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Módulo 2

La capacidad
de las personas
humanas y las
Personas Jurídicas

1
4. Capacidad de la
persona humana
4.1 Capacidad de la persona

4.1.1 Noción. Clases

El correcto estudio y la internalización de este concepto es esencial para


entender el resto de la materia. Todo nuestro sistema se basa en las
capacidades, por lo tanto es conveniente prestar especial atención sobre este
tema.

Tal como señaláramos anteriormente, la capacidad es uno de los atributos más


importantes de la persona. Este atributo, como hemos expuesto, forma parte
del concepto mismo de persona, pues la capacidad de derecho siempre está
presente.

Existen diferentes tipos de capacidades: la de derecho, que es atributo de la


persona, y la de hecho o de ejercicio, que no es un atributo, puesto que puede
faltar por completo.

La capacidad de derecho, también llamada capacidad de goce, se define como


la aptitud de que goza toda persona humana para ser titular de derechos y
deberes jurídicos. Esta aptitud se vincula con la personalidad humana, por ello
decimos que es un atributo y por lo tanto no puede concebirse una incapacidad
de derecho absoluta, porque sería contrario al orden natural. (Borda, 2008).

El Código Civil y Comercial, en el art. 22, prescribe “Capacidad de derecho. Toda


persona humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes
jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos,
simples actos, o actos jurídicos determinados.”1

Por otro lado, la capacidad de hecho o de ejercicio es la aptitud o grado de


aptitud de las personas físicas para ejercer los derechos de los que se es titular
o para ejercer por sí los actos de la vida civil. Es decir que, en este caso, sí se

1 Art. 22 del CCCN.

2
pudieron adquirir ciertos derechos, pero, por alguna situación en especial, no se
los puede ejercer si no es a través de un representante.

Esta capacidad está expresamente prevista en el art. 23 del código único, que
establece “Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí
misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este
Código y en una sentencia judicial.”2

4.1.2 Comparación. Caracteres

La capacidad de derecho nunca puede faltar de manera absoluta, pues es uno


de los atributos de la persona, es decir que nace concomitante a la existencia de
la persona. Ahora bien, es relativa, pues no se posee de manera total, ya que el
límite para ser titular de derechos no sólo está en los derechos de los demás,
sino también en el interés público.

Distinto es el caso de la capacidad de ejercicio, que puede ser absoluta o


restringida o faltar de manera absoluta o restringida para determinados actos
jurídicos. El principio general del que debe partirse es el de la capacidad, con las
limitaciones que prevé el Código en el art. 24, en orden a las personas
incapaces de ejercicio y las que se determinen en una sentencia judicial, para el
supuesto de restricción al ejercicio de la capacidad en relación a los mayores de
edad, en las condiciones establecidas por la legislación en el art. 24 inc. “c” y 31
y ss. del CCCN.

4.2 La incapacidad
4.2.1 Noción. Clasificación

Además de las capacidades, existen las incapacidades de derecho y de hecho.


Las mal llamadas “incapacidades de derecho”, en realidad, son
incompatibilidades o prohibiciones que la ley prevé en casos concretos para
evitar un daño al interés público. Es decir, son restricciones a la aptitud genérica
para ser titular de ciertos derechos en una determinada relación jurídica.

El fin concreto de estas prohibiciones es ése: proteger el interés público y


castigar al incapaz para evitar que cometa actos o hechos que puedan ser
perjudiciales para otras personas.

2 Art. 23 del CCCN.

3
La incapacidad de hecho, por su parte, se verifica cuando determinada persona
no tiene aptitud para ejercer por sí misma determinados actos de la vida civil,
por lo que podemos decir que se trata de una persona necesitada de un
régimen de protección jurídica que la ampare y que impida el aprovechamiento,
por parte de terceros, de esa situación de debilidad.

El art. 24 del Código Civil y Comercial establece quiénes son las personas
incapaces de ejercicio, tema sobre el que volveremos más adelante.

4.2.2 Diferencias entre incapacidad de derecho y de


hecho
Debemos remitirnos al punto 2.6.3 de la Lectura 1.

4.3 La incapacidad de derecho


4.3.1 Definición. Caracteres

Tal como señaláramos anteriormente, las incapacidades de


derecho se presentan como prohibiciones o restricciones
impuestas por la ley teniendo en cuenta distintas circunstancias e
implican la total imposibilidad de adquirir el derecho, contraer el
deber o realizar el acto prohibido, no solamente por actuación
propia sino también por intermedio de otra persona. (Tagle,
2002).

De la circunstancia de que la capacidad de derecho se vincula con


los derechos inherentes al hombre como tal, se desprenden los
siguientes caracteres acerca de los casos de incapacidad de
derecho:

a) Son excepcionales. La regla es la capacidad; sólo por


excepción se establecen ciertas incapacidades de derecho en
forma de prohibiciones de realizar determinados “hechos,
simples actos, o actos jurídicos determinados”, las que suelen
ser precisas, es decir sin tener carácter general.

b) Obedecen siempre a una causa grave: la restricción a la


capacidad de derecho responde siempre a un interés superior
o una razón moral y de buenas costumbres.

c) No pueden suplirse por representación: la incapacidad de


derecho no puede subsanarse por representación como se
prevé para los incapaces de hecho (Borda, 2008).

4
4.3.2 Incapacidades de derecho: enunciación
ejemplificativa

Las incapacidades de derecho no están sistematizadas en el Código Civil y


Comercial, sino que aparecen diseminadas. Se refieren a prohibiciones o
restricciones en relación con: a) la calidad de las personas que intervienen en el
acto; b) las cosas que constituyen su objeto y c) la clase de acto de acto de que
se trate.

Un ejemplo de incapacidades en razón de la calidad de las personas que


intervienen es el art. 689 del Código Civil y Comercial, que refiere a los
contratos que tienen prohibido celebrar los progenitores con el hijo que está
bajo su responsabilidad. Por caso, no pueden comprar por sí ni por persona
interpuesta bienes de su hijo, ni constituirse en cesionarios de créditos,
derechos o acciones contra su hijo, ni hacer partición privada con su hijo de la
herencia del progenitor prefallecido, entre otros actos.

Un ejemplo de prohibiciones en relación a las cosas es el art. 1002 del código


único, que señala que:

No pueden contratar en interés propio:

a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya


administración o enajenación están o han estado
encargados;

b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los


árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes
relacionados con procesos en los que intervienen o han
intervenido;

c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos


en procesos en los que intervienen o han intervenido;

d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.

Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato


de compraventa sobre los bienes de las testamentarias que estén
a su cargo.3

En lo que toca a prohibiciones con relación a ciertos actos, podemos citar el art.
120, que prevé los actos prohibidos del tutor; el art. 1646 inc. “b”, que

3 Art. 1002 del CCCN.

5
establece que no pueden hacer transacciones “los padres, tutores o curadores
respecto de las cuentas de su gestión, ni siquiera con autorización judicial”4.

4.4 La incapacidad de ejercicio


4.4.1 Definición. Caracteres

Tal como sostuvimos, debe partirse de que la capacidad es la regla y la


incapacidad la excepción. La incapacidad de obrar resulta de un precepto legal
que establece quiénes son los incapaces de ejercicio (art. 24 CCCN). Consiste en
la falta de aptitud o en la imposibilidad del sujeto para realizar por sí mismo
actos jurídicos válidos, pero esta ineptitud legal puede suplirse a través del
instituto de la representación, previsto en los arts. 100 y 101 del código único.

Las incapacidades de hecho –de ejercicio o de obrar– han sido establecidas en


interés mismo del incapaz y por ello la ley ha procedido con un criterio tutelar.

Esta incapacidad es susceptible de grados, ya que una persona puede carecer


de capacidad de hecho de manera absoluta, o bien, sólo para determinados
actos jurídicos.

4.4.2 Enumeración legal

El art. 24 del Código Civil y Comercial dispone:

Personas incapaces de ejercicio. Son incapaces de ejercicio:

a. la persona por nacer;

b. la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez


suficiente, con el alcance dispuesto en la Sección 2ª de este
Capítulo;

c. la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la


extensión dispuesta en esa decisión.5

De acuerdo al precepto, tenemos que son incapaces de hecho:

4 Art. 1646 del CCCN.


5 Art. 24 del CCCN.

6
a. La persona por nacer, que es la persona que está concebida en el seno
materno y aún no ha nacido; para que sus derechos y obligaciones queden
irrevocablemente adquiridos, debe nacer con vida, pues, de lo contrario, se
considerará que ella nunca existió.

b. Menores de edad y mayores que no cuentan con edad y grado de madurez


suficiente. Este inciso debe estudiarse en correlación con lo dispuesto en el art.
25, el que dispone que “menor de edad es la persona que no ha cumplido
dieciocho años”6. En efecto, el supuesto de análisis refiere que son incapaces de
ejercicio las personas “que no cuentan con la edad y grado de madurez
suficiente”7, por lo que incluye a todas las personas que no han cumplido los
dieciocho años, salvo: a) el supuesto de los adolescentes en relación a los
tratamientos no invasivos (que veremos más adelante); b) el caso de los
menores emancipados por matrimonio que gozan de plena capacidad de
ejercicio con las limitaciones previstas (arts. 27 y 28) y c) la persona menor de
edad con título profesional habilitante que puede ejercer profesión sin
necesidad de previa autorización (art. 30).

Fuera de estas situaciones excepcionales, la regla es que las personas, para


gozar de la plena facultad para ejercer los derechos, deben ser mayores de
dieciocho años.

También son considerados incapaces de obrar las personas mayores de edad


que no cuenten con madurez suficiente, pues el artículo utiliza la conjunción
copulativa “y”, requiriéndose ambos requisitos para que alguien sea
considerado capaz.

En definitiva, estas dos pautas, edad y madurez suficiente, predeterminan el


límite, ya que, si la persona tiene edad y madurez suficiente, puede validar su
actuación autónoma; de lo contrario es incapaz de ejercicio. (Fernández, 2014).

c. La persona incapaz por sentencia judicial. Este supuesto implica que,


mediante sentencia, se puede restringir la capacidad para determinados actos,
debiendo partirse siempre del presupuesto de la capacidad, y que sus
limitaciones son de carácter excepcional. Cuando la persona se encuentre
absolutamente imposibilitada de interaccionar y expresar su voluntad, el
sentenciante puede declarar la incapacidad y designar un curador. Por último,
comprende a los inhabilitados por prodigalidad, a quienes se les designará un
apoyo para el otorgamiento de actos de disposición ente vivos y en los demás
actos que determine la sentencia.

6
Art. 25 del CCCN.
7
Art. 24 del CCCN.

7
Sobre este supuesto, volveremos al abordar las restricciones a la capacidad, a
cuya lectura nos remitimos.

4.5 Menor de edad y adolescencia


4.5.1 Definición

De conformidad al art. 25 del Código Civil y Comercial, menor de edad es la


persona que no ha cumplido dieciocho años y adolescente, la persona menor
de edad que cumplió trece años.

Es decir que todas las personas, desde su nacimiento hasta que cumplen
dieciocho años, son “menores de edad”, especificando la denominación de
“adolescente” a la persona menor de edad que ha cumplido la edad de trece
años.

4.5.2 Distinción entre menor de edad y adolescente

La Real Academia Española define adolescencia como la “Edad que sucede a la


niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del
organismo” (RAE, 2015, http://lema.rae.es/drae/?val=adolescencia).

La diferente categoría entre menor de edad y adolescente parece tomar el


antecedente de la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes (Ley 26.061), creando una categoría jurídica no prevista
por la Convención de los Derechos del Niño, que integra nuestro ordenamiento
jurídico dentro del bloque federal de constitucionalidad y define al niño como
“todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la
ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”8. De tal
modo, en nuestro ordenamiento jurídico, los “adolescentes” son
indudablemente niños, sin que el Código pueda afectar este carácter, por estar
consagrado en una norma de jerarquía superior.

4.5.3 Influencia de los tratados internacionales

El Código Civil y Comercial, en relación al Código de Vélez, ha introducido


modificaciones importantes en la capacidad de ejercicio, a fin de adecuar el

8 Art. 1 de la Convención de los Derechos del Niño aprobada por Ley Nº 23.849.

8
derecho positivo a la Convención Internacional de los Derechos del Niño y a la
Convención Internacional de las Personas con Discapacidad.

De tal modo, el Código Único parte del principio de capacidad y dispone que las
restricciones a la capacidad son excepcionales, establece las facultades
judiciales para la determinación de esas restricciones así como los sistemas de
apoyo, la obligación del juez de oír y valorar las opiniones de las personas
interesadas así como el deber de darle la debida intervención en el proceso, la
revisión de la sentencia en un plazo máximo de tres años ello también acorde a
la Ley de Salud Mental, entre otras modificaciones importantes que introduce
en materia de capacidad.

La Convención sobre los Derechos del Niño consagra la “capacidad o autonomía


progresiva”, sistema que ha sido asumido por el código único, estableciendo
que es de dicha capacidad de donde resulta la autonomía del niño que
constituye el principio general.

La expresión “autonomía progresiva” implica reconocer que el niño es un sujeto


de derecho que tiene necesidades propias y específicas. Por lo tanto, implica la
obligación de darle la participación que corresponda de acuerdo con su edad y
desarrollo, además de respetar su ámbito de autonomía. Éste deberá ser mayor
a medida que transcurren los años, lo que implica que será progresivamente
menor la injerencia de los padres en las decisiones que involucren los intereses
del menor. En este proceso, el niño deberá ser escuchado y su opinión deberá
ser tenida en cuenta cuando tenga la edad suficiente para ser su propio
portavoz.

Todos estos criterios fueron tomados en consideración cuando se dictó, en el


año 2006, la ley 26.061 de Protección Integral de Derechos de los niños, niñas y
adolescentes. Así, la autonomía progresiva fue calificada por la ley como
integrante del interés superior del niño, al establecer que debe respetarse su
condición de sujeto de derecho, edad, grado de madurez, capacidad de
discernimiento y demás condiciones personales. (Santi, 2012).

El reconocimiento de los derechos y garantías procesales del niño adquiere tal


relevancia que ha dado origen a la Convención Europea sobre el Ejercicio de los
Derechos del Niño, que comenzó a regir el 1 de julio de 2000, y a la cual han ido
prestando adhesión en forma sucesiva los miembros de la Unión Europea.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su Opinión Consultiva Nº


17/02, del 28 de agosto de 2002, estableció en su art. 10 que, en los
procedimientos judiciales o administrativos que involucren a los niños, deben
atenderse a las particularidades que se derivan de su situación específica, y que
se proyectan razonablemente sobre la intervención personal en dichos
procedimientos, aspectos que son receptados por nuestra ley 26.061 y por el
Código Civil y Comercial.

9
4.5.4 Modo de ejercer los derechos los menores de edad

En primer lugar, debemos sentar la regla según la cual la persona menor de


edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales, que son los
padres, tutor o curador (sobre este tema volveremos al tratar el instituto de la
representación).

Sin embargo, la persona menor de edad que cuenta con edad y grado de
madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son permitidos por el
ordenamiento jurídico, salvo que hubiere conflicto de intereses con sus
representantes legales, en los que ejercerán sus derechos mediante asistencia
letrada.

Alguno de los derechos que pueden ejercer los menores de edad sin necesidad
de que intervengan sus representantes legales son:

a) El menor de edad que ha obtenido título habilitante puede ejercer la


profesión por cuenta propia (art. 30).

b) La persona mayor de dieciséis años es considerada adulta para las decisiones


sobre su propio cuerpo, así como el adolescente tiene aptitud para decidir
sobre tratamientos que no resulten invasivos, ni comprometan su estado o
provoquen un riesgo grave para su vida o integridad física (art. 26).

c) El adoptado con edad y grado de madurez suficiente tiene derecho a conocer


los datos relativos a su origen y puede acceder a ellos cuando así lo requiera
(art. 596).

d) Los progenitores adolescentes, estén o no casados, ejercen la


responsabilidad parental de sus hijos, pudiendo decidir y realizar por sí mismos
las tareas necesarias para su cuidado, educación y salud (art. 644).

e) El hijo menor de edad puede reclamar a sus progenitores por sus propios
intereses sin previa autorización judicial, si cuenta con la edad y grado de
madurez suficiente y asistencia letrada (art. 679).

f) El hijo adolescente no precisa autorización de sus progenitores para estar en


juicio cuando sea acusado criminalmente (art. 680).

En definitiva, la persona menor de edad debe actuar por medio de sus


representantes legales, salvo en los casos en que el Código establezca que
pueden hacerlo por sí solos (art. 26).

10
4.5.5. El derecho a ser oído
El artículo 26 del Código Civil y Comercial, en concordancia con el art. 12 de la
Convención de los Derechos del Niño y con la ley 26.061, consagra el derecho
de los menores a ser oídos, el que implica que, siempre que los menores tengan
edad para poder expresar una opinión con fundamento, deben ser escuchados
y debe ser tenido en cuenta su parecer.

De esta forma, se contempla y reafirma un importante protagonismo del niño,


en cuanto se le reconoce mayor intervención en los actos que le competen y
afectan. Este reconocimiento implica destacar la autonomía de la voluntad del
sujeto, a pesar de su condición de menor.

En definitiva, se establecen las condiciones de participación de los menores en


los procesos judiciales que le conciernen, teniendo en cuenta el juez el grado de
madurez, reconociendo en forma progresiva su capacidad sobre la base de la
regla del discernimiento, en particular en aquellos casos en los que pudiera
haber conflictos de intereses entre el menor y sus representantes legales.

4.5.6 Las decisiones de los menores en el ámbito de la


salud

a) Tratamientos no invasivos

El artículo 26 del código unificado establece una presunción de que el


adolescente de entre trece y dieciséis años puede y se considera facultado para
aceptar y consentir por sí mismo ciertos tratamientos, siempre que estos no
resulten invasivos ni comprometan su estado de salud o provoquen un riesgo
grave en su vida o integridad física.

Esta presunción funcionará siempre que el adolescente pueda comprender los


aspectos esenciales relativos a la práctica propuesta, aunque, de ser necesario,
una última determinación siempre quedará en manos de los tribunales, la lex
artis y la costumbre, y, por lo general, será el médico tratante quien decida
acerca de la aptitud del tratamiento, con base en criterios que desde el ámbito
médico se van pautando.

b) Tratamientos que comprometen la salud del menor

Ahora, si se trata de un tratamiento que compromete su estado de salud o está


en riesgo su vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la
asistencia de sus progenitores, y, en caso de existir un conflicto entre ambos, se
resolverá judicialmente teniendo en cuenta el interés superior del niño y la
opinión médica respecto de las consecuencias de la realización del acto.

11
c) Los cuidados del propio cuerpo del mayor de dieciséis años

Por último, el art. 26 establece que la persona mayor de dieciséis años es


considerada como un adulto para las decisiones sobre el cuidado de su propio
cuerpo.

De esta manera, se reconoce una anticipación de la capacidad de los menores


para dar consentimiento o asentimiento para ciertos actos de intrusión en su
cuerpo.

En el caso de desacuerdo entre el menor, el médico y los padres, deberá


intervenir la justicia a fin de que se valore la situación concreta del sujeto.

4.5.7 La persona menor de edad con título profesional


habilitante. Efectos

La persona menor de edad que ha obtenido un título habilitante para ejercer la


profesión puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa
autorización; consecuentemente, se le otorga la facultad de administración y
disposición de los bienes que adquiera con el producto de aquélla, pudiendo
también estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas con dicho
ejercicio (art. 30 CCCN).

Sobre este aspecto, Kemelmajer de Carlucci destaca que título habilitante es


todo aquél para cuya obtención es necesaria la realización de estudios
disciplinarios, reglamentados por la autoridad educacional, a cuyo término la
autoridad competente extiende una constancia para el ejercicio de un oficio o
profesión reglada (Kemelamajer de Carlucci, 1976, p. 19).

En lo referente a la expresión “por cuenta propia”, se ha entendido que no


obsta a que el menor pueda emplearse, pues sería contradictorio que, si puede
trabajar por cuenta propia, no pueda trabajar en relación de dependencia,
máxime teniendo en cuenta que, en este último ámbito, se encuentra
amparado por la legislación protectoria del derecho del trabajo.

Por el contrario, en los casos del menor sin título habilitante debe tenerse en
cuenta las prohibiciones de la ley 26.390 de Prohibición de Trabajo Infantil y
Protección del Trabajo Adolescente. Así, cabe destacar que la ley laboral
prohíbe trabajar a los menores de 16 años; luego de esa edad, sólo pueden
hacerlo, hasta los 18, si cuentan con autorización de los padres, tal como lo
prevé el art. 32 de la ley 20.744.

Por último, es dable destacar que los bienes adquiridos por el menor con su
trabajo constituyen un patrimonio especial que queda bajo su libre

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administración y disposición, mientras que los bienes del patrimonio general
siguen bajo la administración del representante legal.

4.6 Mayoría de edad

4.6.1 Definición. Efectos.


El momento en que se alcanza la mayoría de edad es el día en que la persona
cumple los dieciocho años. En dicho momento cesa la incapacidad de obrar y,
consecuentemente, la persona adquiere la plena capacidad para ejercer todos
los derechos, salvo que se trate de alguno de los supuestos contemplados en el
art. 31 y ss., en los que, aun cuando el sujeto haya cumplido los dieciocho años,
éste puede ver restringida su capacidad.

4.7 Emancipación por matrimonio

4.7.1 Definición. Caracteres

La emancipación por matrimonio es una institución que tiene su origen en el


derecho romano, mediante la cual se abre un período intermedio entre la
capacidad restringida y el de la plena capacidad; antes se enseñaba que
permitía al menor hacer una especie de “noviciado”, iniciarse gradualmente en
la práctica de la vida jurídica y de los negocios.

Las personas humanas no sólo adquieren plena capacidad de ejercicio cuando


alcanzan la mayoría de edad a los dieciocho años, sino también antes de esa
edad a través de la emancipación por matrimonio.

De este modo, la emancipación por matrimonio consiste en que, si bien la edad


legal para contraer el matrimonio es a los 18 años (art. 403 inc. “f” del CCCN),
es posible contraerlo igualmente antes de esa edad, previa autorización de los
padres o judicial.

La emancipación por matrimonio presenta los siguientes caracteres:

Se produce de pleno derecho con la celebración del matrimonio, sin depender


de ninguna formalidad.

Es irrevocable, de modo que, si el matrimonio se disuelve por muerte o divorcio


vincular, la emancipación del menor se mantiene. Aun en el supuesto de

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nulidad del matrimonio, el cónyuge de buena fe mantiene la capacidad; por el
contrario, para el cónyuge de mala fe, la emancipación deja de tener efecto a
partir del momento en que recae sentencia de nulidad en el proceso
correspondiente.

4.7.2 Requisitos

Tal como hemos señalado, la edad legal para contraer matrimonio es a los
dieciocho años, sin embargo, es posible contraer matrimonio válido antes de
esa edad, previa autorización.

El art. 404 del Código Civil y Comercial dispone que, para el caso en que el
menor de edad no haya cumplido dieciséis años, éste puede contraer
matrimonio previa dispensa judicial. Ahora, si el menor ya cumplió dieciséis
años, puede contraer nupcias con autorización de sus representantes legales y,
a falta de ésta, puede hacerlo previa dispensa judicial.

Para el otorgamiento de la dispensa, el juez mantendrá una entrevista personal


con los futuros contrayentes y con sus representantes legales, y tendrá en
cuenta la edad y el grado de madurez de los pretendientes. Valorará si
comprenden las consecuencias jurídicas del acto matrimonial, así como
también evaluará la opinión de sus representantes.

Cumplimentados estos recaudos y otorgada la autorización, ya sea de los


representantes legales o del juez, según corresponda, podrán contraer
matrimonio y se producirán los efectos previstos para la emancipación.

4.7.3 Efectos

De tal modo, la persona menor de edad que contrae matrimonio queda


emancipada por ese acto y adquiere plena capacidad de ejercicio, con el límite
establecido en los arts. 28, 29 y 644 del CCCN.

La emancipación es causal de extinción de la titularidad de la responsabilidad


parental, de conformidad a los arts. 638 y 699, de manera tal que cesa la
representación legal que ejercen los padres, como así también la tutela.

Por otro lado, la persona emancipada no podrá, ni con autorización judicial,


aprobar las cuentas de sus tutores, ni liquidarlas, otorgar contrato de donación
que tenga por objeto bienes recibidos a su vez por título gratuito, ni celebrar
contrato de fianza. Éstas son incompatibilidades de derecho, cuya violación

14
daría lugar a un acto nulo de nulidad absoluta en los términos del nuevo art.
386 del CCCN.

La persona emancipada puede ejercer la responsabilidad parental respecto de


sus hijos menores de edad, y simplemente se establecen algunas restricciones
en el art. 644, tendientes a asegurar el consentimiento de ambos padres.

4.7.4 Régimen legal

En la esfera extrapatrimonial, la emancipación extingue la responsabilidad


parental y por ende, el menor puede en adelante gobernar libremente su
persona y, como señalamos, puede ejercer la responsabilidad parental respecto
de sus hijos menores de edad.

Desde la esfera patrimonial, la capacidad del menor emancipado sufre dos


clases de restricciones: a) los actos prohibidos que no pueden realizarse ni con
autorización judicial (art. 28) y b) los actos que el menor no puede realizar por sí
solo, pero sí con autorización judicial (art. 29).

Los llamados actos prohibidos no son removibles ni con autorización judicial,


por eso dijimos que son incompatibilidades de derecho. Estos son:

a) No puede aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito. Resulta


evidente que el sustento normativo se encuentra en las obligaciones del tutor
de rendir cuentas de su gestión y, por ende, éstas deben ser aprobadas
judicialmente (arts. 120, 130 y 131 del CCCN).

b) También le está prohibido hacer donación de bienes que hubiese recibido a


título gratuito. El fundamento del precepto sigue encontrándose en la
liberalidad que implica el acto de donación de un bien también recibido de ese
modo.

c) Por último, se prohíbe al emancipado por matrimonio afianzar obligaciones.


De este modo, la persona emancipada no puede afianzar obligaciones de
terceros, cualquiera sea su naturaleza y especie.

Desde otro costado, el art. 29 del Código Civil y Comercial prevé: “Actos sujetos
a autorización judicial. El emancipado requiere autorización para disponer de
los bienes recibidos a título gratuito. La autorización debe ser otorgada cuando
el acto sea de toda necesidad o de ventaja evidente”9.

9
Art. 29 del CCCN.

15
Según este precepto, debe establecerse que el emancipado tiene la facultad de
disponer bienes –a título oneroso– recibidos a título gratuito siempre que
cuente con autorización judicial, debiendo el juez valorar la necesariedad del
acto o la conveniencia de éste.

Ahora bien, la persona emancipada tiene vedada la posibilidad de disponer a


título gratuito los bienes que hubiera recibido de igual modo (art. 28 inc. “b”),
pero puede disponerlos a título oneroso si cuenta con autorización judicial.

16
5. Restricciones a la
capacidad
5.1 Personas con capacidad restringida

5.1.1 Noción de persona con capacidad restringida y con


incapacidad. Distinción

Previo a establecer la distinción entre personas con capacidad restringida y con


incapacidad, es dable señalar que el art. 31 del Código Civil y Comercial
establece reglas generales en materia de restricción a la capacidad.

Así, dispone:

Reglas generales. La restricción al ejercicio de la capacidad


jurídica se rige por las siguientes reglas generales:

a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se


presume, aun cuando se encuentre internada en un
establecimiento asistencial;
b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se
imponen siempre en beneficio de la persona;
c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario,
tanto en el tratamiento como en el proceso judicial;
d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios
y tecnologías adecuadas para su comprensión;
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con
asistencia letrada que debe ser proporcionada por el Estado si
carece de medios;
f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas
de los derechos y libertades. 10

Estas reglas generales que se agrupan en la norma rigen todo lo referido a las
restricciones al ejercicio de la capacidad jurídica de las personas, y son producto
especialmente de la aprobación de la Convención sobre los Derechos de las

10 Art. 31 del CCCN.

17
Personas con Discapacidad (ley 26.378) y de la Ley Nacional de Salud Mental
(ley 26.657).

Manteniendo el criterio biológico-jurídico, el art. 32 del código unificado prevé


dos supuestos diferenciados: a) incapacidad de ejercicio relativa, que alcanza
los actos señalados en cada sentencia y b) incapacidad de ejercicio absoluta.

De la lectura del art. 32 del Código se advierte que, a partir de los trece años se
puede restringir judicialmente la capacidad de una persona cuando ésta padece
una adicción o alteración mental permanente o prolongada de entidad
suficiente – elemento biológico- y se estime que de no restringirle la capacidad
pueda ocasionar un daño a su persona o a sus bienes – elemento jurídico; o
excepcionalmente declarar la incapacidad “cuando la persona se encuentre
absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su
voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y el sistema de
apoyos resulte ineficaz”11.

5.1.2 Presupuestos jurídicos y fácticos


La persona con capacidad restringida es, por regla, una persona capaz y sólo no
podrá ejercer por sí sola determinados actos que se especifiquen en la
sentencia (art. 24 inc. “c”).

El juez, en la sentencia, debe designar el o los apoyos que estime convenientes,


siempre tratando de limitar lo menos posible la autonomía de la persona,
favorecer las decisiones que respondan a las preferencias de la persona
tutelada y, de esta manera, garantizar el respeto de los derechos de la persona
protegida.

El o los apoyos que se designen no tienen por misión sustituir la voluntad del
sujeto, sino todo lo contrario; promueven la libertad, la autonomía, “la
comunicación, la comprensión y la manifestación de la voluntad de la persona
para el ejercicio de sus derechos”12.

Ahora bien, se considerará una persona incapaz de ejercicio absoluta cuando:


a) se encuentre imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su
voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y b) el sistema de
apoyos cualquiera que fuere resulte ineficaz. En este supuesto, el juez deberá
designarle un curador para que represente al incapaz, siendo de aplicación los
arts. 138 a 140 (curatela).

11 Art. 32 del CCCN.


12 Art. 43 del CCCN.

18
Es dable señalar que, si no se dieran estos requisitos esenciales, corresponderá
una sentencia de capacidad restringida y no una declaración de incapacidad
absoluta.

5.2 Procedimiento para su declaración


5.2.1 Medios de protección: noción y enunciación.
Legitimados.

Tal como hemos señalado anteriormente, los medios de protección de la


persona que padece de alguna discapacidad, son: a) la declaración de capacidad
restringida; b) la incapacidad, cuando la persona padece una incapacidad
absoluta, es decir que no puede accionar con el medio que la circunda y los
medios de apoyo son ineficaces y c) como veremos más adelante, la declaración
de inhabilitación en el caso del pródigo.

Ahora bien, la declaración de incapacidad, sea ésta absoluta o restringida a


determinados actos, no procede de oficio, sino que es necesario que las
personas legitimadas a tal fin lo soliciten.

El artículo 33 del Código Civil y Comercial establece quiénes son las personas
legitimadas y, en primer lugar, autoriza al propio interesado a iniciar la acción.
De ser éste quien lo solicite, deberá presentarse con abogado; de no hacerlo, se
le deberá nombrar un asesor que lo represente.

También se encuentra legitimado el cónyuge no separado de hecho y el


conviviente mientras la convivencia no haya cesado, es decir, la unión basada en
relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable y permanente
de dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida común, sean
del mismo o diferente sexo (art. 509).

Asimismo, están legitimados los parientes dentro del cuarto grado, sea que se
trate de un parentesco por naturaleza, por métodos de reproducción humana
asistida o por adopción, en línea recta o colateral y, si fueran por afinidad, sólo
hasta el segundo grado.

Finalmente, se prevé que puede iniciar la acción el Ministerio Público.

Se sostiene que la enumeración que realiza el mencionado


artículo es taxativa de las personas que se hallan facultadas para
peticionar la declaración de incapacidad. Sin embargo, en caso de
tratarse de personas que no están legitimadas para iniciar la
acción, podrán hacer una presentación ante el Ministerio Público,

19
a fin de que evalúe la posibilidad de iniciar el proceso. (Rivera y
Medina, 2014, p. 157).

5.2.2 Entrevista personal. Importancia

El conocimiento personal del juez con el interesado debe ser obligatorio y no


facultativo. Es por ello que la entrevista personal prevista en el art. 35 del CCCN
no será una facultad sino un deber indelegable en cabeza del juez, quien deberá
asegurarla en cada proceso y previo a dictar cualquier resolución, salvo las
medidas cautelares que puede ordenar en caso de urgencia para garantizar los
derechos personales y patrimoniales de la persona (art. 34).

En la audiencia, deberán concurrir el interesado, el Ministerio Público y al


menos un letrado que ejerza la defensa técnica de la persona.

Esta entrevista es de fundamental importancia, ya que el juez tomará contacto


personal con el padeciente para garantizarle el goce o ejercicio en igualdad de
condiciones con los demás y para darle un trato más personalizado y
humanitario, así como la garantía de acceso directo al órgano de decisión.

5.2.3 Intervención del interesado. Competencia

La persona en cuyo interés se lleva adelante el proceso es parte y, como tal,


puede aportar todas las pruebas que hacen a su defensa.

Así, la persona podrá comparecer con un abogado particular y, en caso de no


hacerlo, necesariamente se le deberá designar un defensor que ejerza su
defensa técnica desde el inicio del proceso.

En relación a la prueba que puede acercar al proceso, rige el principio de


amplitud probatoria, pudiendo aportar todos los elementos que hagan a su
defensa. Por ejemplo, podrá proponer el nombramiento de un perito médico
que actúe juntamente con los designados de oficio como medida que hace a la
defensa de su capacidad.

Por otro lado, el art. 36 contiene una norma de competencia procesal y


establece que el juez competente para entender en la causa es el
correspondiente al del domicilio de la persona o el de su lugar de internación.

20
5.2.4 Valor del dictamen del equipo interdisciplinario

Previo al dictado de la sentencia es imprescindible el dictamen de un equipo


interdisciplinario. Este dictamen es una prueba necesaria pues, sin su
realización, no podrá arribarse luego al dictado de una sentencia válida.

Los equipos interdisciplinarios para realizar la evaluación incluyen las áreas de


psicología, psiquiatría, trabajo social, enfermería, terapia ocupacional y otras
disciplinas o campos pertinentes (Rivera y Medina, 2014, p. 164).

El dictamen deberá ser valorado por el juez junto con los otros elementos
traídos al proceso, quedando a cargo del juzgador la consideración de la
incapacidad en la medida en que ésta impida al sujeto dirigir su persona o
administrar sus bienes.

5.2.5 Sentencia. Alcances

Luego de la valoración del dictamen interdisciplinario, el juez debe resolver con


relación al ejercicio de la capacidad jurídica, considerando especialmente la
voluntad, deseos y preferencias de la persona, y procurando que la afectación
de la autonomía personal sea la menor posible.

De tal modo, la sentencia puede: a) desestimar la acción; b) restringir la


capacidad del sujeto y c) declarar la incapacidad.

La sentencia que limite o restrinja la capacidad debe señalar los actos y


funciones que la persona no puede realizar por sí misma y, a fin de que tome las
decisiones pertinentes, le designará los apoyos que considere necesarios e
indicará la modalidad de actuación, es decir, si la función debe ser cumplida por
dos o más personas, si la actuación debe ser conjunta o indistinta, o si la validez
de los actos jurídicos requieren del asentimiento otorgado por el apoyo.

Asimismo, la sentencia que disponga la incapacidad deberá indicar los


curadores que se designan (puede ser una o más personas), permitiendo que la
persona capaz pueda designar quién ejercerá su curatela, ya sea mediante una
directiva anticipada (art. 60), ya sea descubriendo su verdadera voluntad por
alguna manifestación (art. 43). En una palabra, la sentencia que limite la
capacidad, ya sea en forma total o parcial, es un verdadero estatuto de cómo
debe actuar la persona del incapaz.

21
5.2.6 Registración de la sentencia

La sentencia que restrinja la capacidad y los sistemas de apoyo que se designen


deben ser inscriptos en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas,
debiendo dejar constancia marginal en la partida de nacimiento de la persona.
Este régimen, lo que pretende es dar publicidad de la sentencia y, a su vez,
resguardar los derechos de terceros que contraten con la persona a la que se le
ha restringido su capacidad jurídica.

Una vez que las restricciones sean dejadas sin efecto, o bien modificadas por
una nueva sentencia dictada, se deberá ordenar la inmediata cancelación o
inscripción registral, respectivamente.

5.2.7 Revisión

La sentencia puede ser revisada en cualquier momento, a instancias del


interesado.

Asimismo, se impone al juez la carga de impulsar de oficio la revisión de los


términos de la sentencia en un plazo no mayor a tres años, a partir de la
realización de nuevas evaluaciones interdisciplinarias y tras haber entrevistado
nuevamente en forma personal al interesado; de lo que se desprende el rol
activo que se le asigna al juez. En caso de que ello no ocurra, será el Ministerio
Público quien deberá instar a que se lleve a cabo la revisión.

El plazo de los tres años es un plazo máximo; es posible instar su revisión con
anterioridad si las circunstancias del caso así lo aconsejan.

5.2.8 Cese de la incapacidad

El cese de la incapacidad o de la restricción a la capacidad debe decretarse por


el juez que la declaró, previo examen de un equipo interdisciplinario integrado,
que dictamine sobre el restablecimiento de la persona.

El juez competente para declarar el cese de las restricciones será el mismo que
en su momento las había impuesto.

El juez, ante la solicitud de los legitimados –quienes podrán promover un nuevo


procedimiento para determinar el cese de las restricciones a través del dictado
de una nueva sentencia–, podrá disponer el cese total de las restricciones, o

22
bien, que éste sea sólo sea parcial, en cuyo caso se podrá ampliar la nómina de
actos y funciones que la persona podrá realizar por sí misma o con asistencia de
los apoyos.

En efecto, cuando la sentencia haya sido de incapacidad, en el marco del


procedimiento para el cese se podrá dictar una nueva sentencia: a) que
resuelva el cese total y definitivo de la incapacidad; b) que confirme la situación
actual; o c) que convierte la incapacidad en capacidad restringida, debiendo
especificar las restricciones y nombrando el o los apoyos necesarios.

En cambio, cuando la sentencia haya sido de “capacidad restringida”, la nueva


sentencia podrá: a) resolver el cese total de las restricciones; b) ampliar o
disminuir la nómina de actos que la persona podrá realizar por sí sola y si
requiere de nuevos apoyos; c) mantener la situación actual sin modificaciones.
(Rivera y Medina, 2014).

De acuerdo a lo dicho anteriormente, sea la sentencia que se dicte deberá


inscribirse en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas para la
debida oponibilidad a terceros.

5.3 Internación de personas


5.3.1 Régimen legal

En primer lugar, es necesario establecer qué se entiende por internación. Ésta


refiere a aquella situación en que la persona pasa las veinticuatro horas del día
en el establecimiento, siendo irrelevante si éste es cerrado o de puertas
abiertas, porque lo que importa es que la persona, reglamentariamente, está
bajo control de sus autoridades el día y la noche enteros. No entran, en cambio,
dentro de la normativa legal, las otras formas de alojamiento que, como el
hospital de día o el de noche, no son verdaderas internaciones. (Rivera y
Medina, 2014, p. 172).

Por su parte, la Ley de Salud Mental (Ley 26.657), en su art. 14, prevé:

La internación es considerada como un recurso terapéutico de


carácter restrictivo, y sólo puede llevarse a cabo cuando aporte
mayores beneficios terapéuticos que el resto de las
intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o
social. Debe promoverse el mantenimiento de vínculos,
contactos y comunicación de las personas internadas con sus
familiares, allegados y con el entorno laboral y social, salvo en

23
aquellas excepciones que por razones terapéuticas debidamente
fundadas establezca el equipo de salud interviniente.13

El régimen de internaciones está regulado en los arts. 41 y 42 del Código Civil y


Comercial, pero esta regulación es sumamente escueta, pues no pretende
agotar el tema sino simplemente establecer un “piso mínimo” que se deberá
cumplir para ciertos supuestos que, asimismo, tampoco agotan todos los
escenarios posibles en materia de internaciones de personas. Este régimen es
complementario al de la legislación especial, Ley de Salud Mental (26.657) y su
Decreto Reglamentario (Decreto Nº 603/13).

La Ley de Salud Mental prevé en los arts. 18 y 20 dos tipos de internaciones: la


voluntaria y la involuntaria.

La internación será voluntaria cuando la persona mayor de edad y con


capacidad jurídica a tal fin haya dado el consentimiento libre e informado,
expresado en forma positiva y por escrito, debiendo mantenerse la internación
durante todo el tiempo. Asimismo, el art. 18 prevé que la persona, en cualquier
momento, podrá disponer por sí misma el abandono de la internación.

Por el contrario, la internación será involuntaria en caso que la persona se


oponga a la internación o no preste el consentimiento por no poder hacerlo, ya
sea porque no sea mayor de edad o porque no tenga capacidad jurídica –por
ser incapaz absoluto o por tener la capacidad restringida.

El art. 20 prevé que la internación involuntaria es considerada un recurso


terapéutico de carácter excepcional, que sólo puede ser dispuesta cuando
existe riesgo cierto e inminente de un daño de entidad para la persona o para
terceros, el que debe estar determinado por un equipo interdisciplinario
conformado, al menos, por dos profesionales de distintas disciplinas, uno de los
cuales debe ser médico psicólogo o médico psiquiatra. Además, sólo podrá
llevarse a cabo siempre que no exista otra alternativa eficaz para el tratamiento
y menos restrictiva de la libertad.

El art. 41 del CCCN contempla los supuestos de internaciones que no hayan sido
consentidas expresamente, es decir las involuntarias, ya sea porque la persona
no tenga capacidad o porque la tenga restringida, o porque no tenga la edad
suficiente, o porque se haya opuesto a la internación, o porque el
consentimiento otorgado fue revocado. El precepto establece bajo qué
requisitos debe proceder la internación.

13 Art. 14 de la ley 26.557, de salud mental.

24
5.3.2 Caracteres. Requisitos

En primer lugar, es dable señalar que la internación de personas debe ser


excepcional y sólo debe ocurrir siempre que no haya otro medio de apoyo
eficaz u otra alternativa eficaz para su tratamiento.

De conformidad a las reglas generales previstas en materia de restricciones a la


capacidad (art. 32), aun cuando la persona esté internada en un
establecimiento asistencial, debe partirse de la presunción de la capacidad de
ejercicio de la persona. Además, esta medida debe ser excepcional y siempre en
beneficio de la persona, debiendo priorizarse las alternativas terapéuticas
menos restrictivas de los derechos y las libertades de la persona.

Asimismo, se prevé que todas las medidas que se adopten en relación a la


restricción de la capacidad jurídica deberán estar sustentadas en evaluaciones
interdisciplinarias, en las que intervendrán psicólogos, psiquiatras, asistentes,
trabajadores sociales, entre otros.

Tal como hemos señalado anteriormente, el art. 41 del código de fondo prevé
los recaudos que deben cumplimentarse para el supuesto de una internación
involuntaria. Estos son:

d) debe estar fundada en una evaluación de un equipo


interdisciplinario que señale los motivos que la justifican y la
ausencia de una alternativa eficaz menos restrictiva de la
libertad de la persona;
e) sólo procede ante el riesgo cierto e inminente de un daño de
entidad para la persona protegida o para terceros;

f) es considerada un recurso terapéutico de carácter restrictivo


y por el tiempo más breve posible y debe estar supervisada
periódicamente;

g) debe garantizarse el debido proceso, el control judicial


inmediata y el derecho de defensa mediante asistencia
jurídica;

h) la sentencia que aprueba la internación debe especificar su


finalidad, duración y periodicidad de la revisión.14

Por último, la norma establece “que toda persona con padecimientos mentales,
se encuentre o no internada, goza de los derechos fundamentales y sus
extensiones”15.

14 Art. 42 del CCCN.

25
Desde otro costado, para el supuesto en que la persona se encuentre en una
situación de riesgo para sí o para terceros y no pueda o no quiera concurrir a un
establecimiento de salud, resulta de aplicación el art. 42 del código único. De tal
modo, la autoridad pública –concepto que comprende a cualquier funcionario
público en ejercicio de sus funciones, como ser las fuerzas policiales y de
seguridad, funcionarios de la salud, jueces, entre otros– podrá disponer el
traslado de la persona a un centro de salud, para lo cual contará con el auxilio
de las fuerzas de seguridad y de los servicios públicos de la salud. Cabe aclarar
que este traslado es a los fines de que la persona sea evaluada por un equipo
interdisciplinario, debiendo determinarse si corresponde la internación o no.

5.4 Sistemas de apoyo al ejercicio de la


capacidad
5.4.1 Noción. Función
La ley 26.378, que aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y su Protocolo Facultativo, mediante resolución de la Asamblea
General de las Naciones Unidas del mes de diciembre de 2006, prevé en su
artículo 12:
Igual reconocimiento como persona ante la ley: 1. Los Estados
Partes reafirman que las personas con discapacidad tienen
derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad
jurídica. 2. Los Estados Partes reconocerán que las personas con
discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad de
condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida. 3.
Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para
proporcionar acceso a las personas con discapacidad al apoyo
que puedan necesitar en el ejercicio de su capacidad jurídica: 4.
Los Estados Partes asegurarán que en todas las medidas relativas
al ejercicio de la capacidad jurídica se proporcionen salvaguardias
adecuadas y efectivas para impedir los abusos de conformidad
con el derecho internacional en materia de derechos humanos.16

El texto de la Convención fue pensado para reemplazar el anterior modelo de


sustitución de voluntad del "incapaz" por la recuperación, por parte de las
personas con discapacidad, del poder de decisión sobre sus propias personas y

15Art. 42 del CCCN.


16Art. 12 de la Ley 26.378, que aprueba la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y su protocolo facultativo, aprobados mediante resolución de la Asamblea General
de las Naciones Unidas del 13 de diciembre de 2006.

26
bienes, buscando medidas de protección destinadas a proporcionar los apoyos
necesarios para colocar a estas personas en un plano de igualdad con los
demás.

Este nuevo modelo reformula la figura del curador, quien ya no reemplaza al


representado, sino que debe apoyarlo en el ejercicio de sus derechos. Por su
parte, el art. 43 del Código Civil y Comercial define como sistema de apoyo para
el ejercicio de la capacidad jurídica

…cualquier medida de carácter judicial o extrajudicial que facilite


a la persona que lo necesite la toma de decisiones para dirigir su
persona, administrar sus bienes y celebrar actos jurídicos en
general. Las medidas de apoyo tienen como función la de
promover la autonomía y facilitar la comunicación, la
comprensión y la manifestación de la voluntad de la persona para
el ejercicio de sus derechos. El interesado puede proponer la
designación de una o más personas de su confianza para que le
presten apoyo. El juez debe evaluar los alcances de la
designación y procurar la protección de la persona respecto de
eventuales conflictos de intereses e influencias indebidas. La
resolución debe establecer la condición y calidad de las medidas
y, de ser necesario, ser inscripta en Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas.17

Los apoyos que se designen pueden ser de los más variados, pueden consistir
en apoyos terapéuticos, de intérpretes, de un curador, de asistencia
tecnológica, entre otros, es decir cualquier medida de protección destinada a
colocar a la persona con discapacidad en pie de igualdad con los demás.

De la lectura del mencionado artículo se advierte que el apoyo deberá


garantizar la búsqueda de la voluntad de la persona, lo que ella hubiera
querido, quiere o podría querer, valorando todas las herramientas y referencias
posibles sin limitación. Si esta voluntad no fuere expresa, deberá tratar de
reconstruirse a través de distintos elementos constitutivos de la persona.

5.4.2 Designación
La designación de los apoyos será efectuada por el juez, quien valorará la
propuesta de la persona interesada si la hubiere o designará los apoyos que
estime necesarios para garantizar el respeto a los derechos de la persona
discapacitada, debiendo evitar conflicto de intereses e influencias indebidas.

17 Art. 43 del CCCN.

27
Esta designación podrá recaer en una o más personas que cumplan la función
de apoyo para la toma de decisiones en la vida cotidiana de la persona,
debiendo adoptarse las debidas salvaguardias, como ser las garantías de
procedimiento, derecho a ser oído, a contar con asistencia letrada, a que su
sentencia sea revisada al menos cada tres años, a que se realicen exámenes
periódicos, entre otras.

5.4.3 Inscripción
Cuando la actuación de los apoyos sea requisito para la validez de
determinados actos a celebrarse, de acuerdo a la modalidad prevista por el juez
en la sentencia, estos deberán inscribirse en el Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas a los fines de resguardar los derechos de terceros
que contraten con la persona a la que se le ha restringido su capacidad jurídica,
pues serán nulos los actos de la persona incapaz o con capacidad restringida
que contraríen lo dispuesto en la sentencia realizados con posterioridad a su
inscripción en el Registro.

5.5 Inhabilitados

5.5.1 Noción. Presupuestos fácticos


De conformidad al art. 48 del Código Civil y Comercial, podrán ser inhabilitados
los pródigos, es decir aquellos a quienes, por la mala gestión de sus bienes, en
el sentido de dilapidar, malgastar, expongan el patrimonio familiar a que se vea
menoscabado.

El mencionado artículo define a la persona del pródigo como aquélla que


padece una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que,
en relación a su edad y medio social, implica desventajas considerables para su
integración familiar, social, educacional o laboral.

Lo que la ley pretende es justamente proteger al grupo familiar –es decir a las
personas del cónyuge, conviviente, hijos menores de edad o con discapacidad–
de la pérdida del patrimonio, legitimando a promover la inhabilitación al
cónyuge, conviviente, ascendientes y descendientes.

En definitiva, para que proceda la inhabilitación se requiere: personas a quienes


proteger y prodigalidad en la gestión del patrimonio por parte de la persona
que se pretende inhabilitar.

28
5.5.2 Procedimiento de la declaración

Tal como hemos señalado anteriormente, los legitimados a solicitar la


declaración de inhabilitación son el cónyuge, conviviente, ascendientes y
descendientes, sin establecer la norma distinción de grados ni edad, por lo que
debe interpretarse que, cualquiera fuere la edad o el grado, podrán iniciar la
acción.

Deberán iniciar la acción ante el juez del domicilio de la persona que se


pretende inhabilitar y acompañar los elementos probatorios. Si bien no está
prevista la evaluación interdisciplinaria dentro del proceso, podría realizarse por
interpretación analógica con lo normado en el art. 50, donde sí se exige en el
marco del proceso para disponer el cese de la inhabilitación.

Por último, es dable poner de resalto que deben aplicarse supletoriamente las
normas previstas sobre incapacidad o capacidad restringida en la medida en
que no sean incompatibles.

5.5.3 Efectos de la declaración


Declarada la inhabilitación, se restringe la capacidad jurídica de la persona,
quien ya no podrá ejercer libremente determinados actos por sí misma. Así, no
podrá ejercer actos de disposición entre vivos, sí los de última voluntad, y para
aquéllos requerirá contar con un apoyo que lo asista. Además de estos actos, el
apoyo deberá asistir al inhabilitado en todos aquellos actos que hayan sido
indicados por el juez en su sentencia de inhabilitación.

La figura del apoyo es necesaria a fin de evitar que el inhabilitado realice actos
de otorgamiento que puedan perjudicar la integridad del patrimonio y
perjudicar así a las personas del cónyuge, conviviente e hijos menores o con
discapacidad.

El juez, en la sentencia, deberá establecer las condiciones de validez de los


actos y la modalidad de actuación del apoyo, debiendo inscribirse esta
sentencia en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas a fin de
resguardar a los terceros que contratan con la persona del inhabilitado.

5.5.4 Cese de la inhabilitación


El mismo juez que declaró la inhabilitación será el encargado de decretar el
cese, previo examen interdisciplinario que dictamine sobre el restablecimiento
de la persona.

29
La sentencia que se dicte podrá, por un lado, ordenar el cese total de la
inhabilitación, recuperando la plena capacidad jurídica la persona del
inhabilitado, podrá disponer ampliar la nómina de actos que la persona puede
realizar por sí o con apoyo, o bien mantener las restricciones que se habían
impuesto sin modificaciones.

Todo ello dependerá fundamentalmente de lo que aconseje el examen de


facultativos, el que, si bien no será vinculante para el juez, tendrá fundamental
importancia.

5.6 La representación y asistencia de los


incapaces

5.6.1 La representación necesaria. Definición

El artículo 100 del Código Civil y Comercial establece que las personas incapaces
ejercen, por medio de sus representantes, los derechos que no pueden ejercer
por sí.

Recordamos que estos incapaces a los que refiere el precepto son única y
exclusivamente los incapaces de obrar o de hecho, quienes no podrán obrar por
sí mismos, pero sí a través del instituto de la representación.

La representación legal o necesaria es el medio más eficaz para subsanar los


impedimentos derivados de la incapacidad de obrar, y tiene lugar siempre que
el representante investido de suficiente poder o facultad actúa en nombre y por
cuenta de otro –el representado– sobre el cual recaen los efectos jurídicos del
acto celebrado.

La relación entre representante y representado puede provenir de la ley –que


es la representación legal o necesaria– o de la voluntad del representado, en
cuyo caso es representación voluntaria.

La representación que veremos es necesaria, pues no puede faltar, es legal,


pues se impone con prescindencia de la voluntad del representado y es
conjunta, pues se complementa con la actuación del Ministerio Público.

30
5.6.2 Responsabilidad parental. Tutela. Curatela.
Régimen legal.
El artículo 101 del código unificado nos dice quiénes son los representantes
legales de los incapaces y comprende tres instituciones: la responsabilidad
parental, la tutela y la curatela.

Son representantes:

a) Los padres de las personas por nacer;

b) Los padres de las personas menores de edad no


emancipadas;

c) El tutor o los tutores que se designen, en caso de falta de


padres, o si ambos son incapaces o privados de la
responsabilidad parental o suspendidos en su ejercicio;

d) El o los apoyos designados de las personas con capacidad


restringida cuando, conforme la sentencia, estos tengan
representación para determinados actos;

e) El curador de las personas incapaces en los términos del art.


32 del código unificado.

5.6.3 Noción de asistencia.

La responsabilidad parental, según el art. 638 del Código Civil y Comercial, es el


“conjunto de deberes y derechos que corresponden a los progenitores sobre la
persona y bienes del hijo, para su protección, desarrollo y formación integral,
mientras sea menor de edad y no se haya emancipado.”18

Los principios que rigen la responsabilidad parental son: el interés superior del
niño, la autonomía progresiva del hijo y el derecho del niño a ser oído y a que a
su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez.

El ejercicio de la responsabilidad parental le corresponde:

a) En caso de convivencia con ambos progenitores, a éstos. Se


presume que los actos realizados con la conformidad de uno,
cuentan con la conformidad del otro, salvo los supuestos que
prevé el art. 645 que son los actos que requieren del

18 Art. 638 del CCCN.

31
consentimiento de ambos progenitores o que medie expresa
oposición;
b) En caso de no convivencia, divorcio o nulidad del matrimonio, a
ambos progenitores. En estos casos, mediante sentencia judicial,
se puede establecer que el ejercicio le corresponda a uno de
ellos, o bien distintas modalidades;
c) En caso de muerte, ausencia con presunción de fallecimiento,
privación de la responsabilidad parental o suspensión del
ejercicio de un progenitor, al otro;
d) En caso de hijo extramatrimonial con sólo un vínculo filial, al
único progenitor;
e) En caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo filiar, los
progenitores de común acuerdo pueden decidir el ejercicio
conjunto o bienes el juez establecer las modalidades.

La tutela es la institución jurídica y social por la que se va a proteger a la


persona y a los bienes de los niños, niñas y adolescentes en tanto sujetos de
derechos, ante el fallecimiento de los progenitores o cuando estos hayan sido
privados o suspendidos de la responsabilidad parental.

La tutela puede ser unipersonal o conjunta, es decir, puede ser ejercida por una
o más personas conforme el interés superior del niño, debiendo establecerse en
cada caso en concreto. Asimismo, es dable señalar que el cargo de tutor es
intransmisible y de carácter personal.

Este instituto se encuentra regulado en los arts. 104 a 137 del código único.

Por su parte, la curatela consiste en el instituto por el que se protege a un


sujeto mayor de edad incapaz, donde está en juego no solamente la
imposibilidad de dirigir la marcha de los negocios propios, sino también la
integridad de su persona.

La función del curador es de carácter personal y se orienta al cuidado específico


de la persona, a la recuperación de su salud –fin primordial– y a la protección
de sus bienes.

Así como en la tutela, el ejercicio de la curatela puede ser conjunto o


compartido, pudiendo designarse curadores a quienes la persona capaz haya
designado mediante una directiva anticipada, o bien, a quienes los padres
designen. A falta de previsiones, el juez podrá nombrar curador al cónyuge,
conviviente, hijos, padres o hermanos de la persona a proteger, según quien
tenga mayor aptitud, valorando la idoneidad moral y económica.

Este instituto se encuentra regulado en los arts. 138 a 140 del Código Civil y
Comercial.

32
Todas estas instituciones terminan cuando la incapacidad cesa; en el caso de
que se pruebe que los representantes les ocasionaron daños a sus
representados o que sus intereses se encuentren contrapuestos, pueden ser
suplidos por otras personas.

5.6.4 Actuación del ministerio público


Tal como venimos estudiando, hemos dicho que la persona con capacidad
restringida y los inhabilitados son asistidos por los apoyos designados por el
juez en la sentencia.

Así, la noción de asistencia debe entenderse como la figura de apoyo destinada


a promover la autonomía, favorecer las decisiones que respondan a las
preferencias e interés de la persona protegida y asegurar los derechos y
garantías de la persona.

De este modo, el apoyo designado no va a reemplazar la voluntad del sujeto,


sino que justamente lo va a “asistir” en la toma de decisiones y va a colaborar
para que la persona con discapacidad pueda desenvolverse en el contexto social
en condiciones de igualdad en relación a todos los demás y lograr su inclusión.

El artículo 103 del Código Civil y Comercial regula la actuación del ministerio
público.

Así, establece que esta actuación puede ser judicial complementaria o principal,
o extrajudicial.

Es complementaria en todos los casos en los que se encuentran involucrados


intereses de personas menores de edad, incapaces y con capacidad restringida.
La falta de intervención de este órgano causa la nulidad relativa del acto.

Ahora bien, es principal: cuando los derechos de los representados están


comprometidos y existe inacción de los representantes; cuando el objeto del
proceso es exigir el cumplimiento de los deberes de los representantes; cuando
las personas menores de edad o con capacidad restringida carecen de
representante legal y es necesario proveer la representación.

Y, en el ámbito extrajudicial, el Ministerio Público actúa ante la ausencia,


carencia o inacción de los representantes legales, cuando están comprometidos
los derechos sociales, económicos y culturales.

33
6. Persona Jurídica
6.1 Persona jurídica

6.1.1 Noción
El artículo 141 del Código Civil y Comercial precisa el concepto de persona
jurídica. Dispone que “Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.”19

Así, puede conceptualizarse a la persona jurídica como categoría normativa


conformada por una colectividad de individuos o un conjunto de intereses
humanos considerados intelectivamente como un solo ser con individualidad, o
como un centro de imputación con capacidad para adquirir derechos y contraer
obligaciones, y determinar las consecuencias de las diversas concepciones en el
ámbito jurídico (Tagle, 2002).

Según Buteler Cáceres (2000), las personas de existencia ideal son


abstracciones que se originan en la realidad social y representan la posibilidad
de los hombres de unir sus esfuerzos en pos de un fin común; por ello, estos
entes se encuentran provistos de personalidad jurídica y están dotados de
capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones.

6.1.2 Importancia actual


La realidad social muestra que el hombre no se relaciona con sus semejantes
sólo en forma individual, sino que forma parte de agrupaciones concretas de
todo tipo, aunando esfuerzos para obtener finalidades compartidas, cuyas
actividades benefician no sólo a los partícipes del grupo, sino también a la
sociedad en general.

Así, estas agrupaciones o instituciones en las que se administra un patrimonio


en beneficio de terceros han ido adquiriendo, con el devenir del tiempo, una
complejidad tal que ha determinado la necesidad de unificar ese complejo de
relaciones jurídicas, admitiendo el hecho social subyacente de que la entidad se
ha independizado de los integrantes del grupo para lograr el objetivo o finalidad
común a la que esas personas individuales han servido. Por otro lado, ciertos

19 Art. 141 del CCCN.

34
emprendimientos no podrían concretarse si no se reconociera la existencia del
grupo como sujeto de relaciones jurídicas, con independencia de los miembros
que lo componen.

De este modo, la personalidad jurídica es entonces el presupuesto de actuación


de los grupos humanos dentro de la sociedad, y su reconocimiento se presenta
como una exigencia ineludible para posibilitar el pleno desarrollo de los
individuos que integran una comunidad jurídicamente organizada. (Tagle, 2002).

6.1.3 Naturaleza jurídica


Existieron tres grandes posturas a lo largo de la historia que trataron de
descifrar la naturaleza jurídica de estos entes de existencia ideal; al respecto de
las teorías existen distintas maneras de agruparlas.

Buteler Cáceres (2000), las clasifica o agrupa de la siguiente manera:

a. La teoría de la ficción: elaborada por Savigny, parte de la proposición de que


el derecho subjetivo es un poder que se sustenta en la voluntad moral, por lo
tanto, la única persona que lo puede detentar es la real, la persona física. Pero
la realidad demuestra la necesidad de los hombres de actuar conjuntamente y
administrar bienes durante esa actuación, por lo tanto sólo pueden lograrlo a
través de la creación de un ente artificial, producto de la ficción, al que
denomina “sujeto del derecho de bienes”; sin embargo, este sujeto no tiene
voluntad propia, por eso actúan por el mismo las personas físicas que lo
representan.

b. Las teorías negatorias de la personalidad jurídica: estas teorías parten de la


base de que estos sujetos que se unen para lograr sus objetivos no logran crear
un sujeto distinto, por lo tanto ese sujeto no existe; la base para lograr la
protección de la ley es sólo que estos grupos persiguen fines de acuerdo a la
solidaridad social. Entre estas teorías se encuentran las de los patrimonios de
afectación y la de la propiedad colectiva.

c. Las teorías realistas: éstas reconocen que el sujeto creado por sus miembros
conforma un ente diferente. Estas teorías a su vez presentan diferentes
posturas:

i). Las que se fundan en la voluntad: sostienen que la persona jurídica es


un verdadero ente semejante al organismo de las personas físicas, se basa
en una fantasía que asimila biológicamente y orgánicamente a las
personas físicas y jurídicas. Este grupo a su vez tienen un subgrupo:

35
ii). La teoría del órgano: este es un concepto que se toma en la actualidad
y reemplaza el concepto de la representación de la persona jurídica por el
del órgano de voluntad de la misma

iii). Las que se basan en los intereses: y sostienen que las personas
jurídicas poseen un interés distinto al de los miembros que las componen,
entonces este ente representa la configuración jurídico legal de ese
interés

iv). La teoría de la institución: de Hauriou, quien sostiene que la persona


jurídica es una institución, es una idea de obra o de empresa que se
realiza y dura jurídicamente en un medio social; para la realización de esta
idea, se organiza un poder que le procura los órganos necesarios. Por otra
parte, entre los miembros del grupo social interesado en la realización de
la idea, se producen manifestaciones de comunión dirigidas por órganos
de poder y reglamentadas por procedimientos. El elemento más
importante de toda institución corporativa es la idea de la obra a realizar.
Todo cuerpo constituido lo es por la realización de una obra o de una
empresa. La idea de la empresa es el objeto de la empresa, porque la
empresa tiene por objeto realizar la idea. El segundo elemento de toda
institución corporativa es un poder de gobierno organizado para la
realización de la idea de la empresa, y que está a su servicio. Y el tercer
elemento de la institución corporativa, para Hauriou, es la "manifestación
de comunión" de los miembros del cuerpo y también de los órganos de
gobierno, tanto en la idea de la obra a realizar como en los medios a
emplear.

Buteler Cáceres adhiere a la concepción realista, destacando que la persona


jurídica es una realidad, pero es tan sólo realidad-idea, realidad que vive en el
mundo del pensamiento jurídico.

6.1.4 Comienzo de la existencia


La regla general, de acuerdo al art. 142 del código unificado, es que la existencia
de la persona jurídica privada comienza siempre desde su constitución, siendo
la autorización legal para funcionar la excepción a dicha regla.

De este modo, para que se reconozca la existencia del ente ideal, es necesario
que el contrato constitutivo se inscriba en el Registro de Personas Jurídicas; a
partir de allí, los actos realizados se tendrán como realizados por la sociedad.

El art. 169 del Código Civil y Comercial dispone que el acto constitutivo de la
asociación civil debe ser otorgado por instrumento público e inscripto en el
registro correspondiente una vez otorgada la autorización estatal para
funcionar. Hasta la inscripción, se aplican las normas de la simple asociación.

36
Por su parte, el art. 187 del mismo cuerpo legal establece que la simple
asociación se debe constituir por instrumento público o por instrumento
privado con firma certificada por escribano público. Al nombre debe
agregársele, antepuesto o pospuesto, el aditamento “simple asociación” o
“asociación simple”.

Y el art. 195 estatuye que el acto constitutivo de la fundación debe ser suscripto
por el o los fundadores o apoderado con poder especial, si se lo hace por acto
entre vivos, o por el autorizado por el juez del sucesorio, si es por disposición de
última voluntad. El instrumento debe ser presentado ante la autoridad de
contralor para su aprobación.

En consecuencia, frente a los diferentes tipos de personas jurídicas privadas que


contempla el código, la forma de constitución de dichas personas dependerá en
cada caso del tipo de que se trate.

6.1.5 Concepción de la personalidad de las personas


jurídicas

Tal como hemos señalado, cuando hablamos de persona jurídica hacemos


referencia a un ente ideal distinto de los socios que lo componen. Este ente
cuenta con capacidad jurídica plena para el cumplimiento de su objeto y los
fines de su creación y, por ende, puede adquirir compromisos propios frente a
los terceros y constituye un centro de imputación distinto del patrimonio de los
socios.

El principio de la personalidad diferenciada está consagrado explícitamente en


el art. 143 del código, que establece que la persona jurídica tiene una
personalidad jurídica distinta de la de sus miembros y ellos no responden por
las obligaciones contraídas por la persona jurídica, salvo en los casos previstos
en la ley.

Así, se consagra el principio de separación de patrimonios entre la persona


jurídica y sus miembros, que es uno de los ejes rectores de la personalidad de
las personas jurídicas. Este principio opera en relación a los bienes de
titularidad de la persona jurídica, que, por ende, no pertenecen a ninguno ni a
todos sus miembros, y en relación a las obligaciones, ya que ninguno de sus
miembros, ni el conjunto de ellos, es responsable por éstas.

Este principio sólo se puede dejar de lado ante circunstancias excepcionales


previstas en el Código Civil y Comercial o en otras leyes especiales o generales,
como la Ley 19.550 de Sociedades o la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras.
(Rivera y Medina, 2014).

37
6.1.6 Inoponibilidad de la personalidad jurídica
Cuando el accionar de la persona jurídica esté destinada a la consecución de
fines ajenos a la persona jurídica o constituya un recurso para violar la ley, el
orden público y la buena fe, o para frustrar derechos de cualquier persona,
procede la inoponibilidad de la persona jurídica, es decir que, en tales casos, la
actuación del ente se imputará directamente a los socios, asociados, miembros,
controlantes directos e indirectos que la hicieron posible, quienes responderán
solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados (art. 144 CCCN).

Es decir que la inoponibilidad de la personalidad jurídica opera en un doble


sentido: a) la imputación diferenciada, esto es, atribuye la actuación al
miembro del ente en su propia persona; b) la limitación de la responsabilidad,
debiendo responder el miembro ilimitada y solidariamente por los daños
causados.

6.1.7 Clasificación
Las personas jurídicas se clasifican en públicas y privadas.

La distinción de las personas jurídicas en públicas y privadas tiene gran interés


práctico. Lloveras de Resk (1995) entiende que son personas jurídicas públicas
aquellas que son titulares de poderes o prerrogativas públicas. Mientras que
son personas jurídicas privadas las que no los poseen, lo cual determina que las
personas públicas sean reguladas principalmente por el derecho público, y que
las personas jurídicas privadas lo sean por el derecho privado respectivo, sobre
todo en orden a su creación, organización y funcionamiento (Lloveras de Resk,
1995, p. 302). Esta afirmación no importa desconocer que las personas jurídicas
públicas pueden desarrollar parte de su actividad en el ámbito del derecho
privado y las personas jurídicas privadas pueden hacerlo en el campo del
derecho público, con lo cual cada una de estas personas se regirá por la rama
del derecho que corresponda a esa actividad.

38
Fuente: elaboración propia

6.2 Personas jurídicas públicas


6.2.1 Definición. Caracteres
La persona jurídica pública es aquélla cuya existencia y funcionamiento
dependen del derecho público, aunque parte de su actividad esté regulada por
el derecho privado. Así, para determinar el carácter público de un ente es
necesario: 1) la obligación de la persona jurídica hacia el Estado de cumplir sus
fines propios; 2) el control estatal de la gestión de la entidad; 3) el ejercicio de
potestades de imperio.

La inclusión de las personas jurídicas públicas en el Código Civil y Comercial se


hace con un fin meramente descriptivo, ya que la personalidad de estas
entidades resulta de las respectivas disposiciones de derecho público.

6.2.2 Clases
El artículo 146 del Código Civil y Comercial dispone:

Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas:


a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, los municipios, las entidades autárquicas y las

39
demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter;
b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho
internacional público reconozca personalidad jurídica y toda otra
persona jurídica constituida en el extranjero cuyo carácter
público resulte de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.20

Cuando el artículo, en el inciso “a”, refiere a “las demás organizaciones


constituidas en la República a las que el ordenamiento jurídico atribuye ese
carácter”, debe entenderse que abarca los entes públicos no estatales, como lo
son los sindicatos, las obras sociales sindicales, las empresas del Estado, los
partidos políticos, entre otras entidades.

En el inciso “b” del artículo 146, se clasifican los estados extranjeros, las
organizaciones que tengan su personería jurídica reconocida por el derecho
internacional público y “toda otra persona jurídica constituida en el extranjero
cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable”. La alusión a los estados
extranjeros debe entenderse comprensiva de los estados provincial y municipal,
organizaciones internacionales, supranacionales o regionales, como la
Organización de las Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, la
Cruz Roja Internacional, la Organización Mundial de la Salud.

Finalmente, en el inciso “c”, se coloca a la Iglesia Católica, debiendo entenderse


que se trata de la religión Católica Apostólica Romana, cuya personería está
expresamente reconocida en la Constitución Nacional.

Por último, es dable aclarar que esta enumeración no es taxativa.

6.2.3 Ley aplicable


Las personas jurídicas públicas nacen en virtud de una norma jurídica,
constitucional o legal, que las crea. Las personas jurídicas públicas comprenden
al Estado Nacional, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las provincias y los
municipios que tienen su origen en la Constitución Nacional.

De tal modo, todas las cuestiones relacionadas con su reconocimiento,


nacimiento, capacidad, organización y existencia se deben regir por la norma de
origen y por aquéllas que la complementen o se dicten por delegación.

Como consecuencia del distinto régimen jurídico a que se hallan sometidas, las
personas jurídicas públicas se encuentran sujetas –en principio– a las leyes de

20 Art. 146 del CCCN.

40
derecho público, las que establecen a su favor prerrogativas o potestades de
carácter público, sujetándolas a normas de procedimiento y proceso especial y
estableciendo una fiscalización estatal directa o indirecta sobre la actividad del
ente.

En una palabra, las personas jurídicas públicas se rigen por las leyes y
ordenamientos de su constitución (art. 147).

6.3 Personas jurídicas privadas

6.3.1 Noción. Caracteres

Las personas jurídicas privadas son aquéllas que tienen reglamentada su


existencia y actividades por el derecho privado aunque dependan de una
autorización especial para funcionar. Es decir que, dentro de las personas
jurídicas privadas, tendremos aquellas que requieren autorización para
funcionar, como es el caso de las asociaciones civiles o las fundaciones, y las
que no, como por ejemplo las sociedades comerciales, el consorcio de
propietarios, entre otros.

6.3.2 Enunciación
El artículo 148 enuncia a las personas jurídicas de carácter privado.

Personas jurídicas privadas. Son personas jurídicas privadas:


a) las sociedades;
b) las asociaciones civiles;
c) las simples asociaciones;
d) las fundaciones;
e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
h) el consorcio de propiedad horizontal;
i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en
otras leyes y cuyo carácter de tal se establece o resulta de su
finalidad y normas de funcionamiento.21

Tal como hemos señalado en relación a las personas jurídicas públicas, la


enumeración que realiza este artículo es meramente enunciativa.

21
Art. 148 del CCCN.

41
En relación al inciso “a”, cabe puntualizar que el anexo 2, punto 2.2 de la Ley
26.994 (ley que aprueba la reforma del Código Civil y Comercial) sustituye el
texto del art. 1 de la Ley 19.550 (Ley de Sociedades) por el siguiente: “Habrá
sociedad si una o más personas en forma organizada conforme a uno de los
tipos previstos en esta ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la
producción o intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y
soportando las pérdidas. La sociedad unipersonal sólo se podrá constituir como
sociedad anónima. La sociedad unipersonal no puede constituirse por una
sociedad unipersonal”22.

Conforme al concepto precedente, se admite la sociedad unipersonal, toda vez


que establece que ella existe cuando “una o más personas” comparecen a
constituirla, siempre que ello sea “conforme a uno de los tipos previstos en esta
ley”, siempre que el tipo societario permita la constitución por una sola
persona, lo que no ocurrirá en la práctica respecto de las sociedades colectivas,
por subsistir la responsabilidad del socio único, y es imposible en las de capital e
industria, en comandita simple o por acciones, ya que, por su naturaleza, deben
contar con dos o más socios. En los hechos, la sociedad unipersonal sólo se
podrá constituir como sociedad anónima y como sociedad de responsabilidad
limitada.

Con respecto a las asociaciones civiles, las simples asociaciones y las


fundaciones, veremos más adelante.

En el inciso “h” se incluye como personas jurídicas privadas al “Consorcio de


propiedad horizontal”, y en las disposiciones del Título V del Libro cuarto,
denominado “Propiedad Horizontal”, refiere su naturaleza jurídica y regula su
funcionamiento.

Dentro de ese Título, el artículo 2044 dispone que el conjunto de propietarios


de las unidades funcionales constituye la persona jurídica “consorcio”, es decir
que éste es un sujeto de derecho distinto de los copropietarios de las diversas
unidades funcionales que lo componen.

Por otro lado, el artículo 149 del código único señala que la participación del
Estado en una persona jurídica privada no transforma la calidad de ésta, la que
sigue siendo privada sin importar el grado de participación del Estado y sin
perjuicio de que se prevea un régimen especial en materia de derechos y
obligaciones. Esta norma se aplica no sólo a las sociedades, sino a todo tipo de
personas jurídicas de carácter privado.

22
Anexo II de la Ley 26994, de aprobación de la reforma del CCCN.

42
6.3.3 Ley aplicable

El artículo 150 del Código Civil y Comercial dispone:

Leyes aplicables. Las personas jurídicas privadas que se


constituyen en la República, se rigen:
a) por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto,
de este Código;
b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y
de los reglamentos, prevaleciendo las primeras en caso de
divergencia;
c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su defecto,
por las de este Título.
Las personas jurídicas privadas que se constituyen en el
extranjero se rigen por lo dispuesto en la ley general de
sociedades.23

En este artículo se establece un orden jerárquico de aplicación de las


disposiciones establecidas para las personas jurídicas privadas, las cuales, en
principio, están sometidas a las normas imperativas que establecen las leyes
especiales.

En segundo lugar de prelación y para el caso de existir una laguna de la ley, se


ubican las disposiciones del acto constitutivo y los reglamentos internos de la
persona jurídica, dando relevancia a la voluntad de las partes en el plano de
aquellos derechos y facultades de libre disponibilidad.

Finalmente y para aquellas cuestiones no previstas en el estatuto ni el


reglamento, se aplican las restantes normas de las leyes especiales que regulan
el funcionamiento del ente y, en su defecto, las previstas en el Código Civil y
Comercial.

Este orden de prelación resulta relevante pues, salvo las derogaciones expresas
que se formulen, quedan subsistentes todas las reglamentaciones aplicables a
las diversas personas jurídicas privadas contenidas en leyes especiales, con
exclusión de las asociaciones civiles y las fundaciones, a las cuales se contempla
al legislar en el cuerpo del propio Código.

23 Art. 150 del CCCN.

43
6.4 Asociaciones civiles

6.4.1 Definición

Las asociaciones civiles son un tipo de personas jurídicas privadas (inc. “b” del
art. 148) a través de las cuales se puede realizar múltiples actividades.

A los fines de su constitución, las asociaciones deben cumplir ciertos requisitos


y formalidades, como ser: deben tener por principal objeto el bien común, el
interés general, es decir un espíritu altruista. Este interés general debe
interpretarse “dentro del respeto a las diversas identidades, creencias y
tradiciones, sean culturales, religiosas, artísticas, literarias, sociales, políticas o
étnicas que no vulneren los valores constitucionales”24.

Otro de los presupuestos de las asociaciones civiles es que deben evitar el lucro,
lo que las distingue de las sociedades comerciales. Esta ausencia de fin de lucro
no significa que no puedan realizar actos dirigidos a obtener ganancias que
sirvan para seguir cumpliendo con su finalidad específica.

De tal modo, el artículo 168 del CCCN prevé “No puede perseguir el lucro como
fin principal, ni puede tener por fin el lucro para sus miembros o terceros” 25, es
decir, el fin de obtener réditos económicos no debe ser el principal objetivo de
la asociación civil.

6.4.2 Requisitos de formación

La forma instrumental para constituirse las asociaciones civiles es la escritura


pública, la que deberá ser inscripta una vez que haya sido otorgada la
autorización estatal para funcionar.

De esta manera, lo que dará nacimiento a la asociación civil como tal es la


inscripción en el registro correspondiente; hasta tanto acaezca dicha
inscripción, serán aplicables las normas de la simple asociación.

El contenido del acto constitutivo está precisado en el art. 170 del Código, el
que estatuye que debe contener la identificación de los constituyentes, el

24 Art. 168 del CCCN.


25 Art. 168 del CCCN.

44
nombre de la asociación con el aditamento “Asociación Civil” antepuesto o
pospuesto, el objeto, domicilio social, el plazo de duración, las causales de
disolución, las contribuciones que conforman el patrimonio inicial de la
asociación, el régimen de administración y representación, entre otros recaudos
que establece.

El precepto mencionado establece los requisitos mínimos e indispensables que


deben consignarse en el acto de constitución, pudiendo las partes libremente
establecer cualquier otra cuestión que sea útil para reglar y cumplir los fines de
la asociación, teniendo como único límite la no afectación del orden público, la
moral y las buenas costumbres.

6.4.3 Simples asociaciones


Las simples asociaciones también son personas jurídicas privadas (art. 148, inc.
“c”), que no requieren autorización estatal alguna para funcionar.

La forma por la que se constituyen estos entes ideales puede ser por
instrumento público o por instrumento privado con firma certificada por
escribano público, debiendo consignarse el aditamento “simple asociación” o
“asociación civil”.

Las simples asociaciones comienzan su existencia como personas jurídicas a


partir de la fecha del acto constitutivo, es decir que, una vez otorgada la
escritura pública o el instrumento privado con firmas certificadas, estos sujetos
de derechos gozan de personalidad jurídica.

Están reguladas en los arts. 187 a 192 del Código Civil y Comercial y se prevé
que, en cuanto a su constitución, gobierno, administración, socios, órgano de
fiscalización y funcionamiento, se rigen por lo dispuesto para las asociaciones
civiles, es decir remite a los arts. 168 a 186.

6.5 Fundaciones

6.5.1 Noción. Caracteres

Las fundaciones son personas jurídicas con propósito de bien


común, sin fines de lucro, que se constituyen con el aporte
patrimonial de una o más personas, destinado a hacer posibles
sus fines.
Estos entes carecen de miembros, sólo tiene órganos de
conducción y beneficiarios; por ello, para su nacimiento no se

45
requiere de una unión de un grupo de personas físicas, sino
solamente la existencia de un sujeto de derecho que es la
persona del fundador, quien se convierte en un extraño cuando
la fundación obtiene la autorización para funcionar. (Rivera y
Medina, 2014, p. 464).

6.5.2 Modo de constitución


Las fundaciones deben constituirse necesariamente mediante instrumento
público y solicitar y obtener autorización del Estado para funcionar.

Este acto constitutivo que crea la fundación debe ser otorgado por el o los
fundadores o apoderado con poder especial, si se hace por acto entre vivos o
por el autorizado por el juez del sucesorio si es por disposición de última
voluntad y debe contener:

a) La identificación de los fundadores, sean personas físicas o jurídicas;


b) Nombre y domicilio de la fundación;
c) Objeto preciso y determinado que propenda al bien común;
d) Patrimonio inicial, integración y recursos futuros;
e) Plazo de duración;
f) Organización del consejo de administración, duración de los cargos,
régimen de reuniones y procedimiento para la designación de sus
miembros;
g) Cláusulas atinentes a su funcionamiento;
h) Procedimiento y régimen para la reforma del estatuto;
i) Fecha de cierre del ejercicio anual;
j) Cláusulas de disolución y liquidación y el destino de los bienes;
k) Plan trienal de actividades.

Confeccionado el instrumento de constitución, deberá ser presentado ante la


autoridad de contralor para su aprobación y una vez aprobada, adquirirá
personalidad jurídica.

6.6 Los estados contables y la


contabilidad

6.6.1 Definición de estados contables


Los estados contables consisten en la presentación estructurada de información
contable histórica, que incluye notas explicativas, cuya finalidad es la de
informar sobre los recursos económicos y las obligaciones de una entidad en un

46
momento determinado o sobre los cambios registrados en ellos en un período
de tiempo, de conformidad con un marco de información contable.

El artículo 326 del Código Civil y Comercial refiere que los estados contables
comprenden, como mínimo, un estado de situación patrimonial o evolución del
patrimonio y un estado de resultados, que refiere al flujo de efectivo y
aplicación de fondos.

6.6.2 Sujetos obligados. Excepciones

De acuerdo al artículo 320 del Código Civil y Comercial, están obligadas a llevar
la contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes realizan una
actividad económica organizada o son titulares de una empresa o
establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios.

Además, las restantes personas, facultativamente pueden llevar la contabilidad


solicitando la pertinente inscripción y rubricación o autorización de registros,
previa inscripción en el Registro Público.

Ya vimos quiénes son los sujetos obligados a llevar la contabilidad y quiénes


pueden llevarla de manera facultativa.

Ahora bien, el precepto mencionado también dispone las exclusiones, es decir


quiénes no deben llevar contabilidad. Así, prevé que quedan excluidos de la
obligación de llevar contabilidad los profesionales liberales y quienes realizan
actividades agropecuarias, y también podrán ser eximidos quienes tengan
escasa actividad, quedando ello al arbitrio de las jurisdicciones locales.

6.6.3 Registros indispensables

Son registros indispensables, los siguientes:


a) diario;
b) inventario y balances;
c) aquellos que corresponden a una adecuada integración de
un sistema de contabilidad y que exige la importancia y la
naturaleza de las actividades a desarrollar;
d) los que en forma especial impone este Código u otras
leyes.26

26 Art. 322 del CCCN.

47
En el libro diario se registran todas las operaciones relativas a la actividad de la
persona que tienen efecto sobre el patrimonio, como por ejemplo la emisión de
títulos de créditos.

En el libro de inventario y balances se registra el conjunto de bienes y derechos


de propiedad del sujeto que lleva la contabilidad.

Y los incisos c y d hacen referencia a aquellos registros que deban llevarse de


acuerdo a la actividad que se realice o a la naturaleza jurídica del sujeto. Por
ejemplo, la Ley de Sociedades (Ley 19.550) prevé la obligatoriedad de los libros
de actas de deliberaciones de órganos colegiados, registro de accionistas,
depósito de acciones y asistencia a asamblea, entre otros.

6.6.4 Forma de llevar los registros

Los libros y registros contables deben llevarse en forma cronológica y


actualizada, es decir, sin demoras, sin alteración alguna que no haya sido
debidamente salvada, en idioma y moneda nacional.

Está prohibido alterar el orden de los asientos, dejar blancos que puedan
utilizarse para intercalaciones o adiciones, interlinear, raspar, enmendar o
tachar, mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la encuadernación
o foliatura.

Todas las equivocaciones y omisiones deben salvarse mediante un nuevo


asiento hecho en la fecha en que se advierte el error.

Asimismo, se dispone que los registros indispensables deben permanecer en el


domicilio de su titular.

Todos estos recaudos son a los fines de garantizar la veracidad de las


registraciones y su inalterabilidad, es decir, la imposibilidad de adulteración o
sustitución de las registraciones.

6.6.5 Eficacia probatoria


La contabilidad es un medio probatorio que puede ser presentado en juicio, sea
a petición de parte o de oficio por el juez, mediante la compulsa de
determinadas partidas o asientos vinculados con el litigio, sin que pueda
ampliarse a los demás registros.

Esta regla funciona sólo en aquellos casos en que el pleito es entre quienes
llevan contabilidad, sea obligada o voluntariamente, pues, de lo contrario, es un
principio de prueba.

48
Así, el art. 330 del código único prevé las reglas para estos supuestos:

Prueba en contra del dueño: se da en todos los casos, estén o no en forma los
libros, sin admitir prueba en contra, pero siempre utilizando todos los asientos
en forma completa.

Prueba a favor del dueño: cuando lleve bien sus libros y la otra parte no los
lleve o no los presente, pudiendo e juez exigir prueba supletoria en función de
los otros elementos probatorios.

Neutralización: “cuando ambos libros están en forma y hay resultado


contradictorio” (Rivera y Medina, 2014, p. 748).

6.7 Atributos de las personas jurídicas

6.7.1 Noción
La persona jurídica resulta no sólo una regulación del derecho constitucional de
asociarse con fines útiles y una forma de ejercer libremente una actividad
económica, sino que constituye una realidad jurídica que la ley reconoce como
medio técnico para que todo grupo de individuos pueda realizar el fin lícito que
se propone.

Hemos señalado que la persona jurídica tiene personalidad jurídica y que, por
ende, posee atributos: el nombre para individualizarse, el domicilio para
determinar la ley aplicable y la jurisdicción donde puede demandar o ser
demandada, la capacidad siempre de derecho y limitada al objeto para el que
se constituyó y el patrimonio, a los fines del cumplimiento de sus fines.

6.7.2 Nombre. Régimen legal


El nombre o razón social es un atributo de las personas jurídicas, toda vez que
es necesario a los fines de su individualización y designación que permita
distinguirlas.

De acuerdo a lo normado en el art. 151 del Código, el nombre debe reunir los
siguientes requisitos:

a) aditamento de la forma jurídica utilizada para que los terceros conozcan la


naturaleza y extensión de la responsabilidad, por ejemplo “SRL”, “SA”.

b) cumplir con los recaudos de veracidad, novedad y aptitud distintiva, ello así a
los fines de que se distingan entre las personas jurídicas.

49
c) no contener términos contrarios a la ley, el orden público o las buenas
costumbres.

d) no inducir a error sobre la clase u objeto de la persona jurídica.

e) la inclusión en el nombre de la persona jurídica del nombre de personas


humanas requiere la conformidad de éstas, que se presume si son sus
miembros.

6.7.3 Domicilio y sede social


El artículo 152 del Código Civil y Comercial regula el atributo domicilio.

En primer lugar, cabe distinguir entre domicilio y sede social. El término


“domicilio” remite a la indicación genérica de la ciudad, localidad o región
donde se ha constituido la sociedad, mientras que el término “sede” alude al
lugar geográfico concreto (dirección) donde se ha instalado la persona jurídica.
Por ejemplo, Córdoba capital es el domicilio y Bv. San Juan 710 es la sede.

En el estatuto de las personas jurídicas deberá consignarse obligatoriamente el


domicilio y la sede o dirección, esto es, no sólo la ciudad o localidad sino
también la calle, número y designación de la unidad funcional si la hubiera.

Por otro lado, el precepto establece que la persona jurídica que posee muchos
establecimientos o sucursales tiene su domicilio especial en el lugar de dichos
establecimientos, pero sólo para la ejecución de las obligaciones allí contraídas.

Por último, prevé que, para el caso que se quiera cambiar el domicilio, debe
modificarse el estatuto, y, si se quiere cambiar la sede, puede ser resuelto por el
órgano de administración.

Las notificaciones que se realicen en la sede inscripta de la persona jurídica


serán vinculantes, aunque ya no funcione allí, pues lo que se pretende es
proteger los derechos de terceros que contraten con el ente social.

6.7.4 Patrimonio
El patrimonio constituye un elemento esencial de la persona jurídica; es un
atributo y, consecuentemente, no se concibe la idea de persona jurídica sin
patrimonio.

Es por ello que el artículo 154 del código de fondo estatuye: “la persona jurídica
debe tener un patrimonio”27.

27 Art. 154 del CCCN.

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Así, el patrimonio comienza a formarse desde el mismo momento en que los
socios se comprometen a realizar aportes y es el conjunto de bienes de la
persona jurídica con el cual la sociedad actúa y afronta el pasivo que lo integra.

Este patrimonio no se confunde con el de los individuos que concurren a


conformar el sustrato material de la entidad.

6.7.5 Capacidad de derecho: a) Principio General b)


Limitaciones

La capacidad vinculada a las personas jurídicas se refiere sólo a la capacidad de


derecho o aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos y ejercer por
sí o por otros los actos inherentes a los derechos de los que se es titular. La
noción de capacidad de obrar es absolutamente ajena, pues estos sujetos de
derechos siempre actuarán a través de sus órganos o representantes.

La regla general en materia de capacidad de las personas jurídicas es que tienen


capacidad de derecho para todos los actos y todos los derechos que no les
estén expresamente prohibidos.
Esta capacidad, sin embargo, tiene sus limitaciones en razón del principio de
especialidad y de la naturaleza de las cosas.

a) El principio de la especialidad: significa que las personas jurídicas tienen


capacidad para celebrar aquellos actos inherentes a la finalidad para la
que ha sido creadas, es decir en función de su objeto y su fin. De tal
modo, no pueden celebrar actos que nada tengan que ver son su objeto
de creación, pero ello no significa que no puedan ejecutar los que son
convenientes o necesarios para la mejor obtención de aquél.
b) Limitaciones impuestas por la naturaleza de las cosas: las personas
jurídicas no pueden ser titulares, por ejemplo, de los derechos
potestativos.

6.8 Representación

6.8.1 Noción. Régimen legal


Las personas jurídicas desarrollan su actividad por medio de personas físicas
que actúan en su nombre y por su cuenta, de modo tal que su gestión es
atribuida a la misma entidad.
Así, las personas jurídicas actúan a través de sus órganos, es decir aquellas
personas autorizadas a manifestar la voluntad del ente y a desarrollar la
actividad jurídica necesaria para la consecución de sus fines.

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El artículo 159 establece una pauta general a la cual debe adecuarse la
conducta de los administradores sociales, disponiendo que los administradores
deben obrar con lealtad con la persona que les encarga la función de
administrar sus intereses y con diligencia, es decir con idoneidad, con aptitud
profesional para el exitoso desenvolvimiento de la clase de actividad que
constituye el objeto social.

El deber de obrar con lealtad tiene por fundamento la obligación de fidelidad


del mandatario (art. 1324 CCCN), que se extiende a todos los casos de
representación de intereses ajenos, y el deber de buena fe (art. 9 CCCN).
El administrador se debe conducir con la corrección de un hombre honrado, en
defensa de los intereses cuya administración se le ha confiado, por encima de
cualquier otra consideración, evitando obtener un beneficio particular a
expensas de la persona jurídica. Tiene prohibido contratar con ésta, salvo que
se trate de contratos referidos a su actividad ordinaria y en las mismas
condiciones en que el ente lo hubiera hecho con terceros. Deberá abstenerse
de intervenir en la toma de decisiones en las que tenga un interés contrario a la
persona jurídica y no podrá competir con ella. (Roitman, 2006).

En efecto, el art. 159 menciona las siguientes reglas de conducta: 1) El


administrador no puede perseguir ni favorecer intereses contrarios a los de la
persona jurídica. 2) Si, en determinada operación, los tuviera por sí o por
interpósita persona, debe hacerlo saber a los demás miembros del órgano de
administración o en su caso al órgano de gobierno, y abstenerse de cualquier
intervención relacionada con dicha operación.
En estos supuestos se encuentra comprometido el deber de lealtad, más allá de
que se puedan incorporar situaciones no contempladas normativamente.
El deber del administrador de actuar con diligencia debe examinarse según las
circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar, debiendo tenerse en cuenta
los siguientes aspectos: 1) La dimensión de la sociedad. 2) El objeto social. 3)
Las funciones genéricas que le incumben y las específicas que le hubieran
confiado. 4) Las circunstancias en que debió actuar. 5) La aptitud que es común
encontrar en personas que administran negocios similares.

6.9 Responsabilidad civil

6.9.1. Responsabilidad contractual y extracontractual


La responsabilidad civil por daño, entendida en sentido amplio, incluye tanto la
responsabilidad dimanada del incumplimiento de obligaciones contractuales
cuanto la proveniente de los daños causados por los actos ilícitos obrados por
los administradores o representantes de la persona jurídica.

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Así, los administradores y representantes de la persona jurídica son
responsables ilimitada y solidariamente frente a la persona jurídica, sus
miembros y terceros, por los daños causados por su culpa en el ejercicio o con
ocasión de sus funciones (arts. 160 y 1763 del CCCN).

Responderán ilimitadamente con todo su patrimonio por los daños que


produzcan a la persona jurídica, pues quien causa un daño debe repararlo, y
solidariamente entre los administradores que faltaren a sus obligaciones de
lealtad y diligencia en los casos de administración plural.
Para que surja la responsabilidad, es necesario que hayan ocasionado un daño
causado ya sea por dolo o culpa, en el ejercicio o con ocasión de sus funciones.

El daño se considera ocasionado en ejercicio de la función cuando existe


congruencia entre el daño y la actuación propia de la esfera de competencia del
órgano, cuando es el resultado directo del desempeño de la función. El daño se
causa con ocasión de la función cuando el hecho que lo produce es extraño por
su índole, contenido o naturaleza, a la actividad propia del órgano de la persona
jurídica, aunque mantiene alguna vinculación con ésta. Es decir, son actos
ajenos a la función propiamente dicha, pero que sólo han podido cometerse por
el órgano de la persona jurídica en esa calidad. (Tagle, 2002).

Por último, debemos señalar que la responsabilidad de los administradores


respecto a la persona jurídica es de naturaleza contractual, y es extracontractual
respecto de los terceros. (Rivera y Medina, 2014).

6.10 Disolución y liquidación


6.10.1 Noción
La disolución de la persona jurídica provoca su extinción como sujeto de
derecho, la extinción de su personalidad jurídica y la liquidación de su
patrimonio.
Producida la disolución por alguna de las causales previstas en el art. 163 del
CCCN –que seguidamente veremos–, comienza la etapa de liquidación de los
bienes, que tiene por objeto la realización del activo previa cancelación del
pasivo y, si hubiere remanente, la entrega de los bienes a los miembros de la
persona jurídica o a terceros, según lo disponga el estatuto o lo exija la ley en el
caso concreto.
Acaecido alguno de los supuestos previstos en el art. 163, la persona jurídica
queda impedida de realizar nuevas operaciones, debiendo limitarse a la
conclusión de aquellos actos que se encuentren pendientes al momento de
declararse o producirse la disolución.

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6.10.2 Causales
El artículo 163 prevé:

Causales. La persona jurídica se disuelve por:


a) la decisión de sus miembros adoptada por unanimidad o por la
mayoría establecida por el estatuto o disposición especial;
b) el cumplimiento de la condición resolutoria a la que el acto
constitutivo subordinó su existencia;
c) la consecución del objeto para el cual la persona jurídica se
formó, o la imposibilidad sobreviviente de cumplirlo;
d) el vencimiento del plazo;
e) la declaración de quiebra; la disolución queda sin efecto si la
quiebra concluye por avenimiento o se dispone la conversión del
trámite en concurso preventivo, o si la ley especial prevé un
régimen distinto;
f) la fusión respecto de las personas jurídicas que se fusionan o la
persona o personas jurídicas cuyo patrimonio es absorbido; y la
escisión respecto de la persona jurídica que se divide y destina
todo su patrimonio;
g) la reducción a uno del número de miembros, si la ley especial
exige pluralidad de ellos y ésta no es restablecida dentro de los
tres meses;
h) la denegatoria o revocación firmes de la autorización estatal
para funcionar, cuando ésta sea requerida;
i) el agotamiento de los bienes destinados a sostenerla;
j) cualquier otra causa prevista en el estatuto o en otras
disposiciones de este Título o de ley especial.28

Así, se advierte que se prevén causales de disolución voluntarias, es decir que la


decisión surge del estatuto libremente consensuado por los miembros de la
persona jurídica o por decisión voluntaria al respecto, y son: el vencimiento del
plazo estatutario (pues podrían prorrogarlo o reconducirlo), la decisión
anticipada de sus miembros, el cumplimiento de la condición resolutoria y la
fusión, transformación y escisión.
También se prevé la disolución por cumplimiento del objeto, es decir, por haber
cumplido totalmente los fines para los que ha sido creada la persona jurídica o
por imposibilidad sobreviniente de cumplimiento; en ambos supuestos la
existencia del ente carece de sentido.

28 Art. 163 del CCCN.

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Asimismo, estipula la disolución en los casos en que les es retirada su
personería por el propio Estado, respecto de las personas jurídicas que
necesitan autorización para funcionar, como son las asociaciones y las
fundaciones.
También se disuelve por conclusión de los bienes, toda vez que, tal como hemos
señalado, el patrimonio es un atributo de las personas jurídicas y, por ende, si
se produce el agotamiento total de los bienes que impiden sostener la
actividad, debe extinguirse la persona jurídica.

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Referencias
Borda, G. A. (2008). Tratado de Derecho Civil. Buenos Aires: La Ley.

Buteler Cáceres, J. (2000). Manual de Derecho Civil. Córdoba: Advocatus.

Fernández, S. E. (2014). El régimen de capacidad en el Nuevo Código Civil y


Comercial de la Nación. Suplemento Especial Nuevo Código Civil y Comercial
2014, 17/11/2014, AR/DOC/3834/2014.

Kemelmajer de Carlucci, A. (1976). La capacidad civil del menor que trabaja.


Buenos Aires: Astrea.

Lloveras de Resk, M. E. (1995). Código Civil y normas complementarias. Análisis


doctrinario y jurisprudencial. Buenos Aires: Hammurabi.

Rivera, J. y Medina, G. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación


Comentado, I. Buenos Aires: La Ley.

Roitman, H. (2006). Ley de Sociedades Comerciales. Comentada y anotada, I.


Buenos Aires: La Ley.

Santi, M. (2012). Capacidad y Competencias de las personas menores de edad


en el Proyecto de Nuevo Código Civil. DFyP, 01/11/2012, 213,
AR/DOC/5246/2012.

Tagle, M V. (2002). Derecho Privado, I. Córdoba: Alveroni.

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