viajamos Ofelia y yo a Cajamarca a esta bonita y activa ciudad serrana, enclavada en una llana y amplia planicie y que tiene como constante y celoso guardián al pequeño cerro llamado ‘‘Santa Apolonia’’ en cuyo pecho descubierto aún todavía podemos admirar algo que evoca y transmite a nuestros ancestras generaciones, la grandeza de una raza ancestral, pero que contrasta a corta distancia de este símbolo incaico se encuentra las arquitectónicas reliquias religiosas construidas hace más de 300 años por los invasores conquistadores españoles, a éstas reliquias coloniales acuden hoy. Autóctonos naturales, como mestizos a rendir cultos a nuestros … En esta ciudad tan rica en historia que hace 454 años, estampó su nombre en las páginas históricas de nuestro Perú se encuentra la Universidad Nacional de Cajamarca, que año tras año profundiza sus raíces como de las milenarias males andinos que la rodean se yergue pues como una filantrópica dama, cuyo único y querido propósito es amar el saber a cuántos jóvenes estudiantes tengan la suerte y los méritos necesarios para alcanzar de ella su sustento intelectual. Este viaje tan lleno de emociones que nos otorga sus sorprendente vía si querido y hermoso paisaje que de una manera casi imperceptible íbamos ascendiendo y dominando lentamente al coloso cajamarquino, la cumbre del ‘‘Gavilán’’, pero no es esta sola emoción la que pone nuestros nervios, habrá otras acompañadas de gratas satisfacciones que vendrán enseguida. Viajamos a Cajamarca exclusivamente para asistir a los actos celebratorios a realizarse con motivo de la culminación de sus estudios de la décima octava promoción de enfermería ‘‘Bodas de plata’’ integrada por 33 jóvenes alumnas que muy pronto egresarán de la Universidad para poner al servicio de quienes lo necesiten sus conocimientos profesionales adquiridos. Puedo describir en dos partes esta significativa fiesta cultural honorífica, el primero se realizó en la iglesia ‘‘El Monasterio’’ que fue previamente engalanada con vistosas flores se ofreció una misa con un ritual especial y alusivo a este singular acontecimiento, posteriormente se bendijo las tocas de toda la promoción, finalmente fue bendecida por el sacerdote en el altar mayor toda la promoción en conjunto, en este acto religioso primaron los fieles. Después de este acto religioso nos dirigimos a la Universidad en cuyo salón de honor se realizó otra significativa ceremonia con un programa cabalmente cumplido, empezó este acto con las palabras del señor decano de la Facultad de Medicina, se entonó el himno nacional coreado por todos los presentes, se hizo una reseña histórica de la Universidad desde su modesta fundación hasta lo que es hoy y después de que varios alumnos de la promoción se tomaran la palabra, se procedió a la colocación de tocas y distintivos por sus respectivos padrinos de cada una de las promocionadas, acto muy emotivo cuando nos correspondió a Ofelia y a mi cumplir con este requisito, dentro de nuestro nerviosismo cumplimos de todas maneras con nuestro compromiso de padrinar y con nuestro deber de padres, un cariñoso abrazo y una foto selló nuestra participación, así cumplimos con nuestra hija Elia, aquel abrazo fraterno fue el único regalo que recibió de sus padres. Finalmente, formó toda la promoción en el estado de honor de la Universidad donde entonaron el Himno de la Enfermería, finalizando ésta ceremonia con un brindis de Champagne, brindándose por un promisor y feliz futuro de esta nueva promoción de Enfermería. Ahora, paso a otra parte muy importante para mí y me dirijo directamente a ti, Elia Rosa y digo así querida hija, muchas veces he pensado en tu vida de estudianta Universitaria, pero jamás pensé encontrarme frente a la patética realidad, ésta realidad se puso frente a mis ojos al instante que llegamos a tu modesto y estrechísimo aposento, realidad inconcebible para mi hasta este entonces. Es seguro hija, que muchos estudiantes provincianos y de escasos recursos económicos sufran lo mismo que tú, los rigores que ocasiona una precaria situación económica, la pobreza limita, pero no quita el derecho a triunfar, enaltece a la persona y amerita la condición propia de ella cuando se eleva dentro de la adversidad para acometer acciones dignas y honrosas que algún día la sociedad indiferente sabrá considerar. Yo me pregunto y me seguiré preguntando: ¿A caso fue una promesa silenciosa hacia tus padres de que no desmayarías jamás en tu propósito? O una clamorosa solicitud de ayuda espiritual a nuestro creador para que Él te de la fortaleza suficiente para resistir más de 5 años de sufrimiento, de privaciones y estrechez, más de 5 años de semisoledad, nosotros no lo sabemos Elia, pero, tú si lo sabes cuál fue esa fuerza invencible que te ayudó a seguir adelante hasta alcanzar la raya final de tu ansiada aspiración. Pero querida hija, todas vicisitudes y adversidades por ti soportadas muy pronto quedarán atrás y solo quedará la huella indeleble de un triste e inmemorable recuerdo. Elia, hija nuestra, toda cosa tiene su precio, el triunfo también tiene un alto precio, mucho más cuando se lo consigues en condiciones adversas, es por eso Elia que habiendo tú escogido por decisión propia esta profesión de enfermería la que abriga principios humanitarios de nobleza y abnegación algún día te dará múltiples satisfacciones y del huerto que tu vienes cultivando durante 5 largos años con tanto sacrificio y privaciones comenzarás a cosechar los dulces frutos de tu personal esfuerzo. Elia para dar término a este modesto escrito solo te pido que tomes en consideración estas últimas palabras cuando tu comiences a ejercer tu profesión hazlo con modestia, con nobleza, con cariño, con trato afable y con amor al prójimo porque solo así estarás contribuyendo con parte de la medicina que un paciente necesita para su recuperación y con esta bondadosa atención un enfermo no se sienta aislado ni abandonado y más bien sí consolado y reconfortado dentro de sus ayes de dolor quizá llegue a pronunciar una trémula palabra de agradecimiento y gratitud o quizás según su estado una última significativa mirada para quién fue su atenta y bienhechora enfermera. UN RECUERDO PARA SIEMPRE TU PADRE FERNANDO CHEPÉN, OCTUBRE DE 1987