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Chapter Title: PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN

Chapter Author(s): J. B.

Book Title: Los bienes de la iglesia en México, 1856-1875


Book Subtitle: aspectos económicos y sociales de la revolución liberal
Book Author(s): Jan Bazant
Published by: Colegio de Mexico

Stable URL: http://www.jstor.com/stable/j.ctv233mr0.3

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bienes de la iglesia en México, 1856-1875

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PRÓLOGO
A LA PRIMERA EDICIÓN

LA PRF.SENTE MONOGRAFÍA. abarca la nacionalización y la venta de


los bienes eclesiásticos mexicanos desde 1821 hasta 1875. Incluye
algunos casos en que ciertos bienes estaban ya nacionalizados desde
una época anterior, cuando el gobierno procedió a su venta; y otros,
cuando el gobierno meramente nacionalizó ciertas propiedades, pero
en vez de venderlas, dispuso de ellas en otra forma.
En los bienes eclesiásticos -los inmuebles y los capitales~ se
incluyen aquí no sólo los bienes de la Iglesia propiámente dichos, o
sea los del clero regular y secular, sino también los pertenecientes
a las instituciones de instrucción y beneficencia afiliadas a la Igle-
sia, como las cofradías, los colegios, los hospitales y los hospicios, así
como también los capitales de las capellanías. De las propiedades
de las corporaciones civiles como los ayuntamientos y los pueblos, se
hablará únicamente cuando sea estrictamente necesario para la com-
prensión del tema central.
El estudio trata de la nacionalización y la venta en el país en
general, y en especial la del Distrito Federal y la de los estados de
Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Michoacán y Jalisco, como mues-
tras concretas. El haber limitado el muestreo a muy pocas entidades
federativas, se explica por la abundancia del material en los archi-
vos de notarías, abundancia tan grande que, para hacer un estudio
exhaustivo de todo el país, se requerirían años o quizás decenios
de años de trabajo de varios o tal vez muchos investigadores. Se ha
escogido el Distrito Federal en parte porque las memorias oficiales,
sobre todo la Memoria de Hacienda de 1857, asociada al nombre
de M. Lerdo de Tejada, entonces ministro del ramo, contienen una
información mucho más completa sobre la capital; y los tres prime-
ros estados, en parte porque la existencia de ciertas publicaciones
como las Guías de Forasteros de México y de Puebla, el volumen
tercero de la Historia de Veracruz por Miguel Lerdo de Tejada y
ciertas publicaciones relativas a San Luis Potosí, han proporcionado
una información detallada sobre la sociedad de esas ciudades o es-

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tados y así han facilitado un análisis de las operaciones de nacio-


nalización. El Estado de Michoacán es interesante porque, a dife-
rencia de casi todos los demás estados, la continuidad del gobierno
liberal no fue rota en 1858-1860. Jalisco resultó atractivo por la im-
portancia de su capital, Guadalajara. Además, los bienes eclesiás-
ticos en estas seis entidades ascendían a dos tercios de los bienes
totales; también las compras de los bienes nacionalizados en ellas
abarcaron aproximadamente dos terceras partes de la suma de todo
el país. Por último, cabe señalar que no se hizo una investigación
exhaustiva de todas las notarías en el Distrito Federal y los cinco
estados, sino sólo de algunas notarías de los lugares más importan-
tes, que fueron escogidas por lo completo de sus protocolos u otras
razones análogas. Poco antes de dar este libro a prensa, se tuvo la
oportunidad de visitar Guanajuato. El resultado se encuentra en el
apéndice 21. Los apéndices 18, 19, 20 y 21 no están en la edición
inglesa de esta obra que con el título de Alienation of Church W ealth
in Mexico se publica en la serie Cambridge Latin American Studies.
Empecé a interesarme en el tema de esta monografía en 1957,
durante el centenario de la Constitución de 1857. Los trabajos pu-
blicados en aquella ocasión por diferentes autores trataban casi
exclusivamente de su aspecto ideológico, jurídico y político, y me
hicieron ver la necesidad de un estudio económico y social de todo
el proceso histórico llamado La Reforma. Pensé en profundizar so-
bre este tema hasta en 1963-64, cuando mi colaboración, para El
Colegio de México, en una historia de la deuda exterior mexicana
me familiarizó más con el tema y sus fuentes, a causa de una rela-
ción íntima que existió entre la deuda pública y la nacionalización
de los bienes eclesiásticos; pues las deudas se contraían a veces con
hipoteca de ellos y se rescataban en parte con su venta. Otro motivo
para acometer la tarea que me propuse, consiste en el hecho de que
pasaron ya cien años o más desde los acontecimientos que forman
el tema central de la obra. México no difiere de otras naciones.
También en. Francia, como hizo notar Georges Lefebvre, su venta
empezó a investigarse en sus aspecj:os financiero, económico y social
a fines del siglo XIX, cien años después de la Revolución. Por tanto,
me parece que es tiempo de dar el primer paso en México.
En cuanto al método, se presentó el problema de que después
del período liberal de 1856-57, una gran parte del país estuvo ocu-
pada en 1858-60 por un gobierno conservador que anuló las leyes
vigentes. En 1861-63, los Liberales volvieron a ocupar el poder y
continuaron las reformas anteriores. A veees, las consecuencias de
las medidas que afectaron los bienes clericales en 1856-57, se dis-

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PRÓLOGO 3

cuten en los capítulos correspondientes a estos ai1os; otras veces, por


las razones expuestas en su lugar, en los capítulos relativos a los
años de 1861-63. De todos modos, pareció preferible un tratamiento
cronol6gico: después del período de 1856-57, descrito en los capí-
tulos JI y III, el capítulo IV trata del gobierno reaccionario de
1858-60, los capítulos V y VI, de los años de 1861-63, y el capítulo
VII, del Imperio y de la República triunfante hasta el fin de la
nacionalización.
Tengo una deuda de gratitud con la doctora Nettie Lee Benson,
directora de la Colecci6n Latinoamericana de la Universidad de
Texas, y con el licenciado Ernesto de la Torre, director de la Biblio-
teca Nacional de México; con los señores R. Lancaster-Jones, R.
Montejano y Aguiñaga, Luis Reyes, Javier Tavera, Salvador Za-
mudio y J. Rodríguez Frausto, quienes me facilitaron la investigación
en los archivos de Guadalajara, San Luis Potosí, Jalapa, Morelia,
Córdoba y Guanajuato, respectivamente.
Mi agradecimiento es muy grande para el presidente de El Co-
legio de México, señor Víctor L. Urquidi, y para los integrantes del
Seminario de Historia, mis colegas Lilia Díaz, Romeo Flores, En-
rique Florescano, Moisés Gonzálcz Navarro, Luis González, Andrés
Lira, Jorge A. Manrique, Luis Muro, Alejandra Moreno, Be1ta
Ulloa, Susana Uribe, Josefina Vázquez y María del Carmen Veláz-
quez; como también para mis amigos, profesor David Joslin, doctor
Michael P. Costeloe, doctor J. H. Elliott, doctor Fran~ois Chevalier,
doctor Robert J. Knowlton, doctor Robert A. Potash, doctor David
Brading y doctor Charles A. Hale; y finalmente, para mi esposa
Emma y mi hija Mílada.

J. B.
México, ¡ulio 1970

PRÓLOGO
A LA SEGUNDA EDICIÓN

SmTE AÑos HAN PASADO desde que entregué el manuscrito de esta


obra a la imprenta y más de seis, desde su publicación. El libro, so-
bre todo en su edición inglesa, fue acogido favorablemente. El con-
sensus de las reseñas fue el que Los bienes de la iglesia en México
era una obra seria pero difícil de leer. Una vez mencioné lo último
al licenciado César Sepúlveda pero él me tranquilizó diciendo que

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