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elasticidad plana
Alberto Solís Fajardo
Índice
6. Recuperación de gradientes 20
6.1. Continuación de los campos de deformación y
tensión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Dado que la forma del TTV que se obtendrá en este apartado no es otra cosa que una
formulación débil
de las ecuaciones generales de la Teoría de la Elasticidad Lineal, será necesario
partir del problema más
general que se puede plantear dentro del contexto de este disciplina. Dicho
problema se puede concretar en
un sólido de#nido por un dominio Ω y delimitado por un contorno ∂Γ (ver Fig. 1).
Sobre una parte del
contorno ∂Γt de dicho sólido se aplican unas acciones por unidad de super#cie T̄i y
unas fuerzas por unidad
de volumen Xi establecidas en el dominio Ω. En la parte restante del contorno ∂Γ 1
tensor de tensiones y las fuerzas por unidad de volumen Xi tienen que cumplir
equilibrio interno en todos
los puntos del dominio que, en notación indicial2, se puede expresar:
σij,j +Xi = 0 en Ω (1a)
σijn
e
j = T̄i en ∂Γt (1b)
donde nej es la normal unitaria exterior en cada punto del contorno. Es conocido
que la satisfacción de estas
condiciones no implica que σij sea la solución de un problema elástico porque para
ello deberían de cumplirse
los posibles valores de dicho índice. Por otro lado, la notación Ai,i indica
derivar, con respecto a las variables espaciales, cada
∂
+ y + ∂Az .
∂x ∂y ∂z
1 ( )
ε∗ij = u∗,j + u∗j,i en Ω (2a)
2 i
como externa:
u∗i = ū∗i en ∂Γu (2b)
σ ∗ ∗
ij,jui dΩ+ Xiui dΩ = 0 (4)
Ω Ω
(σ ∗ ∗
ijui ),j = σij,jui + σiju
∗
i,j (5)
Ω Ω Ω
σ e
ijnj = T̄i en ∂Γt (8)
y por la compatibilidad externa (Ec. (2b)) se tiene que los desplazamientos u∗i =
ūi en ∂Γu. En general se
expresará como: ∫ ∫
(σ ∗ ∗
ijui ),j dΩ = Tiui dΓ (9)
Ω Γ
entendiéndose Ti como T̄i en la parte del contorno ∂Γt con condiciones en tensiones
y como Tne
i en el contorno
con condiciones en desplazamientos ∂Γu. De forma análoga, se entiende u∗i como ūi
en el contorno ∂Γu con
condiciones en desplazamientos y como el resultado para los desplazamientos en el
contorno con condiciones
en tensiones ∂Γt. Por otra parte, el segundo término del primer miembro de la Ec.
(6) puede reescribirse
restando y suman∫do u∗∫ j,i(/2 al término u∗i,j qu)edando ∫de la forma siguiente: ∫
1 1 ( 1 ( )
σ u∗ dΩ = σ ∗ ∗ 1
ij ui,j − u + u∗
)
ij i,j i dΩ = σ ∗
i u
Ω Ω 2 j,
Ω 2 Ω 2 i j j
A continuación, notando que el primer término del miembro derecho de la Ec. (10) es
nulo debido a que
σij es simétrico mientras que el tensor u∗i,j − u∗j,i es antisimétrico3, se obtiene
que el segundo término del
primer miembro de la Ec. (∫6) se reduce a: ∫
1
σ ∗ ( ∗ ) ∫
iju
∗
i,j dΩ = σij ui,j + uj,i dΩ = σ ∗
ijεij dΩ (11)
Ω Ω 2 Ω
que se ha puesto en función de las deformaciones del estado virtual ε∗ij haciendo
uso de la expresión de
compatibilidad interna (ver Ec. (2a)). Así, la Ec. (6) puede ser reescrita
sustituyendo su primer y segundo
término según las Ecs. (9) y (11) r∫espectivamen∫te, quedando d∫e la siguiente
forma tras un reordenamiento:
T ∗
iui dΓ + X ∗ ∗
1 1 1
Tiui dΓ + Xiui dΩ = σijεij dΩ. (13)
2 Γ 2 Ω 2 Ω
u∗ T )
i,j − u∗ ∗,T
j,i = u ∗,T
i,j − uj,i = u∗ (
j,i − u∗ ∗
i,j = − u ∗
i,j − uj,i
El TTV obtenido anteriormente, puede ser reescrito de una forma más suscinta
utilizando una formulación
matricial. Para ello, se parte de la expresión obtenida anteriormente, que por
comodidad se vuelve a reproducir
a continuación: ∫ ∫ ∫
ε∗ u∗ ∗
ijσij dΩ = iXi dΩ+ uiTi dΓ (14)
Ω Ω Γ
u(x, y)
u⃗(x, y) = (15a)
v(x, y)
ε̄(x, y) = εxx
εyy (15b)
2εxy
xx
σ̄(x, y) = σ
σyy (15c)
σxy
T
ε∗ σ dΩ = u∗
T T
X dΩ+ u∗ T dΓ (16)
Ω Ω Γ
x ]
ε = εx
εyy x 0
= ∂
∂
0 ∂
∂y [
· u(x, y)
= Lu (17)
(x, y)
2ε ∂ ∂ v
xy ∂y ∂x
xx 0 xx
σ = σ
σyy E
= 1 ν
ν 1 0
· ε
σxy 0 0 1−ν
2 2εxy
(Lu∗)TDLu dΩ = u∗ X dΩ+ u∗
T
T dΓ (19)
Ω Ω Γ
hasta ahora esta ecuación es totalmente general para el problema elástico lineal y
no se ha introducido
ningún tipo de discretización. La ecuación anterior es, por tanto, una forma de
expresar el TTV en términos
de pseudovectores y es válida para cualquier problema formulado en tensión plana.
A continuación para obtener una forma operativa del TTV, es necesario introducir
una discretización
matemática para los desplazamientos. De esta forma, de#niremos los desplazamientos
en cualquier punto del
dominio de la siguiente manera:
∑N
u(x, y) = u(xi, yi)Ψi(x, y) = u(x1, y1)Ψ1(x, y) + u(x2, y2)Ψ2(x, y) + · · ·+ u(xn,
yn)ΨN (x, y) (20a)
i=1
∑N
v(x, y) = v(xi, yi)Ψi(x, y) = v(x1, y1)Ψ1(x, y) + v(x2, y2)Ψ2(x, y) + · · ·+ v(xn,
yn)ΨN (x, y) (20b)
i=1
Así, los desplazamientos en cualquier punto del dominio se escriben en función del
valor de los despla-
zamientos en una serie de N puntos concretos, que se denominan nodos, y en términos
de unas funciones
de forma que están de#nidas en la totalidad del mismo. De esta manera, se pasa de
tener un número in#-
nito de grados de libertad a tener un número 2N de grados de libertad, que son los
desplazamientos en los
nodos (x1, y1), (x2, y2), . . . , (xN , yN ). El valor de los desplazamientos en
los otros puntos del dominio será
calculado a partir de los valores en estos N nodos y las expresiones de las
funciones de forma. Junto con
esta discretización matemática de los desplazamientos, es necesario efectuar una
discretización geométrica
del dominio en forma de elementos #nitos, de#nidos a partir de los N nodos del
dominio en que se basa la
discretización matemática. En este caso, cada función de forma Ψi(x, y) se escoge
de pequeño soporte, de
modo que es distinta de cero sólo en los puntos de aquellos elementos contiguos al
nodo i. Así, dentro del
dominio de de#nición, debe ser nula en el resto de nodos contiguos al nodo i y
valer la unidad en dicho nodo
(ver Fig. 2a). Por último, fuera de esta región la función de forma es
completamente nula. Del mismo modo a
(a) Funciones de forma Ψ5(x, y) y Ψ6(x, y) (b) Mallado del dominio de interés
Figura 2: Entorno de las funciones de forma de pequeño soporte de#nidas sobre los
elementos #nitos A, B,
C y D y los nodos 1 a 9
en forma matricial:
u(1)
[ ] [ ] v(1)
u(2)
︸ ︷︷ ︸ ·
u(x, y) Ψ
v(2)
Ψ
2×2N = δ
...
u(N)
︸ v︷(N︷ ) ︸
2N×1
(21)
σ = DLΨδ (22a)
ε∗ = LΨδ∗ (22b)
Se debe observar que se han utilizado las mismas funciones de forma para aproximar
los desplazamientos
reales y los virtuales. Esto permite asegurar el cumplimiento del TDV enunciado
anteriormente. Como se
ha dicho, este teorema demuestra que si un campo de tensiones cumple la ecuación
del TTV para todos
los campos de deformaciones compatibles, el campo de tensiones se encuentra en
equilibrio. Al utilizar aquí
la misma discretización para el problema real y para el problema virtual se asegura
que el conjunto de
campos de deformaciones admisibles pase a convertirse en un problema discreto que
se puede obtener como
una combinación lineal de un número acotado de con#guraciones deformadas
independientes con el mismo
número de grados de libertad que el problema real. De esta forma, se asegura que la
solución esté en equilibrio,
al menos en el sentido discreto. Por otra parte, las condiciones impuestas por la
ley de comportamiento y
por la compatibilidad se cumplen por el hecho de que el pseudovector σ ha sido
obtenido a partir de las
expresiones de estas dos condiciones.
T
(LΨ)T δ∗
T T
DLΨδ dΩ = ΨTX dΩ+ δ∗ ΨTT dΓ (24)
Ω Ω Γ
δ∗
T
En este punto, dado que el cumplimiento del TDV requiere que la Ec. (25) se
veri#que para cualquier conjunto
de desplazamientos virtuales δ∗, los elementos dentro del paréntesis deben ser
nulos para que la relación, en
4En lo que sigue u(i), v(i) representan los desplazamientos en el nodo i, es decir,
u(xi, yi) y v(xi, yi).
T
s∫e obtiene: [∫ ]
2N×1
2N×1 2N×2N
Atendiendo a las dimensiones de los elementos que aparecen en la Ec. (26), se puede
escribir:
F = K · δ (27)
siendo:
K la matriz de rigidez : ∫
K = ΨTLTDLΨ dΩ (29a)
Ψ
Kij =
i 0 Ψ
LTDL j 0
dΩ (29b)
Ω 0 Ψi 0 Ψj
Tal y como se han de#nido, los soportes espaciales que conforman el dominio de cada
una de las fun-
ciones de forma no están elegidos de manera que en un punto del sólido haya de#nida
sólo una función de
aproximación. De este modo dichos soportes, en general, se solaparán y cada uno de
ellos contendrá varios
elementos #nitos (todos aquellos que son contiguos al nodo correspondiente). Por
este motivo, de#niendo
otra serie de funciones de pequeño soporte sobre cada uno de los elementos que
con#uyen en un nudo y que
se anulan fuera de ellos, se puede escribir cada función Ψi como una suma de
funciones de forma de#nidas en
los elementos que con#uyen en el nodo i. Estas funciones que tienen carácter local
circunscrito a su elemento
#nito correspondiente reciben el nombre de funciones de forma elementales.
Evidentemente, cada elemento
tendrá asociado tantas funciones de forma elementales N e
∑P
Ψi(x, y) = N e
i (x, y) (30)
e=1
donde N e
i (x, y) representa la función de forma asociada al elemento e de los P elementos
que con#uyen en el
nodo i. Dicha función será nula fuera del elemento e, y dentro de él valdrá la
unidad en el nodo i y será nula
en el resto de nodos del elemento. A modo de ejemplo, se considera un dominio plano
que se discretiza según
una malla de nueve nodos y los elementos A, B, C y D representados en la Fig. 2b.
En estas condiciones, el
elemento de la matriz de rigidez K24 en∫té(rminos de)las func(iones de f)orma se
escribe según la Ec. (29b):
Ψ
K 2 0 Ψ 0
24 = LTDL 4 dΩ (31)
Ω 0 Ψ2 0 Ψ4
NA +NB 0 NA
K 2 2 +NC
24 = A LTDL 4 4 0
dΩ (32)
Ω 0 N2 +NB 0 NA
4 +NC
2 4
2 0 NA 0
K24 = ∫ ( A LTD)L 4
Ω 0 N ( A dΩ
2 0 N4 ) ∫ ( ) ( )
NA C A
+ ∫2 0 N
( ) 4 0 NB
LTDL ( dΩ)+ ∫2
0 N 0
( LTD)L 4 ( dΩ
Ω 0 NA C
2 0 N4 Ω 0 NB NA
2 0 4 )
NB
+ 2 0 T NC NA NA
DL 4 0
dΩ = 2 0
LTDL 4 0
dΩ (33)
Ω 0 NB L
2 0 NC
4 Ω 0 NA
2 0 NA
4
donde el segundo, tercer y cuarto sumandos son nulos debido a que los dominios de
de#nición de las funciones
de forma que aparecen en los integrandos no son coincidentes, siendo solamente A el
único elemento que
transmite rigidez entre los nodos 2 y 4 (ver Fig. 2b). En cuanto a otras
componentes, como la K29, serán
nulas ya que, de nuevo, relacionan funciones de aproximación que tienen dominios de
de#nición sin zonas
comunes. Esta estructuración permite hacer una lectura en términos de fuerzas y
desplazamientos elemen-
t[ales eq]uivalente a la de todo el dominio como se muestra en la Fig. 3. De esta
manera, siguiendo con el
mismo ejemplo representado en la Fig. 2b, en cada nodo habrá de#nido un vector
global de fuerza externa
F i
x, F
i
y y otro vector global de desplazamiento [ui, vi] (ver Fig. 3a). De la misma
manera, cada nodo del
F 2
x = PA
2x + PB
2x (34a)
F 2
y = PA
2y + PB
2y (34b)
Así, siguiendo este mismo esquema, cada e[lemento llevará asociado una relación del
tipo dado por la Ec.
(27): ∫ ]
Ke
donde Ke se denomina matriz de rigidez elemental y donde los elementos Fe, D, (LN)e
y δe se re#eren a
los grados de libertad de los nodos del elemento #nito que se está evaluando.
Evidentemente, Fe tendrá una
expresión análoga a la expresada en la Ec. (28) que, a su vez, tendrá dos sumandos;
a saber: uno que expresa
la contribución de las fuerzas de volumen distribuidas en el elemento, y un segundo
que expresa las fuerzas
por unidad de super#cie distribuidas en su contorno. Dado que el vector de fuerzas
exteriores F aplicadas
a todo el dominio se construye sumando la contribución de cada elemento, aquellas
acciones por unidad de
super#cie distribuidas en la frontera común de dos elementos contiguos interiores
se anularán5 entre sí. De
esta manera, quedará sólo la contribución de las fuerzas por unidad de volumen y
aquellas acciones por unidad
de super#cie que estén sobre contornos elementales que coincidan con ∂Γ. Por otro
lado, por conveniencia a
la hora de de#nir formas elementales que se adapten adecuadamente al dominio
sólido, los grados de libertad
del elemento no tienen por qué estar ordenados según la numeración global
establecida para el dominio
completo. El conjunto de grados de libertad elementales se puede obtener a partir
del conjunto de grados de
libertad en numeración global mediante las denominadas matrices de ensamblaje Ee
u1
δ u5
e u
0
6
u = 0 0 0 0 1 0 0 0 0 u2
0 0 0 0 0 1 0 0 u3
·
u4
= u =
3 0 0 1 0 0 0 0 0 0 5
u2 ︸ 0 1 0 0 ︷0︷ 0 0 0 0 ︸ u EB
· δ (36)
u 7
EB u 8
u9
Así, la matriz de rigidez global se puede escribir sumando las matrices de rigidez
elementales ensamblando
mediante las matrices Ee apropiadamente. Aprovechando este hecho la Ec. (27) se
puede reescribir:
∑E [ (∫ ) ]
F = EeT (LN)Te D(LN)e dΩ Ee δ (37)
e=1 Ω
5Este hecho se corresponde con el principio de acción y reacción. Notar que, dado
que T̄e se obtiene mediante la Ec. (1b),
el tensor de tensiones en la frontera común de los elementos interiores es el mismo
y las normales tienen sentidos contrarios, se
tendrán acciones con el mismo módulo y signos diferentes. Por este motivo al sumar,
dichas acciones elementales se anularán,
en perfecta consonancia con el concepto de esfuerzo interno.
10
FD K K
= DD DN · δD (38)
FN KND KNN δN
δN = K−1
NN · (FN −KNDδD) (39)
FD = KDNK−1
NNFN + (KDD −KDNK−1
NNKND)δD (40)
εe = (LN)eδe = (LN)eE
eδ (41)
σe = Dεe = D(LN)eE
eδ (42)
1 (x, y) 0 Ne
2 (x, y) 0 . . . Ne
S(x, y) 0
Ne(x, y) = 0 Ne
1 (x, y) 0 Ne
2 (x, y) . . . 0 Ne
S(x, y)
11
Una forma matricial concreta para el operador L. Esta forma matricial concreta
actuará sobre las
funciones de forma que se de#nan.
Una formulación sistemática que permita efectuar las integrales de volumen para
cada elemento de la
matriz de rigidez.
Dado que los problemas que se pretenden resolver son 2D, el primer requisito que se
les debe pedir a los
elementos que se elijan es que deben ser planos de manera que, en cada uno de sus
nodos, haya de#nidos
dos grados de libertad de desplazamiento: uno horizontal u y otro vertical v. A
continuación y a modo de
ejemplo, se particulariza la Ec. (37) para varios tipos de elementos planos que se
concretan en las siguientes
subsecciones. Cada uno de los requisitos enumerados debe particularizarse
dependiendo del tipo de elemento
y las funciones de forma que se consideren.
i que
valdrá uno en el nodo i y cero en los tres nodos restantes del elemento. Además,
serán nulas fuera de dicho
elemento. Dado que la discretización que se hace del dominio, que es arbitrario,
debe estar adaptada a la
geometría local cercana a cada punto material, se hace necesario de#nir un cambio
de variables que permita
concretar el elemento en un espacio de variables locales7 o naturales (ξ, η), que
luego se adapte a la forma
real del dominio en variables globales (x, y). Dicho cambio de variables aparece
representado en la Fig. 4.
Es importante notar que tanto la numeración de los nodos como la forma y super#cie
de los elementos
cambia entre las dos representanciones. Tal y como se observa, los cuadriláteros
que discretizan el dominio
7La ventaja de este planteamiento es que esta de#nición local de las variables es
la misma para todos los elementos #nitos
que se consideran en el dominio.
12
N e 1
1 (ξ, η) = (1− ξ)(1− η) (43a)
1
N e
N e
3 (ξ, η) = (1 + ξ)(1 + η) (43c)
N e 1
4 (ξ, η) = (1− ξ)(1 + η) (43d)
4
A partir de estas funciones elementales y siguiendo el planteamiento expresado en
las Ecs. (20), los despla-
zamientos dentro del elemento se van a escribir en función de los desplazamientos
de los nodos elementales
uei , v
e
i :
u e
e(ξ, η) = N e
1 (ξ, η) · ue1 +N e
2 (ξ, η) · ue2 +N3 (ξ, η) · ue3 +N e
v e
e(ξ, η) = N e
1 (ξ, η) · ve1 +N e
2 (ξ, η) · ve2 +N3 (ξ, η) · ve3 +N e
Dada la forma de las Ecs. (44), es fácil ver como los desplazamientos en cualquier
punto interior del elemento
se obtiene como una suma ponderada mediante las funciones de forma de los
desplazamientos en los nodos.
El siguiente paso es de#nir el cambio de variables que va a relacionar ambos
conjuntos de coordenadas. En
este contexto, se denomina isoparamétrico a aquel elemento que utiliza las mismas
funciones de forma tanto
para de#nir los desplazamientos como para efectuar el cambio de variables entre las
coordenadas naturales
y las globales. Así:
x(ξ, η) = N e e e
1 (ξ, η) · x1 +N2 (ξ, η) · xe2 +N e
3 (ξ, η) · xe3 +N e
4 (ξ, η) · xe4 (45a)
y(ξ, η) = N e e
1 (ξ, η) · ye1 +N e
Donde (xe e
1, y1), (x
e
2, y
e e e
2), (x3, y3) y (xe4, y
e
4) son las coordenadas de los nodos del elemento. Mediante la
e )
∂x ∂y ∂Ne
J = ∂ξ ∂ξ ∂ξ 1 1
∂ξ ∂ξ ∂ξ
e = ∂x ∂y ∂Ne e
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
xe ye
∂η ∂η ∂η ∂η ∂η ∂η 3 3
xe e
( ) 4 y4 ) (46)
(η − 1) (1− η) (1 + η) −(1 + η)
e
= ︸ x1 ye1
1
4 ( − 1) −(1 + ξ︷)︷ ·
(1 + ξ) (1− ξ) ︸
xe2 ye2
ξ xe e (
J
= R · x 11 J12
e =
3 y3 J
︸ xe4︷︷ 21 J22
ye
R 4 ︸
xe
∂ξ ∂η ( )
J−1 ∂x ∂x 1 J22 −J12
e = ∂ξ ∂η = (47)
13
4 ∂Ne(ξ,η) ∂ξ ∂Ne
∂u i i (ξ,η) ∂η
e i=1 ∂ξ ∂x + ∂η
∂x e
ε ∂ve i (ξ,η) ∂η e
e = (LN)e · δe = ∂y ∑ [( ∑ ( ) e
∂x ui
= 4 ∂Ne
i (ξ,η)
i=1 ∂ξ ∂y +
∂u )∂ξ ∂(N∂η ∂y vi ) ]
e ∂ve
y + 4 ∂Ne
i (ξ,η) ) )
∂ ∂x ∂ξ ∂Ne(ξ,η ∂η ∂Ne
i (ξ,η ∂ξ ∂Ne
i (ξ,η)
i=1 ∂ξ ∂y + i
∂η ∂y uei + ∂ξ + ∂η e
∂x ∂η ∂x vi
= Pe ·Qe · δe
(48)
0 0 ∂ξ ∂η
∂y ∂y J
1 22 −J12 0 0
= 0 0 −J21 J11 (49a)
∂ξ ∂η ∂ξ ∂η det(Je)
−J J
∂y ∂y ∂x ∂x 21 11 J22 −J12
∂ξ 0 ∂ξ 0 ∂ξ 0 ∂ξ 0
∂Ne e
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
4 (ξ,η)
∂ξ 0 ∂ξ 0 ∂ξ 0 ∂ξ
3 (ξ,η) ∂Ne
4 (ξ,η)
∂η 0 ∂η 0 ∂η 0 ∂η (49b)
η − 1) 0 (1− η) 0 (η + 1) 0 −(η + 1) 0
T
δ e e e
e = ue e
te ∫ 1 ∫ 1
2
Ω − te A −1 −1
2
(50)
Donde se ha supuesto el mismo espesor te para todo el elemento plano de área A
proyectada perpendicular
al espesor. Además, se debe notar que tanto PeQe como el det(Je) dependen de las
variables naturales (ξ, η)
del elemento tras el cambio. Además, como es conocido, el jacobiano gobierna la
modi#cación de super#cie
del elemento plano que se produce tras efectuar el cambio de variables que se ha
considerado. Así:
dx dy = det(Je) dξ dη (51)
Reglas de cuadratura
14
a3
a3x
3 + a 2
2x + a1x+ ao dx = x4
a2 a ]
1 b
+ x3 + x2 + a0x+D
a 4 3 2 a (53)
a3
= (b4 − a2
a4
a1
) + (b3 − a3) + (b2 − a2) + a0(b− a)
4 3 2
a2
(1 + 1) + a0(1 + 1) = C1(a3x
3
1 + a2x
2
1 + a1x1 + ao) + C2(a3x
3
2 + a2x
2
2 + a1x2 + ao) (54)
C1x
3
1 + C2x
3
2 = 0 (55a)
C1x
2
1 + C2x
2
2 = 2/3 (55b)
f + f √ (57)
3 3
Tal y como se ha dicho, esta fórmula aproxima exactamente polinomios de grado tres
o menor. Complemen-
tariamente, la regla dada por la Ec. (57) se puede utilizar para aproximar
integrales múltiples como las que
se tienen en la Ec. (50). Para ello, s∫erá1 ∫su#ciente con aplica
1 ∫rla s
1 (ucesivamente. Así:
√ √ )
( I = f(x, y) dx dy ≈ f(−1/ 3, y) + f(1/ 3, y) dy
−1 −1 −1
√ √ ) ( √ √ ) ( √ √ ) ( √ √ ) (58)
ξ √ η √
1 −1/√3 −1/√3
2 +1/√3 −1/√3
3 +1/√3 +1/√3
4 −1/ 3 +1/ 3
15
∑4
Ke ≈ te (Pe(ξk, ηk)Qe(ξ
T
k, ηk)) D(Pe(ξk, ηk)Qe(ξk, ηk)) det(Je(ξk, ηk)) (59)
k=1
De esta manera, se establece que la solución del problema pasa por evaluar los
términos del sumatorio dado
por la Ec. (59) en todos los puntos de cuadratura del elemento. Este tipo de
integración, que se distingue de
la que se mostrará en la siguiente subsección, se denomina integración completa.
Análogamente, tiene sentido
considerar los valores de deformación y de tensión (dados por las Ecs. (48) y
(42)), particularizando PeQe
en los puntos de cuadratura o en cualquier valor dentro del dominio de las
variables naturales ξ y η. Así, la
integración completa establece diversos valores de las componentes de tensión y de
deformación8 dentro del
mismo elemento. Este hecho permite considerar gradientes intraelementales de las
variables de interés. Para
terminar esta sección, es importante notar que para obtener la matriz de rigidez
elemental dada por la Ec.
(59) sólo es necesario conocer la matriz de coordenadas nodales xe de#nida en la
Ec. (46) y las coordenadas de
los puntos de cuadratura que se muestran en la Tabla 1. Además, serán necesarias
las de#niciones efectuadas
en las Ecs. (49).
En este caso, el elemento triangular lineal tiene tres nodos que coinciden con los
vértices de dicho triángulo.
En la Fig. 5, se representa el cambio de variables entre las coordenadas naturales
y las coordenadas globales.
Análogamente, las funciones de formaN e
N e
1 (ξ, η) = 1− ξ − η (60a)
N e
2 (ξ, η) = ξ (60b)
N e
3 (ξ, η) = η (60c)
16
ue(ξ, η) = N e e e
1 (ξ, η) · u1 +N2 (ξ, η) · ue2 +N e
ve(ξ, η) = N e
1 (ξ, η) · ve e e
1 +N e
2 (ξ, η) · v2 +N3 (ξ, η) · ve3 (61b)
Por otro lado, dado que los elementos son isoparamétricos, se utilizan las mismas
funciones de forma para
de#nir el cambio de variables:
x(ξ, η) = N e e e
1 (ξ, η) · x1 +N2 (ξ, η) · xe2 +N e
y(ξ, η) = N e
1 (ξ, η) · ye1 +N e
2 (ξ, η) · ye2 +N e
3 (ξ, η) · ye3 (62b)
e
2, y
e
2) y (xe3, y
e
3) son las coordenadas nodales. De nuevo, derivando las Ecs.
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
3 (ξ,η)
J ∂ξ
e =
xe1 ye1
∂ξ ∂ξ ∂ξ ∂ξ e
∂x ∂y =
∂Ne
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
3 (ξ,η)
· x2 ye2
( ∂η ∂η ) ∂η ∂η ∂η xe e
3 y3) ( )
− ye
1 1 0 1 e (63)
xe
1 ︷︷0 1 ︸ ·
xe1
2 ye2 = R · x
xe3 − xe e e =
1 y3 − y1 J21 J22
R ︸ xe3︷︷ye3 ︸ e =
xe
∂ξ ∂η ( )
1 J
J−1 ∂x ∂x 22 −J12
e = ∂ξ ∂η = (64)
Donde, como puede observarse, tanto su determinante como la propia matriz jacobiana
no dependen de las
variables naturales9, de manera que la expresión explícita del jacobiano queda en
función exclusiva de las
coordenadas elementales:
e
2 − ye1) (65)
∑ ( )
∑3 (∂Ne ∂η
∂u i (ξ,η) ∂ξ ∂Ne
i (ξ,η)
εe = (LN)e · δe = e i=1 ∂ξ ∂x +
∂x
∂ve
∂y
=
∂u ) ( ) e
∂η ∂x ui
]
e ve ∑ [( 3 ∂Ne
i (ξ,η) ∂ξ ∂Ne
i (ξ,η) ∂η
i=1 ∂ξ ∂y + ∂η ∂y vei )
∂y + ∂
∂x 3 ∂Ne
i (ξ,η) ∂ξ ∂Ne
i (ξ,η) ∂η ∂Ne
i (ξ,η) ∂ξ ∂Ne
i (ξ,η) ∂η e
i=1 ∂ξ ∂y + ∂η ∂y uei + ∂ξ ∂x + ∂η ∂x vi
= Pe ·Qe · δe
(66)
17
∂Ne( , )
1 ξ η ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
3 (ξ,η)
∂ξ 0 ∂ξ 0 ∂ξ 0
0 0 0
= −1 1 0
∂Ne
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
3 (ξ,η)
Qe = ∂η 0 ∂η 0 ∂η 0
∂Ne(
0 1 ξ,η) ∂Ne e
2 (ξ,η) ∂N3 (ξ,η) −1 0 0 0 1 0
0 − (67a)
∂ξ 0 ∂ξ 0 1 0 1 0 0
∂ξ
∂Ne ,η)
0 1 (ξ ∂Ne ξ η
0 2 ( , ) ∂Ne
3 (ξ,η) 0 −1 0 0 0 1
∂η [∂η 0 ∂η ]
δ e
e = u e
1 v e T
1 u2 ve2 ue3 ve3 (67b)
det (Je) (J21 − J11) (J12 − J22) −J21 J22 J11 −J12
Ke = te(PeQe)
TD(PeQe) det(Je) dξ dη = t T
1
Ke = t T
e(PeQe) D(PeQe) det(Je) (70)
2
Donde la matriz PeQe viene dada por la Ec. (68), los elementos de Je vienen dados
por la Ec. (63) y el
jacobiano viene dado por la Ec. (65). La independencia de PeQe y det (Je) de las
variables naturales asigna
un valor único a los elementos de la matriz de rigidez y en consecuencia a las
componentes de deformación
y tensión del elemento (a partir de las Ecs. (48) y (42)). Así, este tipo de
integración, que se denomina
integración reducida, produce valores únicos de las variables de interés dentro de
cada elemento.
10Donde las cantidades J11, J12, J21 y J22 son las especi#cadas en la Ec. (63) y
det (Je) viene proporcionado por la Ec. (65).
11Notar que la integral doble extendida al área del elemento será igual al área del
triángulo bajo la recta η = 1− ξ, es decir,
1 .
2
18
N e
1 = (1− ξ − η)(1− 2ξ − 2η) (71a)
N e
2 = 4ξ(1− ξ − η) (71b)
N e
3 = ξ(2ξ − 1) (71c)
N e
4 = 4ξη (71d)
N e
5 = η(2η − 1) (71e)
N e
6 = 4η(1− ξ − η) (71f)
∑6
ue(ξ, η) = N e
∑6
ve(ξ, η) = N e
Por otro lado, dado que los elementos son isoparamétricos, se utilizan las mismas
funciones de forma para
de#nir el cambio de variables entre las de#nidas en la Fig. 6:
∑6
x(ξ, η) = N e
∑6
y(ξ, η) = N e
1+xe e e
3 +
2 2 e ye y1 y
= 3
2 = 2 . Sin embargo se
realizará aquí el desarrollo general, quedando el planteamiento alternativo
indicado como ejercicio. Por otro
lado, la matriz jacobiana del cambio de variables queda:
( ) ( )
J xe1 ye
∂x ∂y ∂Ne
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂Ne
3 (ξ,η)
· ( )
J J
e = = R · x 1 2
e =
1 1
∂x ∂y = ∂Ne
1 (ξ,η) ∂Ne
2 (ξ,η) ∂N xe
∂η ∂η ∂η ∂η ∂η .. 3 ye
(74a)
. 3 J21 J22
... ...
19
Donde, para su cálculo, se han usado formas análogas12 a las empleadas en la Ec.
(63). Efectuando las
operaciones indicadas en la Ec. (74a) sobre el cambio de variables dado por las
Ecs. (73) se obtiene:
∂x
= −3xe e e
∂ 1 + 4x1ξ + 4xe1η + 4x2 − 8xe2ξ − 4xe2η + 4xe3ξ − xe3 + 4xe4η − 4xe6η (74b)
ξ
∂x
= −3xe 4xeξ + 4xe 4xe e
∂ 1 + 1 1η − 2ξ + 4x4ξ + 4xe5η − xe e
5 + 4x6 − 4xe6ξ − 8xe6η (74c)
∂y
= −3ye e η + 4ye
∂y
= −3ye 4ye e
1 2 (ξ 3 (ξ,η)
..
Q ∂ξ 0 ∂ξ 0 ∂ξ 0 ...
e
3 (ξ,η)
∂η 0 ∂η 0 ∂η 0 .
∂Ne
∂ξ ∂ξ 0 ∂ξ ... (75a)
∂η[ 0 ∂η 0] ∂η ...
δe = ue e e e T
1 v1 u2 ve2 u3 ve3 ... (75b)
A 0 0
6. Recuperación de gradientes
Finalmente, tras resolver el sistema dado por la Ec. (38) se dispone de los
desplazamientos nodales que,
a través de las Ecs. (44) en el caso de los elementos de cuatro nodos o de las Ecs.
(61) en el caso de los
13Cuya expresión se omite por brevedad. Para una descripción detallada de este tipo
de elementos cuadráticos, se puede
consultar [3].
14De nuevo, por brevedad, se usan puntos suspensivos para indicar la omisión de las
funciones de forma y desplazamientos
que faltan hasta los seis totales.
20
Sin embargo, los campos de deformaciones y tensiones que son continuos dentro de un
mismo elemen-
to serán, en general, discontinuos al pasar de un elemento a otro. Esto es debido a
que las fórmulas de
interpolación para las deformaciones, dadas en las Ecs. (48) y (66), son diferentes
de un elemento a otro
al estar basadas en coordenadas y desplazamientos nodales diferentes. Este
resultado que propone campos
de deformaciones y tensiones discontinuos contradice, aparentemente, el carácter
que la Mecánica de los
Medios Continuos propone para las variables que se estudian. No obstante, es
importante recordar que el
MEF sugiere resultados que deben tomarse como aproximaciones a la solución exacta y
garantiza que, bajo
determinadas condiciones, los valores que proporciona tienden a la solución del
problema cuando el tamaño
de los elementos tiende a cero. En este proceso al límite, el valor de las
tensiones y deformaciones en los nodos
debe ir acercándose al valor que proporciona el método para las deformaciones y
tensiones de los elementos
contiguos. En este punto es importante resaltar que el MEF, en cualquiera de sus
formas, termina cuando se
obtienen las variables nodales (desplazamientos en este caso). Así para obtener, a
partir de dichas variables
nodales, las deformaciones, tensiones y sus variaciones a lo largo del dominio de
interés será necesario tratar
los resultados de una manera concreta en un proceso que recibe el nombre de
recuperación de gradientes.
De esta manera, para obtener con un interés meramente grá#co campos continuos de
deformaciones y
tensiones, se puede optar por diferentes estrategias (ver Fig. 7). Una de ellas
consiste en utilizar variaciones
lineales de las variables desde el valor de éstas en los nodos. Previamente se
calculan los valores nodales
21
como la media de los valores que se tienen cuando se aproximan los campos desde los
diversos elementos
que son contiguos en el nodo en cuestión. Un ejemplo de este tipo de estrategia
correspondiente a un caso
donde se tengan dos elementos (A y B) y tres nodos (1, 2 y 3) se muestra en la Fig.
7a. Una posibilidad
más elaborada consiste en calcular el valor de los campos en los nodos como la
media de los valores que
se tienen en los puntos de cuadratura de cada elemento contiguo al nodo en
cuestión. A partir de aquí, se
suponen evoluciones lineales de los campos que ya serán continuas. Esta estrategia
se muestra en la Fig. 7b
en donde los valores de los campos en los puntos de cuadratura (denominados PC en
el esquema de la Fig.
7b) son resultados que provienen directamente de la solución del MEF, por lo que
serán unos valores más
representativos de la solución del problema real. En cualquier caso, el hecho de
contar con campos continuos
de deformaciones y tensiones (una vez ejecutado el MEF) frente a campos en los que
se aprecien variaciones
discontinuas de los mismos de un elemento a otro, tiene una importancia que no va a
más allá de lo que
visualmente se quiera representar, y siempre que se tenga control sobre lo que se
hace y su signi#cado.
Referencias
22