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Crítica Guías Docentes Importante
Crítica Guías Docentes Importante
TEXTO
En los dos últimos cursos académicos, 2004/2005 y 2005/2006, como responsable de la Unidad
para la Convergencia con Espacio Europeo de Educación Superior de la Universidad de Almería
una de mis funciones más destacadas ha sido la de impulsar, dinamizar, armonizar, e incluso
evaluar las guías docentes de las titulaciones con experiencia piloto ECTS de mi universidad.
En este periodo he convivido profesionalmente con lo que podría denominarse una corriente
crítica con el instrumento de planificación, la Guía docente como el paradigma que lo sustenta.
A ello se han sumado algunos núcleos relevantes de profesionales de la docencia universitaria,
muy dispares y en algunos casos hasta con análisis opuestos, pues en esa crítica han coincidido
en ocasiones aquellos que por su tradición profesional se han desenvuelto en modelos de
enseñanza muy alejados de la planificación, y menos aún de una planificación que afronte el
escenario de enseñanza en la universidad como un sistema complejo, abierto y variable, con
otros que en buena parte podrían suponerse valedores de los procesos que doten a la enseñaza
aprendizaje de valores didácticos, pero que sin embargo por diversas razones no están a favor de
un modelo planificado como el que representan las actuales guías docentes. El sustento de las
críticas teórico-prácticas al modelo de planificación o al instrumento ha sido plural y disperso,
ya que se han utilizado de forma poco ordenada argumentos que van desde lo sociopolítico,
“instrumento al servicio de una concepción neocapitalista y economicista de la sociedad” llegué
a oír en un debate convocado por el Foro Social en contra del proceso de Convergencia con el
EEES, junto a otros con mayor sustento científico-didáctico, esgrimidos desde modelos de
entendimiento del proceso de enseñanza aprendizaje basado en teorías críticas de la enseñanza,
1
opuestos a todo tipo de lo que desde esos marcos teóricos se consideran procesos tecnológicos
ante situaciones humanas idiosincrásicas no sometibles ni explicables desde parámetros de
planificación en términos de rendimientos, competencias o previsiones organizativo temporales
detalladas. Esta experiencia vital, profesional, empírica, de contacto con perspectivas, opiniones
o posicionamientos críticos, que no considero mayoritarios, al menos de forma activa, pero si
relevantes y sobre todo muy a tener en cuenta si los procesos de convergencia son sometidos a
vaivenes políticos o si se percibe en el profesorado falta de claridad/credibilidad en las metas
que alimentan todo un esfuerzo colectivo e individual, puede materializarse en un amplio
elenco de argumentos, pero que en este trabajo voy a resumir, sin ánimo de exclusión ni
reduccionismo, a tres controversias, que seguramente podrían enunciarse de formas variadas:
¾ Encorsetamiento burocrático de la enseñanza
¾ Pérdida de creatividad
¾ Simplificación tecnológica
Más que reflexionar sobre cada de una de ellas en particular, me parece pertinente tratar de
situar la guía docente en el plano que le corresponde, y diferenciar lo que sería una crítica al
paradigma, de lo que puede suponerla al instrumento concreto que venimos manejando, porque
en las controversias que se han expresado sería interesante clarificar, si se profundizase en un
futuro trabajo de investigación, si los que las sustentan tienen relativamente construida la
diferenciación entre el paradigma de planificación y el instrumento concreto con el que en un
determinado momento se articule la puesta en práctica en un contexto determinado de dicho
paradigma.
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de los sistemas institucionales complejos, todos ellos sometidos y articulados por estrategias de
planificación.
Ni es nueva la planificación, ni es nueva la planificación de la enseñanza (Ej. Gagné y Briggs,
1976), ni podemos sustraernos a evidencias como el hecho de constituir un escenario complejo
al que se le puede interpretar sin temor a grandes errores desde ya mucho tiempo como un
sistema (Berthalanffy,(1976 - texto original 1950-). Me parece cuando menos difícil, por no
decir que estaría fuera de la acción real posible, el tratar de vincular posiciones críticas de corte
sociopolítico de lo que significa el EEES como las que sostienen Gimeno Sacristán e Imbernón
(2006), con medidas básicas de responsabilidad profesional y mínimos de calidad docente. No
deja de ser preocupante observar como en más de una ocasión se vinculan de forma casi mágica
planos de reflexión muy distantes, como el de los grandes macroparadigmas sociales y
económicos, con medidas concretas, funcionales que garanticen un mínimo de calidad del
servicio. Pudiera ser que al amparo de los grandes principios se pierdan elementos de
planificación muy necesarios1para garantizar que la educación superior no es un islote ajeno a
nuestro tiempo. Todo con la paradoja de que ese escenario a-planificado que reclaman algunos
para sí, luego no lo plantean para las acciones de sus futuros egresados, y al menos para mí, no
me vale el recurso al tópico de que la educación es un mundo diferente no sometible a criterios
de eficacia y calidad, o a una calidad exclusivamente ideologizada sobre la base de unos
referentes axiológicos caducos en unos casos o inaplicables a otros sistemas sociales, mientras
que se pretenden que perduren en las instituciones universitarias en su dimensión docente.
1
Que se pensaría de una institución, por ejemplo sanitaria, que a la luz de un determinado
planteamiento de política de salud renunciase a unos hospitales con unos mínimos de eficacia
sobre indicadores objetivos; que ONG por radical que sea su fundamento ideológico, no
organiza su acción desde la planificación y control de los recursos, etc.
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Así se escuchan aseveraciones tales como que la guía docente es un ejercicio de burocracia,
encorsetador y limitador de la creatividad del docente y del estudiante, afirmaciones que por
otra parte ni suelen basarse ni en datos empíricos organizados y analizados ni en reflexiones
ordenadas del pensamiento, sino que más bien se mueven en el plano del discurso emocional y
connotativo cuando no consciente e interesado en mantener una actitud crítica que evite someter
a juicio evaluativo las propias prácticas docentes. Son afirmaciones que podrían estar generando
una variante negativa del principio de prometeo, hipotetizo que va a ser burocrático y
encorsetador, y voy determinando mi acción docente presente para que la hipótesis futura se
cumpla. Por ello aún no disponiendo aún de datos experimentales sobre los procesos de
enseñanza articulados en torno a las guías docentes2, si pretendo elaborar una respuesta
claramente dialéctica con ese planteamiento, pero sustentada no en un impulso emocional y
connotativo antagónico, propio por otra parte del rol implicativo que actualmente me vincula al
desarrollo y puesta en práctica de las guías docentes, sino en el análisis ordenado y lógico de lo
que debería ser desde mi punto de vista el proceso y el producto que representa la guía docente,
destacando como en él pueden sucederse buenas y malas prácticas y que la burocratización, el
encorsetamiento, la falta de proceso creativo o la simplificación tecnicista de lo complejo, no
son atributos esencialistas del instrumento de planificación, sino de cómo afrontemos el proceso
de elaboración y como utilicemos el producto elaborado.
Para ello destacar que la elaboración de lo que estamos denominando guía docente puede
entenderse desde una doble dimensión: estructural y funcional. Estructuralmente considero
presentes en la guía docente dos estructuras combinadas que responden a dos planos/contextos
de planificación de la acción de enseñanza aprendizaje, uno el macrocontexto3 de la titulación y
el otros los microcontextos integrados de las diferentes asignaturas (Gráfico 1).
2
Son varios los procesos de evaluación e investigación evaluativa que la UAL desarrolla en
estos momentos, y que en fechas próximas nos permitirán aproximación más empírica a esta
dialéctica.
3
Macro y micro se utilizan aquí con valores relativos que han de entenderse de uno con
respecto al otro, por representar uno, el macro, el todo, la titulación; y los otros, el micro, las
partes, las asignaturas.
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CENTRO
guía de titulación
MATERIA/ ASIGNATURA:
guía de asignatura
Gráfico 1
De otra parte, funcionalmente, es preciso identificar desde mi punto de vista, dos fases en feed
back permanente y recíproco, una de guía como diseño propiamente dicho, que no debiera ser
nunca un fin en sí mismo, y otra la guía como referente para el desarrollo efectivo de la acción
de enseñanza aprendizaje. A su vez la fase de diseño, puede observarse tanto como un proceso
abierto, continuo, inacabado en interacción con el desarrollo y como un producto referencial y
flexible. Estas fases, interpretables ellas en combinación con los dos contextos, es necesario que
se caractericen por una serie de rasgos que hagan de la guía docente lo que pretende ser, y no
terminen provocando que sea lo que efectivamente puede llegar a ser si no se diseñan y se
desarrollan en cada contexto de planificación de acuerdo a unos parámetros que se sintetizan en
la Tabla 1:
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Imagino que más allá de la evidencia de la dificultad fáctica para llevar a cabo dinámicas de
coordinación docente, no se sostendrá por nadie lo inalienable de la necesidad de ella
(Perrenoud, 2004).
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FASES
DISEÑO DESARROLLO
CONTEXTOS PROCESO PRODUCTO
TITULACIÓN coordinado inter e -GUÍA DE TITULACIÓN: Proceso coordinado
intracursos; + base plan de estudios sobre el eje de la
dialéctico; complejo; + estructura revisada, integrada y titulación por el centro
Recurrente; inacabado; coordinada vertical y horizontalmente, como referente
Interáreas en torno al perfil de la titulación organizativo continuado
e integral
ASIGNATURA coordinado por GUÍAS DE ASIGNATURA: Referente contractual
asignaturas; Estructura profunda: recíproco, flexible,
dialéctico; complejo; -QUÉ: competencias, objetivos, abierto,… para el
Recurrente; inacabado; contenidos docente y para el
intraárea (o interáreas) -CÓMO: estudiante
+ previsión actividades en términos de
ECTS (presenciales,dirigidas,
autónomas,…)
+ innovación metodológica
-CUÁNTO: criterios y procedimientos
explícitos
Estructura superficial:
Poliforme
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en la forma, hasta facilitar el acercamiento de profesorado y estudiantes a formatos armonizados
de guía docente.
En cuanto a la fase de desarrollo, quizás la más importante en la lucha para que la guía docente
no acumule los estigmas que están siendo objeto de reflexión, sólo remarcar algo tan obvio y
sencillo como complejo y difícil: por adecuada que sea la guía en su proceso de diseño y en su
producto final, si no es un instrumento vivo de referencia en el proceso de acción que supone la
enseñanza, no sólo será algo burocrático e inútil, sino que ni siquiera llegará a ser encorsetador
o tecnicista. Si no se utiliza y/o aplica con la lógica e ineludible flexibilidad que todo
instrumento de planificación exige, será algo muerto, y ni siquiera alcanzará a aquellos
programas que eran algo más que la exigencia administrativa para posibles convalidaciones.
A modo de conclusión
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS