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Bosque

Encontrar una definición definitiva del concepto de bosque que se ajuste completamente a lo
que son, es una tarea pendiente por no decir que es una quimera.

Hay varias que se ajustan bastante bien, pero dejan resquicios a malas interpretaciones
malintencionadas en las que se puede incluir o excluir algún ejemplo real de cultivos forestales
o de bosques.
Hoy en día es la era de la información, o es la era de la interpretación, puesto que la
información que nos llega a los ciudadanos ya está hecha papilla para que nos la traguemos sin
masticar, así no gastamos dientes, digo intelecto, digo energías para poder emplearlas en otros
menesteres,”…que sabrán estos ciudadanos… “.

De esta forma, la palabra bosque es empleada para dar una plusvalía a las
Actuaciones que se llevan a cabo incluso como excusa. Como, por ejemplo, “batido de frutas
del bosque”, o como en nuestras leyes:

En la exposición de motivos de la ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes figura “la


ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de todos los tipos de bosques son
fundamentales… Los bosques son parte del desarrollo sostenible. Esta declaración de la
Asamblea de las Naciones Unidas, en su sesión especial de 1997, es una clara expresión del
valor y el papel que los montes desempeñan en nuestra sociedad. ….” En el artículo 5 del
capítulo I del título I acota el concepto de monte:

-“ A los efectos de esta ley, se entiende por monte todo terreno en el que vegetan especies
forestales arbóreas, arbustivas, de matorral o herbácea, sea espontáneamente o procedan de
siembra o plantación, que cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras,
productoras, culturales, paisajísticas o recreativas.
También tiene consideración de monte…”

En nuestro ordenamiento jurídico, el concepto de bosque se asimila dentro del concepto más
amplio de monte, consecuencia lógica de la diversidad de paisajes y usos de los mismos.
Urge una definición legal del concepto de bosque para evitar que por ley se
Autoricen actuaciones encaminadas a cumplirla en aquellos terrenos susceptibles de
regeneración pasiva, empleando medios y presupuestos en otros terrenos que demandan
actuaciones urgentes, como la recuperación de las especies climácicas del dominio público
hidráulico del Estado, o el aumento de tamaño de los espacios naturales protegidos, las
reservas de caza, las reservas genéticas o los bosques en explotación, entre otras.

En cuanto a los cultivos de árboles, su condición de cultivo ya define su


Naturaleza productora de bienes materiales, siendo secundario los demás aspectos.
Por lo general, se sitúan en terrenos que históricamente se han empleado en la producción
agropecuaria, como pueden ser antiguos prados, huertas y cultivos de regadío en márgenes de
río y en suelos de vega, entre otros.

También deberían considerarse cultivos o plantaciones forestales las reforestaciones y


forestaciones de grandes terrenos con función protectora,
Productora, etc.
La plantación irregular de especies autóctonas no formará un bosque, estos se forman a sí
mismos y actualmente se ha de trabajar en el sentido de ampliar y proteger los pocos bosques
que quedan, dejando a la regeneración natural (asistida) que recupere, como manchas de
aceite en crecimiento, algo de sus dominios potenciales.
Las plantaciones y siembras de especies autóctonas bien dirigidas, de poca extensión y en
lugares clave pueden ayudar a aportar algunos de los mimbres que actualmente no abundan
para que la casuística de la naturaleza pueda entretejer ese cesto que hemos y estamos
destrozando para llegar a lo que somos como especie. Definiciones que creemos más ajustadas
Para otros usos de este término, véanse Bosque (desambiguación) y El bosque.
«Bosques» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Bosques (Buenos Aires).

Hayedo en el Gribskov (Dinamarca)

Proporción de tierra cubierta por bosques

Proporción y distribución de la superficie forestal mundial por dominio climático, 2020


Un bosque es un ecosistema donde la vegetación predominante la constituyen los árboles y
arbustos1. Es una asociación vegetal conformada por una amplia gama de vegetación,
incluyendo no solo árboles y arbustos, sino también vegetales como la hierba, las flores y hasta
por las deposiciones orgánicas de éstas plantas en el suelo, como las ramas o las hojas caídas,
que contribuyen a la riqueza del suelo. Estas comunidades de plantas cubren grandes áreas de
la Tierra y constituyen hábitats para los animales, moduladores de flujos hidrológicos y
conservadores del suelo, constituyendo uno de los aspectos más relevantes de la biosfera del
globo terráqueo. Aunque a menudo se han considerado como consumidores de dióxido de
carbono atmosférico, los bosques maduros son prácticamente neutros por lo que respecta al
carbono, y son solamente los alterados y los jóvenes los que actúan como dichos
consumidores.23 De cualquier manera, los bosques maduros juegan un importante papel
como reservorios estables en el ciclo global del carbono y su eliminación conlleva un
incremento de los niveles de dióxido de carbono atmosférico.

Los bosques pueden hallarse en todas las regiones capaces de mantener el crecimiento de
árboles, hasta la línea de árboles, excepto donde la frecuencia de fuego natural es demasiado
alta, o donde el ambiente ha sido perjudicado por procesos naturales o por actividades
humanas. Los bosques a veces contienen muchas especies de árboles dentro de una pequeña
área (como la selva lluviosa tropical y el bosque templado caducifolio), o relativamente pocas
especies en áreas grandes (por ejemplo, la taiga y bosques áridos montañosos de coníferas).
Los bosques son a menudo hogar de muchos animales y especies de plantas, y la biomasa por
área de unidad es alta comparada a otras comunidades de vegetación. La mayor parte de esta
biomasa se halla en el subsuelo en los sistemas de raíces y como detritos de plantas
parcialmente descompuestos. El componente leñoso de un bosque contiene lignina, cuya
descomposición es relativamente lenta comparado con otros materiales orgánicos como la
celulosa y otros carbohidratos
Referencia: Definición de qué es un bosque, Asociación de Recuperación de Bosques
Autóctonos (arba.com)
Funciones de los bosques
Los bosques del mundo tienen muchas funciones protectoras, algunas locales y otras globales,
incluyendo la protección del suelo frente a la erosión eólica y por agua, la protección costera y
el control de aludes, además de actuar como filtros contra la contaminación del aire.
Regulan la temperatura y combaten el cambio climático ya que capturan el dióxido de carbono
como la fotosíntesis. Son lugares de gran diversidad de flora y fauna silvestres como plantas
medicinales, hongos, insectos, reptiles, aves y mamíferos, muchos de peligro de extinción.
Ofrecen materia prima. La función protectora representa, por un lado, la conservación de la
biodiversidad de la flora y fauna y de los equilibrios ecológicos, y por otro lado, la protección
del suelo y del régimen hidrológico
La importancia de los bosques
Mantienen la provisión de agua en calidad y cantidad. Generan oxígeno. Controlan la erosión,
así como la generación, conservación y recuperación del suelo. Coadyuvan en la captura de
carbono y la asimilación de diversos contaminantes.
Los bosques nos brindan refugio, medio de vida, agua, alimentos y combustible. Todas estas
actividades involucran directa o indirectamente a los bosques. Algunos son fáciles de
enumerar: frutas, papel y madera de los árboles, etc.
Además, los árboles producen oxígeno, purifican el aire, forman suelos fértiles, evitan erosión,
mantienen ríos limpios, captan agua para los acuíferos, sirven como refugios para la fauna,
reducen la temperatura del suelo, propician el establecimiento de otras especies, regeneran
los nutrientes del suelo y mejoran el paisaje.

4)“Los bosques captan y almacenan agua, estabilizan los suelos, albergan la biodiversidad y
hacen una importante contribución a la regulación del clima y de los gases de efecto
invernadero. También generan utilidades para las empresas internacionales y proporcionan
ingresos y recursos imprescindibles a cientos de millones de los habitantes más pobres del
planeta”, explicó Ban.
Fuente de recursos naturales, los bosques son el sostén de muchas de las economías
provinciales. Participan activamente de la renovación del aire, son el hábitat de diversas
especies animales y ofrecen indirectamente protección para las cuencas hidrográficas

Los bosques, el desarrollo económico y el medio ambiente


Productos y servicios forestales
Se reconoce que los bosques son parte integrante de las economías nacionales pues aportan
toda una serie de factores de producción, bienes ambientales, alimentos, combustible,
medicinas, equipamiento doméstico, material de construcción y materias primas para la
industria. Los bosques sirven de apoyo a la agricultura al proporcionarle materiales para
aperos agrícolas, equipo de recolección y transporte, recipientes para el almacenamiento de
los cultivos y secadoras, además de combustible para el tratamiento de las cosechas. Sin
embargo, estos múltiples beneficios y servicios tienen distinto valor según de qué gente se
trate. Además, también difieren los intereses de ámbito local, nacional e internacional. Por
varios motivos es de prever que los cometidos que los bosques han de desempeñar en el
desarrollo local, nacional y mundial cambiarán radicalmente con el transcurso del tiempo.

Carreteras, comercio y poblaciones agrarias han invadido en gran parte las tierras forestales
del mundo y se han asentado en ellas; son pocas las áreas forestales que quedan
desvinculadas de los intereses nacionales. Las zonas forestales han experimentado una
‘agrificación’, que entraña el empleo de los bosques y los árboles en los sistemas de cultivo y la
formación de mosaicos agrarios dentro de los sistemas forestales. Los bosques se explotan
cada vez más en función de la serie de recursos y servicios que de ellos se sacan, por su
capacidad para servir de apoyo al bienestar rural y por su aptitud para fomentar
oportunidades industriales. Los bosques proporcionan unas amplias gamas, aunque diversas,
de bienes y servicios para casi todos los tipos de asentamientos urbanos y para hallar sustento.
No son simplemente masas contiguas de madera, sino partes activas de vida por doquier.

En las estrategias del desarrollo económico se reconocen cada vez más los valores
fundamentales de los bosques en las políticas y programas nacionales que modifican rodales,
calidades y distribuciones de los árboles. Ahora se reconoce generalmente a los bosques como
un capital productivo y como componentes de sistemas de infraestructuras públicas. Los
bosques, como elementos ecológicamente análogos a la capacidad industrial y a la
infraestructura material, están entrando en las ecuaciones centrales del crecimiento
macroeconómico, a menudo a base de nuevas definiciones de lo que es el bosque y de lo que
aporta.

Los sistemas tradicionales de cuentas nacionales valoran por exceso los ingresos sostenibles
bajo dos aspectos. Primero, en estas cuentas no se tiene en cuenta la depreciación de los
bosques y demás capital natural. En segundo lugar, de los ingresos nacionales no se restan los
costos que supone el aliviar o compensar los efectos colaterales del agotamiento de los
recursos (p. ej., las medidas antisedimentarias en una cuenca despoblada)8, y esto transmite
un mensaje falso: que los ingresos obtenidos de agotar los recursos forestales es algo que
puede durar siempre9.

Los avances realizados en la contabilidad nacional permiten incorporar expresamente el valor


de capital de los recursos forestales como capital productivo, y apreciar los efectos que los
cambios en ellos tienen sobre la capacidad productiva nacional. Algunos países establecen
nuevos sistemas de contabilidad que miden la depreciación de los recursos forestales por la
tala excesiva de su capacidad reproductiva, y su apreciación debido a la reforestación, la
regeneración y el crecimiento. Por ejemplo, en el sistema francés aparecen las ventajas e
inconvenientes relativos, según opciones, entre las funciones económica, ecológica y social de
los recursos naturales. Con arreglo a este sistema, que se conoce como el de las ‘cuentas del
patrimonio natural’ se llevan cuentas por separado para los bosques, la vida silvestre, el agua y
los suelos.

Los sistemas forestales proporcionan servicios que, en su ausencia, exigirían gastos de capital o
reducciones del bienestar humano. Por ejemplo, al almacenar agua, regular las descargas,
proteger los canales y depurar las impurezas, los bosques constituyen una estructura de
servicios hidrológicos que son afines a las estructuras de transporte y comunicaciones. Los
métodos económicos más recientes permiten contabilizar esos servicios infraestructurales a
escala más bien nacional.

8 S. El Serafy y E. Lutz. 1989. Environmental and resource accounting: an overview. En Y.J.


Ahmad, S. El Serafy y E. Lutz, eds. Environmental accounting for sustainable development.
Wáshington D.C., Banco Mundial.

9 C.A. Meyer. 1993. Environmental and natural resource accounting: where to begin? Issues in
development (noviembre). Wáshington, D.C. Centro de Desarrollo Internacional y Medio
Ambiente.

Los bosques representan unos activos productivos que sirven de medio para alcanzar unos
objetivos nacionales de desarrollo, con equidad, estabilidad, inversiones y crecimiento. Los
programas de silvicultura comunitaria se han convertido en elemento central de los programas
de desarrollo rural, que tratan de construir unas relaciones más productivas entre las
comunidades rurales y los recursos naturales de propiedad pública. Se ejecutan generalmente
programas de silvicultura comunitaria para potenciar los incentivos de inversiones y fomentar
la participación cívica en el crecimiento y en la utilización de los bosques y árboles.

Los bosques se han convertido en factores significativos de las relaciones económicas y


políticas entre las naciones. Por ejemplo, los bosques han adquirido dimensiones de política
exterior por su asociación con cuestiones que interesan al comercio y al medio ambiente. La
situación de los bosques repercute cada vez más en la dependencia nacional del comercio
internacional y de la capacidad de transformación de productos madereros e insumos de
producción. Los patrones comerciales se vuelven cada vez más complejos a medida que las
naciones exportadoras de madera pasan de formas de producción primaria a otras secundarias
y terciarias, aumentan su capacidad de compra y diversifican sus necesidades de consumo.

Las variaciones que se van registrando en la extensión y en la calidad de los bosques se han
convertido en objeto de preocupaciones ecológicas a nivel mundial: la variación de la situación
de los bosques crea preocupaciones en cuanto a la diversidad biológica y al cambio climático
mundial. Estos fenómenos ejercen presión sobre los gobiernos nacionales para que consideren
los bosques en el ámbito de las relaciones internacionales. Hay ya naciones que tienden a
concertar acuerdos internacionales en que se vinculan cuestiones de intercambio económico y
ecológico al servicio de intereses mundiales de más amplio alcance.

Por todos estos motivos, la política y las medidas nacionales en el sector forestal han dejado
de ser una prerrogativa sectorial angosta para incorporarse al caudal pluralizado de intereses
políticos en los que intervienen grupos muy diversos. Han proliferado las perspectivas y
exigencias de estos grupos políticamente diversos, que ejercen gran presión en instituciones
de política forestal surgidas cuando los bosques significaban sólo madera perteneciente al
Estado y estaban controlados por un grupo pequeño de profesionales. Estas presiones
contrapuestas, junto con un conocimiento más amplio de la importancia y complejidad de los
servicios y valores forestales no maderables, están influyendo considerablemente en la política
forestal de nuestros días.

Los bosques como fuente de desarrollo nacional


Los distintos ecosistemas forestales cumplen muchos servicios protectivos, científicos y
comerciales que van desde el espacio vital y los alimentos a la regulación del clima y los
recursos genéticos. Sin embargo, a nivel nacional los países están interesados en su entero
sistema forestal, y en cómo éste contribuye colectivamente al desarrollo nacional como fuente
de bienes y servicios, como formas de seguro contra unos riesgos excesivos y como patrimonio
económico y social.

Fuentes de ingresos, divisas y activos financieros

Los bosques aportan materiales para la industria nacional, para la exportación y para
sustitución de las importaciones en forma de madera, fibra, productos elaborados, energía y
toda una variedad de productos forestales con fines médicos, ornamentantes y de encargo.

La madera ha sido característicamente una fuente primaria de capital para países dotados de
bosques, mediante el intercambio de la madera por divisas, el empleo de los bosques como
garantía de préstamos y para el alivio de la deuda y el intercambio de concesiones por
infraestructura material. Canadá, Côte d'Ivoire, India, Indonesia, Malasia, Noruega, Suecia, la
Federación de Rusia, Tailandia y los Estados Unidos, entre tantos otros países, han contado con
la transformación del capital forestal para crear sus capacidades industriales y agrícolas; Laos,
Myanmar y Viet Nam parecen perseguir ahora una estrategia análoga.

Más allá de esta fase inicial de transformación forestal, hay naciones que tratan de crear
empleo y aumentar sus ingresos fortaleciendo su capacidad industrial para transformar la
madera en productos acabados. Finlandia, Alemania, Indonesia, Italia, Malasia, Singapur,
Tailandia y los Estados Unidos han seguido esa senda sirviéndose de la madera procedente de
fuentes tanto internas como exteriores. Tailandia obtiene muchas divisas del comercio de
muebles, orquídeas, especialidades alimenticias, medicinas y fauna y vida silvestre. Esta etapa
exige unos sistemas más complejos de comercio y de tenencia de tierras que los que
predominaban cuando la madera era la principal aportación del bosque. La industria forestal
del Japón depende mucho de las importaciones de trozas de frondosas y coníferas de zonas
tropicales y templadas; el país contribuye al 30 por ciento de las importaciones mundiales de
rollizas industriales y a un 45 por ciento de todas las importaciones de frondosas tropicales.
Aunque los bosques del Japón pueden proveer la materia prima para la producción industrial,
por consideraciones económicas y ambientales y los elevados costos de explotación se
prefieren las importaciones10.

Los bosques también atraen a los usuarios de lugares de esparcimiento. Ahora bien, como el
turismo y el esparcimiento pueden requerir inversiones infraestructurales que trascienden de
las necesidades de la industria de elaboración, esta actividad económica suele tener que
esperar a etapas ulteriores de desarrollo industrial y comercial.

Por lo tanto, las naciones han de optar entre las respectivas ventajas e inconvenientes de
orden estratégico que supone el transformar el capital forestal en actividades industriales y
comerciales, el dar acceso a productos no madereros, el aprovechar los bosques como fuentes
de energía y el incrementar las corrientes futuras de ingresos que derivan de turistas que
sienten atracción hacia los bosques primitivos.

10 F. Nectoux y Y. Kurada. 1989. Timber from the south seas: an analysis of Japan's timber
trade and environmental impact. Gland, Suiza, WWF.

Fuentes de ingreso rural

Las poblaciones del campo dependen de los productos de los bosques y también de los
servicios ecológicos que éstos prestan. Los bosques contribuyen a la seguridad alimentaria de
tantas formas. En muchos países en desarrollo, los bosques constituyen la fuente primordial de
energía, proteína, aceites, medicinas y alimentos básicos para gran parte de la población rural
y, lo que es más importante, para sus grupos más vulnerables. En general, los bosques son
importantísimos para la alimentación durante hambrunas estacionales o periódicas o
escaseces de alimentos del campo. Al menos tres cuartas partes de la población mundial
dependen no poco de la medicina popular. Brasil tiene catalogadas por lo menos 3 000 plantas
medicinales, India más de 2 000 y Malasia alrededor del millar.

Como fuentes de ingresos, los bosques revisten importancia en sentido distributivo, al crear
oportunidades que no pueden generarse a escala nacional o mediante sistemas comerciales
incipientes. En las cuentas nacionales no se suelen registrar estos ingresos forestales en
especie, aunque son esenciales para el bienestar de centenares de millones de personas
(especialmente de aquellos grupos que dependen del bosque como su única fuente de
ingresos monetarios).

Las poblaciones rurales aprovechan, protegen y crean también los bosques como fuentes de
insumos agrícolas; dependen de los productos arbóreos para sostener la feracidad de los
suelos y su estructura, para nutrir al ganado y para mantener unos regímenes de humedad y
unas corrientes de agua convenientes.

Estos insumos de producción no monetizados no figuran en las cuentas nacionales, aunque su


merma reduciría la producción monetizada, exigiría compensación mediante un aumento de
los insumos monetizados de capital y mano de obra o incrementarían la presión por
desmontar bosques que dedicar a la labranza.

En las etapas iniciales de la participación comercial, las poblaciones rurales se sirven de los
productos forestales comerciales para generar ingresos en dinero. Por ejemplo, India tiene un
amplio sector comerical en productos forestales ‘menores’ que las comunidades residentes
recolectan, elaboran y venden. Como ejemplos cabe citar la seda, envoltorios para hacer
cigarrillos, alimentos y piensos, carbón, aceites, laca y resinas, especias y medicinas.

Valores del patrimonio nacional

Las tenencias forestales se han convertido en parte de unas estrategias más amplias
encaminadas a distribuir activos nacionales para conseguir una combinación conveniente de
crecimiento económico, justicia social y estabilidad, y conservar oportunidades medio
ambientales para las generaciones futuras.

El régimen de tenencia de tierras se ha diversificado en estas últimas décadas, respondiendo a


la variedad de funciones que cumplen los bosques, al crecimiento demográfico y a las
expectativas políticas, y ampliando las capacidades de orden técnico, financiero y organizativo.
A las propriedad pública de iure o al control local de facto se han venido a sumar toda una
serie de estructuras paraestatales de control de la tierra y el mercado. Estas incluyen sistemas
de cooperativismo estatal-local, estructuras locales de gestión y tenencias privadas para
actividades forestales a escala social, agrícola y familiar. Por lo tanto, la distribución forestal
implica opciones dentro y entre las políticas de orden fiscal, educacional, industrial, agrario y
de estabilización.

Sistemas ecológicos para la biodiversidad

Los bosques del mundo son laboratorios para la selección natural de los recursos genéticos de
plantas y animales y bancos dinámicos de almacenamiento de esos genes. Se considera que los
bosques tropicales contienen más del 50 por ciento de todas las especies vivas del planeta,
incluida una gran proporción de plantas y mamíferos de orden superior. Por ejemplo, en
Europa al norte de los Alpes hay 50 especies indígenas de árboles. En Malasia, se ha
encontrado una extensión forestal de casi 50 ha que contiene 830 especies de árboles y, en
Perú, en una sola hectárea se llevan registradas casi 300 especies de árboles.

Infraestructura

Los bosques proporcionan servicios infraestructurales sin los cuales merman las oportunidades
de desarrollo. Estabilizan las corrientes y los microclimas; protegen las estructuras de tierra y
terraplenes, como carreteras y canales; y drenan, dan sombra y purifican la atmosféra. Los
árboles urbanos refrescan a las ciudades, conservan la energía y absorben los contaminantes,
sirven de sustitutivos a una infraestructura más tradicional que, de no ser así, haría falta. Unos
árboles estratégicamente situados pueden reducir las necesidades domésticas de aire
acondicionado de un 10 a un 15 por ciento proporcionando sombra, y también pueden reducir
las necesidades de calefacción protegiendo de los vientos.

Son difíciles de predecir las consecuencias económicas y sociales de los cambios que se
verifiquen en los ecosistemas forestales. Las variaciones en la dinámica de las cuencas
fluviales, las regiones ecológicas o sistemas de vida silvestre pueden reducir o aumentar, por
ejemplo, distintos aspectos del bienestar humano; si no se tiene un conocimiento suficiente al
respecto, la imprevisibilidad de las consecuencias suele aumentar con el alcance del cambio. La
inundación de aldeas tailandesas arrastrando troncos, los desprendimientos de tierras sobre
aldeas del Nepal y la invasión de aldeas indias por elefantes privados de su hábitat y que lo
destrozan todo a su paso son ejemplos recientes de catástrofes que pueden ser evitados por
bosques bien ordenados.
Aunque la idea del ‘bosque como infraestructura’ todavía no tiene amplia acogida, la ausencia
de bosques exige evidentemente la construcción de infraestructuras a costa de otros empleos
posibles de un capital escaso.

Fuente de energía

Los bosques proporcionan energía que de lo contrario no la habría o costaría más obtenerla. La
madera sigue siendo el combustible primordial de la mayoría de los países tropicales y un
importante combustible en muchos otros. La madera puede sustituir a los combustibles fósiles
y a la biomasa agrícola, aligerando así la presión de costos sobre las necesidades que
pugnarían por estos recursos.

Surgen problemas nutricionales cuando la gente carece de leña suficiente para cocinar
debidamente sus alimentos y cuando su sustitución por estiércol reduce la fertilidad y la
productividad de sus terrenos. Su sustitución por combustibles fósiles, bien para fines
energéticos o de abono, puede resultar costosa en divisas o suponer la pérdida de
oportunidades futuras para su empleo en el país. En las políticas energéticas de países de Asia
meridional y de Africa se ha hecho gran hincapié en las plantaciones para leña.

Fuente de servicios mundiales potencialmente comerciables

Los bosques aportan muchos beneficios a nivel mundial: almacenan el carbono; mantienen
formas de vida diversas, singulares y raras; sirven de depósito para el potencial biótico; y
encierran fenómenos naturales todavía por explicar. Estas propiedades a nivel mundial
adquieren rápidamente valor a medida que se crean instituciones para protegerlas y se
desarrollan medios para traducirlas en formas comerciables. Para financiar a nivel nacional
estos posibles servicios se creó el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF).

El canje de deuda por protección de la naturaleza, las compras a largo plazo de almacenaje
forestal de carbono para las emisiones de la industria a la atmósfera, condiciones ecológicas en
los tratados comerciales y contratos internacionales para la concesión de derechos de
prospección biológica constituyen ejemplos iniciales del desarrollo progresivo del comercio
internacional en los servicios medioambientales del mundo.

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