Está en la página 1de 2

capitulo 14

El Club de las 5 de la mañana aprende que dormir es imprescindible

Una vez más, la mano del magnate se alzó en el aire y apareció un ayudante de la
nada. Esta vez, un hombre con aspecto de tener cuarenta y pocos años cruzó deprisa
la plaza, se detuvo en el centro y sacó un aparato al que se dirigió con un alto tono
de voz. Al cabo de un minuto, tres mujeres con pañuelo en la cabeza, como las que
salen en las fabulosas películas italianas de los años cincuenta, aparecieron en tres
relucientes vespas rojas. —preguntó la emprendedora, cruzando los brazos y
haciendo que las arrugas reaparecieran en su frente. Los tres viajeros serpentearon
por las antiguas callejuelas romanas. La luz del sol deslumbraba ya a los romanos y
a los turistas que llenaban las avenidas. En una de las plazas por las que pasaron,
una cantante de ópera de gran talento, con un hombre junto a ella recogiendo el
dinero, llegaba al corazón de los transeúntes cantando como si no hubiese un
mañana. Al continuar su expedición por las calles de Roma, el millonario, la
emprendedora y el artista vieron aún otra imagen llena de surrealismo: la Pirámide
Cestia, construida en torno al año 12 a. Increíble», pensó el artista mientras intentaba
mantener los ojos en las avenidas. La emprendedora se dio cuenta, por primera vez
en toda la mañana, de que en la espalda de la camiseta lucía estas sabias palabras
de Benjamin Franklin, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos: «La
madrugada tiene oro en la boca». La emprendedora sabía que esta aventura
sensacional llegaría pronto a su fin, pero esperaba que el señor Riley siguiera siendo
parte de su vida. Tras aparcar el escúter, sin decir una palabra, indicó a sus
discípulos que lo siguiesen: pasaron por delante de un busto de piedra del gran
general romano Julio César y bajaron una serie de escaleras, hasta un túnel oscuro y
polvoriento. Imaginad que estáis con estos tres seres humanos y tratad de visualizar
el aspecto del artista en ese momento. El artista miró a la emprendedora con los ojos
como platos. El millonario no dijo una palabra. Los pasos continuaron y la vaga luz de
una vela iluminó un deteriorado muro de la galería. El intruso se detuvo ante los tres
amigos, levantó la vela y dibujó cuatro círculos con ella. Y me dijo que quería hacerlo
aquí abajo no solo porque los habitantes de estas galerías duermen el sueño eterno,
sino también porque la ciencia ha demostrado que una de las principales razones de
una muerte temprana es no dormir lo suficiente. —No, no me digáis que es cierto —se
entusiasmó el millonario con la voz quebrada de alegría. Qué demonios, mi regalo
será hacerme cargo de todos los gastos, chavales. Es lo menos que puedo hacer por
los dos nuevos miembros del Club de las 5 de la mañana.
Capitulo 15

El Club de la 5 de la mañana aprende las 10 tácticas del ingenio

A. Milne: «Si vives hasta los cien años, yo quiero vivir hasta los cien años menos un día,
para no tener que vivir nunca sin ti». En el asiento trasero, la emprendedora se acercó
al artista mientras el coche circulaba ante magníficas catedrales neogóticas,
surcaba grandes avenidas flanqueadas de gigantescos rascacielos, tomaba la calle
del impresionante Theatro Municipal de São Paulo y cruzaba la avenida que llevaba
al majestuoso Parque do Ibirapuera. Las palabras que había compartido el artista
hicieron que el millonario recordara a su mujer. Y no eran los viajes lujosos a lugares
exóticos lo que más le venía a la memoria. Compartir una pizza barata pero deliciosa,
regada con un poco de aceite de oliva; leer libros en silencio frente a una acogedora
chimenea; los paseos por la naturaleza y las noches de ver películas y los viajes al
supermercado; bailar en el dormitorio la música que les recordaba lo mucho que se
querían; y otras cosas como la paciencia con que ella le enseñaba italiano, la risa un
poco caballuna que tenía al reír de buena gana… y la dedicación incondicional al
único hijo que habían tenido. «Los mayores tesoros de la vida son, desde luego, sus
momentos más sencillos», reflexionó. El artista alzó la mano para mostrar orgulloso su
anillo de compromiso y continuó expresando la profundidad de su amor mientras el
coche se deslizaba por la ciudad: —La quiero mucho, colega —le dijo al señor Riley—.
Desde que había asistido a la conferencia del Guía, sus disposición mental,
emocional, física y espiritual se había reordenado y mejorado radicalmente. Estaba
liberándose de las creencias restrictivas que se habían forjado en su turbulenta niñez
mientras se deshacía de las emociones tóxicas que nacían de sus traumas pasados,
así como de su actual problema con los inversores. Este profundo reconocimiento
había sembrado semillas de perdón aún más fueres en el interior de la
emprendedora. Desde entonces, su actitud había cambiado mucho y ahora acogía
todo lo que había tenido la suerte de aprender sin condiciones. También, y esto había
sido de lo más difícil, había acabado con la adicción a la tecnología que había sido
su forma de vivir… y que le había impedido producir sus mejores trabajos. Estaba más
en forma que en años, más feliz y serena que nunca, y era más productiva (durante
los períodos en que se dedicaba al trabajo lejos del artista) de lo que había podido
llegar a imaginar. Y todo lo que había logrado era gracias al Club de las 5 de la
mañana, que, como comprendía cada vez mejor, le permitía proteger sus dones
naturales en un mundo comercial invadido de ruido, estrés e invitaciones a las
continuas interrupciones. La Hora de la victoria le estaba proporcionando un
momento de aislamiento, al principio del día, para construir sus cuatro imperios
interiores, lo que le permitiría erigir los exteriores.

También podría gustarte