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Jacqueline Balcells NT rornrelfel CS) eT a SS) J 1 67 = Aventura en las estrellas se desarrolla en ppleno futuro, Pero es una historia dferen: te, audaz, imaginativa, en ia que el lec: tor participa activamente en los acon- tecimientos ‘Ante cada situacion que debe en- frentar, tiene siempre Ia posiblidad de decidir qué camino tomar... ¥ de acuer: do a su eleccién correré peligrosas y diversas aventuras que lo llevaran a distintos e increfbles desenlaces, ro DEIN 4 vel Mo, INTRODUCCION STAS enel siglo XV. EI hombre ha renuncia. do ala guerra, yla paz del planeta es una rea- lidad maravillosa. Los rios corren limpios, el aire es puro, las erifermedades han desaparecido. La Tierra ‘entera es un extenso jardin, Ja ciencia de la navegaci6n espacial ha tenido un enorme desarrollo y las bombas atomicas acumuladas durante los siglos XX y XXI se usan ahora de combusti- ble para las grandes naves estelares. Asie! hombre via- ja constantemente a las estrellas en busca de otros I~ ‘ares habitables donde poder fundar nuevas ciudades para la creciente poblaci6n terrestr. Marte esti colonizado. Sobre su suelo arcnoso, bajo inmensas cGpulas transparentes, respiran ciuda: des de un millén de habitantes. Y Venus -que debido 41 su atmésfera densa, a sus nubes de deido sulfirico goncentrado y a las ‘atisimas temperaturas que all ‘existian fue mds dificil de colonizar~ esta ahora cubier- or hermosas ciudades rodeadas de parques y jardi- Para lograr esta proeza, los cientificos de la Tierea, 10 deafos yaéios de estudio, habian llegado a creat B——_coue RuCMS AM GOmmNS A HALCRLS tuna flora capa de vvi y desacollarse en ese ambien- te Eran plantas que podian absorber el autre dela at thosfera venusina y tansformarlo en aa y oxigeno. De esta manera, ¥ poco a poco, el planeta se habia ido pareciendo la Tierra hasa queda finalmente apto para ser poblado por el hombre. Salvo en un higar ‘una inmensa selva, donde la vegetacin se habia desa- rrollado en forma desmesurada y extra. Ali erecian plantas fantistcas de colores flaorescenes; enormes rurios de everpos escamosos hacia retumbar el sue To-con sus pisadas,yavispas gigtntes 2umbaban con un ruido ensordecedor, earimiendo Sas agudos agul- nes contra cualguie ser vviente que entoxpecira Su woelo "Yen el centro de a sels, alli donde se concentra boa ln humedad formando una espesa neblina que ape- ‘nas dejaba ver, se alzaba, hasta mas alla de las nubes, ‘un Arbol diferente a todos los demas: el Mandragor. Muchos decian que, aparte de eas formas de vida tmonstrvoss, una aza de sresnteligenteshabitaba el Tgar era una extra mezla de slo e inseco, que ‘redia en torno al enorme (once, ancho eomo una montafia, Pero en realidad todo lo referente al Mandra- igor era und leyenda, pues ls pocos humanos que se Fabjan aventurado en esa selva impenetrable nunca hablan vuelto asa. ierto dia, en el amanecer de una hermosa mafia na, aparecieron los artrones y rodearon las ciudades ‘con actitud amenazante, Todos los intentos para dialo- gar con ellos fueron vanos. Los lagartos insectos, con vanTURA ELAS ESTAS 9 su caminar lento y arrastrado, se lanzaron al ataque, destruyendo lo que encontraron a su paso. Los hombres, entonces, recurricron a las antiguas ‘armas de fuego, que guardaban en las bodegas de sus laboratorios, y lograron detener momentiineamente el impetu del ataque. Pero, por desgracia, los artrones ya bhabian esparcido en el aire, por medio de largas cerba- tanas, su arma més mortifera: las esporas del itbol Mandragor. Estas esporas penetraban en el cuerpo hu- ‘mano a través de los pulmones y luego invadian lenta- ‘mente el organismo hasta producir la muerte. Los cientificos comenzaron a trabajar febrilmente buscando un antidoto contra el terrible veneno, y lue- 20 de muchos experimentos dedujeron que éste podia producirse solamente a partir de las flores del mismo bol. Pero llegar al Mandragor era una tarea casi im- posible: no s6lo estaba en el corazén de la Selva Infer: nal, sino que también era celosamente custodiado por los artrones, sus feroces habitantes. ‘A pesar de ello, tendrian que conseguirlas. Era la ‘inica salvacién posible. Para esto se necesitaba a alguien con cualidades ‘muy especiales: arrojado, valiente, inteligente, de gran ‘memoria, imaginativo y audaz. Y ese alguien, desde este instante,., eres i, ‘Ti eres Daniel, joven nacido en Venus, y acabas de terminar tus estudios en la Academia Superior de Deportes del planeta Tierra. Eras el mejor alumno de ‘tu curso y levas ganadas muchas medallas de oro. ‘Cuando ya finalizas tu intensa preparacién y pien- 10 poquELNERNLCRAS/AMcOmMDES A wus sas con alegria volver atu hogar en Venus, un espacio- sgrama de tu padre llega a tus manos. En él te hace sa- ber del ataque artr6n, yt comunica que el Alto Mando de la Confederacién Venusina, que él preside, te ha celegido para una dificil misiOn: ira la Selva Infernal a buscar las lores del érbol Mandragor. ‘Aceptas, decidido a conseguir esas flores o mori cen la empresa. Te despides de tus compatieros, subes ala nave que han enviado especialmente para ti desde ‘Venus, y aprietas el bot6n de partida. VENTURA ENLASESTREUAS u MANDRAGOR ‘Tratas de nadar sin tocar a ninguno de esos seres ver- ‘dosos, con aspecto de poroto verde, que te rodean. Miras hacia arriba y, por primera vez, te das cuen- ta de que lo que crefste Un lago es en realidad un enor- me estanque desde cuyo centro se levanta.. “El tronco de Mandragor! ~gritas para ti mismo. Attw alrededor comienza a caer lo que parece ser frutas; sin embargo, al contacto con el agua se abren y dejan escapar de su interior unos renacuajos verdes que luchan y se devoran entre si con una ferocidad in- Creible. (Es0s eran los porotos verdes! Los miras con ids detencién y ves que los mas fuertes se desarrollan toda velocidad, suben por el ronco y luchan con otra clase de bichos que pululan en las ramas. Esta vez a in- formaci6n de tu inconsciente es demoledora: los rena: ‘cuajos que han salido ilesos son los futuros artrones, ¥ {os que han trepado por las ramas, venciendo toda cla se de insectos feroces y sanguinarios, son los Futuros yaskas. Estoy en el origen de los habitantes de la Selva Infernal. Desde aqui se gestan las generaciones de ar- trones y yaskas que, si no los detengo ahora, destruirn a humanidad...»,te dices con un escalofrio de espanto, Miras nuevamente hacia arriba, y mAs o menos 4 ‘cuatrocientos metros sobre la base del tronco, ves una cesfera que cada cierto tiempo emite un sonido similar al de un gongo. ifs el cerebro de Mandragor! ‘Adin dentro del agua, tratando de no tocar ni las frutas nt los renacuajos que nacen y mueren uno tras ‘ow, te das cuenta de que estis llegando al final de ta 12 JacQuINERALcHLs/4 4 CORDES A RUCRS isin, Todo lo que suceda de ahora en adelante seri decisive... Piensas en el proximo paso por dar: no hay dduda de que deberds trepar por el tronco en busca de ls flores que ain no has visto, pero que sabes estin en la cGpula, Nadas cuidadosamente entre los artrones re- ‘dlén nacidos, que son repelentes, y te acercas al nugoso tronco del érbol. Al parecer, artrones y yaskas en su primera etapa de desarrollo atin no estén listos para ‘combatir, por lo que egas hasta la hendidura de la corteza mis proxima y te agarras a ella firmemente ‘para iniciar la ascension. Es como trepar un certo em- pinado. No tienes mayores problemas, dado tu entre: amiento, Pero a medida que subes te das cuenta de que, como todo lo que te ha sucedido hasta ahora, le ‘gar arriba no serd tan ici, El troneo del 4rbol ha comenzado a moverse, y su corteza pegajosa se estremece con violentia como si quisiera sacudirse de algo que le molestara. Cada nue- vo paso tuyo es seguido por un sacudén que te hace perder el equilibrio, Por suerte, siempre logras asirte a alguna rugosidad, y asi, trepando como una arafa, vvas dejando abajo el agua y subiendo hacia ese cerebro «que late con ruido de gongo. Has logrado Megar hasta las ramas més altas, y ya ‘casi tocas las flores... De pronto, cuando extiendes tu ‘mano para alcanzar la mis prOxima, que es grande y tan bella como una orquidea, te sientes aprisionado: dos ramas, doblindose, te han encerrado en un abrazo estrangulador. © Veale pagina 49. VENTURA EN LAS ESHELAS 3 NEMROD, EL. CENTAURO El recién legado estremece su lomo, espantando a los ‘mosquitos que parecen molestarlo, y con mirada torva te cuenta: =Yo era un venusino amante de la cuza. Acostum: braba montar dando largos paseos por los alrededores de la Selva Infernal, disparando de vez.en cuando mis flcchas a las aves de rapifia, Pero un dia los endemo- niados artrones me sorprendieron merodeando cerca del arbol Mandragor, y sin dejarme bajar siquiera del animal, pusieron en prctica su Gltimo y nefasto inven- to: mi caballo y yo fuimos inyectados por alguna subs tancia poderosa que deshizo lentamente mis piers y la cabeza de la bestia, quecando ambos fundidos y convertidos en lo que td ves —terminé el hombre-bes- tia, con rabia, {Un centauro!—murmuras “Asi es, Pero, desde entonces me he convertido ‘en la sombra de los artrones, y mi jnica felicidad con- siste en perseguirlos y verlos caer muertos, uno a uno... YY lanza una patada al cuerpo del yasiaa que humea bajo las escamas inertes, =iVamos, gran Daniel! Te desafio a un partido de polo en mis dominios, cerca de aqui te propone, agi tando la cola y rascando el suelo con las pezuiias.. Estis imaginando quién podria jugar polo en la Selva Infernal, yestis a punto de aceprar, cuando Pon cio, con voz agitada, te advierte: =iNo lo hagas, amo, no lo hagast 14 tura y eleva sus 150 kilos de peso por el aire con una fuerza descomunal, mientras grita: ‘sus brazos nervudos y poderosos; lanza una carcajada siniestra y se pierde montafia abajo, en la espesura de la Selva Infernal des creer 1o que ha pasado. Por qué Poncio serviri ‘mejor para el juego de polo? ,Qué intenciones tiene ese centauro lleno de odio? ‘oQUELIE BAGELS /A A GLMADES/RALCES Nemrod al oirlo se enfurece; lo agarra por Ia cin- “Este robot me servird alin mejor para mi jue Y parte al galope, con Poncio inmovilizado entre Te quedas parado en medio del campo. No pue- No puedes perder més tiempo, y sales a la cr Vea la pagina 44. SPMTURAENLASESTIELAS 15 LUN VERDE BIENESTAR ‘Durante algunos segundos trata de recordar quién es Airavata y qué te ha dicho, pero la maravillosa somno- Tencia que sientes es mas fuerte que ta memoria y te dejas envolver por el murmullo de las flores que han empezado a caer sobre ti ya cubrirte con suavidad. ‘Ahora los brazos que te acunan han aflojado su presién, y te das cuenta de que has vuelto a ser dueno de tus movimientos, Sigues subiendo. ‘Quieres crecer y Hegae a fundirte con la rama mis alta del drbol. Sientes cémo los dedos de tus pies se alargan, retuercen e incrustan como raices, ayudindo- tea erecer, Esti cada vez mis arriba, cast en la cOspt de. (Qué ganas que de tus brazos nazean flores que tt Jen al sol! Un estremecimiento recorre tu cuerpo, ¥ ccolumna vertebral, convertida ahora en un largo tallo, selena de brotes, ‘Na fale. poco para alcanzar la copa del Mandra- gor! Abres tus piernas, que son ahora dos fuertes ra mas; extiendes tus brazos en cuyas extremidades han pkindose alos ojos con arrobacin. ;Poncio! ~exelamas feliz de verlo ya recuperado. Pero, ane tu asombro, Poncio ni siquiera te mia Esta concentrado escuchando una dulce melodia que la hermosa robot ararea junto asu ore “Bs Roberta, mi sicoayudante ~dice Isengrim, ex: plicdndote~ Ella es la eneargada de la terapia final de 28 wegueunenucms/ am coimuwes «wus Poncio, Toda su parte eléctrica ya ha sido arreglada: s6lo le faltaba recuperar algo de su sensibilidad perdi da Creo que ya la recuperé —le contests, mirando ‘un poco molesto c6mo Poncio atiende a su compara ya absoluta indiferencia que demuestra hacia ti -E] enamoramiento es algo pasajero y natural en este tipo de tratamientos. Verds que luego volverd a ser ef Poncio de antes ~re tranquiliza el anciano. Ves emo tu robot se levanta y se aleja con Rober- ‘a, tomados de la mano, ;No te ha mirado en ningiin Isengrim, en tanto, te dice que es hora de prepa rar tu partida, Lo sigues al laboratorio. Te entrega un waje verde de cazador, una flauta yuna pistol. =El trae esté tejido con hilo de neurronio, lo que te hard mas invulnerable atin que cuando te bafaste en la sangre del drag6n, La flauta al tocar las notas do-re- ‘mi-sol, hard aparecer en su extremo un cuchillo capaz_ de cortar el acero. ¥ la pistola dispara ondas de ultraso- nido, que desintegran por completo cualquier cuerpo sélido, usada a corta distancia, Luego, Isengrim te entrega los tres objetos, espera ‘que te pongas el traje de cuero verde y ordena a su ‘ayudante ira buscar a Poncio. Lo ves parecer, cabizbajo, aunque sus ojos refle jan cierta alegria al verte, Has recuperado algo de tu antiguo Poncio... El tiempo hard el resto? Es el momento de parti, El anciano los acompafia hasta la salida, donde se despide de ustedes con un fuerte apret6n de manos TURAN LASESTIEUAS 29 =iBuena suerte, Daniel! ~grita luego, desde lejos, cuando ya has dejado atris las tres barreras, que esta vez se esfuman como por encanto atu paso. ‘Aloir la vor de Isengrim, Poncio se detiene y, mi- rando hacia atris, da un sonoro y profundo suspiro. Luego lo oyes tararear despacito “Talay. lalay..", imi tando el dulce canto de Roberta ‘Aunque el sabio dijo que era un efecto pasajero, al parecer Poncio sigue atin enamorado. “Vamos, Poncio: nuestra mision es seguir adelan- te —le dices, golpeando uno de sus caidos hombros~ |Bnderézate y animate! jE! Mandragor nos espera! Lalay ~responde Poncio, suspirando otra vez. ‘Y ambos comienzan a caminar hacia el sur, a tran- co firme, © Pasaa la pigina 8. 30 JACQUELINE RACES A.M. GOMAIDES 4 RCS LAMALLA OLAS ALAS. Haces una sefa a Poncio, que te mira cast si recono- certe y los tes, riendo, se dirigen ala biblioteca, al fondo del despacho de Arcén, Este aprieta un botbn y un sector de los estantes gira, revelando una puerta metilica, que se abre con lun susucro de aire comprimido, Queda ante ustedes lun ascensor, en el que comienzan a baat y bajar hacia Jas entraftas del planeta. Cuando se detiene, un vehicu- Jo en forma de obts, que estaba alli estacionado espe- randolos, ls lleva a toda velocidad hasta entrada de tuna caverna rocass. Estamos en el criter de un voleén apagado, en ‘medio del desierto que rodea la Selva Infernal y me- ‘nos de un kilémetro del ejército artron: es,un escond- te perfecto -comenta tu nfitrign. ¥ we da sus atimos consejos Si viajas de noche, con tu malla negra pasa ris inadvertido, En cuanto a Poncio, no tended incon- Yeniente si se incorpora alos robors de nuestros ene ‘migos, que no notarin la ciferencia ~Mmmm.,.murmura Poncio, al parecer no muy contento com las palabras de Arcon, Hay otra forma de atravesar el desierto custodia- do por las tropas arronas —continué Arcén-, mas rip dla, pero mis peligrosa. Bajo esa pied, ala entrada de 1a caverna =dice, sefaléndote el lugar, encontrarés unas alas que imitan las de una mariposa gigante dela Selva Infernal, Com ells podrias atravesar el desierto en un par de dias. EI nico ineoaventente es que las ‘mariposas son el alimento preferido de las avispas gh svexTUMAENLASESTIELAS 31 ‘gantes de esa zona, Debers, por lo tanto, elegir una de ls dos posibilidades. Si decides atravesar las lineas enemigas a pie, ve 4 Ja pagina 22. ©. Siprefieres volar, vea la pagina 103. 32 equeunenwems/AM GORAIDES/A RacELS ELANILLO DE AIRAVATA ~Airavata, Airavata..—vuelves a repetir una y otra vez. Los brazos que te acunan te mecen con més dul- zura. El murmullo de las flores crece. La somnolencia {que se ha apoderado de ties casi irresistible, pero en. tu interior ain no se ha extinguido del todo la vision de esa figura femenina que extiende su mano y modu- la"... cuando me necesites..” ~iAiravatal ~dices entonces, casi herido por el re ‘cuerdo que se hace luz en tu memoria, Abres 10s ojos, tratas de incorporarte, pero los bbrazos han vuelto 4 cerrarse sobre ti como dos ten- téculos, furiosos ante tu sibito despertar. ero ya ests nuevamente alerta y tu pensamiento se completa: “.. cuando me necesites,Ilimame..” ‘Blanillo! El anillo de Airavatal | + Miras tu mano izquierda y a duras penas alcanzas. a distinguir el anillo, que parece haberse mimetizado ‘con tu piel. Te das cuenta de que tus miembros han to- ‘mado un tono verdoso: el mismo que las hojas de! e- bol. Sintiendo la terrible presin de las ramas, que su ben por tu espalda y se cierran sobre tu cuello para es- ‘rangularte, alcanzas a gritar, agitando el dedo en que esti el anllo: ~Airavata! Ayame! jAiravatat El resultado es instantineo. Con un estampido, que por un momento hace en- mudecer a los miles de habytantes de la Selva Infernal, irrumpe entre las nubes la esfera reluciente de la Su: ernave espacial, y un rayo azulado y silencioso des: ‘ciende directo hacia la masa palpitante que late con so AvexTo REN AS ESTAS 33, rnidos de gongo. El cerebro de Mandragor se contrac por unos segundos; sutltimo latide retumba como un trueno, y luego estalla en mil pedazos, destrozado por el rayo azul, Entonces el 4rbol deja caer todas sus ra- ‘mas, mientras cientos de seres wuelan, reptan Y Se esa bullen dejando oir chillidos agudos. Bl abrazo que te aprisionaba se afloja Abruptamente quedas en el aire y cies al vacio a toda velocidad, Manotess, tratando de sujetarte, pero s6lo logras asir el tallo dé una de ests flores que ha ban tratado de embriagarte. El allo se corta, quedas con la enorme flor en la mano y los pétalos, atin fres cos, s¢ adhieren a tu piel produciéndote un horsible dolor. Sigues cayendo, Al menos Mandragor ha sido destruido...-mur. :muras, sabiendo que vives tus titimos momentos antes de estrellarte contra el suelo. ero de pronto tu. caida se hace lenta y pareces flocar: un colehén de aire caliente ha frenado tu des censo y bajo tu cuerpo la Supernave espacial comien- 7a. succionante suavemente hacia su escotilla abierta El dolor de la mano se te ha hecho insoportable y an- tes de perder el conocimiento aleanzas a ofr a vor de Airavata que te dice: “Bien hecho, Daniel. Era justo el momento para destruit el frbol: cuando se entregara ala tarea de ast milar a.un ser humano. © Pasta la pdgina 105. 34 cquimnenwcaus/ m comaes a wucas LOS MUCHIMUCHIS -Fiola ~te dice con vor. infantil y una gran sonrisa. Y ‘golpeindose el pecho con su pequefia mano, greg Yo, Muchi, Machi. El hombrecillo te hace seas para que permanez- cas en tu lugar y parte con paso decidido a enfrentarse on los artrones, que, en ese momento, doblan un re- codo del sendero. El curioso ser saca de un bobillo ‘una fruta parecida a una cebolla; la mastca con eviden- te placer y cuando llega frente a sus perseguidores, abre la boca y lanza al grupo un chorro de vapor azul El resultado es prodigioso. La bestia olfateadora cae tiesa al suelo y los artrones, desesperados por ese ‘olor, salen corriendo, despavoridos, con grandes ade- ‘manes de asfnia. : El muchimucht se vuelve hacia ti ytapndose cor- tésmente la boca, dice algo que no entiendes, pero un hrlito llega a tus narices. Empalideces y debes sentarte para no caer. Tu nuevo amigo, algo sofocado de tanto contener el aliento,te pasa una fruta. ‘No muy seguto, das una pequefia mascada. Des- ‘cubres que su gusto €s delcioso,y, mas atin, que ahora cl hombrecillo huele a rosas. Soplas para ver si tam. brién provocas un vapor azul, pero es0 no sucede: se necesita el extraio metabolismo del muchimuchi para ttansformar el jugo de la cebolla venusina en el vapor repelente antiarton. El hombrecillo, encantado con tu presencia, te conduce de la mano hacia un pintoreseo poblado, Por ‘lolor que ya conoces, dedices que te encuentras en tun redueto antiartrones. saRTURARUASASTREUAS 35 Un buen nfimero de muchimuchis sale a tu en- cuentro, dando muestras de gran alegria. Te conducen ‘una casa confortablemente amoblad, en la que te es- pera el almuerzo que mas te gusta: papas, pollo y mu- ha cebollafrita, Muerto de hambre, empiezas a comer, mientras Jos muchimuchis te miran extasiados. Lamentablemente, tino sabes que las cebollas ve- ‘nusinas provocan la pérdida de la memoria alos seres humanos. Minuto a minuto, paladeando mas y més porciones de una deliciosa y dorada cebolla frit, en ty ‘memoria se esfuma todo lo relacionado con los artro- res, las esporas del érbol Mandragor y tu importante mision. ‘Asi sin pena ni gloria, pero rodeaclo de la amabili- lad de fos: muchimuchis, transcurriré el resto de tus las, {a aventura para i ha terminado, Buen apetito! FIN 36 wooveunenuces/A Me cmues/ a ucms DUELOA MUERTE ‘A pesar del dudoso aspoco, la maramorra te ee muy bien ystentes cao ia ferzareactva tas misculos Re confor, descansas en espera de a batalla que tris que libra, Escochas is pisadas de ls carceleros aque enen a buscame. Cada tno te agar por un bre oy te arrastran por una serie de tnelesy galeria qe desembocan en tn anfitearo Te reclben un clamor de voces yuna agua iat ta De pie en medio de a arena eaperas i legada de tu roa. Guando és ent, ncendo la més peers musculatura que hays visto fads el exadioretmba ‘onaplausos tore, “lete ahora, gusano primbratr... te insula, blandiendo un pufoamercra "Ytelanza tn zarpazo que noalcanzis a evar Caesal velo, ant los allidos de felicidad de ps blico, Te agavapas en el momento en ue el arn $e lanza sobre te verges como un resort de 2cer0 Y solpeas volentamente sv pecho. El asks, con un nude de ssombroy dolon se cxrella pexadamente Conta labaranda del anftearo, Pero él tambien se re pone en un instante y dando un alarido vuelve al a ue con fir Lo recibes en la posicion adecusda para csos ci sos, sein ls téenleas de artes marcas que conaces bien el yaska pierde el equibrio cayendo al suelo on un brazo torcido, Su beam acl po on seu do a gritera del pablic; pero dominando su dolor, se tevants ota vez vm evtas estes a7 hhacia ti con sus fauces abiertas y las garras ‘que sigue es un torbellino de golpes, 'y rugidos. La fuerza det yaska es contra. {us conocimientos de yudo y karat. el piiblico enmudece: el saurio in- estd ovillado a tus pies yte pice clemencia. I gran silencio se prolonga por unos minutos, |que de pronto, y con un horroroso clamor, el an” entero se abalanza contrat. " Llegan en confuso tropel, insultando y batiendo ‘mandibuilas, decididos a vengar la afrenta que su- sujee. Retrocedes: no ves salvacin posible -Guando los primeros artrones ya extienden sus thacia ti te sientes elevado por los aires y con- a toda velocidad hacia una puerta disimulada una de las paredes del circo. En un instante quedan ats los gritos y goles de ‘Jos artrones que no han alcanzado a darse cuenta de 1o ‘que paso y siguen trenzados en una lucha de insultos coletazos. y Respiras aliviado, Mientras tanto, el que te lleva en brazos te habla con una wor. que conoces muy bien: —Llegué a tiempo, amo. Rendido hasta el agotamiento, s6lo atinas a son- refe y te quedas profundamente dormido, con la cabe- ‘za apoyada en uno de sus helados hombros. © Pasa a la pigina 58. 38 ooteuenucauis’a m cOmanes 4 naicmss MONTARA ARRIBA, Prefieres arriesgarte a escalar la empinada y peligrosa montana rocosa que navegar por las aguas de la Selva Infernal, pues la sabes poblada de seres maléficos y destructivos, Poniendo en pri destreza fisica y ayudado por Poncio, que se adhiere a la pared rocosa con sus ‘manos de miisculos electromagnéticos, inician Ia as- ‘ensidn. Suben y suben durante varias horas, s6lo ob- servados por inmensos halcones «que planean curiosos. Sobre tu cabeza. Cuando al fin legan a la cumbre y ca- minan por la ancha meseta, miras a 1o lejos, y lo que ves te anima y hace olvidar tu cansancio: all, yal fondo de un selvitico valle, la copa del rbol Mandragor, ‘como una verde isla flotante, se mece ensre las nubes. Se sientan un momento a descansar, y es tal tu lento, que te quedas dormido. Suefias que eres lun pajaro. que revolotea enire las ramas del Mandra- ‘gor; y estas a punto de coger con tu pico una de sus flo res, cuando la mano de Poncio, golpeando tu hombro, te despierta ‘Amo... mira quiénes vienen! Te incorporas de un salto, semidormido ain, y di riges tu mirada hacia donde te indica Poncio. Alo tuna figura corre aaitando sus brazos, seguicla de varios animales de cuatro patas, mis grandes que un perro, ppersegitidos a su vez por un jinete que blande un arco. ‘Comienzas a bajar la montaia, que por este lado desciende con suaves ondulaciones, pensando que & mejor ni preocuparse de esos lejanos seres que se vRNA LAS ESTRBLAS 39. aproximan, Pero no has caminado ni diex minutos, cuando un aullido penetrante hiere tus ofdos, En unos instants, el extrafio grupo que querias evitar est fren- teat y, como en una pesauilla Yes caer a (us pis. it tun yaskal, uno de esos terribles guerreros artrones, atravesado por una flecha. No tenes tiempo de reac. ‘ionar porque una voz te dice: No € aciso Daniel, el famoso venusino capaz de vencer aun yaska en el Estadio de las Afrenas y de- ‘mibar en pleno vuelo a una avispa dela Selva Infernal? Frente atte habla el que creiste era un jinete con su arco. Esti rodeado de una jauria de perros artrones que fadean y arrojan espuma por sus hocicos. Pero. alonde estin las piemas del jinete y donde la cabeza el caballo? Seguramente tus ojos revelan desconcieno, por- . que el recién legado te dice: Soy el producto de un experimento art. ~dExperimento? preguntas un poco aturdio. © Veala pagina 13. 40 ogtmunesatens/a n.comues/A wces LA SANGRE DEL DRAGON Después de guardar la pistola liser, la malla de la inv sibilidad y los lentes de contacto en uno de los bol los de tu mochila,sigues a Arcén un tanto intrigado. Llegan a una sala de bafo, donde él te pasa un frasco con un liquido rojizo. “Esto es sangre de dragin -explica~: deberisba- ‘arte con ella. «Para que sieve? —preguntas, curioso, Este liquido, al mezclarse con las células epidér- micas, deja la piel tan dura, que ni garras ni colmillos de bestias feroces podran herirte. Claro que tiene algu- thos efectos pasajeros, pero sin importancia...-Y agre- ‘ga Ahora, bafiate Larga el chorro de una podeross ducha tibia y ‘quedas solo, ‘Ya bajo el agua, frotas cuidadosamente tu cuerpo con ese extrafio liquido, mientras canturreas distraido. ‘Cuando has terminado el proceso, te observas al espe jo para ver si has cambiado de color, mas, joh, sorpre- Sal, s6lo ves a un ser completamente calvo, que te mira on curiosidad. Haces un ademn de asombro, y el cal v0 del espejo lo repite fielmente: res tat Este era uno de los efectos sin importancia a los ‘que se referia Arcént -exclamas enrabiado. Sales del hafio, decidido a pedir explicaciones, pero llegas ala presencia de Araén més tranquilo, rien- do de tu propio aspect. Bueno, Daniel -te dice~: veo que tna de las con- diciones de tu caricter es el sentido del humor, cual: veNTURAEASESTINLAS a dad esencial de un hombre inteligente... En todo aso, ‘pronto volveris a ser como antes. Eso espero —contestas, aforando tu abundante ccabellera y palpando con la yema de los dedos tu cabe- ‘za tan lisa como un jabén, (© Pasaa la pigina 30. 42 wequuunenucms/ wcbRupes/« nucmus LAHECHICERA ZEND Das la expaldaa la esfera, Recorres la sala en busca de Mahavira, para que te confirme que has obrado bien y que esa esfera lumi- ‘nosa es solo una trampa, Pero el cuarto sigue vaco. Una vor te sobresala: Au, aqui. Corres hacia el lugar de donde viene et llamado; auraviesas una cortina de bruma, y la vou nuevamente seta: Act ach ‘Sigues buscando, desorientado. Un rumor metali- cote sale al encuentro y te enfrentas a una figura que arrastra una Capa teida con hilos de acero “Al fin llegas ~te dice malhumorada-, Ven act, que yaes lahora de ls predicciones, Minas a esa mujer alta y delgada, cuyos ojos verdes centellean sin pestafiear jamas. —Soy Plinis, la dltima hechicera de los Zend —dice, ‘sefialando con su largo dedo indice una mesa con dos ills, en medio de la cual se alza unt inmensa bola de cristal ‘Caminas tras ella Ahora debes leer tu porvenir, est escrito en mi bola reflectance ~ordena, ofreciéndote asiento y ocu- pando ella la ota sila leno de curiosidad, te sient ala mesa y miras lt bola. Ves tu rostro: no ha cambiado, aunque algo extra- ‘fo esté escrito en tu frente. Como no logras entender Jo quealli dice, te acercas un poco mis: ‘vapTURAEVLASESTRBUAS 3 ra UT OnIMALTTdeletceas. tentiendes? Estas leyendo frente a un esp¢jo se ven al revés.. ~dice la hechicera cla ‘ojos verdes en tu frente. Ia frase y quedas helado. puede ser!—gritas incrédulo, Be poeta scr entra bros deseo ‘en las palabras de Mahavira te ha hecho fallar de torlo, Desde ahora deberis frotar la bola dia a dia y remendar, cada vez que sea nece- lacola de mi trae de acero hilado. Es decir, seris |camarero para siempre. sti loca! ~gritas,y te incorporas para huir. Pero en lugar de eso, tomas un pafio que hay col- ide la pared y comienzas a limpiar enérgicamente ‘bola magica. ¥ mientras te preguntas dénde habs ‘aguja, compruchas con cierto asombro que lo tni- "€0 que deseas en la vida es limpiar y coser. Aqui termina para tila aventura. FIN 44 wegen suces/A M.GUIMUDES/A BAS EL PARTIDO DE POLO si perder tempo sales persiguiendo al cenauro, qe far dado a su paso una hucla de hierbasapastadasy ‘eran orcldas Una val ciclat te cera el so, pero a fangueas de un sli cme se waar de un Previclo olumpco. Una polareda se hace vise a a dlesncla, por precaucionteescodes ras ds 8608. Sropteas con igo muy Guro, que cst te hace cat, ¥ TP horror Intenso empicras 4 reconocer unas fcr lego un torso y por atmo él mufn de un Riello con sus cables al descubiet iPonci hasido deeaptadat eee hore decabrinino, xpras del Mandagor perden imporancia para slo lens trun I cabeza det quedo robo vengate del SInputnario cemtauro, Cores hacia a polvareda qe ya Sankt dsiparsey a medida que te aceras es 4 Seinte centauros fogand polo, con una pelt deor- the, que bila cada vez que es lanza hacia lo ato J ato, te econdes ta unos matorales atand de reconocer a Nemrod entre los jugadores; pero se ven. {Sete muy precios. Una mala uaa hace que el ba Ieorrebots pn una pedray ste, devia, hacia donde (Geist Cac em el suclo y rueda dando tumbos hasta tus pies [Es lacabera de Poncio! TE tomas, acundndola con tus manos, ycotes hae cia donde eae cuerpo inert del rot 8a 08 {iatorniis a su cello, a toda velocidad y con bs ma- ast tdebloroats, mientras reas para que 10 sea de AVENTURA ENLASESTANLAS 8 masiado tarde y los circuitos ya esten datiados con tan- to umbo y golpes. Das el ltimo giro, cuidando que la cabera no quede al revés, cuando oyes ln débil voz de Poncio que murmura: Ay, amo,.. Escucho mal y apenas veo. Ay! Ten drés que repararme algunes ciultos... Ay! Clic Clie bres el tablero de circuitos que Poncio tiene en su espalda y lo examinas cuidadosamente. Con desa- Tiento te das cuenta de que por el momento no tiene cura: con tus propias manos nada puedes hacer para repararlo, Tendrés que levarlo ala antigua estacion biogenética consiruida en el tiempo de la colonizaciin de Venus, que se mantiene en perfects condiciones a [pesar de los embates del tiempo y de los monstruos de fa Selva Infernal, Recuerdas que alli est, ahora, Ist grim, un sabio de brillant inteigencia y bondadoso Coriz6n, Vive en un castillo leno de laboratorios y ‘equipos electronicos, al mando de gente especalizada, ‘Te pones en marcha, ‘Ordenas.a Poncio que se levante.Tu robot o hace ‘con esfuerzo y te apena ver cémo arrastra sus piers altratar de seguire Animo, Poncio, fel amigo, iremos a donde pue- ddan repararte.! Si. yl, amo, clic, lic. a. sms pobres circa vost Realmente Poncio se siente muy mal. Su vista es debil y escucha poco, pero su fidelidad y preocupa- {ion por t no han disminuido: a segunda ley de la 0 botica,reforzada por Airavata, sigue funcionando a pe sar de Su calamitoso estado. 46 © woqueusenuems/acomunes 4 nucrus Desgracadamente, su visa. dafaday su ofdo ea tna estado lo hacen presente pelgros que no exsen: 2 veces se lanza con sus pocss fueras 2 luchar contra ti rbol de rams slargadas que confunde con un a tron lino para stacar; ote advent, anustado, qe a- fulen los Sige, sin darse cuenta de que el ruidd pro- ‘ene de sus props pass * aidado, Danie, clic, clic, wu derecha ay ak guien, clic, clic... Deténte, alguien nos sigue, cloc, Sue Desesperido, te das cuenta de que Poncio a cada momento detiene tiara y que de est manera no ilegards nunca al castillo, Por eso toms un largo palo «qe encuentra en cl camino, se fo enregas le ord tus adelante, Blandiéndolo de derecha 2 faquerd, para vencer ass invisblesobsculos ‘Con un Poncio que ata cn el aie s largo palo cxeyendo, en cada monimiento, derribat 2 un nuevo fnerigo, ves, al fin, sobre un monte, el castillo de Inengrim secorta contra el Glo. © Pasa la pigina 51 vega ENA ESTAS 7 LASUPERNAVE En ese mismo instante ves las naves enemigas que sur- can diferentes puntos del espacio. Ensayas la primera prueba mental: quieres acele- far laelocidad de tu nave. Al momento, ésta se abalan- Za por el espacio 2 100 kilometos por segunda. Con Poncio muy serio aw lado y bajo la mirada brillance de ‘Acavata irumpes con furia contra la multitud de tus ‘enemigos. Una raf ilumina el cielo y azoxa el costado de- recho de tu nave, De inmediato sientes como si una lengua candente quemara tu pierna derechs. Com- pruebas que td y tu nave son uno solo. No pierdes tiempo e imaginas un chorro extinguidor gigante y lo lanzas mentalmente tu flaneo herido: l sensacion de ardor, junto con la llamarada, desapazecen al instante. ‘Ahora tratan de bombardearte con rayos liser. Ts cerebro bajo el casco ordena zigraguear ala nave, que obedece dlibujando lineas quebradas en el espacio, evadiend asf los rayos mortiteros. sel momento de atacat. jecutas tna triple voltereta y arremetes con toda ‘w bateria de armas demoledoras contra el enemigo. Donde pones tus ojos, una nave estalla Hasta que quedas solo, Muy alo lejos, algunos cohetes huyen dando tum- bos. El inmenso cielo venusino ha quedado convertido cen un basural de chatara, Muy bien ~dice Airavata, rompiendo el repent no silencio Eres un magnifico guerrero. Por un mo- 48 pocenunenniems/A.m comunes/A mcaas mento crei que no podeias enfrentar solo las naves ar tronas que te atacaban, pero no fue en absoluto nece- ‘sario que yo interviniera. Te felicto. Ahora creo que es hora de llevarte a tu destino; pero primero toma esto. ‘Y te entrega un hermoso anillo, tallado de un solo rubi, que te calza exactamente en el dedo medio de ta mano izquierda, ~Con él podeis Ilamarme de dondequiera que es: ts... pero como tiltimo recurso, ya que lo podris usar tuna sola vez! Mientras pronuncia estas palabras, va juntando y separando sus manos frente a tu cara en un gesto que te produce sopor. ‘Tus ojos se cierran involuntariamente. © Vea la pégina 56, AvERTURABUIASESTREUAS “9 LAS FLORES DE MANDRAGOR Esti al, aprisionado contra el tronco, in podere 7 a. Sint conta t meq la direramillenara de exe fthol maldito, Por sobre tu cabec, las ramassuperio- tes comienvan abate, cada ver més fuer, inlinin dose hacia 1, hasta lear a rozarte ua tas otra, con tn especial suavidad as tamas que te Inmovdlizban con tft dureca son ahora dos bandos brazs que te scunan y un mucmullo de péelos parece susirar ths oldos Un leno sopor e comic invade ¥en ts somnolenca ves enormes corolas de orquidets que fovan tus parpados. lentes un fescor delicos) y pensas qué estar acunado por el Mandragr es lo me- Jor que te pueda haber paso. Todos tt pentamien- tos de viokenela conta el desaparecen,y solo exper mentas senaciones ectales.conocesel placer de as faces que se adenan en a irra himeds para sorbet tl agus, sentes el vigor de tn sviaascender por el tronco e ivadir cade una de las ramas, aimentando, 011 ova as naclentes vera a explsion de cada Bre y los etalon que se aren desperezando $s o- lores baio Tos rayos del sol son shoes para i sensaco nes maravillons tis 4 punto de hundine para slempre en exe dulce sueto verde, Esra los deo pars tansformar- lose diez hojas, cuando un pensamieno se sore paso Como puede ent mente: "Alara Aira, gque es: eso? =te| preguntas, enre dientes. s Ta palabra va omando forma en x mene. sun rostro que te miray exende su mano 50 acoumurvemucaus/a coupes /A mems Hay algo que debes recordar, ests seguro, pero no puedes hacerlo... Una nueva caricia de un pe mas suave que el terciopelo roza tw mejilla y sonries 19 un tonto, Airavata... jqué lejos esti Airavatal Y ca ese dulce frescor que te ha invadido! {Quien seria Airavata.? © Si puedes recordar lo que te dijo Airavata al denpe- ditse en la Supernave Bspacial, ve ala pagina 32. © Situs recuerdos se esfuman y te dejasinvadir por cin de blenestar que el Mandragor te pro- ea la pagina 15, vee LAS STRRLAS st EL CASTILLO DE ISENGRIM ‘A duras penas consigues que Poncio pueda escalar et ‘sendero que sube hacia el castillo. Desde lefos ya per- ibes un brillo fluorescente que, como una enorme ‘capula, cubre torres y torreones de la inmensa fortale- za, Tus conocimientos te indican que es una barrera defensiva, imposible de ser traspasada, ni siquiera por alguna clase de radiacion o fuerza magnética. Deduces {que para atravesarla deberis primero identificarte. Y asi lo haces: “Soy Daniel, enviado por el Alto Mando Venusi No alcanzas a terminar tu explicacién, cuando la barrera se esfuma. ‘Das un pequefio empujén a Poncio, que vigila con sus ojos inanimados, y caminas unos metros. Pero una ‘segunda barrera te detiene: esta vez es lida e impos ble de traspasar con una fuerza mecinica. Con un ges to de impaciencia repites nuevamente tu discurso, al ‘mismo tiempo que apoyas la mano en esa pared dura y fria, La barrera se esfuma, entonces, como tragada por el aire. “Si hay dos barreras, seguro que habra una terce- +a, piensas, cansado de tanto obsticulo, "Tu deduccién es efectiva, pero esta vez contem- pplas con agrado y asombro una inmensa pompa de ja- bn, donde se reflejan todos los colores de la Selva In- fernal y que parece mecerse en el aire, a algunos centi- metros del suelo, Tu inconsciente te informa: esa bella burbuja detiene y absorbe toda clase de virus, inclu- 52 coUmNenms/A GOMAES a wucms yendo las esporas del Mandragor, que cada cierto tempo bajan como llovizna desde lo alto, Cuando retomas aliento para repetir por tercera vver tu discurso de presentacion, una voz te dice que puedes pasar. Ta burbuja se estra y de ella se desprende otra ‘que te envuelve junto a Poncio, y los leva flotando a las puertas del castillo Mientras viajas en tu transparente vehiculo, con- templas admirado el hermoso y oscuro castillo, replica cexacta de aquellos que existieron en la Terra durante la época medieval. EI puente levadizo, el foso que lo rodea, donde nadan hambrientos peces de fauces fel ‘nas, ls alos torreones en los que flamean las bande- ras de Venus, te producen una extraia mezcla de an- siedad y asombro. a burbuja los deposit blandamente frente a la inmensa puerta del castillo, ycon un gracioso plop! desaparece, llevandose consigo los posibles gérmenes tuyos y de Poncio. ‘Asi, completamente desinfecados, inician el reco- sido por el interior del gran patio. ‘No han caminado diez pasos, cuando se abre una puerta que esti al fondo. aparece entonces la majes- tuosa figura de sabio engrim. Sonries a ese hombre robusto, de larga melena, barba blanca, oos negeos y penetrantes,que te observa ‘on expresida bondadosa. Estira sus Brazos y te estre- ‘cha con una ealcez que te hace sentir muy seguro. Querido Daniel, he seguido todas tus aventuras ¥ creo que eres un digno representante de la raza hu ‘mana. Seris mi huésped y repararé a tu robot, aunque AvevTURLENASESTINLAS 33 por el aspeco que tiene y esos “clies” que no dea de ‘emitir, creo que el daio €s seri. Gracias... clic... eminente sefior.. cic. -articula €el desvencijado Poncio, tratando de ser educado. ‘Los tes se encaminan hacia el interior del castillo. Ali, en una de sus salas, los esperan das ayudantes de Isengrim; uno toma de un brazo al pobre Poncio y se lo lleva al laboratorio de reparaciones, vel otro te con- ‘duce cortésmente hacia un cuarto donde te espera una mullida cama. Te dejas caer sobre ella como un saco de papas ~tan cansado estis~ y cerrando los ojos te po- res a dormira pierna suelta ‘Ahi te sientes seguro. NNo sabes cuanto tiempo has dormido, cuando el ‘canto de un paiaro que trina una linda melodia te hace abrir los ojos. Au lado hay una bandefa con tu desayu- rho: un tazin de burbujas chocokicticas y bollos unta- dos con suave mantequilla de avellanas ‘Comes vorazmente, sin dejar ni una sola miga. Unos golpes en la puerta te anuncian la legada lel ayudante de Isengrim, que con tna amable sonrisa te invita levantarte y seguitio. ‘Diez minutos despues estas frente al sabio, Se encuentra rodeado tanto de retorts, alambi ques y elementos de la alquimia medieval, como de los mas sofisticados instrumentos de la fisica moderna ‘No hay duda: es un mago-cientlic. =No te tengo buenas noticias, querido Daniel dice en cuanto apareces-. Poncio, entre sus circuitos, tiene algunos demasiado delicados y me tomar més tiempo de lo que pense Por lo tanto, tenes dos posi lidades 54 sacquEuNe RAIS’ MOIRA ACES = Dos posibilidades? ~preguntas, sin entender de qué se trata, “Asi es —responde Isengrim-. Si quieres partir con Poncio, deberis perder, a lo menos, tres dias, Si no quieres demorar tu mision, tendrs que partir solo. Qué haris? Si decides quedarte tres dias ms y esperar t Poo: ‘cio, pues [o necesiuards en el viaje, ve a la pagina 27. ‘Si plensas que ya las perdido mucho tiempo y que ‘tu misién no puede esperar mas, ve ala pagina 79. OCTURA EN LAS ESTRLAS 38 UN SORBO REFRESCANTE, ‘Tomas un largo sorbo. El sabor delicioso y fresco te reanima, Sientes un escozor a lo largo de toda la pie, que te produce un cosquilleo delicioso, Respiras profundamente, mientras rascas y frotas tus pies en las rocas. Tu cosquilleo aumenta; ya no te basta con rascarte y frotarte contra suelo y paredes; es ‘como si cientos de hormigas caminaran por tus brazos y piernas y las ganas que tienes de refr son inconteni- bles. Las carcajadas se agolpan en tu garganta y abres la boca para dejarlas escapar; = rept ret Jee! ‘Mientras tu risa retumba en las paredes rocosas, contemplas, curioso, tu cuerpo: el escozor ha cedido y ‘escamas verdes te cubren por completo. [En ese momento alguien abre la pesada puerta y, sintigndlote libre, sales corriendo, ‘Agitas tu cola, gozoso, y sigues el camino hacia la Selva Infernal, que es ahora tu hogar. Convertido en, Un artr6n, wueives a refr: ref! Jrei! ‘Como comprenderis, la aventura para ti ha termi- nado en esta pagina iJRE)! 56 swcqumuneRAMS/A mt GOuRMDES/« Bucms LLEGADA A VENUS Abres los ojos, Te encuentras en un hermoso jardin de exotics flores, cuyo aroma es caracteristico de Venus. Poncio esti atu lado y no parece tan desorientado ‘como ti, Levantas la vista ya mucha altura ves una esf- ra luminosa que gira y desaparece. Es sin duda Airavata ‘que se despide, para luego perderse como una estrella, fuugaz en el cielo de la tarde. ‘Una voz conocida te saca de tu contemplacién. Te wuelves y reconoces a Arcén, viejo amigo de tu padre yactualmente embajador de la Tierra en Venus. Hola, Daniel —dice, abrazindote— Al fin legas... te esperbsamos impacientes. ‘Mientras camiinan, relatas ef porqué de tu atraso y ‘cuentas tus avennuras. El, por su parte, te pone al tanto de la terrible situacion que existe en Venus. ‘legan a un magnifico edlificio, al Fondo tel jardin, y.a los pocos minutos estin en su despacho. Grandes pantallas computacioras que cubren las paredes mucs- tran las diferentes regiones de Venus: en todas ells los artrones acosan, implacable, a las sufridas huestes hu- rmanas, Los saurios insectos avanzan soplando unas lar: ‘gus cerbatanas, desde las que sale un polvllo luminis- ‘cente: son las esporas del arbol Mandragor. Puedes ver cémo la ciudad se cubre lentamente de una nube amarilla ‘Tras las primeras filas de artrones atacantes vie- nen otras premunidas de enormes lanzas, cuyas puntas destilan veneno de avispas gigantes de la Selva Infer- nal. Las arrojan con prodigiosa punteria hacia los hom- bres, que caen heridos de muerte. AvexURAENLASESTRLAS 7 Por su lado, la defensa humana ha recurrido alas ‘grandes torres que rodean las ciudades y que captan la fenergia del ambiente. Esta energia, transformada en. rayos electrostiticas, ha pasado a ser un arma de de- fensa contundente, haciendo volar por los aires, en. ‘cada descarga, a grupos de saurios guerreros portado- res de lanzas venenosas 0 esporas, Pero la batalla es dificil, Los artrones tienen la ca pacidad de regenerar sus miembros si tos son. Jados y, aunque sean partidos en dos, ambas partes ‘guen combatiendo sino son completamente ani Tadas. ‘Lo que contemplas en la pantalla te deja sin habla. =Y esto no es lo peor ~te dice Arcsin, con un sus- iro, ‘Mueve su dedo indice y la visién de la pantalla cambia. ‘Ahora contemplas un inmenso hospital subterri- neo, donde los enfermos intoxicacos por las esporas del drool Mandragor luchan por respirar, Si no puedes conseguir las flores de ese maldito, Arbol para preparar el antidoto, todos moriremos y ‘Venus pasari a ser un mundo de saurios insectos, y ‘como ya saben manejar nuestras naves espaciales, N0 serfa raro que pronto atacaran a la Tierra y demas pla- ‘etas habitados. Te das cuenta, Daniel, de la importan- cia de tu mision? © Vealapagina 65 58 © wooURLNE MALS /A MOOIRDES/A BALLS UNINUEVO PONCIO. Despiertas tendido en un mullido colchén de hierbas, ¥y Poncio, sentado junto a ti, te observa con solicita reocuy Curlosamente, no fame tu rostro ni da saltos de alegria al verte despertar, sino que te pregun- acon vor grave: = {Tienes hambre, amo? ‘Te estiras en la hierba en feliz contemplacion de ‘ese rosado cielo venusino que tanto quieres, y te das ‘cuenta de que en realidad tienes un hambre de lobo, f, Poncio, ime muero de hambre! E] robot, entonces, desaparece unos instantes de- tris de Ios arbustos y regresa con un tr070 de corteza entre sus manos, sobre la que humea un exquisito co- rnejo asad. Te incorporas,fascinado eon el aroma, y recién te das cuenta de que Poncio se ha puesto una Corhatita hecha de hojas y Heva un trapo colyaando de su brazo derecho: jparece mozo de restora! “Si te voy a servir el almnerzo, tengo que vestir- me como correspond -dice, muy serio, haciendo una ligera reverencia. “iMe vas a decir, de una vez por todas, qué es lo que te pasa? —le preguntas, conteniendo {a risa, pero definitivamente sorprendido por stu nueva personalt: dad. =Lo primero es lo primero: debes alimentarte. ‘Mientras comes, te contaré lo sucedido con mis circui 10s interiores ‘Obedeces, acicateatlo por el hambre. El guiso esti delicioso y lo aprecias mas ain al compararlo con la. ‘mazamorra verde de los artrones, tu ultima comida. eTURA EN LAS ESTRELAS 59 Bebes largos sorbos de agua pura y cristina trai- dda directamente desde el arroyo que corre cerca, €n ‘una redonda ealabaza, y ahora si que te sientes reani- mado, Cuando Poncio ve que esperas su historia, co- mienza a convar. ~Ciuando ti me dejaste solo, a la entrada de la imide de cristal, la hermosa Airavata me vino a bis ‘ar, Me llew6 ala Supernave y alli reactiv6 algunos de mis circuitos, segtin los kimos métodos de la progra ‘macién de robots, afinando mi capacidad intelectual y reforzando en mi la segunda ley de la Robética’. Y, acdemis, amo afadi6-, algunos detallitos que yo le pedi como favor personal. -termind diciéndote un fanto incémodo, ~dDetallitos? ~preguntas inrigado, —2No me nots cierto aire de esmerada educa clon? sit (Gracias! No puedes dejar de refr. Poncio ha asumido su nuevo papel a la perfeceidn. Recién te das cuenta de que solamente han pasado dos dias desde que lo deas te en la cima del volein, con la orden de esperar una semana antes de dar aviso a Are6n...Poncio, con la se- tase eyes dela robin 1 Ning robot peek dar janis un humana po ia ‘perm que sea Jaa 2 Cneabot bers dbesecer sempre Srdcncs de wn ser Iman, & ‘menos que vnan en conta de pramer mandamiento 15. Unvobet cube preter au propia exenca en la medida qe et protectin no meters con l primero segundo mancamicts (CAsimon) 60 cqumne maces ML GOMKDS/.nALCRAS sgunda ley de la robética reforzada, desobedecié tus {nstrucciones para salvarte la vida. 1 robot retia la “bandeja”, con modales exquis- tos, y luego, diciendo “con permiso, amo”, se sienta a tu lado y continga su tela. EI instinto con que fui dorado me aviso que est ‘bas én peligro. Segui tu rastro hasta que encontré un ppasaje seereto que Tlevaba al interior de la fortaleza ar- frona, Después de varias horas de caminar por tineles foscutos, of un enorme griterfo.Parecia provenir de un oologico de animales enrabiados. Palpé las paredes, teatando de encontrar una salida, y en ese momento flgo cedio: era una pequefa puerta de acceso al esta: ‘io, escondida entre unas piedras, cerea de la arena del circo. Te vi de inmediato; el resto tio sabes. “Poncio, te felicto, Eres el mejor robot que al iguien pueda desear -le dices agradedido, dudando si rascarle 0 no las orejas "De nada, amo, ha sido un placer ~responde Pon io, sin darte tiempo para ninggin gesto de carino. Un poco perplejo, porque preferfas ta antigua personalidad de perro carifioso de tu robot, y disimu: Tando una sonrisa ante este despliegue de cortesia in- flesa, decides que ha legido el momento de seguir ia ala Selva infernal Exploras el lugar Frente a ti se extiende un valle con pastos y étbo- tes, Atu derecha, un rfo navegable deja ofr el caudal de ‘sus aguas, ya tu izquierda, una enorme montafa rOCo- Sa con una meseta en loalto, se yergue majestuost ‘Deberds elegir un camino, Poneio te dice que él puede fabricar una balsa, vERTUNA NAS ETRELAS 61 Dor si prefires ine por el rio, En caso de que quieras (Scale Ta mona para yaa to Ta le Cargat sobre sus hombcos ie “uc hackst Si decides navegar edmoxdameme corriente aba) ‘en una balsa, vea la pigina 91. = Si prefieres escalar la montatta, apuctado por Pon- ‘io, ve ala pagina 38. ae 62 oquaenucaus/M comaines/a mucins LAVIUDANEGRA Despuds de desansar un rato al soma de un - Dern wr eamuno en recon al sur, gulado ce lumens copa del Mandragor, que se divs en- Pert hues Eero por el qe svanzas es dest 1 uy alors, ying animal parece habia, Gti en cuando te toperas con alga osamen- ‘completamente blanc, como st esuviese pind a inca + ata, Ponco, esa bandada de pjaros que vela sobre nuestra cabs le dices a robo” Sor is Sitios moscayhiens, Una ver que han peado y acu anmal haa matario, to devoran por ompleto dejan asi sus hess Dancosy branes. fodder eves de metal yo ex proto pore tafe de sci : Sfguentaminando, bajo ese calor sfocat, in prootpare mayortnente de sts moses horroross poe el gar seva eben de pctascos y roa hate que quedan fnalmente bloqueados por Samra ewan, Mi con dest ok ce pofasces,pregontndote como pods es fthane! En ee momento, Ponco, que habla ale a de t unos pasos, te gta dilendore que ha desc test un pare suberranco através das 03 Tania no puede ser mejor. ti Siues cor nuevos riot Se inoducen por un angosto estladero, que por anos momentos parece imetetmeco tne! por Osos dea ver algunos ones se eeio cn o ao. Mens avanzan, un olor nasa. no se comienza a seni estan fuerte, que pensas svar ENLAS ESTAS 63 que no podras resstslo por mucho tiempo y caeris al Suelo desvanecido, Poncio te mira extraiado: los to bots no tienen olfato y no entiende el porqué de tus tambaleos y sofocos. Levantas el cuello de tu chaqueta para cubriecon ella w nariz,y cuando pasan frente 2 luna hendidiura en el costado de la roca, una bocanada de aire pestlente, mis fuerte ain de lo que habias e+ tado soportando, we hace lanzarie de bruces al suelo sritando eon desesperacion: ~Poncio,ayidame! Ese olor... 0 puedo mis! roncio t¢tma en sus aos, nzando ua in uisitiva mirada a la negra abertura en la roca, sigue Sucuni grates zane, Cal urd yon fc bheza apoyacka en su hombro, vas miando hacia atras. [Abres mas los ojos. Ser efecto de tu mareo,o ea sombra que crece y los persigue, silenciosa, es una realidad? Yese olor que sigue aumentando.. ~Ponio dies con us hilo de voz~ algo nos per- sigue, algo horrible que. ‘No aleanzasaterminar la frase, porque Poncio, sin ningiin miramiento, lanza lejos y ata: =iCorre hacia el rio que hay al fondo, amo! iNos Persigue la Viuda Negra! iCorrey slvate, que yo me enirentaré con ella! 1a arafia, la Viuda Negra, con su olor pestleate y sus ojos saliones y movedizos, ya esti junto a Poncio. iene cuatro metros de ato yun blo palpitante sobee su lomo velludo de pias negras: son sus cris, cada ‘una del porte de un perro gran danés. ~ Chidado, Poncio! Si mats ala aati, sus crs se liberaran y seran cientos de Viudas Negras las que nos atacaran, G4 wcqueunews aa cOmaIDS 4 mAs ro one; birazad #8 de ls ocho pts de mon sabre y elerra sus andl cOn Un 50 So rl tipo nzme ca! lo A aot ott efcoratn orimige de 2 wu qn ribet as gus de ext rele aaa Te ale unao ve somerges en is esas que y jan Pe AsmATURAENLASESTHAS 6 LULTIMOS PREPARATIVOS Las palabras finales de Are6n dan vueltas en ty cabeza Pasan a una sala, cuyas paredes estin tapizadas de Hos, No puedes contener un gesto de sorpresa: 1s I bros hace ya muchos afios que s6lo son plezas de mu- Ard advierte su asombro: No tengo tiempo de explicare el porqué de esta biblioteca, pero te diré que cada uno de estos libros habla sobre diferentes aspectos de la Selva Infernal Los he leido minuciosamente, Sé todo lo que al suce- de y los peligeos a que te enfrentaris, Pero contirtelo seria muy largo y el tiempo apremia, por lo que he buscado otra solucién. Te lleva a un comodo silln y te da a beber un Ii quido ambarino, mientras coloca sobre tu cabeza un ceasco plateado. Los conocimientas de los libros pasaran a tu ce- rebro en forma instantinea, como un curso intensivo & inolvidable~explica, El casco remata en un grucso cable, que Arcén en- chufa en un rineSn de la biblioteca, Te duermes al instante. Cuando te despiertas, te sientes muy bien ‘Tratas de acordarte si has sofiado y haces esfuer: 2os por encontrar en tt mente algiin conocimiento ‘nuevo... Aparentemente, no sabes ni mas ni menos de lo que sabfas antes de ponerte a dormir, Los conocimientos estin almacenados en tu in consciente -te informa Arcén- y ellos saldean a luz a 66 JacQUeNERALCRLS A M GOMALDES/A macs medida que los vayas necestando. Ahora debo equ ce parata vale Par pce arco te enirega un indo negro, de | us dex centmetros de ago, te expla que cy un i ayo Hiser. Luego te pasa una cajita con dos lentes de aeaut Te dice que con ellos puestos tends una car cprcrdene para coalguler sex mano, Por. |) Amo coge de sobre una mena un exraio gener, tineolor deat, “Esa a ala dena ede y 2 menor nie ents expuest ala pla lz solr, func na ee ‘en el atardecer y durante la noche ei ta complet desaparcin, Pero ain queda toe precaucion que tomar sige © Pasa.alapiigina 0. AvETURA LAS ESTAS o7 PRIMERA BATALLA ESPACIAL Rapido como un rayo te instalas en tussillon de coman- do y oprimes el botén de "Combate de emengencia”. Instantineamente el sillén se cierra a wu alrededor como un capullo metilico y un casco visor desciende, eubriendo tu cabeza Miras a través de las pantalla ‘cuatro aves comienzan a rodearte. Todas ellas son fexactamente iguales a la tuya, No hay duda: los artro- nes las han robado de los aeropuertos wenusinos. Aun- que te superan en numero, lo ms seguro €s que no las sepan conducir con la pericia tuya, lo que te da una ventaja. Cometen el primer error al tratar de atacarte ccon dos naves desde puntos diametralmente opuestos. Esperas que se acerquen un poco més y, en una ripida maniobra, desciendes y los evades. Imaginando la ra- bia de los dos artrones atacantes, te preparas para en: frentarlos nuevamente. Los ves venir a toda velocidad. Apuntas con tu rayo liser y, antes que ellos atinen a dlisparar, lo haces ti, Alcanzas una de las naves: pierde el control y se estrella contra su compafiera ‘Observas la silenciosa explosién en el espacio va En ese momento el computador te informa que otras dos se aproximan a tus espaldas. Oprimes el bo- tén de tu cation liser trasero, y a una distancia de 200 kkilémetros aleanzas a una con un rayo tan certero, que J atraviesas de punta a punta, ‘Dandola por liquidada, wuelves tu caivon hacia el {iltimo artr6n que te acosa; pero ésic, adivinando tu ‘movimiento, esquiva todas tus descargas en una ma: | \ i 68 sacquinenn.cms) A. cdmauDES 4 naicass iobra increfblemente diestra para un piloto arn, Se pone a gira a tu alrededor a gran velocidad. Estis Satbulando el momento para darle el golpe de gracia, Cuando un ladrido de alarma de Poncio te advierte que la nave que creias recién desruida se acerca velo. Inente, Tras de desviare aplicando la superacelera Gon, pero es demasiado tarde. Tu enemigo se estrella Contes la central de propulsion atémica de tu nave, Sfentes un golpe atroz en la cabeza, y pierdes el sent- Cuando despiertas, Poncio tiene una aula hipo- dérmica en la mano € lame la cara, Verificas cons tisfaccidn que tus enemigos se han quedado muy atrés, ‘ya que durante el tiempo que estuviste inconsciente tu Fave alcanzd una velocidad increible; pero con sus motores atémicos inutiizados, avanza ahora sin rum- }o, fuera del Sistema Solar. SvARTURL ENS ESTAS Co) EL SICOMORFO* Apuras a Poncio, que no cesa de suspirar entrecortada- ‘mente, y sigues camino hacia el sur, donde te espera tuna montaa que deberds atravesar antes del anoche cer. Aparentemente, los dias de descanso te han hecho ‘muy bien, y otra vez te sientes en forma, Tus pasos son giles y firmes, También Poncio, con sus articulaciones rrecién aceitadas, te sigue casi al trote. ‘Asi, sin sentir hambre, sed ni suelo, atraviesss las ‘montafias y cuando comienzas a caminar por un terre- tno hiimedo y pegajoso, que hace ue tus pies se hun: dan a cada paso, te das cuenta de que has Mlegado a una egin pantanosa y caminas sobre una ciénaga La atmésfera ha cambiado y un vapor pestilente y espeso flota en el aire. =i$e nos acah6 el buen camino, Poncio! iY qué olor mis desagradable a plantas podridas! —le dices a tu robot, micniras chapoteas en el terreno viscoso tr tando de despegar tus zapatos. =iCuidado, amo: presagio un nuevo peligro! ad: vierte Poncio, con sus circultos de radar alestos, Poncio no se equivoca, y no han pasado cinco mi: ‘nutos cuando te ves obligado a usar tu pistola sonica ppara ahuyentar a los saurios y reptiles prehistoricos ‘que acechan en los alrededores en busca de una presa, fe detienes un instante para beber agua de tu mo- cchila, y su agradable frescura te hace recordar la Gltima vvisién que tuviste de Viola: sentada sobre la blanca are- * Ser ue cambia de formu de arerdo cones pensar pres 70 coun RAms 74. GCMADNS A nace faa de una playa con su pelo cobrizo agitado por el viento. ‘Gomo si ese recuerdo fuera un conjuro, la niebla se disipa y los olores pestilentes se acaban. El barto ne ro ¥ pantanoso que pisabas, ahora es arena clara y fina, y cuando miras hacia adelante ves, sentada a la orilla de una laguna, a Viola, bella como stempre, que ssonrie y te extiende los brazos. ‘Corres hacia ella, pero un empujon te lanza al suelo; la pistola vuela de tus manos y Poncio se arroja contra tu amiga con la ferocidad dle un puma. Sin dar crédito a tus ojos, ves cmo la dulce nifia toma atu ro- ‘bot con una mano y, después de levantarlo en el aire, Jo arroja con fuerza hacia la arena, Todo esto lo ha he- ccho sin perder su compostura ni su tierna sonrisa. Bl absurdo especticulo te tiene paralizado. =jAmo, no te acerques! jEs un sieomorfo! ~grita Poneio, que ya se ha puesto de pie y extiende sus bra- 2708 para defenderse, Al off eso, algo asf como un velo cae de tus ojos y-ves a Poncio que comienza a debatirse entre los ten ticulos verdosos de un ser increible que lo atrae a su ‘boca viscosa y negra como un ténel. ‘Ya que has perdido la pistola, sacas la flauta y to- ‘cas las noras claves; el cuchillo aparece y blandiéndolo ‘en tu mano derecha, te lanzas contra ese monstruo ve- ‘etal y repelente, de desorbitados ojos amarillos. a lucha es sin tregua. De un tajo corts el tentaicu- lo que aprisiona a Poncio, y luego, con su ayuda, vas amputando uno a uno el resto de es0s miembros lle nos de ventosas. Poncio, con sus dedos mecinicos, ‘agarra, y 0, con el cuchillo-flauta, cortas. SENTRA LASESTREUAS 7m El monstruo se agita en movimientos convulsivos ats veri heres dea ran. Tees ie aprovechar exc instante de expasm para aan nivewo tentiulo, sin darlerempo a quc se relaey te oj con agin miembrode los que si le queda. ‘etian coordinadamente yen forma aclerida Y¥evando al final questa ate ustedes una masa hs meante¢ informe, te das cuenta de que st no hublera Slo por Poneto, il vez ewaras muctto entre los bet tos de exe monstruo de pesca Te felct,amo, hs st pido y vaiene fel cito dewde agua Roberta, que petmatio mi complet "Yun desgarradorsuspiro de Poncio te hace son- reir y olvidar el horror del peligro que acabas de vii. © Pasaa la pdgina 62, 72 wcqueLneNcts/A 6 GOIRAIDES A LCELS LA FORTALEZA ARTRONA, [stds tendido sobre el cadiver de la avispa sigante, cuando tn grupo de artrones obreros pasa por tu lado. Yuelves lentamente a la realidad y oyes que los horri- bles sturios repiten “i, tia!", mirando a la avispa ‘muerta Sientes que te levantan del suelo y te transpor- tan boca abajo, alo largo de una rampa. "serrizas sobre una tarima de madera, y quedas ‘unos minutos inmévil, Te duele la cabeza, tu garganta testi seca ystentes un gran vacio en el estomago, Tratas Ge ponerte de pie, pero estis encadenado, Cuando {quieres fablar, un sonido ronco sale det garganta. “Veo que ests despiert, intruso -te dice una voz spera, al mismo tiempo que una luz potentisima te ‘Gega por completo-, Has asesinado-a nuestra ti, ka fvispa Karala, humano apestso.. Yea state az ment de incensidad bas ta que slentes que tu cara se hincha y ageiet como un tomate demasiado maduro, Tratas de hablar, y nueva- ‘mente lo tnico que sale de a boca es un graznido, nas manos fuertes y duras como cl acero te abren la boca y wuelcan en ella un liquido ardiente y rrauseabundo. Tragas para no ahogarte, El fuego liqui- ddo llega tus entrafas y se derrama por cada centime: {ro de tu cuerpo. El calor hace latr apresuradamente tux venas y comprucbas que estis recuperando las energias ylavor. Gracias a los lentes de contacto, la terrible y po- tente luz, que habia enceguecido a cualquier ser his ‘mano, no te afecta, y logras ver con clardad atu ene- AVENTURA EVLA STHELAS B igo: es uno de los orgullosos y terribles yaskas, guar- dianes de la reina Avispa. Tu inconsciente te revela ‘que, aparte de su poderoso fisico, tienen la inteligen- ‘ia ¥ destreza de un ser humano, Pero son tan violen- tos, que estallan en arrebatos de furia ante la menor provocacion. Sin embargo, la vanidad es su caracteris tea més acentuada, y tan grande es, que a veces hasta ‘controlan su ira para retardar la venganza y lucirse lue- ‘go en el circoante alguna indefensa victima, Se te ocurre algo: lo enojars lo suficiente como para herir su vanidadl, de modo que su reaccién sea re- tarte a duelo ante el publico, Aunque el conocimiento de la bibliotect de Arcén, ahora almacenado en tu mente, te dice que ningin humano ha salido vivo del Estadio de las Afrentas, no tienes otra posibilidad. ones tu plan en acci6n. Comienzas a reir a carcajadas. El artron te queda mirando, sorprendido, Ries con més ganas, y lo ves ‘mis desconcertado atin, Tomas aliento, ytus carcajadas te remecen entero... Yalo has enfurecido. Tu enemigo, ‘con su garra abierta, te propina una bofetada que te hhace tambalear, Desde el suelo contingas con tu ata: ‘que de risa, mientras el artrOn te insulta con sonidos ininteligibles: {Jrujot jCoeumbro! ‘TrimbratrotCrual! ‘Y fuera de si te levanta en vilo, grtando: Has osado reirte de Sviatogor el Fuerte, capitin de cien yaskas y jefe de la guardia de la Avispa Real. Esto lo pagaris en el Estadio de las Afrentas, y veremos siallite sigues riendo. Era lo que esperabas. 7h sequen naienss/A M comes macs CClavando sus garras en tu brazo, te leva a una col da tallada en la roca yall te pasa una tunica blanca que ‘usards para el combate. “Tendris también tu dltima comida ~agrega el yaska~- no es bueno que el piblico me contemple Iu Ghando con un ser debilitado por el hambre... rej, ret w tid otea ver, haciendo vibrar sus escamas-. iY asi vol Vere a reir en unas pocas horas ms, cuando te vea ido en cadeéver! ire, ire ire! ‘Se alefa, cerrando la enorme puerta con barrotes rf0,¥ quedas solo. ‘A los pocos minutos, un carcelero robot te trac tuna bandeja con un plato de mazamorra de un dudoso olor verde y un vaso azul con agua clara y transparen- te. | sTRTURA NAS ESTIELAS| ce Tienes hambrey sed. Pero, sablendo o malignos aque son lo arttones no te cabe la menor dca de qe Min conanado el agua ola comida con alguna droga due haga disminuir ty capaci durant la lucha. Poe Giro lao, sienes que tu estado fico ~hambriento ¥ destino fess un eet) cone ferible ya, Tends que arcane y probar, polo ‘menos, una de las dos cosas. Sat lh mn BT agua ee ve inofensiva, mas podkia set una camp 2 imazamorra verde ¢5 repgnante de aspect, ‘pero su aroma es apetitoso. ipa et Qué haris? {Site decides bebe, haciendo a un lado ts sop chas, ve a la pagina 55. ro © Site decides a comer la maramorra verde, ve a la piigina 36. 76 procure naan 4. GOWADES 4 maxes LA SEMILLA DE VRITRA Los ojas del anciano que est Frente a ti ieradian poder serenidad y sabiducia. Con una sea te invita a sentarte yte habla: Soy Mahavira, jefe del Consejo Supremo de los Zend, Vigilantes del Cosmos. Has de saber que un ge rio malvado, llamado Vritra, desat6 una guerra despia- dada entre Tos sistemas planetarios. Logramos derro- tarlo, pero él, antes de morir, logr plantar la semilla del érbol Mandragor en el planeta Venus. Pero si el Mandragor es mi meta! —exclamas sor prendido. “to sabemos, Daniel, Io sabemos. ¥ te contaré ‘més cosis atin de ese firbol que hace tiempo estamos tratando de destruir, pues mientras exist, la human dad entera sigue en peligro. Y las esporas que han em- pezado a repartir los artrones ~engendros malditos ue nacen bajo su tronco- es s6l0 el comienzo de su area destructora. ‘Escuchas las palabras del viejo Zend sin ocultar tu asombro. Tu corazin se recoge al pensar que ese 4 bol, que para los venusinos era slo una leyenda, €s un peligro concebido por un genio de maldad. ‘Mahavira, con un gesto reposado, continud st re lato: EI Mandragor es un arbol cast indestructible: tie ne un cerebro que lo controla y gobierna, situado en To mis alto de sus ramas, Cada vez que hemos enviado alguna nave dispuesta a atacarlo, su sistema defensivo, ‘advirtiendo el peligro, lo ha repelido con una incre ANBVIURAENLASESTRELAS 7 ble barrera... Esta barrera bloquea el cerebro del ata- ‘ante a tal extremo que lo hace olvidar el objeto de su mision, y le obliga a regresar a su punto de partida con Ja mente en blanco, Estis tan interesado en lo que dice Mahavira, que Jo escuchas con tus misculos tensos para no perder ni tuna palabra de esa conversacion, que sabes es funda- ‘mental para tu misi6n, | 1a. Vox tranguila y profunda del anciano sigue ha- ! blando: Después dle cientos de estudios y observaciones i hemos comprobado que cada vez que un ser humano ogra llegar hasta el arbol, éste centra todas sus ener- | ‘gias en asimilarlo y convertirlo en un nuevo brote. Es luna de sus formas de alimentarse y crecer, Y mientras su fuerza se concentra en engullir un hombre, su de- : fensa se debilita y queda vulnerable. #Es el momento de atacarlo! —concluye Mahavira, mirdndote fio. Un escalofrio recorre tu espalda al ofr las dltimas | palabras del viejo Zend. éBs que para destruir al Man- Aragor es necesario que ti mueras..2 | ‘Como si Mahavira hubiese adivinado tus pen: l) samientos, extiende su mano para tranquilizarte y | agrega: =Sabemos que tu misiOn es arriesgada, Daniel, | pero eres joven y fuerte y sabris wencer los obsticulos. ) Te ayudaremos en lo que podamos, jEres nuestra Gni- ca esperanza 2 por qué yo? ~dices en un momento de debili- dad, alimaginar lo que te espera. Porque hemos buscado en toda la galaxia a quien sea capaz de cumplir esta misién, sin ningtin re- 78 —_swcqueusenniceus/a sobs BALES vais aera si epee den gen rth atemtad come oe =a ar i ee ame uncut ye 2 Tos sen en in i ac ‘De pie en medio de a sala, sin saber qué hacer ni adénde dirigirte, ves una inmensa ‘esfera luminosa que woteliae hts seco ine tone aon Siete gana ere ss Jengua mecinica se estira hhasta tus pies. oe Sea TS og en manor ee ma hermosa joven, vestida con un cesido tae ieee ct Sn me ie vc anane orton be ee ae © Sidecides seguirla, vea la pagina 100. ‘i prefieres no hacer caso de su llamado y esperar i feaparicion del Zend, ve la pagina #2 AvARTURA ESAS ESTAS ” EL PASTOR DE MAMUTES Piensas que tu misi6n es tan importante, que no puc- ides perder més tiempo esperando a Poncio, Isengrim fe entrega, entonces, un traje de cuero verde que bara tu piel tan invulnerable como la dejo un dia la sangre del dragén. Después, con mucho cuidado, saca de un festuche una pequefa pistola y explica su funciona- miento: emite ondas de ultrasonido que pueden desin- tegrar cualquier objeto solido, a corta distancia. ¥agre ‘gi, mostrandote una flauta blanca “zRecuerdas cuando eras chico y tu amiga Viola bailaba al son de la flauta que tocabas? Esta ver la mist ‘ca no hard bailar, justamente, a Viola las notes do-re- ‘mi-sol hardin funcionar un mecanismo, yal instante un ‘cuchillo vibritll, capaz. de cortar cualquier metal, apa recerii por el otto extremo de esta flauta Tsengrim, siempre afable y sonriente, te entrega la pistola y a flauta dulce. Juntos caminan hacia e! puente levadizo, atraviesan las tres barreras, que ahora desa- pparecen en cuanto se aproximan, y se despide de ti fon un fuerte apret6n de manos, desedndote suerte. ‘Caminas con pasos répidos y seguros. evas ya recoeridos unos veinte kilmetros, cua do un enorme cereo, de cinco metros de alto, construi- do con rocas apiladas unas sobre las otras, te cierra el paso, Lo rodeas, buscando una abertura, pero com: pruebas que las rocas estin herméticamente unidas or todos lados. Tratas, entonces, de escalar y en ese ‘momento un vapor caliente te da en plena nuca. ~iQué calor més huimedo! ~te dices, extrahado; y ‘cuando’ miras hacia arriba, un par de ojos oscuros y 80 wcquBINERACHS/AM.GOMALDES/A RALCRLS amenazantes, grandes como sandias, te hacen caer al suelo de la impresion ‘Es un tiranosaurio que resopla sobre tu cabeza, ‘con sus fauces abiertas, listo para engullirt, Retrocedes aterrorizado y desde el suelo apuntas con tu pistola hacia la frente del animal. Pero éstc, ‘como presintiendo tus movimientos, esquiva la onda tultrasénica de un salto, y se aleja corriendo, bambo- Teando su cuerpo enorme y pesado. ‘Aprovechas este momento de respiro para volver ‘a escalar la cerca, y cuando estas en lo alto, presencias tuna escena insolita; un rebaflo de mamutes, peludos ‘como ovejas, pasta tranquilamente en las altas hierbas de una gran pradera. Y el tiranosaurio, que acaba de ‘escapar las ondas de tu pistola, se acerca sigiloso aun ‘mamut bebé, que, alejado de su manada, trata a duras penas de alcanzar una apetitosa hofa de un drbol de- fmasiado alto para sus dos metros. Ves cémo el tirano- Saurio se abalanza sobre el pequefio de un salto y es- ‘cuchas los angustiados bramidas del cachorro. En €s¢ momento, un grito humano estridente casi te hace Caer nuevamente de la cerca. Y una voz, potente como ‘ninguna, resuena diciendo: iVamos, Total Un, dos... No seas flojo! Un, dos. Es un increible gigante dle dos cabezas; la una son: lente y la otra malhumorida, que camina blandiendo el tronco de un dirbol. De dos zancadas llega junto al infortunado mamut y descarga un garrotazo en el Tomo de su agresor, que escapa dando aullidos, Toma ‘entonces en brazos al pequenio mamut, y acundndolo ‘como una nifiera;[o lleva hasta donde esta su madre, ‘Desde tu lugar escuchas la siguiente discusi6n: Avex TUR ENIAS ESTES 81 ~¢No ves, Tota? Si nos ponemas de acuerdo, demos hacer grandes cas =e a aera rubin'y sonriente. =Si, Demo, pero no todo lo que yo quiero ~res- ponde Tota, sacudiendo su melena colorina. is que no siempre lo que tt: quieres 3 lo co- frecol~exclamala cabeza de Demo, con Efi ~iBso crees til grta Tota, y lanza un garrotazo a Tacabera,endesacvctdon 102 El lado izquierdo del gigante queda inmediata- mente inert. ~;Qué cabeza tan debilucha! ~murmura Tota, tra- tando de avanzar, reptando con la mitad paralizada de ‘su descomunal cuerpo. En ese momento, dando un salto, bajas del otro Jado de la cerca, y Tota advierte tu presencia ~Quién eres, animalejo? ~grita, mientras avanza hacia ti con gran dificultad-. No te quedes parado alli, Iirindome con cara de bobo, y ve a buscar aus # nuestra cabana para despertar a este estpido y asi iGerlevenarme, a a Piensas que es prudente obedecer y corres hacia ‘una alta construccién de troncos, en la que encuentras ‘un enorme balde Hleno de agua, Regresas con él, a du- ras penas, y vactas su contenido sobre la cabeza del dlesmayado, que, tendo en el suelo, es de tu misma ira =iVes, Tota, lo que sucede si peleamos? ;Los dos ‘quedamos invalidos! ~dice la cabeza rubia en cuanto abrre los ojos, La proxima vez, entonces, no me discutas ~salta diciendo la cabera pelirroja, 82 AOQUELINERALCHLS A GOIRAIDES A NALS Sabiendo que la pelea entre esas dos cabezas co Josales no termina jamds, te alejas de alli sin. que ellos lo noten, tan ocupados estin en su eterna discu- sion, ero no has caminado ni cinco minutos, cuando tun pie descomunal te cierra el paso, como si una mon- tafia re hubiera de pronto interceptado, wAdonde crees que vas, gusanillo? oyes la vor, de Tota, que te pregunta Con angustia te das cuenta de que no te se can fil dejar tr al pigante y seguir. Buscas una solu-

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