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Falange Española

Tradicionalista y de
las Juntas de
Ofensiva Nacional
Sindicalista
partido político español (1937-1977)

La Falange Española Tradicionalista y de


las Juntas de Ofensiva Nacional
Sindicalista (FET y de las JONS o FET-
JONS) fue el partido único del régimen
franquista y, a efectos legales, el único
partido permitido en España tras la Guerra
Civil. A pesar de su nombre oficial, durante
la dictadura fue comúnmente conocido
como el Movimiento Nacional,[nota 1] ​un
concepto que en realidad hacía referencia
a todo el mecanismo político del cual se
dotó la dictadura franquista durante su
existencia.
FET y de las JONS
Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista

Jefe Nacional Francisco Franco


Ministro-Secretario Véase Secretarios
general generales
Fundación 20 de abril de 1937
Disolución 7 de abril de 1977[1] ​
Ideología Franquismo
Fascismo[2] [3]
​ ​
Nacionalcatolicismo
Nacionalsindicalismo
Carlismo
Tradicionalismo
Anticomunismo[4] ​
Monarquismo[5] ​
Totalitarismo[6] ​
Posición Extrema derecha[7] [8]
​ ​
Partidos Comunión
creadores Tradicionalista
FE de las JONS
Sede C/ Alcalá, 44,
Madrid[9] ​
País España
Colores      Rojo
     Negro[10] ​
Himno Cara al sol
Organización Frente de Juventudes
juvenil
Organización Sindicato Español
estudiantil Universitario
Organización Sección Femenina
femenina
Organización Delegación Nacional
deportiva de Deportes
Publicación Arriba
Emisora de radio Cadena Azul de
Radiodifusión
Cadena de Emisoras
Sindicales
Red de Emisoras del
Movimiento
Bandera de la FET y de las JONS

La FET y de las JONS fue creada en abril


de 1937, en plena contienda, mediante el
llamado Decreto de Unificación y continuó
existiendo hasta 1977, cuando fue disuelta
por el gobierno de Adolfo Suárez en pleno
proceso de la Transición. Durante las
cuatro décadas que duró la dictadura, la
FET y de las JONS fue el único partido
permitido en el país, monopolizando
cualquier actividad política. Por otro lado,
se convirtió en el instrumento esencial del
aparato franquista para mantenerse en el
poder, tanto con el apoyo de los grupos
sociales tradicionales como entre los
veteranos del bando sublevado que había
combatido en la guerra civil española.
Historia

Antecedentes

Guerra civil española

Con el estallido de la guerra civil en julio


de 1936, la Falange rápidamente se puso
del lado de los sublevados en contra del
gobierno de la Segunda República.
Durante los primeros meses de la
contienda, el partido, que durante los años
1930 había constituido una pequeña
formación fascista en el ámbito político
español, expandió rápidamente su
militancia de varios miles a varias decenas
de miles.[12] ​La organización masculina
de la Falange se vio acompañada de una
organización auxiliar compuesta por
mujeres, la llamada Sección Femenina
(SF). Dirigido por la hermana de José
Antonio, Pilar Primo de Rivera, hacia el
final de la guerra civil esta organización
filial llegó a contar con más de medio
millón de miembros, proporcionando
servicios de enfermería y de apoyo
logístico a las fuerzas sublevadas.[13] ​

Desde antes del comienzo de la contienda,


José Antonio Primo de Rivera y otros
líderes de Falange se hallaban
encarcelados en cárceles republicanas,
por lo que la dirección del partido pasó de
modo provisional a Manuel Hedilla. Primo
de Rivera permaneció encarcelado durante
los primeros meses y tras ser sentenciado
a muerte, fue fusilado en la cárcel de
Alicante el 20 de noviembre de 1936, lo
que le convertiría en un mártir para el
posterior régimen franquista.

La Falange, convertida en la formación


política de la zona sublevada, siguió
estando en teoría al mando de Hedilla y de
los llamados «Camisas viejas», pero la
existencia de nuevos cuadros de mando
había cambiado radicalmente el equilibrio
de poder interno. En esta situación, con el
general Francisco Franco ya convertido en
líder de los «rebeldes», el 20 de abril de
1937 se decretó la unificación de Falange
Española de las JONS, los tradicionalistas
carlistas y, en teoría, el resto de fuerzas
políticas que habían apoyado la
sublevación militar que inició la Guerra
Civil.[nota 2] ​Mediante el llamado Decreto
de Unificación, el «generalísimo» Franco
se convertía en el Jefe Nacional del nuevo
partido único de la zona sublevada.[14] ​A
efectos prácticos, el nuevo partido se
convirtió en una comunión de distintas
fuerzas políticas organizadas en torno a la
figura de Franco. No obstante, la
unificación se llevó a cabo con la firme
oposición de los líderes de las dos
principales facciones unificadas:
Numerosos camisas viejas de la vieja
Falange (incluyendo Hedilla) y un buen
número de carlistas no se integraron en el
nuevo partido. Hedilla, que ya mantenía
una agria disputa con el llamado grupo de
los legitimistas, no reconoció la unificación
con los tradicionalistas y tampoco aceptó
el puesto de Consejero nacional que le
ofreció Franco, por lo que fue
inmediatamente detenido. Condenado a
muerte por un tribunal militar, algún
tiempo después la pena fue conmutada
por la de destierro, el cual cumplió en
Mallorca hasta 1947.[15] ​Por su parte
Manuel Fal Conde, líder de la Comunión
Tradicionalista, se encontraba exiliado en
Portugal cuando se produjo la Unificación,
y desde este país siguió oponiéndose
fírmemente a la misma:[16] ​

[...] No se había
olvidado de los
carlistas. Franco en
persona invitó a Fal
Conde, el jefe carlista
exiliado en Lisboa, a
formar parte del
Consejo Nacional de
FET, en noviembre de
1937. Fal Conde no
aceptó y el ofrecimiento
fue retirado
definitivamente el 6 de
marzo de 1938. El conde
de Rodezno, que seguía
en importancia a Fal
Conde entre los
carlistas, fue nombrado,
a pesar de todo,
Ministro de Justicia...

Ninguna de las formaciones políticas que


tomó parte en la guerra civil sufrió tal
número de muertes entre sus líderes
como ocurrió en el caso de la Falange
Española y de las JONS: Alrededor del
60 % de los miembros de Falange de antes
de la guerra perdieron su vida durante la
contienda.[17] ​Por el contrario, la mayor
parte de los locales y propiedades de los
demás partidos políticos o sindicatos
ilegalizados al final de la contienda
pasaron a formar parte del patrimonio de
FET y de las JONS.

Segunda Guerra Mundial

El partido jugó un papel discreto durante la


Segunda Guerra Mundial, llegando a
establecer varias delegaciones fuera de
España.

La posibilidad de la intervención española


en la contienda se convirtió un motivo de
preocupación para los Estados Unidos,
que investigaron las actividades de la
Falange en América Latina, especialmente
en Puerto Rico, donde los sentimientos
pro-Falange y profranquistas fueron
elevados, incluso entre las clases
dirigentes.[18] ​Algunos falangistas
promovieron la idea de apoyar la lucha de
las antiguas colonias españolas contra la
dominación norteamericana.[19] ​Por
ejemplo, antes del estallido de la guerra
mundial, el apoyo a Franco y la Falange era
alto entre la comunidad española de
Filipinas.[20] ​El Servicio Exterior de
Falange, que constituía el departamento
internacional del partido, colaboró, a
través de la Falange Filipina, con las
fuerzas japonesas en su lucha contra las
fuerzas militares estadounidenses durante
la conquista de Filipinas, en 1942.[21] ​

Durante la contienda los Servicios de


Información de Falange también
cooperaron estrechamente con los
servicios secretos de las Fuerzas del
Eje.[22] ​Los Servicios secretos de Falange
se hicieron cargo del espionaje político y
también del espionaje dirigido a los
diplomáticos aliados en la España
franquista.[23] ​
Primeros años del franquismo

Después de la guerra civil, se ha señalado


al partido como el encargado de
desarrollar una ideología para el régimen
de Franco. Este trabajo se convirtió en un
auténtico cursus honorum de los nuevos
políticos conversos que se habían
integrado en el partido tras el comienzo de
la contienda, los llamados Camisas
nuevas, en oposición a los más populistas
e ideológicos "camisas viejas" que habían
formado parte de la vieja Falange. Desde
la publicación de los estatutos del partido
el 4 de agosto de 1937, Franco ostentaba
el cargo de Jefe Nacional de FET y de las
JONS, y sólo respondía de sus acciones
«ante Dios y ante la Historia».[14] ​

Aunque inicialmente Raimundo Fernández-


Cuesta era el secretario-general de FET y
de las JONS, y en teoría el auténtico líder
del partido, en estos primeros años el
verdadero hombre fuerte de Falange fue
Ramón Serrano Suñer. Cuñado de Franco y
Ministro de la gobernación, logró acceder
a la jefatura de la Junta política de FET y
de las JONS, lo que le confirió un poder
enorme dentro de Falange.[24] ​La
esperaba entrada en guerra de España del
lado de los nazis fue vista por los sectores
más radicales del partido como la
oportunidad para poder completar la
revolución nacionalsindicalista pendiente
desde el final de la guerra española.[25] ​El
dócil Fernández-Cuesta abandonó la
secretaría general del partido y esta fue
puesta en manos del general Agustín
Muñoz Grandes, que además era
germanófilo. Entre 1940 y 1941 la
campaña de agitación de Falange, sin
embargo, les llevó a enfrentarse con
poderosos sectores del Ejército que eran
visceralmente contrarios a Falange. Esta
situación desembocó en lo que se conoce
en la historiografía como Crisis de mayo
de 1941, durante la cual Franco realizó
algunos cambios para tratar de conseguir
un nuevo equilibrio de poder en la Falange
y en el gobierno. Serrano Suñer (que pasó
al Ministerio de Exteriores) y sus
seguidores perdieron poder frente a otros
falangistas más conservadores y fieles a
Franco.[25] ​

Certificado emitido por FET y de las JONS sobre un ciudadano en 1954. Este tipo de documentos era imprescindible para
ciertas gestiones.
La influencia y el poder del partido
siguieron creciendo. La membresía de FET
y de las JONS alcanzó un pico de 932 000
miembros en 1942.[26] ​Sin embargo, los
conflictos internos no desaparecieron y
apenas un año después de la crisis de
mayo de 1941 surgió otra mucho más
grave que la anterior. En agosto de 1942
las tensiones terminaron estallando y
dando lugar al llamado atentado de
Begoña,[27] ​cuando un incidente entre
falangistas y carlistas acabó con el
lanzamiento de una granada de mano y
numerosos heridos. El atentado provocó el
cese de varios ministros del gobierno de
Franco, especialmente del ministro de
Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer,
y del ministro del Ejército, José Enrique
Varela, pero principalmente sirvió a Franco
para desbancar del poder a los
falangistas, a los que ya consideraba una
amenaza directa para su poder. En cuanto
a los autores del ataque, seis falangistas
recibieron condenas por el mismo y uno
de ellos, Juan José Domínguez Muñoz, fue
condenado a muerte y fusilado.[28] ​Con
anterioridad, tras la llamada «crisis de
mayo de 1941», José Luis Arrese ya había
emprendido una purga interna dentro del
partido, con el objetivo de expulsar a los
elementos más "incontrolados" o
"izquierdistas" que se habían afiliado
durante la contienda: en los siguientes
años fueron expulsados 4000
militantes.[29] ​Esta represión también se
extendió a otros órganos, como los
Sindicatos Verticales: el Delegado
nacional de sindicatos, Gerardo Salvador
Merino, y sus partidarios fueron purgados
y los sindicatos abandonaron sus
postulados revolucionarios.[30] ​

A partir de noviembre de 1942 los


falangistas radicales quedaron
desterrados de la dirección del partido,
que tras la constitución de su III Consejo
Nacional vio su composición desterrada
de todos aquellos partidarios de Serrano
Suñer y, en cambio, copada por dirigentes
falangistas dóciles ante las decisiones de
Franco.[31] ​De hecho, muchos de estos
nuevos líderes estaban más preocupados
por mantener sus parcelas de poder y
limitar el poder de sus rivales.[32] ​Esto
coincidió con el cambio de rumbo de la
Segunda guerra mundial, especialmente
tras la Batalla de Stalingrado, que terminó
en una catástrofe militar para Alemania.
Ante aquel cambio radical de la situación
internacional, Franco se empezó a
distanciar de las potencias fascistas. En
septiembre de 1943 dio órdenes para que,
en adelante, desde los medios oficiales se
empezaran a referir a la FET y de las JONS
como un "Movimiento" y no como un
partido.[11] ​

FET y de las JONS se acabó concibiendo


como la rama política del denominado
«Movimiento Nacional», concepto más
amplio con el que se definía al complejo
mecanismo totalitario de inspiración
fascista que pretendía ser el único cauce
de participación en la vida pública
española. Su discurso político expresaba
también la mezcla de elementos
ideológicos y retóricos fascistas,
ultranacionalistas, militaristas,
tradicionalistas, conservadores, católicos
(o nacionalcatólicos), monárquicos, etc.
FET de las JONS se
convirtió en la pieza
esencial de la
maquinaria del Estado
para crear las redes que
hacían posible
mantener fidelidades
tradicionales, a la vez
que ampliaban los
apoyos al cooptar
militantes entre todas
las clases sociales, con
lo que la base social de
la dictadura se
ampliaba y daba
estabilidad al
franquismo.[33] ​
Después de la Segunda Guerra
Mundial

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial


y la derrota de las potencias fascistas, la
situación internacional de la España
franquista se volvió muy complicada. Sin
embargo, a partir de 1948, habían
desaparecido los peores augurios para el
régimen.[34] ​El partido, que había estado
convenientemente silenciado después de
1945, volvió a reactivarse y vivió una
segunda etapa dorada: volvió a tener un
importante protagonismo en los ámbitos
políticos.[31] ​Se reactivó el cargo de
Secretario general del Movimiento,[34] ​que
había quedado vacante tras el final de la
contienda mundial. En 1953 llegó incluso a
celebrar su Primer congreso (que de
hecho, acabaría constituyendo el primer y
el último).[34] ​Durante la celebración del
congreso se aprobó una declaración en la
que se decía que la Falange no consentiría
«bajo ningún pretexto la ilegítima
actuación de camarillas que pretendan
mermarle su condición de única
inspiradora del Estado y,
consiguientemente, la autoridad de su
Jefe y Caudillo».[35] ​En 1956 el Secretario
general del Movimiento, Arrese, elaboró un
proyecto por el cual el papel de Falange y
su jefatura política se reforzarían
considerablemente en el seno del propio
régimen franquista.[36] ​Este proyecto
pronto se tropezó con la oposición de
importantes sectores de la dictadura —
Ejército, Iglesia, sectores monárquicos,
etc.— y el intento acabaría fracasando
pronto.[37] ​A partir del cambio de gobierno
de 1957, Falange perdió gran parte de su
influencia anterior, en beneficio de los
«tecnócratas» del Opus Dei.

En 1958 se aprobó la Ley de Principios


Fundamentales del Movimiento, una
norma que algunos historiadores han
considerado que supuso el principio del fin
para FET y las JONS como partido.[37] ​En
adelante se impuso definitivamente el uso
del término «Movimiento» para referirse al
partido, al tiempo que las bases
ideológicas falangistas se diluyeron hasta
prácticamente perder toda su antigua
esencia y convertirse en una mera
amalgama de distintos planteamientos
ideológicos.[37] ​

Decadencia

Con el paso de los años la influencia del


partido único fue decreciendo a paso
acelerado. A pesar de que seguía
habiendo afiliaciones —hubo 27 806
afiliaciones en 1969—, estas eran
demasiado reducidas como para
compensar las defunciones de la vieja
guardia del partido.[38] ​A esto se sumaba
el factor de que la militancia estaba
envejeciendo: en 1974 la media de edad
de la militancia en Madrid era de al menos
55 años.[38] ​Los cambios políticos del
régimen —Ley Orgánica del Estado y
nombramiento de Juan Carlos de Borbón
como sucesor de Franco— provocaron
disensiones internas. En 1969 un camisa
vieja, Francisco Herranz, se suicidó en
pleno centro de Madrid como protesta por
los cambios que estaban teniendo lugar
en el seno del régimen.[39] ​A pesar de ello,
la evolución del régimen continuó su
curso. El 3 de abril de 1970 una ley abolió
definitivamente el nombre Falange
Española Tradicionalista y de las JONS
(oficial desde 1937) y asentó
definitivamente el nombre «Movimiento
Nacional».[39] ​Para 1973 el «Movimiento»
tenía oficialmente unos 980 054
miembros, lo que constituía una de las
cifras más altas en su historia pero que
proporcionalmente (en relación con el
conjunto de la población) era mucho
menor de lo que había sido FET y de las
JONS en la época de Arrese.[40] ​Sin
embargo, aún peor era el problema de la
participación de la militancia en la vida
política, que era muchísimo más baja de lo
que había sido en el pasado.[41] ​

Desaparición

En 1976, tras la muerte de Franco, el


entonces joven político Adolfo Suárez fue
nombrado Ministro-secretario general,
siendo el primero bajo la nueva monarquía
de Juan Carlos I.[42] ​Para entonces la
influencia real del Movimiento en la
sociedad española no pasaba de ser
meramente anecdótica, aunque seguía
conservando su enorme entramado
burocrático y sus organizaciones satélites.
Sin embargo, los primeros meses del
reinado de Juan Carlos I no hicieron más
que confirmar el abismo que existía entre
el Movimiento Nacional y la sociedad
española. Ya en el verano 1976, Suárez fue
nombrado nuevo Presidente de gobierno y
bajo su presidencia dio comienzo el
desmontaje de las estructuras del
franquismo y el paso a un régimen
parlamentario, especialmente tras la
aprobación de la Ley para la Reforma
Política.

El 7 de abril de 1977 el Gobierno Suárez


decretó la disolución oficial de FET y de
las JONS,[1] [9]
​ ​aunque algunos de sus
organismos internos —especialmente los
del mundo de la comunicación, órganos
culturales y órganos deportivos— todavía
existieron durante algunos años más.[43] ​
La desaparición de los órganos que
formaban el «movimiento» implicó el
traspaso de todo su personal a la
administración pública del Estado con
categoría funcionarios públicos.[43] ​En el
caso de las trabajadoras de la Sección
Femenina, por ejemplo, fueron transferidas
mayoritariamente a las Bibliotecas del
Estado aun cuando esta medida tropezó
con la frontal oposición del cuerpo de
bibliotecarios.[44] ​
Poco después de su autodisolución, en
paralelo, surgieron algunos partidos que
pretendían ser sus continuadores, como
Falange Española de las JONS (fundado
en 1976), Falange Española de las JONS
(Auténtica), Falange Española
Independiente (ambas fundadas en 1977)
o los Círculos Doctrinales «José Antonio».

Simbología y uniformidad
FET y de las JONS adoptó una
combinación de símbolos que reflejaba la
distinta procedencia de las fuerzas que
conformaron el partido. Se vestía como
uniforme la camisa azul de la Falange y la
boina roja de los Requetés. Se añadió
asimismo una corbata negra en señal de
luto por José Antonio Primo de Rivera.
Muchos falangistas no aceptaban la boina
roja como elemento del uniforme y la
consideraban una imposición. Por ello, en
muchas ocasiones solían llevar la boina
roja en la charretera de la camisa azul. Al
igual que ocurría con los falangistas, la
militancia de procedencia carlista
tampoco aceptó de buen grado el uso de
elementos de origen falangista.

Las banderas que presidían los actos


correspondían del mismo modo a las
principales fuerzas que conformaron la
organización. Presidía todos los actos del
partido la Bandera Nacional de España,
flanqueada por las de Falange y la Cruz de
Borgoña de los tradicionalistas. El
principal himno del partido era el "Cara al
Sol", (obra del músico guipuzcoano Juan
Tellería y otros) aunque también gozaron
de cooficialidad formal, entre otros el
"Oriamendi". Esta situación se mantuvo
hasta el final mismo de la dictadura.

El saludo con el brazo en alto y los gritos


rituales, como ¡Arriba España! o "España,
Una, Grande y libre", de procedencia
falangista, completaban el grueso de la
imagen externa que se proporcionó al
partido.

Estructura orgánica
Con la creación de FET y de las JONS, en
los estatutos de 1937 se establecían doce
"servicios", que constituían distintas áreas
de organización y trabajo. Estos eran:
Servicio Exterior, Educación Nacional,
Prensa y Propaganda, Sección Femenina,
Obras Sociales, Sindicatos, Organización
Juvenil, Justicia y Derecho, Iniciativas y
Orientaciones de la Obra del Estado,
Comunicaciones y Transportes del
Movimiento, Tesorería y Administración, y
por último el Servicio de Información e
Investigación.[45] ​Con el tiempo, algunos
servicios adquirieron un papel más
relevante que otros, como fue el caso de
los siguientes:

Servicio de Prensa y Propaganda, que


tenía bajo su control tanto la red de
periódicos como la red de Emisoras del
Movimiento.[46] [47]
​ ​
Servicio Exterior de Falange, encargado
de la acción de Falange fuera de
España.[48] ​Tuvo un papel relevante
durante la Segunda Guerra Mundial.
Servicio de Información e Investigación,
una especie de servicio de inteligencia
del partido encargado de investigar a
opositores y confeccionar informes
personales.
Sección Femenina, órgano de
encuadramiento femenino. Tenían a su
cargo la gestión de organismos como el
Auxilio Social o el Servicio Social de la
Mujer.
Organización Sindical Española, órgano
de encuadramiento laboral. Bajo su
dependencia se encontraban
organizaciones como Educación y
Descanso (EyD).
Organización Juvenil Española, órgano
de encuadramiento juvenil. Organizaba
numerosas actividades educativas,
sociales y deportivas.

Los estatutos de FET y de las JONS de


1939 sustituyeron a los de 1937 y
supusieron una reorganización orgánica
del partido, estableciendo la creación de
dos nuevos organismos: la Delegación
Nacional de Excautivos y la Delegación
Nacional de Excombatientes.[49] ​En 1941
se estableció la Delegación Nacional de
Deportes,[50] ​que tendría un importante rol
sobre las actividades deportivas. En
diciembre de 1945, tras el final de la
guerra mundial, la Delegación Nacional del
Servicio Exterior fue disuelta.[51] ​

En julio de 1957 se procedió a una


reorganización interna del partido y el
número de organismos dependientes de la
Secretearía general se redujo. A partir de
ese momento las delegaciones nacionales
quedaron reorganizadas de la siguiente
forma: Sección Femenina; Juventudes;
Provincias; Prensa, Propaganda y Radio;
Educación Física y Deportes —antigua
delegación de Deportes[52] ​—;
Organizaciones; Asociaciones; y Auxilio
Social.[53] ​La nueva Delegación nacional
de Asociaciones asumió las competencias
de la Delegación Nacional de Excautivos y
de la Delegación Nacional de
Excombatientes, que desaparecieron.[54] ​

Secretarios generales
Aunque el dictador Francisco Franco
también ejercía como el líder del
«Movimiento», oficialmente el secretario
general era el auténtico jefe del partido.
Además, a lo largo de su historia la
secretaría general del Movimiento dispuso
de rango ministerial, lo que la convertía en
un miembro más del Consejo de
Ministros. El ministro-secretario general en
1975, Fernando Herrero Tejedor, murió
repentinamente en un accidente de
automóvil.[55] ​En toda la historia del
régimen franquista fue el único que
falleció en ejercicio de su cargo. Durante
toda su existencia estos fueron los cargos
que ocuparon la jefatura:
Francisco Franco fue el Jefe Nacional de FET y de las JONS hasta su muerte, en noviembre de 1975.

Nombre Inicio Final

Raimundo Fernández-Cuesta 4 de diciembre de 1937 10 de agosto de 1939

Agustín Muñoz Grandes 10 de agosto de 1939 16 de marzo de 1940

José Luis Arrese 20 de mayo de 1941 21 de julio de 1945[nota 3] ​

Raimundo Fernández-Cuesta 24 de noviembre de 1948 16 de febrero de 1956

José Luis Arrese 16 de febrero de 1956 26 de febrero de 1957

José Solís Ruiz 26 de febrero de 1957 30 de octubre de 1969

Torcuato Fernández-Miranda 30 de octubre de 1969 4 de enero de 1974

José Utrera Molina 4 de enero de 1974 5 de marzo de 1975

Fernando Herrero Tejedor 5 de marzo de 1975 12 de junio de 1975

José Solís Ruiz 18 de junio de 1975 12 de diciembre de 1975

Adolfo Suárez 12 de diciembre de 1975 8 de julio de 1976

Ignacio García López 8 de julio de 1976 7 de abril de 1977


Véase también
Falange Española
Falange Española de las JONS
Movimiento Nacional
Franquismo
Consejo Nacional del Movimiento
Falangismo en Hispanoamérica
Falanges Libanesas
Red de Emisoras del Movimiento
Simbología del franquismo
Notas
1. En septiembre de 1943 el dictador
Francisco Franco dio órdenes para que
en adelante desde los medios oficiales
se refiriesen al partido único del
régimen como un «Movimiento» y no
como un partido.[11] ​A partir de ese
momento se generalizó el empleo del
término «Movimiento Nacional».
2. El Decreto de Unificación sólo hacía
mención a la Falange y la Comunión
Tradicionalista Carlista. Los demás
partidos que existían en la zona
sublevada ni siquiera fueron
mencionados, por lo que
automáticamente quedaron disueltos
y sus militantes deberían solicitar el
ingreso en la FET y de las JONS.
3. Tras el final de la Segunda guerra
mundial, en julio de 1945 se formó un
nuevo gobierno y el Ministro-
Secretario general del Movimiento,
Arrese, fue cesado. El cargo perdió su
rango ministerial y Franco no nombró
a ningún sustituto, por lo que la
Secretaría general quedó vacante. Con
ello, posiblemente, Franco intentaba
romper con el pasado fascista, en un
intento de aparecer como un régimen
aceptable para las Potencias aliadas.
No sería hasta noviembre de 1948
cuando Raimundo Fernández-Cuesta
fue nombrado nuevo Secretario
general del «Movimiento», aunque
todavía sin recuperar el rango
ministerial.

Referencias

Pie de página

1. Jefatura del Estado (1 de abril de


1977). «Real Decreto-ley 23/1977, de 1
de abril, sobre reestructuración de los
órganos dependientes del Consejo
Nacional y nuevo régimen jurídico de
las Asociaciones, funcionarios y
patrimonio del Movimiento» (https://w
ww.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-
A-1977-8855) . Boletín Oficial del
Estado núm. 83, de 7 de abril de 1977
(Agencia Estatal Boletín Oficial del
Estado): 7768-7770.
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transnacional. La "network" de la
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Enlaces externos
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JONS.
Ley de Principios del Movimiento
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