Está en la página 1de 1

Usted está en: Inicio Notas de Contexto Histórico

Los quiebres
institucionales que
significaron el fin de la
democracia y el cierre del
Congreso
A lo largo de sus más de 200 años de historia,
el Congreso ha visto interrumpida su labor en
media decena de oportunidades. La última
crisis fue con ocasión del golpe militar de
1973, del cual se cumplen, el próximo 11 de
septiembre, 40 años.

Domingo 8 de septiembre de 2013


» UNIDAD POPULAR Y 11 DE SEPTIEMBRE 1973

» DEL RUIDO DE SABLES EN 1924 AL ‘CONGRESO


TERMAL’ 1932

» SIGLO XIX: REVOLUCIÓN O GUERRA CIVIL DE 1891

» QUIEBRES EN LA ORGANIZACIÓN DE LA REPÚBLICA


1811

Desde su fundación en 1811 el Congreso Nacional


ha sido uno de los pilares de la convivencia cívica,
donde han convergido las más variadas posiciones
ideológicas. A través de la discusión y la
aprobación de las leyes de la República, el Poder
Legislativo ha contribuido a la ampliación y
profundización de las instituciones democráticas
garantizando el necesario equilibrio en el ejercicio
del poder político.

Sin embargo, cada vez que la capacidad de diálogo


se ha deteriorado y las tensiones sociales y
económicas se han hecho insostenibles, el
Congreso ha sido reflejo de las severas crisis que
han afectado a nuestro país a lo largo de su vida
independiente. 

Es así como como podemos identificar varios hitos


donde el Congreso ha visto interrumpida su labor:
en noviembre de 1811; febrero de 1891; septiembre
de 1924 y septiembre de 1973.

El próximo 11 de septiembre se conmemoran 40


años de la ruptura constitucional que derivó  en el
cierre del Congreso Nacional, el mas largo de su
historia legislativa ya que se prolongó por 17 años,
y solo fue reabierto en marzo de 1990. 

No obstante, al reflexionar en retrospectiva tras


cada uno de estos dramáticos quiebres
institucionales, el Parlamento ha prevalecido en el
convencimiento democrático.  

UNIDAD POPULAR Y 11 DE subir

SEPTIEMBRE 1973
 

El Mensaje Presidencial del Presidente Salvador


Allende, ante el Congreso Pleno del 21 de mayo de
1973 dio cuenta de las profundas transformaciones
económicas y sociales que impulsaba en su
administración, así como de la severa crisis
económica, las tensiones sociales y el deterioro del
diálogo: “como pocas veces ha ocurrido en Chile,
esperanzas y temores son compartidos por la razón
y las pasiones de nuestros conciudadanos”.
(Revise
Revise el Mensaje Presidencial de 1973
1973).

En el tercer y último discurso que el Presidente


Allende pronunció ante el Congreso Pleno detalló
“las graves dificultades por el pago de la deuda
externa” que atravesaba la administración pública
e hizo un explícito reconocimiento de la amenaza
de la violencia y la guerra civil.

En los meses siguientes se vivió una vertiginosa


espiral de enfrentamientos, hiperinflación y
capacidad de diálogo en decadencia. El deterioro
de la convivencia y las difíciles circunstancias
históricas también quedan de manifiesto al revisar
los Diarios de Sesiones del Senado.

Según el informe realizado por el Área Historia


Político-Legislativa de la Biblioteca del Congreso
Nacional, entre los meses de junio y septiembre de
1973 se efectuaron 68 sesiones y en 23 de ellas se
trataron asuntos relacionados a la aguda crisis que
vivía el país y que desencadenaron el golpe de
Estado ocurrido el 11 de septiembre.

En la sesión posterior al Mensaje Presidencial (6


de junio de 1973) y, tal como era la costumbre
entonces, se realizó una sesión especial de agudo
análisis del discurso. Allí intervino el senador Erich
Schnake (PS), quien contestó algunas de las
observaciones formuladas por la entonces
Oposición al Mensaje presidencial, partiendo de la
base que hasta el 4 de septiembre de 1970, los
programas de gobierno de Allende y Tomic, “tenían
notables coincidencias”.

Asimismo, el senador Luis Valente (PC), entregó


amplios antecedentes macroeconómicos; mientras
que su par Andrés Zaldívar (DC), refutó en términos
económicos la justificación de la severa crisis
económica y política de sus pares. En el debate se
producen varias interrupciones donde participaron
los senadores Víctor García, Adonis Sepúlveda,
Tomás Pablo, Julieta Campusano, Alberto Jerez y
Aniceto Rodríguez.

Unos días después, el 14 de junio de 1973 se


realizó una sesión especial donde se analizaron las
comunicaciones intercambiadas entre jefes en
retiro de la Defensa Nacional y el Presidente de la
República. Dicha carta expresaba  “los temores
ciudadanos por el clima de inquietudes y violencia
que vive el país, tanto como por el desequilibrio
evidente de su desarrollo, lo que atenta contra la
seguridad nacional".

En esa oportunidad intervinieron los senadores


Juan de Dios Carmona Peralta (DC), Benjamín
Prado Casas (DC) y Fernando Ochagavía Valdés
(Partido Nacional) y tras el debate quedaba claro
que “se estaban cerrando los caminos del diálogo”. 

En la Sesión Especial del jueves 28 de junio de


1973 se abordó el anuncio del Jefe de la Zona de
Emergencia de Santiago sobre un supuesto
complot o ‘cuartelazo’. El entonces ministro de
Defensa, José Tohá respondió las interrogantes
surgidas cuando “se pudo establecer que varios
integrantes de una unidad de la Guarnición de
Santiago planeaban sacar a la calle las unidades
fundamentales a que pertenecen y provocar de esa
manera la caída del régimen constitucional”.

El clima de confusión y temor quedó de manifiesto


también por la situación vivida por el entonces
Comandante en Jefe del Ejército, general Carlos
Prats, quien se vio envuelto en un incidente con
civiles que habrían intentado obstaculizar e
impedir la marcha de su vehículo oficial. El
ministro Tohá hizo un llamado a evitar “la amenaza
de una guerra civil”.

Durante el debate, el extraño asedio a Prats trajo a


la memoria la trágica muerte del general Schneider
y el crimen de Edmundo Pérez Zujovic. Asimismo
se mencionaron los ataques virulentos de uno y
otro lado y que afectaban por ejemplo, el entonces
Presidente del Senado y ex Presidente de la
República, Eduardo Frei Montalva.

El ministro Tohá debió responder y aclarar las


dudas por la declaración del estado de emergencia
en la Provincia de Santiago, con numerosas
interrupciones de diversos senadores, entre ellos,
Bulnes, Contreras, Lavandero, Moreno, Rodríguez,
Zaldívar y Pablo.

En tanto, los senadores Juan Hamilton Depassier


(DC) y Juan de Dios Carmona (DC), si bien
rechazaron los ataques sufridos por el Jefe del
Ejército, le reclamaron al Ministro y expresaron su
preocupación por el tenor de las interpretaciones
de estos hechos en la prensa oficial, donde se
culpaba al “momiaje enloquecido” y las “hordas
fascistas” de un intento de secuestro al
Comandante en Jefe del Ejército.  Recordaron
además los atentados que sufrían las sedes
políticas opositoras y enfrentamientos violentos a
lo largo del país.

Este debate continuó en la Sesión Especial, del día


siguiente (29 de junio)
junio), donde se abordó la
posición de los Partidos Demócrata Cristiano e
Izquierda Radical. Allí los senadores Patricio Aylwin
Azócar (DC) y Humberto Aguirre Doolan (IR),
reafirmaron su adhesión al sistema institucional
chileno e hicieron votos por el normal desarrollo
de la vida democrática.

En la Sesión Especial, del martes 3 de julio de


1973
1973, se tramitó el proyecto sobre declaración de
estado de sitio en el territorio nacional por noventa
días, tras “un acto de sublevación y conspiración”,
según explicó el ministro de Justicia, Sergio
Insunza  Barrios, quien intervino para solicitar la
aprobación inmediata de esta declaración dadas
las circunstancias que vivía el país. Tras un arduo
debate sobre la forma de proceder a esta solicitud
finalmente se rechazó en la Sesión Especial de
ese mismo 3 de julio en la tarde.

Hicieron uso de la palabra los senadores Andrés


Zaldívar Larraín (DC), Alberto Jerez Horta
(Izquierda Cristiana), Ernesto Araneda Briones (PC),
Américo Acuña Rosas (Partido Socialdemocracia de
Chile), Sergio Onofre Jarpa Reyes (Partido
Nacional), Aniceto Rodríguez Arenas (Partido
Socialista), entre otros, quienes debatieron sobre
la necesidad de mantener las garantías
individuales y las facultades para mantener el
orden interno. No obstante, el tenor del debate da
cuenta del caos inevitable en el que se estaba
sumiendo el país.

En la Sesión Especial, del miércoles 11 de julio la


convicción del momento de crisis es dramática. Se
abordó el cumplimiento de la ley sobre control de
armas pero quedó de manifiesto “la pérdida de la
fe democrática”. Allí el senador Patricio Aylwin
Azócar (DC) aludió a " la crisis integral de Chile".

También participó el ministro del Interior suplente


Carlos Briones Olivos, quien recordó las heridas de
la crisis de 1932 y los senadores Francisco Bulnes
Sanfuentes (Partido Nacional), Víctor Contreras
Tapia (PC), Aniceto Rodríguez Arenas (PS), Alfredo
Lorca Valencia (DC)y Víctor García Garzena (Partido
Nacional), entre otros.

Para fines de ese mes ya había intervenido la


Conferencia del Episcopado Chileno, presidida por
el Cardenal Raúl Silva Henríquez, cuya Declaración
respecto del momento político que se vivía se
abordó en la Sesión Especial del martes 24 de
julio de 1973
1973.

“Hablamos en una hora dramática para Chile”…”


porque creemos tener una obligación especial de
hacer un llamado extremo para evitar una lucha
armada entre chilenos”, clamaba aquella misiva.
Los senadores Alberto Jerez (IC), Jorge Lavandero
(DC) y Volodia Teitelboim (PC)y Ricardo Valenzuela
(DC) coinciden en los argumentos de los Obispos
pero cada cual lo interpretaría como un llamado de
atención para el adversario.

El diálogo aparece cada vez más complejo, lejano y


las posturas se radicalizan, dando paso a nuevos
atentados, paros y crímenes. En la Sesión
Ordinaria del martes 7 de agosto de 1973 se
abordaron los ataques contra el Partido Nacional a
raíz del asesinato del edecán Naval de la
Presidencia de la República (Comandante Arturo
Araya Peeters), a quien se le rindió un homenaje.
En la ocasión, intervino Fernando Ochagavía
Valdés (Partido Nacional).

Al culminar el mes de agosto de 1973 nuevamente


en el Senado se da cuenta de la publicación de
folletos que incitarían a la subversión en las
Fuerzas Armadas y de la supuesta participación de
funcionarios de la FAO en las acciones subversivas.
En tanto, el 28 de agosto de 1973
1973, se celebró una
sesión donde se dio cuenta de la respuesta del
Presidente de la República al acuerdo de la Cámara
de Diputados. allí intervino el senador Américo
Acuña Rosas (Partido Socialdemocracia de Chile).

El Senado alcanzaría a celebrar sólo algunas


sesiones hasta la primera semana de septiembre.
Ya se vislumbraba el desenlace inevitable. El 5 de
septiembre se efectuó una de las últimas sesiones
ordinarias donde en la Hora de Incidentes el
senador Jorge Montes Moraga (PC) abordó el papel
de las Fuerzas Armadas en nuestro país y expuso
sendos antecedentes aparecidos en la prensa de la
época de los atropellos a los derechos de efectivos
que no habrían seguido instrucciones superiores.

Durante el Orden del Día se tramitaron diversos


proyectos de ley y se acordó la tabla de fácil
despacho para la próxima sesión. Sin embargo, el
11 de septiembre, el Senado no pudo sesionar.

DEL RUIDO DE SABLES EN subir

1924 AL ‘CONGRESO
TERMAL’ 1932
 

Con anterioridad, a principios del siglo XX se vivió


la otra crisis institucional, cuando la preeminencia
del Parlamento en el sistema político se logró
reformando  e interpretando la Constitución de
1833 de manera parlamentaria. En ese entonces, la
denominada “cuestión social” desbordaría la
agenda pública con las diversas demandas para
solucionar las graves carencias que afectaban a los
sectores obreros y populares de la sociedad.

En 1920, con la elección presidencial de Arturo


Alessandri Palma se intentó implementar una serie
de reformas a la institucionalidad política
parlamentaria y a la legislación social y laboral, con
el objeto de responder a las demandas ciudadanas
y de impedir un estallido social.

El 13 de mayo de 1924, la Cámara de Diputados


aprobó un proyecto que declaraba que la
gratuidad del cargo de parlamentario no obstaba a
conceder a los senadores y diputados, mediante
ley, asignaciones a título de gastos de
representación (dieta parlamentaria). En la sesión
de 3 de septiembre del mismo año, el Senado
aprobó en general, en segundo trámite legislativo,
dicho proyecto de ley.

Un grupo
de jóvenes
oficiales
del
Ejército
concurrió
a las
galerías
del
Senado
con el fin
de
expresar
su
oposición
a la

aprobación de la dieta parlamentaria y la


postergación de la tramitación de las leyes
sociales. Dichos oficiales fueron conminados por el
Ministro de Guerra a abandonar el recinto. Al
hacerlo, hicieron golpear sus sables contra la pared
como señal de desafío. (Revise el Diario de
Sesiones del 3 de septiembre)

El 5 de septiembre de 1924 un grupo de oficiales


constituyeron el llamado Comité Militar. Los
uniformados concurrieron a La Moneda a expresar
su malestar a Alessandri, presentándole una serie
de peticiones en relación al despacho de los
proyectos de ley que permanecían pendientes,
ante lo cual el Presidente se comprometió a buscar
solución con la condicionante de que ellos
volvieran a sus cuarteles.

Ante dicha presión, el Congreso Nacional aprobó


en las sesiones del 8 al 9 de septiembre las
iniciativas de corte social: jornada laboral de ocho
horas, supresión del trabajo infantil,
reglamentación del contrato colectivo, la ley de
accidentes del trabajo y seguro obrero, legalización
de los sindicatos, la ley de cooperativas y la
creación de los tribunales de conciliación y
arbitraje laboral; todas pospuestas anteriormente,
por ambas cámaras legislativas. (Ver Diarios de
Sesiones del 8 y 9 de septiembre de 1924)
1924).

Sin embargo, el Comité Militar prefirió seguir


funcionando, y le pidió a Alessandri que disolviera
el Congreso. Tras este hecho, el Primer Mandatario
prefirió renunciar, y al no conseguir su renuncia,
decide autoexiliarse a Europa el 9 de septiembre. El
Congreso, sin pronunciarse sobre la renuncia, se
limitó concederle una autorización para ausentarse
del país por seis meses, lo que hizo efectivo al día
siguiente.

El 12 de septiembre, se instaló una Junta de


Gobierno, presidida por Luis Altamirano, que
decretó ese mismo día el cierre del Congreso
Nacional, tras 93 años de funcionamiento
ininterrumpido.

Las décadas posteriores no lograron estabilizar las


relaciones institucionales y el descontento popular
se veía agudizado por las migraciones del campo a
la ciudad y las carencias sociales que se
desencadenaban.

El 4 de junio de 1932 se produjo la denominada


“República Socialista” con la renuncia forzosa del
Presidente Juan Esteban Montero por un golpe de
estado. Dos días después, la Junta de Gobierno
encabezada por el general en retiro Arturo Puga
junto con Carlos Dávila y Eugenio Matte decretó la
disolución del denominado “Congreso Termal”, un
organismo que no contaba con el reconocimiento
democrático, puesto que se decidió en una reunión
entre las jefaturas de los partidos y el entonces
Presidente Carlos Ibáñez del Campo realizada en
las Termas de Chillán.

SIGLO XIX: REVOLUCIÓN O subir

GUERRA CIVIL DE 1891


 

En el año 1890 y debido a la aguda crisis que


enfrenta al Presidente José Manuel Balmaceda con
el Congreso Nacional, éste último acuerda
postergar el trámite de las leyes periódicas,
negándose a discutir la ley de presupuestos para el
año 1891 mientras no exista un gabinete
ministerial de confianza parlamentaria.

En respuesta a esa medida, el Presidente


Balmaceda decide gobernar aprobando por
decreto el presupuesto del año anterior. En medio
de gran efervescencia política el Congreso
Nacional redacta un acta de deposición del
Presidente, la que es ignorada por éste último,
quien a su vez clausura el Congreso, el 11 de
febrero de 1891.

La pugna entre el Ejecutivo y el Congreso da paso a


las armas donde se enfrentan el Ejército y la
Marina, leales al gobierno o al parlamento,
respectivamente. Ambos bandos estaban liderados
por generales quienes apenas unos pocos años
antes –en 1879- había peleado codo a codo contra
la Confederación Perú- Boliviana.

También podría gustarte