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CARLOS MARrA CARCOVA

CARLOS 1v1ARÍA CÁRcavA

Es abogado y doctor por la Universidad de Buenos Aires.


Es profesor titular ordinario de Filosofía del Derecho en la Facultad de
Filosofla y Letras (UBA) y profesor titular ordinario de Teoría General del
Derecho en la Facultad de Derecho (UBA).
Ejerce la docencia de grado y de posgrado en universidades nacionales
(UBNUNRlUNL) y extranjeras (EspañalBrasil).
Es investigador Clase 1 de la Universidad de Buenos Aires.
Ha dirigido el Departamento de Carrera Docente de la Facultad de De-
recho (UBA) desde 1994 a 1999.
Dirigió la Carrera de Especialización en Sociología Jurídica y de las Ins-
tituciones, Facultad de Derecho (UBA).
. Dirige el Instituto de Investigaciones Jurídicas "Ambrosio L. Gioja" des-
de el año 2001. Las Teorías Jurídicas
Es consultor externo de CONEAD y CONICET.
Post Positivistas
Segunda edición

Advertencia al ae.:tor
El contenido de 1. presente obr. DO ba sufrido
modificaci6n alguna respecto de l. edición amc:rior,
CUIl excepci6n d<!l discRo gráfico .

fJJ'~AbeledoPerrot8
CAPÍTULO XIV

JUSN'ATURAUSMO VERSUS POSITIVISMO JURÍDICO:


UN DEBATE SUPERADO

l. UN POCO DE HISTORIA

..... De las dos. partes principales de nuest~a naturaleza, razón y pa-


sión, proceden las dos clases de conocimientos:!matemático y dogmático.
El primero está libre de disputas y controversias, cosas en que la verdad
y el interés de los hombres no se oponen entre!si, pero en el segundo no
hay nada que no se pueda discutir, porque comPara a los hombres y trata
a sus derechos y beneficios; de forma que tantas veces como esté la ra-
zón en contra de un hombre, otras tantas estará él en contra de la razón.
De ello se desprende que todo lo que han escrjto los hombres acerca de
la justicia y de la política se halla plagado de ~ontradicciones ... Para re-
ducir esta, doctrina a las reglas y a la infalibilidad de la razón no "existe
otro medio que establecer unos principios bás~cos tales que, al no inspi-
rar desconfianza a la pasión, no sean desplazados; y a continuación fun-
damentar, a partir de ellos, la verdad de las casas en la ley natural (que
hasta ahora ha sido establecida en el aire) de mbdo que el conjunto resul-
te inexpugnable. Ya conoce S.S. por nuestr~ conversaciones privadas
cuAles son estos principios aptos para servir de t1mdamento, pero siguiendo
sus instrucciones han sido aquí ordenados metódicamente... Presento esta
obra a S.S. como la auténtica y única fundameiltación de semejante cien-
cia... Sería extraordinariamente beneficioso parr a la República que todqs
los hombres profesaran las opiniones aquí expuestas referentes al dere-
cho y a la política". i
Con estas palabras introducia Thomas HQbbes, en 1640, a la consi-
deración de su protector el joven Guillermo, lPrincipe de Newcastle, el
texto de la primera de sus grandes obras pol1ticas los Elementos de dere-
194 LAS TEORÍAS POSTPOSITlVISTAS JUSNATIJRALlSMO VERSUS POSITIVISMO JURlDlCO ... 195

cho natural y político (1979) l. Delineaba en esa epístola, con notable estatus epistemológico de la categoría de "norma fundamental" como fic-
senciUez y economía expresiva, el gxan pro)'ecto intelectual del jusna- ción (1987, ps. 81 y ss).
turalismo racionalista del siglo XVll: fonnular una teoria del derecho, de Son muchos los autores que han intentado mostrar, -aunque desde
la moral y de la politica "more geométrica". Una teoría que, rompiendo criterios muy heterogéneos- esta continuidad entre los dos grandes para-
con el modelo aristotélico que infonnaba el historicismo dominante, fue-
ra capaz de explicar y fundar aquellas prácticas y conocimientos a la
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digmas de ciencia jurídica de nuestro tiempo. Al punto de concebir, s?lo
como verdadero impugnador (de ambos) al tipo de enfoque que, naCIdo
manera en que 10 hacían las ciencias demostrativas. Éste fue el criterio ':,
con Aristóteles informa luego la concepción historicista y llega hasta
metódico que permitió considerar a autores tan heterogéneos como Locke, :J nuestros días d~ mano de la nueva retórica y de la hermenéutica, influ-
Hume, Groccio, Puffendorf, Kant o Rousseau, junto a Hobbes y muchos /~
yendo, claramente, además, en el desarrollo de las denominadas corrien-
más, como integrantes de una misma escuela 2 . tes criticas del pensamiento jurídico contemporáneo. Un enfoque que
Este afán raciona~dor tendió a desvincular el derecho, la moral y podria denominarse "comprensivo" frente al que es propio. tanto del ~usna­
la política, de la autoridad de las tradiciones y, consecuentemente, de otor- turalismo como del positivismo, al que podría, en cambIO, denonunarse
garles una fundamentación capaz de trascender los grandes relatos para "explicativo", según la tradicional distinciÓn que da título a una de las
instalarse en un más firme terreno, constituido a partir de unos pocos obras más sign¡ficatívas de G. H. von Wright 3 .
principios autoevidentes de los cuales debenan inferirse el conjunto de No cabe duda que el intento de los jusnaturalistas de fundar una éti-
las normas o reglas del orden. Se trataba, pues, de una puesta en práctica ca racional, liberada de la teología y encargada de fundamentar la universa-
del modelo demostrativo que exhibía, orgulloso, su carácter abstracto y lidad de los.principios de la conducta humana, fue una empresa imponente.
formal. Tampoco puede ignorarse, el enorme valor elucidatorio del positivis~o
Como es sabido, el predominio absoluto del pensamiento jusnatu- critico. Sin embargo, la pregunta que debería formularse frente a las ]ll-
ralista duró aproximadamente dos siglos. Pero aún cuando con los comien- suficiencias, inconsecuencias y aporías de ambos modelos, es si los pre-
zos del siglo XIX se inicia también su declinación, y emergen, con fuer- supuestos epistémicos sobre los que ellos se asientan, son los adecuados.
za renovada, el historicismo y con gran contextura teorética el positivismo, No se trata, al formular esta pregunta, de ignorar que, alIado de las cues-
su influencia perdura, ostensiblemente, hasta nuestros días. Por una par- tiones de esa índole, corren en paralelo las cuestiones de carácter ~olítico
te, porque el modelo racional consensualista subyace en el fundamento o, dicho de otra manera, la apreciación que de las teorías y doctflnas se
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político de la organización del Estado moderno y renace actualmente en ' ,;
realiza en función de las consecuencias que ellas ofrecen en el concreto
las distintas variantes del neocontractualismo (Rawls, Appel, Habermas, plano de las relaciones sociales, de la organización y distribución del
Nino, etc.); por la otra, porque, desde una perspectiva epistémica, el po- .. poder, de las formas de su ejercicio, etcétera .
sitivismo primero y las corrientes analíticas más tarde, representan más
una continuación que una ruptura respecto de la concepción jusnatura1ista,
en tanto fundamentan el orden en una matriz que también es de naturale- :~~
i ','., 'j...
lI. CRÍTICA POLiTICA y CRiTICA METÓDICA
.....
za formal y abstracta. La noción de sistema que vertebra la obra justicie-
.'.
ram ente emblemática del positivismo, la Teoría pura del derecho de Hans
Kelsen, es de naturaleza Bxlomática. O por lo menos lo ha sido hasta que ;l El empeño jusnaturalista de construir un orden universalmente váli-
do, habia implicado una batalla memorable, como ~finna Bobbio 4, con-
tra el principio de autoridad dominante en los estudIOS de derecho. Tam-
-pocos años antes de su muerte- el gran jurista austriaco introdujera im-
portantes novedades, ciertamente aún no elaboradas, en relación con el :<1 bién había servido, por otro lado, para otorgar fundamento a las formas
más despóticas del absolutismo político. Cualquier teoria qu~ 'pret~nda "na-
I HOBBES, Thomas, EfemenUJ$ de derecho na/ural y politico, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1979.
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turalizar" la vida social no implica sino 1ma forma de legItlmaclón y re-

2 Con( a BOBRIO, Norberto, "El modelo jusnatnralista", en Es/mlios de historia 3 VON WRlGHT, Georg R., Explicación)' comprensión, Alianza, Madrid, 1979.
de la filosofia: de Hobbes a Gramsci, Debate, Madrid, 1985, p. 73. . ,-
~ .
4 80BBIO, N., "El modelo ... " , cit., pi. 73 Y ss .
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196 LAS -mORtAS POSTPOSITIVISTAS JUSNATtJRALlSMO VERSUS POSITIVISMO roIÚDlCO ... 197

producción de un dcteiminsdo y, ciertamente, contingente modo de re- i .


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des de fin del segundo IDilenio que poseen rasgos, a un mismo tiempo
parto del poder social Toda teorla, en cambio, positiva y realista: tiene ¡ • novedosos, contradictorios y paradojales. 1
1

la ventaja -aunque no se proponga dar cuenta de la contingencia- de evi- 1 \ I


!
tar el riesgo de sacralizar lo dado. Éste es el caso del denominado: posi-
tivismo critico (por oposición al formalismo extremo) que, sin embargo lIl. LAS PERIPECIAS ACTUALES DEL DEBATE
exhibe límites de otro orden, por ejemplo, al identificar legitimidad y le- I I

galidad. Por ese camino, la cuestión acerca de los derecho humanos; o de Una. prueba convincente de tales limitaciones podria estar implica-
otro modo, de los prerequisitos mismos de la socialidad en las soCieda- da, actualmente, en la ausencia de represenla4tes paradigmáticos de una
des modernas, se toma materia impertinente para la reflexión jurídica o y otra tendencia Cada vez es más dificil encOntrarlos, al menos. en esta-
jusfilosófica. do "químicamente puro". Cuando hace poco JIlás de diez años Doxa, la
La cirítica metodológica que el historicismo formula aljusnaturálismo, importante revista jusfilosófica editada en Alicante, España, bajo la di-
puede, sin dificultad, extenderse al positivismo. También la Critica.;políti- rección de Manuel Atienza, publicaba su primer número, pudo compro-
ca Pero, esta última tiene al menos dos caras: una conservadora, que ve barse lo anterior. Se convocó alli a. más de c~cuenta especialistas p:o;e-
en la abstracción del derecho racional un componente subversivo; y otra .¡ ni entes de distintos enfoques: la teoría general del derecho, la 10glca.
revolucionaria, que en esa abstracción ve el recurso ideológico mediante jurídica, la inf~rmática. jurídica, la socio logia ~el derecho, etc. Los había
el cual se oculta. con la promesa formal de igualdad y libertad, la :efecti- europeos y amencanos (en sentid9 amplio); cqnsagrados la mayoría, des-
va desigualdad de los hombres y las formas históricas de la dominación. tacadas promesas los menos. Cada uno debía Uar cuenta, de manera muy
La critica metodológica, en cambio -sostiene Bobbi<r- ha tenido wl~ sola breve, de su "biografla intelectual", seil.alaodqcuáles habían sido sus in-
cara. El jusnaturalismo es reo de haber pretendido estudiar el mundo de tereses teóricos fundamentales, y cuáles las llineas de investigación en
la historia con los mismos instrumentos conceptuales con que los :f isicos curso. Muy pocos entre todos ellos, adscribierf n a una posición, digamos,
han estudiado el mundo de la naturaleza y, al actuar de ese modo~ lo ha ortodoxa. Y los que 10 hicieron, la matizaron p'rolijarnente. La mayoria se
"desnaturalizado".s. A la vez, cuando el positivismo ha puesto como fun- ubicó en un punto de relativa equidistancia, rcfonociendo los aportes pr~­
damento del derecho, en su afán por distinguir el ser del deber ~er. un blemáticos de 'las dos corrientes e intentando !diversas formas de sintesJs
presupuesto gnoseológico, no ha hecho otra cosa que "despositiviZarlo". o procurando el desarrollo de modelos altem~tivos. .
Está claro, pues, que el valor político de las teorías no puede ser ) Por otra parte, son conocidos los problemas que se plantean cada vez
consjderado sino en la articulación de " dispositivos", en el sentido foucaul- !
1 ' ."
que se pretende sentar las bases de un debate:: racional, en el que medie
tiano de esta expresión, sobredeterminados históricamente. Dicho d~ otro inteligibilidad argumentativa y cierto grado d~ conmensw-abilidad de las
modo, que tanto el jusnaturalismo como el positivismo han cumplido,
! "; .¡,' diversas posiciones. Mientras que por el ladol del jusnaturalismo se care-
,'r ,
según las épocas, papeles más progresivos o más conservadores. Pero,. si ce en general de estructuración teórica, pero!se señalan acuciantes pro-
desde estc punto de vista el esfuerzo racionlllizador de ambas es.c uelas blemáticas vinculadas con los temas de la legitimidad y la justificación,
debe juzgarse en términos relativos, subsiste, en cambio, eD términos .' ' por lo general ,consideradas impertinentes por; los positivistas, por el lado
menos relativos, la impugnación metodológica. de estos últimos, nos encontramos con variopintas especies, que aceptan L

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Una impugnación que se dirige a una y otra, y que consistirfa, bási- cada una de ellas, subconjuntos diferentes 'le premisas, como identifi-
camente, en mostrar que sus limitaciones epistemológicas les han;impe- catorías del paradigma que sustentan. Podría: ilustrarse 10 expuesto, con
dido enriquecer sus presupuestos y vigorizar su entramado conc~ptual, el trabajo ya élásico que Norberto Bobbio d~.dicó al tema (1965). Decía
como para estar en condiciones de dar cuenta de la creciente compleji- :.;'r \
en el prólogo de su libro: "Más que alistarme en uno de los dos bandos
dad del fenómeno jurídico en el momento actual, es decir, en las SQcieda- :' , '
he preferido, ~n estas páginas, tratar de aclarár la complejidad de los tér-
minos de la oposición, la imposi~iIídad de ~educir el problema de sus
S 8oBBIO, N., wEI' modelo ..." , cit., p. 92. relaciones a una sola aItemativa y, en definitiva, demostrar las razones
JUSNATURALlSMO VERSUS POSITIVISMO JURíDICO ... 199
198 LAS TEORÍAS POSTPOSITIV1STAS

Contra el segundo, se ha argumentado que no hay materia especialmente


por las cuales el alistamiento en uno u otro bando es a menudo el fruto
reservada a uno u otro de los derechos distinguidos y que las reglas pue-
de una elección irracional y no de una reflexión meditada". den ser mejor identificadas por su creaciÓn o por sus condiciones de apli-
cación, que por Su contenido. Contra el último se ha desalTollado el prin-
1. El esquema de Bobbio cipio axial del positivismo: el fundamento del orden no e.s ~a regla, .10
que supondría un regreso ad infinitum, sino un hecho consntutlvo, ~l pnn-
Me parece expositivamente provechoso evocar el siempre claro es- cipio de efectividad. La existencia de la primera norma, para deCIrlo en
quema bobbiano, aun a riesgo de detenerme en cuestiones muy conoci- otros términos, resulta de su eficacia y no de su validez.
das por los especialistas, porque tal esquema será útil en términos de la En 10 que respecta al positivismo, Bobbio distingue. tres criterios de
argumentación que me propongo desarrollar más adelante. Por otra parte, uso: i) En tanto criterio epistémico, suponc una separación tajan!e: entre
como se verá, el mismo es recogido por Nino 6, en la crítica que dirige a cualquier derecho ideal y el derecho realmente existe~te .(para uh~l~r la
Dworkin y en la que sostiene una postura especialmente relevante a los célebre expresión con que Gorbachov se refirió al SOCIalIsmo SOViétIco),
fines de .estos análisis, porque concierne, precisamente, a la posible diso- entre el derecho como hecho y el derecho como valor, entre el derecho
lución de la controversia entre jusnaturalístas y positivistas. que es y el que debe ser. Esta distinción ti~ne con.se~u.encias teÓricas de
Para el destacado maestro italiano, existen al menos tres sentidos la mayor trascendencia, pues implica defirur la obJenvldad como n~utr~­
diversos en que los autores jusnaturalistas han presentado sus puntos de lidad ética, hacer del derecho positivo el objeto recortado de la CIenCia
vista: i) para algunos, especialmente los de tradición teológica, el D.N. del derecho y dar prioridad a un criterio de tipo explicativo, elimina.ndo
seria el conjunto de primeros principios, que están dirigidos al legislador. como impertinente, todo criterio de naturaleza finalista en la tarea del Juez
Las reglas, de éste emanadas, deben ser obedecidas más allá de su conte- o del jurista. ii) En tanto teoría acerca del derecho, siendo pro~ia y coex-
nido, porque cuentan con aquel fundamento de lcgitimidad; ii) para otros, tensiva respecto de la formación del Estado moderno, se IdentIfica como
en cambio, seria el conjunto de principios que deiroen la recta razón, teoría del derecho estatal, del derecho como voluntad del soberano. Sos-
mientras que el derecho positivo, en cambio, el conjunto de dispositivos tiene así, que toda decisión debe basarse en una regla, que dicha ~egla ha
práctico-políticos, destinados a expresarla. Una distin.c ión que Kant pro- sido sancionada por el Estado y que el conjunto de las reglas sanCIOnadas
puso, en términos de dc~echo preceptivo y derecho perentorio; iii) por constituyen una unidad. De tales presupuestos se siguen estas conclusio-
último, para otros el D.N. no sel"ia sino el fundamento de legitimidad de nes: a) el sistema está destinado a regular la coerción legitima; b) las re-
la potestas atribuida al legislador humano. En esta línea, la posición CODS- glas constituyen imperativos o mandatos; e) la única fuente del derecho
picuamente desarrollada por el autor, cuya cita encabeza este trabajo. es el derecho; d) el orden es completo, y e) la actividad del intérprete es
Al primero de estos puntos de vista se han opuesto todas las teorías de naturaleza lógica, se trata de la aplicación de la ley según cánones
inmanentistas. es decir, las que han buscado fimdamento secular e histórico establecidos, reconocibles y operativos. ¡ti) En tanto ideología de la jus-
al tema del poder. La critica proveniente del historicismo descalifica toda ticia, atribuye un valor positivo al derecho existente bien porque emana,
construcciÓn pretcndidamente natural que apela a fónnulas huecas, suscep- sin más de la autoridad, bien porque provee orden, paz y certeza. En
tibles de ser satisfechas por cualquier contenido e interpretadas de cual- cualqui;r caso la consecuencia es que identifica legitimidad con legalidad.
quier manera. Cuando cualquier interpretación es posible, sólo será adecua- ., Con el p;ecedente esquema por delante, Bobbio llega a las siguiente
da la que posea el respaldo de la historia. Esta critica ha sido compartida conclusión: ..... Si la noción de positivismo jurídico se reduce a aquella
tanto por los historicistas de derecha, como por los de izqulerda, por los doctrina que, en el tradicional conflicto entre derecho na~~al y ~erecho
positivistas, evolucionistas, utilitaristas, pragmatistas, sociologistas, etc. positivo, afirma la exclusividad del segundo, esta exclUSIVidad .nene un
' ;'1 significado diverso según que se convierta en la base de una é!lca (o de
/ ',: una ideología política), de una teorla o de un método. En el pnmer cas?
.J .
6 Nmo, Carlos S., "Dworkin y la disolución de la controversia 'positivismo vs. significa que el derecho positivo y no el derecho natural, debe de.. ~nnl­
iusnaturalismo' ", Revista de Ciencias Saciales de la Universidad de Valpqraíso, Edeval, .)~ "

Valpacaíso, 1993, nro. 38, ps. 495 y ss.


:"" , t nar la conducta de los hombres; en el segundo, que el derecho POSItiVO y

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I
200 LAS TEORíAS POSTPOSITlVISTAS JUSNATURALlSMO VERSUS POS(TIVlS~O JUiÜOICú ... 201

no el natural, proporciona la mejor explicación del fenómeno jurídico; en y Hart, aceptan algunas de las tesis atribuidas a aquél, pero rechazan otras,
el tercer caso que el derecho positivo y no el derecho. natural constituye en compleja y dispar combinación. Al mismo tiempo, sefiala, algunas de
el Ooojeto propiOo de la ciencia jurídica" 7. Según su puntOo de vista: el re- tales tesis son también aceptadas por autores ¿luamente no positivistas.
sultado del análisis es que jusnaturalismo y positivismo juricOo serian in- En suma, Ninocree que la única y central tesis que caracteriza al positi-
compatibles como ideologías de la justicia o como concepciones éticas y vismo es aquella que Bobbio identifica como criterio epistémico, esto es,
también lo serían cOomo teorías generales del derecho" pues nOo se puede á que el derecho es un fenómeno social que puede ser identificado por un
un tiempo sostener la preeminencia de un derecho sobre otro por un lado observadOor externo y descripto objetivamente, kin recurrir a cOonsideracio-
y la exclusiva existencia de uno de eUos, por el otro. Pero 'no serian in~ nes morales acerca de su valOor. Y que Dworkin, considerado actualmente
compatibles metodológicamente, pues operan en planos diversos. Y con- como lino de los críticos más característicos d~l positivismo, adopta una
c\uy.e: .....Uno de lo~ fines de este estudio que muestra la variedad y com- estrategia para confrontarlo tan peculiar, que ~ermina discutiendo en un
pleJidad de las relaciOnes entre el jusnatura\ismo y el positivismo jurídico, nivel distinto del nivel en el que razona el positivismo. En consecuencia,
era recomendar de ahora en adelante cierta cautela en la atribución a este sostiene Nino, la polémica tendería a disolver.se. El trabajo de Nino ha-
o aquel autor del mérito (o del demérito) de serjusnaturalista o positivis- bía tomado inicialmente, como referencia, l~ recopilación de artículos
ta. Como ha mostradOo Cattaneo en su estudiOo sobre el positivismo jurídi- del profesor estadounidense, publicados bajo l~ denOominación de Taking
co en ~glaterra., autores que eran considerados como representantes típi- Rights Serius/y (Cambridge, Mass., 1977) y fue dado a conocer en la Re-
c~s . de. la tradición positivista, resultan -cuando se hacen las debidas vista Latinoamericana de Filosofia. La versión;que más arriba he referen-
dlStin~ones- ~ue e~ ciertos aspectos son jusnaturalistas o que fo~ulan ciado, es la que se incluye en el volumen nro. ~8 (1993) de la prestigiOosa
las mIsmas eXIgenCias que los jusnaturalistas. Creo que el modo niás pru- Revista de Ciencias SOociales de la Facultad de Derecho de la Universidad
dente. ~e ~esponder a la pregunta acerca de si cierto autor es jusnaturalista de Valparaíso, Chile, dirigida por el ProL Agustín Squella Nuducci y de-
o pOSlhvlst~ es decir" con un gesto de cautela: ' ... depende'. Depende del dicado a la obra de Dworkin. Nino incorpora¡en ella un apéndice, en el
~unto de ~lsta en que uno se coloca para juzgarlo. Puede ser que sea que se refiere no s610 a las novedades introducidas en el pensamiento
J~snaturalista ~~sde un punto de vista y positivista desde otro. Enla me- dworkiano con la publicación de Law s Empite (Cambridge, 1986), sino
dida qu~ sea utll po~go de ejemplo mi propio caso personal: ant~el en- a su propia evolución que marca el abandon~ de las posiciones que lo
f~tamJe?to de las. Ideologías, donde no es posible ninguna tergiversa- vinculaban al tipo de positivismo cuyo aciert;o intentó, durante muchos
ClO~,.s~y Jusnaturahsta; con respecto al métOodo soy, Con igual convicción " años, defender;y distinguir y al que denornin(> a veces "metodOológico",
"1)
POSlh~lSta; en lo que se refiere, finalmente, a la teoría del derecho, no siguiendo a Bobbio, y otras -comOo en este caso- "conceptual".
soy Ol lo uno ni lo Ootro" 8. ";.i' Detengámonos ahora en su consideracilsn ' acerca de las ideas de
I
I
";,
".:j Dworkin, en las de este último y en las de al~os otros de sus criticos o
'. panegiristas. Ello pennitirá, una vez más, coq:,.probar lo enmarañado de
2. NinolDworkin: ¿se disuelve la polémica? II .'"
".o, .

un debate que obliga a los contendientes a relativizar de manera., perma-


nente sus posiciones, a introducir excepciones; distingos y recOonocimien-
Carlos ~ .. Nino, por s~ parte, en el ya mencionado trabajo en ;~1 que
~lant.ea su cntlca a D~Oor.kI?, adopta una caracterización del positivismo
¡, tos parciales y atribuir al fin., importancia relcrvante, a una posición que,
como la del sucesor de H. L. Hart en la cátedra de Jurisprudence de
JurídICO claram.e~te tnbuta~la de la de Bobbio, para destacar luego '-fun- I
Oxford, carece, segím creo, de toda contexturh teórica, pero que tiene el
dado en el anáhslS que reahza- que los autores considerados cOomo ¡repre- i
I enonne mérito de poner por delante de los jus*ósOfOostradicionales, cues-
sentantes máximos del modelo, tales como Bentham, Austin, Kelsert' Ross ji :
i tiones que durante afiOos se han negadOo a consiDerar o a tomar siquiera en
I
.,I
cuenta, como las que exhiben al derecho corn~ un discurso de poder y lo
7 BOBB/O. Norberto. El problema del positivismo jurídico, Eudeba, Bueno~ ,Airell, rl~-
describen, consiguientemente, en su articulación con la política; como las
1965, p. 87. , ! que restituyen ¡la importancia de un análisis <;omprensivo del fenómeno
8 8oS810, N .• El problema ...• cit., p. 89. I ! ;
jurídico, que complementa y enriquece, sin ex !luir, un análisis de tipo ex-
i "
.'

1 -1 ~

L '1
202 LAS TEOIÚAS POSTPOSITlVlSTAS JUSNATURALlSMO VERSUS POSITIVISMO JURfDlCO ... 203

plicativo; como las que destacan el carácter interviniente y reflexivo del ta convencjonalista acerca de la práctica; el realismo un punto de vista
conocimiento del derecho, etcétera. pragmático. Dworkin, en cambio, propone un criterio de "integridad", el
cual supone reconocer un conjunto de principios que muestra que la co-
2.1. Las tesis de Dworkin munidad comparte dicho valor de integridad. Ese valor determina la fqr-
ma de una compleja operación que produce la mejor adjudicación (apli-
Como es sabido, Dworkin adopta el que denomina punto de vista cación) del derecho, es decir, la única respuesta correcta que contiene y
interno de los participantes en la argumentación jurica. entre los que des- que sólo podrán identificar, quienes estén comprometidos en una actitud
taca principalmente el rol del juez. Condena a las "teorías semánticas" íntegra, que consiste en alcanzar su mejor interpretación moral.
del derecho que, como el positivismo, el jusnaturalismo y el realismo, Como ya se adelantara, frente a esta obscura presentación de Dworkin,
p~en de la suposición de que los juristas y, consiguientemente, ellas contradictor eminente, según se ha entendido, de las ideas del positivis-
nusmas, manejan criterios de uso linguístico que les son comunes y que mo -aunque no desde una postura trascendentalista, que él mismo des-
los conceptos que dichos criterios delinean, se conectan directamente con carta- las reacciones han sido curiosas. No hay duda que sus opiniones
circunstancias fácticas. Tal suposición conduce a otra: la de que sus úni- han suscitado una enorme atención y servido de interesante revulsivo, en
cas controversias son empíricas y se refieren a la relación entre los con- un sector del pensamiento jusfilosófico, tradicionalmente renuente a en-
ceptos e~pleados y los hechos relevantes., Es decir, que las discrepancias tender el derecho en sus dimensiones sociales y en su intersección con
son, básIcamente, verbales o semánticas. El sostiene, en cambio, que ade- otros discursos, como el de la política, la economía, la sociología, etc.
m~ y principalmente, las controversias son significativas. Se refieren, en Cuesta explicarse, mientras tanto, la razón por la cual han resuelto volver
lo Importante, a aquellos fundamentos teóricos o principios, que justifi- sus miradas reticentes hacia estos problemas, de la mano de una argumen-
can lá acción coercitiva del Estado. y no se trata tan sólo de la identifica- tación tan idiosincrática como la de Dworkin y al mismo tiempo tan poco
ción de un texto aplicable, sino del establecimiento de su sentido correc- estructurada, cuando podrían haberlo hecho, en cambio, de la mano de
to ( o verdadero) que debe producirse interpretativamente ' a través de una autores y de escuelas cuyo pensamiento crítico respecto de las discusio-
p~ctica .específica,. cuya :fmalidad es deducir de los Pri~cipios de justi- nes tradicionales de la jusfilosofia "profesional", ha sido presentado des-
Cta, eqUIdad y debido proceso la práctica legal de la comunidad. Claro de hace ya muchos años y con más que consistente y elaborada funda-
que tal concepción de:'can~ en principios liberales y democráticos que mentación. Como ejemplos centrales a los que me refiero, cabria citar las
el autor DO pone en dlS.cuslón porque son los vigentes, según estima, y obras igualmente vastas y mutuamente confrontativas, dicho sea de paso,
acerca de los cuales escnbe. En particular los de Estados Unidos y el Reino de dos pensadores tan insoslayables como Habermas y Luhmann. Y en
~nido 9. ~ora bien, 1~ filosofia del derecho, que también es una práctica un plano menos abarcativo y universal, en un plano más especifico, los
mterpretatlva porque tiene por objeto una práctica interpretativa (el dere- aportes, a mi entender muy destacados, de las corrientes críticas, her-
cho), .de~e e~contrar .Ios ~rincipios y la teoría normativa, que se adecuen menéuticas y sociológicas, todas las cuales han cuestionado a un tiempo
a las l~tltuclOnes eXistentes y que sean, además, los mejores en términos los argumentos tanto jusnaturalistas coma positivistas y han introducido,
valoratlvos. En. tanto pr~tica cognitiva, ella transforma la práctica sobre problemáticamente, buena parte de las cuestiones que Dworkin intuye, pero
la que se. desphega: Ex~sten .tres etapas en la tarea interpretativa: la pri- que intenta fundamentar mediante la construcción de categorías ad hoc,
mera, prelnterpretatl~a, Identifica las prácticas interpretativas y sus reglas; que resultan muy poco convincentes. Pienso ahora, en autores como Bar-
~a s~gunda, y~ p~oplamente interpretativa, seleccióna los principios que ceHona; Ferrajoli. Cerroni, Resta, De Georgi, Capella, López Calera, Ma-
Justlfican la practica; y en la tercera, postinterpretativa, la práctica se trans- resca, Ost, Van der Kerchove, Lenoble, Miaille, Amaud, Souza Santos,
forma al toI?ar. e~ consideración la justificación de la etapa anterior. Si Alexy, Teubner, Willke, y muchos europeos más 10, sin contar además los
se usa un cnteno mterpretativo, el positivismo sostendrá un punto de vjs-
10 LA TORRE, Massimo, "Derecho y conceptos de derecho. Tendencias evolutivas
9 Cf GUEST, Stephen, "Ronald Dworkin", Prefacio y cap. 1 en Revista de Ciencias desde una perspecliva europea". Revisla del Centro de ESludios COllstituciollales, Ma-
Sociales de la Universidad de Valparaiso, Edeval. Valparaíso, 1993, nro. 38, p. 595. drid, nro. 16, septiembre-diciembre de 1993, ps. 67 y ss.
"\
204 LAS TEORIAS POSTPOSlTIVISTAS JUSNATIJRALISMO VERSUS POSITIVlSl.iO
1
JURÍDICO ... 205

importantes desarrollos hechos en el campo de la teoria critica y del lla- incluir en esa postura al primer Radbruch. OsrefsíPlemente. ello no es así.
mado «derecho alternativo," en países de America Latina, tales come Ar- Muchos positivistas destacados adhieren, no ~ólo al criterio epistémico
gentina, BrasiL, Colombia, México y otros. ' de demarcación. sino también a algwlOs de los otros que Bobbio y Nino
Comprendo que mi opinión respecto de Dworkin, pueda ser entendi- enumeran. tales como monismo, estatalismo. jneutralidad, escepticismo
da como una insólita pedantería, una actitud injustificadamente preten- axioló~co,. ~o~pletitud, etc. Por otro la?o, al lsostener qu~ no h~biendo
ciosa. Pero no se trata de ello. No coincidir con un autor consagrado -lo Dworkin dingtdo correctamente sus criticas, la controversia se dlSolvia.
que en buena medida significa tanto como no coincidir con la opinión de Sin embargo, mal podía disolverse, cuando qworkin no compartía una
mucha gente- no es un pecado tan enorme, si uno intenta explicar sus fundamentación ·trascendente del derecho y se, distanciaba, con ello, de
razones, si admite la posibilidad de estar equivocado y sobre todo' si su cualquiera de las dos posiciones, objetivista o ¡subjetivista, tradicionales
juicio no implica un intento de desvalorización del criticado, sino tan sólo deljusnaturalismo. La idea de Nino, en ese senpdo, fue eficazmente con-
una expresión de sus legítimos desacuerdos . En todo caso quiero, !antes trovertida por Oenaro Carrió 11 y por Luis Prieto Sancrus 12. En él segun-
de continuar, dejar redonda y claramente establecido, que las opiniones do momento de su análisis, Nino no insistió eh la pretendida disolución
políticas de Dworkin me inspiran parciales simpatías y que su empre- de la controversia y sugirió. en cambio, el cadIino que consideraba más
sa intelectual, ' con ' cuyos fundamentos discrepo, ha terminado resultando adecuado para Confrontar con un modo de pen.$arlo jurldico, que él mis-
muy útil. mo acababa de abandonar, ya sin distinciones. !
Lo expuesto hasta. aquí. pone de manifie~o, como he señalado an-
2.2. Se disuelve el positivismo (de Nino) tes, que el tradicional debate entre las corrieptes de pensamiento jus-
filosófico tradicional. carece ya de relevancia e interés. porque ninguna
Retomando el hilo expositivo, cabe señalar que Nino termina repro- de ellas en estado "paradigmático" se sostiene. Se producen así. distincio-
chándole a Dworkin que discuta con los positivistas "conceptuaJes",como nes y subdistinciones, matizaciones y cruces a tlavés de los cuales --como
si se tratara de positivistas "ideológicos"; que los primeros sólo se, limi- señala Ost 13_ se regresa siempre a un modelo clásico que permita recons-
tan a sostener que identificar ciertas prácticas como derecho, no supone truir la unidad ideal del derecho en un punto únipo y supremo. Si ese lugar
la necesidad de justificarlas y que, desde el nivel de la descripci6n; icare- ficcional es ocupado en el modelo jusnatura1ist~ por la idea de Dios o de
ce de sentido pronunciarse sobre la conveniencia o no de adoptar 'cierta razón, y en el juspositivista por el de nonna fundamental, desde el cual
decisión. Acertarla en cambio con su critica, si condenara el esencialismo se declina la ley como operación deductiva y [ineal, en el de Dworkin,
presupuesto en el modo de pensar de los positivistas conceptuales. que dice, está reservado a Hércules, " ... ese juez rac~onal, que 'toma los dere-
no perciben que los conceptos jurídicos básicos (validez, competencia. chos fundamentales en serio'. que domina el '~mperio del derecho', que
deber. etc) no pueden ser tenidos como correctos (o verdaderos) con in- se consagra en cada ocasión y partiCUlarmentejen los 'casos dificiles', a
dependencia de la ' utilidad que ellos poseen en distintos contextos dis- encontrar la 'respuesta correcta' que se impone Su religión, en efecto, es
cursivos, es decir, con independencia de su justificación por parte :de al- la unidad del derecho, que él debe fortalecer e~ cada uno de sus juicios:
gún tipo de predicación moral. Debiera, pues. atacarlos, mostrando la unidad en el doble sentido de la coherencia nar~tiva que mejor se adapta
interdependencia de las construcciones conceptuales y normativas :(en el al estado pasado y presente del derecho y de I~ jerarquía más satisfacto·
sentido de morales). ;. , , . l'

Ya se ha visto que las criticas de Nino tuvieron dos momentos' y que 11 CA.RRI6, Genaro, "Una reciente propuesta de coLciliación entre iusnaturalismo
su propio punto de vista evolucionó, entre el momento lnicial y el :subsi- y positivismo jurídico", eD Teorla genera/e de/ diritto. ~:.oblemi e tendenzi altuali, Ed.
guiente. Al principio trató de acoger la virtualidad de algunas de las crí- di Communitá, Milán, 1983, pI. 361 Y 8S. .
12 PIlIETO SANCHts, Luis. "Cuatro preguntas a propósito de Dworkin", Revista de
ticas de Dworkin, para salvar al positivismo, ar menos en la visión jq ue el Ciencias Sociales de la Universidad de Va/paraíso, Ed~val. Valparaíso, 1993, nro. 38,
mismo Nino tenía de esa corriente de pensamiento. Con tal finalidad i :forzó ,
,:~
ps. 69 y ss. !
su argumentación en dos aspectos. Por untado, al sostener que, enreali- 13 OST, Ftan~is, "Júpiter. Hércmes y Hennes, tre~ 'modelos de juez", DOJCa. Ali-
dad, el positivismo ideológico carecía de representantes y que sólo Cabria cante, 1993, nro. 14, ps. 169 Y ss.
206 LAS TEORÍAS POSTPOSITMSTAS
JUSNATURALlSMO VERSUS POSITIVISMO JURÍDICO ,.. 207
ria de los principios de moral politica compartidos por la comunidad en habilita a la autoridad suprema a crear derecho válido; si se trata, en cam-
cada momento de su historia" 14. bio, de prever la creación de una nueva norma juridica, se tomará el ca-
Lo que precisamente está en crisis, es esa visión del derecho y esa mino inverso, partiendo de esta primera habilitación para recorrer segui-
unidad así reconstruida. En lo que. sigue propondré mis objeciones, su- damente los siguientes escalones de la jerarquía normativa. Cada norma
mariamente expresadas, tanto a los modelos en análisis cuanto al modo se analiza a la vez como aplicación o individualización de la norma supe-
en que Dworkin presenta sus propios puntos de vista y, subsiguientemente, rior y habilitación para el órgano creador de la norma inferior.
haré referencias a las ideas que conciben al derecho como una práctica "La ordenación lógica de esta construcción enmascara bastante mal,
discursiva o como una red de comunicaciones especificadas. Ellas pue- en nuestra opinión, la teología politica implícita que la inspira. En este
den ofrecer, actualmente, según creo, mejores categorías de análisis para punto, Wemer Kravietz ha podido mostrar que la soberanía del legislador
dar cuenta del fenómeno de la juridicidad. (princeps /egibes so/utus) no sería más que la laicización de la suprema
potestas divina, mientras que la articulación de las normas jurídicas posi-
tivas transpondrfa la cascada normativa que, especialmente Santo Tomás,
IV. Los LÍMITES DE LOS
, MODELOS TRADICIONALES establece entre lex divina, Jex aeterna, ¡ex naturalis y lex positiva. Por lo
demás, el mismo Kelsen, que jamás ha cesado de reconsiderar el estatus
1 . .JusnaturaJismo y juspositivismo; de la norma fundamental, tenninará por admitir que una norma debe ne-
presupuestos comunes y reduccionismos cesariamente expresar el significado de un acto de voluntad y no sólo de
una hipótesis intelectual. Suponer la norma fundamental significa supo-
1.1. Sobre los presupUestos comunes ner igualmente la existencia de una 'autoridad imaginaria' que 'quiere'
Al inicio de este texto aludí a la contimridad epistémica de los mo- esa norma. Esto es, sin duda una ficción, pero una ficción necesaria para
delos tradicionales, influenciados, el primero, por el método demostrati- la validación positivista de los órdenes jurídicos en vigor. Si se quiere ase-
vo (como resulta del párrafo de Hobbes citado y, más prolijamente, del gurar la unidad y la validez de un sistemajuridico, se hará 'como si' al-
pormenorizado estudio de Bobbio, al que también me he referido antes); gún ser imaginario le hubiera dado el impulso inicial".
y el segundo, por el método axiomático. El enunciado o conjunto finito Este modo de percibir el fenómeno jurídico, que la extensa cita trans-
de enunciados cuya verdad, en el primer caso, es auto evidente y en el cripta sintetiza con eficacia, tiene, en particular en el caso del positivis-
segundo, hipotéticamente postulada, es el punto de partida desde el cual mo, consecuencias epistemológicas muy fuertes, todas ellas más que cues-
se regula el régimen de admisibílidad, corrección o verdad, de los enun- tionables, según mi punto de vista. Implica reducir el derecho a las normas
ciados derivados. El conjunto de todos los enunciados, constituye un or- y el conocimiento de ellas, a una operación deductiva o inductivo-deduc-
denjernrquico y piramidal. Muchos autores han destacado el isomorfismo tiva, lo que supone la eliminación de todo cálculo finalista. Para decirlo
conceptual de ambas tesis y de sus consecuencias. Es el caso de Ftan~ois con una expresión de La Torre 16, el desplazamiento de la tópica y la re-
tórica por el silogismo. Los jueces no ponderan razones o principios, se
Ost que ha tratado la cuestión al menos en dos trabajos (1991) y en el ya
limitan a aplicar la ley. Ya se ha visto cuántos problemas conlleva la uti-
citado anteriormente (1993) 15. En este último, sefiaia: " ... A UDa cascada
lización de un criterio de demarcación tan extremo y cuántas concesio-
de poderes, rigurosamente subordinados los unos a los otros, responde un
nes, en términos de distingos y especificaciones, se han visto precisados
escalonamiento de reglas jerárquicamente derivadas. El movimiento que
a realizar los representantes de la Escuela, para evitar ciertas aporias. Más
anima esta construcción es siempre lineal y unidireccional: si se trata de
adelante intentaré mostrar que un criterio cognitivo de naturaleza "com-
apreciar el fundamento de validez de las normas, se ascenderá de la nor-
prensiva", particularmente a partir del denominado "giro linguistico" ope-
ma inferior a la norma superior para llegar a la norma fundamental que
rado al interior de esa corriente, resulta insoslayable en el conocimiento
de lo social. Tal criterio, entre otras cosas, pone en crisis la distinción entre
14 OST. F.. "Júpiter....... cit., p. 180.
IS OST, F., "Júpiter...''. cit., ps. 174 y .ss.
16 LA TORRE. M., "Derecho, .. ", cit.
" ," I
208 LAS TEOBÍAS POSTPOSITIVISTAS JUSNATURAL1SMO VERSUS POSJTfVTSMO JURíDICO... 209
¡: " !
!

el mundo del ser y el mundo del deber ser, entre el hecho y el "alor y Algunas de estas categorías de análisis y otraslcomo las de "ruptura epis-
permite comprender la función reflexivo-recursiva y por ello co-?stituti- temológica" y la de "obstáculo epistemológico" estaban ya en el progra-
va, del discurso de saber respecto del objeto sobre el que se despliega. ma bachelardiano, y constituyen uoa refutació~ contundente del proyecto
, epistemológico' neopositivista que influye de manera tan notoria en el po-
¡ sitivismo jurídico 17. Cabe todavía evocar la lII}portaocia actual de las co-
1.2. Sobre neutralidad e ideología )
rrientes no enunciativas del conocimiento, com9 las de Sneed, SteegmulJer
Otrn de las consecuencias epistemológicas inmediatamente ligada a o Moulines, para las cuales las teorías cientifi9as constituyen unos cons-
lo anterior, es la de la neutralidad del observador y, consecuent~mente, tructos lógico-metodológicos más unas reglaf de correspondencia, qu.e
de la neutralidad de la teoría. El cientffico del derecho podria referirse a incluyen sus propias condiciones de aplicacióp, 10 que significa, en po-
las nonnas -si a ellas se redujera el derecho o realizar previsiones sobre cas palabras, que UD concepto se torna cientiftco al interior de su propia
la conducta futura de los jueces- con imparcialidad y objetividad, sin nin- práctica teórica, que incluye las técnieas de s~ realización.
guna clase de compromiso axiológico, sin sobredeterminaciones sociales, Como es conocido, el propio Kelsen se o;cupó de manera insistente
históricas, raciales, religiosas, en fm, culturales. Y establecería ~tingos de la cuestión ideológica y de las perturbaciolÍes "que ella producía en el
y clasificaciones, se referiría a las condiciones de aplicación o a la inter- conocimiento. Sin embargo, como me propus, demostrar en una mono-
pretación de las nonnas (cualquiera sea el alcance de la expresión) con grafía ya remota 18, su idea era notoriamente insuficiente pues asimilaba
igual prescindencia que la que utiliza cuando se refiere a los mejillones o el concepto de *deología al de mentira, al de designio consciente de natu-
a las piedras. Ello, sin pe¡;juicio de que el derecho opera en las socieda- raleza falaz, ligado a un interés o a un juicio subjetivo de valor. Con ello,
des modernas como lógica de la vida social y, por tal circunstanc~¡l, orga- perdía de vista la cuestión más interesante, vinculada a la distorsión ideo-
niza el orden, lo legitima y lo reproduce; sistematiza y otorga sentido a lógica como relación imaginaria de los hombre:,s con sus condiciones rea-
ciertas relaciones entre los hombres: de pl"Oducci6n, de subordipaci6n y les de existencia (Marx); como determinacióh social de la conciencia
de apropiación de bienes; define la estructura del grupo fam,ili ar, fija el (Maoheim); como, efecto de estructura (Alth~sser); y más lejos, como
estatuto legal de la prole, permite cierto tipo de uniones y proWbe otras, fuentes de error, que afectan el modo de opel'ali del entendimiento huma-
etcétera. no (los ídola de,Bacon); y más cerca, comope;cepción y articulación del
Las teorías críticas han insistido, en todas sus variantes, enla nece- i mundo determinada por el lenguaje en tanto proqucto social (Sapir-Whorf).
sidad de integrar al estudio del derecho los elementos provenientes de una I En mi opinión, las asunciones metodológiFas del positivismo jurídi-
teoría de la ideología que permitiera enfrentar, con mayores elementos co, referidas a la neutralidad y la objetividad oel discurso cognitivo, se
:1
críticos~ las cuestiones que comprometen su objetividad. El juspositivismo :j constituye en una barrera insalvable para perci"ir los elementos que defi-
ha hecho tradicionalmente oídos sordos a esta cuestión o en el mejor de :1 nen al derecho como discurso del orden y p~a develar los complejos
los casos, ha contestado reivindicando el papel que el «método, científi- J,
1 mecanismos ideológicos que a su interior, jue~ como garantía de legi-
co" posee como control externo de cientificidad (corrección, adecuación, I timación y reproducción de dicho (de todo) orfen.
verdad, etc.) de las teorías. Esa posición, como es sabido, es hoy, insoste- :1 I
nible. Toda la epistemología postpositivista, desde Lakatos y Kuhn en
adelante, muestra al propio método como teorla en acción; no se conoce
i ,
',"
1.3. Sobre los i:educcionismos j "
sino desde cierto programa de investigación o paradigma previo~ obje-el Para terminar con este apartado, creo ·quetambién se encuentra en
to del conocimiento científico no es el objeto dado en la experiencia, sino crisis la idea juspositivista que identifica al dertkho sólo como nOITIla y a
!
un objeto construido; cada conocimiento particular (cada campo del sa- ...~ ~
!
ber) determina los protocolos de su propia científicidad; la historia ex- .; !
;
17 CÁ\(COVA, Carlos M., ''Los obsticulos epistemológicos", Revista de Metodolo-
terna no es ajena a la historia interna de la ciencia; los factores psicológi- I "
·1 gía de la Universidad de Morón, 1975.
cos derivados de la socialización educativa y de la estructura de un grupo I ~ CÁRcaVA, Carlos M., La idea de ideologla en ,J
~
leoria pura del derecho, Coo-
científico, constituyen elementos intervinientes en el proceso cognitivo. peradora, Buenos Aires, j 973. "
LAS TEoRÍAs POSTPOSITlVISTAS
JUSNATURALISMO VERSUS POSITIVISMO JURtDlCO. _. 211
210

esta última, sólo como producto estatal. Tal como lo viene sugiriendo d~sde implacables. Dice, por ejemplo, Enrique P. Haba: •• ... Lo de Dworkin, si
las primeras décadas del siglo XX la socio logia del derecho. (E. Ebrlich), lo leemos sin cODsideracionesal exitismo académico, no ofrece ni siquie-
se registran fenómenos sociales que muestran la emergencJ~ de órd~ne.s ra ese interés de 'curiosidad' que a muchos seduce en unas divagaciones
alternativos que no funcionan como morales sino como ~roplam~nte J.un- como las de Rawls. A este último, en todo caso, cabe reconocerle la fuer-
dicos y que no tienen su origen en la soberania estatal, smo que lmplican te originalidad -aunque sea vana- de sus planteamientos y, por cierto, un
formas de producción normativa paralela. En ciertos supuestos, como talento como escolástico. En cambio el éxito de Dworkin desafia cual-
consecuencia de la sobrevivencia de OTdenamientos ancestrales o preco- quier explicación en términos de eventuales desarrollos para la teona del
lomales que mantienen vigencia frente al derecho estatal y frecuentemente derecho. Lo que él sostiene había sido ya muchas veces planteado y dis-
lo derogan; en otros, como resultado de la eficacia transnacional.izada de cutido, sólo que más a fondo (con unas u otras variantes terminológicas),
la llamada "Iex mercatoria" que permite a las grandes corporaCIOnes re- en numerosos estudios acerca del razonamiento jurídico. ¡Lástima que
gular sus conflictos a través de si.stemas autonomizados de la auto~idad ya no tengamos gente como Kelsen o Frank para comentar en serio esas
de los Estados 19; por último, el fenómeno que algunos han denommado 'seriedades'!" 22.
"pluralismo de tercera generación" y que hace referenc.ia al nacir~:üento La filosofía poUtica de nuestro autor ha sido duramente cuestionada
en el seno de comunidades campesinas o de grupos soclales margmales, como visión antipluralista, des acompasada con la evolución del derecho
de una legalidad alternativa de cal-acterísticas autogestionarias. La cues- en la sociedad actual y expresiva de un liberalismo pasado de moda 23,
tión ha sido especialmente estudiada en Brasil 10 y recibida con opt~mis­ circ~nstancias éstas que descontextualizarían su propuesta metódica, con-

mo -quizá exagerado a la luz de la experiencia- por sectores que Vleron dUCIéndola a un "neocorporativismo judicial", tanto más peligroso, cuan-
en esas prácticas el gennen de un derecho emancipatorio, generador de to que se proyecta, al mismo tiempo, como corporativismo ideológico 24.
relaciones más libres e igualitarias 21 • Las orfandades teóricas del pensamiento dworkiano fueron cáusti-
La cuestión expuesta. con todo, no se resuelve en el mareo de la tra- camente sefialadas, también, por Roberto J. Vemengo 25 que ha destacado
dicional controversia monismo vs . pluralismo juridico, porque ella ha su carácter abstracto y "utópico". Palabra, esta última, que Vemengo uti-
implicado, por lo general, la recurrencia de una visión reductiva de la liza como sinónimo de arbitrario más que como, digamos, "horizonte de
juridicidad que sólo releva sus dimensiones normativas. No se trata de sentido", definición que suele atribuirse al concepto, cuando se 10 carga
seguir pensando al derecho como norrnatividad exclusivamente estatal o positivamente. En su clitica, evoca la vinculación de las ideas de Dworkin
como normatividad estatal y paraestatal, al mismo tiempo. Se trata, en con ciertos textos canónicos de la tradición platónica, lo que, a su juicio,
cambio, de pensar al dei-echo no sólo como normatividad. Apelando a la pone en dudas la pretensión innovativa de aquéllas. Revela las impré-
paciencia del improbable lector, volveré en el capítulo fmal sobre este cisiones y vaguedades de las categorías empleadas por Dworkin y termi-
na su ensayo diciendo: "Me parece notorio que, de adoptarse, en cuanto
asunto.
convencido jurista hercúleo, una actitud participativa, interpretativa e 'ín-
tegra' pero 'autoreflexiva', como prerequisito para alcanzar un conocimien-
2. Dworkin yla razón infundada to verdadero sobre el derecho positivo que sea. la cuestión de la existen-
Las te arias de este· autor, como ya se ha visto, han tenido un consi-
22 HABA, Enrique P., "Kirchmano sabía meoos ... ¡Pero vio mejor!", Doxa, Alican-
derable impacto y trascendencia y aunque han cosechado muchas expre- te, 1993, nro. 14, ps. 269 y ss.
siones laudatorias, no han faltado tampoco las críticas, en algunos casos, 23 HUNT, Atan, "Law·s Empire or Legal ImpcriaJism?", en Reading Dworkin Crili-
cal/y, Berg, Nueva York, 1992.
24 CALVO GAJl.cLA, Manuel, Los fimCÚJmentos del método juridico. Una revisión cri-
19 Ver LA TORRE, M., "Derecho .. .", cit. _
20 SoUZA SANTOS, Booventura, "The Law of the Oppressed: the ConstructlOO and lica, Tecnos, Madrid, 1994.
Reproduction of Legality in ·Pasargada", Law and Scciety Review, 1977, vol. 12; SOUZA 25 VERNENGO, Roberro J., '"El derecbo como inrerpretaci6n e integridad", Revista
SANTOS, Boaventurll, O discurso yo poder, Sergio Fabris, Puerro Ale~re, 1988. de Ciencias Sociales de /a Universidad de Va/paraíso, Edeval, Valparaiso, 1993, nro. 38,
21 CÁRCOVA, Carlos M., La opacidad del derecho, Trona, Madnd. 1995. ps. JI Y ss.
i
212 LAS TEORIAS POSTPOSlTIVrSTAS JUSNATURALISMO VERSUS POSITlVI ~MO JUlÚDICO ... 213
cia o inexistencia de un conocimiento científico del derecho no puede ·s er las corriente~ oríti~as? ¿Cómo referirse a los akpectos epistémicos, sin to-
resuelta como cuestión teórica, epistemológica. El asunto queda relegado mar en conSIderacIón, salvo por las pocas mebciones a Gadamer todo lo
a posibles discusiones sobre una mera discrepancia mora.1. Para e}juris~a prodUcido por la epistemologia postpositivistk? ¿Cómo no refe;enciar o
de tradición romanista, en cambio, la cuestión de la validez del conOCI- tomar en cuenta, el desarrollo actual de las cdrri.entes hermenéuticas? La
miento científico del derecho no es asunto moral, o, por lo menos, no lo c?nsecuencia de este bloqueo, es que Dwo~ · termina construyendo un
es exclusivamente. Sino que, antes del planteo moral se percibe un plan- dl~C~rsO. idiosincrático., Quizá ·la defInición que ofrece en la p. 413 de la
teo epistemológico. Son estas discrepancias en el p~nto de p~da las .que, edI~Ión mglesa de Law s Empíre, sea buena p$eba de ello. Dice: "El im-
para juristas de nuestra tradición, hacen tan sugestlvas y tan msostenlbles peno del derec~o está d~finjdo por la actitud ... (ella) es constructiva: apun-
a la mayor parte de las tesis que Law s Empire desarrolla con al~~a. e:tI- ta, en el espintu de la Interpretación, a esta~lecer el principio sobre la
cacla retórica"26. Menciono las críticas de Vemengo porque, a mI JWCIO, práctica, para mostrar el mejor camino a un fu~o mejor, manteniendo la
apuntan certeramente a las d_ebilidades de fundamentación de Dworkin fe correcta en el pasado". Esta síntesis teórica o es la expresión de una
y no porque comparta cl espacio teórico desde el que son fonnuladas. ingenuidad blindada -y digo ingenuidad, en ~l peor sentido- o su autor
Vemengo parece empcñado, pese a las numerosas e inteligentes nov.eda- ! .
¡, es un fmo ironista y, en realidad, se está riendo de todo el mundo.
des que su pensamiento contiene, en ser el último sobreviviente -aunque Pero tal circunstancia ]]0 conmueve a suÁ panegiristas, sino al COD-
muy respetable, por cierto- de la especie juspositivista ortodoxa., ya en trario. P.or ejemp~o, su colega, amigo y biógrafo intelectual, Stephen
franca extinción. : Guest, dIce en elhbro que le ha dedicado, bajo el sutil título de "Ronald
En lo que me concierne, encuentro realmente sorprendente el estilo .; .
Dworkin"27 - la traducción castellana del preú(cio y del capitulo primero,
expositivo de Dworkin, pese a las conocidas p~uli~dades del ambien~e se halla incluida como apéndice, en el nro. 3$ de la revista dirigida por
cultural al que pertenece, por lo general poco IOchnado al examen teo- A~tin Squella y ?e allí cito- que: " ...Sin elnbargo, me parece que la
rico y comparado de las cuestiones que estudia. Con un proye~to qu.e busqueda de los ongenes, en el caso de Dwo{kin, es infructuosa. Es un
pretende tan alto grado de originalidad y ruptura respecto de las lllVestl- f1lósofo por naturaleza. Por esto quiero decir que va directo al problema,
gaciones precedentes y que avanza sobre aspectos metódicos y episte- sin una severa búsqueda de lo dicho por otra.spersonas. Tiene una pro-
mológicos; relaciones del derecho con la política y con la cuesti~n del funda preocupación por el efecto de la filosofiA. Desea que lo que él dice
poder (o del orden); caracterizaciones del modelo democrático, etc;, pa- sea comprendido y se actúe en consecuencia... Oworkin no es un estudio-
recerla imprescindible tomar en consideración aunque más DO sea :algún so en el sentido habitual. En los escritos de Dlvorkin 110 aparecen análi-
aspecto, de la vasta, extendida y proficua literatura especializada, produ- sis detallados de lo qz:e otros fil6sofos han dlpho ... la mejor manera de
cida en el mundo entero y, además también,- a pocos metros de npestro avanzar en su pensaIDJento es escucharle filospfar en penona. En cierto
autor. ¿Cómo encarar una critica seña al positivismo jurldico, circunscri- modo, tiene el estilo de los filósofos ck café d~l conlmenle.. .. " 28 (los des-
biendo el análisis tan sólo al pensamiento hartiano, por ímportan ~e que tacados son míos). . . ¡
éste sea? Law jo Empire no contiene, que yo recuerde, ni una sola. men- Tampoco Albert Calsamxglia (1992) ahorr~ elogios. Según su opinión
ción a la obra de Kelsen y al siempre apasionante y multiforme recorrido
I
Dworkin exhibe unaformaciónjurídica sólida, ~ida a una brillantezfoera
que ella describió. ¿Cómo asumir la politicidad del derecho y las cuestio- i· de /0 común que le permiten formular distincidnes conceptuales que pro-
nes de fundamentación del orden, sin ligarlos a la evolución de las teo- ducen la perplejidad o la desorientación del critico [sic]. Sostiene que la
rías democráticas de Tocqueville a Sartori, de la Escuela de Frankfurt a "osadía" de Dworkin ha sido cuestionar al juspositivismo mostrando al
Hanna Arendt, a Bobbio, a Dahrendorf, a Dhal y más cerca de Dworkin, j ,; . derecho como una práctica. social destinada a justificar las decisiones de
a Przeworski, Cohen, Elster, etc.? ¿Cómo hacerlo sin unas referencias vin- 1·-:' la autoridad pública. En otros ténninos, parece¡indicar que el mérito fun-
culadas a la problemática del poder en Foucault o en Habermas, p)lra no j '. damental de Dwortin resulta de haber percibi<I;o y tematizado la relación
citar a las corrientes marxistas, a la teoría italiana del uso altema~vo, a 1- .
;.
.,' ,: : 27 GuEST, S., "Ronald· Dworkin", cit.
26 VERNeNOO, R. l , " El derecho ... ", cif. , ::- 28 GUEST, S.; "Ronald Dworkin", cit., p. 586.

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214 LAS TEORiAS POSTPOSITIVISTAS JUSNATURALISMO VERSUS POSITIVISMO JURIDlCO ... 215

derecho/poBrica. Éste ha sido su rasgo osado. Tal conclusión, sin en;tb~~, dos, y cuya función primordial se vincula con la reproducción de las re-
no deja de sorprender en quien, apenas unos pocos años atrás, habla cntl- laciones de producción y de las esferas del imaginario social, que con tales
cado acerbamente al movimiento de los Critical Lega] Studies (1989) en relaciones se articula.
estos términos: " ... Los CLS parecen haber descubierto que realmente existe Parece bastante obvio, que no es éste el sentido con que Dworkin
una relación entre derech~ y política. Pero, ha negado alguien esta rela- e~tá manejando el concepto. Siendo ello así, ¿no habría sido oportuno o
ción? ¿Llewelyn? l.Kelsen? ¿Hart? ¿Dworkin? La relación entre ambos bIen reemplazarlo o bien hacer explicita la eventual refonnulación con
es tan reconocida que resulta asombroso considerarlo un descubrimiento". que estaba siendo empleado?
Dejando de lado que una cuestión es negar o no la relación y otra En el trabajo más arriba citado, Vemengo se extraña de que no haya
muy distinta entenderla como constitutiva y central al despliegue teórico, en Dworkin menciones a las ideas de Carlos Cossio, el conocido jus-
lo que llama la atención es que el autor citado, reparta tan inequitati- .,. filósofo argentino, padre de la teoria egológica, teoría que hundía sus rafees
.-.
vamente sus juicios e incuITa en la contradicción apwltada. Claro que quizá en el pensamiento fenomenológico y existencialista y que hace ya cin-
haya aquí, una explicación de otro tipo. Puede ocurrir que Calsamiglia cuenta años tematizaba, con profundidad y erudición, el papel constituti-
comparta el criterio politico de Dworkin y no el que en general expresan vo de la función judicial y la naturaleza peculiar de su tarea cognoscitiva.
/.
los Criticals. El primero es más bien conservador como se ha visto y, Cossio llamó "pragtognosis" al conocimiento del juez, es decir, conoci-
aunque el juez y el teórico deban buscar la única respuesta correcta basa- rruento de protagonista y se apoyaba, como sostiene críticamente Vemengo,
dos en principios liberales, el sentido de dicha búsqueda se orienta a la en la versrehen diltheyana. Sin embargo la teoría hermenéutica ha sufri-
jusrificación del orden dado. El segundo, en cambio, es más bien progre- . do desde entonces una muy interesante evolución, marcada por lo que se
sivo y transfonnador y muestra al derecho como una fonna paradigmática, ha dado en llamar el giro interpretativo (Gadamer) por un lado, y el giro
en las sociedades actuales, de discunlo legitimador y reproductor de las linguístico (peter Winch, Plimero y D. DavidsoD, más tarde), por el otro.
,- ;',

relaciones de poder. Al despojar al derecho de sus ropajes "tecnológicos" ,. La riqueza de este despliegue tampoco parece interesar mucho a Dworkin.
y de su pretendida neutralidad, sea en su dimensión práctica o en su di- ..' Me referiré brevemente a él, con un doble propósito: i) Poner de mani-
mensión cognitiva, la crUica apuesta a .su transformación progresiva. fiesto la necesidad de integrar en el campo de las ciencias sociales los
He señalado en términos generales mis discrepancias con el modo modelos explicativos con los comprensivos, los que, atenta su recíproca
en que Dworkin presenta sus conclusiones. Me referiré ahora, 10 más bre- vi~encia luego de tan prolongada confrontación, reclaman de un compro-
vemente que me sea posible, a algunas de sus categorías de análisis en IntSO -como sugiere Bourdieu- para su interactuación productiva. Con ello,

particular. . mostrar también, que el rechazo tradicional de los juspositivistas, respecto


de la comprensión, no es justificado. ii) Poner de manifiesto que el crite-
rio con el que Dworkin trata el tema de la interpretación, no toma en
2.1. Sobre la noción de . "práctica social" consideración las cuestiones más interesantes que el desarrollo del pensa-
Como se ha visto Dworkin utiliza con frecuencia y de manera in- miento hennenéutico, ha aportado al debate actual de las ciencias sociales.
tuitiva, esto es, no como ,término definido, la noción de "práctica social".
Ella, sin embargo, tiene una historia teórica que no conviene ignorar. 2.2. Sobre el desarrollo del pensamiento hennenéutico
Corresponde, en sus orígenes, al corpus del pensamiento marxiano, y se
desarrolla en el estructuralismo de los años 70, en particular en la filoso- Como es conocido, Dilthey trabajó la idea de comprens~óD, como
fla althusseriana y en la sociología de P. Bourdieu. Remite a una concep- empatía. El investigador debía reproducir el clima de época del fenóme-
ción objetiva del desarrollo de la historia y disuelve o relativiza la idea no que estudiaba, ponerse en el lugar de los sujetos estudiados. Dado que
de sujeto y la de acción, como unidades explicativas de lo social. Las los estados mentales reales, producen un resultado objetivable, puede
conductas de los individuos que adquieren el sentido de una práctica de entenderse al pintor por su escritura y al político por su obra. Esta con-
naturaleza social, están sobredetenninadas por un efecto de estructura, que cepción, tributaria de Heg~l (no hay esencia sin apariencia y viceversa),
resulta de los procesos de socialización a los que ellos están constrelli- ,. permite entonces, pasar de la apaüencia a la esencia y comprender a los
' I~ ~
LAS TEORÍAS POSTPOSITIVISTAS
. I
JUSNATURALISMO VERSUS POSITIV~SMO JURlDICO...
. 217
216
!
productores, a partir de sus productos. No se trata de buscar leyes univer- cíal para Schutz, es una realidad interpretadJel mundo social está inter-
sales del comportanñento humano; comprender es comprender a otro su- pretado por los sujetos que lo hacen y lo viv~n. Comprender es, en este
jeto (uo a un objeto); comprender estados psicológicos de otro. . contexto, una experiencia calificada. Es positlle
I
advertir no sólo la mano
He aquí el aspecto problemático de esta posición, por qu~ n? to~os del otro y el calor que transmite, sino tambitf.-. que ella acaricia.
comprenden estados psicológicos del mismo modo. La empaha unplica El momento siguiente de esta periodización -en la que sigo la bri-
intuición y no hay dos intuiciones iguales. Max Webe~ retoma l~:t'~rea, llante síntesis .de Federico Schuster 2L está ~.epresentado por la obra de
con un salto hacia la objetividad. Propone sumar a los metodos posluvlstas Peter Winch, especialmente The Idea of a S,?cial Science de 1970, que
en las ciencias sociales, que valora, pero que no le permiten bucear en supone un intento de comprensivismo lingüi~tico y que introduce a los
las profundidades de la acción, los métodos interpretativos. Pone en el científicos sociales al conocimiento del Wittgqnsteio de las ''lnvestigacio-
centro de su sociología no a los hechos, ni a los individuos, sino a las nes Filosóficas". Para Wincb, comprender es cpmprender una regla, lo que
accio~es que éstos realizan. Ahora bien, las acciones son conductassubje- sólo puede hacerse desde el lenguaje. Es un ¡juego de lenguaje" el que
tivas con significación, con sentido, y se trata de dar cuenta de él. Constru- constituye una totalidad de reglas que brindad sentido a las afinnaciones.
ye, entonces, sus conocidos "tipos ideales" de acción humana, tip~s ra- Sentido que está dado, DO sólo por 10 que s~ nombra, sino también por
cionales de. naturaleza ficticia, que le pennitirán comprender las accIones los usos del lenguaje en una comunidad deteq»inada. El lenguaje es vis-
reales de los hombres, por comparación de éstas con aquellos tipo~ idea- to, pues, como una construcción social (no hi:-y lenguajes privados).
les. A través de metodología explicativas y comprensivas, es posibleinter- Las ideas de Schutz combinadas con laf de Winch, muestran a la
pretar la desviación o distancia entre realidad y mod~lo y comprender ~?s socialización como un fenómeno que consiste, básicamente, en la adqui-
motivos de la acción, los fines pretendidos, etc. La ldea de coroprenslOn sición del lenguaje. Los sujetos se constituyeP como tales, al interior de
se hace más objetiva, en Weber, pero conserva, aun, datos psicol~gicos. un juego de lenguaje. Comprender un lenguaje, implica comprender .u na
Importantes novedades en este desarrollo aportará, años más t~de, forma de vida.:Este giro de la hermenéutica, 4iluye el dato psicológico y
Alfred Schutz, con su obra La fenomenología del mundo social, f?dltada lo objetiva en el lenguaje. En mi opinión, es ~te conjunto de ideas, pre-
en 1936. Obviamente este autor recibe marcada influencia de Husse~l, pero sentado aquí de manera fatalmente reductiv~ el que representa mayor
rechaza su trascendentalismo intersubjetiva y apela a la idea de "sociali- interés para la,teorla jurídica y para una más ¡articulada fundamentación
zación". Los individuos se constituyen como sujetos en su relación con de sus presupuestos epistémicos. I
los otros sujetos. Cada sujeto posee su propia perspectiva y la perspecti- El pensamiento de Gadamer es más conOCido entre los juristas teóri-
va es sólo un escorzo del fenómeno dado. El fenómeno de que se trate, cos, probablemente por el interés específico cIue siempre se le atribuyó,
está constituido por la totalidad de las perspectivas. La sociedad es, así, en relación con la interpretación de la ley, m~s que con la interpretación
la totalidad de las maneras en que los distintos individuos perciben la como método general dé conocimiento de lo ~ocial. Para el autor de Ver-
sociedad. La tarea del científico es reconstructiva. Debe reconstniir esas dad y método, la inteIpretación supone un "acuerdo" entre la objetividad
dj~tjntas perspectivas. Cuando lo hace, sin embargo, no actúa desde la de un texto yla subjetividad de un lector. Am~oscambian al superarse la
perspectiva de un sujeto cotidiano, actúa como un sujeto cientlfico y sus tensión inicial; Todo acto de lectura moviliz~ las ideas previas, los pre-
instrumentos de observación varían, como varian sus modos de razonar, . juicios y preconceptos del lector que organizan; un esquema propio, al que
opinar y fundar sus opiniones. Los mundos de vi~a.(posicion~s de ¡sujeto, no siempre es posible reducir el texto. A través del proceso interpretativo
en tenninologías más recientes) difieren. La actIVIdad del clentifi,co re- es como se teje el acuerdo entre texto y lectok. Gadamer le resta impor-
sulta asi, una construcción de segundo grado, respecto del primef :grado tancia al ideal comprensivista de ponerse en ~l lugar de} otro; para él, la
representado por la vida cotidiana. A través de ella, es preciso. ac~er. a compre~ión es int~rpretación. Es conocido o~ debate que acerca de los
las perspectivas de los sujetos implicados en el fenómeno que se ~stud~a alcance.s mterpretatIvos en el campo del derec~o, mantuvo con Habermas.
(jóvenes, pobres, ciudadanos, jueces, etc). Para ello, es adtnisible fom~l­
.oar métodos cuantitativos y cualitativos; desde encuestas hasta hfstonas 29 ScRUSTBR, Federico, El oficio de i/flleStigOdOYli FacUltad de Filosofía y Letras,
de vida, desde sondeos hasta investigaciones etnográficas. La realidad so- Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1995.

I
218 LAS TEORIAS POSTPOSITIVISTAS JUSNATURALISMO VERSUS POSIT1VISMO JURÍDICO ... 219
Un esclarecedor análisis de ese debate puede encontrarse en Enrique E. mismo tiempo, la única respuesta posible, la única solución adecuada al
Mari 30 (1991). caso, mediante el proceso de integridad o integración del derecho, tan
Por último, cabe mencionar el segundo giro lingüístico que ha intro- oscuramente conceptual izado por nuestro autor.
ducido Donald Davídson, en su obra Mente, mundo y acción, para quien Estas ideas, en mi opinión, resultan totalmente antojadizas y, en más
la comprensión tiene una dimensión esencialmente pública. Que los con- ~e un respecto, peligrosas, precisamente desde una perspectiva democrá-
tenidos de conciencia sean privados, argumenta, quiere tan sólo signifi- tJca. Los valores de una comunidad no son todos coherentes entre sÍ. La
car, que son propios de un cierto individuo, pero no que resulten inacce- h!storia ha probado, en un sin número de oportunidades, que se privile-
sibles. Los contenidos de conciencia relevantes para la investigación social, g~ un~s u ~tros por razones coyunturales, sin que ello implique la pér-
pueden ser conocidos porque derivan de una relación entre cosas y pala- di~ ~~ ldennd~d de. esa comunidad. La posición de Dworkin expresa un
bras, aprendida desde la infancia y que nos constituye como sujetos. Al obJetlvlsmo aX101óglco tan radical que, en realidad, sólo es útil para el
razonar de este modo, Davidson coloca la experiencia comunicativa, como modelo ~ue hipotetiza, que ni siquiera es el de las sociedades inglesa o
experiencia básica. Pero, en su caso, no se trata de una forma hipotetizada estadoumdense, como se pretende. Sobre todo en esta última, diversidad
y abstracta de tal experiencia, sino en una forma concreta, socio-cul- plu:alismo y libertades públicas, han convivido y conviven, COn discrimi~
turalmente detenninada. .~
naCIón, segregación e intolerancia, privilegiándose lUla serie u otra de
Lo expuesto hasta aquí, muestra otras líneas del pensamiento herme- manera un tanto circunstancial y espasmódica. '
néutico que no se reducen, así, a la mera manipulación de un texto, sino Los derech?s humanos, por otro lado, son históricos y mutables; por
que remiten a procesos histórico-sociales más complejos, en los que el eso las convenClOnes intemacionales y los pactos celebrados en el marco
papel del lenguaje y la economía de los sentidos, resultan constitutivos. ..~ de l~ ONU se refieren a Jos de primera, segunda y tercera generación.
Petnficar los contenidos de estos derechos básicos, no sólo es erróneo
2.3. Sobre los principios, la integridad y los limites desde un punto de vista fáctico, es también políticamente reaccionario.
de la creación judicial Los jueces que Dworkin imagina, afortunadamente no existen. Los
reales, suelen construir soluciones jurídicas que, sin ser las únicas posi-
Con mucho acierto, Luis Prieto Sanchís 3\ ha seflalado, que la teoría bles, resultan consistentes con los principios fundantes del orden. Claro
del derecho presentada por Dworkin, termina convirtiéndose en una teo- que esos principios, que coexisten con las normas, no circulan fantas-
ría acerca de una cultura jurídica particular, cuyo objetivo no es describir máti~amente por las nubes de Úbeda. En las democracias contemporáneas,
el sistema de normas y principios, sino justificarlos. Tal justificación se adqUIeren consagración positiva, con el carácter de garantías fundamen-
cumple por medio de la b,6squeda que realiza el intérprete Uuez), de unos tales,. en constituciones relativamente rígidas. Ciertamente, los jueces
valores morales que ni son el producto de una decisión consensuada, ni despliegan una actividad interpretativa que es constitutiva del derecho, por
tampoco los derivados de un cálculo pragmático, sino de una idea de jus- todas las razones que se repiten desde hace tantos años (la nonna es un
ticia soportada en la primada de los derechos básicos, de los derechos marco abierto de posibilidades, los lenguajes son vagos y ambiguos, los
humanos, definidos éstos desde la perspectiva liberal-individualista, en que métodos interpretativos están "cargados", los intérpretes no realizan una
Dworkin se coloca. Los principios así derivados, constituyen un núcJeo actividad mecánica ni neutral, etc.). Sin embargo, esa actividad no es
conceptual rígido, que condiciona la adjudicación (aplicación) normativa y solipsística; está situada, contextualizada. Ella opera, sobredetenninada
que no es identificable mediante constataciones empíricas, pero que e.x is- i) por marcos específicos producidos al interior de una subcultura de gru_
te objetivamente en la sociedad y en las instituciones. El juez dworkiano po (la de los jueces y la de los juristas que se refieren a la labor de los
(Hércules), es capaz de encontrar esa moral social difusa e implícita y, al jueces y a .la aplicación del derecho. Habermas ha llamado a esto, el lagos
deontológtco, por oposición al lagos teleológico), y ii) mucho más fun-
30 MARI, Enrique, "Interpretación de la .ley", en Materiales para una teoría crflí- damentalmente aun, por un conjunto de prccedimientos, técnicas, meca-
ca del derecho, LexisNexis, Buenos Aires, 1996. nismos argumentativos y criterios de fundamentación, que están positiva-
31 PRIETO SANCKls, L., "Cuatro preguntas ..... , cit. mente establecidos y que constituyen lo que Ost llama la "legitimidad

:i
220 LAS 'TEORíAS POSTPOSITIVISTAS JUSNATURAUSMO VERSUS POSITrvl~MO JURiorco... 221
i
procedimental" del derecho. Esos dispositivos representan adquisiciones del 6rgano que' provenga, carece de legitimid~. Los derechos fundamen-
histórico-positivas de la socialidad que no conviene olvidar, por otra;par- tales n~ son valores irunutables ni transhistórieos. sino adquisiciones hu-
te, frente al peligro de' los desbarres decisionistas, tan frecuentes y ame- manas lficorporadas de manera inmanente al pacto de socialidad que el
nazadores, en estas horas. modelo democrático y la forma histórica del Estado de Derecho inv~lucran.
La actividad creativa de los jueces es una actividad contl'Oladapor ~oner en crisis su jerarquía normativa, imPlicri . tanto como poner en crio-
los principios positivos de naturaleza garantista que, en las sociedades SJS aquel pacto.
democráticas actuales, se encuentran consagrados constitucionalmente:' Esa Estos criterjos, reivindican el papel de lo~principjos, tanto como el
circunstancia le permite hablar a Massimo La Torre 32 de un tránsito del papel ce~tral y ,~nstitutivo de la decisi6n judiFial, pero, con un carácter
Estado de Derecho al Estado Constitucional, en el que las leyes se subor- y contemdo, radicalmente diverso del sustenta\:!o por Dworkin. .
dinan a los principios constitucionales y los jueces también , Dice en: este Muchas. más ~uestiones seria menester co~entar respecto de su obra.,
respecto Luigi Ferrajoli: " ... La sujeción del juez a la ley ya no es como pero resl!llta ImpOSIble hacerlo en el marco natúralmente restricto de este
en el viejo paradigma positivista, sujeción a la letra de la ley cualquiera tr~bajo. , I:I~ i?tentado mostrar que el debate tradi~iona!. entre jusnaturalismo
fuera su significado, sino sujeción a la ley en cuanto válida, es decir, co- y JUSpOSJtlvlsmo es ya, un debate superado. !le tratado de exponer mis
herente con la Constitución. Y en el modelo constitucional garantista la propios puntos de vista, al criticar y confronU\f los modelos tradiciona-
validez, ya no eS un dogma ligado a la mera existen cía formal de la ley, ~e~? tanto como las ideas de Dworkilil, y he dij;ho y ratifico, que a este
sino a una cualidad contingente de la misma ligada a la coherencia de su ultimo, debe reconocérsele el enorme mérito d~ haber puesto en la agen-
significado con la Constitución, coherencia más o menos opinable y siem- da de los jusfilósofos, un conjunto de probfemáticas que, conocidas y tra-
pre remitida a la valoración del juez")3. Éste no podrá considerar a ia ley tadas desde hace décadas por las ciencias soci~les en general, no habían
en forma acritica o incondicionada, sino someterla a lajerarquía co~titu­ conseguido, sin embargo, Cóncitar la aten,ción ~e aquéllos.
cionaI, garantizando así los derechos fundamentales en ella consagrados. Deseo terminar estos comentarios, con utia breve referencia a otra
Allí radica, sustancialmente, el fundamento de legitimidad de la jur~sdic­ perspectiva acerca del derecho, que sólo podrélinsinuar, pero con la que
ción. Una legitimación no equiparable a la que proviene de la representa- explicito mi posición respecto de los temas hásta ~quf debatidos, en el
ción política, derivada de la voluntad mayoritaria, sino que concierne a la siguiente .Y último apartado. I
tutela de la intangibilidad de los derechos fundamentales consagrados. J
Precisamente porque los derechos fundamentales sobre los que se asienta
. la democracia sustancial -afirma Ferrajoli- están garantizados a todos y V. EL DERECHO COMO FORMACIÓN orSCURSJVA i,
a cada uno de manera incondicionada, incluso contra la mayoría, a partir I
de la función atribuida a los jueces, es que éstos ostentan su propia' legi- Frente a las visiones reduccionistas del d~recho que más lllTiba se
timación democrática. J' han criticado, Franyois Ost 34 plantea un intere~ante juego de metáforas.
Los principios constitucionales, tal como se los entiende en
e este Al modelo de derecho y juez, representado por j~piter. ese centro del cual
toda validez se declina, Dworkin oponía un Hércules peculiar, vecino al
contexto, son construcciones históricas incorporadas al Estado de Dere-
cho y al funcionamiento de una sociedad democrática. Ninguna decisión, del realismo, qu~ cargaba sobre sus poderosas espaldas al mundo y que
por mayoritaria que fuere, podría abrogarlos, salvo a través de los gene- era ca~az de realizar todas las tareas. Ost, en c~bio, piensa al derecho
ralmente complejos procedimientos de reforma constitucional, que $tipo- con la IDlagen de Hermes que es -según dice- dios de la comunicación y
nen amplia discusión y participación calificada de la ciudadanía.. La ig- de la circulación; dios de la intermediación, per~onaje modesto en 'el ofi-
norancia, preterición o suspens'ión sine die, de dichos principios, proyenga cio de representante y portavoz, que es olvidadQ, en beneficio de la ccnti-
nuidad del juego. He aquí la clave, una clave q~e él llama lúdica, que le
permite sugerir: ·," ... ¿No es tiempo de pensar la lcomPlejidad del derecho
32 LA TOAAE, M., "Derecho ... ", cit. 1,
33 FERRAJOLl, Luigi, "El derecho como sistema de garantias", Revista Guatema/leed
de CIencias Peno les, 1994, año lIJ. nro. 5. '' 34 OST, F. , "Júpiter... " , cit I
. I
!
«

222 LAS TEORIAS POSTPOSITIVISTAS JUSNATURALlSMO VERSUS POSITIVISMO JURÍDICO ... 223

a partir de ella misma y no como enmienda y complicación de los mo- cursiva, que era más que palabras, que era también comportamientos,
delos simples? ¿No es tiempo de pensar al derecho como circulación símbolos, conocimientos. Que era al mismo tiempo, lo que la ley manda,
incesante de sentido, más que como discurso de verdad? ¿No es tiempo los jueces interpretan, los abogados argumentan, los litigantes declaran,
de advertir la pluralidad y la diversidad de los actores que juegan sobre los teóricos producen, los legisladores sancionan o los doctrinarios cri-
la escena jurídica y contribuyen cada uno a su manera, a 'aplicar el De- tican; y, además, lo que a nivel de los súbditos opera como sistema de
recho'? .. Es en la teoría de un derecho múltiple en la que habría que fi- representaciones.
jarse; multiplicidad que no significa, sin embargo, anomia y anarquía. Básicamente, distinguiamos tres niveles en la estructura del discur-
Habria que llegar a mostrar cómo el orden jurfdico se nutre del desor- so jurídico. El primero constituido por las normas, el segundo por las in-
den periférico, o incluso interno, y reproduce a su vez desorden. Habría terpretaciones "técnicas" acerca de las normas, es decir, las que realiza-
que pensar una autonomia que sea al mismo tiempo heteronomfa. Ha- ban los "operadores del derecho", paradigmáticamente los jueces, pero
brla que añadir aun el entrelazamiento incesante de la fuerza y la justicia. también los abogados, los doctrinarios y otros de menor incidencia, como
En una palabra, es en la teoría del derecho como circulación de sentido los martilleros, procuradores, practicones, etc. Por último, el de los súb-
en la que hay que centrarse. Un sentido sobre el cual nadie, ni el juez ni ditos, en el que se condensan con mayor eficacia, los elementos imagina-
el legislador, tiene privilegio ... La circulación del sentido jurídico opera rios, los juegos ficcionales y los mitos operativos del derecho.
en el espacio público y nadie podría, sin violencia o ilusión, pretender Estos niveles pueden distinguirse sólo con intención analítica, no son
acapararlo. Hay derecho antes de los juristas y lo habrá todavía después "lugares" ni momentos definidos, sino instancias de producción de senti-
de ellos". dos que se interceptan y reconstituyen, condensándose circunstancialmente
El derecho aparece, así, como un campo .de sentido, en el que se en una decisión judicial, en una ley sancionada, en un contrato o en cual-
relacionan multiplicidad de poderes y de actoTes con roles diversificados. quier otro producto jurfdico, para transformarse inmediatamente en nue-
Rennes no es trascendencia ni inmanencia. Se encuentra entre una y otra va fuente de sentido.
(dialécticamente) o en una y en otra (paradojalmente). Herrnes remite a Cuando los jueces, por ejemplo, deben lidiar con los estándares nor-
la idea de red, a la idea, más actual, de una base de datos. El código que mativos que con frecuencia adolecen de anemia semántica (mujer hones-
la constituye, dice el autor'belga, no está en una causalidad exterior (como ta; buen padre de familia; debidos cuidados, etc.) incorporan sentido a esas
la infraestructura económica de la vulgata marxista), sino en la ley de expresiones; sentidos que, naturalmente, son mutables e históricos y, por
circulación del discurso, que se articula entre la regla (que no es entera- serlo, dotan de relativa estabilidad a las leyes. La complicada operación
mente normativa) y el hecho (que no es enteramente fáctico), entre el orden que entonces cumplen, tiene dimensiones cognitivas y volitivas, pero di-
y el desorden, entre la letra y el espíritu. mensiones siempre sociales. De tal manera, los alcances .interpretativos
Las muy sugerentes ideas de Ost, poseen notorios puntos de contac- que operacionalicen, tendrán en cuenta otros fallos, opiniones doctrinarias,
to con criterios que hace ya unos cuantos años, había planteado la Teoría dichos y afirmaciones de las partes y sus letrados. Pero ¿estarán ausentes
Crítica de Buenos Aires 35 . sus lecturas filosóficas o psicoanalíticas, las opiniones en estado práctico
Ante la aparentemente irreductible dicotomia de las teorías en uso, que circulan en los mass media, la discusión con su cónyuge o con sus
entre nonnativismo y facticismo, sustentamos la tesis que el Derecho debía hijos sobre el tema, el criterio de sus amigos íntimos? Pensamos que no .
de ser entendido como discurso, con el significado que los lingüistas atri- . Que toda interpretación es social (cf. Schutz, Winch, Davidson, antes
buían a esta expresión, esto es, como proceso social de producción de mencionados) y que las nonnas y las reglas, en tanto producto lingüístico,
sentido. Como una práctica social (en el sentido expuesto en IV, 2.1) dis- adquieren sentido no s610 por 10 que nombran, sino también por el uso
social que tienen atribuido. Como sostenía el Wittgenstein de "Investiga-
35 ef. RUlz, Alicia E. c.; "Aspectos ideológicos de) discurso jurídico", en Male-
ciones Filosóficas", el lenguaje es una construcción social y nos move-
. ria/es para UIUl Teorla crítica del derecho, Abe1edo--Perrot, Buenos Aires. 1991; EN- mos al interior del lenguaje como al interior de una construcción social.
TaMAN, Ricardo, "Discurso jurídico y organización del poder''; en MARi, E . el al., Ma- Por eso no hay lenguajes privados. Los sentidos circulan, constituyendo
teriales para una ten ría critica del derecho , Abeledo-Perrol, Buenos Aires. 1991 . una vasta red de significaciones, que ya no tienen un centro único de

.!
-
.~

224 LAS TEORIAS POSTPOSITIVlSTAS

producción, sino "posiciones" más o menos est~tégicas. por su ~f1uen­ I


cía, medida ésta, siempre, en ·t érminos circunstancIales e mtercambll\~les. '.~
Esa circulación de los sentidos es la que establece la complC?Jldad
epistemológica que Danilo Zolo ha cara?terizado como un fenómeno de Ij.
circularidad cognitiva de los agentes (o Slstemas) que se han vuelto:pons-
cien tes del dato que su propia presencia produce. Ellos, no puedea. neu-
tralizar las distorsiones generadas por su actividad cognoscente, en ~I
campo que a través de eUa pretenden "aprehender". Expresa el auwr C~­
tado: " ...Los agentes pueden tener en cuenta críticamente -esto es, reflexl-
CAPfTULO XV l·
1I

vamente- la situación de circularidad en que se encuentran, pero no pue- HABERMAS: LA VAlJIDEZ


den desprenderse de su propia perspectiva histórica y so~i~l .o li~erarse COMO CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA
de las desviaciones de la comunidad científica, cultura o cIvillzaclon a la I
que pertenecen y que influye en su percepción de. si ~smos. No pu~e~
conocerse objetivamente, pero tampoco pueden., SIqUIera, conocer obJeti-
vamente su medio ambiente, dado que ellos mismos lo alteran al proyec-
l. ITINERARIO ~TELEcruAL y PRESUl'UESTOSJooRlCOS

tar en él sus propias inclinaciones cuando interactúan con él, haciéndolo Jürgen Hilbermas ocupa un lugar de prijvilegio en el escenario del
objeto de su cognición" 36 (1994). . . . ' . pensamiento socio-filosófico contemporáneo.iNo sólo porque ha diseña~
Una concepción del derecho que lo muestra co":,o prac~lca soc~al do una teoría que aspira al mismo tiempo a i explicar y fundamentar la
discursiva tal como se ha insinuado más arriba, penrute exphcat mejor sociedad; no sólo porque esa teoría luce el ~o de complejidad y mul-
ciertos pr¿blemas tradicionales y dar cuenta, al mismo tiempo, de' algu- tidimensionalidad requerida hoy por el objeth sobre el cual versa; tam-
nos otms. que aparecen como típicas demandas de realidad, a la qu.e al- bién .~rque en su fac~a,. el autor ha exhibi~o un sorp:endente nivel de
gunos prestigiosos juristas tratan hoy, como pmpias de la postmodemldad. erudiCIón y un¡l presencIa mtelectual pennanente y gravltante en los gran-
Pienso aqui, en la preocupación por un derecho más fleXIble (André Jean des debates morales y poUticos del fm del milenio.
Arnaud), más reflexivo (Günther Teubner), más poroso y plural :(Boa- Por sus características, no resulta fáeil él'ieasiUarlo. ¿Filósofo, soció-
ventura de Souza Santos). ' : logo, jurista, antropólogo, lingüista, polit610go? En todas ésas y segura-
Pennite rescatar la normatividad, sin hipertrofiar su papel; la auto- mente en otras formas del pensamiento estil#ado, nuestro autor se mue-
producción operacional del d~recho; sin reducirlo .a ~eras predicciones ve con soltura. Ello ha aportado un nivel de densidad y de sofisticación a
de -los jueces; incorporar las dlffienslOnes de la sOClal~dad y co~ ~llo, .l~s su teorla de la "acción comunicativa", decididéÍmente inusuaIes. Sólo com-
cuestiones de la ideología y el poder, tanto como las de la legttunaclOn parable, quizás, con el que se atribuye a la teoría sistémica de Nicklas
sustancial, sin abandonar la especificidad teórica que le es propia. Luhmann, su contemporáneo. su amigo, su contendiente y, junto con Karl
El derecho como fenómeno positivo, histórico. público, social, sólo Otto Apel, aunque de manera ' muy distinta, quien más ha influido en su
puede ser relev~do eficazmente desde una teoria capaz de ser, a1 ;mismo pensamiento. . . l. .
tiempo. Ínterdisciplinaria y sistémica; capaz de dar cuenta, parade.c~rlo El itinerario que Habermas reoorre en sUformac16n y desarrollo fi-
en clave luhmanniana, de la clausura operacional y de la apertura cogmbva. losófico, mueStran la diversidad de aportes q~~, finalmente, logró articu-
lar para la forinulación de una perspectiva prppia y original.

*
. Nacido en 1929, recibe en primer término las enseñanzas del pensa-
mi ento clásico alemán (Kant, Fiebte, Hegel) la "cargada" influencia de
época de Heidegger. Guiado por S1!l interés enl Freud y en Marx. se acerca
36 ZoLO. Oanilo, Democracia y complejidad. Un e,qoque, Nueva Visión;. Buenos a la denominada Escuela de Frankfurt y abreva en la obra de Horkheimer,
Aires, 1994. Marcuse, Benjamin y en particular de Ado~o, con quien mantiene una
. j
!
226 LAS TEORiAS POSTPOSITIVISTAS HABERMAS: LA VALroEZ COMO CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA 227

relación personal más .e strecha. Al mismo tiempo, se interesa por los de- En sus primeros textos (Teoría y crEtiea de la opinión pública [1962],
sarrollos de la filosofía analítica y la filosofía del lenguaje y por la teoría Teoría y praxis [1963]) fonm¡]a una . critica ideológica del pensamiento
política de la democracia. Comparte con sus maestros, una visión critica burgués desde una impronta marxista, pero procurando desembarazarse
acerca de la ciencia social positivista, tanto desde el punto de vista episte- de ciertos presupuestos que, a su juicio, resultan ya inadecuados para el
mológico como desde el punto de vista político, denunciando la falacia análisis del capitalismo maduro.
de su pretendida neutralidad y afirmando la necesidad de construir una Conocimiento e interés (1968) despliega la tesis de que la noción de
ciencia social emancipadora, en el sentido del proyecto marxiano. Sin "competencia comunicativa" constituye la base para una comprensión de
embargo, aunque coincide con las criticas de Frankfurt a la emergencia lo social orientada a la emancipación. El conocimiento -explica- está
de un modelo socio teenocrático anti-humanista, basado en lógicas instru- guiado por algún interés. A través del conocimiento nos apropiamos de la
mentales y en una cultura de masas manipuladora y alienante, rechaza el naturaleza para servirnos de ella. Nuestra acción atiende a fines, a cálcu-
radical escepticismo de la "dialéctica negativa" y 'comienza la tarea de los, es una acción instrumental. Sin embargo, como toda actividad social,
estudiar las condiciones de posibilidad y los fundamentos que permitan debe expresar su sentido y lo hace a través del lenguaje en cuyo seno,
tomar realizativas las "promesas incumplidas" de una modernidad que afirma siguiendo a Benjamín, a Harendt y a otras tradiciones intelectua-
debe pensarse como "proyecto inacabado". Para ello será preciso, sostie- les, se alojan las condiciones de posibilidad de la razÓn.
ne, encontrar un concepto de razón más amplio que el de la sociedad tecno- AlIado del interés instrumental sustentado en el conocimiento de las
burocrática, más universal y completo, que implique al mismo tiempo una . ciencias empírico-analfticas, existe también un interés práctico que con-
praxis política liberadora. siste en entender el significado de la experiencia humana y que se apoya
Con el propósito de desarrollar una teoría de la racionalidad de ese en el conocimiento de las ciencias histórico-hermenéuticas. Pero también
tipo, Habermas cree necesaria la cooperación de todas las ciencias socia- es posible, añade, reconocer un interés emancipatorio. Éste se basa en el
les, la utilización de criterios metódicos multi y transdisciplinarios y el conocirnlento que brinda la autorreflexi6n, acerca de la realidad de la
reapropiamiento crítico, del proyecto de la ilustración. Ese reapropiamiento dominación social. La dominación es "opaca", se inviste como naturale-
critico implica no desconocer las condenas de los pensadores de Frankfurt za ocultando su condición de artificio, esto es, de pura creación humana.
respecto de lo que definen como un nuevo modo de la barbarie Oas gran- La liberación se alcanza, cuando es posible dar cuenta del artificio, deve-
des guerras, los holocaustos nucleares, la alienación producida por la larlo. El interés emancipatorio consiste en el rechazo del irracionalismo
cultura de masas, la autonomización perversa de las burocracias y del individual y de la injusticia social. Desmontar los mecanismos que ocul-
mercado), no supone dejar de lado los impulsos emancipatorios del mar- tan uno y otra, posee potencia transformadora.
xismo, pero sí demanda fundar una nueva racionalidad que permita re- En estas ideas se encuentran claramente inscriptas, las influencias de
construir los presupuestos institucionales y normativos de una "dimensión Freud y su teoría del inconsciente y de Marx. y su teoría de la ideología
pública de la razón", c'omo propusiera Kant. La teoría, por tanto debe, al como falsa conciencia.
mismo tiempo, ser reconstructiva, crítica y normativa, enlazando instru- En Crisis de legitimación en el capitalismo tardio (1973) denuncia
mentalidad y deliberación orientada al consenso: acciÓn estratégica y las contradicciones de la socialdemocracia en cuanto en ese modelo so-
acción comunicativa. cietal la decisión política se autonomiza de la voluntad de los ciudadanos
Sus ideas habrán de adquirir concreción modélica en 1981, con la para ser producida por los mecanismos sistémicos de la adrninistración y
publicación de su Teoría de la acción comunicativa, pero a ese trabajo de el mercado. La legitimación no se alcanza en tales circunstancias, porque
madurez llega a traves' de numerosos libros, ensayos y al1ículos. Una ta- la acción ~stratégica orientada por finalidades individuales y egoístas,
rea muy vasta en la cual sus posturas definitivas se .van componiendo, termina por colonizarla y subordinarla. Ya aquí, el paradigma productivista
como en un complicado puzzle, poco a poco, a través de un complejo del marxismo, comienza a ser desplazado por el nuevo paradigma co.mu-
proceso de adquisición y autocorrección pem1anentes. Antes de entrar en nicativo. A la noción de trabajo habrá de agregarse la de interacción, que
el análisis central de estas notas, que refieren a la cuestión de la validez, abarca otras dimensiones de la socialidad, productoras también de senti-
convendrá hacer una brevísima referencia a los hitos principales de su obra. do. De un sentido que aspira a la comunicación intersubjetiva en el espa- .
228 LAS TEORÍAS POSTPOSlTfVISTAS
:! HABERMAS; LA VALIDEZ COMO CONSTRUCCIÓN DISCURSrvA 229
;1
cio público, liberado de coacciones. Por cierto, el espacio público de la ·.¡1 más amenazadores, de que el mun,do de vida seÍi colonizado por los siste-
comunicación liberado de coacciones, opera en Habermas como horizon-· mas, que la moro -para subrayarlo en ténnino:s particulares- sea defini-
te de sentido, en una perspectiva reconstructiva. Él no ignora sino que, al da por el mercado: Fre.nte a tales ~esgos, Habe~as ~nna el valor e~anci­
contrario. señala y critica, la multiplicidad de mecanismos de hegemorua patorío de la critica deconstructtva, de la denunCIa de 'los mecanIsmos
y dominación social que, en la práctica, lo estructuran. expoliatorios, en el despliege deliberativo de lri.' interacción pues, atllma.,
La reconstrucción del materialismo histórico (1976) le pennite de- ! - la realidad se construye como sentido en el intercambio dialógico. "La
sembarazarse definitivamente del paradigm.a productivista y, apoyadQ fun- utilización del lenguaje dirigida al entendimie~to constituye el modo ori-
damentalmente en Kohlberg, pero también en Gehlen, dos destacados :1 ginal de su uso [...1respecto del cual las utiliz!\ciones instrumentales son
antropólogos, diseñar su concepción comunicativa de la evolución de la '. parasitarias". ¡.
sociedad humana. '1 Dado que con el lenguaje también seen~ña, sólo ciertas condicio-
nes específicas,'que operan como presupuestos. de validez de la comuni-
I
cación, conducen a la verdad por consenso. Cofuprensibilidad, veracidad,
n. LA VALIDEZ COMO LEGITIMIDAD EN LA CONCEPCIÓN COMUNICATIVA
Y EN EL MODELO DE UNA POLlUCA DELIBERATIVA .1
i rectitud, valor ilocutivo de lo que se dice, caracterizan lo que el autor
denomina la "situación ideal de diálogo", que d~be entenderse como cons-
;!
trucción heurística, de naturaleza contrafáctic4. Este concepto, como el
1. La producción de legitimidad de la denominada "posición original" de J. RawIs en su Teoria de la jus-
ticia, ofrece variados argumentos a los criti.;J de cada uno. Muchos de
La Teoría de la Acción Comunicativa, es preciso señalarlo con Clari- esos argumentos pueden resultar valederos, pdr-o los más, están basados
dad previo a intentar su esbozo, es una concepción moderna y eurocéntrica -¡ en el equivoco de suponer que los autores pret~nden describir alguna rea-
del modo de existencia de la sociedad actual y de Su evolución. Habermas :¡ lidad fáctica. En el caso de Habermas, se trata!de pensarlas como condi-
.está pensando en la sociedad occidental "avanzada". para decirlo de modo -.! ciones trascendentales, ínsitas en la naturaleza misma de la comunicación
preciso. Está pensando en las poliarquías de R. Dhal, en el capitalismo ) humana, que permiten aprehender por compar4ción, el rango de aquellas
maduro, con instituciones democráticas que, cualesquiera sean sus!défi- situaciones que reclaman para si justificaci6n ¡racional. El método, aun-
cits, funcionan con cierto nivel de eficacia y apego a las reglas. En de- que más complejo, se asemeja al empleado pdr Max Weber al caracteri-
mocracias que se reconocen a si mismas como sociedades pluralistas, zar y emplear cognitivamente la noción de "ti~os ideales".
interraciales e interreligiosas )' que enfrentan una crucial dialéctica ,entre La desaparición de las garantías metasocÍllles por una parte y la pro-
particularismo y universalismo, en la que, consistente con sus premisas gresiva diferenciación de distintos ámbitos espechializados y autonomizados
generales, él juega sus cartas a favor ' de este último. Aunque, con la de la interacción (economía, política, arte, derecho, moral, etc.), por la
inocultable y nada superficial debilidad de hacerlo desde la perspectiva otra., construyen diversas concepciones de vi~y una moral postconven-
de su propio "mundo de vida". desde la perspectiva de su "cultura situa- cional, que no se basa en convenciones aceptadas, sino que exige argu-
da", en un universo cruelmente fragmentado, desgarrado por conflictos mentos y razones (Kolhberg). El principio de~ discurso, en los términos
étnicos, raciales, religiosos y de género, entre otros, que no podrán supe- del autor, teoriza los mecanismos cOIDunicac~onales que hacen posible
rarse con "guerras justas", sino con reconocimientos recíprocos que im- extraer del intercambio de argumentos y razones, la validez o,legitimidad
porten, ante todo, producción de respeto por 10 diferente y producción .i
I ~ de la acción social considerada. Lo hace al se6alar cuáles son las condi-
colectiva de equidad y justicia distributiva. ciones de la así llamada "situación ideal de d~álogo": los interlocutores
Volviendo a sus ideas. Se trata de advertir, he aquí lo nuclear de su deberán gozar de una situación igualituia libre de coacciones, poseer
posición. que la sociedad contemporánea no expresa s610 una racionali-
dad instrumental, expresa también una racionalidad comunicativa', que !¡ ~, equivalente competencia lingüistica, idéntica ¡capacidad para introducir
temas ~e la agenda, ~ctuar orientados al consento, resp~tar la fuerza il?cu-
demanda diálogo y buenas razOnes para admitir y ftlOdamentar ciertas .1
:! cionana de lo que dicen y aceptar la regla de l~ mayona como sucedaneo
prácticas institucionalizadas. Por cierto que subsisten los riesgos, cada vez del consenso, duando éste no pueda ser alcan ado en tiempo propio. La
.1 1

. ¡
I ·~ t
230 LAS TEORiAS POSTPOS1TIVISTAS HABERMAS; LA VALIDEZ COMO CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA 231

acción comunicativa coordina nuestras acciones más allá del interés y la Al garantizar formas generalizadas de participación de la ciudadania
coacción, porque los hablantes prestan su consentimiento en tanto parti- en el discurso público, las decisiones se dotan de validez fOlma] pero tam-
cipantes libres de un intercambio argumentativo basado en razones . "Sólo bién de validez racionaVmaterial. El principio del discurso opera como
son válidas aquellas nonnas en que todos los afectados puedan consentir democratizador y legitimador. Una vez más, es ésta 1ma perspectiva recons-
como participantes en un diálogo racional". Esta regla que Habennas pro- tructiva. La realidad -<!omo dice José María Mardones (1994)- es menos
pone tanto para la moralidad pública como para la decisión política, tiene elegante, menos limpia y más dolorosa. Sin embargo, la razón y sus astu-
su expresión específicá en el campo del derecho, según lo veremos más cias, también se juegan en la historia. El principio del discurso es pro-
adelante. cedimental, intersubjetivo y basado en el diálogo público reflexivo. No
Fue Max Weber quien acuñó una expresión que ha tenido fortuna en hay en las tesis de Habermas ningún parentesco con las "filosofías de la
la teoría política y social., cuando caracterizó a la "foIma poder", construida conciencia" (rational choice), vertiente que rechaza en forma explícita.
por la modernidad, como un orden desencantado. Esto es, un fundamen- El carácter comunicativo de la legitimidad se construye mediante la cir-
to de la sociedad que no se apoyaba ya en la idea de Dios, naturaleza o culación del sentido, en una sociedad descentrada y pluralista. El autor
razón, que había abandonado toda garantia melasocial y que sólo podía recoge el aporte de Bobbio para distinguir y caracterizar a la democracia
encontrar justificación, según su punto de vista, en su propia perfomance, respecto del autoritarismo. Se trata de saber quién toma las decisiones y
es decir, en la eficacia de los principios de racionalidad instrumental que qué procedimientos utiliza. Es posible encontrar allí, en esa concepción
~r la animaban. Habermas reprocha a esta visión y al positivismo que la minimalista de naturaleza procedimental. el núCleo de una política deli-
hereda, no comprender que la integración social (el pacto de socialidad) ""
:-~ berativa. También es posible encontrarlo en las condiciones que describe
~ ..
IV1" requiere no sólo de mecanismos sistémicos que proceden según una lógi- R. Dahl Y que coinciden con las de Habermas: esfera pública, opinión
1- ca propia, autopoiétíca, en términos de Luhmann, reproduciendo socie- pública, espacio público de la comunicación, he aqui lo medular de una
1i dad a través de la eficacia y funcionalidad de las relaciones, sino también política basada en la deliberación y en las buenas razones.
l .: de mecanismos comunicativos, a través de los cuales se alcanza la auto- Con estas ideas fundamentales, nuestro autor entiende que su cons-
comprensión moral de la interacción, para compartir un mundo de vida trucción sintetiza y al mismo tiempo supera, las tesis de los otros dos
constituido por valores como "justo", "bueno" o "verdadero". .., modelos vigentes, el liberalismo y el comunitarismo. El primero, sólo
percibe como fundamento de la formación de la voluntad democrática un
2. Legitimidad y política deliberativa compromiso de intereses, protegido por las garantías negativas, que su-
pone el funcionamiento del Estado de Derecho. En el extremo opuesto,
En las sociedades democráticas avanzadas, las prácticas poHticas el segundo afirma un proceso de autocomprensión y reconocimiento éti-
institucionalizadas, aunque no coincidan exactamente con los presupues- co, mediante el cual los miembros de una comunidad solidaria, de carác-
tos habermasianos, recogen parte considerable del denominado "princi- ter cuasi natural, se tornan conscientes de su recíproca dependencia y la
pio del discurso". Los presupuestos de lo que ha descripto como condi- ejercen con la voluntad de lograr una asociación de ciudadanos libres e
ciones ideales de diáldgo, adquieren consagración positiva en los diseños iguales.
constitucionales que consagran un sistema de garantías fundamentales, Si la concepción liberal está fundada en el egoísmo posesivo y la
cuyo núcleo lo constÜuyen los "derechos humanos" y su expansión his- lógica del mercado, la concepción comunitarista supone un utópico estre-
tórica (libertades negativas, derechos económico-sociales, derechos am- chamiento ético del proceso político, que excluye toda acción no altruis-
bientales, de las generaciones futuras, etc.) y juegan coordinadamente con :~­ ta. El modelo de una política deliberativa, se basa tanto en negociaciones
- -~
la materialización del "espacio público de la comunicación", un espacio como en discursos de autoentedendimiento. En acción estratégica y en
descentrado, que nadie puede intentar monopolizar, sin quebrantar la re- acción comunicativa. No pone tanto énfasis en la conCiencia ciudadana,
gla de juego democrát,íca. Todo lo cual, supone un sistema de libertades cuanto en los procedimientos estatuidos. Afirma una intersubjetividad de
básicas, formación de la voluntad política a través del consenso o la regla orden superior, representada por el espacio público de la comunicación,
de la mayoría y acceso franco e ilimitado a la infonnación. en el que se entrecruzan discursos institucionales con otros que se gene-
, 232 LAS TEOruAS POSTPOSITIVISTAS HABERMAS: LA VALIDEZ COMO
,
CONSTRU~C[ÚN DISCURSIVA

que ponen en práctica la idea de imparcialidad para la conexión entre el


233

I ran en el seno de la sociedad civil. Comunicaciones exentas de sujeto que


inducen una formación más o menos racional de la opinión y de la deci-
sión de los ciuc,ladaoos y que desembocan en opciones electorales ,y reso-
derecho vigente, los procedimientos legislativ~s los· mecanismos de su
aplicación. ¡
y
1 luciones legislativas que transforman así, poder comunicativo en. poder Ello no implica la confusión entre derech~ y moral, porque los pro-
I . administrativo. Con ello la sociedad se diferencia tanto del mercado, como cedimientos jur~dicos cumplen aproximadamente las exigencias de l'lDa
1 del Estado. racionalidad procedimental perfecta, toda vez gue se encuentran institu-
Llegados a este punto, podemos adentramos no sólo en el fundamento cionalizados m~iante criterios independientes ¡que permiten a un no im-
comunicativo del derecho según la concepción del autor analizado, sino :J plicado, poder determinar si la decisión tomadil es o no ajustada a dere-
también en él papel que este subsistema cumple en el proceso de integra- :i cho. Eno no ocurre con el discurso moral que, pqr esa razón, es el producto
.1
ción sociaL ~ de una racionalidad incompleta o imperfecta. Enjel derecho actual, la moral
~I se ha integrado al orden bajo formas procedím~tales, esto es, no implica
~
¡ un contenido normativo determinado, sino un: procedimiento de funda-
IIL EL FUNDAMENTO DEL DERECHO Y SU PAPEL EN EL PROCESO '¡ mentación de contenidos normativos posibles. : .
I
DE INTEGRACIÓN SOCIAL :i Aunque redundante, parece necesario subrayar una vez más, que el
1
1 planteo de Habermas reconstruye, si acaso con" acierto, el funcionamien-
1. ¿Cómo es posible la legitimidad por vía de la legalidad? I to de las sociedades occidentales con democra¡:;ias estables y desarrolla-

·1 das. Las palabras con las que concluye el trabajo que venimos comentan-
Con este titulo, Habermas comenzó a tratar el tema del derecho en :¡
do son especialmente ilustrativas: " ...Autónomo ~s un sistema jurídico sólo
un trabajo de finales de los años 80, publicado en español en el Bro. 5 de :1
.¡ en la medida en que los procedimientos instituCionalizados para la legis-
la revista Doxa. "Vaya sostener -decía al inicio- la tesis de que; la auto- :1
"
lación y la administración de justicia garantiza¿ una formación imparcial

1l0mi7..ación del sistema jurídico no puede significar una desconexión com- de la voluntad y del juicio y, por esta via, penkten que penetre tanto en
pleta de derecho y mOFaI, por un lado, y de política, por otro", p¡ara fun- ¡ el derecho como en la política, una racionaliqad procedimental de tipo
darla analiza, en principio, el modo en que el derecho gana autonomía en I
:! ético. No puede haber derecho autónomo, sin ~emocracia realizada".
el tránsito de la sociedad estamental a la sociedad burguesa; luego, el ·1 Las realidades del resto del mundo, esas Irealidades que hablan de
;!
proceso de desaparición de las garantías metasociales como fim~mento I marginaciones, discriminaciones, violencias po~ticas o religiosas o étnicas,
del ordenjuridico y, finalmente, las conexiones intemas que en hi moder- :1 de género o de opción sexual, de dependencias: económicas y de "riesgos
nidad tardía articulan derecho y moraL :. :1 país", deberían convocar a los filósofos y mo~alistas a un nuevo debate
Si bien es cierto, sostendrá, que los fundamentos morales cj.el dere- acerca de la democracia y sobre todo de la d~ocracia no realizada.
cho positivo no pueden ya basarse en la idea de un derecho natural racio- ,
¡
nal superior, tanlpoco pueden eliminarse sin más, so pena de privar ai I I

derecho del momento de incondicionalidad que necesita, al estansujeto a 2. El papel del derecho en el proceso de int~gración social.
.:
las contingencias de cambios crecientes. Hay que mostrar cómo, en el
interior de un derecho positivo, puede estabilizarse el punto de vista moral, El concepto de razón práctica es acuñado b fa modernidad. EL mar.,.
a través de UDa formación imparcial del juicio y de la voluntad. ~ mora- xismo, en térm~os de una filosofla de la histo~a, concebía a la sociedad
lidad al interior del derecho, devendrá de un procedimiento que se regula emancipada como la que habrá de administraIfse democráticamente a sí
a si mismo, controlando su propia racionalidad. Éste es, en pocas pala- misma. Pero el positivismo primero y las teorilis sistémicas después, des-
bras, el programa que aquí insinúa y que concretará en el extenso desa- .plazan el papel ;de la razón práctica, hacia la a~topoiésis de sistemas re-
rrollo de Facticidad y validez (1992). La legalidad engendrará legitimi- gulados de modo puramente autorreferencial. i
dad, en la medida en que el orden jurídico positivo sea el resultado de La razón ya no puede devolverse a la so~iedad por vía del derecho
procedimientos de, fundamentación permeables a los discursos morales, natural, sino si~ándola en el lenguaje y conectándola con la moral pero
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« ti.
1
234 LAS TEORÍAS POSTPOSITlVISTAS HABERMAS: LA VALIDEZ COMO CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA 235
t.:
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no de manera exclusiva, permitiendo advertir sus vínculos con considera- Peró el carácter público y social del lenguaje, no radica sólo en las
l' ciones funcionalistas y explicaciones empíricas. La razón comunicativa reglas de formación sintáctico-semánticas, sino como planteará Peirce, en
1:.: presupone las condiciones básicas de la llamada situadón ideal de diálo- las dimensiones pragmáticas del lenguaje, en las que al lado del mundó

~: go, a partir de las cuales se establecen los procedimientos y no los conte-


nidos concretos que penniten la creación de nonnas con pretensiones de
representado por el lenguaje (relación diádica) aparece el posible intér-
prete (relación triádica). Así el mundo como conjunto de los hechos po-
validez. La razón práctica cobra aqui un sentido heurístico: ofrece un hilo
~r!
sibles, se constituye para una comunidad de intérpretes. Dice Habennas
conductor para la reconstrucción de los discursos formadores de opinión, textualmente: "La pretensión de verdad de un proponente, cuando está jus-
J;"
"
en los que se basa el poder democrático ejercido como derecho. tificada, habrá de poder defenderse con razones frente a las objeciones
De una manera muy clara, lo que no siempre es frecuente, Habermas de posibles oponentes y al cabo habrá de poder contarse con un acuerdo
defme su programa en d primer capitulo de Facttcídad y validez, consta- racionalmente motivado de la comunidad de interpretación en conjunto".
;:
tando la escisión existente respecto del derecho y la política, entre las De este modo, la tensión entre facticidad y validez queda absorbida
,¡, teorías norrnativistas y las descriptivistas: " .. La tensión entre planteamien- por los presupuestos comunicativos que, aunque tengan un contenido ideal
~~
tos normativistas que siempre corren el riesgo de perder el contacto con y, por ello, sólo puedan realizarse aproximativamente, han de ser tenidos
la realidad social, y los planteamientos objetivistas que eliminan todos los de hecho en cuenta por los implicados, cuando afirman o controvierten la
;. aspectos normativos, puede servir como advertencia para no empecinarse verdad de un enunciado o su validez, en términos argumentativos. Aque-
en ninguna orientación ligada a una sola disciplina, sino mantenerse abier- lla tensión se estabiliza en el proceso de integración social que se cumple
tos a distintos puntos de vista metodológicos (participante vs. observa- a través del derecho positivizado. En efecto, cuando la interacción social
dor), a diversos objetivos teóricos (reconstrucción efectuada en términos no se produce como resultado de una violencia manifiesta, es porque se
de comprensión y de análisis conceptual vs. descripción y explicación genera por la coordinación de los planes de diversos actores. Cuando esa
empíricas), a las diversas perspectivas que abren los distintos roles socia-
,
. ,'.

coordinación cobra continuidad, origina patrones de comportamiento que


les (juez, político, legislador, cliente de las burocracias estatales y ciuda- reducen la complejidad, al reducir el marco de posibilidades de elección
dano) ya distintas actitudes en lo que se refiere a pragmática de la inves- de los participantes, que estandarizan sus comportamientos haciéndolos,
tigación (hennenéutica, crítica, analítica, etc.) . Las investigaciones que de tal modo, previsibles.
siguen se mueven en este amplio campo". . Cuando los acuerdos que dan lugar a patrones de comportamiento,
Así, la reconstrucción encarada se vale tanto de la teoría sociológica esto es a normas, descansan en motivaciones racionales que presuponen
del derecho, como de la teoría filosófica de la justicia, asumiendo la ten- poder decir que no, se estabilizan las expectativas de comportamiento
sión insoslayable entre facticidad y validez, entre sociedad y razón y re- recíproco de manera no coactiva. Sin embargo, es preciso disminuir el
conociendo las coerciones bajo las cuales se reproduce la vida social, pero riesgo de las contingencias y de la inestabilidad que harían improbable la
reconociendo también el papel de los discursos y de las prácticas que dan integración social mediante contextos del mundo de vida (contextos cul-
sentido a la autoconciencia de la vida. turales en otros ténninos) que aseguren masivos consensos.
En resumen, puede decir, siguiendo a Frege, que los individuos no En las sociedades premodemas la estabilización de las expectativas
son portadores de conciencia, sino de representaciones. Las representa- de comportamientos recíprocos provenían de los mitos, de los relatos, de
ciones son propias de cada uno, al contrario de los pensamientos que, en las tradiciones o del poderoso nivel de lo sacro.
lo que a su contenido se refiere, Son los mismos pensamientos para todos En las sociedades desencantadas y complejas, en las que se indivi-
los individuos. Pensamientos y estados de cosas, sólo son accesibles en dualiza lo biográfico, pero se pluralizan las fonnas de vida y las visiones
tanto se pueden exponer, esto es, expresar en oraciones (primer momento del mundo, la integración de los individuos proviene de su capacidad de
del giro lingüfstico) y poseer para los interlocutores idéntico significado, interactuar comunicativamente, al tiempo de reconocer su necesidad de
al menos al interior de una comunidad de lenguaje. Son las reglas grama- interactuar también estratégicamente.
ticales las que permiten entender la forma estable de los sucesos comu- Sin embargo, esta última dimensión no opera como en Hobbes o en
nicativos y reconocerlos más allá de sus variaciones. la teoría de los juegos, como creación de un onien puramente instrumen-
!

¡
236 LAS TEORfAS POSTPOSITIVISTAS ::
j
HABERMAS: LA VALIDEZ COMO CONSTRJCCIóN OTSCURSIVA
, I.
237

tal, sino incluida en un mundo de vida, en donde la fuerza vincul~te de :1


mercado y los ,a paratos burocráticos de la adDúnistración, en los que la
convicciones racionalmente motivadas, se apoya en sanciones externas acción deliberada de los participantes es susti!Vida por mecanismos obje-
producidas por el derecho el cual regula así normativamente, las ~terac­ tivados. La institucionali7..ación jurídica permi,e la articulación de ambos
ciones estratégicas. Ello produce integración social y no sólo integración modos de integración a través de la acción co¡puoicativa. El derecho nu-
sistémica, porque la lógica ciega del sistema (económico/administrativo) ., tre su capacidad de integración social de la nbción de solidaridad, pero
que se estmcrura según un código instrumental (dinero/poder) se ,subor- además instituye los mecanismos de la accióri estatal y de las operacio-
dioa a un tipo de consenso que es vinculante para todos los partic~pantes, '·1 nes económicas. Contiene así, muy diversas demandas y finalidades , que
porque ellos ·han estado incluidos en el proceso comunicativo qU,e le dio muchas veces ~e sirven de su fuerza legitimad~ra encubriendo fonnas de
origen. Asi, el derecho objetivo dota a las libertades subjetivru¡y a su J imposición o hegemonía que, en verdad, son puramente fácticas. Muy a
,i
ejercicio, de la garantía de coerción por él establecida. I menudo, advierte Habennas, el derecho presta Íll poder ilegitimo una apa-
Con la evolución social y la monopolización de la coercióJ;l por el riencia de legitimidad. Pero en una sociedad nluralista y democrática, la
Estado, las facultades de la libertad individual se ejercen a través de la posibilidad de la critica y del cambio, preserlva el papel positivamente
'acción jurldica o demanda. De este modo las normas jurídicas, como queria integrador del derecho. '
Kant, son al mislno tiempo leyes coercitivas y leyes de libertad. Vale como Sobre todo del derecho constitucional, que! Habennas identifica como
derecho, sostiene Habermas, lo que conforme a procedimientos juridica- aquel en el que, se consagran las garantías fundamentales, inspiradas por
mente válidos, queda ~cíonado como derecho. Pero esta validez es al los discursos de autoentendimiento, solidaridac( y reconocimiento recípro-
mismo tiempo vigencia (efiq¡cialfacticidad) y legitimidad. co. NOlmatividad constitucional que jerarquiz~, por sobre el materializa-
y agrega el autor: "Ahora bien, la validez jurídica de una norma-y do ámbito del derecho de la ley. Este último, ¡proclive, en cambio, a ser
en esto cousiste su gracia- significa que vienen garantizadas ambas co· colonizado pOdas autonomizaciones perversa¡' de los sistemas del dinero
sas a la vez: tanto la legalidad del comportamiento en el sentid~ de una y el poder. :
observancia que en caso necesario se consigue mediante sanciones, como ., Es posible que en su apuesta al "patrjotis~oconstitucional", del que
también la legitimidad de la regla misma, que hace posible en todo mo· hablan sus últimos textos se encuentre una ¡misión político-filosófica
mento una observancia de la norma por respeto a la ley". '. homóloga a la voz de orden de Luigi Ferrajoli: 'feonstitucionalizar las leyes
El orden jurldico debe garantizar las libertades reciprocas. También y su aplicación positiva". Privilegiar las garantlas del pacto de socialidad.
el orden moral. Pero en el caso del derecho es el legislador político quien De este modo s1, poniendo en acto, transformando. en realidad, las
ha de generar tal resultado, razón por la cual, el proceso de producción i promesas incumplidas de la ilustración y de j la moderoidad, podremos
de normas es el auténtico lugar de la integración social, porque el proce-
dimiento democrático de sanción de normas, supone la aceptabi.1idad ra-
i, reclamar un lugar .de legitimidad en el debate lmtercultural. Si Occidente
tiene los méritos que para si reivindica, es claro que ellos no anidan en
¡
cional de estas últimas. "En la positividad del derecho no se expresa la I las ojivas nucleares, ni en los misiles Tomaba;wk, sino en tales legados.
I
facticidad de una voluntad arbitraria y absolutamente contingente, sino I
I
una voluntad dotada de legitimidad, que se debe a la autolegislaCión pre-
suntivamente racional de ciudadanos polfticamente autónomos": . IV. FINAL
El derecho moderno sustituye convicciones por sanciones,! dejando
a discreción de los individuos las razones del acatanúeuto a las reglas, El pensamiento de Habermas es rico y polémico. Para muchos de sus
pero imponiendo dichas sanciones en caso negativo. Ello se funda en que críticos representa, sin más, un retomo trasvestido, a fonnas superadas
los miembros de la comunidad suponen que, en el ejercicio libre de sus 1, del kantismo. Para otros, como Lubmann, s~bre todo en Facticidad y
competencias y voluntad polItica, darían legitimidad a las reglas a las que validez, en donde Habermas introduce import$tes novedades a su teoría,
están sujetos. i; él expresa un concepto nonnativo de racion~dad que, sín embargo, DO
Las sociedades modernas se integran socialmente, esto es,l a través 1 debe ser entendido como un concepto moral. Ij.a moral, como el derecho,
de normas y valores compartidos y también sistémicarnente a través del l serian ámbitos , en que se levantan pretensioD~s de validez, pero no hay

I
:1
238 LAS TEORíAS POSTPOSITIVISTAS HABERMAS : LA VALIDEZ COMO CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA 239
,.
l'
! una única forma en la c1,1B.l nos interrogamos sobre la validez de una con- ci6n me han sido de gran ayuda los trabajos de Fernando Vallespin, José
¡
ducta y pedimos para ella consenso y respeto. Su posición ahora sería Maria Mardones, Julio de Zan, Juan A. Garcia Amado y fundamentalmente
menos trascendental en el sentido kantiano y más ligada a la filosofia del de Thomas Mc Carthy, que menciono infra. He citado el año de publica-
lenguaje. Él también se habría involucrado en el "giro lingüístico". Y ción de los trabajos originales del autor en alemán, pero cuanto he trans-
concluye Luhmann su comentario con benevolente ironía: "Ahora con cripto, corresponde a las traducciones al espafiol que, en general, se in-
relaci6n a la filosofla de la democracia, su modelo es tributario del de la dican más adelante. Por último, todas las citas del parág. lII, aparto 2,
democracia participativ~, que se afirma en Alemania a partir de los años corresponden al cap. 1 y al "Prefacio" de la versión española de Facticidad
sesenta ... Él sostiene que los individuos que vengan a ser alcanzados por y validez.
una decisión política deben participar del procedimiento para adoptarla,
lo que constituye una idea utópica, como se comprueba considerando sólo DE ZAN, Julio, "Libertad, poder y discurso", Libertad, poder y discurso,
Í¡ el hecho banal de que muchos de esos individuos ni siquiera han nacido Almagesto, Buenos Aires, 1993.

¡ aun" (reportaje en Alter Agora, Revista de la Facultad de Derecho de la


l
FREITAG, Bárbara et al., Habermas, Atica, San Pablo, 1980.
Universidad de Santa Catarina -Brasil-, realizado por el Prof. Willys
Santiago Guerra (F), nro. 1, mayo de 1994). GARCÍA AMADO, Juan A., Lafilosofia del derecho de Habermas y Luhmann,
No menos incisivas han sido las críticas que a la concepción haber- Universidad del Externado, Bogotá, 1997.
masiana se formularon desde la perspectiva del feminismo filosófico. Con Arthur, Antropologíafilos6fica, Paid6s, Barcelona, 1993.
I él han polemizado Nancy Frazer, Carole Bateman, Sheyla Benhabid o
GHELEN,

1¡. Judith Butler, para citar s610 a algunas de las representantes más impor- HABERMAS, Jürgen, Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, Amo-
, rrortu, Buenos Aires, 1975.
tantes de esa corriente que expresan, de todos modos, puntos de vista muy
disimiles. .- Sobre la reconstrucción del materialismo dialéctico, Taurus, Madrid,
I

No me detengo, por ser más conocidos en el campo de la jusfilosofia, 1981.


Conocimiento e inrerés, Taurus, Madrid, 1982.
en sus debates con Rawls. Dworkin, Taylor. Foucault o Derrida.
Teoría de la acci6n comunicativa I y JI, Tauros, Madrid, 1987.
Pero este panorama confirma lo dicho al comienzo: Jürgen Habermas
Teoría de la ·acción comunicativa, complemento y estudios previos, Cá-
es uno de los intelectuales insoslayables del pensanriento de entre siglos
:.1 tedra, Madrid, 1989.
~; y sus propuestas contienen un enlace con los más levantados ideales de - El discurso filosófico de la modernidad, Taurus, Madrid, 1989.
construcción civilizatorla. - El pensamiento postmetafisico, Taurus, Madrid, 1990.
;
- ''Tres modelos de democracia. Sobre el concepto de una política delibe-
! rativa", Debats, Frankfurt, nro. 39, 1992.
V. BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
1,! -
-
Conciencia moral y acción comunicativa, Planeta-Agostini, Madrid, 1994.
Facticidad y validez, Trotta, Madrid, 1998.
1. Aclaración
KOHLBERO, Lawrence, De /0 que es a lo que debe ser, Almagesto, Buenos
i~ Aires, 1998.
JI, Las notas precedentes se han ordenado con difusas menciones biblio-
gráficas, me he visto ol;>ligado a ello por el peculiar estiloexpositívo del MAR DONES, José M., "Teorías de la legitimación del poder hoy. Jiirgen
,.
f,
:..
autor. Jürgen Habermas razona de manera envolvente, en forma de "ri- Habermas y la teoria del discurso", Sistema, Madrid, 1994, nro. 120.
zoma", dirian Deleuze y Guattari. Me CARTHY, Tbomas. La teorla cririca de Jürgen Habermas, Tecnos, Ma-
A primera vista parece repetirse, pero en cada giro, en cada torsión, .,.~., drid, 1987.
introduce una sutil novedad. De este modo, resultó más sencillo una pre-
sentaci6n holística, qu~ intentara dar cuenta de los ejes centrales de su
teoria, que seguirlo en forma ordenada. Para formular mi propia exposi-
" I
"
¡.
II
I
1

CAPÍTULO XVI
I
JOHN RAWLS: JUSTICIA COM:O EQlJlDAD
, •O SOCIEDAD COMO CONFLICTO
..,. . I
Una lectura crítica del hoera1i$o político
l' I
! .

¡:
l. UNA OBRA INNOVATIVA 1
r
Cuando eo· 1971 Jobn Rawis dio a conocbr su Teoría de la justicia,
no solo ofreció a las disciplinas jurídico-políticas una obra de enorme
trascendencia sino que, al mismo tiempo, consiguió relanzar un debate
entre distintas tendencias y orientaciones filos6ficas que se habían man-
tenido estancas por décadas. En efecto, en los anos anteriores, los libera-
les discutían con los liberales, los marxistas cJ,iJ. los marxistas, los utHi-
.'
~ . "
I
taristas con los utilitaristas. Como efecto ines~erado de su intervención,
de buenas a primeras, las distintas perspectivaslse volvieron conmensura-
"
I bles, al menos en la significativa medida que supone la expresión de un
, I
.! disenso razonado y fundamentado. 1
i
j Probablemente no contribuyó de manera ;especial a ese 1m, la cali-
! dad literaria o el estilo sintáctico del pensador Fstadounidense, proclive a
j'
sacrificar tales virtudes en el altar de la claridad expresiva. Rawls, es
monótono y reiterativo. Razona de manera rec~Jrsiva, de modo que vuel-
ve redundantemente sobre su propia argume4taci6n. Sin embargo, sus
,

esquemas conceptual~s, orientados a construir roa leoria normativa de la
, sociedad justa, precipitaron una polifonía de v~ces que establecieron con
! él y con su obra, W1 diálogo proficuo. Herbert Fiart, Gerald Cohen, Ronald
Dworkin, Joseph Raz, Richard Rorty, Jürge~ Habermas, Carlos Nino,
1
I
I Micbael Walzer: Charles TayJor, Sheldon Wolm, Jacques Bidet, ChantlU
¡
;
Mouffe, Juditb ~utler, Sheyla Benhabib, Bru~ Acketrnan, Judith s.hkJ.ar
son algunos de los muchos nombres que puede~ mencionarse, entre quie-
nes se han ocupado de sus ideas. A veces para compartirlas introducien-

1
.,
242 LAS TEORIAS POSTPOSITIVISTAS JOHN RAWLS: JUSTICIA COMO EQUIDAD O SOCIEDAD ... 243

do matices, a veces para polemizar, a veces para criticar con acritud. Como cos o morales determinados, su idea de una poHtica de la justicia, debe
seguramente advertirá el lector avisado, el espectro de. i~t~rlocutores ~en­ comprender no sólo a doctrinas diversas, sino aun a aquellas que se mani-
cionados es en extremo heterogéneo. Hay alll pOSltlV1stas, marxistas, fiestan inconmensurables entre sí. Y ello de ese modo, porque la justicia
pragmatistas, comunitaristas; feministas más o menos radic~es, neo aris- como equidad consiste en un conjunto de ideas intuitivas básicas, a)"rai-
totélicos, neo conu'actualistas, liberales, y variadas subespecles dentro de gadas en las instituciones de un régimen democrático y en sus interpreta-
tales especies. Si tanta gente de valía intelectual se ha ocupado de su obra, ciones clásicas.
no cabe sino concluir en que ella es verdaderamente trascendente y que Se trata de una tradición política (liberal) que aspira a lograr lo que
ha permitido, como se ha dicho, UD apasionado y apasionante debate acerca Rawls ha caracterizado como "consensos superpuestos" (overlopping
de la legitimidad y la justificación. consensus). que no son sino doctrinas filosófico-religiosas diferenciadas,
En lo que sigue me propongo formular una breve síntesis de algunos pero propias de una democracia constitucional más o menos justa. Se
de los ejes centrales de la concepción rawlsiana, para contrastarlos luego constituye así, una concepción política de la justicia, razonable, sistemá-
con las "criticas de familia" que les formula Habermas, por una parte, y tica y practicable -dice- que ofrece una opción respecto del utilitarismo
con las más controversiales que provienen de Chantal Mouffe. reinante.
Los debates que la Teoría de [ajusticia suscitó, obligaron aRawls a Mediante su puesta en práctica puede superarse la tradicional dico-
repasar sus ideas, para precisar algunas o corregir otras. Fue cumpliendo tomía entre los valores de libertad e igualdad; entre la concepción de Locke
con ese cometido a través de diversas conferencias (lecciones) que se propia de la libertad de los modernos (negativa) y la concepción de
sucedieron desde fines de los 70 y durante los 80. Una buena parte de Rousseau, propia de la libertad de los antiguos (positiva). A tal fin, pro-
ellas, visiblemente cohonestadas, dieron lugar a la publicación, en 1993, pone dos principios de justicia que deben guiar la realización de esos
de Liberalismo político, texto en el que revisa algunas posiciones or.igi - valores tradicionalmente contrapuestos, cuando los ciudadanos son con-
nales. La síntesis que propondré se basa en este último libro y en partICU- cebidos como personas moralmente dotadas para palticipar en un sistema
lar en su artículo "Política, no metafísica", que había tenido una primera equitativo mutuamente ventajoso. Esos principios son: 1) Toda perso-
edición en Philosophy and Pub/ic Affairss, vol. 4, n. 3, 1985. na tiene derecho a un régimen de libertades básicas iguales para todos.
2) Las desigualdades socio-econón::iicas sólo pueden admitirse si están li-
gadas a funciones o empleos abiertos a todos en igualdad de oportunida-
II. LA ruSTIerA COMO EQUIDAD des y se constituyen en beneficio de los miembros menos favorecidos de
la sociedad. Tales premisas, reconstruidas a partir de la idea de tolerancia
Su concepción de la justicia como equidad (fórmula que ya había y del rechazo de la esclavitud, deben ser tenidas en cuenta por toda con-
empleado con anterioridad) viene a sostener, es la de una politica de la cepción de justicia razonable, basada en un equilibrio reflexivo, lo que
justicia relativa a una democracia constitucional . .Se trata, pue~, de un.a pennite concebir a la sociedad, como un sistema de cooperación entre per-
concepción política de la justicia que se independiZa de conteDldos reh- sonas libres e iguales. La justicia como equidad, sostiene el autor, tiene
giosos o filosóficos, de modo que rechaza su articulación con planteas o un prop6sito práctico, no metafisico o epistemológico. No es una concep-
concepciones metafisicas u ontológicas. Tal afirmación supone un ca~­ ción verdadera de justicia, sino una concepción que se presenta como la
bio bastante notorio en relación con sus planteas originales. Un camblo, base necesaria para alcanzar acuerdos políticos voluntarios e informados,
precisamente orientado a superar reproches de naturaleza antiesenciali~ta. entre ciudadanos libres e iguales. Sobre dicha base se implementan luego
Tal concepción política de la justicia, es equi.valente a una concepClón mecanismos de clítica y justificación que implican siempre, el reconoci-
moral, aplicada a instituciones políticas, sociales y económicas ~orr~spon­ miento del otro.
dientes a lo que él denomina, estructuras básicas de una organIzación de Los consensos alcanzados de este modo, son caracterizados como
naruraleza y fines democráticos. Su referencia al constroctivismo kantiano, "superficiales", entendiendo que las grandes diferencias filosóficas son
afinna ahora, debe ser entendida como recurso a la razonabilidad en la irreductibles a la discusión política. Es por tal circunstancia, que una
producción del discurso moral. Al independizarse de contenidos filosófi- concepción politica de la justicia, resulta coextensiva de las nociones de
I

LAS TEORíAS POSTPOSITMSTAS


. I.
JOHN RAWLS: JUSTICIA COMO EQUIDAD O SOCrEDAD ... 245
244

tolerancia y de consensos superpuestos. Dicho de otro modo, ~a ~oncep­ tidad pública, está mediada por la tolerancia, eis identidad polític~ y su-
ción así de la justicia, debe pennitir, sobr~ la base del .reco~oclmJento .de pone consensos superpuestos. La idea de cillda~os libres implica: a) que
lo diferente, que se alcancen acuerdos prácticos de conVIVenCia cooperativa ellos se concibaD'recíprocamente como dotados para suscribir una concep-
que, sin desactivar convicciones religiosas o filosóficas no ~nmen~u­ ción del bien y para modificarla sobre la base de argumentos razonables;
rabIes, consiga que ellas no constituyan un obstáculo para la VIda soclal. b) que sean capaces de generar reclamos válidos; y c) que sean capaces
Lo que Rawls denomina constructivismo kantiano, una forma de j de autorregularse en materia de pretensiones en! atención a la solidaridad
intercambio basado en razones, deja afuera el problema de la verdad y la y la colaboración. L~ idea de responsabilidad por los fines -sostiene el
controversia entre realismo y subjetivismo respecto del estatus de valores I autor- está implícita en la cultura política públ~ca y la podemos apreciar
morales y políticos. En cambio, reformula la tradición contractualista, para
1:
,.r
,
en la práctica. ; I
obtener una justificación fundada en el consenso público. alcanzado ~~
un adecuado proceso reflexivo. Ninguna concepción partIcular del.blen, l·
resulta así afirmada o negada, pero se atemperan y moderan las discre- III. LAS CRÍTICAS DE FAMILIA !
pancias. El intercambio fundado en ~ones supo~e cooperac~ón, reciprO-
cidad y un cierto objetivo común consIderado vahoso por qUIenes coo~ Lo expuesto más arriba guarda notorias seJlejanzas con la Teoría de
ran Estos últimos están investidos de la calidad de personas en el lInute la Acción Comunicativa, desarrollada en Ale~ia por Jürgcn Habermas.
de ~na concepCiÓn' politica, es decir, en la condición de ciudadano~: miem- Es cierto que la panoplia conceptual del disCípulo¡más prominente de la Es-
J cueIa deFrankfurt, parece más vasta y comple~ que allí se articulan la
bros iguales de una sociedad, capaces de actuar una colaboraclOn reci-
proca justa, que redunde en ventaja racional para todos. .
Con la fmalidad de determinar equitativamente los · térmmos de la
cooperación aludida, el autor inb"Oduce algunas de sus id~ car~cterísti­
caso Entre ellas la de "posición originaria". Esto es, una SItuaCión en:la
que las personas libres e iguales no cuentan con ventajas unas respecto
.

lI filosofia clásica de Fiebre, Kant y Hegel, con la ~erencia de Marx, Weber,


Frcud y Heiddeger; con los aportes de la Escuela de Frankfurt represen-
tada por Horkheimer , Benjamín, Marcuse y Ad6mo; con la antropología
de Kohlberg y Gehlen; con la filosofla de Apdel; con la lingüística de
Pierce y el segundo Wittgcnstein; con la sociología de Parsons, Schutz y
de las otras, ni con mayor poder de negociación y en la que las ame~ll~­ Winch, con la teoría sistémica de Luhmalln, entre otros insumos intelec-
zas, el fraude o el engaño quedan exCluidos. A ello se suma otro requlSl- tuales. Sin embargo, el "aire de familia" (seg?m expresión del propio
to, que Rawls llama "velo de la ignorancia", según el cu~, los derechos Habermas) se conserva. La situación ideal de diÁlogo que Habermas teo-
y obligaciones deben ser atribuidos a los distintos roles SOClales, tal y como riza, plantea homólogos requisitos que los de la mencionada posición
si las personas ignoraran cuál de los roles en juego les corresponderá originaria, para los intercambios destinados a la producción de legitimi-
ocupar personalmente. El acuerdo al que as! se llegue se!á, co~o es ob- dad en el discurso político. Ambas visiones son: propias y exclusivas de
vio, hipotético y ahistórico, sin embargo, el autor le atnb~ye lmpo~­ las sociedades desarrolladas del capitalismo maduro, con instituciones
cia, por cuanto implica una representación del intercambiO cooperativo asentadas y tradiciones culturales eurocéntricas. ¿Cuáles son entonces los
que restringe, según su opinión, en forma adecuada, lo que puede ser reparos que Habermas (1998) opone al pensador norteamericano?
considerado como buenas razones. O de otro modo, lo que puede ser con- Los puntos de vista acerca de los fundamentos de la racionalidad
siderado como fundamento justo. Podría decirse, en un lenguaje queDO moral, han variado de manera sustanciaJ en la hlstoria moderna de la fi-
es el de Rawls, que la ficción construida 00 comporta ningú~ compro~~­ 10s06a práctica. En Hobbes y en la subsiguient+ tradición utilitaria pre-
so ontológico referido a los atributos de las personas; es un SImulacro uúl dominó la idea de cálculo y conveniencia; en Lobke la supuesta objetivi-
al raciocinio, pero no diferente al sjmulacr~ implicado en interp~et3.{ : el dad del derecho natural; en Rousseau la vohmta~ , general y la autonomía
papel de Macbeth o el de Lady Macbeth. Util para exponer la I?ea: de de la soberanía del pueblo; y en Kant, finalmen(e, una pura instancia de
sociedad como sistema equitativo de cooperación entre personas libres e razón práctica. . .
iguales, que, no renuncian a concepciones particulares del bien, pero que ~n estos aspectos las concordancias de Ra'Yls y Habermas son muy
acuerdan en que ellas forman parte de su "identidad no pública". Su iden- amplias. En efecto, ambos creen posible sustenlf una concepción públi-
246 LAS TEOR1AS POSTPOSITIVISTAS JOHN RAWLS: lUSTlClA COMO EQUIDAD O SOCIEDAD ... 247
ca de la justicia propia de las sociedades contemporáneas del capitalismo d.o ,. parece sa~rificar pretensiones de validez cognitiva; 3) de las dos po-
maduro, definidas como democráticas y pluralistas. Esa concepción, pú- SICIones antenores, se seguirá una construcción de Estado de Derecho, que
blica implica acuerdos mfnimos en el marco de un pensamiento post- subordina el principio de legitimaciÓn democrática a los derechos libera-
metafísico, básicamente incorporados a criterios procedimentales cuya les básicos. Con ello Rawls no acertaria, como pretende, a reconciliar el
observancia garantiza la legitimidad de tales acuerdos. En esta perspecti- valor libertad, con el valor igualdad. Y concluye Habermas con una frase
va, la noción de justicia como lo "bueno para todos" es priorizada a cual- lapidaria, en la que expresa que la autocomprensión de la filosofia políti-
quier concepciÓn particular del bien. ca, en el marco de un pensamiento expurgado de anclajes metafisicos, debe
Como explica Habemlas (ob. cit., 1998), las tesis de Rawls rehabili- ser modesta pero no equivocada (ob. cit.).
taron para la investigación científica asuntos morales abandonados durante Como es sabido y resulta de alguno de los textos citados anterior-
largo tiempo. Kant había fonuulado una respuesta racional para los con- mente, las críticas de Habermas fueron objeto de una respetuosa y exten-
flictos suscitados por ideas morales contradictorias: debemos hacer lo qlle . sa refutación por parte de Rawls y de una dúplica del primero. En esos
sea igualmente bueno para todos. Rawls ha renovado ese planteamiento, textos polémicos, el aire de familia se fue diluyendo y aunque compar-
pro<:urando no asumir presupuestos trascendentales. En oposición al utili- tiendo muchas nociones, quedaron confrontadas dos visiones. Una, la de
tarismo de un lado y al escepticismo respecto a valores del otro, propone Rawls, que confia en la posibilidad de formular una teoría politica de la
una lectura intersubjetiva del concepto kantiano de autonoITÚa: actuamos justicia para las democracias maduras, en donde la política puede ser
aulónomamente cuando obedecemos las leyes que podrían ser aceptadas concebida como una actividad humana susceptible de abstraerse e inde-
con buenas razones. por todos los afectados. sobre la base de un uso pendizarse de llJ multiplicidad de interacciones sociales que la influyen y
público de la razón. a las que ella influye; otra, la de Habermas, ell donde la política constitu-
Con la actUalizaciÓn que alcanza su pensamiento a partir de Libera- ye -<:omo afirma Rawls- una doctrina comprehensiva, o dicho de otro
lismo político, Rawls enfrenta también las críticas contextualistas (Taylor, modo, una doctrina con implicancias epistémicas y antropológicas.
Rorty) que cuestionan la ,idea de una razón común a todos los seres hu-
manos.
Dice el a~tor de Facticidad y validez: " .. . Puesto que yo admiro este IV. LA CRÍTICA DESDE EL MODELO CONFLlCTUAUSTA
proyecto, comparte su intención y considero sus resultados esenciales
como correctos, el desacuerdo que quiero formular permanece dentro de Ya hemos visto que en la perspectiva de Rawls, la política como
las limitadas fronteras de'una disputa familiar" (ob. cit.) . Sin embargo, equidad y, en consecuencia, la contractualidad ceno'al, esto es la forma
sus observaciones fueron punzantes e incisivas y dieron lugar a Wla muy de Estado que aquella instrumenta, no se identifica con ninguna concep-
larga y meditada respuesta por parte de Rawls (1998). ción particular del bien. Según su punto de vista, ello no implica neutra-
Dejo apenas indicadas las cuestiones que son objeto de los cues- lidad, porque sus principios de justicia son sustantivos y no sólo proce-
tionamientos de Habermas, porque entrar en su específica consideraciÓn, dimentaJes.
exige un desarrollo que excedería el modesto propósito de estas notas y Así el pluralismo no es visto como valor, sino como factum. Las
porque me parece más útil traer a cuento las críticas que no se formulan sociedades contemporáneas son diversas y multifacéticas; encierran creen-
desde dentro de la "frontera familiar", sino desde una perspectiva muy cias y convicciones, visiones del mundo, bien distintas. Rawls no consi-
distinta, acerca de la política, el poder y el Estado. dera positiva esa situación, simplemente la acepta porque la tolerancia
Los cuestionamientos habermasianos giran en tomo a: 1) el disefio impide cualquier forma de coerción homogeneizante.
de la "posición original", pues éste ofrecería dudas en su propósito de Como destaca ChantaJ Mouffe (I996), ésta es una idea contraría a la
explicar y asegurar un juicio imparcial de principios de justicia, entendi- que sostiene Joseph Raz, para quien el valor de la autonomía implica res-
dos deontológicamente; 2) la deficiente separación entre las cuestiones paldar el pluralismo moral, porque éste se constituye, precisamente, en la
de fundamentación y las cuestiones de aceptación, pues la neutralidad de condición de posibilidad de aquélla. Vivir una vida autónoma, presupone
la idea de justicia, en comparación con diversas concepciones del mun- elegir y para elf!gir se precisan opciones diversas. .
.
248 LAS TEORfAS POSTI'OSITMSTAS JOHN RAWLS: JUSTICIA COMO EQUIDAD O SOCIEDAD ... 249

Si el pluralisrno moral, religioso, etc., representa. un riesgo panil.a Al contrario, es el poder el que defwe esas identidades. Dado que la co-
convivencia, como supone entre otros liberales el propio Rawls, es precI- he~~cia social implica reprimir algo que la niega, todo sistema de reglas
so que la noción del bien admitida como común a !o~as sea, c~mo se: ~a objetivas demanda, como condición esencial de la posibilidad de su exis-
dicho, superficial, mínima. Se trata de un entendImiento estrictamente tencia, una dimensión coercitiva (Nuevas reflexiones :Sobre la revolución
politico y de un consenso superpuesto, en relación cun otras cuesti??es . de nuestro tiempo). :
Pero esta idea snpone -también ha sido dicho más arriba- rermhr el El "liberalismo político" ofrece la imagen ~e una sociedad en la que
disenso a la esfera privada, para construir el consenso en la esfera públi- han desaparecido el conflicto, la represión, el poder y la violencia. Pero,
ca. Mouffe sostiene que, de este modo, se disuelve la dimensión de lo :po- en realidad. esos fenómenos, sólo se han ocultcido. Por ej.emplo, a través
Htico y se concibe a la sociedad ordenada como exenta de politica. de la distinción entre "simple pluralismo" y "plurhlismo razonable" (J oshua
Está claro que comienza a incidir en la argumentación la polisemia Cohen). La llamada razonabilidad, es asl la c1a~e de bóveda, que permite
de 10 político, aunque otras dimensiones del debate no s~ bailen ause~t~. .; al liberalismo legitimar la e"clusión, cuando eÜa se ba acordado en un
p:o~edimient? ,ubre y .ra~ion~l (v.gr. el velo de ~a ignorancia). Tal proce-
!
La critica imputa a Rawls, querer transformar el remo de la polinca
en un espacio idealizado en el que i.ndividuos, despojados de pasioneS y duwento habIlIta la elimlO8Clón del adversario.lPcrmaneciendo aparente-
creencias "molestas", guiados siempre por la razón, aceptan someterse a ¡ mente neutral. ¿Con qué vara es posible decidir qué sea razonable y qué
procedimientos imparciales para juzgar sus reclamos. ,. ¡ no lo sea? ¿Tal ' decisión no es ya, una de~ación de frontera para-
Mouffe evoca la ácida critica de Car!. Schmitt, para quien "los ~on­ digmáticamente política y, como tal, expresiva de una cierta hégemonía?
ceptos liberales se mueven típicamente entre la ética (intelectua1id~d) y Lo que en una oomunidad determinada es considerado como razonable
la economía (comercio)". A partir de esta polaridad intentan aniquilar 10 resu~ta siempre ~igado a ju.egos del lenguaje y ~ cambios históricos, dis~
político como dominio de la conquista del poder y la represión" (The ; cursJVamente operados. Sm embargo, no por ~1I9 exentos de critica y
concept of the political). . . i eventual modificación. De lo contrario, tales nbciones de razonabilidad
Concebirlo politico como un proceso raCional de negociación es, -para i
l . tenderían a naturalizarse y con ello, a convertirse en inmanentes, que es
la autora, igporar la cuestión del poder y el antagonismo (lo polfticqpor !.
1, exactamente 10 opuesto a lo que acontece en el actual tiempo histórico,
signado por per:inanentes y radicales reconfi~raciones del imaginario
i r "
excelencia) y confundir su naturaleza. :. t:
Por otra parte, el campo de la política es el de los grupos y no el de I colectivo. . ,
Juditb Butler ha dicho, que el establecin{iento de prácticas insti-
los individuos aislados. En consecuencia, la dinánrica que lo caracteriza
no puede ser aprehendida a través del cálculo individuaL El planteo de
Rawls y el del liberalismo en general, se empeña en negar la confiic-
r
tucion~]izadas, que se sitúen l~ás all~ del poder l~ fuerza, con~tituye un
mecarusmo poderoso que sublima, diSfraza y aDjlphfica su propIa estrate-
tualidad y el antagonismo, que son propios de todo entramado societal. ¡l gia de poder, mediante tropos de universalidad jnormativa. Ese esfuerzo
está e? ]a base d.e la concepción rawlsiana. Palf él, los valores de liber-
De este modo, pierden de vista que la política se gestiona, primordialmente, 1.
sobre la base de construir identidades coLectivas, lo que supone la defmi- tad e Igualdad son los únicos a tomar en cuen~, porque, sostiene, parti-
ción permanente de un "nosotros", éomo opuesto a un "cllos". Todo ,con- mos de idcas jntuitivas fundamentales presentes en nuestra sociedad. Pero
senso, supone así, algún acto de exclusión. Jacqucs Derrida ha afirmado ni esta idea es tan obvia como afirma ni, por clerto, es inocua. Implica,
que toda identidad se basa en un acto de exclusión y en el consigu~ente en cambio, el resultado de una decisión que excluye a quienes piensan
establecimiento de una violenta jerarquización de las polaridades rc¡sul- que otros valores o que. además de aquéllos. otroS valores deberían orientar
tantes: forma/contenido, esencia/accidente, blanco/negro, hombre/nlujer, también el debate público acecea del orden desJado.
etc. Ello implica. que no hay identidad que no se cree como diferen,c ía y . En su ~tica a ~wls, Mouffe subraya.la.nepesidad de no bipostasiar
que toda objetividad social se constituye mediante actos de poder:· Las la Idea de dIalogo raCIonal, de devellU sus Iírrntes. Cuando se advierte. que
relaciones sociales resultan, en cierta dimensión. relaciones de ppder, la democracia lioeral no es el resultado necesario de la evolución moral
puesto que la construcción de identidades implica un acto de pod~r. Y, de la humanidaq, sino UD conjunto de práétic~ ~ntingentes, lejos de
como explica Laclau, el poder no surge de identidades preconstituidas. incurrir en amenazantes relativismos, lo que poqemos es entender que se
250 LAS TEORiAS POSTPOS1TIVISTAS 101m RAWLS: JUSTICIA COMO EQUIDAD O SOCIEDAD ... 251

trata de una conquista, de una adquisición, que necesita ser protegida y pluralista., que el reconocimiento de que ella incluye aquella tensión en-
profillldizada. "La especificidad de una democracia pluralista -dice nues- tre la lógica liberal y la lógica democrática, romo constitutiva de sí mis-
tra autora- no reside en la ausencia de dominación y violencia, sino en el ma y por ello, insuperable. Aun en el marco de una democracia pluralista
establecimiento de 'un conjunto de instituciones a través de las cuales ellas los distintos valores se jerarquizan y se ordenan. Un cierto ordenamiento
puedan ser limitadas y enfrentadas". de valores imposibilita un pluralismo absoluto, lo cual reconduce a la
Lo que sólo puede lograrse, si no se pretende escamotear la violen- cuestión de la hegemonía y la coerción como elementos constitutivos de
cia entre los pliegues de una pretensa racionalidad. La concepción de Jo social. Pero si el antagonismo no es negado, si los contenidos y princi-
Rawls deja poco espacio para el disenso y la disputa en la esfera política pios de una organización democrática, están abiertos a la discusión pú-
y contiene una fuerte pulsión homogeneizadora. Un rasgo fuerte de la blica y la argumentación razonada y razonable, las pulsiones agresivas
democracia contemporánea es su radical indeterminación constitutiva.. pueden desviarse y desactivarse, facilitando una convivencia civilizada.
Cuando el liberalismo político la niega, adjudicando a un conjunto histó- Porque, finalmente la especificidad de una democracia pluralista 110 resi-
rico específico de disposiciones, carácter universal y racional, comete el" ¡ de en la ausencia de dominación o violencia, sino en el establecimiento
mismo error que imputa al totalit¡u;smo, la identificación de lo universal I de instituciones, prácticas e intercambios comunicativos, que pennitan
con un particular específico. El contenido de lo universal, debe permane-
cer indeterminado y abierto, pues dicha indeterminación, constituye la
.j enfrentarlas y limitarlas.

condición misma de existencia de la política democrática, en laque se ha i


operado, como afirma Claude Lefort, "la disolución de todos los horizon- V. CONCLUSIÓN
tes de certidumbre". Una democracia pluralista no puede aspirar a esta-
blecer de una vez y para siempre, principios y disposiciones definitivos, He intentado un análisis a la vez modesto y respetuoso del autor al
que deberían ser aceptados por los miembros de una sociedad bien orde- que la prestigiosa publicación dirigida por el Prof. Agustín Squella, ha
nada, ni confinar las cuestiones conflictivas a la esfera de 10 ptivado. Al dedicado el presente volumen. Modesto porque no reivindico para mí el
contrario debe instalar en la agenda pública las cuestiones del poder y la mérito de las ideas expuestas, que es propio de los pensadores que he
exclusión para someterlas al debate. Esta es la mejor garantía para su sobre citado o parafraseado. NauLCaImente, me vali de Chantal Mouffe, porque
existencia.. Porque la negación de las diferencias mediante el recurso de coincido con su perspectiva crítica acerca de los puntos de vista de Rawls
afirmar ciertos principios propios de una particular tradición política, como y en general de los autores comprendidos en la corriente del liberalismo
principios derivados de una racionalidad universal, comporta una fatal político. En mi opinión, ella representa en el campo de la filosofla políti-
forma de violencia y de coerción en relación con quienes, por tradición, ca, posiciones semejantes a las que muchos jUl;stas y yo mismo, repre-
cultura o convicción, sostienen su propia identidad y están dispuestos a sentamos en el campo de la filosofia jurídica. Posiciones que transitan bajo
defenderla. Una identidad negada, es potencialmente más peligrosa para el palio de la denominada "teoría crítica del derecho" o estudios legales
la democracia de nuestro tiempo que una identidad subordinada, pero criticos, los que han insistido en la necesidad de revelar y hacer temáti-
habilitada para discutir y modificar su condición de tal. cas en el análisis, las dimensiones sociales, históricas, ideológicas y polí-
El desarrollo histórico de la democracia liberal ha supuesto una ten- ticas del fenómeno jurídico; de entenderlo como regla de juego, como
siÓn permanente entre la lógica liberal de la libeltad y la lógica democrá- tecnología y también como practica hegemónica y legitimatoria; de asu-
tica de la igualdad. El liberalismo político ha intentado poner fuera del mirlo en su paradojalidad y en su complejidad autorreferencial. Estas pers-
alcance de la regla de la mayoría los derechos individuales. Con ello ha pectivas definen también, un cierto "aire de familia". distinto del men-
procurado restringir el proceso de decisión democrática. Presentar a las cionado más arriba, pero que justifica que haya apoyado mis reflexiones
illsti tuciones liberales como el resultado de una racionalidad deliberativa en las ideas de Mouffe, cuya claridad cOnceptual, profundidad y equili-
pura, supone dotarlas de un tipo de fundamentación que excluye la posi- brio, me parecen muy meritorios.
bilidad de todo desacuerdo, aun del que se plantea como razonable. En Por otro lado, respetuoso, porque valoro el emprendimiento rawlsiano
opinión de Mouffe, tal actitud implica más riesgos para la democracia tanto como el de Habermas. Se ha discutido mucho acerca de la pertinen-
252 LAS TEORÍAS POSTPOSTTlVISTAS I
I
cia de teorías nonnativas, de naturaleza modélica, que no dan cuenta
descriptivamente de lo que en realidad acaece, sino que proponen crite- :.~
I
rios ideales acerca de lo que debería acaecer. Ciertamente, teorías de ese
.: I
tipo implican siempre un cierto riesgo, el de la hipóstasis. El riesgo de
olvidar que la realidad es menos limpia, menos generosa y que los acto-
res en escena, no producen sociedad bajo las premisas de 1a posición ori-

I
ginaria o de la situación ideal de diálogo. Pero, por otra parte, qué haría-
mos sin construcciones modélicas, sin horizontes de sentido, hacia; los
cuales orientar la construcción de consensos que nos permitan vivir; :en !I CAPiTuLo XVII
I
i '
l'
algún tiempo de paz, de tolerancia, de equidad sociaL Aun cuando ¡sea :I COMPLEJIDAD Y DE$CHO
menester someterlas a críticas constructivas ya alertados reparos, las pro-

~
puestas normativas, cumplen un interesante papeL
Me parece imprescindible poner estas cuestiones de manifiesto, par- 1. LA NOCIÓN DE "COMPLEJIDAD"
ticularmente en esta época. He escrito este trabajo, al tiempo en que los I
Estados Unidos, en una actitud sin precedentes, despreciando los esfuer- Se sostiene con frecuencia que los probl~mas de la complejidad so-
zos de más de seis décadas de la comunidad internacional por alcanzar cial conciernen a las sociedades del capitalisnlo maduro. Sin embargo, el
mecanismos de resolución reglada de conflictos y prevenir el uso unilate- fenómeno es también observable en las nuestras, aún cuando no hayan
ral de la violencia belicista, ha decidido combatir a los que considera alcanzado aquel estadio de madurez, porque ~l1as exhiben una realidad
caníbales, comiéndoselos. A un costo de vidas humanas, propias y ajenas singular, en la que conviven tradicionalismo y jpostmodemidad; miseria y
incalculable; ignorando el clamor pacifista de miles de millones de seres . consumismo; relaciones productivas pre-capit~listas y desarrollos econó-
humanos; el reclamo magisterial de iglesias y religiones; quebrantando mico-tecnológicos de punta; analfabetismo y ~ofisticación intelectual, en
alianzas históricas y culturales y poniendo a la humanidad en su conjun- una caleidoscópica mh.1ura, que se constituye! asu vez, en dato peculiar
to, bajo amenazas gravisimas de todo orden. El país de las tradiciones de nuestra propia complejidad. :
liberales más acendradas, no ha podido impedir el mesianismo exacerba- Este concepto, el de "complejidad", ha sid9 particularmente estudiado
do de un grupo de hombres, convencidos de que van a construir un nue- en el campo de la cibernética, de la inteligencili artificial y de la teorla de
vo imperío y a disciplinar al universo a sus dictados. Allí estaban, escon- sistemas en general y aplicado a Jos sistemJ sociales, por autores con
didas en la parafernalia republicana del Sr. Bush y sus cómplices~ la preocupaciones muy diversas \. No siempre c~n el mismo sentido, citon
violencia y el poder, como componentes inescindibles de la política, que gran precisión. :De todas formas, es posible afi~ar sin mayor hesitación,
adquieren por épocas el carácter desastroso y letal de esta hora. Así y todo, que los fenómenos de aceleración histórica, as¡)cí~dos a los descubrimien-
alguien debería acercarles al Presidente de los Estados Unidos y a 'sus tos científicos y tecnológicos de las últimas d¿cadas, han ensanchado de
asesores civiles y militares, un ejemplar de la Teoría de la justicia. Aun- un modo excepcional el univen;o de eleccion~s posibles en el campo de
que más no sea, para que sepan por qué razones, serán algún día, juzga- la interacción humana. Como recuerda Raymo~d Aron, para llegar a Roma
dos y condenados. ; desde Paris, Napoleón empleó, prácticamente; el mismo tiempo que ha-
bia empleado César; y un miembro de la bUr&uesía francesa de la época
1 de Luis XIv, disfrutaba de los mismos . recu::,~ que un romano de la cIa-
j' :¡ se alta. Luego, :las diferencias se hicieron, "'i tamente, enormes 2. .

\ En ZoLO, Danilo, Democracia y complejidad. 'pn enfoque realista, Nueva vi-


'Sión, Buenos Aires, 1994,puede ~nsultarse una ext~T?iblio~fia (ps. ~31 y ss.) . .
1 ARON, Rayrnond, Dix-hull ler;on5 mr la SOCU!t~ ; ,ndu.JtneJJe. Galhmard, Parls,
1962. En ZoLo, D., Democracia... , cit., p. 34. :,
254 LAS TEORÍAS POSTPOSrTIVrSTAS COMPLEJIDAD Y DERECHO 255

Tenemos ante nuestra vista algunos niveles de nuestra complejidad ciales; desafíos, consiguientemente para la teoría y los teóricos del dere-
epocal: aumento de la productividad del capital y correlativo aumento de cho. Desafíos, por último, para la comprensión de tan sofisticados proce-
la desocupación, con sus d,eletéreos efectos sociales; densificación e in- s-os y de las formas de legalidad que a ellos corresponden, que se toman,
cremento de la interacción social con su correlativa proliferación de có- por razones estructurales, progresivamente más opacas.
digos y multiplicidades culturales; disponibilidad del mundo a partir del Pero, es posible enfocar esta problemática con una visión menos
conocer y monopolio del conocimiento, etc. Pero, muchos otros registros impresionista y considerablemente más abstracta de la complejidad. La
poddan, también, hablarnos de ella. Sin ir más lejos, los cambios produ- que ha desanollado desde una perspectiva sistémica y autopoiética, Nicklas
cidos en la relación entre cultura y máquinas inteligentes. Hasta hace muy Luhmann, cuyos muy elaborados puntos de vista, no han sido aun sufi-
poco tiempo atrás, el mundo de las redes y los hipertextos parecían cues- cientemente divulgados en nuestro medio.
tión de ciencia ficción. Hoy los dispositivos multimedia, el acceso a Inter-
net, los grupos de usuarios, los correos y diarios electrónicos, fonnan parte
de nuestra cotidianeidad. Ello comp0l1a nuevos problemas que son, tam- II. COMPLEJIDAD SISTÉMICA
bién, de naturaleza política y jurídica, v.gr.: el uso de la red para la divul-
gación de las ideas racistas de grupos nazis o filonazis o la proliferación Para poder hacer una referencia, a la vez sintética e inteligible, de
por su intennedio de pornografía. Pero, del mismo modo, se encontrarán esta noción, será preciso comenzar por algunos de los presupuestos de la
allí otros mensajes: Zaire o Chiapas, género y diversidad, identidad y saber, teoría luhmanniana. Como punto de partida, una constatación: el mundo
produciendo inéditas solidaridades y construyendo universos simbólicos es de tal manera infinito que, por serlo, resulta inabarcable o mejor, inob-
alternativos, no por virtuales, menos eficaces. servable. Tal infinitud es cortada, sin embargo, por una línea divisoria;
Por de pronto, no puede ignorarse que ese hiperdesarroJIo, está fir- de un lado se encuentra el sistema, del otro su entorno. Con estas nocio-
memente articulado con las estructuras de poder del mundo contemporá- nes de "sistema" y "entorno" (o ambiente), Luhmann desplaza las de "uni-
neo, que son las dd capital financiero . Sin embargo, paradójicamente, ¿no dad" y "parte!!" (componentes de esa unidad), que corresponden a uua
es la Internet lo más parecido a esa especie de desideratum democrático, visión clásica, pero que han exhibido ya su insuficiencia, entre otras co-
que Habermas ha 11amado "espacio público de la comunicación"? Al me- sas, porque no dan cuenta de sus propios entornos. El par sistema/entorno
nos hasta lloy, se trata de un espacio descentrado, no monopolizado, mul- desplaza también otras pollU"idades de temías anteriores: Physislnomos,
tiforme y anárquico, con todo lo que esto tiene de amenaza y de posibili- .ser/deber ser, sujet%bjeto, constituyéndose en una nueva perspectiva
dad. "En algún lugar hay que poner el dato -dice, en este sentido, Aníbal epistemológica.
Ford- de que el chico de la villa o la favela, que juega con un video game, Existen diversos sistemas, según el objeto de anállsis que les sea
está recibiendo la tecnología de rezago de las investigaciones de la NASA. propio y, aunque sólo el observador puede distinguir entre sistema y en-
Ésta fue la que desarrolló los software de simulación para el aprendizaje, torno, él no puede, en cambio, decidir acerca de qué sea sistema. Sólo el
que hoy permiten u obligan a un chico semianalfabeto de un barrio po- sistema, a través de sus propias operaciones, se constituye como sistema,
bre, a luchar como karateca en el :eronx, mientras el cartelito, irónica- enlazando operaciones propias con operaciones propias y, de ese modo,
mente, le dice Take the law in yoú'r hands. O entrar en realidades virtuales . autorreproduciéndose . Aparece así, una primera sÍ/uación paradojal, por-
que nunca podrán disimular sus carencias materiales". que lo que llamamos sistema, no es más que la diferencia entre sistema y
DesalTollo tecnológica pues, que habilita otras formas de la comunica- entorno, esto es, la capacidad del sistema de definir sus propios límites;
ción humana; comunicación que acelera y transforma los flujos, producien- lo que transfonna al mismo, en parte de su propia distinción. Siendo las
do impacto en las percepci,ones y en los procesos cognitivos; circulación cosas de este modo, argumenta el autor, " ... se anulan las posibilidades
del poder y del control; riesgo y posibilidad, he aquí otras dimensiones descriptivas de la lógica clásica bivalente yla teoría del conocimiento que
de la complejidad en la que estamos inmersos y que supone desafíos de la sustenta. Al igual que en la cosmologia de Einstein (movimiento y ace~
muy divel·sa índole, entre otros, desafíos para las estructuras instirucionales leraeión), la observación del mundo con ayuda de la distinción entre sis-
conocidas y las formas tradicionales de regulación de las relaciones so- tema y entorno, depende de la ubicación del observador" (cclDf. Sistemas
,l

LAS TEORÍAS POSTPOSITIV[STAS COMPLEJIDAD Y DEREC:HO 257


256

sociales. Lineomientos para una teoria general, Universidad Iberoamerj-- pierda relevancia en su teorla ni que se diluyácomo ambiente o entorno
cana, Alianza, México, 1991, p. 16). , de un sistema, ¡sino 'que lo que cambia en la t~orla sisténúca, es la situa-
Si el observador observa en el mundo sistemas que se reproducen ,a ción jerárquica en que resulta ubicado, por c~mparación con las teorías
- ¡
si mismos, está obligado a considerarse como uno de eUos, pues, de Jo tradicionales. Éstas, lo trataban como sujeto sin hacerse cargo de que pro-
contrario, no podria observar su propia observaéión. Por esta vía, la teo- veían una categorla ambigua y nebulosa, exenta de referencias empíricas,
ria de sistemas se universaliza, volviéndose Wl.a teoria del mundo que ¡se a las que el hombre de carne y hueso, era dific;ilmente reductible. La teo-
incluye a ella misma y obligándose a co~cebi,r todo,. c~mo si.stem~ o como ria de sistemas y la distinción entre sistema y ;e ntomo, permiten una res-
entorno. Luhmann sostiene que la soclologla tradiCional, mclulda la pe puesta a la pregunta acerca de "qué pasa con el hombre", pero ella no es
Parsoos, sobre la que él mismo se ha apoyado, no pudo formul~ desarro- la única posible 3. "Sin embargo -agrega Luhmann- la situación actual de
llos de este tipo por carecer de un aparato. teórico adecuado. Sm embar- la ciencia favorece de manera considerable el ¡intento de la teoria de sis-
go, una epistemología como la que propone, no se~a vista como ~xtraor­ tema, sobre todo por la gran cantidad de trab~jos preliminares que pue-
dinaria por las ciencias sociales si consultara a ISSlCOS como Hemz v.an den ser apFOvechados. Comparada con este ~co acerbo en conceptuali-
Foerster, a biólogos como Humberto Maturana o a psicólogos como ~ean zaciones, la teoría clásica de la acción da la ~presión, por un lado, de
Piaget Y, respecto de quienes critican la posibilidad de bacer extensIVOs simplicidad y, por otro, cuando se alía a los ¡complicados modelos del
por analogía, conceptos de otras disciplinas tales como los de "reproduc- rati~nal choice, p:oduce el ~fec~ de un tea.tr~ de títeres en lugar de una
ción autopoiética", "clausura operativa" o "evol~ción".' el autor les recuer- teona con pretensiones exphcatJvas" (ob. Ctt.,¡p.18).
da su radical relativismo sistémico pero, al IDlsmo tiempo, les recue~da La idea de sistema que nuestro autor desarrolla, modifica, según ya
también, que la noción de "proceso" fue descubierta primero en la juris- se ha insinuado, la que proviene de las elaboraci~>nes de BertanlanffY, quien
prudencia y luego aplicada a la quími~a.. _ l~ refería a lID; conjunto de el~~ntos. que ~tiene? detenn~adas ~cI~­
Para no fracasar, la teoría de los SIstemas sociales debe transformar- clones entre SJ y que pueden distmgwrse d,e 1
ambiente. Segun lo lOdl-
se de teoría de la acción (weber) en teoría de la comunicación (Luhmann), cado, Luhmann~ al percibir que la noción de sistema se contiene a sí nús-
°
pero no como acción de comunicar como transferencia de un sistema a ma, introduce el dato de la autoproducción o fut0POiesis y el dato de la
otro. Tanto la teoría de la acción como la de la acción de comunicar, re- ; ~- autoreferencia/idod. Esa noción se completa con las de "observación" y
miten a seres vivientes como conciencia, en la tradición iluminista que - .' "diferencia". Una obsen ación, será siempre ~na operación consistente
'
llega hasta nuestro dias, justamente como "filosofía de la concienc,~". en definir un determinado esquema de diferencias. , . La observación sólo
Luhmann visualiza esta posjción como teóricamente superada; corresponde es posible, en otros términos, desde un determjnado esquema de diferen-
a lo que denomina pensamiento "véteroeuropeo" o "paleoe~o~eo", ad- cias. Al observar, se elige uno de los aspectos ¡que componen la diferen-
virtiendo que la realidad social es un estado de cosas ya con~tltUldo y que cia y se describe cuanto se ve desde ese aspectÓ. Por ejemplo, en el "Pre-
la comunicación de que se trata, es la que establece cada Slstema con su facio a la Critica de la Economía Politica", ~ decía que la ''población''
entorno, precisamente para resolver o atenuar la complejidad del ento~­ no podia verse con los ojos de la cara; que si "no quería "ver" la pobla-
no. La sociedad se describe, así, como un sistema recíproco de comunr- ción, debía distinguir las distintas claSes, sociares de las que estaba com- ..
cO::iones con sentido. A su vez, el entorno de la sociedad está constitu:i do puesta, lo que Conduciría a nuevas diferenciac~one8 como las de capital, -'
por todos los aspectos a los que la comunicación se ~cfiere, .10 cua.t in:P 1i - trabajo, salario,: plusvalor, etc. A partir de la articulación congruente de
ca la posibilidad de incluir otros sistemas (no SOCiales, S100 pSlquU?OS,
físicos, biológicos, etc.). Los seres humanos re.:'1ultarán, de este modo,
J El concepto de "sujeto" de sustrato antropoJógi~: se convierte en sistema 8U-
descriptos como parte del entorno de la sociedad; no cabe, por tanto, decir torrefcrentc basadQ.en la conciencia y en el lenguaje, ID que plantea importantes Doveda-
que la sociedad esté "compuesta" de seres humanos (como pretendian des teóricas (cfr. lzuzQul7..A, Ignacio, La sociedad sin hombre.s_ N. Luhmonn o la leorlo
los clásicos) ni de acciones o funciones (según la tradición que v~ ,de como escándalo, Antbropos, Barcelona, 1990). Para una ~nuy interesante conceptualiza-
Weber a Parsons) ya que en realidad está, efectivamente, compuesta ,de ción de la critica del autor a las concepciones "humanistas.. puede verse "Individuo, i.D-
comunicaciones. Con todo, no se mta de que el hombre, el ser humano, dividualidad, individualismo", Zona Abierta, 1995, nro. ~0-71, ps. 53 y ss_
i
258 LAS TEORÍAS POSTPOSITIV1STAS COMPLEJIDAD Y DERECHO 259

esas distinciones, sería entonces posible, volver a la población y percibir- cas anteriores y son consideradas tales, en relación con una red de deci-
la como "totalidad concreta". siones del mismo tipo, que se diferencian de las religiosas, económicas,
La observación es una actividad fundamental de los sistemas autorre- etc. De este modo, el sistema social reduce complejidad, pero en forma
ferentes mediante la cual, ellos se observan a sí mismos y observan su contingente, al seleccionar sólo algunas de una multiplicidad de alterna-
entorno, para intervenir con procesos que establecen selecciones de las tivas "funcionalmente equivalentes". Lo que, por otro lado, explica que
diferencias. Tales sistemas autorreferentes, pueden ser de tres tipos: sis- sociedades semejantes se den para sí soluciones distintas y tengan, por
temas vivos, sistemas psíquicos (o personales) y sistemas sociales. Cada ello, evoluciones notoriamente diferenciadas. La idea de autonomía de
uno se caracteriza por su propia operación autopoiética. Así, la vida y las cada subsíslema social, implíca además, que no existe entre ellos rela-
operaciones vitales son propias de los primeros; la conciencia, es propia ciones 'jerárquicas", no existe centralidad de uno respecto de los otros.
de los segundos; y la comunicación. es el rasgo característico de los sis- Todos son igualmente imprescindibles, porque realizan alguna actividad
temas sociales. La sociedad, objeto del estudio luhmanniano, es concebi- que resulta crucial para el conjunto, pero sin que se establezcan suprema-
da, entonces: como un sistema autorreferente y autopoiético que se com- cías. Esa actividad está orientada, tal como se ha reiterado ya, a reducir
pone de comunicaciones. Su ,evolución se produce temporalmente, a través complejidad.
de un proceso constante de diferenciaciones que van creando subsistemas, La complejidad consistirá, entonces, en laforma en que se relacionan
tales como el derecho, la economía, la política, la religión, la educación, los elementos de un sistema . Cuando la cantidad de éstos aumenta, ya no
etc. Las rel.acionesentre ellos se regula de fOITIla autónoma (aunque no es posible relacionar cada uno de los elementos, en el mismo momento,
de forma independiente), por cada subsistema. Por ello, el sistemajuríru- con cada uno de los otros, generando así una simación de complejidad
ca no es independiente de otros subsistemas pero tiene una gran capaci- Con su prosa habitualmente críptica, Luhmann sostiene: "Complejidad en
dad de refonnular en sus propios términos, conflictos que aparecen en otros el sentido mencionado, significa coacción de la selección. Coacción de la
subsistemas. Por ejemplo, retraduce conflictos de tipo económico en tér- selección significa contingencia, y contingencia significa riesgo. Cualquier
minos legales, y los regula ulteriormente según un criterio de naturaleza estado complejo de cosas se basa en una selección de las relaciones entre
jurídica. A su vez. el subsistema económico, reconstruye interilamente los elementos, los cuales, a la vez, son utilizados para constituirse y con-
acciones legales en sus propios términos. Este fenómeno marca una nue- servarse. La selección sitúa y cualifica los elementos, aunque para éstos
va situación paradojal: la apertura de cada subsistema, su percepción fueran posibles otras formas de relación. Designamos este 'ser posible
del entorno, se fonda en su clausura, es decir, en la autonomía de sus también de otro modo' mediante un ténnino cargado de tradición, que es
operaciones internas. Ellos se constituyen en la medida de su clausura, el de contingencia. La contingencia advierte sobre la posibilidad de error
es decir, de su diferenciación del entorno, al que, sin embargo, se abren, aun en la mejor posibilidad relacional de los elementos" (ob. cit., p.47)
mediante prestaciones selectivas dirigidas a resolver la complejidad cre- (bemos introducido correcciones menores en la construcción sintáctica del
ciente del entorno. En esta tarea, los subsistemas especializan el ámbito párrafo, según resulta de la traducción correspondiente a la edición cita-
de sus comunicaciones y de sus selecciones de un modo tal, que cada uno da porque, en nuestra opinión, ayudan a la comprensión del mismo)4.
de ellos resuelve una parte definida de la complejidad del ambiente. Esa
resolución, es imprescindible a los efectos de suprimir o paliar UD riesgo,
" Como el propio Luhmann admite en el prefacio a la traducción española, su tex-
que es propio de la evolución temporal de la sociedad, que es el riesgo de to es dificil. Sin embargo, para quienes no manejamos el idioma del autor, sobrevive la
la entropía. Luhmann, explica esa evolución. como un tránsito de socie- duda respecto de que parte de responsabilidad cabe atribuirle a él mismo y que parte
dades elementales a sociedades altamente diferenciadas. que especiali- concierne a sus traductores. Un buen ejemplo de ello puede encontTarse en la compara-
zan sus ámbitos de selección y son enormemente complejas, a la manera ción de la traducción que realizan del primer capitulo de Sistemas sociales, Santiago LóPEZ
de nuestras sociedades actuales. Las operaciones autorreferentes de los PETIT y Dorothee SCHMITZ, para la monografia dedicada a Luhmann, con prólogo de 1.
lzuzQulZA que Paidós editara en 1990, con· la traducción de la obra completa, que reali-
sistemas no pueden sino apoyarse sobre anteriores operaciones de la mis- zaran S. PAPPE y B. ERKER, bajo coordinación de Javier TORRES NAI'ARRATB, para la edi-
ma naturaleza. Por ejemplo" las decisiones políticas, en tanto elementos ción de Universidad Iberoamericana - Alianza, México, 1991. De esa comparación, sur-
del sistema político, sólo son posibles sobre la base de decisiones politi- gen insólitas diferencias entre ambas versiones.
COMPLEJIDAD Y D~CHO 261
260 LAS TEORtAS POSTPOSITlVlSTAS
. ,
Una definición más "amigab:le" del concepto de complejidad, es pro- En con~lusi6n., ,e~ el anális~s. si~témico, ¡el m~o ofrece al ob~rva­
puesta en el glosario que el propio Luhmann elaboró para su obra OkQlo- dor una cantidad practJcamente lhrrutada de posibllIdades de expenencJ8!
g/sche Kommunikplion y que fuera traducido por Verónica Muñoz Dardé y de acción, a la cual corresponde, en camb~o, una capacidad muy redu-
("La teoría de los sistemas sociales autopoiéticos", Zona Abierta, nro. 20- cida de percibir, elaborar información y ac*. La "complejidad" no es
21), en los siguientes términos: "Un hecho es complejo si consiste en más que "exceso de las posibilidades del mu~do n. Es en tal sentido, como
tantos elementos que éstos pueden estar en relación recíproca, sólo en for- se indicó más arriba, que la complejidad imp,lica necesidad de selección.
ma selectiva. Tanto en el plano operativo como para la selección, la com- A través de la selección Se alcanza la estabilidad del sistema. Los siste-
plejidad presupone siempre, un proceso de reducción que fija un modelo mas reducen la complejidad del ambiente, !seleccionando las opciones
de selección de las relaciones, excluyendo temporalmente otras posibili- necesarias para sus fines, pero al hacerlo, transforman la complejidad
dades de conexión de elementos como meras posibilidades potenciales". externa en complejidad interna, produciendo una nueva situación de na-
La complejidad ayuda a percibir la diferencia entre sistema y entor- turaleza paradoja!. El ciclo así descripto, es 4ncírculo virtuoso en el sen-
no, porque para cualquier sistema el entorno resulta más complejo. A los tido de que implica un aumento permanente de la complejidad de los sis-
sistemas les falta la "variabilidad requerida" necesaria para poder acom- temas (cfr. N: Lub.mann, 1991). El círculo vfcioso es, en cambio, el que
pañar cualquier modificación del entorno. En otros términos, no hay coin- no aumenta la complejidad Deberá tenerse aquí en cuenta que, para nues-
cidencia entre sistema y entorno. tro autor; sólo el adecuado nivel de compM¡idad de un sistema social,
Ahora bien, como dice Danilo Zolo, cuanto más amplio es el número opera como garantía de la justicia. La justifia es una consecuencia del
de las posibles elecciones y más elevado el de las variables que los agen- adecuado nivel de complejidad, de un deten!1.inado sistema socia[1.
tes deben tener en cuenta, en sus intentos de resolver problemas de cono- PenIÚtasenos intentar, en el desarrollo del próximo parágrafo, hacer
cimiento, adaptación y organización, más compleja se vuelve su situación inteligible es~a final observación. 1
en el medio (Democracia y complejidad, Nueva Visión, Buenos Aires,
1994, p. 11). A su vez, el medio ambiente o entorno, aumenta en compleji-
dad cuanto más interdependientes se toman sus variables. Ello demanda, Ill. DERECHq y COMPLEJIDAD
entonces, una mayor información para disponer y conlrolar ese entorno. I
A este esquema de complejidad en aum.ento, se S\ln1an otros dos elemen- Luhmann es notoriamente reacio a des4ender del nivel de alta abs-
tos, coadyUvantes al mismo fin: por una parte, la denominada inestabili- tracción de sus formulaciones. Sin embargo, ¿n su Rechtssoziologie (1983)
dad o turbulencia del ambiente, que introduce en el campo de la ciencia, sugiere como ejemplo del aumentQ crecientelde la complejidad de un sis-
las cuestiones de la imprevisibilidad, el caos, la catástrofe, etc. 5; y p'o r la tema, aunque no lo desarrolle, el implicado ~n la evolución y progresiva
otra, el estado de circularidad cognitiva alcanzado por los agentes al re- diferenciación del derecho occidental. I .
gistrar la cOmplejidad del medio. Ello les permite advertir que no pueden Como es sabido, los romanos abarcaban jurídicamente el conjunto
captarlo objetivamente, sin incluir la distorsión que su propia presencia de las relaciones sociales de su época, a través de la distinción entre el
cognitiva produce. Se genera así, lo que Zolo ha llamado complejidad jus quiritario (derecho de la ciudad) y elj~ gentium (derecho de gen-
epistemológica y para la que ha propuesto una "epistemologfa reflexi','a" 6. tes/extranjeros); al proceso histórico de difC¡;,enciación funcional, fue ca-
rrespondiendo también un proceso de diferenciación y progresiva auto-
s Ver, en ese sentido, las nociones de "orden a través del ruido" de H. AnAN ,(En- .¡
/re el cristal y el humo) o de "estructuras dísipativas" de 1. P!uOOGlNE (La nueva alian- 7 En Edgar MORIN puede encontrarse una idea ~a5tante próxima. El abandono del
za). También, ver BAUlNDlIlR, George, El desorden. La teol'ía del caos y las cie'ncias círculo vicioso y su reemplazo por la circularidad virt!Josa, es la condición para la gene-
sociales, Gedisa, Barcelona, 1989. ' ración de un pensamiento complejo. La circularidad labre la posibilidad de un método
6 No se trata, en realidad, de una novedad epistemológica. Entre otros autores, el que permite la in.t eracción de los ténninos que remiten los unos a los otros productiva·
tema ha sido tratado por Luden GOLDMANN en Las ciencias hllmanas y lafilosofTa, Nueva mente, a través de procesos y cambios de un conociiniento complejo que comporta SU
Visión: Buenos Aires, 1972, p5. 21 Y ss. propia reflmvidad. Ver La méthode, vol 1, Seuil, Pana, 1977, p. 19.
. I
1,
262 LAS TEORIAS POSTPOSITlVISTAS COMPLEJIDAD Y DERECHO 263

nomización del derecho: el derecho civil, del cual se desprenden el dere- decisiones. La expresión 'justicia' reflejaría la unidad del sistema pese a
cho mercantil y más tarde, el de la uavegación, el laboral, aeronáutico, su complejidad, esto es pese al número de decisiones, a su diversidad, ·a
minero, fiscal, etc. Cada campo de especialización, permite abarcar nue- la interdependencia intema de las mismas, a su grado de generalización y
vas relaciones y, con ello, seleccionar opciones y reducir la complejidad a la velocidad de cambios a que están sometidas" (ob . cit., p. 285).
del ambiente, a costa de aumentar la propia complejidad de ese campo, al Por todo esto, es que el concepto de complejidad aparece estrecha-
incrementar su información interna, generar estándares interpretativos ad mente vinculado al concepto de derecho. André J. Arnaud sostiene que,
hoc, etcétera. . siendo la toma de decisión el centro de gravedad tanto del derecho como de
Piénsese en los desafíos que a la estructura actual de los sistemas de la complejidad, una teoría de la decisión jurídica debe abordarse desde la
decisión jurídica, plantean las innovaciones cientificas y tecnológicas con teoría de la complejidad. Las visiones tradicionales acerca de la decisión
la aparición de cuestiones c.omo los delitos ambientales; los ilícitos infor- jurídica estuvieron vinculadas, según este autor, al criterio definido como
máticos, la regulación de la telemática, la robótica, la fecundación in vitro, one bes! way: la mejor elección de entre todas las posibles. Se trata, dice,
la biotecnologia en general,. etc. Cada UflO de estos campos, de estos ele- de un sistema analirico de decisión, basado en una aproximación episte-
mentos del subsistema jurídico se especializa, en un proceso que es cons- mológica de tipo positivista. Pero hoy se toman predominantes los pro-
tante y que permite controlar la diferenciación producida en el entorno, cesos de decisión compleja, fundados en una epistemologia constructivísta
es decir en el universo de las relaciones humanas, también ellas, constan- que reivindica criterios de unidad y apertura sistémica, junto con recur-
temente diversificadas. sividad transformacional y perspectiva teleológica (Sistemas jurídicos,
Para Luhmmm, ese control se hace efectivo a través del derecho Universidad Carlos III de Madrid, 1996, p. 320). Al incorporar la pers-
moderno positívado, mediante la "generalización congruente de expec- pectiva teleológica, Amaud se separa de Luhmann de manera bastante
tativas ". Tanlo más eficaz será el subsistema juridico, cuanto mayor sea clara. Su pensamiento en tomo a la complejidad recurre a otros presu-
el grado ·de su diferenciación interna. Sin embargo, tal proceso de dife- puestOs, considerablemente menos abstractos. Pero, como Luhmann y otros
renciación que supone un correlativo aumento de la complejidad, debe
pensadores contemporáneos, pone énfasis en la idea de autorreferencja~
tener un lúnite que impida su autodestrucción, como consecuencia de la lidad, recursividad o autología del sistema jurídico~ .
sobrecarga de prestaciones contradictorias requeridas por los otros sub-
También es éste el caso de Günter Teubner, frecuentemente conside-
sistemas. Ese límite es el que nuestro autor vincula con fa idea de "jus-
rado en el campo específico de la teoria jurídico-política, como discípulo
ticia ". Ella no remite ya a un criterio ético, sino a un criterio de "consis-
de Luhmann. El derecho, sostiene, es indetenninado porque no es suscep-
tencia" del sistema en relación con las decisiones que provee. El sistema
tible de control externo. "La ley no está determinada ni por autoridades
no provee decisiones consistentes, cuando violenta el principio de igual-
exteriores a ella, ni por la autoridad de los textos, ni por el poder de las
dad es decir, cuando por cualquier operación propia, prec1uye la posibi-
palabras, ni por la ley natural o la revelación divina; La ley está detenni-
lidad ulterior de decidir, del mismo modo como ya ha decidido antes, un
nada de manera autorreferente, descansa sobre su propia realidad positi-
caso de naturaleza similar.
Ciertamente, la cuestión que se plantea pasa a ser la de definir cuán~ va. La ley debe su validez a esta autorreferencialidad: la aplicación de
do un caso es igual a otro. Es en este aspecto, en el que la ciencia del operaciones legales a los resultados de las operaciones legales. Por tanto,
derecho, la Dogmática Jurídica, cumple un papel sobresaliente, al elabo- la validez del derecho no pnede ser importada desde fuera sino solamen-
ra¡: conceptos y clasificaciones que facilitan el trabajo del operador juri- te producida desde dentro del derecho" (revista Zona Abierta, nro . 70-71,
dico, investido de la fundón de decidir. .A,sí considerada, la Dogmática Madrid, p. 160). En el divulgado ensayo que citamos, Teubner critica las
aparece como lo opuesto de la justicia. Mientras ésta expresa la unidad
del sistema, aquélla refleja su complejidad. Dice Pilar Girnénez Alcover: 8 Ver OST, "Entre ordre el désordre: le jeu du droil. Discussion du paradígme
autopoietique appliqué au droi.". Archives dll Philosophie du Drolf. 1986, nro. 31. ) 986,
"'El sistema juridico ha de poder conjugar un alto grado de complejidad pS. 133 y ss. Talnbién OST. Fran~ois - VAN DER Iú:RCHOVE, Michel, Le syslemejuridiqlle
interna para responder a las demandas de otros subsistemas sin colapsarse, entre ordre el désordm, PUF, Paris, 1988; WTLLKE, 'Helrnut, Syslernfheorie, UTa Fischer,
es decir, sin quebrar su propia coherencia interna o la integración de sus Stuttgart. 1982.
,I
¡
264 LAS TEORiAS POSTPOSlTlVlSTAS COMPLEJIDAD Y DERECHO 265

posiciones de autores que pertenecen a la comente de los Critical Legal imaginación jurídica, Debate, Madrid, 199~), quien muestra ciertos pa-
Studies. por entender que frente al derecho no son suficientemente cri- ralelismos entre la teoría autorreferencial y l1a semiótica de Greimas, en
ticos, toda vez que constatan los problemas de autorreferencialidad y pa- tanto horizontes de sentido susceptibles de u~jlizarse para percibir lojuri-
radojalidad del derecho, pretendiendo su neutralización mediante ~Ila dico de un modo constructivista y registrar la capacidad que posee, para
deconstrucción que caracteriza como "ilustrada". La teoría autopoiética, generar su propia realidad. ;
en cambio, afIrma que la circularidad es un problema de la práctica legal "Abordar semióticamente el problema ~el sentido ~ice este autor~
más que un problema de pensamiento legal: la realidad social del dere- prescindiendo de un referente externo al prqpio lenguaje, y observar sis-
cho -argumenta- está constituida por una serie de relaciones circul~es, témicamente el dinamismo de circuitos autorreferenciales es una invi-
Los elementos del sistema legal (acciones, normas. procesos, identidad, tación a revisar las concepciones demasiad~ simplistas de las relaciones
realidad legal) están conectados de una multitud de maneras. Autorr~fe­ del derecho consigo mismo y con el resto df la realidad social. Los pro-
rencia, paradojas e indeterminaciones son problemas reales de los s~te­ cedimientos operativos del derecho no son lineales y no pueden des-
mas sociales, no errores en la reconstrucción mental de esta realidad so- cribirse adecUadamente recurriendo a modelos deductivos o a esquemas
cial (ver ob. cit., p. 169). de causa-efecto. La realidad social no co~stituye sencillamente la re-
La autorreferencia deja, en esta tesitura, de ser considerada como,~n ferencia inmediata del derecho. Es cierto qpe el derecho cuenta con la
modo de pensar prohibido o que conducida a resultados falsos o infunda- realidad, la regula, la modifica y a su vez¡ se ve modificado por ·ella
dos o, de cualquier manera incorrectos, como sostendría una perspectiva Pero se trata de dar cuenta de un modo téchico y a la altura de la mo-
analftica. Ella pasa a ser, en cainbio, la clave de un salto cualitativo, :no derna epistemología del sentido de estos fedómenos. Como resultado de
sólo de la teoría legal, sino del pensamiento social en su conjunto. Cit¡m- tales aproximaciones emerge el protagonis~o · del derecho, considerado
do a Danilo Zolo (Zona Abierta, nro. 70-71, p. 201). . ,. ya sea como 'universo semiótico o como si~ema autopoiético" (ob, cit.,
I
Teubner sostiene que la base teórica de tal concepción está en:la p.62). I
generalización de los siguientes fenómenos "circulares": i) la autorrefer~D­ Por cierto, las concepciones recursivas!han sido rechazadas por las
cía lingüística de los procesos cognoscitivos (W. V. O. Quine y Neurat;h); tradiciones positivistas y analíticas que veqen ellas perturbaciones del
ii) la circularidad lógica de los constructos de la axiomatización fonual oroen lógico, concebido lineal y jerárquicmhente, a la manera del siste-
de las matemáticas (GOdel) y más en general de las paradojas de la recur- ma kelseniano. que instrumenta una cuidadaldistinción de niveles norma-
sividad lógico-lingüística (RuselI y Tarski); üi) las teorías del orden a ira- tivos y de correlativas delegaciones de pode~. Con todo, el propio Kelsen
vés de fluctuaciones· y de las estructuras disipativas en ]a tisica de ~os percibe con agudeza, el fenómeno de que el ~erecho regu la su propia crea-
procesos irreversibles (prigogine); iv) la reflexividad de los mecanismos ción y que en ocasiones produce autoatribuciones de significado, como
de autorregulación homeostática o autocatalítica en biologia molecul~ y cuando los contratantes establecen los antecedentes del negocio jurídico
en neurofisíología (Bertanlanffy, von Foerster); v) la retroactividad enci- que crean o cuando el testador describe susr disposiciones de última vo-
bemética de primer y segundo grado (Ashby, Foerster); vi) los procesos luntad. S610 puede considerarse fwtdamento de validez de una norma, otra
de morfogénesis y autoorganización de los grupos sociales (Hayek); vii) la noena del sistema. En HéUt, es a través de \a Regla de Reconocimiento,
autoconsciencia psíquica de los sujetos individuales, en los primates antro- como resulta posible identificar la validez de las reglas del sistema. Alf
pomorfos y en el hombre (Maturana, Luhmann). Ross en cambio ha rechazado drásticament~ la autorreferencialidad nor-
Como el propio Teubner señala, así abordada la autorreferen~ia, mati~a por oonsiderarla lógicamente inadmisible (El concepto de validez,
tenninará proponiendo un salto epistemológicamente muy arriesgado que CEAL, Buenos Aires, 1969, ps. 49 y ss.)9- I
es el que Luhmann presenta del siguiente modo: "la realidad tiene UDa I
estructura circular, independientemente de su cognición" (Sistemas....• 9 El tema ha sido considerado por Ricardo OUIBOURO en "La autorrcferencia nor-
ps. 435 y ss.). . mativa y la continuidad constitucionar', incluido en El lenguaje del derecho: homenaje
Otro de los autores que ha dedicado páginas muy interesantes al tema o Genaro R. Carríó , Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1983. También en NlNo, Carlos S.,
de la circularidad en el derecho, es Jesús Ignacio Martínez García (La La validez del derecho, Astrea, Buenos Aires, 1985. !
266 LAS TEORtAS POSTPOSITMSTAS COMPLEJIDAD Y DERECHO 267

Sin dudas, la recursividad ha producido "malestar en la teoría" pero, jidad. Al hacerlo, han permitido advertir, en lo que al derecho concierne,
de hecho, la teoría se ocupa de ella desde hace mucho tiempo. Por ejem- el aumento incesante de opacidad, que acompaña al incremento también
plo, cuando habla sobre lenguajes, cuando produce medios de producción, incesante de complejidad, como consecuencia de la mayor diferenciación
cuando investiga acerca de los procesos de investigación, cuando decide del subsistema jurídico, de la va.riabilidad en aumento de sus posibilida-
sobre premisas decisorias o cuando dicta nonnas que regulan la aplica- des internas, de la especialización cónstante de sus prestaciones y de la
ción de otras normas. Como argumenta Martinez García en su paráfrasis singularización permanente de sus comunicaciones.
de Luhmann, " ...La circularidad no es sólo una propuesta teórica entre Para concluir, quizá convenga traer a cuento de una manera menos
otras muchas, sino una realidad: la consecuencia de la evolución de la árida la presencia permanente de la complejidad, evocando el diálogo
sociedad. Aparece aquí como una de las más importantes conquistas del imaginado por ltalo Cal vino en Las ciudades invisibles:
derecho moderno. Implica que el derecho se ha emancipado de otro tipo Marco Polo, describe un puente, piedra por piedra.
de racionalidades y cuenta. con enfoques y respuestas propias frente a sus - ¿Pero, cuál es la piedra que sostiene el puente? -pregunta Kublai
problemas. En una sociedad altamente diferenciada y con ámbitos de Jan-.
comunicación especializadps el derecho necesita y logra en buena medi- - El puente no está sostenido por esta piedra o por aquélla -res-
da ser capaz de controlar por sí mismo, sin ayuda externa, sus propias ponde Marco-, s1no por la línea del arco que ellas forman.
reglas de funcionamiento" (ob. cit., p. 85). Kublai permanece silencioso, reflexionando. Después añade:
El derecho se caracteriza, de este modo, no por sus contenidos sino - ¿Por qué me hablas de las piedras? Lo único que me importa es
por sus formas, sus procedimientos y relaciones. Su dinamismo, en senti- el arco.
do kelse-niano, supone la contingencia y con ella, la posibilidad de produ- Polo responde: - Sin piedras no hay arcos.
cir todos los cambios requeridos por el ambiente. Y su circularidad, su
autologia es el canon de su validez. Como dice Lubmann, validez es
circularidad.
y bien, autorreferencia, autopoiesis, diferenciación, indeterminación,
complejidad, son nociones que abren la posibilidad de nuevas investi -
gaciones acerca de 10 socia! y lo jurídico, nuevas conceptualizacíones,
transformaciones paradigmáticas, etc. Como se ha visto, aunque NickIas
Luhmann sea una referenci.a insoslayable, no hay tilla versión canónica
de las concepciones sistémicas. Danilo Zolo no ha vacilado en atacar con
dureza el componente autopoiético de la teoría de Luhmann y en aconse-
jar su abandono, y este último, afecto a la polémica, no ha tardado en
refutar sus criticas. Por otra parte, muchos autores, como es el" caso de
Eligio Resta, han tomado elementos de la teoría, para desarrollar un pen-
samiento original y novedoso, tal como resulta ilustrado por sus obras más
recientes 10. Cual sea el aporte defmitivo de los nuevos enfoques es aun .
materia controversia!, pero ellos no pueden ser ignorados~ Han ocupado
un lugar estratégico en el conocimiento del mundo que, al mismo tiempo,
aparece como constitutivo del mundo. Y han enfatizado, como ninguna
otra concepción precedente, el tema clUci3.I de nuestro tiempo: la comple-

10 Cfr. RESTA, Eligio, Poter.i e diritti, Giappicheli, Turln. /996; ídem, Le ste1/e e le
nwsserizie. Paradigmi de/l·osservatore. Laterza, Roma, 1997.

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