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Proaño

Nombre: Alejandro Proaño


Código: 00214060
Dia: 24/03/2023
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Tilly, Charles. 2007. "Guerra y construcción del estado como crimen organizado." Relaciones Internacionales.

Señala que la visión de los "war makers" y constructores del estado como agentes
coercitivos y empresarios egoístas se asemeja más a la realidad que otras
posibilidades como la idea de un contrato social o la idea de un mercado libre. El
autor argumenta que esta analogía es importante para entender la realidad de la
guerra y la construcción del estado en Europa durante los últimos siglos y para
fomentar una discusión sobre posibles cambios y variaciones que se derivan de la
misma. El autor también explica que su reflexión parte de inquietudes
contemporáneas, como la capacidad de destrucción que provocan las guerras, el
papel de las grandes potencias como proveedoras de armas y la presencia de
gobiernos militares en países pobres, y la esperanza de que la experiencia europea
pueda ayudar a entender y abordar estos problemas actuales.
El ensayo habla sobre el papel de la violencia organizada en el crecimiento y
cambio de los estados nacionales en Europa Occidental, centrándose en el
desarrollo del estado francés a partir de 1600. El autor argumenta que existe una
interdependencia entre la guerra y la construcción del estado, y hace una analogía
entre estos procesos y el crimen organizado. También destaca que, durante este
periodo, el capitalismo mercantil y la construcción del estado se reforzaron
mutuamente.
El gobierno actúa como Este texto se centra en el debate sobre si los gobiernos ofrecen protección a sus
chantajista ciudadanos o si, por el contrario, la amenaza y el miedo son creados por los propios
gobiernos para establecer un negocio de protección. Se argumenta que, en muchos
casos, los gobiernos actúan como chantajistas al simular, favorecer o incluso
inventar amenazas o guerras externas, y al reprimir a sus propios ciudadanos.
Aunque existe una diferencia en que los chantajistas actúan sin el beneplácito de
los gobernantes, muchos gobiernos actúan de manera similar.
El texto argumenta que el papel central de la fuerza en las actividades
gubernamentales no implica que la autoridad del gobierno se base únicamente en la
amenaza de violencia. Sin embargo, reconoce que la fuerza es un elemento
fundamental en el desarrollo y la transformación de las formas de gobierno.
Además, señala que, en Europa, la guerra, la extracción y la acumulación de capital
interactuaron para configurar la construcción del estado.
Resumen: El autor explica que esta reflexión parte de inquietudes contemporáneas, como la capacidad de
destrucción que provocan las guerras, el papel de las grandes potencias como proveedoras de armas y la
presencia de gobiernos militares en países pobres. El autor espera que la experiencia europea pueda ayudar a
entender y abordar estos problemas actuales. El texto se centra en el debate sobre si los gobiernos ofrecen
protección a sus ciudadanos o si, por el contrario, la amenaza y el miedo son creados por los propios gobiernos
para establecer un negocio de protección. Se argumenta que, en muchos casos, los gobiernos actúan como
chantajistas al simular, favorecer o incluso inventar amenazas o guerras externas, y al reprimir a sus propios
ciudadanos.

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La violencia ejercida por los estados se distinguía de la violencia llevada a cabo por
cualquier otro actor por varias razones. En primer lugar, los estados tenían el
monopolio de la fuerza en un territorio dado, lo que les permitía ejercer la violencia
con una autoridad que no estaba disponible para otros actores. En segundo lugar,
los estados podían movilizar recursos y personas a gran escala, lo que les permitía
llevar a cabo operaciones militares y policiales mucho más grandes y complejas de
lo que era posible para otros actores. En tercer lugar, los estados tenían la
capacidad de establecer leyes y normas que regían el uso de la fuerza, lo que les
permitía reclamar que su violencia era "legítima" en comparación con la violencia
"ilegítima" de otros actores. Sin embargo, en los primeros momentos del proceso
de construcción del estado, estas diferencias no eran tan claras y la línea entre la
violencia "legítima" e "ilegítima" era difusa. Los potenciales constructores del
estado a menudo defendían el derecho a utilizar la violencia y su uso rutinario para
cumplir sus objetivos, incluyendo la contratación de corsarios o la contratación de
bandidos para atacar a sus enemigos.
La provisión de protección se convierte en una fuente de beneficio para las
autoridades que controlan la violencia. En este sentido, la producción y control de
la violencia se convierte en un monopolio que beneficia a quienes detentan el
poder. El historiador económico Frederic Lane argumenta que la competencia en la
producción de violencia aumenta los costes en lugar de disminuirlos, lo que
favorece la creación de grandes economías de escala. Esto significa que las
autoridades que controlan la violencia pueden ofrecer protección a un mayor
número de personas a un menor costo unitario.
Se señala que la llegada de la artillería eficaz para el asedio de ciudades fortificadas
no ocurrió hasta los siglos XVI y XVII, lo que significa que no fue el principal
factor que provocó el aumento del número de estados en Europa. Aunque el
creciente coste de las fortificaciones para defenderse de la artillería dio ventaja a
los estados que disponían de bases fiscales más sólidas. El autor también argumenta
que otros cambios en el terreno bélico, como la creciente importancia de la guerra
naval, podrían haber llevado la ventaja militar hacia las pequeñas potencias
marítimas. Además, aunque muchas ciudades-estado y otras entidades
microscópicas desaparecieron en el seno de unidades políticas más grandes antes de
1600, esto no necesariamente implicó un aumento del número de estados a escala
geográfica. En este sentido, la lógica de Bean complementa la de Lane, ya que los
diferentes cuerpos militares exigen cantidades sustancialmente diferentes para
aprovisionarse y otorgan muy diferentes grados de control sobre los oponentes, ya
sean domésticos o extranjeros.
Resumen: A medida que un estado adquiere el control sobre un territorio y las personas que lo habitan, puede
comenzar a desarrollar una identidad nacional y una legitimidad política que se basa en la idea de que el estado
es el único actor capaz de garantizar la seguridad y la protección de la población. Esta idea, a su vez, puede
llevar a la creación de una cultura y un sistema político que reflejen y refuercen la identidad nacional del estado.
Es importante tener en cuenta que la creación de un estado-nación no siempre implica una mejora en la calidad
de vida de la población. La construcción del estado a menudo va de la mano con la opresión y la violencia
contra grupos minoritarios y aquellos que se perciben como amenazas al control del estado. Además, la lógica
de producir y controlar la violencia puede llevar a la militarización de la sociedad y la priorización de la
seguridad nacional sobre otras necesidades sociales y económicas.

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