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Un perro inteligente

Nector es un perrazo de pastor y a la vez un personaje muy inteligente. Si os oye gritar ¡gatos! ladra y echa a correr.

Su instinto es tan sorprendente que, en ocasiones, diríase que su cerebro razona y deduce como pudiera hacerlo una
mente humana.

Ese niño que veis en el dibujo se ha deslizado escaleras abajo y se ha perdido. Nector
parece adivinarlo.

No debe saber exactamente cuál es su puerta: por eso está custodiando al angelito hasta que llegue un policía. Este
averiguará pronto cuál es la madre que ha perdido a su bebé.

El perro sabio
-He dado un paseo muy agradable, mamá, con la niñera y Loló, y nos hemos divertido mucho en el jardín -dijo Eva.-
Francisco me dio algunas raíces de violetas y yo las planté; pero Turco las volvía a sacar una a una y me las traía de
nuevo.
-Plántelas usted otra vez, señorita -me dijo Francisco.
-Ya lo he hecho, pero Turco me ha vuelto a jugar la misma partida.
-Yo las plantaré -repuso Francisco. Y así lo hizo en seguida; pero entonces Turco no se acercó por allí.
-Me parece que el perro la tiene a usted por una mala jardinera, señorita -dijo Francisco.
-¡Qué malo es Turco en pensar esas cosas! ¿verdad, mamá? -decía Eva a su madre.
El gallo kiko

En las cálidas mañanas de verano, el gallo Kiko es el primero en despertarse. Abre sus pequeños ojos, sacude sus plumas
y saluda al Sol.

Después, sube al palo más alto del gallinero para que todo el mundo lo vea. Sabe que su trabajo es uno de los más
importantes de la granja: despertar con su kikirikí a todos los animales.

Una vez cumplida su misión, sale al campo y busca una manzana caída del árbol para picotear

¡Es su desayuno favorito!

El mono Tito

Tito no es un mono cualquiera. A Tito no le gusta trepar por los árboles y odia comer plátanos. Él prefiere pasear por el
bosque, oler las flores y recoger las nueces que se caen de los árboles.

Siempre va cargado con una cesta hecha con ramitas y cuando tiene más de treinta nueces, elabora una deliciosa tarta de
frutos secos y mermelada de mango.
Como Tito es generoso, comparte el postre con sus amigos la ardilla y el puercoespín.

La jirafita Fita

Fita se siente orgullosa de haber nacido jirafa. Acaba de cumplir doce meses y ya es mucho más alta que su mejor amiga,
una simpática liebre llamada Orejotas.  A Fita le encanta pensar que dentro de poco tiempo, cuando llegue a la edad
adulta, su cuerpo larguirucho le permitirá oler las nubes y contemplar cosas maravillosas que los demás animales jamás
verán.

La jirafita Fita adora comer hierba fresca, pero de vez en cuando levanta el cuello y mordisquea  los jugosos frutos que se
esconden en las copas de los árboles ¡Ser el animal más alto del planeta tiene muchas ventajas!  Si no encuentra ninguno
no se preocupa ¡Se da un buen banquete a base de tiernas hojas de acacia y asunto arreglado!

Como el resto de jirafas, Fita es tranquila y sociable. Todos los días, cuando sale a pasear por la llanura, las gacelas la
rodean para admirar su hermoso pelaje. Lejos de enfadarse, Fita  agradece la curiosidad que despierta su abrigo de
terciopelo marrón con manchitas oscuras, y les dedica la mejor de sus sonrisas.
¿Qué es una granja?

Una granja es un terreno en el campo que se utiliza para cultivar y criar animales. En ella, además de la zona al aire libre,
suele haber espacios cerrados: la casa del dueño, el granero, el establo, el gallinero, y el cobertizo para guardar las
herramientas que sirven para trabajar la tierra.

El granjero, solo o con ayuda de más trabajadores, puede cultivar todo tipo de frutas, hortalizas y cereales. Después de la
cosecha utilizará estos productos para alimentar a su familia o para vendérselos a otras personas.

Los animales que viven en las granjas están domesticados y todos cumplen una función  importante. Algunos, por
ejemplo, proporcionan alimentos al ser humano: la gallina da huevos,  la vaca da leche… Del cerdo, se obtiene la carne,
y de las ovejas, lana con la que fabricar ropa y diferentes tipos de telas. Otros, como los caballos, son de gran ayuda en
las tareas diarias de labranza o de transporte.

Por último, en las granjas casi siempre podemos ver algún lindo gatito tomando el sol panza arriba, y un simpático perro
correteando por todas partes, muy pendiente de que no entren intrusos.

El conejo Serafín

El conejo Serafín era rosa de comer tantas sandias. Odiaba las zanahorias pero le encantaba la fruta.

Cuando comía una sandía grande enterraba las pepitas, con la intención de que con el tiempo naciera otra aún más
grande.

Como las sandías tienen muchas pepitas, Serafín hacía muchos agujeros.

Un día el granjero decidió que Serafín no podía quedarse más tiempo en la granja, ya que al escarbar en el suelo
estropeaba los cultivos.

Un joven mago que pasaba por la granja compró a Serafín y le dijo:

– A cambio de que salgas de mi chistera yo haré aparecer todas las sandías que quieras.

Desde ese día el granjero, el mago y Serafín fueron felices.


La jirafita Fita

Fita se siente orgullosa de haber nacido jirafa. Acaba de cumplir doce meses y ya es mucho más alta que su mejor amiga,
una simpática liebre llamada Orejotas.  A Fita le encanta pensar que dentro de poco tiempo, cuando llegue a la edad
adulta, su cuerpo larguirucho le permitirá oler las nubes y contemplar cosas maravillosas que los demás animales jamás
verán.

La jirafita Fita adora comer hierba fresca, pero de vez en cuando levanta el cuello y mordisquea  los jugosos frutos que se
esconden en las copas de los árboles ¡Ser el animal más alto del planeta tiene muchas ventajas!  Si no encuentra ninguno
no se preocupa ¡Se da un buen banquete a base de tiernas hojas de acacia y asunto arreglado!

Como el resto de jirafas, Fita es tranquila y sociable. Todos los días, cuando sale a pasear por la llanura, las gacelas la rodean para
admirar su hermoso pelaje. Lejos de enfadarse, Fita  agradece la curiosidad que despierta su abrigo de terciopelo marrón con
manchitas oscuras, y les dedica la mejor de sus sonrisas.

La jirafita Fita

Fita se siente orgullosa de haber nacido jirafa. Acaba de cumplir doce meses y ya es mucho más alta que su mejor amiga,
una simpática liebre llamada Orejotas.  A Fita le encanta pensar que dentro de poco tiempo, cuando llegue a la edad
adulta, su cuerpo larguirucho le permitirá oler las nubes y contemplar cosas maravillosas que los demás animales jamás
verán.

La jirafita Fita adora comer hierba fresca, pero de vez en cuando levanta el cuello y mordisquea  los jugosos frutos que se
esconden en las copas de los árboles ¡Ser el animal más alto del planeta tiene muchas ventajas!  Si no encuentra ninguno
no se preocupa ¡Se da un buen banquete a base de tiernas hojas de acacia y asunto arreglado!

Como el resto de jirafas, Fita es tranquila y sociable. Todos los días, cuando sale a pasear por la llanura, las gacelas la rodean para
admirar su hermoso pelaje. Lejos de enfadarse, Fita  agradece la curiosidad que despierta su abrigo de terciopelo marrón con
manchitas oscuras, y les dedica la mejor de sus sonrisas.

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