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Análisis facial en ortodoncia interceptiva

• María Alexandra Kammann, Odontólogo, egresada de la


Universidad Central de Venezuela, Cursante del Diplomado de
Ortodoncia Interceptiva.

• Oscar Quirós. Profesor titular del Postgrado de Ortodoncia de


la Universidad central de Venezuela

RESUMEN
El análisis facial en el proceso de diagnóstico en Ortodoncia Interceptiva es de suma importancia, ya que el
plan de tratamiento no puede ser elaborado únicamente a partir del diagnóstico cefalométrico sino que debe
complementarse con la evaluación de los tejidos blandos. Es necesario reconocer las características faciales
normales propias de los niños así como los distintos tipos de perfiles y los problemas miofuncionales que
suponen, con el fin de orientar el plan de tratamiento hacia la obtención de excelentes resultados tanto
funcionales como estéticos, así como la optimización del tiempo de tratamiento.
El aspecto facial juega un papel crucial en el desarrollo de la autoestima y de las capacidades de integración
social en los niños ya que se encuentran en proceso de aprendizaje de la autoidentidad y las destrezas
sociales, por lo que son muy vulnerables a las críticas del entorno cuando poseen características distintas a
las conocidas como armónicas o simétricas. El resultado estético facial puede tener un impacto definitivo
sobre el paciente, un plan de tratamiento desacertado puede significar toda una vida con dificultades físicas,
funcionales y emocionales. En este artículo se exponen los parámetros faciales a analizar para la
elaboración de un apropiado plan de tratamiento en Ortodoncia Interceptiva.

PALABRAS CLAVES: Análisis Facial, Ortodoncia Interceptiva, Diagnóstico.

ABSTRACT
The facial analysis in the process of diagnosis in orthodontics, Interceptive is of utmost importance, since
the treatment plan cannot be made only from the cephalometric diagnosis but should be complemented with
the evaluation of the soft tissues. It is necessary to recognize normal facial features of children as well as
the different types of profiles and problems myofunctional posed, in order to guide the plan of treatment to
obtain excellent results both functional and aesthetic, as well as the optimization of the treatment time.
The facial appearance plays a crucial role in the development of self-esteem and abilities of social
integration in children already found in learning process of the self-identity and social skills, so they are
very vulnerable to criticisms of the environment when they have different characteristics to those known as
harmonic or symmetrical. The facial aesthetic result can have a definite impact on the patient, a misguided
treatment plan could mean a lifetime with physical, functional and emotional difficulties. In this article the
facial parameters are exposed to analyze for the elaboration of a proper treatment planning in orthodontics,
Interceptive

INTRODUCCIÓN
El análisis facial es el método clínico utilizado por muchos
profesionales de la salud con el fin de evaluar los rasgos del paciente
para definir proporciones, volumen, apariencia, simetría y
deformidades visibles. Se basa en el examen directo, fotografías
clínicas e imagenología convencional y digital. (1)

En Ortodoncia Interceptiva, el proceso de diagnóstico inicia con el


examen facial, ya que reúne la evaluación de los dientes, esqueleto y
tejidos blandos, en una vista lateral y frontal, respetando las pautas
éticas, científicas y étnicas de la sociedad, el cual es fundamental para
la orientación de un plan de tratamiento adecuado que se dirija no
solo hacia una mejoría en el aspecto del rostro sino a un desarrollo
funcional adecuado. Se debe analizar detenidamente la cara del
paciente, forma y proporciones con el fin de caracterizarla y
clasificarla, identificando las anomalías locales y valorando cómo
afectan cualitativa y cuantitativamente al equilibrio facial. (2,3)

El aspecto facial juega un papel crucial en el desarrollo de la


autoestima y de las capacidades de integración social en los niños ya
que se encuentran en proceso de aprendizaje de la autoidentidad y
las destrezas sociales, por lo que son muy vulnerables a las críticas del
entorno cuando poseen características distintas a las conocidas como
armónicas o simétricas. Aquellas personas que poseen una estética
facial dentro de los parámetros considerados como normales tienen
una mayor autoestima, autosatisfacción y autoidentidad: también son
mejores su estado físico, sus relaciones familiares y sus relaciones
sociales. (4,5)

Aristóteles fue uno de los filósofos griegos que introdujo el término


estética y se aplicaron al estudio de las razones por las cuales la
persona resultaba bella o agradable a la vista, describieron las
primeras leyes geométricas para la armonía y el equilibrio facial,
establecieron los cánones de la belleza. Este concepto ha cambiado
durante siglos y varía en gran medida de un lugar a otro, está sujeto a
parámetros socioculturales y a la moda del momento, pero a pesar de
que la percepción de la morfología facial humana ha variado a lo
largo del tiempo, existe una sorprendente correspondencia entre las
proporciones de cada individuo. (2,3,4,5)

Las proporciones ideales se basan en la denominada proporción


áurea o dorada, también conocida como propiedad divina, regla
dorada, número de oro, número dorado, sección áurea, razón áurea o
media áurea, representada por Mark Barr en honor al escultor griego
Fidias en 1900 por la letra griega ? (fi). Estos parámetros fueron
introducidos en la odontología por Lombardi en 1973, surgió a partir
del canon de proporciones, o sea el conjunto de medidas
proporcionales observadas en la figura humana, reconocidas por
Leonardo da Vinci en 1509, basado en la razón dorada o áurea
(1/1,618) de los pitagóricos. Así también surgieron algunos
instrumentos como la máscara dorada (Imág. 1) o el compás áureo
(Imág. 2), formado por tres puntas móviles, siendo la del medio la que
marca siempre el punto áureo, determinando dos segmentos de
diferente tamaño y que se encuentran en armonía. Éste tipo de
instrumento permite tanto el análisis de las proporciones dentarias
como la relación de estas con el resto de las estructuras faciales y del
cuerpo humano. (6,7)

Es posible realizar una proyección del tratamiento basada en las


fotografías de perfil, pidiéndole al paciente que realice algunos
movimientos o bien colocando algunos rollos de algodón para así
visualizar de forma aproximada el perfil facial a lograr en ese
individuo, contribuyendo a la toma de decisiones en el plan de
tratamiento. Si existe discrepancia entre lo que indica la cefalometría
y la estética facial, el diagnóstico diferencial debe guiarse por los
resultados estéticos puesto que el análisis cefalométrico permite,
indudablemente, incorporar datos inescrutables a la inspección o
percepción directa pero no soslaya la necesaria consideración en vivo
de la cara y la proyección predictiva de lo que se propone realizar.
(2,3,4,5,8)

ANÁLISIS FACIAL

Las mediciones que valoran las dimensiones faciales se han realizado


clásicamente sobre las fotografías de frente y de perfil del paciente,
constituyendo un buen medio indirecto para analizar la morfología
craneofacial, siempre y cuando estén bien tomadas, evitando
magnificaciones o distorsiones que deforman la imagen real. (1,2)

Existen dos índices que han perdido vigencia por el empleo de la


cefalometría pero poseen un valor didáctico para el estudio de las
proporciones de la cara.

Índice de Izard: Relaciona la anchura máxima del arco cigomático


(menos un centímetro correspondiente a las partes blandas) con la
anchura molar máxima, la distancia bimolar suele ser la mitad de la
anchura cigomática.
Índice Craneal: Es utilizado por los antropólogos como método para
comparar el diámetro anteroposterior con el diámetro transversal
máximo del cráneo, según las proporciones se distinguen los tipos
braquicéfalo (cráneo más ancho que largo), tipo dolicocéfalo (cráneo
más largo que ancho) y tipo mesocéfalo o medio. Su importancia
ortodóncica es que ha servido de base para, extrapolando los
términos, clasificar las caras en braquifaciales, dolicofaciales y
mesofaciales. (Imág. 3) (2).

Bimler partió de la Antropología, del índice facial de Kollmann e


introdujo el índice facial suborbital, relacionando la altura de la cara
con la profundidad, obteniendo así dos componentes superior e
inferior que relacionados entre sí, dan lugar a los 3 biotipos
fundamentales: Dolicoprosópico (cara profunda y larga),
Mesoprosópico (cara media, menos profunda), Leptoprosópico (cara
estrecha, corta). Desarrolla la cefalometría tipológica, aplicando la
biotipología a la clínica. Pedro Planas, fue uno de los primeros en
insistir que clínicamente se debe considerar el biotipo para
esquematizar mejor el pronóstico y la conducta terapéutica. (8).

Vellini-Ferreira, F. (2002). Ortodoncia, Diagnóstico y Planificación clínica. Ed. Artes


Médicas Ltda. Sao Paulo- Brasil. (9)
Simon (1926) desarrolló el diagnóstico en tres planos espaciales con
base en las líneas faciales. La cara se puede dividir verticalmente en
dos mitades, la anchura de la cara corresponde a cinco veces el ancho
de un ojo; horizontalmente, es posible dividirla en tercios de igual
proporción, y con el tercio inferior subdividido también en tercios,
donde el primero toca los bordes incisales de los incisivos superiores
y el segundo es delimitado por una línea que pasa por el borde
bermejo del labio inferior. (3,4,5,9).

1. Análisis Frontal
Para esta evaluación o bien para la toma de la fotografía, el
paciente debe estar de pie, asumiendo la posición natural de su
cabeza, la cual es estandarizable y reproducible, se logra cuando
este mantiene la vista hacia el frente hacia un punto distante y a
la altura de sus ojos, sin esfuerzo alguno en la musculatura
facial. (1,2,3,4,5,8,9)

o Índice Facial de Kollman: Se toma como referencia el


punto Trichion y se mide verticalmente hasta el punto
Menton, lo que determina la altura facial, esta medida se
relaciona con el ancho facial que es la distancia
intercigomática y el resultado determina el biotipo facial:
ancha, media o larga. Si el resultado es bajo (66%),
corresponde a dolicofacial o cara larga, si resulta
intermedio (66 a 78%) será mesofacial o medio y si está
por encima (78%) es braquifacial o ancho.

o Simetría vertical
Se evalúa la proporción y simetría entre los tercios faciales
a través de líneas de referencia perpendiculares al plano
medio sagital, que son tangentes a estructuras visibles: la
raíz del cabello (punto Trichion), las crestas superciliares
(punto Glabela), la línea subnasal (punto subnasal), y una
última en el borde inferior del mentón (punto
mentoniano), dividiendo así la cara en 3 tercios: superior,
medio e inferior. El paralelismo o divergencia de estos
planos verticales sirve para valorar la simetría y localizar el
defecto. (Imág.4)

o Simetría transversal
Se evalúa la simetría de los lados derecho e izquierdo de la
cara. Se divide la cara en dos mitades trazando una línea
que pase por el puente nasal, punta de nariz, filtrum y
mentón. Nunca ambas mitades van a ser idénticas, pero
las asimetrías deben ser muy ligeras.

Para evaluar de forma más meticulosa las posibles


asimetrías faciales se emplea la regla de los quintos
faciales, donde se trazan líneas paralelas verticales que
pasan por los cantos internos y externos del ojo y los
puntos más externos de los parietales. El ancho nasal
debe corresponder al quinto central. El ancho bucal se
mide en las comisuras labiales y debe coincidir con los
limbus mediales oculares.

También es posible determinar si la asimetría se


encuentra en el tercio facial inferior, marcando tres
puntos: el interpupilar, el subnasal y el pogonion blando,
ya que la mandíbula está transversalmente centrada con
respecto al resto de estructuras faciales, este método
evalúa si existe una desviación a la derecha o a la
izquierda. (Imág. 5)

o Ángulo de la apertura facial


Para medir este ángulo se traza una línea que va desde el
punto más lateral de la órbita (punto cantal externo) hasta
las comisuras labiales tanto del lado derecho como del
lado izquierdo. La intersección de ambas nos va a dar un
ángulo, este debe tener un valor promedio de 45° con una
desviación de +/ - 5.

2. Análisis de Perfil
Para analizar el perfil es necesario lograr una adecuada posición
de la cabeza del paciente, el plano de Frankfurt (conducto
auditivo externo-punto infraorbitario) debe ser paralelo al suelo
y perpendicular al eje corporal, la cabeza no debe estar
inclinada hacia adelante o hacia atrás porque al adelantar o
retrasar el mentón se desconfigura el verdadero aspecto facial.
(2,3,4,7,8,9)

o Ángulo de convexidad facial


Se debe trazar una línea que pase por los puntos glabela,
subnasal y pogonion blando. Este debe medir
aproximadamente entre 165° y 175°. Si presenta un valor
mayor se clasifica como un perfil cóncavo y es probable la
presencia de una relación clase III dentaria y/o maxilar y si
el ángulo es menor, corresponde a un perfil convexo y es
probable la existencia de una relación clase II dentaria y/o
maxilar. (Imág. 6)

o Línea E (Ricketts)
Esta línea se traza desde la punta de la nariz pasando
tangente al mentón. El labio inferior debe estar a 2 mm
por detrás de ésta línea, mientras que el labio superior
debe estar a 4 mm también ubicados por detrás, este
parámetro puede presentar variaciones de acuerdo al
fenotipo del individuo.
o Línea Epker
Se debe trazar la horizontal verdadera y luego se procede
a trazar una perpendicular a este plano tangente al punto
subnasal. Es de utilidad para la evaluación de la posición
sagital de los labios y del mentón siendo los valores
normales de +2 a +4 mm para el labio superior, 0 a +2 mm
para el inferior y para el mentón blando -4 a 0 mm.

o Ángulo nasolabial
Para ubicar este ángulo es necesario trazar una línea que
pase por la base de la nariz al punto subnasal y otra línea
del punto subnasal al labio superior. La intersección de
estas conformará un ángulo que debe medir 90° aprox. en
individuos de género masculino y 100° o 105° en aquellos
del género femenino.

Análisis de la Sonrisa: Las características más importantes a


tomar en cuenta son: la forma de la sonrisa, la alineación de los
dientes, el color y formas de los dientes y de los bordes
incisales, los márgenes gingivales y los corredores bucales.
(11,12,13)

Es necesaria la evaluación tanto de la forma y el tamaño de los


labios (análisis estático) sino también la cantidad de estructura
dentaria y encía que se expone durante los movimientos
(análisis dinámico). La región labial no solamente indica sexo,
edad y raza sino que también denota personalidad, estados de
ánimo y procesos de salud-enfermedad. (11)

Se deben tomar en cuenta ciertos parámetros en este sentido:


o La longitud del labio superior se mide desde subnasal
hasta la porción más inferior del labio superior en su línea
media.

o Las personas del género femenino tienden a elevar un


poco más el labio superior al sonreír que aquellas del
género masculino, si se presenta una sonrisa gingival
puede ser producida por una hipertonicidad del labio
superior.

o Una excesiva exposición de los incisivos inferiores puede


ocasionarse por una dimensión vertical maxilar
disminuida. Existen cambios con la edad en exhibición de
incisivos maxilares y mandibulares en reposo y al sonreír.
(11,12,13)

El arco o curva de la sonrisa invertido o completamente recto


puede dar lugar a una apariencia facial poco atractiva. El arco
inverso se asocia frecuentemente con marcado desgaste
abrasivo de incisivos superiores.(11)

Los corredores bucales o también llamados espacios laterales


negativos o negros, son aquellas zonas oscuras que se observan
al momento en que el paciente sonríe ubicadas entre las caras
vestibulares de los molares y premolares y la mucosa
correspondiente al interior de los carrillos, éstos dependen
tanto de la forma como del ancho de la arcada superior así
como de la tonicidad de los músculos faciales responsables de
la sonrisa. (12)

https://www.ortodoncia.ws/publicaciones/2013/art-19/

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