudes violentas. Esta comprobada la existencia de factores, genéticos en los estudios sobre agresividad animal (si se cruzan Jos ratones més agresivos entre sf se producen generaciones de ratones cada vez mds agresivos) y sobre gernelos idénticos en el hombre. Por otro lado, también se ha comprobado la relacidn en ‘re os altos niveles de testosterona (hormona sexual masculina) Y conducta agrestva: la castracién de los animales implica auto- maticamente Ia eliminacin de su agresividad ‘© Bn todo acto de agresién, ademés, intervienen influjos exter- nos que la desencadenan; dichos influjos pueden ser percibi- dos de manera consciente por el individuo, 0, en otros casos, ser inconscientes para él, - © La educacién recibida condiciona nuesttas respuestas violen- tas, Ademis, se puede afirmar que, en cierta medida, se aprende a ser agresivo y que pueden darse ciertos refuerzos sociales aue aijancen nuesira conducta hosti {por ejemplo, a tavés de los medios de comunicacién, de la propaganda, de una excesiva permisividad que no sancione dichos compartamientos, etc) ‘sumo los riesgos? ‘Ayuda ‘An iets cortaxtos como en os tacos, infos exams nos hacen especialmente propensos 3 se aes, 6. Medios de comunicacién y percepcion de la realidad La realidad de los medios de comunicacién de masas ha evoluciona- do mucho en relativamente pocos afios: si en el siglo xx «medios de comunicacién» y «prensa» eran términos précticamente sindnimos, el siglo xx el panorama empez6 a cambiar io y el cine. ‘Aa Gitima gan evo de es Un salto cualitativo* se dio, hacia !a mitad de este siglo, con la llegada rmedios de masas es temet,capaz _—_ade la televisién: el medio por excelencia, aquel que demostrd en su de absorber prensa, adi television, momento un mayor poder ¢ influencia por su alcance précticamente ee ‘universal (llega a todas Jas familias, de todos los niveles econémicos vy culturales). La segunda, revolucién se daa finales del siglo xx y principios del siglo x«r: se tata de Internet, que progresivamente va absorbiendo todas las manifestaciones anteriores (prensa, televisién, cine, mtisica...) y queda como la referencia fundamental, casi tinica, Salto caltatve: pocesoenel que | Desde un punto de vista psicoligico, se estudia el papel de los medios elaumente basco enla catdad =| de masas como modificadores de actitudes, especialmente en relacién. de un fendmeno se traduce en un con los nifios {cuya personalidad est4 menos formada y es mas sensible ‘ambi en la naturalera de ese ainfluencies) y fundamentalmente en relacién con la violencia, la por- \fendmen nografia y la diseriminacién. social. Los psicdlogos y ottes cientficos so- cdales llevan décadas discutiendo sobre estos temas, primero en relacién conel cine ya television y tiltimamente con Internet, las redes sociales ylos videojuegos. Aunque la troria de que la simple contemplacién de un hecho (por ejemplo, violento} induce a imitarlo parece excesiva- mente simplista (Jo que no excluye que algunas veces pueda ocurtir), cexiste un consenso general, basado en comprobaciones empiricas, sobre Ja verdad o al menos alta probabilidad de afirmaciones como estas: 1. Bxiste una correlacién estadistica facilmente comprobable entre lacantidad ée violencia conternplada por nifiosy adolescentes yeh ‘éimero de delitos violentos. Lo que se discute es cudl de estas dos factores es causa y cual efecto, es decir, st Ja violencia en los medi causa la violencia real u ocurre més bien al revés: como vivimos en una sociedad violenta y las personas que usant los medios son también violentas, muestran su preferencia por los comtenidos vio- lentos, que se convierten as{en objeto de demanda masiva. «Los studios observacionales revelan a existencia de un nexo entre [a observacén dela violence realzada por los nfs y su agrsivded coro adolescantesy adultos jovenes (Eon, 1987;Tures, 1986). En Estas Unidos y Canada la plicacén dels indices de homicilos entre 1957 y 1974 conc con la presentacin ydfusion ela tees violet, Es més, las regiones que incorporaran més tarde la teevibnmestaron también ms tarciamente el aumento des cass de homicia,Entre los suafricanosblencns que conocieron la television en 1975, el ‘enémeno andlogo dea casi dupicacisn del indice de homicos comenab sola despues Ge 1975 {Centerwal, 1989) Los caitics responden que estos estudios dele corelacin no demuestran que ver actos violentos sea la ceusa de ‘agresion (Freedman, 1988; Maguire, 1986). Tal vez los nifios agresivos prefieren los programas violentos. Quizé los hijos de os padtes iresponsables o sbusivos son, al mismo tiempo, mas agresivos y sucede que se les deja con més frecuencia frente al tolevisor. tal vez la tlevisién sea, simplemente, refleo de las tendencias violentas.» Dao G, Mes, Psicologia, Panamericana, 2006. i 2. Blelemento decisivo en cuanto a los efectos de la contempla- cién de violencia no es tanto la cantidad de violencia mostra- da, sino el hecho de que esta sea reforzada (por ejemplo, st aparecen crimineles felices); si eso curse, lo normal es que surja en el espectador, sobre todo si es un nif o persona poco formada, la tendencia a imitar io que ve (come el experiment de Bandura con el «anutieco bobo» visto en la unidad 4). 3. Nose ha comprobado nunca (aunque algunos autores de ins- piraci6n etol6gica asi lo sostienen) que el consumo de pelt- culas, imagenes y juegos de violencia pueda servir como via de escape de una agresividad que, de otro modo, producirfa consecuencias indeseables: si fuera ast, alli donde hay més permisividad para acceder al material violento deberfa haber un indice més bajo de delitos de este tipo, pero Jo que sucede ¢s justamente lo contrario. Lo mismo puede aplicarse ala con- templacion de pomografia y a los indices de violencia sexual: estos no disminuyen cuando se eleva el consumo de por srafla, sino al contrat. n0- 4, La conternplacién reiterada de violencia, sobre todo por los niflos y adolescentes, aparte de producir una percepeién de formada de una realidad bastante menos violenta ce lo que aparece en los medios, genera énsensibilidad ante el sufrimien- toy la muerte, realidaces que, al ser presentadas como un es- pecticulo, son desdramatizadas y trivializades. 5. Los efectos anteriormente expuestos (refuerzo de Jas actitu- des violentas preexistentes, insensibilizacion ante Ja violencia real] son tanto mayores cuanto mas realista y proxima a la situacion del espectador se presenta la violencta: la violencia estlizada de las antiguas peliculas del oeste o la situada en comtextos fantastico-mitol6gicos como en Bl sefior de los anillos, Juego de tronas o La guerra de las galaxias es percibida siempre como irreal y por tanto dificilmente imitable, no ast si aparece en un contexto contemporaneo 0, come es desgraciadamente frecuente en Internet, si se muestran torturas y muertes reales. 6. Se ha comprobado también la relacién entre el consumo de pomografla y el desarrollo de actitudes violentas 0 denigrato- rias contra las mujeres, 0 al menos de una pérdida de senstbili- dad frente a hechas como violaciones y agtesiones sexuales. En 1984, dos grupos de aluranos asistieron a proyecciones de pe- liculas durante seis semanas: en un caso se tretaba de peliculas pornograficas o con sexo explicito y en el otzo no, Tres semanas después, comentaron una noticia de prensa sobre el juicio a un violador y contestaron una encuesta sobre la condena que de- beria imponérsele: los que habfan consumride material pomno- grafico propusieron condenas que, como media, eran la mitad de las propuestas por los estudiantes del otro grupo. Parece claro que, para estos alurnnos, la simple exposicién a pornografia ha: bia provocado una modificacién de sus actitudes sobre la viola- cion y el maltrato a mujeres en el sentido de que estas conduc- tas eran ahora consideradas menos graves que antes ‘A La pelicue The Purge. (a noche de les bestias ames DeMonaco, 2013), pane de a premise de que permit la vilenca de manera indiscriminada y sin consecueneias una nache al ao, eciuce fos nivels de volencia al rsto del fc, 203 Los GusTos MUSICALES DE LAS RATAS E psicblage Henry Cross y sus colaboradores hicieron escuchar misica diferente a distintos grupos de rates: a {un grupo les ponian mi sica de Mozart a otro de Schénberg ras una pausa de quince dias, levaron a todas, ls ratas a une habitacién donde podian elegir entre distintos sectorestabicados, en cada uno de los cules se escuchaba un tipo de misica, Se pudo comprabar que las ‘tas prefestan la musica que hablen escuchado desde su nacimiente. Por cierto, un tercergropo de ratas que no habia sido expuesto a ningdin ipo de mice pref ia misica de Mozart la de Schonberg, (vocapurario (2 \ Efecto de rina: princi sk calico segin el ii as pres impresiones son determinants en vernal enapona_| 7. Los lazos afectivos 7.1 {Por qué las personas se atraen unas a otras? Es un hecho que las personas se agrupan por lazos de afecto. Ahora bien, gson predecibles estos lazos? ¢Se puede saber en qué condiciones surgiré la atracciGn entre personas? Los psicdlogos sociales han seftala- do una serie de factores que favorecen la aparicion de lazos afectivos: 1, La proximidad y familiaridad enare personas. Como demuestra elexperimento de Henry Cross sobre los gustos musicales de las raias (ver recuadro en el margen), la mera exposiciOn frecuente aun tipo de estimulos hace que nos sintamos atraidos por ellos. 2, La semejanza: los lazos afectivos se crean generalmente entre personas que tienen rasgos comunes (aficiones, creencias re- ligiosas, ideas politicas, nivel cultural, tipo de estudios, etc). 3, La belleza fisica: se trata de un factor que actia no solo en el amor de pareja, sino en otras formas de afecto: las personas de apariencia bella santo del sexo propio como del contrario} tienen mds probabilidades de despertar simpatia y atraccién. Por el contrario, las personas poco atractivas debergn com pensar este «defecto» con otras virtudes que les hagan ganarse Ja simpatfa de los demas. Como ya hemos visto, el efecto de primacia* es esencial en la formac! los demas y una de las primeras cosas que saltan a la vista de cualquiera es el atractivo fisico, Estos factores tinicamente indican un aumento de probabilidad cn la atracci6n entre personas y no son los tinicos: también es més probable que quien nos trata amablemente sea més atractivo para nosotros que quien lo hace de forma fila y distante o, al revés, que despertemos simpatia en las personas a quienes miramos con simpatia, ete. Hay un ccurioso principio, descubierto por Elliot Aronson, que sostiene que la ‘mejora progresiva en el trato recibido de otra persona causa atraccién hhacia ella: es decir, que sentiré mas simpatfa por una persona que cada vez me trate un poco mejor que por otra que me trate correctamente, pero siempre de la misma forma. En definitiva, la atraccién enzte pet sonas no es un proceso mecdnico e intervienen diversos factores; es, por tanto, dudoso que alguna ver, leguemos a tener una explicacion cientifica completa de este hecho. 7.2 El enamoramiento En muestra sociedad, solemos entender que la atraccién amorosa 0 amor romantico es la base sobre la que se fundamentan los lazos de pareja, matrimonio y familia. Lo cierto es que ni ha sido siempre asi, ‘nj tampoco es ast en todos los sitios: allf donde el matrimonio es acor- dado por las familias se da por supuesto que el amor terminard apa- reciendo por la mera convivencia, y en todo caso no se trata de algo esencial para el funcionamiento del matrimonio. Los psicblogos suelen distinguir, en el significado de la expresién vattaccién amorosae, dos experiencias diferentes: el amor apasiona- joy el amor estab La pasién amorosa 1a pasion amorosa es una emocion intensa que se prolonga durante ‘un tempo limitado: igual que empieza termina y, si no desemboca en otras formas de afecto mas estables y duraderes, st fin puede significar el fin de la telaci6n. Como tada emoci6n, presenta un componente de excitacién fisiologica y un componente cognitivo {la representacién de la persona amada) que se asocia con el anterior. Experimentos recientes han demostrado que la excitacién fisioldgica que acomparia 2 la atraccién amorosa o erdtica puede tener origenes muy diversos y no est necesariamente causada por el conocimento de la persona a Ja que finalmente se dirige. a en la antigua Roma, el poeta Ovidio aconsejaba a los hombres para conquistar a una mujer y conseguir sus favores amozosos, hicie- ran que los acompafara a un combate de glad ¢s sencilla: la excitacién producida por el espectéculo fécilmente se ‘ransfiere a a persona mds préxima, convirtiéndose en atraccién amo- 10a. En un experimento diseflado por los psictlogos Dutton y Aron se confirma la intuicion de Ovidio. Se trataba de que una mujer atrac- tiva abordara a excursionistas varones para rellenar una encuesta; al terminar de hacerio les daba su mimero de teléfono por si querfan afiadir algin dato mas (en realidad. se trataba de una simple excusa para favorecer umn contacto posterior). Se abordé a excursionistas que ‘ban por un caring facil, por el que se podfa caminar sin esfuerzo, Ya otros que acababan de cruzar un puente colgante a 80 metros de altura. Como era de esperar, estos ultimos estaban mucho mas predis- uestos a atender a la encuestadora, a aceptar su mimeo de teléfono y allamarla después que los que iban por el carnino facil: la excitactén riginada por el esfuerzo y el peligro se habfa convertido en atraccién amorosa tan pronto como encantré un objeto adecuado, El amor estable Siel amor apasionado da lugar a une relacién estable como el matri- ‘monio, debe transformarse antes en otra forma de experiencia amo- ‘sa: 10 que se ha llamado amor estable © amor de comparteros. ED este, Io esencial no es la excitacién emocional {aunque no estd excluida), sino otras factores como la entrega recfproca y la confianza mutua. Laentrega debe ser incondicional, 0 sea, realizada sin la expectativa de recibir algo a cambio. ahora blen, para que la relacién funcio- ne esta entrega debe ser reciproca: cada uno debe entregarse al otro de forma incondicional, de tal forma gue, sin buscar sus propios in- tereses, sienta que le otra persona ya se preocupa suficientemente por ellos, La relacién de pareja es una realidad que podemos llamar araddjica® en ia que el mayor grado de satisfaccién individual se produce cuando cada miembro de la pareja tenoncia, de forme al- trulsta’, a su propia satisfaccion para buscar la del otro. El oto factor clave de la relacién de pareja es la confianza mutua, por la que cada ung hace partieipe al otro de su propia intimidad No es necesario que esta comunicacién sea total desde el principio, pero si que progrese en el tiempo para que vaya construyéndose un espacio comin de la pareja cada vez mayor y mas sélido. ‘A Los izes afctvos se cean ‘elimente en personas con aficones mis comunes vr J cpinién comin fpr efal, satisfac}. 2 eaoma, 4.2] matiimonio suele se vesuodo del ‘lanzariene del amor apsionedo en amor esable ue Parada: a que contradice ala ‘una persona obtenge més ssa: cin cuanto menes busque dha Alisa: ners en buscar e bee nico del oo aunque no mise no gane nada con ele lo comraro 208 LU Tt} PSICOLOGIA SOCIAL (II). PSICOLOGIA DE LOS GRUPOS NAO] ey NN 4a (0) |= 1. Grupos y roles sociales | 1.1 El estudio psicolégico de los grupos humanos | El grupo social és, en palabras del socidlogo Salvador Giner, «un con- Junto de individuos que se hallan en una situacion de integracion | mutua, relativamente duraderay, Mas sintéticamente, el psicélogo gestaltista Kurt Lewin habla de ain todo dinamico basado en la in- terdependencia més que en la semejanza>. Podemos destacar en esta | Gefinicién tres caracteristicas: ‘© Bl individuo se percibe como parte de un todo («niembro», es | decir, como un érgano en relacién al organismo entero * Este todo es dindmico, pues desartolla una actividad que va configurando y estructurando las relaciones entre los miem- bros y con los elementos extemnos al grupo. * Aunque los miembros del grupo presentan siempre carac- teristicas communes {lo que precisamente les identifica como miembros de ese grupo}, !o decisivo en el grupo no es tanto la semejanza como la dependencia mutua entre los individuos que lo forman. En los inicios de la psicologta cientifica, se consideraba el objeto pro: pio de esta ciencia el estudio de la mente humana, que, segin las ideas més extendidas, es propiedad exclusiva de cada individuo. No tenfa entonces mucho sentido piantear la posible existencia de una sicologia social o de los grupos humanos. Sin embargo, esta rama fue abrigndose camino mediante radeos como la psicologta de los | pueblos de Wilhelm Wundt y la psicologia de las masas de Gustave Le Bon. En estos estudios se presupone la existerca de un alma del pueblo» o «alma colectivay con poder sobre las mentes de los indi ‘ALafamilay el gupo de amigos tlenen Vicuos, por lo que estos pueden penler su individualidad y actuar> eet eanee nicamente como partes de un todo superior, En palabras del pro rarely Le Bon: Sean cuales fuser los ind iduos que la camponen el spl hecho ‘d que se hayan trensfrmaado en mass les data do una especie de alma colectva, Esta alma ies hace pensay, sentry actu de un modo completamente dso a como Io aria cada una de ellos por separa, Estos primeros intentos de fundar una ciencia de la «mente social» toraaban como base fendmenos bien conocides camo la despersa~ nalizacién o desindividuacién, de ios cuales hablaremos un poco nds adelante. Sirvieron también pare justificar ideologfas autorita- ras como el fascismo, pues —asfrazona 9 Le Bon— en la democracia no actia la summa de voluntades individuales, sino el poder de la mesa, instintivo irracio- nal. en el siglo xx, William McDougall, al mismo tiempo que trataba de ex- plicar toda la conducta humana desde Jos instintos, insistfa en la idea de una «mente de grupos, idea que, etiquetada como dalacia grupal», fue duramente ctiticada por Floyd Allport y otros (no hay nada en el grupo que previamente no esté en los individuos, venta a decir ya la estéril polémica sobre la realidad de entidades como almas colectivas 0 psiquismos supraindividuales, desde los afios 30 la Psicologia social, de la mano de autores como los ya mencionados ch y Sherif, ha sustituido estos conceptos metafisicos pot otros mas operatives como el de campo de fuerzas, tomado fe la fisica, que nombra el resultado de la interaccién entre indi. viduos en el que ni estos famcionan como si estuvieran aislados ni el poder del grupo es simplemente la suma de las fuereas indi- viduales. 1.2 El rol y su asuncion por el individuo Rol es el papel que uno representa en funcién de su pertenencia a ur srupo social. i ro! Se compone de un conjunto de expectativas que se ajusta a ciertas normas (el «gui6m) y de la ejecucién («actuaciSn») acorde con dichas expectativas. Cuarido un profesor acude a clase Jas expectativas de los alumnos incluyen una serie de actividades {que pase lista, explique, escriba en la pizarra...) y no otras (que can te flamenco, venda lechugas...); lo mismo se puede decir del rol de alumno, el de padre, el de presitiente de la comunidad de vecinios, el de policta, Juez, sacerdote, futbolisia chasta qué punto nuestras actitudes dependen de los roles que nos toca desempetar? Seguramente mucho mds de lo que pensattios. Todos conocemos ejemplos de personas que cambian radicalmente Su forma de ser a rafe de tener que asumir nuevos roles (trabajo, matrimonio, paternidad...: el alumno perezoso e indisciplinaco en l instituto se convierte en un modélico empleado, el aficionado a ‘rasnochar empieza a llevar una vida mas ordenada cuando nace sw Primer hijo, ete. De hecho, hay experimentos cue pretenden probar gue este fenomeno puede levarse a extremos que ponen los pelos de punta. Philip Zimbardo reclaté en 1971 a 24 voluntarios para que perti- clparan en una simulacién sobre Jas condiciones de la vida en pri- Sién. Al azar se formaron dos grupos: uno de ereclusoss y el otro de ‘4 Autores como Wonet y Le Ban gro nen estudiar os pueblos y masas humanas como s estwie-an dotadas dene cance 20 alma colectha, eguardianess. Como prisién se utilizaron unos s6tanos de la propia Universidad de Stanford, Se pretendia que el experimento durase dos sema nas, pero hubo de ser cancelado a los seis dias: 1a identificacién de los actores con sus respecti- ‘vos roles habia llegado a ser tal que Jas conductas sédicas y humillantes por parte de los «guardias» y los desérdenes emocionales (Ilanto, sarpullido psicosomaticn, etc.) de los wpresos» eran cada vez més frecuentes, Bl experimento ha sido criticado por su evidenie falta de ética y por violar las reglas del método cientffico (Zimbardo no fue un observador im- parcial, sino que actud como «guperintendente» de le prison, provocando los resultados que que- rfa obtener}. Muchos autores no estén conformes Si diaatieia each ni con su metodologia ni con sus resultados. Es eae ela rodics wen uy posible que el grado de Identficacién de los sujetos con sus “anduda ypentanfeno hadend que Toles Sociales en condiciones normales no Llegue a los extreros que se adapten al rol esumid. Fotografias nuestra el experiment de Zimbardo, pero en cualquier caso no sé fl expesimento de Zimbardo en la puede negar una tendencia del individuo a someterse las normas schvcaly de Stanford del grupo, incluso asumiendo papeles que le han sido asignados de forma arbitraria. Esta tendencia se expresa también en los das fen6- ‘menos que estudiaremos en los siguientes apartados, EL «EFECTO LUCIFER» Y LA GUERRA DE IRAK Con motivo de a publicacén desu ibro E! efecto Lucter en el que se narra el experiment de la Univer sidad de Stanford a revista online KINDSEIN cei en mayo de 2007 una entrevista al doctor Philip Zimbardo. A cicha entrevista pertenece el siguiente fragmento: Di. Zimbardo — &! Efecto Luciferes una celebracion dela capaciad infinita de ka mente humane para convertimos & cualquiera de nosotros en amable 0 cue, compasivo o egolsta, creative 0 destucivo, y de Hacer que algunos Hegue- mos @ sr villans y otros a ser héroes to que mi investigecén, junto con una gran cantdad de estudio psicaligicos serios, ha evelado es el poder dels situsciones sociales para ievar @ mucha gente corient, incluso buena, tanto nifios como adults, pr el camino del mal KINDSEIN.— Tees décadias despues desu experimento en Stanford, han saldo ala luz las imagenes de os abusos 2 prsioneros iraquies cometidos en la prision de Abu Ghraib por hombres y mujeres de a polica militar de Estados Unidos. Cuéntenas cual fue su veacién al vers. Dt Zimbardo.— No me sorgerdieran en absolute. Yo habia vst su parcielo en el sétano de Stanford, prisione- ros desnudos, abezas con bosas, humillcién sexual. Era un comportamiento inexcusable, ero no inexplicable, Mi sensacion de que habia similitudes enfermizas ent la prisén de nuestro ‘exgerimento y cualquier prisin real en meio de una guerra conteovertid, Imagen de la entrevista de Eduardo Punset a Philip Zimbardo en el programa Redes, que se puede ver en: https:iwwrw youtube. combwatch?¥=rGextskGG0 1.3 Obediencia a la autoridad stanley Milgram, cornpafiero y amigo de le infancia de Philip Zim- bardo, fue quien seguramente inspind a este su experimento de Stanford: diez afios antes, en 1961, Milgram pretendié demostrar que muchas personas normales y corrientes son también asesinos en potencia y que, en circunstancias especiales, se les puede con- vertir fécilmente en asesinos reales. Su experimento representa una de las cotas de inmoralidad mas altas de Is historia de la psicologia sujetos de apariencia y conducta normales eran inducidos a matar por electrocucién, de forma gradual, a un semejante; es cierto que las descangas eléctrices, las quejas y la muerte final del compaftero de experimento (en realidad cémplice del experimentador} eran fingidas, pero eso ellos no lo sabfan; y, desde wn punto de vista ético, no hay mucha diferencia entre creer que se esta asesinando y asesinar de verdad. la idea del experimento Je fue sugerida a Milgram por las noti cias sobre el juicio en Israel a Adolf Eichmann, fanoso asesino de judios bajo el régimen nazi.

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